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Universidad de Guadalajara

Centro Universitario de Ciencias de la Salud


Mora Mañón Samuel Alberto
Psicoterapia infantil

El cuerpo del autismo


El psicoanálisis es una de las tantas teorías que han intentado conceptualizar al
autismo, cuáles son sus causas, así como sus características y los posibles
tratamientos. El cuerpo es una pieza clave en el rompecabezas que nos presenta
una patología tan compleja como el autismo, donde está en juego el déficit de la
palabra. Así las distintas concepciones psicoanalíticas han debatido la existencia o
no de un cuerpo en el autismo y como esto determina los tipos de intervención.

Este breve ensayo pretende dar alcance a la idea de si hay o no un cuerpo en el


autismo y la importancia de ubicar los modos de producción subjetiva que dan
cuenta de la particular relación del autista con su cuerpo, eje necesario a la hora
de determinar la dirección de una posible cura a este relativamente nuevo
padecimiento.

Tratar de dilucidar que es el autismo es realmente una tarea difícil puesto que esta
es enfermedad bastante compleja que tiene que ver con la imposibilidad de un
niño de subjetivarse. Lo cual significa que un niño pueda reconocer su propio
nombre, pueda reconocer su propio cuerpo, pueda reconocer al otro, que este
niño logre integrarse en su linaje familiar, que logre integrarse e intercambiar, pero
todo esto dentro de una perturbación tan grave no existe. Y es aquí donde la gran
meta del psicoanálisis es encontrar la forma de subjetivar a estos niños.

Freud realiza un esfuerzo por representar que el cuerpo es libidinal; una constante
manifestación de nuestras pulsiones no domesticadas; haciéndonos pensar en el
cuerpo como un ente pulsional, perspectiva que se amplía cuando Lacan hace de
la pulsión un movimiento de llamada a algo en el Otro pero en relación al autista
este no accede al Otro en la trayectoria de la pulsión.

Si observamos a un recién nacido siendo alimentado por su madre podemos dar


cuenta de cómo hay un constante intercambio pues este niño no solo esta
mamando sino que esta oliendo, tocando, está mirando y esta mirada busca el
encuentro con la mirada de la madre.
Pero en el autismo la mirada de este niño no encuentra los ojos de la madre por lo
cual en dicho intercambio libidinal algo sucede que hay un desencuentro,
podemos ver un desencuentro libidinal entre el bebé y la madre. Y en todos los
casos podemos ver que esta fórmula casi matemática se repite.

Si no hay dicho encuentro, si no hubo una madre que se comunicó con su hijo no
se produce la satisfacción de la vivencia, por lo tanto no se podrá desarrollar
correctamente en el bebe su aparato psíquico, entonces nos encontramos frente a
un niño que carga con las huellas de su aparato sensorial pero sin la posibilidad
de ser interpretadas, que no fueron traducidas para él por medio de las palabras
de su madre.

Es en esta falta de acceso a la palabra, en este cortocircuito, no le es posible al


niño permitir la entrada de la palabra del otro, por lo tanto eso que viene del otro
se rechaza. Este traumatismo del lenguaje afecta al niño autista dejándolo sin
cuerpo y sin imagen ya que no puede haber una constitución subjetiva en un
lenguaje sin otro.

Pero el problema de no poder hablar entonces aquí no deviene de no tener un


aparato neuro-organico sino que el problema que el psicoanálisis se plante aquí es
la imposibilidad del niño de decir, esto a raíz de no haber podido apropiar las
palabras de la madre ya que el niño no ha quedado alojado en un deseo y esto no
es posible ya que en algún momento estos niños se han desconectado.

