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Anales de Psicología

ISSN: 0212-9728
servpubl@fcu.um.es
Universidad de Murcia
España

Pérez Alvarez, Marino


Teoría dramatúrgica de la hipnosis.
Anales de Psicología, vol. 15, núm. 1, 1999, pp. 27-38
Universidad de Murcia
Murcia, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=16715103

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anales de psicología © Copyright 1999: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia
1999, vol . 15, nº 1, 27-38 Murcia (España). ISSN: 0212-9728

Teoría dramatúrgica de la hipnosis


Marino Pérez Álvarez*
Universidad de Oviedo

Resumen: Se propone una explicación de la hipnosis en tér- Title: Dramaturgical theory of hypnosis.
minos teatrales. A este respecto, se analiza la estructura dra- Abstract: An explanation of hypnosis in terms of theatre is
mática del procedimiento hipnótico. Se observa que la hipno- proposed. In this respect, the dramatic structure of the hyp-
sis se atiene al proceder del desempeño de papeles. Concre- notic procedure is analysed. It can be observed that hypnosis
tamente, se repara en la interpretación del papel-de- follows the proceeding of the role enactment. More specifi-
hipnotizado, tanto en su aspecto de representación social co- cally, the interpretation of the hypnotic role is considered,
mo de experiencia privada. Se introduce la noción de autoen- both in terms of social representation and private experience.
gaño y se reivindica la figura del teatro como metáfora de la The notion of self-deception is introducted and the gigure of
terapia. theatre as a metaphor of the therapy is climed.
Palabras clave: Hipnosis, teoría del rol, hipnoterapia. Key words: Hypnosis, role theory, hypnotherapy

Desde Mesmer, pasando por Charcot, hasta este lan. Sin duda, la hipnosis con semejante prolifera-
monográfico, todo parece indicar que los finales ción de teorías tiene garantizada una buena con-
de siglo son propicios para la hipnosis. Por lo que fusión.
respecta al presente final de siglo, la hipnosis sus- En consecuencia, la hipnosis se ofrece como
cita su interés tanto en el ámbito mundano, como algo confuso, profuso y difuso. Siendo así las co-
en el clínico y el académico. sas, lo que se requiere es esclarecer lo que hay. Lo
Mundanamente, la hipnosis ha llegado a ser un que hay es sobreabundancia de datos. Unos datos
espectáculo televisivo, un género cinematográfico, son subjetivos, por no decir, subjetivistas, desde
un tópico periodístico, un asunto de opinión y, vivencias especiales hasta experiencias apenas re-
cómo no, una técnica profesional más o menos feribles, incluyendo la realización de algo sin la
reconocida. Sin duda, la hipnosis goza de una conciencia de ello. Otros datos son realizaciones
amplia difusión. objetivas, del modo que se dan incluso a una fácil
En el contexto clínico, la hipnosis se aplica hoy observación de los demás, sin que por ello dejen
prácticamente a todos los trastornos que tienen de tener igualmente un aspecto especial. Todos
algún aspecto psicológico (y no solo a trastornos). estos datos se encuentran cada vez que se hace
Dicho a la inversa, todos los enfoques psicológi- una práctica de hipnosis. Finalmente, está todo
cos tienen su versión hipnoterapéutica. Así, por ese material que ya forma parte de la cultura cien-
ejemplo, el manual de hipnosis clínica de Rhue, tífica, desde variables definidas, resultados expe-
Lynn y Kirsch (1993) tiene el índice propio de un rimentales y procedimientos metodológicos, hasta
manual de psicología clínica. Sin duda, la hipnosis conceptos y teorías.
se ha prodigado en la clínica con profusión. La cuestión es que la aclaración de lo que sea
En el ámbito académico, el interés por la hipnosis la hipnosis no está a la espera de otros datos o
se revela en la cantidad de temas de investigación nuevos hallazgos que, en el mejor de los casos, lo
que ocupan a los científicos del sector y en la pro- que harían no es más que añadir decimales a la
liferación de teorías. Así, por ejemplo, un texto de derecha del cero, pero sin que vengan a ser el
las más cabales, como es el editado por Lynn y número entero de la unidad. La posible aclaración
Rhue (1991), da cuenta de diecisiete teorías vigen- pasa por ver lo que hay con cierta distancia como
tes, todas ellas bien nutridas de datos que las ava- para no perder la perspectiva objetiva y, a la vez,
verlo con suficiente cercanía como para hacerse
* Dirección para correspondencia: Marino Pérez Alvarez.
cargo de la perspectiva subjetiva de los participan-
Facultad de Psicología. Universidad de Oviedo. Plaza de tes en la hipnosis. Se trataría de una teoría al mo-
Feijoo, s/n. 33003 Oviedo (España). do antropológico, entre tanto adopte y combine el
E-mail: marino@correo.cop.es punto de vista objetivo (etic), en este caso, viendo

