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Los siglos que ya lleva

sin parpadear la esfinge.


El David sepultado en la cantera
esperando que llegue Miguel Angel.
Calma chicha en un lago de la puna,
el indio masca coca allí en la proa,
la vela desmayada cuelga inerte,
el agua como un vidrio.
Los soldados aqueos respirando
en lo oscuro del vientre del caballo.
El áspero silencio que da el disco
cuando va a comenzar la sinfonía.
Sombreros en el aire.
Un picaporte inmóvil.
El invierno goteando en el pasillo.
El tiempo de las grutas y los zapatos huecos.
Los gestos detenidos en los cuadros.
Y esperarte en esta mesa yerma,
TAN LEJOS DE LOS DIOSES esperar a que se abra aquella puerta
para que entres y gire el engranaje
El hombre, tan omnívoro y callado, y entonces sople el viento, embista el toro,
metiéndose en la ropa, atravesando recobren el aliento las estatuas,
hileras de botones que se abren y en los cuadros la vida continúe
o patíbulos, puertas o tristezas, y caigan los sombreros
bajando en ascensores al invierno, y la lluvia,
bostezando, subiendo a colectivos y el tiempo se destrabe con su música.
que pegan coletazos de colores
en todas las esquinas, detestando, PABLO PICASSO
viajando entre sus prójimos lejanos, bebo mi sangre y pinto
tan frágil, vertical, embotellado, pero antes bebo mi sangre
tan buscador, tan lejos de los dioses, roja como la sangre de los toros
trasnochado mamífero embustero como la sangre de las pálidas doncellas
que emana de la boca de los subtes, baba roja el cielo rojo
que fuma, tan mendigo del asombro, la sangre de los toros de mi sangre
tan rey cuando le lustran los zapatos, las doncellas de mi sangre
tan peatonal y bípedo sin cielo, la roja sangre entre los muslos
regresando con tráfico en las venas, de la doncella violada por el toro
cautivo en geometrías y bullicio, babeada por el toro
soñando alcantarillas, despertando. la baba del recuerdo de la doncella
Tan asfáltico, el hombre, tan urbano. la baba roja todo me bebo
la doncella velando al toro muerto
la doncella galopando sobre el toro
LA ESPERA el toro bebiendo de la melena
El tiempo se ha trabado en la herrumbre de mi de la doncella dormida
espera. el sueño rojo el poema rojo todo me bebo
La vertical del sol baja por la garganta
sin una sola sombra. el toro con sombra de doncella
Las ansias en el toro que no embiste: la doncella con sombra de toro
las cuatro patas negras soy toro
clavadas en la arena. doncella
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sombra de la sangre de la doncella del toro las uvas casi negras, casi rojas, violeta.
una doncella negra un toro pálido Racimos desbordantes,
sombra roja que me bebo colgando en la molicie de los dones.
el toro pariendo una doncella ¿Qué noches de oscuridad espesa,
la doncella devorándose al toro qué lluvias hay detrás de sus colores?
una doncella atorada en la garganta Al fondo de su aroma,
un toro adoncellado en la sangre todo me bebo ¿qué dulce peligro se pasea?
todo Peras del sur con uvas del oeste
doncella y toro y pinto reunidas sobre una mesa humana.
después pinto Habrá que detener aquí esa vida.
cesa la copa la sangre La tierra se hizo fruta
doncella con menstruaciones de toro y esa fruta más tarde será sangre.
toro con cornadas de doncella Pero yacen ahora en el silencio
las dos cosas en mí de su propio milagro.
doncella y toro Irradian el violeta, el amarillo,
desnudas, relumbrando en la vehemencia,
guardando la dulzura voluptuosa.
DESDE EL CAFÉ Qué evidente que se hace en los racimos
Revuelvo mi café su condición de ofrenda:
y le doy fuerza al día con lentas espirales. de vástagos resecos
Se echan a andar las horas emanan las uvas populosas,
desde ese sol formado en el impulso. de la dura madera de unos árboles
Gira la espuma tibia del alba de las calles, las peras surgen blandas y amarillas.
gira el amplio fragor en la mañana, Regalos deslumbrantes, copiosos alimentos,
doblan los colectivos de colores en la ciudad, qué lejos que se encuentran.
