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Unidad. 2 Referente Teórico-Conceptual del Espacio Rural-Regional.

Introducción

México, durante el siglo XX, se transformó de una sociedad y economía


rural a una sociedad y economía fundamentalmente urbana. Así, en el
período comprendido entre los años de 1940 a 1970 las actividades
industriales se convirtieron en la base del desarrollo económico, las
cuales se localizaron en las principales ciudades. Esta situación,
aunada a un crecimiento promedio anual de 3% de la población,
propició el aumento espectacular de los centros urbanos. Este proceso
de concentración acentuó los desequilibrios regionales y generó una
centralización de las actividades económicas, sociales, culturales,
políticas y administrativas en las grandes ciudades (Ocampo, 1983).
El patrón de desarrollo urbano que ha seguido el país desde 1940 se
caracteriza por áreas metropolitanas especializadas en actividades
del sector servicios, en tanto que las zonas conurbadas —o ciudades
cercanas a la metrópoli— concentran las actividades industriales y
presentan tasas elevadas de crecimiento en su población, debido a la
emigración hacia las zonas urbanas (Henderson, 2000). Sin embargo,
actualmente las actividades agropecuarias siguen siendo importantes
en 15 estados de la república mexicana (47% de las entidades). Por
otra parte, el crecimiento de las áreas urbanas ha modificado los
patrones de demanda en favor de los sectores de servicios y
manufacturas, que propician la diversificación de bienes y servicios
en el mercado.
Aunado al proceso interno de transformación de la sociedad y de la
estructura económica, de lo rural a lo urbano, en las últimas tres
décadas, se han generado importantes cambios como la apertura
comercial, la liberalización financiera, la venta de empresas
públicas, así como las nuevas tecnologías en medios de comunicación y
transporte, que han tenido sin duda un impacto importante en la
distribución espacial de las actividades económicas y con ello en las
poblaciones rurales y urbanas. En efecto, estas transformaciones han
llevado a una inserción acelerada de las economías rurales en el
proceso de globalización, con todas las implicaciones que ello tiene
sobre los grados de autonomía de las políticas nacionales.

