Capitulo 4
Panico en la ciudad’
LOS DLEMAS DEL semIDIOS
En los tlkimos afos ofmos hablar del pinico con inusitada
frecuencia, no solo porque han proliferado los diagnésticos de
“ataque de psinico”, sino por la increible propensién que tienen
ls sujetos de ubicar sus estados de angustia bajo ese término.
[a palabra parece cjercer una suerte de sugestion que llama a
‘que la gente se crea representada bajo st influjo; se sabe ademés
‘que, cuando alguien lo padece, su temor consiste en que tal cri
sis se repita con fatiicainsistencia,
A veces el trapeuta reduplica indebidamente el diagnéstico
hecho previamente por el paciente; otras, es el mismo paciente
quien, al escuchar el relato del susodicho ataque, descrito por
alguien que supuestamente lo ha padecido, se siente absoluta~
‘mente identificado y teme entonces él tambign sufitlo. Sie tan
| Vern ampli det bajo pubiiad coma cle mags en a evista
cs, 1653, 480 0X, 3782008.fécil reconocerse bajo su égida, si es tal el poder magnético
‘jer, tal vez haya que pensar en una perspeetiva que traci
lo individual y que ha Hevado a Paul Virilio a referirse ensuite
‘mo libro a una “ciudad pinico”? como pesible raz de su cre
te importancia. Pero no nos apresuremos, desbrocemos la hi
ria de Ia palabra y qué entendemos con relacin a ella, ya que
‘para el psicoanslsis tal nominacién no es nueva, pero ello no
impide analzar la razon de su reciente extension,
“Pinico” procede del griego Paniery proviene de la situacién
de miedo que le agradaba provocar al semidiés Pan, quien gust
ba aparecerse en las encrucijadas de caminos de los viajeros, Se
parecia aun fauno con cuernos y extremidades ineriores de ca-
‘ba, y asi su imagen inspite la iconografia cristiana del demonio.
Por ello, en la Edad Media el crstianismo hereda la tradicin pa-
gna y en las encrucijudas suele levantareruces de piedra con una
ppequeta capilla para Ja Virgen. Nos interesa hurgar en tl origen,
lado demoniaco del pinico y su aparicién en el momento en el
{que se detene un camino supaestamente prefigurado.
[La encruciada abre un dilema alli donde los senderos se
Difurcan, distintas opciones son posibles y las disyuneiones se
levantan. Fl pinico parece pues surgir ant la posiilidad de wna
‘leccin y ante la inceridumbre que ella conlleva. Claro que las
tenerucjadas son también trampas y celadas, siya no hay un solo
camino sino varios, emerge una dimensin inguietante ante lo
desconocido que se encarna en el semidids Pénir. Esta tradi-
‘i6n nos interesa, ya que nos muestra la emergencia del pinico
ante los engmas que suscitan los dilemas, pero también seal lo
‘demoniaco que se pone en juego. Por elo en la usanza cristiana
se edifican santuarios en Ios sitios donde pueden abrirse los at
jos, La vida ~pensemos en La divine comedia de Dante- ha sido
representada como viaje y el hombre como peregrino; el nico
por lo tanto florece en el sil de sus encrucijadas. No es enton-
2, Vio, P2006: Cada pans, Buenos Aires, Libros del Zora (ad
ir Kon)
es extra su incremento en la época actual; baste para ello
ppensar de qué manera el mundo en el que nacimos se distancia
‘de aquel en el que vivimos, baste comprobar Ia forma en la que
se diluyen los valores que rigieron las vidas de otrora, Fsos sn-
dros oriemtadores hoy condcen a encrucijadas y en ells. el
Pini acecha. Como silos eaminos trazados de antemano pro-
tegiesen de su asomo,
ANGUSTIA SOCIAL
Freud considers el pnico como un tipo particular de angusta|
que no dads en lamar “social". En el eaptalo 11, “La angustia
‘de los sexos’, nos refriremos en forma espeifca a la angusta, y
en él se podri advertir de qué manera el pico es su derivado,
ero aquf nos interesa desbrozar tal carécter “social”. Freud? des-
cribe el fenmeno de masa que esti en la base de a conformacién,
de os grupos sociales. La cohesién de estas formaciones proviene
de una identifcacin entre los individvos que ls conforman, cuya
thse reposa en que todos ellos comparten el mismo ideal personi-