que viajan hacia el centro Habrá que detener la vida en versos
del negro remolino, y remontar los círculos frutales,
rodean el azúcar y las plazas, llegarse hasta sus lluvias,
toman la curva, suben las mujeres hasta su sangre de cielos y de campos,
con sus ojos enormes y se bajan morder para aceptar
perdiéndose en la rueda de los vientos. la pulpa de los dones,
Se desenrosca así la madrugada, gustar el amarillo de las peras,
desde la taza arranca hacer sangre el severo
para mezclar las vidas, violeta de las uvas.
los pálidos oficios que pesan en las manos Habrá que dar las gracias, detenerse,
por la ciudad redonda, gira y gira mirar sobre la mesa los frutos y la gloria.
y la espiral se expande
desde el café, la luz del movimiento
que enreda la jornada LA MANSA TRAVESÍA
da vueltas alejando la sombra de la tierra, Los pies, los besadores de la tierra,
hace rodar los astros, hacia la pierna el ángel del tobillo,
un gesto circular tibia ascensión de piel,
que inicia la torsión del universo, perfil de la penumbra
revolver el café, dar cuerda a la galaxia. que sube por el muslo hacia la luna,
¿Acaso la cuchara de Dios indiferente un territorio incierto,
gira en el zumo oscuro del espacio? un suave advenimiento
FUENTE CON UVAS Y PERAS de cumbre de la mansa travesía,
La fruta sobre el llano de la mesa. luego la altura dócil,
En la fuente, unas peras, unas uvas. reposada cadera del imperio,
Las peras amarillas de siestas bajo el cielo, maja dormida, venus sin espejo,
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y un desbarrancamiento a la cintura, Ella apunta sus rodillas
un resbalar de luz hasta el olvido hacia dos constelaciones
para seguir subiendo y es entonces la pelviana letanía,
la hedónica ladera de la espalda, la ligazón oscura con la tierra.
torácica prisión, dorso del alma,
después la curva clara,
la música del hombro, POSTA DEL RESUELLO
el cuello desvalido Yo sé de la luz blanda de tu departamento,
y desde allí fluyendo caudalosa de siestas como un tímido suicidio.
la oscura cabellera hasta la sombra. Libros de anatomía con dibujos
de brazos otorgando sus arterias,
con voces como sacro, laringe, línea alba.
FONDA DEL BAJO O puntos del espacio
Hay un rumor de voces en la fonda. donde dormí tranquilo,
Sobre las mesas brazos o botellas, pozos de mí cual trampas
sueños tumbados. en los que caes a veces y me extrañas.
Y las sillas sentadas como gente. La cola de tu gata dirigiendo
Acodado en la barra, la música barroca de tus actos:
de poncho blanco al hombro, abrir una ventana, hojear un libro,
el mozo es el espectro de un caudillo. bañarte con el agua como un río
Hay diálogos cambiantes como el alto que baja por la tierra.
vapor de las comidas: Unas monedas dentro de una caja
verduras, trigo, peces, animales, guardando griteríos entre hermanos.
traídos hasta aquí para ser sangre, La tenue aspiradora desmayada
ser el cuerpo del hombre que mastica. en un rincón detrás de la mañana.
Se oyen las soledades, Nostálgicos idiomas, fragores europeos,
llega el castañetear de platos blancos. que emanan de tus fotos escondidas.
No hace mucho este sitio era una orilla. Toda la claridad, toda tu casa,
Queda sola mi mesa sobre el llano dulce guarida, posta del resuello.
y las olas me mojan los zapatos, Pueden llevarme allí como dormido
agita mi mantel la sudestada, un colectivo diáfano de barrios,
arriba las estrellas, junco y barro, un místico ascensor, un par de llaves.
pero vuelve la fonda nuevamente. Me sumerjo en la oscuridad o en el agua
Al amparo de luces amarillas con el cálido temor de emerger en otro lado.
la gente se ha ensañado en sus cubiertos.
Mi sopa es el naufragio OFRENDA
de un ángel y su larga cabellera. Tengo la edad en la que mueren los caballos,
Cuando se acabe el vino, la edad en la que el árbol
voy a pagar con próceres de todos los colores. se ofrece entero al cielo.
Soy simplemente un hombre Mi miedo es una fauna secreta que me busca,
que parte con las manos el pan de cada noche del mar soy sólo un número de olas.
y despacio comulga con la vida. Tengo dientes y penas y zapatos,
tengo una fiesta eterna que a veces me convoca.