- 27 -
28 Marino Pérez Alvarez

la hipnosis como ceremonia que desempeñan dos nes, podría dar la impresión de que ellas mismas
o más actores en determinado escenario, y el pun- fueran derivadas de la hipnosis, lo que sería como
to de vista subjetivo (emic), en este caso, viendo la creer que solo hay estrellas por la noche.
hipnosis como experiencia privada de los partici- La sugestionabilidad alude a la ductilidad de la
pantes. conducta y, en particular, a la influencia de una
El punto es explicar su estructura objetiva y, a persona sobre otra mediante la palabra. Esta plas-
la par, comprender la experiencia subjetiva que se ticidad de la conducta es la condición misma de la
produce. La estructura objetiva viene dada por el educación, como proceso constructivo de ser per-
curso de operaciones de principio a fin (de la sona. Si algo caracteriza la conducta humana es su
´entrada´ a la ´salida´) que definen el procedi- ductilidad por medio de otro, que e-duca y con-duce
miento de hipnosis (ceremonia). Por su lado, la a uno (ducere). La propia palabra ´conducta´ ya in-
experiencia subjetiva viene dada por la estimula- corpora la preposición ´con´ de modo que, efecti-
ción privada cuyo reconocimiento se va constru- vamente, la con-ducta tiene ese carácter ductivo en
yendo en la propia ceremonia, precisamente, co- relación con otro, el mismo que se encuentra en la
mo experiencia hipnótica. Mientras que la estruc- palabra ´com-portamiento´. Así pues, la ductili-
tura objetiva es públicamente observable, la expe- dad de la conducta (permítase el pleonasmo) for-
riencia subjetiva es observable únicamente para la ma parte de(l) ser social. Esta susceptibilidad a la
persona implicada. Así pues, la experiencia subje- influencia social viene mediada, sobre todo, por la
tiva (´mundo interior´ o quizá mejor ´mundo pri- palabra. De ahí que por medio de la palabra se
vado´) es igualmente observable, aunque sólo lo pueda con-ducir y re-conducir la conducta de las
es para una única persona. personas. La palabra de alguien sirve de media-
Se requiere, por tanto, mirar la hipnosis para ción para las relaciones de uno con las cosas, lo
ver cómo se despliega su procedimiento construc- que depende de la confianza, no ya, por supuesto,
tivo, tanto de la experiencia privada como del de la confianza particular que merezcan ciertas
rendimiento público. Semejante forma de mirar, palabras, sino de una confianza básica como seguri-
como el que ve una obra de teatro, con la pers- dad ontológica.
pectiva que da la contemplación del escenario y, a La palabra supone la confianza pero también
la vez, la comprensión en él de los actores, tiene el da confianza y hasta conforta y encanta de por sí.
sentido etimológico de ´teoría´ (theorein = con- La palabra llega a se-ducir y entonces uno mismo
templar, estudiar), no en vano emparentada con se deja llevar. “Pues la palabra que persuade al al-
´teatro´ (theatron = mirar). Por lo demás, la hipno- ma abliga”, dice Gorgias en se Encomio de Helena,
sis tiene todo el aspecto del despliegue de la ac- “precisamente a este alma a la que persuade, a de-
ción que se obra en una pieza teatral (drama). De jarse convencer y a aprobar lo que se dice”. Se di-
ahí que la hipnosis agradezca para su compren- ría, entonces, que la sugestionabilidad es una con-
sión una teoría dramatúrgica, aunque probable- dición genérica del ser humano. Lo que habría
mente no la agradezcan ni acaso la comprendan que reconocer es la sofisticación con que se explo-
los propios actores. ta en la hipnosis.
El funcionamiento dramático que se percibe Por lo que respecta a la involuntariedad, la cues-
en la hipnosis cuenta con ciertas condiciones pre- tión no es más que recordar que buena parte de la
vias que lo hacen posible, una suerte de condicio- conducta humana alcanza a ser tan rutinaria como
nes de posibilidad. para realizarse sin atención. Tanto la propia prác-
tica como la estructura organizada del ambiente,
Condiciones de posibilidad permiten hacer las cosas de una forma que, podría
decirse, resulta automática, en analogía con el
Las condiciones de posibilidad a que se alude son movimiento de un autómata.
la sugestionabilidad y la involuntariedad. Ambas La calificación de la conducta como involun-
forman parte de la conducta hipnótica pero, se ha taria quiere decir que la realiza el sujeto sin aten-
de reconocer, que son genéricas a la conducta ción pero no sin intención. La conducta involun-
humana. De no poner por delante estas condicio- taria tiene toda la intención de un acto que hace el
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sujeto por más que el sujeto no tenga toda la Estructura dramática del procedimiento
atención puesta en lo que hace. Por decirlo así, la hipnótico
conducta involuntaria quizá no sea consciente pe-
ro desde luego no es inconsciente, sino que se da La teoría de la hipnosis en términos dramatúrgi-
en la conciencia. Aquí, más que hablar de la duali- cos ha sido expuesta por Sarbin y Coe (1972),
dad psíquica inconsciente/consciente, se hablaría desarrollando la clásica teoría del rol de T. A. Sar-
de campo de conciencia. El análisis de la conciencia bin. De hecho, es una de las teorías vigentes antes
en términos de campo distingue tres regiones: el aludidas (Coe y Sarbin (1991). Sin embargo, aquí
tema, que es lo que ocupa la atención del sujeto, el no se considera una teoría más, sino la teoría más
contexto, que es el con-junto de datos presentes con cabal, por todo lo que se ha dicho y se irá dicien-
el tema y que la propia experiencia del sujeto ha do. Se seguirá, por tanto, el planteamiento de es-
ido haciendo pertinentes, y el margen, que son los tos autores, sin perjuicio de otras referencias.
datos igualmente co-presentes pero no pertinen- Se recordará que se mira la hipnosis como una
tes al tema. (Permítase a este respecto dar única- ceremonia integrada por el papel de dos actores:
mente como referencia la obra de Gurwitsch, el hipnotizador y el hipnotizado. Consiguiente-
1957/1979). mente, no se mira el fenómeno hipnótico como
Pues bien, puede ser el caso, y lo es con fre- emanación de uno de ellos, fuera el presunto po-
cuencia, que uno realice una tarea sin estar ente- der para hipnotizar o fuera el supuesto talento pa-
ramente centrado en el tema, sea que esté distraí- ra ser hipnotizado. Antes bien, lo que hay que ver
do con algo del contexto o marginal o sea, inclu- es la interpretación de dos papeles coordinados.
so, que esté atraído por otro tema. Puede ser Una coordinación cuyo guión lo pone el hipnoti-