2.1. La Concepción de Desarrollo y Su Dimensión Espacio-Regional.

El desarrollo, en general y el regional en particular, es un fenómeno


complejo del devenir de los individuos, de los colectivos que
integran una sociedad, de las estructuras económicas y sociales, y de
los sistemas ambientales en que se desenvuelve. Este hecho exige un
enfoque sistémico integral, donde el factor decisivo es el hombre y
la dirección de las acciones e intervenciones, las cuales tienen que
estar orientadas al desarrollo del individuo social y a la elevación
de su bienestar, esto sobre la base del incremento continuo y
sostenible del rendimiento de la producción social, de la eficiencia
de la gestión económica y del mejoramiento de las condiciones de vida
y trabajo, así como de las ambientales, en las que se desenvuelve el
hombre. El desarrollo no es una cosa dada en la abstracción del
tiempo y del espacio; más bien, se encuentra delimitado en estas
coordenadas, producido por los actores locales y su acción
humanizada. Así, el desarrollo se realiza como aprovechamiento
racional de los recursos naturales en equilibrio natural. De ahí que
sea menester confrontar la concepción del desarrollo como concepto
general y abstracto que no distingue entre el todo y las partes, ya
que la generalidad significa una minimización que descalifica las
particularidades. Los actores regionales y locales son centrales,
además de las condiciones y recursos con que cuenta el espacio
territorial, que son la base material para la generación del
desarrollo. La base territorial es el espacio físico en el que tiene
lugar la acción histórica de los distintos actores que pueden hacer
posible el desarrollo; es ahí donde se suscitan los hechos y se dan
cita los factores que hacen posible o no el desarrollo. Es menester
revisar la historia de los conceptos de desarrollo y de región a la
par que la realidad concreta de ese desarrollo y de los actores
concretos que lo hacen posible, ya que las teorías tienen que ser
actualizadas conforme a las nuevas circunstancias del cambio mundial
y local. Los actores son los artífices del cambio social, le dan la
connotación dinámica; todo ello conforma un campo de acción
histórica, un sistema en el cual los actores, sus acciones, el
espacio y el tiempo, conjugan perspectivas, lo que conforma una
unidad en una relación-acción históricamente dada, lo que Touraine
denomina el sistema de acción histórica. Por lo tanto, hablar de
desarrollo regional implica tratar de conjuntar dos conceptos que de
entrada parecen no estar conectados ni teórica ni empíricamente. Esta
pretensión aparece más como una tarea, en ocasiones, producto de un
anhelo, un afán voluntarista, incluso como un imperativo político,
que como un quehacer anclado en la posibilidad real de incidir en el
rumbo, dirección y sentido de ese conjunto de elementos que
interrelacionados por una disputa entre actores y adversarios
constituyen un modelo histórico de sociedad. La búsqueda del
desarrollo, entendido como la evolución progresiva de una sociedad
hacia mejores niveles de vida, ha sido siempre un anhelo de la
sociedad en general, y de sus actores y componentes estructurales;
desde los años cuarenta y más pronunciadamente desde la década de los
sesenta en México y América Latina, como producto del debate, ha sido
establecida la aspiración del desarrollo como la búsqueda de la
redistribución de tres componentes fundamentales en toda sociedad: el
ingreso, la propiedad y el poder (Cueva, 1984). Desarrollo es un
concepto muy trabajado. En el campo de las ciencias económicas, con
frecuencia, ha sido equiparado a crecimiento económico. El progreso
de la sociedad se va alcanzando en el sentido de su análisis; desde
posiciones cada vez más multidisciplinarias, se ha ido favoreciendo
un enfoque más integral del concepto de desarrollo. El avance en la
elaboración de tales concepciones se desplaza lentamente impulsado
por los debates y las críticas que han permitido en claro su sustento
teórico y empírico. En particular, se ha avanzado en el sentido de
que el desarrollo posee sus fundamentos en la sociedad, pero no de
manera general, sino tomando en cuenta su contextualización en
términos espaciales y temporales. El concepto desarrollo en las
décadas de 1950 y 1960 se centró en alcanzar el objetivo fundamental
del desarrollo económico equiparado a crecimiento, éste medido a
partir del Producto Interno Bruto (PIB), olvidando que no
forzosamente todo crecimiento del PIB, per cápita, constituye por sí
mismo el desarrollo. Ya en los años setenta se observaba que es
insuficiente este impulso, por lo que conjuntamente con el
crecimiento económico para lograr el desarrollo, si éste era posible,
se debía disminuir la pobreza, la desigualdad y el desempleo,
logrando de esta forma equidad. Como elemento novedoso, se acuñó el
concepto de ecodesarrollo, entendido como el desarrollo socialmente
deseable, económicamente viable y ecológicamente prudente, ya que las
perspectivas imperantes no contemplaban la preocupación por el
deterioro del medioambiente, causado por el ímpetu de aumentar la
producción de manera acelerada sin reparar en el daño causado al
entorno ecológico. A lo largo de los años ochenta y noventa, el
objetivo fundamental del desarrollo económico y social se focalizó en
la sustentabilidad. Apoyado en una nueva concepción, el Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) propone una concepción
que, de cierta manera, converge con la manejada durante la década de
1970. Ésta es una nueva visión del desarrollo que no se fundamenta en
la producción material, más bien se centra en el despliegue de las
capacidades humanas. Esto trae consigo una nueva forma de medición
del desarrollo, el Índice de Desarrollo Humano (IDH).

2.1.1 Concepción del desarrollo y su concepción espacio-regional

El modelo de desarrollo emergente y alternativo que aquí se propone


analizar puede concebirse como un producto de acciones específicas
realizadas en espacios regionales por actores concretos y de manera
histórica; pero, también, puede ser hoy analizado desde el enfoque de
los sistemas sociales implícitos en la perspectiva teórica de los
sistemas funcionales parsonianos1. Aquí se encuentran dos corrientes
derivadas de la teoría del sistema del eminente profesor de Harvard,
Talcott Parsons, quien ha sido maestro de varios sociólogos
contemporáneos que analizan la sociedad en permanente transformación,
así como sus fundamentos de orden, producción y reproducción que la
legitiman. Entre sus discípulos están Niklas Luhmann y Alain
Touraine, quienes han ubicado en un punto central el concepto de
autonomía; el primero en cuanto al sistema social (Luhmann y De

1
Talcott Parsons (13 de diciembre de 1902 – 8 de mayo de 1979) fue un sociólogo estadounidense de la tradición clásica de
la sociología, mejor conocido por su teoría de la acción social y su enfoque estructural-funcionalista. Parsons es considerado
una de las figuras más influyentes en el desarrollo de la sociología en el siglo XX.1Luego de obtener un doctorado en
economía, trabajó en la facultad de la Universidad de Harvard desde 1927 a 1979, y en 1930 estuvo entre los primeros
profesores del recientemente creado departamento de sociología.
Giorgi, 1998), y el segundo (Touraine, 1995) ha construido un
concepto que ubica la acción de los actores como lo autonómico;
dichos actores quedan, para Touraine, colocados en un contexto de
historicidad.
El concepto de autonomía en este caso resulta fundamental cuando se
estudia el tema del desarrollo, bien vale la pena puntualizar su
relación con las tendencias tanto del discurso como de la acción para
el desarrollo, pues difícilmente país alguno y realidad histórica han
podido sustraerse de los hechos de un desarrollo diferenciado.
No obstante, aquí no se analiza el desarrollo como discurso ni como
acción de manera desvinculada de las concepciones teóricas, las
cuales resultan fundamentales. Es necesario, pues, entender la teoría
en relación con la realidad histórica; para ello, habrá que señalar
que tanto la teoría como la realidad no son modelos únicos ni tampoco
(1995 Gonzalo Alejandre Ramos Javier Pineda Muñoz) se ajustan a un
modelo preestablecido en algún momento de la historicidad. La teoría
al confrontarse con la o las realidades se divide en un plural de
teorías que intentan dar cuenta de las particularidades. Asimismo, la
acción social se constituye en un haz de posibilidades y modalidades
que se producen a diario en los distintos espacios del planeta, las
cuales, habrá que decir, no necesariamente son guiadas por una teoría
específica.