LIGAZÓN Conozco a una mujer, tal vez, salvo el misterio
Ella desnuda y yo desnudo de la panza de estrellas de la noche.
y no hay mucho más que me importe. Yo no sé cuántos soles le quedan a mi pecho,
Las cosas caen al suelo yo sé que ha sido bueno vivir y alzo estos años
como habiendo estado siempre en ese sitio, como una ofrenda ardiendo.
así caigo yo en ella. Por encima del toro de sombra de los días,
por encima del asco y el miedo y los espejos,
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he llegado hasta aquí. y te astro y me noches
y te buzo y me perlas
DESPEDIDAS y te campo y me flores
Y uno se despide en terminales por eso yo te viento y tú me crines
donde todo se rompe, por eso te crepúsculo y me auroras
donde se barre de madrugada con esos largos por eso yo te cielo y tú me golondrinas
escobillones el aserrín de la tristeza,
donde hay máquinas gigantes PASTIZALES AMARILLOS
con motores de furiosos y negros Crece el verano lento en su marea,
caballos de fuerza todo se invierte aquí.
para partir en dos el mundo, Por el fondo del mar pasan las nubes
el cielo que amparó una convivencia, y ballenas perdidas por el cielo.
para cortar raíces, cabos de sangre, amores, Se sale de la casa pasando por un cuadro
para desenlazar almas rompiendo, que intenta detener una tormenta
desgarrando los vínculos trazados por un tiempo y hay páramos o camas
de nítida amistad bajo las nubes. en donde despertarse perdido como un niño.
Todo con esa levedad del ómnibus Las olas traen poemas gastados a la playa,
que deja atrás las estaciones, de los libros abiertos caen algas, caracoles.
el tráfico de pueblos o ciudades
que de a poco se atenúan en suburbios ¿Y ahora que lo vivo, dónde se va guardando?
a medida que se hunden los altos edificios El Recuerdo del mar, ¿dónde se acuesta?,
y crecen los jardines ¿sobre qué pastizales amarillos?
hasta el primer caballo en un baldío, La fuga de la música en la ruta,
las últimas esquinas, los tristes horizontes
y esas ruedas como unos soles muertos y todos los crepúsculos de enero
que ya no se detienen, se quedan en los íntimos espacios sin estrellas,
la tierra aflora en surcos, en la virginidad de la memoria.
se ensancha el desamparo, la pobreza, ¿Pero, cómo convocarlos cuando falten?
luego es la soledad de la llanura, La risa de los hombres,
el campo abierto, ausente. ¿cómo se recupera desde el miedo?
¿Y el que quedó detrás, en terminales,
inmóvil y con ese brazo en alto, La muerte no detiene los molinos,
el siempre despeinado no apaga los relámpagos del faro,
por el viento de la eterna despedida? muestra apenas la blanca pureza de los huesos,
Quiero esa fe de los pájaros osamentas de luz, piezas del alba
cuando se arrojan al aire que guardan el secreto del vuelo de los pájaros.

Aquí se lee, se viaja,


POR ESO se duerme sobre un sueño de otáridos marinos,
porque yo me desierto y tú me lluvias y aún nos quedan días como ese canto lejos,
porque me océano y me balsas las diáfanas camisas
porque me otoño y tú me hojas secándose en la soga del verano.
porque me sótano y me alas MI MIEDO
por eso yo te músico y me músicas Mi miedo es un payaso despintándose
por eso yo te potro y tú me frutas y un poema aborrecido que emanaba
y yo te marinero y me tabernas de pájaros enormes azules y amarillos.
y yo te remolino y me lagunas Mi miedo es barro entre los dedos
por eso yo te circo y tú me infancias y sorprender una cópula
por eso te amarillo y me amarillas en los galpones de la siesta.
y te barco y me arenas Mi miedo es la piedra en el aire
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y un solo parpadeo de siglos que viene por el agua.
y estar llegando a Escocia sin zapatos.
Mi miedo es cada noche en los museos Te advierto que el tigre despedaza a la gacela
y todo lo rompible porque no sabe tolerar tanta belleza.
y el pasillo que llega hasta la nuca Te advierto que algún día seré tigre,
y una lenta procesión de linchadores tigre como los pájaros.
y un trompo ya sin fuerzas.
Mi miedo es la moneda debajo de la lengua
y ese dulce perfume anticipado VERDE Y AZUL
de la muerte florida ya en la víspera. Ella es el verde y yo el azul.