también que uno se oculte a sí mismo la intención zador o hipnoterapeuta, de modo que este guión
con que hace algo, depositando la atención mien- va disponiendo el papel-de-hipnotizado al paso que
tras tanto en asuntos contextuales o marginales, lo se despliega el propio papel-de-hipnotizador.
que llevaría al autoengaño.
Consiguientemente, la conducta involuntaria, Procedimiento de la hipnosis
según se entiende aquí, no deja de formar parte
del campo de conciencia y, por tanto, de tener Se empezará por advertir que el procedimien-
implicada la voluntad, por más que su atención no to de la hipnosis tienen una estructura dramática.
esté centrada en lo que hace pero, nótese, que en Aunque el procedimiento es variado y, a menudo,
todo caso es algo que uno hace. Quizá la denomi- confuso, se suelen diferenciar cinco pasos (Kirsch,
nación de ´involuntariedad´ no sea la más apro- Lynn y Rhue, 1993), en concreto, los siguientes:
piada, cuando parece que la intención y, en defini- preparación, inducción o entrada, profundización,
tiva, la voluntad están implicadas de alguna mane- aplicación de sugestiones, salida o terminación.
ra pero, ciertamente, es una expresión implantada
en el tema de la hipnosis, con el sentido que se ha 1) Preparación. La preparación, cuando se da
apuntado. Un sentido que, según se entiende, y formalmente pues, a veces, su contenido está in-
por el cual se ha introducido aquí, es una propie- corporado en la inducción, tiene por lo común
dad del funcionamiento psicológico. Se diría que tres funciones. En primer lugar, sirve para esta-
es una condición genérica del ser humano. Lo que blecer una relación de confianza y simpatía. En
habrá que reconocer es la habilidad con que se segundo lugar, se utiliza para aclarar errores que
explota en la hipnosis. suele tener la gente, en cuya clarificación el hipno-
tizador aprovecha para crear una disposición fa-
vorable hacia la hipnosis (´No es cosa de crédulos
ni de ignorantes. Al contrario, la habilidad para
ser hipnotizado es una medida de la capacidad de
colaboración´). En tercer lugar, incluye una valo-
ración preliminar de la susceptibilidad hipnótica,
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consistente en una prueba del tipo ´levitación del 4) Aplicación de sugestiones. A continuación de la
brazo´, ´balanceo postural´ o ´péndulo de Chev- inducción y, en su caso, de la profundización, pe-
reul´. Pruebas que tienen prácticamente garanti- ro sin solución de continuidad, se aplican las su-
zada una puntuación positiva, es decir el éxito, de gestiones que interesan, generalmente, para una
modo que tanto o más que para valorar la suges- valoración de la susceptibilidad hipnótica (test),
tionabilidad, sirven para impresionar al cliente y para uso clínico (hipnoterapia) o para una demos-
ganar prestigio el hipnotizador. tración. Es de insistir en que las sugestiones se
dan, a menudo, sin apenas advertir el paso de la
2) Inducción. La inducción es el momento deci- inducción a la sugestión, propiamente. En efecto,
sivo de la ´entrada´ en hipnosis. La forma están- por un lado, la inducción contiene ya sugestiones
dar consiste en algún método abreviado de relaja- (sugestiones de inducción) y, por otro, a veces, es-
ción, debidamente contextualizado como tá incorporada en la propia aplicación de las su-
´hipnosis´, donde no suelen faltar las referencias gestiones de modo que, en la práctica, la induc-
al sueño (aun cuando el sueño no tiene nada que ción y las sugestiones están fundidas si es que no
ver con la hipnosis, excepto el nombre). Otras confundidas. No obstante, conviene distinguir
técnicas usuales se valen de la ´fijación ocular´, la ambos momentos, no solo porque otras veces son
´levitación del brazo´, la ´espiral giratoria´, etcéte- bien perceptibles sino por respeto a la anatomía
ra. Todas estas técnicas viene a ser formas de in- de la ceremonia. Los efectos hipnóticos más seña-
ducción directas, por cuanto que especifican el lados son los siguientes:
objetivo. Sin embargo, la inducción puede ser
también indirecta, según el arte ericksoniano con a) Respuestas a pruebas de sugestión. Se trata de
base en estrategias retóricas. Aunque estas técni- items como levitación del brazo, desafíos de no
cas (tanto las directas como las indirectas) tienen poder separar las manos entrelazadas o doblar
un aspecto pasivo, la inducción se puede llevar un brazo estirado (´catalepsia´), ver un objeto u
igualmente por medios que implican activación y oír una música inexistentes (´alucinaciones´), ol-
alerta. vidos momentáneos de eventos recién ocurri-
En todo caso, el supuesto es que la inducción dos ( ´amnesia´) y, en fin, realización de con-
crea un estado particular de la conciencia, nom- ductas específicas después de la sesión ante se-
brado ´trance´, ´estado hipnótico´ o simplemente ñales preestablecidas (´respuestas post-
´hipnosis´. La cuestión está en que, según se su- hipnóticas´).
pone, el estado hipnótico es una condición o, como
dice Barber (1969), un ´factor instrumental´ que b) Modales de estar hipnotizado. Consisten en
produce ciertos efectos. En particular, sería un es- posturas y movimientos característicos, como
tado en el que las sugestiones cobrarían su poder falta de espontaneidad, flacidez-relajación, an-
de influencia, por decirlo así, las sugerencias o ins- dar-robótico o fijación ocular, todo ello invitan-
trucciones se convertirían en sugestiones (hipnóti- do a la inferencia de trance.
cas). Estos efectos se citarán después (en el paso
4). Dichos efectos se entiende que son proporcio- c) Testimonio de haber estado hipnotizado. Algu-
nales a la profundidad del estado hipnótico. nos sujetos refieren posteriormente que han en-
trado en un estado hipnótico o fueron hipnoti-
3) Profundización. Una mayor profundidad hip- zados en alguna medida dando cuenta, incluso,
nótica se logra, en realidad, haciendo más abun- de experiencias inusuales (flotación, sensación
dante la inducción. De hecho, no hay nada distin- de irrealidad, cambios corporales). Con todo, el
tivo de semejante profundidad más que decir que testimonio decisivo de la hipnosis es la expe-
se va a profundizar añadiendo, entonces, nuevas riencia de involuntariedad, es decir, el sentir lo
sugestiones de inducción que incluyen, por lo ge- que uno ha hecho como que ha ocurrido auto-
neral, alguna imagen de bajada (por ejemplo, una máticamente.
escalera) o una escala numérica (por ejemplo, de 0
a 10).
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d) Potenciación de sugestiones terapéuticas. Sería el en la hipnosis.


