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Los filósofos y su concepto del amor

“La vida oscila, pues, como un péndulo entre el sufrimiento y el tedio” Schopenhauer

Aunque se ha comprobado que se pueden medir los sentimientos, el amor resulta


sumamente complejo. Además, el concepto de lo que es, contiene distintas variantes
dependiendo los factores de dónde se esté estudiando. Razas y culturas afectan y se
deben contemplar cuando se habla de amor; incluyendo sus múltiples definiciones.

El sentimiento ha sido estudiado desde el punto filosófico desde los griegos cuando
Aristófanes afirmó que el amor es el sentimiento más grande que tiene el ser humano
y que nada se puede comparar con el placer de sentirlo.
Por otro lado, Platón difería de las conclusiones de Aristófanes y reclamaba al amor
de poseer al ser humano por sus faltas y no por su voluntad, pues es una condición
del ser humano el desear lo que no se tiene, aburrirse cuando se tiene y desecharlo
para necesitarlo otra vez. Un círculo vicioso en el que se encuentran la mayoría de
las personas en la actualidad.

Otros, difieren con las definiciones dadas en siglos pasados y coinciden en que el
amor es un construcción social en la que el individuo necesita amar. Esto no es una
decisión que se tome de forma consciente y voluntaria. La misma forma de vida
acelerada lo hace querer "disfrutar" los momentos lo más que pueda, aunque
realmente no lo haga.

Spinoza tenía una idea que se ubica en medio de las afirmaciones pasadas; el
hombre ama porque le causa una alegría, pero dicha alegría viene de un e stímulo
exterior que lo hace querer más del otro que de uno mismo. Así, el deseo y la pasión
con la que ejercemos el derecho de amar sigue siendo un estímulo social, una forma
de adaptación con nuestro entorno y nuestros iguales, que nos hace actuar de
manera que tal vez nosotros no reconozcamos.

En tiempos de la posmodernidad, el amor es considerado como un acto de validación


con el otro. Según Eva Illouz, los estereotipos con los que crecemos son realmente
la idea que nos hacemos del amor, haciéndolo un concepto meramente de imagen y
aceptación para los demás, en el que no reconocemos el amor propio y sólo
aceptamos el de los demás a forma de condición. Ella impone el papel de la mujer en
el área social y cómo ellas lo perciben por la educación que han recibido, haciendo
de lecturas como Orgullo y prejuicio la referencia necesaria para tratar de explicar y
comprender si realmente existe el amor.

Bueno o malo, las conclusiones sobre este complejo diálogo entre la sociedad
cambian constantemente como la sociedad en general. Eva explica que la
modernidad ha llevado a las sociedades a entenderse y conocerse de forma distinta.
El capitalismo nos ha hecho más vulnerables, por lo que la psique se expone más y
nuestros mecanismos de defensa ante lo social se acti van. Así, nos referimos al
amor como un atractivo sexual en el que el compromiso se ve más lejano.

Realmente no existe una respuesta clara sobre si el amor existe o no. Depende de la
idea con la que hayamos crecido. Lo que sí es cierto es que la mayoría d e las
personas se enamora de la idea del amor, es decir, del concepto que les han
implantado sobre lo que debe ser el amor y el enamoramiento que no son más que
un conjunto de drogas químicas segregadas por nuestro cerebro, las cuales nos
hacen actuar y sentir enamorarnos o al menos sentir que amamos una idea que se
tenga sobre alguien.
El amor desde el punto de vista de la psicología