Y cuando estamos azul sobre verde
somos la tierra y el cielo,
EL MONSTRUO porque ella es la ofrenda fértil
Es un extraño monstruo y yo soy los vientos con tormentas y soles;
cuadrúpedo y errante, porque ella es la risa, el pan, la tierra
bicéfalo, confuso, atormentado. y yo la senda de los pájaros, el cielo.
Un monstruo voluptuoso, esquizofrénico, Y así, durante el verde bajo el azul,
a veces dividido en dos mitades; durante el azul sobre el verde,
dos partes que se hieren, se detestan, somos el mundo.
se gritan, dan portazos, se distancian.
Un monstruo en dos fragmentos vinculados POEMA VENIDERO
por cuerdas invisibles: Fue el verano que mi canto nadó con las toninas.
ligazones capaces de estirarse Un artesano que soplaba el alba
por sobre el mar, el tiempo, los caminos. por un quenacho, y yo
Un monstruo que parece desunido alzándoles la risa a dos hermanas.
y que vuelve a enfrentarse, a estrangularse; Con ellas anduvimos tanto cielo
tan fuerte se acribilla, que ya no nos temían los raros animales.
se traba y arremete
que se funde de nuevo, saludable. La lluvia del Pacífico,
Un monstruo de bizarros pasatiempos, barcazas de color en las bahías
que yace en suspirado soliloquio, y el viento de moluscos en los bronquios
huyendo hacia la sombra por la costa de Chile.
de sitios apartados,
adoptando posturas infinitas. Llevábamos apenas
Un monstruo solitario que deambula, la edad sobre los hombros
se acuesta sobre el pasto, se despliega y entre soles y pueblos nos pintaban
y va contorsionando su belleza. los óleos del poema venidero.
Monstruo feliz, tranquilo, deslumbrante
que duerme con dos sueños en un lecho.
Complejo, vanidoso, extraño monstruo. EL ABRAZO
que yo besas tu boca
El TIGRE mujer de mi mirada verde tuya
Estoy encerrado por los barrotes oblicuos que nuestro corazón me desbarranco
del pelaje del tigre. mi mano por sus caderas mías
Mi libertad está en su entraña: que ofrezco al abro sombras y la invado
en sentir mi mandíbula capaz de apretar un un pecho en él de ella sobre mí
cuello con todo el vino nuestro
y mis cuatro garras ablandando mi peso, cada noche
en sentir hacia atrás el espinazo
que va de mi cabeza hasta la cola perfiles donde azul y verde un ojo
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de amada con mis fauces sometiendo pasó como a las tres,
los labios de ella heridos dejaron más azul que nunca el cielo.
por esta fruta nuestra Si vieras, querida, las golondrinas,
que somos tú morena con esas ancas mías las iguanas a la siesta en la baranda de mi cama.
debajo de este toro lastimado Ayer vino desnudo tu recuerdo
los muslos de ella el hombre los delfines y me pidió con señas que le trenzara el pelo.
Voy a sanar,
que nos abrazo de ambos lo sé porque al crepúsculo
con fuerza de hombre rojo se echan junto a mí los animales.
mis alas son tus piernas de ella las abiertas Son tan lindos los días, tan enormes.
debajo de la nuestra cabellera De vez en cuando puedo cerrar los cielos
hay párpados y orejas y narices y unas sogas de luz de música serena
consiguen remontarme hasta quién sabe dónde,
y en el abrazo oscuro sin sábanas, mi vida, sin memoria.
en la navegación ventral después rocío
la sombra en tu cabello acariciando *
las flores de tu sombra
(Botella al mar, Buenos Aires, 1996)
El nadador no podrá quitarse
las manchas de azul y nubes. E TIQU E TAS : P OE M AS , TIGRE COM O L OS
P ÁJ AROS
EPITAFIO
Aquí yacería su cuerpo de no haber sido donado
su cráneo a una función de Hamlet, la jaula de Poemas publicados en Consumidor Final,
sus editorial bajo la luna, 2003.
costillas a los soltadores de pájaros, algunos
huesos al mar, un fémur al desierto, el otro a un
hacedor de flautas, sus falanges a la piel de las
mulatas con collares, y cada una de sus vértebras
para hacer unos pisapapeles inútiles que liberan
las páginas al viento.