caso cuado se dan sugestiones relativas a algún La congruencia del actor con el papel se establece en
objetivo clínico (´el dolor desaparecerá´, ´el ta- la ´aclaración´ de lo que es la hipnosis, cuya des-
baco es algo que no necesito´). En general, las mitificación viene a dotarla de un aire de familia-
distintas técnicas terapéuticas se convierten en ridad y de simpatía (´¿no ha encontrado que a ve-
hipnoterapia al inscribirlas en el contexto del es- ces el tiempo pasa sin notarlo?´; ´no hará nada
tado hipnótico. El efecto terapéutico de la hip- que no quiera´). Forma parte de esta congruencia
nosis se apreciaría, precisamente, en la poten- la comprobación de las habilidades requeridas. Se
ciación de las sugestiones y demás técnicas hip- viene a decir que lo que se espera es factible para
noterapéuticas, respecto de su efectividad cuan- usted (´¿no ha estado a veces tan centrado en algo
do se aplican con independencia del contexto que no se daba cuenta de otras cosas que hacía a
creado por el estado hipnótico. En este caso, se la vez?´). Se utiliza, incluso, algún ´truco´ por el
dice que la hipnosis es un potenciador o catali- que se mete en un compromiso al sujeto como,
zador de la terapia, asumiéndose que no es una por ejemplo, pedirle que entrelace las manos y las
terapia de por sí, sino un adjunto que puede me- ponga vueltas hacia arriba sobre la cabeza. De pa-
jorar el rendimiento de las terapias aplicadas en so que se demuestra tal ´habilidad´, queda uno
su contexto. comprometido a responder a nuevas peticiones,
por decirlo así, la colaboración está iniciada (si has
5) Salida. El procedimiento de la hipnosis tie- hecho esto, por qué no vas a hacer otras cosas).
ne una terminación formal que se ofrece como La provisión de expectativas empieza con la saber
´salida´ del estado en el que se habría entrado. folclórico que tiene la gente acerca de la hipnosis,
Consiste, por lo general, en una cuenta atrás, por continúa propiamente con la preparación
ejemplo, de 5 a 1, a cuyo final uno se reintegra al ´aclarando errores´ y prosigue en cada paso como
estado convencional. guión. El saber folclórico, plagado de mitos y
errores desde el punto de vista del científico, en
Estructura dramática verdad, más favorece que perjudica la causa de la
hipnosis, no sólo porque da la oportunidad de
Se trata de ver ahora cómo el procedimiento ´aclararlos´, sino porque le da ´prestigio´ y mode-
de la hipnosis es un caso de desempeño de un pa- los. Así, modelos históricos a los que se atienen
pel. En concreto, se trata de estudiar la construc- los hipnotizados fueron la crisis al modo de la po-
ción del papel-de-hipnotizado. Por lo pronto, re- sesión con Mesmer, el sonambulismo con Puysé-
cuérdese que el procedimiento hipnótico tiene la gur, el sueño con Braid, el ataque estilizado de
estructura propia de una ceremonia, en la que se inspiración epileptiforme con Charcot y, en fin,
despliegan una serie de acciones orientadas a un los modales robóticos en tiempos modernos. Por
fin y con un final tan bien definido como el co- su parte, la preparación ni que decir tienen que es
mienzo. Así, la preparación de la hipnosis es, efecti- una auténtica provisión de expectativas (´la hip-
vamente, una preparación del papel a desempeñar. nosis es una experiencia interesante´; ´¿quiere ir
La inducción es una transición a ese papel. La aplica- más allá de la lógica común´? Con todo, las expec-
ción de las sugestiones vienen a requerir su interpreta- tativas se proveen a cada paso. Qué otra cosa son
ción. En fin, la salida es, cómo no, el final o salida sino las sugestiones que modos de sub-gerir, es de-
de la representación. Permítase reparar siquiera cir, de guiar por lo bajo. En rigor, las expectativas
mínimamente en semejante estructura dramática. son más una propiedad de la estructura condu-
cente del contexto que un presunto dispositivo
I) La preparación. Toda interpretación de un mental (que en esto los científicos son más bien
papel lleva su preparación, con más o menos folclóricos).
formalidad. Esta preparación consta de ingredien-
tes como la congruencia del participante con el II) La transición al papel. Se trata del tránsito de
papel y la provisión de expectativas, ambos dados una situación a otra, en la que cambia el papel de
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los participantes y, por tanto, la significación de significar ´trance´. La nueva situación recortada, el
sus actos. La nueva situación se recorta de la ini- estado hipnótico o trance, supone una condición
cial con marcas de entrada y de salida. De este de la conciencia de la que esperar los ´efectos
modo, se puede hablar de fuera y de dentro. Lo hipnóticos´ señalados, afirmándose incluso que
que se hace dentro de la ceremonia así definida ése es un ´estado especial de la conciencia´, que
adopta ciertas formas por las que alcanza formali- sería entonces el trance por antonomasia o
dad y hasta solemnidad. ´disociación´. La disociación sería el ´nuevo co-
La transición al papel-de-hipnotizado viene llar´ del mismo fenómeno. En todo caso, operada
dada por la inducción (y, en su caso, la ´profun- la transición, queda todavía por hacer la interpre-
dización´). La inducción es, en efecto, la ´entrada´ tación, siempre sin dejar de advertir que el tiempo
o como indica la palabra una ´conducción hacia real de la transición y la interpretación es tan con-
adentro´, esto es, una in(tro)ducción (todo ello sin tinuo que no se compadece con la separación ex-
perjuicio de su sentido relativo a la electricidad y positiva que es necesaria para contarlo.
el magnetismo). La inducción cuenta con nume-
rosas marcas que recortan la ´situación hipnótica´ III) La interpretación. La interpretación es pro-
de la situación previa (valga decir convencional). piamente la respuesta a las sugestiones. Las suges-
Así, por ejemplo, puede haber un cambio de setting, tiones necesitan su interpretación en un doble as-
sea otro escenario, otra postura u otra ilumina- pecto, por un lado, como representación y, por
ción, lo que marca una nueva disposición. Es otro, como explicación del sentido que sugieren.
probable que haya un cambio de ritmo por parte del La representación viene asegurada por la disposi-
hipnotizador, generalmente, adoptando una for- ción de habilidades, las demandas de la situación y
ma de hablar más baja, más pausada, más reitera- el uso de refuerzos. La disposición de habilidades
tiva. Lo que hay seguro es un cambio de juego con- interpretativas ya ha quedado prácticamente esta-
sistente, ahora, en que el hipnotizador dice cosas blecida en la preparación, al poner la hipnosis en
contra-factuales (en términos de Sarbin y Coe, 1972), referencia con experiencias cotidianas que resul-
esto es, que no se corresponden con los hechos tan familiares a casi todo el mundo. Se vino a de-
de referencia. Ciertamente, el brazo no flota, uno cir más menos que ´usted es la persona adecua-
no está dormido ni profundo, de pronto la mano da´. Estas habilidades eran, ante todo, la capaci-
no pesa, etcétera. Ante esto, descartado por el dad para una ´imaginación guiada´ (como concen-
participante que el hipnotizador haya empezado a trarse en una película de manera que pasa el tiem-
delirar, quedan más menos tres opciones: a) ad- po sin darse cuenta) y para la ´disociación´ (como
vertir que no es así, con lo que se rompería el jue- hacer una cosa mientras uno está ocupado en
go, lo que raramente ocurre, b) seguir el juego, otra). Por lo demás, ´bajo hipnosis´ no se hacen
tratando de ser un ´buen sujeto´, podría decirse, cosas que no se pudieran hacer al margen de ella,
fingir bien, lo que ocurre frecuentemente, y c) to- si se da la ocasión.
mar literalmente las sugestiones, como otra forma Las demandas de la situación son todas las
de resolver la papeleta, lo que puede llevar a que claves y sugerencias de lo que se espera que uno
uno experimente lo que hace como si fuera invo- haga. Efectivamente, no son otra cosa que los
luntario. consabidos fenómenos sociales de la influencia y
El hecho de seguir el juego (incluyendo tomar- la obediencia. Baste recordar la figura del ´buen
lo literalmente) viene sugerido por el propio fin- sujeto experimental´, en este caso, del ´buen hip-
gimiento en serio del hipnotizador mientras pide notizado´, ese afán por corresponder a las de-
cosas ficticias de forma dramática, amparado por mandas del experimentador. Concretamente, en la
la transición operada por esos cambios (de set- hipnosis es prácticamente imposible distinguir a
ting, de ritmo y, en fin, de juego). Estos cambios un sujeto hipnotizado de uno simulador que trata
implican un corte, que es lo que en principio signi- de pasar por hipnotizado pero que no hace sino
fica ´trance´. Más específicamente, este corte ope- adecuarse al modelo esperado. Como mínimo,
ra el tránsito del estado o situación convencional cabe decir que es fácil engañar haciéndose el hip-
al ´estado hipnótico´, que es lo que termina por notizado.
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El uso de reforzadores es la aplicación de que haces (que es en realidad elevar el brazo).