Teoría triangular de Robert Sternberg

La comprensión que tenemos sobre el amor cambió en 1986 con la publicación del
psicólogo Robert Sternberg, cuando explicó la Teoría Triangular del Amor. Para
Sternberg, las relaciones pueden tener una combinación de tres elementos
fundamentales (o podrían tener los tres): Intimidad (I), Pasión (P) y Compromiso
(C) que siguiendo una metáfora geométrica, ocuparían los vértices de un supuesto
triángulo. El área del triángulo nos indica la cantidad de amor sentida por un sujeto
y su forma geométrica, dada por las interrelaciones de los elementos, expresaría
el equilibrio o el nivel de carga de cada uno de los componentes.
En la relación de pareja, cada miembro de la pareja puede percibir el nivel de los
tres componentes del amor del otro de un modo muy diferente a como uno mismo
juzga su propio nivel de implicación. Por lo tanto, pueden surgir discrepancias en
un triángulo entre lo que experimenta un miembro y lo experimentado por el otro.
Además, a lo largo del tiempo, estos tres componentes van evolucionando de
modo diferente, de tal forma que la relación que tenemos con nuestra pareja
puede cambiar con el paso del tiempo. Cada uno de los tres elementos básicos
del amor tiene una evolución temporal diferente. La intimidad se desarrolla
gradualmente conforme avanza la relación y puede continuar siempre creciendo,
aunque es un crecimiento más rápido en las primeras etapas. La pasión, por su
parte es muy intensa al principio y crece de forma vertiginosa, pero suele decrecer
conforme la relación avanza, estabilizándose en niveles moderados. El
compromiso, por último, también crece más lento que la intimidad al principio, y se
estabiliza cuando las recompensas y costes de la relación aparecen con nitidez.
Hay que tener en cuenta que en la mayor parte de las relaciones amorosas,
ninguno de los componentes se desarrolla aisladamente de los otros dos.
Los tres componentes básicos del amor:

1. Intimidad: Se refiere a los sentimientos dentro de una relación que


promueven el acercamiento, el vínculo, la conexión, y principalmente la
revelación mutua. La clave de la intimidad está en la autoexposición mutua
de los miembros de la pareja, en salir de nosotros mismos y mostrarnos tal
como somos en proceso de confianza y aceptación mutua, sin olvidar que a
la vez, es necesario fomentar el desarrollo de una personalidad autónoma e
independiente.
2. Pasión: Estado de intenso deseo de unión con el otro, como expresión de
deseos y necesidades, gran deseo sexual o romántico, acompañado de
excitación psicológica. No cabe duda que la relación sexual plenamente
satisfactoria, si bien no es la condición única para el mantenimiento de la
pareja, sí es un factor muy importante. En la pasión influye la química del
amor. La presencia en el cerebro de ciertas sustancias bioquímicas de
diversa índole y naturaleza explica el proceso emocional. La serotonina es
un neurotransmisor responsable del componente activo/agresivo de la
actividad sexual. La dopamina es del deseo y la feniletinalamina, según
algunos, produce los efectos altamente euforizantes del amor romántico.
3. Compromiso: Es la decisión de amar a otra persona, serle fiel y compartir
con ella muchas actividades y bienes personales sin limitación temporal. Es
el deseo de formar un “nosotros” y poderlo manifestar a los demás. Todo
esto implica la voluntaria aceptación de un cierto número de obligaciones,
evitando cualquier comportamiento que amenace la relación y otras muchas
más cosas.
Las diferentes etapas o tipos de amor pueden ser explicados con diferentes
combinaciones de estos elementos:

 Cariño: (Intimidad). Es el cariño íntimo que caracteriza las verdaderas


amistades, en donde se siente un vínculo y una cercanía con la otra
persona, pero no pasión física ni compromiso a largo plazo.
 Encaprichamiento: (Pasión). Es lo que comúnmente se conoce como
“amor a primera vista”. Sin intimidad ni compromiso. Así es como se inician
muchas relaciones de pareja, permitiendo que posteriormente se vaya
alcanzando diferentes niveles de intimidad y compromiso, aunque hay
veces, que sólo se queda en pasión.
 Amor Vacío: (Compromiso). Existe una unión por compromiso, pero la
pasión y la intimidad han muerto. No sienten nada el uno por el otro, pero
hay una sensación de respeto y reciprocidad.
 Amor romántico: (Intimidad y Pasión). Las parejas están unidas
emocionalmente y físicamente, mediante la pasión, pero no en el
compromiso de estar juntos. El ejemplo recurrente de este tipo de amor lo
podemos encontrar en muchos arquetipos surgidos de la literatura, como
Romeo y Julieta de William Shakespeare.
 Amor sociable/compañero: (intimidad y Compromiso). Matrimonios en
los que la pasión ha desaparecido, pero se mantiene un gran cariño y
compromiso por el otro. Se encuentra en la familia y en los amigos
profundos, que pasan mucho tiempo juntos, en una relación sin deseo
sexual. Es un amor cuya ambición es la preocupación por la felicidad y
bienestar del otro.
 Amor fatuo o loco: (Pasión y Compromiso). Se da en las relaciones en
las que el compromiso es motivado principalmente por la pasión. Este tipo
de amor se expresa cuando, por ejemplo, dos personas contraen
matrimonio al poco tiempo de haberse enamorado, y todavía no ha surgido
el componente de la intimidad. En estos casos, se dedica bastante esfuerzo
en ofrecer la mejor imagen de uno mismo antes el otro.
 Amor consumado: (Intimidad, Pasión y Compromiso). Es la forma
completa del amor. Representa la relación ideal hacia la que todos quieren
ir pero que aparentemente pocos alcanzan. Sin embargo, Sternberg señala
que mantener un amor consumado puede ser aún más difícil que llegar a él.
Enfatiza la importancia de traducir los componentes del amor en acciones.
“Sin expresión”, advierte, “Hasta el amor más grande puede morir”.
¿Existe el amor para siempre?

