El fútbol es, para muchos, una idea errónea de desahogar las
dificultades cotidianas, las carencias económicas; los problemas existenciales, pues. Pero sucede, pasa en un mundo donde nadie está exento de los problemas, pero donde también se aspira a vivir en paz y en armonía.
El deporte de las masas es, entonces, al final de cuentas una
manera de hacerse la vida más ligera y cómoda, aunque también tiene su parte filosófica; tanto, que intelectuales de renombre le han rendido tributo. Según Albert Camus, filósofo y periodista francés, aunque nacido en Argelia, en el fútbol podemos aprender tanto, como de la filosofía práctica, y a partir de éste se conoce más sobre el comportamiento de los hombres.
Para otros, la pasión por el fútbol no debería existir, al considerarlo
un tema de nula importancia. El fútbol, señaló alguien por ahí, despierta interés en masas amorfas de ídolos construidos por los medios, pero tal vez, en verdad sea más que solamente eso.
Insisto, la pasión por el futbol representa para mucha gente una
manera de ver la vida más placentera, desde el punto de vista de que los problemas nunca terminan y continuamente nos vemos agobiados por ellos. En el trajín del universo, la pasión por el fútbol podría llegar a representar por un momento (a lo largo de 90 minutos, o quizá más), un cambio radical en el marasmo de nuestra vida diaria.
MÁS QUE UN SIMPLE PARTIDO
En este tenor, puedo decirles que aunque para algunos el triunfo del Tricolor sobre Estados Unidos, en el marco de las eliminatorias mundialistas, no haya significado mayor cosa que el resultado de un partido de fútbol, para la mayoría significó mucho más que eso.
Sobre todo que, observar al conjunto mexicano pasarle por encima
a su similar del Norte de América, era algo poco esperado y al final la victoria dejó un buen sabor de boca, más por el paso que se dio rumbo a Sudáfrica 2010, que por el rival; eso ni dudarlo.
CONVERTIDOS EN VALIENTES GUERREROS
Previo a este cotejo se había insistido mucho en el crecimiento del fútbol yanqui, en que había que tener cuidado con los errores en zona propia, ya que ellos sabrían aprovecharlos muy bien en su beneficio.