aprobaciones por parte del hipnotizador, que va
moldeando la conducta hipnótica. En rigor, el c) Rotulación de la experiencia privada. Esta
hipnotizador maneja tanto reforzadores como conducción de la atención pone al hipnoti-
castigos, todo ello de modo sutil, según ha hecho zando ante nuevos eventos privados (sensa-
ver Kidder (1973). Por lo pronto, repárese en que, ción de flotación, movimiento del brazo sin
si se vino a decir que la hipnosis es algo de lo más apenas darse cuenta). Ahora bien, el hipnoti-
normal y que supone una capacidad de colabora- zador se apresta a dar la interpretación de se-
ción, el no responder a las sugestiones deja a uno mejantes experiencias como siendo, precisa-
en entredicho. En todo caso, el hipnotizador tan- mente, la ´experiencia hipnótica´. Por decirlo
to dispone estímulos discriminativos (claves, suge- así, se rotura un nuevo campo de la conciencia
rencias) como refuerza selectivamente las conduc- a la vez que se rotula de cierta manera. De
tas verbales y no verbales apropiadas. hecho, la rotulación es uno de los ingredientes
más importantes en la definición de la invo-
La explicación del sentido de las sugestiones luntariedad (Lynn, Rhue y Weekes, 1990).
apunta a un aspecto crítico de la hipnosis como
es, precisamente, la ´experiencia hipnótica´. Para d) Presentación de las acciones como ocurrencias.
estar hipnotizado no basta hacer el papel, sino El discurso del hipnotizador está amañado
que hay que sentirse realmente hipnotizado. Es para trasmutar lo que hace el hipnotizando co-
decir, la representación objetiva del papel conlleva mo si fuera algo que le sucede. Así, por ejemplo,
la interpretación subjetiva de involuntariedad (lo dicho en términos skinnerianos, las sugestio-
que se ha hecho como que ha ocurrido). La cues- nes pasan sutilmente de un mando (´cierra los
tión es cómo se construye la experiencia de invo- ojos´) a un tacto (´tus ojos se cierran´) o bien
luntariedad en la hipnosis. Se propone una expli- son mandos disfrazados de tactos (por ejemplo,
cación con base en cuatro ingredientes que cier- cuando se da una aparente descripción como
tamente no faltan en el procedimiento hipnótico ´tu brazo se eleva´ que funciona, en realidad,
(Pérez Álvarez, 1996): como una prescripción para que lo eleves).
Por otro lado, abundan las referencias a la pa-
a) Intensificación del control verbal. El hipnoti- sividad, como al sueño y a la relajación, lo que
zador empieza por sustraer al hipnotizando seguramente también contribuye a hacer pasar
de toda fuente de influencia que no sean sus las acciones como ocurrencias.
propias palabras. En efecto, reclama la aten-
ción para lo que dice y, a menudo, pide o su-
giere hacerlo con los ojos cerrados. De cual- IV) La salida. La salida es la terminación del
quier nodo, las palabras del hipnotizador in- papel que, como la entrada, tiene notaciones dis-
tensifican su influencia sobre el hipnotizando. tintivas. En efecto, el conteo hacia atrás, el retor-
no al ritmo convencional, la llamada a despertar,
b) Conducción de la atención. Forma parte del señalan el final, que en la hipnosis tiene connota-
control verbal la conducción de la atención de ciones de salida de un supuesto estado profundo.
una cosa a otra, lo que de por sí ya supone es- El caso es que el hipnotizador facilita ahora una
tar bajo la influencia de alguien. En particular, ´buena salida´ o exitus del papel en el que uno es-
se destacaría la atención a determinadas imá- taba comprometido. Por decirlo así, el seguimien-
genes que se ofrecen y a ciertas sensaciones to de las sugestiones comporta el éxito de la hip-
propio-ceptivas que de otro modo pasarían nosis.
desapercibidas. Estas imágenes y sensaciones
sugieren hacer algo, por ejemplo, elevar el
brazo (´un globo eleva tu brazo´; ´tu brazo es
ligero´) y, a la vez, distraen la atención de lo
anales de psicología, 1999, 15(1)
34 Marino Pérez Alvarez

