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EL DESINTERÉS POR LA

PREPARACIÓN ACADÉMICA
26 junio, 2016
EL DESINTERÉS POR LA PREPARACIÓN ACADÉMICA

Manuel de Jesús Corado de Paz

Hace algunos años una persona me comentaba que para lograr superar el
escenario de carencias económicas en el que había nacido y crecido, no tuvo otro
camino más que esforzarse al máximo en su preparación académica, de manera
particular en la etapa profesional, pues al egreso los mejores promedios eran
reclutados por el sector público, lo que incentivaba el esfuerzo y dedicación
impresos durante sus estudios.

Actualmente, este escenario parece haberse difuminado, el valor del estudio, del
esfuerzo y de la dedicación como medios para alcanzar las metas que nos hemos
propuesto se ha demeritado, los resultados académicos obtenidos durante los
años de formación pocas veces son tomados en cuenta si nos referimos al sector
público, y esto ha generado que cada vez sean más los jóvenes que demuestren
desinterés por su preparación académica.

De esta manera, ocupar un espacio público no requiere de mayores credenciales,


sino de vínculos con quienes ya se encuentran dentro del sistema, el perfil es lo de
menos, la relación es lo fundamental, por eso los resultados obtenidos son tan
deplorables, al menos en la mayoría de los casos, los espacios se otorgan por
amistad o compromisos contraídos en campaña, la experiencia en la materia no
importa, aunado a una ausencia de interés por el servicio, lo esencial estriba en
satisfacer los intereses personales, y esta realidad se presenta en todos los
niveles de gobierno y en los diversos entes que conforman al Estado.

Si bien es cierto, solamente se trata de una vía, el sector privado también ha


tenido transformaciones que contribuyen a este escenario, los bajos salarios, las
jornadas laborales excesivas, los pocos escenarios de crecimiento, son muestra
de ello.
La cultura del emprendimiento en muchas ocasiones se encuentra vedada porque
no nos han formado para aprovechar las oportunidades, para desarrollar una
visión global y un liderazgo equilibrado, o para gestionar riesgos, porque en la
mayoría de los casos esos escenarios están acotados a la educación superior
privada, donde existen los recursos económicos para llevar a cabo dichas
empresas.

Es una realidad, muchos jóvenes se muestran apáticos en relación con los


estudios, cada día permea, en mayor medida, la cultura del mínimo esfuerzo. En la
actualidad padecemos de una enorme desidia y conformismo por parte de los
estudiantes, ahora basta, en el mejor de los casos, con obtener un título que
acredite la terminación de los estudios correspondientes, aunque existan
carencias preocupantes, incluso en aspectos básicos.

¿Cuántos egresados de una carrera profesional no saben escribir correctamente?


¿Cuántos no saben expresarse oralmente? Por mencionar solamente algunos
aspectos aplicables a todas las áreas del conocimiento, y sin que sea necesario
adentrarnos en los aspectos técnicos que cada profesión requiere.

Por si esto fuera poco, los valores se han tergiversado. Hoy, el éxito es sinónimo
de riqueza material, y ésta puede obtenerse de muchas formas, incluso poniendo
en duda nuestra rectitud. El compromiso de trabajo y responsabilidad ha
disminuido notablemente, y se ha optado por las vías fáciles, éstas ofrecen
“mejores” resultados y en menos tiempo.

Hemos olvidado que ser exitoso es dejar un legado, construir no destruir, formar
no deformar, producir más que consumir, pero sobre todo ayudar a aquellos que
también desean serlo, no obstaculizar su camino en un afán egoísta en el que solo
importo yo y mis allegados.

Sin embargo, ¿cómo lograr un cambio si desde las aulas y en los propios hogares
se alientan estas acciones?

Nuestro país se encuentra en una situación crítica, la corrupción, flagelo que ha


agobiado a la humanidad, ha permeado hasta lo más profundo de la estructura
social, no hay un espacio libre de ella, y todo ello guarda relación con los
escenarios que hemos comentado, sin olvidarnos de la impunidad, como causa
generadora de la primera. Hemos equivocado el camino, pero aún podemos
reencauzarlo, seguramente los cambios no se darán en nuestra generación, pero
alguien debe comenzar, so pena de hundirnos en un profundo abismo sin retorno.

Debemos darle un nuevo sentido a la formación de nuestros jóvenes, esas nuevas


generaciones que aún están construyéndose en las aulas, retomar aspectos que
se han olvidado y que nunca debieron desaparecer.

Asimismo, debemos entender que la preparación académica nos permite


superarnos, no en relación con los demás, que pareciera algo que nos interesa en
demasía, sino en el ámbito personal, los retos deben ser con nosotros mismos, en
el día a día, en consecuencia, si está a nuestro alcance poder ayudar a alguien a
conseguir sus metas no debemos dudarlo, de esta manera podemos contribuir en
el mejoramiento de las condiciones que imperan en nuestro país, ¿cuántos
proyectos no llegan a consolidarse por los obstáculos que generamos? ¿cuántos
beneficios pierde la colectividad por privilegiar nuestros intereses personales?

También debemos tener claro que coleccionar títulos no garantiza nada, nuestras
acciones demuestran lo que realmente sabemos y hacemos, pero sobre todo lo
que somos y lo que queremos en nuestra vida.

La preparación académica de la población es una parte toral en el progreso de


una nación, la política económica debe vincularse al sector educativo y el sector
privado debe contribuir con la parte que le corresponde, solamente de esta
manera lograremos generar el recurso humano que nuestro país necesita para
asegurar el bienestar social y para superar la situación actual.

Debemos apasionarnos por la educación, una educación que no se detenga, sino


que sea permanente, tal como nuestra construcción como personas.

Debemos entender que ésta constituye nuestro único camino para comenzar a
construir una nueva nación, lo que no es poca cosa dadas las condiciones que día
con día se van presentando en nuestro entorno, debido en gran medida a nuestras
acciones y, en muchos casos, omisiones, pues tal como señalara Albert Einstein:
“Somos arquitectos de nuestro propio destino”.

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