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Carlos es un paciente de 15 años que fue tratado por problemas de comportamiento y rendimiento escolar hace dos años. Ahora presenta impulsividad en todos los ámbitos que causa problemas en casa y en la escuela de formación profesional. Tiene antecedentes familiares de TDAH. Se ha decidido comenzar un nuevo tratamiento con risperidona y programas de autocontrol para Carlos con el objetivo de moderar su impulsividad.
Carlos es un paciente de 15 años que fue tratado por problemas de comportamiento y rendimiento escolar hace dos años. Ahora presenta impulsividad en todos los ámbitos que causa problemas en casa y en la escuela de formación profesional. Tiene antecedentes familiares de TDAH. Se ha decidido comenzar un nuevo tratamiento con risperidona y programas de autocontrol para Carlos con el objetivo de moderar su impulsividad.
Carlos es un paciente de 15 años que fue tratado por problemas de comportamiento y rendimiento escolar hace dos años. Ahora presenta impulsividad en todos los ámbitos que causa problemas en casa y en la escuela de formación profesional. Tiene antecedentes familiares de TDAH. Se ha decidido comenzar un nuevo tratamiento con risperidona y programas de autocontrol para Carlos con el objetivo de moderar su impulsividad.
Carlos es un paciente de 15 años que acude a consulta, a petición de su madre, por
presentar alteraciones del comportamiento y porque había sido tratado por el Equipo hace aproximadamente dos años y medio, cuando contaba 13 años. En aquella ocasión el motivo de consulta guardaba relación con problemas de rendimiento y adaptación escolar. Se intervino con un programa psicopedagógico en el ámbito escolar y familiar acompañado de tratamiento farmacológico (metilfenidato) durante dos o tres meses, pero abandonó ambos por su escaso cumplimiento y porque se daba una falta de motivación escolar importante, con abstenciones frecuentes, que hacían poco indicado el tratamiento farmacológico y la presión del cumplimiento del programa a nivel familiar. Si hace dos años el problema se centraba, fundamentalmente, en el bajo rendimiento escolar, en esta ocasión la queja principal es la impulsividad que presenta. Ésta se manifiesta en todos los ámbitos de funcionamiento; pero es en casa, y en el instituto, dónde mayor número de problemas presenta. En casa nos cuenta la madre que pasa el día peleando con los hermanos, 3, 4 y 5 años menores que él, y con sus primos, dos gemelos de su misma edad, incordiándoles, y discutiendo con ellos. Reacciona con enfado cuando se le contradice o se le pide que haga cualquier cosa. Es complicado que se atenga a las normas mínimas de convivencia. Reacciona con agresividad verbal y física. Se enfrenta a los padres y demás adultos. Amenaza a los demás chicos de la vecindad. Ha abandonado secundaria y ahora se encuentra en una UFIL donde se le enseña el oficio de albañil, en lo que se encuentra muy motivado. A pesar de ello, los profesores refieren que le cuesta trabajo atender y que tiene muy baja concentración; comete constantemente errores por no fijarse, lo que le lleva a suspender con frecuencia los exámenes. En consulta, nos muestra los dedos de las manos llenos de golpes y heridas provocados por él mismo al utilizar los distintos utensilios del oficio, debido a que todo lo hace de manera impulsiva. Reconoce que fuma un paquete de cigarrillos diario y que consume alcohol los fines de semana. Se ha caído varias veces de la moto por conducir de forma poco prudente. Es simpático y cariñoso, visita con frecuencia a su abuelo paterno que está viudo y con el que se lleva muy bien (tiene una habitación para él solo para pasarse algunos fines de semana o semanas enteras) pero, cuando discuten, lo hacen fuertemente, llegando a insultos e incluso a peleas físicas a consecuencia de las cuales en una ocasión terminaron rodando por los suelos. A los pocos días, el abuelo le vuelve a llamar para que vaya a verlo. Cuando era más pequeño, si bien mostraba los mismos problemas de atención que ahora, no se contemplaron síntomas de hiperactividad pero si de impulsividad. Con el tiempo los problemas de atención se han mantenido y los problemas de impulsividad se han intensificado. En estos momentos hemos decidido en el Equipo comenzar una nueva intervención, iniciando el tratamiento farmacológico con risperidona y con un programa de autocontrol de impulsos y autorregistro de conductas para potenciar el análisis y la reflexión, estando a la espera de resultados a partir de un control semanal que le ayuden a moderar su impulsividad para pasar a programas específicos por conductas si esta vez se logra su permanencia en nuestro servicio. Como antecedentes familiares, tiene un hermano menor que él diagnosticado también de TDAH con predominio del déficit de atención respecto de la hiperactividad. Su padre, según revela su madre y en base a las conductas y comentarios que nos transmiten de él (no ha venido nunca a consulta porque considera que es de locos –sabemos que también tiene un trabajo especial muy comprometido que le impide atender a la familia de una forma “normal”) posiblemente padeció un TDAH de joven. Su abuelo materno tenía problemas con el alcohol. La madre, que es la responsable de la unidad familiar está diagnosticada (F32) con tratamiento.