Sobre el efecto terapéutica de las suges- No obstante, la cuestión aquí no es identificar


tiones las técnicas no específicamente hipnóticas que es-
tuvieran operando en la hipnosis, sino ver la figu-
Esta interpretación parece más a propósito de las ra teatral en que consiste la hipnosis. De acuerdo
respuestas a pruebas de sugestión y de los moda- con Cardeña y Beard (1996), hacer el papel, en es-
les y del testimonio de estar hipnotizado que de te caso, de disimular el dolor, es inicialmente un
las sugestiones terapéuticas. ¿Qué hay de la po- engaño que termina por ser la realidad del perso-
tenciación de las sugestiones terapéuticas? Ante naje. Por decirlo así, el personaje imprime su ca-
todo, se ha de recordar que la hipnosis no es una rácter a la persona que la desempeña.
terapia de elección para ningún trastorno en con- Podría citarse a este propósito el célebre arte-
creto (ni tampoco una técnica solvente en otros facto del observador oculto de E. R. Hilgard (Hilgard
usos, como el forense o el educativo). De hecho, y Hilgard, 1975/1990). Según este fenómeno, el
cuando los resultados acompañan a la hipnosis, o sujeto hipnotizado no percibiría conscientemente
bien admiten explicaciones que no necesariamente el dolor (en el test del presor frío) pero lo recibiría
hacen pie en la hipnosis o bien se pueden atribuir inconscientemente en una suerte de registro ocul-
razonablemente a condiciones no-hipnóticas. to (debidamente expuesto en términos de disocia-
Dicho esto, se impone tener presente una dis- ción dentro del sistema cognitivo). El caso es que,
tinción ya establecida en este contexto (Wadden y previamente, se ha explicado al sujeto que hay una
Anderton, 1982). Es la distinción entre problemas parte de la mente que está fuera de la percepción
más bien caracterizados por la experiencia privada consciente pero que no deja de procesar la infor-
que involuntariamente ocurren al sujeto (dolor, mación. Una vez almacenada, a esta información
asma, verrugas) o por la conducta voluntariamen- se accedería mediante el ´observador oculto´ el
te auto-iniciada (comer, beber, fumar), sin que los cual (por boca naturalmente del propio sujeto) re-
primeros carezcan de acciones operantes (por velará después el verdadero dolor sentido (aunque
ejemplo, respuestas verbales de dolor) y los se- disimulado), ante una señal del hipnotizador (que
gundos de estimulación privada (por ejemplo, el conviene con el hipnotizando). Así, cuando el
ansia de fumar). hipnotizador se dirige al ´observador oculto´, lo
Pues bien, los mejores resultados de la hipno- que éste revela es una experiencia de dolor curio-
sis están de parte de los problemas caracterizados samente similar a la observada por el sujeto sin
por la experiencia privada o in-voluntaria, siendo hipnosis. En fin, lo que esto realmente revela es
el dolor el ejemplo de referencia. Vale decir, en que la hipnosis compromete en el papel de aguan-
principio, que estos resultados están en conso- tar el dolor (lo que es posible que lo haga más lle-
nancia con el proceder de la hipnosis y, en parti- vadero), pero éste no ha dejado de experimentar-
cular, con su ´trabajo´ de la experiencia subjetiva. se, como se ve cuando se da la oportunidad (por
Sin embargo, se trata de resultados que no solo se decirlo así) para ser sincero mediante el trámite
avienen sino que se entienden más cabalmente en del ´observador oculto´. Por lo que se ve, lo va-
términos dramatúrgicos (que según los pretendi- liente (aguantar el dolor) no quita lo cortés (reco-
dos ´efectos hipnóticos´). Como se ha dicho, la nocerlo después).
interpretación de las sugestiones terapéuticas (en Por lo que respecta a los problemas caracteri-
este caso del dolor) implica desempeñar un papel, zados por la conducta voluntariamente auto-
aquí el papel de no-tener-dolor. Como es conoci- iniciada (comer, beber, fumar), los resultados no
do por estudios experimentales, oportunamente permiten decir que la hipnosis contribuye con al-
citados a este respecto por Cardeña y Beard go específico al tratamiento (Brown, 1992). La
(1996), el disimulo de la expresión de dolor dis- conclusión de Kirsch, Montgomery u Sapirstein
minuye tanto sus reacciones objetivas como las (1995) acerca de que la hipnosis es un adjunto que
subjetivas (lo contrario si se exageran). Tanto más, potencia la terapia cognitivo-conductual, al punto
si se añaden otras técnicas paliativas del dolor de que ellos recomiendan su aplicación sistemáti-
como la relajación, la distracción, la rotulación, la ca, es notoriamente precipitada, por no decir
auto-tranquilización, lo que no falta en la hipnosis. errónea (Allison y Faith, 1996). Por de pronto, ha
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Teoría dramatúrgica de la hipnosis 35

de resultar sorprendente si es que no sospechoso miembros y en algunas ocasiones. Se trataría de