Y esto lo manifiestan con el cuerpo lo que uno ve son movimientos estereotipados,


fijos, manierismos, pueden ser con la boca, con la mano o fijar trayectos
caminando; al quedar fuera del acceso al deseo, fuera del campo de la palabra
estos niños se ciñen a su cuerpo. La constitución del cuerpo y la relación sujeto
cuerpo se ve impactada directamente, como por ejemplo con la falta de dolor ya
que este es una posición subjetiva que se da en la relación de sujeto con su propio
cuerpo así podemos ver una sorpréndete resistencia al dolor o la imposibilidad de
subjetivar que algo duele.
Pero ¿qué pasa en estos niños que su cuerpo busca este envolverse sobre si
mismos? Estas manifestaciones operan como un rechazo al campo del otro, pero
si su cuerpo no puede dejar de encerrarlo sobre sí mismo, no tendrá modo de
alcanzar el campo de las palabras, no habrá manera de conectar con la mirada del
otro, y lo mismo encontramos en aquellos que cuentan hacia el infinito, lo que
ubicamos desde el campo del psicoanálisis es que ambas manifestaciones, entre
muchas otras, son posiciones de defensa.

Estos modos de defensa son la vía a la inmutabilidad del mundo, no está abierto a
sorpresas ni a cambios, no se dispone a enunciar nada nuevo. El autista no
cuenta con la posibilidad de una significación que le muestre el mundo por lo tanto
busca estas rígidas formas de representarlo pero estas tristemente solo son
soluciones fallidas, son lo que Maleval llamaría el retorno del goce sobre un borde
lo cual permite al niño la construcción de una caparazón protectora frente a un otro
amenazante.

La hipótesis central de Maleval es la del rechazo del autista del goce asociado al
objeto voz que determina las perturbaciones del lenguaje: No se trata aquí tanto
de la sonoridad sino de la enunciación de su decir. "Nada angustia más al autista",
dice Maleval, "que ceder su goce vocal alienándose al significante". Se protege
entonces de la presencia angustiante de la voz a través de lo verboso o del
mutismo, y evita la interlocución del Otro. Aun cuando hablen con fluidez, como en
el caso de los autistas de alto nivel, se protegen del goce vocal a través de la falta
de enunciación. De allí deriva la soledad del autista en cuanto a tomar una
posición de enunciación, como así también la fijeza en su esfuerzo de mantener
un orden estático frente a lo caótico de su mundo.

Pero entonces ¿Qué papel debe jugar el psicoanálisis con estos niños? La
respuesta es sencilla, debemos buscar no que el niño hable sino que sepa decir; si
podemos conseguir que diga con la palabra mejor, aunque no es la única forma de
decir, pero debemos entender que son sujetos confrontados a un “terror sin
nombre” un terror en relación a un encuentro que ha sido un mal encuentro y hay
que generar condiciones para que esa defensa vaya cediendo a defensas que lo
dejen mas fuera de ese mundo.

No se le debe imponer un modo de acceder al otro, se debe apuntar a la


singularidad, así es posible prestar atención a las manifestaciones del significante
solo en lo real, escuchando al sujeto sin objetivarlo, y aprender su lengua. Eric
Laurent indica que para aplicar el psicoanálisis al autismo es necesario permitir al
sujeto separarse de su estado de repliegue homeostático sobre el cuerpo
encapsulado y pasar a un modo de subjetividad del orden de un "autismo a dos".
Hay que volverse el nuevo partenaire del sujeto, por fuera de toda reciprocidad
imaginaria y sin la función de interlocución simbólica, esto de modo tal que la
palabra del analista pueda llegar ser escuchada.

Los objetos son elementos esenciales para el tratamiento del autismo, son
instrumentos para proteger al niño de la angustia, animan su cuerpo, le procuran
satisfacción y finalmente les ayuda a establecer un vínculo con el otro. Cualquier
cosa que este a su alcance les puede ayudar juguetes, objetos cotidianos, su
propio cuerpo, el de los compañeros, son objetos suplementarios electivamente
erotizados, que funcionan como un órgano que corresponde a su cuerpo y pueda
producir su montaje. Cito: Laurent “De esta manera vemos como estos objetos
suplementarios a los cuales se adosan logran una cierta estabilización, y les
permite serenar su cuerpo, funcionando como un verdadero instrumento para
moderar el retorno de goce y construirle un borde, un contorno a ese cuerpo” esta
manera lúdica es posiblemente la más aproximada en la cual el niño puede
representar su dimensión subjetiva y puede ser considerada como el núcleo
central del trabajo psicoanalítico para respetar y trabajar con las particularidades
del sujeto.
Bibliografía

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 Teuel Carlos. La dimensión ética del autismo desde la perspectiva
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