Diferentes teorías han apuntado durante años, que no es posible que la intensidad
del amor se prolongue en el tiempo y que el amor, y con el paso de los años, se
transforma en una amistad profunda. Sin embargo, en 2011, la neurocientífica
Lucy L. Brown, del Albert Einstein Collegue of Medicine, junto a Helen Fisher,
sugirieron que podría haber mecanismos con los que el amor podría sostenerse
en el tiempo en una relación y describieron lo que sucede en el cerebro de
parejas con relaciones de largo recorrido. Para averiguarlo, escogieron a diez
hombres y siete mujeres casados durante una media de 20 años y les sometieron
a una resonancia magnética, mostrándoles imágenes de sus parejas, amigos
íntimos, familiares cercanos y de parientes lejanos. Los resultados mostraron que
cuando veían la imagen de su pareja, su cerebro se comportaba de forma similar
al de las personas recién enamoradas, al activarse las regiones que fabrican
dopamina, hormona responsable de la euforia, común en el comienzo de las
relaciones y neurotransmisor que regula el sistema de recompensa, encargado de
que respondamos a estímulos que causan placer o desagrado. Por lo tanto,
imágenes por resonancia magnética han revelado que en el cerebro de algunas
parejas que llevan décadas juntas se activan las mismas zonas que en los nuevos
amantes. Esto junto a los niveles de oxitocina, la “hormona del abrazo” y junto a
una dosis de sobreesfuerzo, el amor debería tener los ingredientes para ser
duradero.
Sin embargo, el ciclo amoroso no es constante y hace que mientras el amor
romántico comienza con altas dosis de pasión y una creciente intimidad, se vaya
transformando en amor compañero dónde baja la pasión, se mantiene la intimidad
y aumenta el compromiso. Los besos forman parte de la pasión amorosa, que es
el deseo de unirse al otro. Esta etapa dura de 5 a 12 meses y, más adelante, se
produce una sensación de habituación en la que la sensación de exaltación va
sustituyéndose por otra de calma y seguridad, y se va consolidando el apego. Con
el paso del tiempo, las personas se habitúan a estar con el otro, a que no falte, y
ya no se vive la misma pasión porque hay una mayor seguridad respecto a la
relación, aun así, la pasión no desaparece definitivamente, ya que puede
reavivarse, incorporando elementos novedosos en la relación.
Muchas parejas no aceptan el cambio de “amor romántico” a “amor compañero” y
lo interpretan erróneamente como el fin del amor. Sin embargo, es en este cambio,
cuando las pasiones extremas del amor pasional se transforman en las claves
verdaderas de una relación duradera, siendo éstas, la comunicación, la ternura, el
afecto y la satisfacción.
1 Corintios 13 Traducción en lenguaje actual (TLA)

El amor verdadero

13 Si no tengo amor, de nada me sirve hablar todos los idiomas del mundo, y
hasta el idioma de los ángeles. Si no tengo amor, soy como un pedazo de metal
ruidoso; ¡soy como una campana desafinada!
2 Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes

secretos. De nada me sirve que mi confianza en Dios me haga mover montañas.