2.1.2. Evolución de la Planificación de Desarrollo Rural

Las ideas sobre el desarrollo rural se han basado en dos vertientes


de pensamiento. Uno, referido a los aspectos conceptuales, el otro a
los aspectos asociados a la práctica del desarrollo rural por parte
de las agencias de desarrollo. América latina el desarrollo rural ha
tenido casi desde siempre una importante orientación de lucha contra
la pobreza, pero difícilmente ha llegado a formar parte de una
estrategia nacional de construcción de sociedad y Desarrollo. En
cuanto a la implementación concreta por el contrario la mayoría de
las veces han aparecido medidas parciales y discontinuas que no
llegaron a ser sostenibles, como forma de aproximación a la situación
de exclusión social y económica de los pobres rurales, lo que explica
su aparición y desaparición en función de ciclos ideológicos,
políticos y económicos en un contexto de creciente globalización y
liberalización.
En el plano conceptual, en América Latina el desarrollo rural ha
tenido casi desde siempre una importante orientación de lucha contra
la pobreza, pero difícilmente ha llegado a formar parte de una
estrategia nacional de construcción de sociedad y desarrollo. En
cuanto a la implementación concreta por el contrario la mayoría de
las veces han aparecido medidas parciales y discontinuas que no
llegaron a ser sostenibles como forma de aproximación a la situación
de exclusión social y económica de los pobres rurales, lo que explica
su aparición y desaparición en función de ciclos ideológicos,
políticos y económicos en un contexto de creciente globalización y
liberalización.
Como consecuencia de estas oscilaciones, se originaron cambios en los
principales actores del desarrollo rural en América Latina,
alternándose según los períodos las agencias de desarrollo, los
gobiernos y las organizaciones no gubernamentales. Ello explica que
durante los años 60 y 70 se evidenciara una próspera etapa de nuevas
formas de analizar lo agrario y rural en América latina, proveniente
de las universidades y centros de investigación, y sobre todo de la
CEPAL que llegó a crear un cuerpo de doctrina y pensamiento propio en
materia de desarrollo, mientras que los años 80 y parte de los 90,
ese fuerte interés por el campo se desvaneció y por lo tanto no se
registraron más que unas pocas excepciones. (Boisier, 2001).
En este contexto, a continuación se describen los enfoques y etapas
de las políticas y programas de desarrollo rural que los países de
América Latina han puesto en práctica a partir de la segunda mitad
del siglo XX.
En general, los enfoques y actuaciones de desarrollo rural de los
gobiernos de la región en estos años carecieron de articulación
teórica y práctica con las estrategias y políticas nacionales de
desarrollo, aunque por supuesto estuvieron influenciadas por éstas.
Las propuestas nacionales de desarrollo, especialmente después de los
80, no prestaron atención al sector agrario ni al desarrollo rural,
sino que tuvieron un claro sesgo urbano y macroeconómico, esto último
de acuerdo con el consenso de Washington. (Mora y Sumpsy, 2004).
Como conclusión del análisis de los enfoques se puede mencionar que
éstos fueron bastante incompletos, al no considerar algunos aspectos
centrales como:

-El funcionamiento y organización de los sistemas de producción de


los campesinos y pequeños productores.
-Las formas de organización y lógicas culturales de los campesinos y
pequeños productores.
-Las relaciones campo-ciudad y las características de la sociedad
rural.
-El funcionamiento real de los mercados.
-Los mecanismos de dominación y poder ejercidos sobre la producción,
comercialización y las condiciones de vida de los campesinos
pequeños.

2.2 Consideraciones sobre lo Rural-Urbano y el Planteamiento de un


enfoque: la Nueva Ruralidad.

