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EMBARAZADA
Lo ideal es que la atención prenatal comience antes
del embarazo. Si está planeando un embarazo,
consulte a su médico para que le realice un
chequeo completo. El médico le hará exámenes de
rutina para asegurarse de que usted goza de buena
salud y que no tiene ninguna enfermedad ni otras
afecciones que podrían afectar su embarazo. Si ha
estado sufriendo síntomas poco comunes, es un
buen momento para informar a su médico.
Si ya está siendo tratada por una enfermedad crónica, como diabetes, asma,
hipertensión (presión arterial elevada), un problema cardíaco, alergia, lupus (una
enfermedad inflamatoria que puede afectar varios sistemas del organismo),
depresión u otra dolencia, debe hablar con su médico para saber de qué manera
podría verse afectado su embarazo.
Por ejemplo, las mujeres que padecen diabetes deben prestar especial atención a
mantener los niveles de glucosa en sangre bajo control, tanto antes de la
concepción como durante el embarazo. Los niveles anormales de glucosa
aumentan el riesgo de malformaciones y otras complicaciones.
Éste es también un buen momento para hablar con su médico sobre otros factores
que constituyen un riesgo para su bebé, como el alcohol y el cigarrillo. Pregúntele
por las vitaminas prenatales que contienen ácido fólico, calcio y hierro.
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Buscar atención médica
Si usted goza de buena salud y no hay motivos para prever complicaciones con su
embarazo y parto, puede elegir cualquiera de estos profesionales de la salud. No
obstante, las parteras deben contar con la ayuda de un médico durante el parto en
caso de que sea necesario realizar una cesárea.
Su primera visita
un hemograma
tipificación sanguínea y análisis para detectar anticuerpos Rh (anticuerpos contra
una sustancia presente en los glóbulos rojos en la mayoría de las personas)
análisis de sífilis, hepatitis, gonorrea, clamidiasis y otras enfermedades de
transmisión sexual, entre las que se incluye el virus de inmunodeficiencia humana
(VIH)
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análisis para detectar si ya sufrió de varicela, sarampión, paperas o rubéola
estudios para detectar fibrosis quística (los médicos han comenzado recientemente
a ofrecer este análisis de manera rutinaria, aun cuando no existan antecedentes de
esta afección en la familia)
A las mujeres con ascendencia africana o del área del Mediterráneo suele
practicárseles un análisis para detectar la anemia falciforme (una enfermedad
crónica de la sangre) porque tienen mayores riesgos de padecer la enfermedad o
de portar el gen que la provoca, que pueden pasar a sus hijos.
En una o más de sus visitas, deberá realizarse un análisis de orina para medir el
azúcar y las proteínas. Las proteínas pueden ser un indicio de preeclampsia (una
afección que se desarrolla en la última etapa del embarazo y que se caracteriza por
un incremento repentino de la presión sanguínea y una suba de peso excesiva, con
retención de líquidos y proteínas en la orina).
Los estudios para detectar diabetes suelen realizarse a las 12 semanas en mujeres
con un mayor riesgo de sufrir de diabetes del embarazo (ocurre únicamente durante
el embarazo). Las mujeres con mayor riesgo:
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tienen más de 30 años
Muchos padres también deciden realizar uno o más de los siguientes estudios
prenatales, que pueden ayudar a predecir las probabilidades, o incluso detectar la
presencia, de algunas anomalías en los cromosomas o el desarrollo del feto:
Para este análisis o rastreo, se extrae una muestra de sangre de la madre a fin de
medir el nivel de AFP y los niveles de hCG (gonadotropina coriónica humana) y
estriol, que son producidas por la placenta. Los niveles de estas tres sustancias
(razón por la cual el análisis suele denominarse “análisis triple”) en la sangre ayudan
a los médicos a identificar un feto con riesgo de algunas malformaciones congénitas
o cromosómicas. Cuando se mide el nivel de una cuarta sustancia, la inhibina-A-
dimérica, el examen se denomina “análisis cuádruple”.
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entre las 16 y las 20 semanas. Las pruebas del líquido permiten identificar algunas
malformaciones del feto, como el síndrome de Down o la espina bífida.
En este examen, se toma una muestra del tejido que une el saco amniótico (la bolsa
que se forma alrededor del feto) a la pared del útero. Al igual que la amniocentesis,
la biopsia de vellosidades coriónicas suele realizarse cuando existen factores de
riesgo. La principal ventaja es que los resultados son más rápidos. La biopsia
también tiene un riesgo levemente mayor de abortos espontáneos y de otras
complicaciones.
Sin importar dónde se realice el estudio, un técnico cubrirá su abdomen con un gel
y después desplazará un instrumento sobre éste. Las ondas de sonido de alta
frecuencia rebotan en su cuerpo y crean una imagen del feto en una pantalla de
computadora.
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En algunos centros comerciales se ofrecen ultrasonidos para tener un “retrato” de
su bebé. Sin embargo, las personas que utilizan estos equipos no necesariamente
son técnicos capacitados. Antes de realizarse una ecografía, conviene que lo
converse con su médico.
Preocupaciones comunes
Aun cuando no sufra de ninguna afección preexistente, tal vez esté preocupada por
otras enfermedades que se asocian con el embarazo, como las siguientes:
Este problema es
serio pero
controlable; por lo
tanto, es importante
que se informe y
converse sobre el
tema con su
médico.
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Las embarazadas también suelen preocuparse por su peso. En general, se
recomienda que una mujer de peso normal suba aproximadamente entre 25 y 30
libras durante el embarazo (entre 11 y 13 kilos), aproximadamente 2 ó 3 libras (1
kilo o 1 kilo y medio) por mes. En el caso de las mujeres que comienzan su
embarazo con sobrepeso, el aumento total de peso debe ser de 15 a 25 libras (de
7 a 11 kilos). Y para quienes están por debajo de su peso, el aumento debería ser
de 28 a 40 libras (de 13 a 18 kilos).
Controlar el peso en las últimas etapas del embarazo es más difícil; por lo tanto,
intente subir poco de peso durante los primeros meses. Sin embargo, si no aumenta
lo necesario, también pueden surgir problemas, como el crecimiento inadecuado del
feto o un parto prematuro.
Cuide su salud
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Cuando está embarazada, también es importante evitar las enfermedades
transmitidas por los alimentos, tales como listeriosis y toxoplasmosis, que pueden
poner en riesgo la vida del feto y provocar abortos espontáneos o malformaciones
congénitas. Los alimentos que no debe consumir son los siguientes:
Si experimenta uno o más de estos efectos secundarios, ¡recuerde que no está sola!
Hable con su médico acerca de las estrategias para aliviar cualquier incomodidad.
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También es recomendable que llame al médico inmediatamente si ocurre lo
siguiente:
sangrado profuso
pérdida repentina de líquido
una notoria falta de movimiento del bebé una vez que éste ha comenzado a moverse
más de tres contracciones en una hora