3 Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De

nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás.


4 El que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable.

El que ama no es envidioso, ni se cree más que nadie.


No es orgulloso.
5 No es grosero ni egoísta.

No se enoja por cualquier cosa.


No se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho.
6 No aplaude a los malvados, sino a los que hablan con la verdad.
7 El que ama es capaz de aguantarlo todo, de creerlo todo, de esperarlo todo, de

soportarlo todo.
8 Sólo el amor vive para siempre. Llegará el día en que ya nadie hable de parte de

Dios, ni se hable en idiomas extraños, ni sea necesario conocer los planes


secretos de Dios. 9 Las profecías, y todo lo que ahora conocemos, es
imperfecto. 10 Cuando llegue lo que es perfecto, todo lo demás se acabará.
11 Alguna vez fui niño. Y mi modo de hablar, mi modo de entender las cosas, y mi

manera de pensar eran los de un niño. Pero ahora soy una persona adulta, y todo
eso lo he dejado atrás. 12 Ahora conocemos a Dios de manera no muy clara, como
cuando vemos nuestra imagen reflejada en un espejo a oscuras. Pero, cuando
todo sea perfecto, veremos a Dios cara a cara. Ahora lo conozco de manera
imperfecta; pero cuando todo sea perfecto, podré conocerlo como él me conoce a
mí.
13 Hay tres cosas que son permanentes: la confianza en Dios, la seguridad de que

él cumplirá sus promesas, y el amor. De estas tres cosas, la más importante es el


amor.
Definición de amor romántico
A diferencia de otros tipos de amores, el amor romántico es un amor idealizado, el
cual es más fuerte y hace más énfasis en las emociones que en el placer físico.
Aunque es verdad que hay una fuerte combinación de deseo emocional y sexual.

La imagen perfecta que tenemos de nuestra pareja, nosotros la hemos creado en


nuestra mente, de modo que fácilmente nos puede resultar decepcionante cuando
la etapa de amor romántico termina.

Esta clase de amor se ve principalmente en el enamoramiento, al inicio de las


relaciones de pareja. Ya que está condicionado a lo que se recibe de la pareja, es
un sentimiento que con el tiempo va desapareciendo o transformándose en amor
verdadero.

Los programas de televisión y las historias románticas que vemos a diario, han
ayudado a que el amor romántico sea uno de los sentimientos más esperado y
deseado por miles de personas alrededor del mundo.

Un problema muy común que tienen muchas de las parejas cuando están pasando
a la siguiente etapa de su romanticismo, es poner expectativas muy altas hacia su
pareja. De modo que ésta tenga que ser perfecta, lo cual causa frustración y
estrés.

Aunque son muchas las personas que piensan que este amor es algo narcisista,
que únicamente nos es de ayuda para poder cubrir algunos vacíos en nuestra
vida, esto no siempre es así. Al contrario es un amor especial que cumple con sus
funciones.

El amor romántico es necesario siempre que se quiera encontrar la estabilidad


dentro de la pareja, pues esa clase de momentos especiales que este sentimiento
puede crear, ayudan a forjar mejor la relación. Por otro lado buscar tener una
relación larga únicamente por medio del romanticismo es un error.

Otro error muy común causado por los tópicos que se tienen con este tipo de
amor, es creer que una persona no puede tener ninguna clase de éxito emocional,
laboral o social en la vida, hasta que encuentre a la persona con la que será feliz
el resto de su vida.

Una de las grandes diferencias que hay entre el amor romántico y el amor
verdadero, el cual adquirimos después de un tiempo, es que el primero es un
sentimiento con el cual podemos cubrir varias necesidades emocionales.

Mientras que el segundo, es un sentimiento más sincero, que nos puede ayudar a
crecer como personas. También estabiliza la relación de pareja, pues con el amor
verdadero hay respeto, aceptación, individualidad y el amor va creciendo.
¿Qué es el amor romántico?
El amor romántico podría definirse como la concepción del amor actual en nuestra
sociedad y que sirve de modelo a la hora de establecer las relaciones de pareja,
así como a la idea que se tiene de estas. El amor romántico se basa en la pareja
monógama y heterosexual, en la institución matrimonial y en la familia nuclear.