CONVALECENCIA
Querida mía:
hoy vinieron a visitarme
los pescadores evangélicos,
los que me hallaron ahogado
en la rompiente de los sueños.
Vino un caballo muy viejo
que aún nos recordaba
abrazados entre los girasoles.
Ya estoy mucho mejor:
la cama aquí en el abra del pajal
es lo que más me alivia.
Dos mujeres cretenses vinieron hoy temprano;
en los pechos desnudos trajeron vino rojo
y un toro lejano en las pupilas.
Tal vez porque no hay sombra CON ADEMÁN ANTIGUO
nadie se queda mucho.
La etérea familia de saltimbanquis En el vapor del baño se dibuja
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desnuda y luminosa.
Ceremoniosamente, UN DURAZNO
abre una toalla azul, se inclina Morder el verano,
en una reverencia para el dios morder el sol entero
de toda su belleza. por 1,80 el kilo.
El pelo en catarata hacia adelante. Este durazno recién llegado a casa
Lleva suave la toalla hasta la nuca, fue apenas sueño de árbol escondido
se envuelve la cabeza, alentado por el fertilizante,
con ademán antiguo después fue flor y fruto verde solo
tuerce diestra la boa de algodón, protegido de plagas y de heladas
la enrosca en espiral por cinco pesticidas,
y sin saber siquiera que ha rezado engordado por lluvias y riego por goteo,
se yergue tan hermosa con turbante cosechado por Pablo Luis Ojeda
que el solo gesto alumbra la vida cotidiana. oriundo de Río Negro
que tumba en un colchón de gomaespuma
LA LENGUA ECLIPSA su cuerpo dolorido cada noche.
Cuando la lengua eclipsa este presente, Cargado en un camión que avanza bajo el cielo
cuando cubre las cosas maduró este durazno con el viaje,
con un color grisáceo y nominal, después llegó al mercado,
hay un ácido al fondo de la experiencia fresca, atravesó las mafias,
porque es aquí y ahora pero en el verbo rancio, fue a parar a una cámara de frío
en la estructura fúnebre del habla. que le fijó el color
y lo detuvo durante cuatro meses
La fronda del verano, el aire inédito cerca de San Cristóbal
atraviesan el viejo pulmón occidental. hasta que lo compró Supermercados Disco,
La vida inaugurada, y lo llevó a la sucursal 14
el sol contemporáneo vistos siempre sector verdulería de autoservice
con el anteojo fijo, mortal, judeocristiano; donde yo lo elegí, lo embolsé, lo hice pesar
o el transcurrir adánico, las moscas, lo tiré en el carrito
todo cautivo en este latín erosionado. al lado del pan Fargo, las pechugas,
El colibrí veloz entorpecido junto al Skip Intelligent y el queso,
por este carromato colonial lo llevé hasta la caja, le leyeron
que rueda lentamente en sus vocales, su código de barras,
esta siesta sintáctica en el polvo del aire lo pagué, lo reembolsé con nailon,
castellano. lo traje caminando hasta mi casa
cruzando la avenida,
El cansancio de la filología bordeando el hospital,
espanta la inocencia de esta luz, entre ciegos, cirujas, policías,
agrava los objetos, va imponiendo lo subí en ascensor
la herencia de las manos sobre el tacto, y llegó a la mesada de mármol sin golpearse.
