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El comunismo asiático:
La presencia de dos gigantes comunistas en el continente (URSS y China), y el triunfo de
Vietnam en la guerra contra Estados Unidos animaron a numerosos movimientos
guerrilleros del Sureste asiático a levantarse en armas. Los casos más notables fueron
los de Laos y Camboya. En este último país se instauró una dictadura comunista
(jemeres rojos), que ocasionó la muerte de al menos tres millones de personas.
Mientras tanto, China y la URSS terminaron por definir dos vías diferentes y
enfrentadas de comprender el comunismo. Cada una de las dos potencias buscaba, en
suma, ejercer su propio dominio imperialista sobre las respectivas zonas de influencia.
Dictaduras iberoamericanas:
Durante los años sesenta y setenta el temor al avance del comunismo, sobre todo tras el
triunfo de la revolución en Cuba, hizo que Estados Unidos fomentara en toda América
latina el asentamiento de regímenes militares dictatoriales de ideología radicalmente
anticomunista.
La represión y la pobreza hicieron que, como respuesta, los movimientos insurgentes se
multiplicaran por todo el continente. Países como Perú, Colombia, Honduras o El
Salvador han mantenido guerras civiles que se prolongan hasta la actualidad. En
Nicaragua, las guerrillas sandinistas alcanzaron el triunfo, instaurando un régimen
socialista que se mantuvo hasta la celebración de elecciones libres en 1990.
Fundamentalismo islámico:
A partir de la década de 1980 el enfrentamiento al imperialismo occidental en los países
musulmanes tomó una nueva orientación: el fundamentalismo, o interpretación radical
de los preceptos del Corán.
Aunque el islamismo armado no era una novedad (ya había aparecido en Egipto a
principios del siglo XX, contra la ocupación británica), el fenómeno que lo impulsó fue
el triunfo de la revolución islámica en Irán en 1979, encabezada por el ayatollah Ruholla
Jomeini.
Desde entonces el fundamentalismo islámico se ha extendido por África y Oriente Medio,
alcanzando cotas de extrema gravedad en Argelia y Egipto. En el primer país, la
actividad de los grupos islámicos ha llevado a la nación a un estado de guerra civil
abierta.