Cuando decimos que el amor romántico se basa en la heterosexualidad queremos


decir que la idea de pareja que tenemos es aquella formada por una mujer y un
hombre, en esto no hay más que ver los medios de comunicación y culturales,
donde habitualmente las parejas que se representan son heterosexuales.
Asimismo, se considera que las parejas tienen que ser monógamas, no se
contempla la posibilidad de otros modelos como las relaciones abiertas o el
poliamor. Esto se debe en parte porque se espera que las parejas en el futuro
consoliden su relación a través del matrimonio y la familia nuclear (aquella
formada por un padre, una madre y los hijos e hijas).

El patrón chico/a conoce a chica/o, se enamoran, lo pasan mal porque su amor es


complicado, para finalmente terminar juntos, casarse y formar una familia ha sido
repetido desde los cuentos infantiles acabados con la famosa frase se casaron y
comieron perdices, hasta la actualidad, en diferentes historias,
independientemente de su origen y de su género. Esta estructura es la base de las
películas románticas, entre ellas las orientadas al público adolescente, muy
sensible a las historias que se muestran en ellas ya que son su modelo a seguir.

Mitos del amor romántico


El amor romántico alimenta, y a su vez se basa, en una serie de mitos como los
celos, el del amor verdadero que es para siempre, que el amor lo puede todo, la
media naranja y un largo etcétera. A través del amor romántico se ha creado la
idea en el imaginario colectivo de que somos seres incompletos que vagamos a lo
largo de nuestra existencia para encontrar una pareja, para encontrar ese amor
verdadero que nos complete y de sentido a nuestra vida. Asimismo, según la
visión actual de las relaciones, una vez tenemos pareja esta tiene que ser el
centro de nuestra vida, es lo más importante que tenemos y por ello debemos
hacer todo lo posible por mantener el amor incluso cuando es dañino para
nosotros.

Todo esto contribuye a crear una imagen irreal e inalcanzable del amor que
únicamente crea frustraciones, como el no tener pareja y por lo tanto pensar que
algo está mal con nosotros mismos o que la relación no sea esa montaña rusa de
emociones que nos imaginamos y nos parezca que no es amor de verdad.

Del amor a la violencia


También contribuyen a crear una idea nociva de amor que genera violencia. En el
amor romántico la pareja es similar a una propiedad privada ya que el propio
modelo crea una idea de pertenencia, de ahí la justificación de los celos como
símbolo de amor. Es muy peligroso ver a la pareja como un objeto y no como un
ser humano con plenas facultades de decisión y de relación, lo que fomenta el
control y los celos, siendo esta la idea que se esconde detrás del maltratador que
mata a la mujer con la justificación de que “era mía”.

Todo el mundo tiene inseguridades y al haber sido educados en este modelo


relacional es normal sentir celos, la diferencia radica en cómo se gestionan esos
celos: se puede intentar hablar con la pareja explicándole la situación emocional,
pero sobre todo debemos entender qué nos genera esos celos para poder
resolverlo y comprender que no somos los dueños de nadie y que nuestra(s)
pareja(s) tiene(n) derecho a relacionarse con el resto del mundo.

Igualmente, habría que erradicar la idea de que el amor todo lo puede. No, no es
así, el amor no puede con todo ni es para siempre. Que una relación se termine no
es un fracaso, es simplemente que se ha acabado, y eso no implica que sea algo
malo. Tampoco hay que fomentar la idea de que el amor hay que cuidarlo
incondicionalmente. No se tiene que estar en una relación que provoca
sufrimiento, ya que esto indica que no es una buena relación y por lo tanto es
mejor acabar con ella en cuanto se pueda, aunque no sea algo fácil y si no somos
parte de ella intentar ayudar a aquellas personas que estén en una relación de
maltrato.

¿Qué podemos hacer al respecto?


Tras todo esto podemos pensar que en nuestras relaciones no reproducimos, o lo
hacemos ligeramente, todo lo dicho anteriormente. Sin embargo, vemos que las
cifras de violencia de género cada año aumentan entre los más jóvenes, quienes
reproducen los patrones del amor romántico. Por ello es fundamental que a través
de la cultura y la sociedad se generen modelos más sanos, que reflejen relaciones
de pareja que no fomenten los estereotipos de género ni refuercen los mitos del
amor romántico.