ficado por el ide. Asi, los sujetos identifican entre sf st "yo" en
‘nto todos ellos tienen idntico ideal del yo encarnado por quien
drige al grupo; esos lazos otorgan fuerzas a estas formaciones y
Jas preservan de su disolucién. Freud nos dice que ewando decli-
na la figura del lider también caen las idemtficaciones de lo inte
_rantes, y este quiebre dari lugar al panico, ya que, al desaparecer
los lazos reciprocos, se libera una gran angustia desencadenaga
por sentimientos de indefensin. “Lo earacterza el hecho de que
1a no se presta ofos a orden alguna del jefe, y cada uno euida
por si sin mirsmiento por los otros. Los lazos reciproces han
‘cesadoy ¢ libera una angustia enorme, sin sentido” *
3. Fra. (1976) "Psicologl des mass ysis del 0", Oba
‘at XVII, Buenos Aire, Amores a Jo Eicheer)
id, pig 1Freud se pregunta por la razin de ese crecimiento tan
so de la angustia, que la leva a prevalecer sobre todos los
mientos y lvox Al tomar como modelo lo que ocurre en el
«ito (piénsese que el eserito tiene la marea de la incdencia
Primera Guerra Mundial) considera que el aumento del pel
no puede ser el culpable de tal magnitud, ya que el mismo ef
ito, ahors presa del pinico, pudo haber soportado i
peligro similares y aun mayores es propio de la naturale
nico no guardartelaci con el peligro que amenaza Fs
Concluye diciendo que “cuando los individ, dominados por
angst pica, se pone a cidade ellos solo, atestiguan
render que han cesado las ligazonesafectivas que hasta en
ces les rebsjaban el peligro. Ahora que lo enrentan sols,
aprecian en mis” Sin que el peligro haya de por s aumen
ser la sensacion de vainerabilidad ane cl la que sf se ha
centado por el debilitamiento dels lgadarasafectivas qu
tenfan vnculados ls miembros de grupo.
El pinico es para Freud angustia de masis buenas de
conductor que representaba el ideal del yo, ya que ese
stunaba als invidos entre sf. Es notable eémo anticipa en
texto algo que tiene mucha importancia hoy en di: el i
{frente als inmninencia dl peligro por la desaaricdn de aque
‘que parecia amortiguarlo. Lo socal es asi ubicado como un
{gulador y la rotura de su tej deja al sujeto en la intemperi
La actalidad del pinico en esta época puede pensarse ala
de ests coordenads: Ia cada de los ideals comunes produce
estado de fragmentacin similar al descrito por el ceador del
Tricoanilisis. No habrs que pensar que el ideal solo estérepre=
Sentado por el conductor; bien puede encarnarlo una idea eapaz
de nuclear aun conjunto. En nacstracontémporancidad el des
fallecimiento de la autoridad corre paraela con Ia ausencia de
ideas rectorascapaces de orienta. Results entonces un estado
de fragmentacion en done a rotura dels lazos deja alos suje=
tos mas permeable al pico en ausencia de las ligaduras afect-
vas entre ellos
Fate estado surge emonces, para Freud, ante “la pérdida en
évslquer sentido del conductor” por la descompenicén dels
leaduras, greta en el tio social pulerizado como “una Ligh
ima de Batavia a a ques le rompe una punta”> ronto advert
tmos el punto de a8 analogs con el mito, ya que el desillec
mento del del tiene afiad on Ios ceminos qu edetienen
que dan pie alas encrocidas libre senders inciertos
‘No es easal que Freud se refers psnic lego de a Pr
mera Guerrs Mund, quer que ho vo de lejos, fa que ella
stravesé su vida ts ts hijo partcparon en la aciones bai
¢2s,drante aos su prctiea como ans se vio condenada al
rina y Sophie, ahi favorit, moro causa desu vanerabii-
dala infccén prowoeads por lo desstres. Tal como veremos
nel cata 8, “El pcoandss ante ln guera" en ninguna ot
continda en el mundo hbo uns matanzasemejante aa de Ver-
thin entre fos anos 1914-1918 Sw valor traumatic se recor an
mis se piensa en su aontecer Ingo de lo que ems el sig
dea dlcasy tambien de grand emma, del gran aburimient,
‘kl granted y del gran proneridad de la clse medi, Recor.
‘lemos que el sjemplo que toma Freud en “Psicologia de
mass y andi del yo® para expire psn ex el de un rio