para cualquiera que esté familiarizado con el tra- ver la sociedad bajo la forma del drama y, aun
tamiento de la obesidad, el alcoholismo y el hábito más, de ver la cultura sub speci ludi (Permítase co-
de fumar, que la hipnosis venga a ser la clave de la mo única referencia a este respecto la Intruducción a
efectividad clínica. la sociología de P. L. Berger, 1967/1990).
Dicho esto, se añade no sin ironía que la hip- Pues bien, de acuerdo con Szasz, se vería en la
nosis puede ser útil a aquellos para los que les hipnosis a dos personas mintiéndose mutuamen-
venga bien. En efecto, nada quita que con ocasión te, cada una de ellas fingiendo creer tanto sus
de la hipnosis, póngase por caso, alguien deje de propias mentiras como las de la otra persona
fumar. En la perspectiva de la argumentación que (Szasz, 1973/1992).
se sigue aquí, se diría que la hipnosis sirve de oca- Empezando por el hipnotizador, como de-
sión, coartada o ceremonia para tomar el papel de mostración de su engaño se señalarían unos cuan-
no-fumador, lo que mete y compromete en una tos botones de muestra. En primer lugar, mantie-
nueva trayectoria personal, como conviene al co- ne una terminología esotérica, de un marcado sa-
mienzo de todo posible cambio. Pero aun cuando bor psicopatológico arcaico, como inducción,
la hipnosis trabaja también el aspecto subjetivo levitación, catalepsia, amnesia, que dan efectiva-
(privado) como, por ejemplo, el ansia de fumar, mente más sabor oscurantista que saber esclare-
su ´poder´ aquí es tan débil respecto de las claves cedor. En segundo lugar, se vale de un lenguaje
y ceremonias en las que están inscritos estos hábi- sofisticado que va ocultando su propia influencia.
tos que hay que ser (permítase decirlo) entera- En tercer lugar, se aprovecha de efectos naturales,
mente ingenuo para confiar a la sugestión un como la fatiga en la fijación ocular por la que se
cambio terapéutico. Con todo, la hipnosis tiene cierran los ojos o el balanceo propio de la postura
uno de los mejores ´montajes´ a partir del cual vertical con los ojos cerrados, para ´venderlos´
dramatizar y tomar la máscara, es decir, la imagen como efectos hipnóticos, sin que ciertamente falte
pública, de ex-fumador, de alguien que se modera en ellos el efecto de la palabra, pero el caso es que
en la comida o de bebedor-controlado. Ahora el truco queda revestido de magnificencia. En
bien, por lo que la hipnosis puede ser útil (teatrali- cuarto lugar, hace preguntas capciosas, en las que
zar un cambio) es por lo que no puede ser muy uno queda capturado, bien por ser de aplicación
eficaz (pues los hábitos que la hipnosis trata de general (´¿nunca has tenido la sensación de que el
suprimir forman parte de un teatro más potente - tiempo pasa sin darte cuenta?´; ´¿te gustaría expe-
el ceremonial de la vida cotidiana- que el propio rimentar cosas interesantes?´) o bien por tener
teatro de la hipnosis). una redacción envolvente (´¿has experimentado el
Siendo así, habría que admitir que toda terapia ´estado hipnótico´ como básicamente diferente del
tiene su impronta teatral. Ciertamente. La psicote- ´estado normal´?´; ´¿cuán hipnotizado dirías que
rapia tiene conexiones históricas, prácticas y con- has estado de 0 a 10?´).
ceptuales con el teatro (MacCormack, 1997), que En cuanto al engaño por parte del hipnoti-
sería preciso reconocer como paso previo a su zando, lo cierto es que no tiene mayor dificultad
conocimiento y eventual explotación. ni tampoco gran interés en este contexto. Aunque
simular el papel como falso hipnotizado quizá sea
Engaño y autoengaño lo más frecuente en la práctica de la hipnosis, no
es ciertamente lo más interesante. Lo verdadera-
El engaño y el autoengaño no solo forma parte de mente interesante es la posibilidad de que el sujeto
la realidad social, sino que contribuyen a su buen se engañe a sí mismo, lo que aquí se propondría
funcionamiento (lo que no necesariamente es lo como´verdadero hipnotizado´, de manera que el
mismo que funcionamiento bueno). En todo ca- ´estado hipnotizado´ sería un caso de autoengaño.
so, la sociedad se mantiene entre tanto sus ficcio- Se hace preciso, entonces, introducir la noción de
nes logran que se les conceda una condición onto- autoengaño, siquiera despuntando su sentido.
lógica reconocida, al menos por algunos de sus El autoengaño tiene la misma estructura dual
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36 Marino Pérez Alvarez

del engaño. En el engaño uno conoce la verdad (Pérez Álvarez, 1996, p. 496).
para sí y, a la vez, la oculta para otro. En el auto- Si te atienes literalmente a la situación, la pro-
engaño uno se oculta la verdad a sí mismo. Nóte- pia situación te saca de ella y te da una buena sali-
se que ello supone estar al tanto de la verdad y, a da. Como dicen Cardeña y Beard (1996), si uno
la par, enmascararla, lo que implica la unidad de la actúa ´como-si´ los eventos fingidos fueran cier-
conciencia. Es un sin sentido el autoengaño in- tos, es decir, si uno representa la ficción, la propia
consciente. (Aquí se está de parte de Sartre, frente ficción se realiza y llega, entonces, a ser una reali-
a Freud, en su análisis del autoengaño, lo que el dad.
llama ´mala fe´, contenido en El ser y la nada.) El Así pues, la cuestión no es negar la realidad de
que engaña (a sí o a otro) conoce la verdad que la hipnosis, sino de ver qué realidad es. Por lo que
simultáneamente oculta. Esta doble actividad de aquí respecta, se diría que es una realidad teatral o
la misma unidad de la conciencia, o del individuo la dramatización de un papel. Ni que decir tiene
como estructura in-divisa, cumple una función de que la referencia al teatro para nada tiene aquí al-
ajuste personal en la sociedad. guna intención peyorativa (sin que por ello se es-
El autoengaño es una forma de eludir la res- catime un cierto sentido crítico).
ponsabilidad que uno tiene en lo que hace (cuan- Tocante al autoengaño por parte del hipnoti-
do ello no es del todo presentable) y una forma zador, nada quita que se crea su propio papel, sea
también de eludir la verdad a la que uno se ve por simple ignorancia de lo que hace (por más que
abocado (cuando ello es desagradable). Es decir, profese doctas doctrinas de la mente o del cere-
uno se oculta a sí mismo la propia libertad, inclu- bro), o sea por ignorancia sabia (en el sentido apun-
yendo la libertad de asumir lo inevitable. El auto- tado), al hacer las cosas según sabe, en este caso
engaño viene a ser un intento de no-estar en lo nutrido y retro-alimentado por el desempeño del
que uno hace o le acurre. Como se ha dicho, el hipnotizando. Este último podría ser el caso de
autoengaño contribuye al funcionamiento social. Charcot (por más que también profesaba doctri-
En este sentido, como dice Berger (1967/1990), la nas doctas), pues llegó a estar él más debido a los
“sociedad proporciona al individuo un mecanis- efectos hipnóticos que éstos debidos a su efecto.
mo gigantesco por medio del cual ocultarse a sí su Al final, Charcot, como muchos, vivió engañado y
propia libertad” (p. 203). murió desengañado. Es decir, fue un crédulo que
Se pueden enunciar ciertas situaciones que terminó escéptico.
propician el autoengaño. Se trata de situaciones Pues bien, un escéptico también podría con-
caracterizadas por las siguientes circunstancias: a) vertirse en crédulo de la hipnosis, si le pasa como
contradicciones evidentes que no se pueden pasar al chamán Quesalid, que describe Lévi-Strauss (ci-
por alto, b) motivos para no hablar del asunto, y tado en Cardeña y Beard, 1996). Un escéptico que
c) dilemas comprometidos que no se sabe resol- aprendiera el oficio, no solo pasaría por un verda-
ver de otra manera. Pues bien, la hipnosis partici- dero hipnotizador (engaño, impostura), sino que
pa de estas circunstancias. Se dan contradicciones él mismo podría convencerse de ser un hipnoti-
evidentes (las sugestiones contra-factuales, antes zador verdadero, en la medida en que la ficción de
señaladas), hay motivos para no hablar del asunto los otros (sus respuestas hipnóticas) es su propia
(el fingimiento en serio), y el dilema es compro- obra (por él creada), ante la que tiene que ajustar
metido (la ceremonia está en curso, qué haces, su impostura, y nada mejor que autoengañándose.
rompes el juego o sigues jugando). “Si uno se Sería un caso más de creer lo que uno crea, lo que
miente a sí mismo, salva las apariencias y tiene está emparentado con el espejismo inverso de
una salida ´exitosa´. En este sentido, el autoenga- crear lo que se cree (algo que también se da ini-
ño viene a ser una suerte de ignorancia sabia. Se ig- cialmente en Charcot). Al fin y al cabo, una forma
nora cómo afrontar la situación, de modo que de fe, tal vez la más incrédula, es precisamente
uno se atiene a lo fáctico (a lo aparente), tiene fe creer lo que se ve a simple vista.
en ello (en el hipnotizador) pero, al mismo tiem-
po, no deja de estar operando una intencionalidad
que huye (trasciende) de lo hecho (lo fáctico)”
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Teoría dramatúrgica de la hipnosis 37