Todo esto pasa por crear nuevas historias con nuevos referentes, que incluyan la
representación del colectivo LGTBI+, así como nuevos modelos que reflejen
relaciones más equitativas en las que el amor no sea algo idealizado y deformado,
sino un sentimiento positivo compartido y disfrutado, que no genere sufrimiento y
violencia y que nos permita ser un poco más felices. Asimismo que se muestren
otros tipos de amor, a los amigos, a la familia, a uno mismo, que también son
fundamentales para el desarrollo personal. Construyendo nuevas formas de ver y
entender el amor se podrán desarrollar relaciones más positivas que, apoyadas a
través de la cultura y la sociedad, permitan crear lazos más fuertes y sanos.
La media naranja, el amor lo puede todo y otros mitos

El amor romántico tiene una serie de creencias y mitos que lo sustentan.

Gabriela Ferreira ha realizado todo un listado con las características de lo que el


amor romántico implicaría:
• Entrega total a la otra persona.
• Hacer de la otra persona lo único y fundamental de la existencia.
• Vivir experiencias muy intensas de felicidad o de sufrimiento.
• Depender de la otra persona y adaptarse a ella, postergando lo propio.
• Perdonar y justificar todo en nombre del amor.
• Consagrarse al bienestar de la otra persona.
• Estar todo el tiempo con la otra persona.
• Pensar que es imposible volver a amar con esa intensidad.
• Sentir que nada vale tanto como esa relación.
• Desesperar ante la sola idea de que la persona amada se vaya.
• Pensar todo el tiempo en la otra persona, hasta el punto de no poder trabajar,
estudiar, o prestar atención a otras personas menos importantes.
• Vivir solo para el momento del encuentro.
• Prestar atención y vigilar cualquier señal de altibajos en el interés o el amor de la
otra persona.
• Idealizar a la otra persona no aceptando que pueda tener algún defecto.
• Sentir que cualquier sacrificio es positivo si se hace por amor a la otra persona.
• Tener anhelos de ayudar y apoyar a la otra persona sin esperar reciprocidad ni
gratitud.
• Obtener la más completa comunicación.
• Lograr la unión más íntima y definitiva.
• Hacer todo junto a la otra persona, compartirlo todo, tener los mismos gustos y
apetencias.

No sigo… Creo que la lista marea.

Está claro que nos encontramos frente a un conjunto de ideas y creencias


irracionales, frente a un conjunto de mitos, frente a un modelo de conducta
imposible de seguir y por tanto, que fácilmente desembocará en desengaños y
frustraciones.

Siguiendo a Esperanza Bosch, este listado que dicho así, todo seguido, nos hace
incluso soltar la carcajada, está basado en toda una serie de mitos.

Un mito no es más que una creencia pero una creencia que está formulada de tal
manera que parece una verdad y que además es una verdad absoluta y muy poco
cuestionable. Un tipo de creencias que habitualmente poseen una carga emotiva
muy potente, que concentran muchos sentimientos y que, como hemos visto en el
repaso histórico sobre el amor, se resisten incluso durante siglos, al cambio y al
razonamiento.
¿Cuáles son los mitos sobre los que se asienta el amor romántico?

Veamos algunos siguiendo los estudios de Carlos Yela:

Mito de la media naranja. Es la creencia de que elegimos a la pareja que teníamos


predestinada de algún modo y que ha sido la única elección posible. Este mito
tiene su origen en la Grecia Clásica (con el relato de Aristófanes sobre las almas
gemelas) y se intensifica con el amor cortés y el romanticismo. La aceptación de
este mito podría llevar a un nivel de exigencia excesivamente elevado en la
relación de pareja, con el consiguiente riesgo de decepción, o a una tolerancia
excesiva en el marco de esa relación, al considerar que siendo la pareja ideal hay
que permitirle más o esforzarse más para que las cosas vayan bien.