el andamiaje helénico a los vientos, Entonces lo libré de las dos bolsas,
fuerza a la sangre a andar en su adjetivo, le lavé el pesticida en la canilla,
a la noche a estrellarse acordemente le lavé todo el cansancio del camión, el humo,
con su cosmogonía. la noche de las manos de Pablo Luis Ojeda,
le saqué la etiqueta de la marca
Cayendo como un párpado, el imperio y lo mordí con ganas de matarlo,
cae en la voz, ahora, mientras digo lo asesiné con dientes, mandíbulas y lengua
la arena de la piedra de mi nombre. y a pesar de la química, de la distancia muerta,
a pesar de la larga cadena intermediaria,
me encontré allá en el fondo de su sueño
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amarillo gira en la luz nocturna de la fertilidad
con esa flor primera que perfumaba el viento. flota en el mundo, etc
yo no puedo dormir tan planetariamente
PELUQUERÍA tan cíclico y preñado
En la luz del espejo tan alumbrado y hermoso
le están cortando el pelo al que yo soy. tan plácido y redondo
La gran tijera que recorta el día yo soy el expulsado
roza la yugular, roza la nuca silencioso en la sombra artificial
con el frío metálico de un arma; en la mediocridad de los productos
y el que yo soy me mira porque sabe, los impuestos sanguíneos
porque tiene al revés el corazón. la angustia existencial del noticiero
La voz del locutor medio enfermo sin perro y sin hermano
anuncia una jugada peligrosa, deambulo por la casa voy al baño
el peluquero mira a la pantalla, certifico mi insomnio en el espejo
(su equipo va perdiendo) giro solo en el plano de tres ambientes amplios
me hace una pregunta, con balcón a la calle y lavadero
yo me miro decir que no me gusta el fútbol, me siento en la penumbra
miro cómo me crecen las orejas entre las lucecitas que titilan
y en el humor helado, la tijera mensajes ceros verdes luces rojas
me susurra su tajo. a.m. stand-by power
una constelación
LA MARIPOSA mis electrodomésticas estrellas
En la ropa colgada, en el yuyal, mi primavera de supermercado
atrás de los galpones y la siesta mi infancia de ascensor
vuela una mariposa de sangre. no crezco no muero
A pique las cigarras no tengo luz adentro
desploman todo el sol dentro un balde. no voy a ningún lado
Sólo la mariposa respiro en el sonido de la noche
escapa a lo monótono que cae. rodeado de taxistas floristas policías
En el calor volteado kiosqueros vendedores ambulantes
sólo su brillo flota. mozos repartidores carteristas
Un latido posado sobre un pasto, todos los expulsados a la acidez nocturna
las alas encendidas en el aire, la avenida vacía
en torno a la humildad de las gallinas, la masculinidad y sus desiertos
arriba en el verano,
abajo en la extensión de la culebra,
la brasa de sus solamente alas LA AURORITA
circunda las camisas. Invierno en la avenida Juan B. Justo
Con liviandad de soplo y el viejo pedaleando en la Aurorita
vuela la mariposa en el cansancio, rosada de la nena.
vuela con su color de sangre que aliviana Un pullover y otro y camiseta,
el sueño de las sábanas mojadas. la campera del Shopping Abasto está muy cara,
Todo cae en la siesta. la motito alemana está muy cara,
Salvo la mariposa. la bici con seis cambios japonesa
también y las monedas
no son para ir en micro
SUPERMARKET SPRING sino para el puchero y al destino
ella duerme profunda, embarazada hay que llegar igual.
vinculada a los ciclos naturales Si caminando es lejos
a los astros del nacimiento eterno entonces en la bici rosada de la nena.
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Después de veinte años de baulera por dos palabras ciertas
vuelve a salir al viento . que consigan decir toda mi sombra.
Las ruedas chiquititas recién resucitadas.
No hay más vueltas manzana por el barrio,
no hay más chocolatines los domingos,
ahora no es juguete sino tracción a sangre,
segunda vida útil de transporte,
reciclado biciclo, tempranito,
la aurora de otros tiempos,
la infancia convertida en desencanto,
la nena limpia baños en Miami
y el padre, el inmigrante,
pelado y jubilado,
trepado a la Aurorita,
se aleja pedaleando.

LA FAUNA EMBALSAMADA

¿esto es un poema?
¿estar a oscuras sin dormir
puede ser un poema?
¿si no hay nada
puede haber un poema?
¿si digo que respiro en este cubo negro,
no es algo ya? ¿no es demasiado?
¿no es mucho más que esto en realidad?
busco un silencio quieto entre paredes
una sola palabra de penumbra
cualquiera menos noche
porque noche está sólo permitida
a los poetas cósmicos
yo me refiero a este apagón del verbo
la boca ciega en la sombra de este miércoles
yo fui -yo quise ser- poeta natural, poeta cósmico
pero soy un poeta de edificio
poeta de ascensor
y no quiero dormir
quiero estar acostado sin luz en las palabras
por ejemplo:
¿adónde están las manos
de esta pregunta?
¿cómo es un poema en un departamento a
oscuras?
yo que llamaba mulata, yegua de tinta a la noche
¿adónde voy a ir?
¿qué voy a hacer con mi fauna embalsamada
a las dos menos cuarto sin imagen
a tientas por el verbo del piso seis sin sueño?
vendo o alquilo mi fiel cosmogonía,
cambio sistema solar
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