Sobre la suerte del desenmascaramiento fluencia y, desde luego, de fascinación) que, con
todo, es ´mejor´ que si simplemente se ignorara o
Una teoría dramatúrgica como la apuntada ten- careciere de interés. ¿Quién se iba a hipnotizar si
dría su propio drama si pretendiera obtener el no hubiera oído hablar de la hipnosis?
reconocimiento de teoría más cabal de la hipnosis. En segundo lugar, la profusión clínica cumple la
No ya porque, si fuera el caso, tuviera que estar función de renovar el entusiasmo con que los clí-
mejor elaborada, sino por la propia naturaleza de nicos aplican sus técnicas que, como todo, están
la hipnosis. Se ha dicho al principio que el estado sujetas a la moda y necesitan su innovación. A es-
del arte de la hipnosis es confuso, profuso y difu- te respecto, la aclaración de los mitos, como la
so, por lo que se requería, se dijo también, una documentada y vigorosa exposición de A. Capa-
teoría esclarecedora. Sin embargo, se añade ahora fons (1998), ciertamente, de la mayor honestidad
que semejante estado del arte es el que conviene a la intelectual y profesional, si bien se mira, deja a la
hipnosis para su prestigio. hipnosis en poco, prácticamente en nada más que
Efectivamente, la hipnosis sin prestigio perde- ´placebos´ y ´trucos´. En este sentido, no se deja-
ría su status y su arte. ´Prestigio´ significa, por un ría de apreciar una cierta convergencia en la des-
lado, renombre, buen crédito, fama, influencia, lo mitificación de Capafons y el desenmascaramien-
que da status a la hipnosis y a cualquier otra técni- to aquí ensayado. En ambos casos, la hipnosis
ca psicológica que se precie. ´Prestigio´ significa, pierde solvencia. Mientras que con la desmitifica-
por otro lado, fascinación, engaño, apariencia con ción se resuelve en una ´ayuda adjunta´ a otras
la que los prestidigitadores engañan, lo que sería técnicas, con el desenmascaramiento se disuelve
propiamente el arte de la hipnosis (según lo di- en otras figuras (retórica y teatro).
cho). Siendo así, una teoría desenmascaradora En tercer lugar, la confusión científica cumple la
como la presentada, tiene todas las de perder. función de dar trabajo los investigadores del sec-
Otras teorías al uso, tanto las del estado especial tor. Unos publican no ya teorías discutibles, por
como las del no-estado y, en particular, las de corte supuesto, sino incorrectas, y otros las discuten y
cognitivo, tienen más probabilidades de prospe- corrigen. Por más señas y de acuerdo con Coe
rar, puesto que garantizan la cadena de produc- (1989), parece ser que hay intereses de política
ción de procesos que da trabajo sin fin a un inves- científica que sostienen las teorías del estado. Al de-
tigador y a un sin fin de ellos. Desde la perspecti- cir del abogado del diablo, si los intereses de polí-
va de este trabajo, se diría que la cantidad de proce- tica científica ceden ante la política científicamente
sos de una teoría es proporcional a la ignorancia de correcta, dejaría de existir buena parte del próspe-
los procedimientos que funcionan en la práctica. Y, al ro campo de la hipnosis.
contrario, cuanto mejor se conozca el procedi- Dicho esto, y cesando al abogado del diablo,
miento, menos procesos se necesita invocar. se excusa decir que un entendimiento de la hipno-
En definitiva, por las mismas razones por las sis en términos del teatro, como el aquí apuntado,
que se requería una teoría esclarecedora de la hip- tiene sus promisorios campos de investigación
nosis (su estado difuso, profuso y confuso), por (más que líneas). En concreto, la hipnosis en esta
ellas mismas la teoría propuesta (ni aun mejorada) perspectiva pone a la terapia en relación con dos
no parece que vaya a tener éxito. Por las siguien- contextos que tanto le convienen. Por un lado, es-
tes razones, argumentadas haciendo de abogado taría su afinidad con la retórica, desde la sofística
del diablo. a la investigación de la conducta verbal pasando,
En primer lugar, la difusión folklórica de la hip- cómo no, por la sugestionabilidad. Por otro lado,
nosis, con su plaga de errores y mitos, cumple la estaría el aire de familia que la terapia guarda con
función de darle un cierto prestigio (quizá no de el teatro, y que la hipnosis tan dramáticamente
renombre ni de buen crédito, pero sí de fama e in- pone de relieve.

anales de psicología, 1999, 15(1)


38 Marino Pérez Alvarez

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