Mito del emparejamiento. Creencia de que la pareja (heterosexual) es algo natural


y universal y que la monogamia amorosa está presente en todas las épocas y
todas las culturas. Este mito fue introducido por la Cristiandad. La aceptación de
esta creencia dará lugar a conflictos internos en todas aquellas personas que se
desvíen de algún modo de esta creencia normativa (personas que no están
emparejadas, que lo están con personas de su mismo sexo…).

Mito de la exclusividad. O creencia en que es imposible estar enamorada de dos


personas a la vez. La aceptación de esta creencia puede suponer conflictos
internos para la persona (dudas) además de evidentes conflictos relacionales.
Mito de la fidelidad o creencia de que todos los deseos pasionales, románticos y
eróticos deben satisfacerse exclusivamente con una única persona, la propia
pareja, si es que se la ama de verdad.

Estos tres mitos (de la exclusividad, de la fidelidad y del emparejamiento) fueron


introducidos por la Cristiandad (y se hallan presentes en escritos de San Agustín,
San Jerónimo, o Santo Tomás) con objeto de instaurar un nuevo modelo relacional
(amar sólo a una persona, tener relaciones sexuales sólo con ella, y que se trate
de una relación heterosexual) diferenciado de los modelos relaciones de épocas y
culturas anteriores. Los mitos sobre la castidad o la sexualidad como algo
pecaminoso, también introducidos por el Cristianismo y tienen el mismo objetivo.

Mito de los celos o creencia de que los celos son un signo de amor, e incluso el
requisito indispensable de un verdadero amor. Este mito es también introducido
por la Cristiandad y constituye un garante de la exclusividad y la fidelidad,
anteriormente comentadas. Este mito suele usarse habitualmente para justificar
comportamientos egoístas, injustos, represivos y, en ocasiones, violentos.

Mito de la omnipotencia o creencia de que “el amor lo puede todo” y por tanto si
hay verdadero amor no deben influir los obstáculos externos o internos sobre la
pareja, y es suficiente con el amor para solucionar todos los problemas. La
aceptación de este mito puede generar dificultades en tanto en cuanto puede ser
usado como una excusa para no modificar determinados comportamientos o
actitudes o puede llevar a una valoración negativa de los conflictos de pareja
dificultando su afrontamiento.

Mito del libro albedrío o creencia de que nuestros sentimientos amorosos son
absolutamente íntimos y no están influidos por factores socio-biológico-culturales
ajenos a nuestra voluntad y conciencia. Este mito se expande durante el
Renacimiento, el Barroco y posteriormente durante el Romanticismo. Aceptar este
mito supone no reconocer las presiones biológicas, sociales y culturales a las que
las personas estamos o podemos estar sometidas, lo cual puede llevar a
consecuencias negativas.

Mito del matrimonio o de la convivencia, creencia de que el amor romántico


pasional debe conducir a la unión estable de la pareja y constituirse en la única
base de la convivencia de la pareja. Acordaros de lo que hemos hablado sobre el
amor burgués. Tal y como ya hemos comentado, a finales del s. XIX se inicia una
corriente (que se consolida en el s. XX) que vincula por primera vez en la historia
los conceptos de amor romántico, matrimonio y sexualidad y a partir de la cual el
amor romántico se hace normativo, el matrimonio deja de ser concertado y pasa a
ser por amor y no sólo el amor romántico si no también la satisfacción sexual
deberán darse en el matrimonio. Esto supone pues una contraposición a lo que
había ocurrido en épocas anteriores. Este mito establece una relación entre dos
elementos, uno que se pretende duradero como es el matrimonio, y un estado
emocional transitorio como es la pasión, lo que no sólo resulta difícil si no que
puede llevar fácilmente a la decepción.

Mito de la pasión eterna o de la perdurabilidad, esto es, creencia de que el amor


romántico y pasional de los primeros meses de una relación puede y debe
perdurar tras años de convivencia. Este mito surge también muy ligado a esta
nueva corriente ya que si amor, pasión y matrimonio van unidos y se pretende que
el matrimonio sea duradero, la pasión y el amor deben serlo también.

Así pues, es lógico que los conflictos de parejas sean habituales puesto que todos
estos mitos poco tienen que ver con la realidad. Aunque pocas veces le ponemos
este nombre o percibimos así el conflicto. Lo habitual, curiosamente, es ponerse
una en cuestión, no cuestionar los mitos.

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