La Nueva Ruralidad (NR)en su perspectiva latinoamericana ubica


aspectos de cambio fundamental en el territorio rural:
encadenamientos urbano-rurales, el empleo rural no agrícola, la
provisión de servicios ambientales, las certificaciones
agroambientales o “sellos verdes”, los pueblos como centros de
servicios, el papel activo de las comunidades y organizaciones
sociales y la diversidad ecológica-cultural como patrimonio (Rojas,
2008).
La perspectiva que impulsó la creación de empresarios agrícolas y la
tecnificación del campo que ha sido objetivo de los modelos de
desarrollo regional durante más de setenta años retomó un impulso con
políticas guiadas por la teoría económica que hoy rige la política
nacional e internacional, la teoría económica neoliberal. La
necesidad de incorporar cuestiones sobre sustentabilidad de procesos
económicos obligo la especialización de esta corriente teórica al
ámbito de la naturaleza conformándose así la propuesta ortodoxa de la
economía ambiental y una serie de sugerencias del desarrollo regional
que implican la gestión de servicios ambientales y la incorporación
del “capital social”. Concepto que se refiere a las posibilidades
productivas que devienen de una organización social que posee una
combinación particular de lo concreto-abstracto que posibilita
relaciones de confianza, reciprocidad, solidaridad y cooperación,
relaciones que se materializan en instituciones comunitarias. El
capital social es una construcción teórica ortodoxa cuyas
aportaciones recientes se deben a Colman y Putman, quienes en una
contextualización errónea (Fine en Burkett, 2001) tratan de dar al
concepto de capital de la economía neoclásica una aproximación a lo
social con una retroalimentación que se genera desde el punto de
vista individualista. El capital social es utilizado como un
complemento al capital humano que potencializa la producción; por
tanto, reduce la complejidad de relaciones sociales y lógicas en las
que se encuentra inmersa la producción comunitaria a un agilizador de
la productividad.
La Economía Ecológica, (EE) como contraposición a la economía
ambiental, enfatiza el hecho de que los mercados no pueden asignar
valores a los recursos naturales y afirma que los sistemas
productivos campesinos son energéticamente más eficientes y generan
un menor impacto. La EE, plantea la necesidad de un enfoque
transdiciplinario en la solución de conflictos sociales, ecológicos y
económicos, además de que parte de la aplicación de principios éticos
que guían la toma de decisiones y la construcción de alternativas. La
Economía Ecológica propone que la dirección de las comunidades
rurales en la búsqueda de soluciones a sus conflictos sociales y
ambientales se acompañe de un dialogo de saberes por parte de
universidades y centros de investigación. Sus fundamentos
metodológicos: pluralismo metodológico y apertura histórica
posibilitan la interacción de diferentes posturas teóricas y
metodológicas.
El objetivo de este documento es mostrar que existe un debate al
interior de esta corriente que ha derivado en dos modelos de
desarrollo regional contrapuestos, el enfoque basado en la
participación del mercado y el que aboga por la autonomía, la
autogestión y la autodirección del camino progreso de las
comunidades.
2.2.1 Lo rural y lo urbano en relación con la globalización.

Dentro del siguiente contenido es tratar diversos temas, los cuales


se encuentran relacionados los ámbitos rulares, urbanos y su relación
con la globalización, donde se hablara de los paisajes rurales, es
decir, aquel en el cual predominan las actividades de explotación
agrícola, la vivienda rural aislada y una morfología con predominio
de elementos naturales y en menor grado antrópico2.
Este es un sistema abierto y por tanto bastante dinámico, en el cual
las transformaciones están determinadas por las interacciones entre
los factores abióticos, bióticos y antrópicos. También nos muestra la
relación que tiene con lo urbano y su importancia.
Por otra parte, el término "globalización" ha invadido gran parte de
nuestro lenguaje cotidiano. Toda referencia al panorama científico,
político, social, económico y cultural se halla absorbida por esa
palabra de la cual poco y nada sabemos en profundidad.
En términos generales es un fenómeno propio de los años '90 en virtud
del amplio desarrollo de los medios de comunicación que ponen al
alcance de gran parte de la población todos los sucesos que acontecen
en distintos lugares del mundo en cuestión de segundos,
principalmente a través de la televisión satelital y la red
informática de Internet.
En este apartado se presentan una serie de conceptos referidos al
ordenamiento territorial, la planificación urbana, el espacio
periurbano y la nueva ruralidad en el contexto de la urbanización, en
que se reivindica al espacio y la condición de abordar el aspecto del
ordenamiento del territorio desde la perspectiva de la población. El
ordenamiento territorial y ecológico, así como la planeación urbana
han sido problemáticas de todos los tiempos y mayormente cuando
existe la presión demográfica que demanda nuevos usos del suelo.
Este es un tema de importancia para el estudioso de la sociología
rural y de los procesos de transición rural-urbana y urbano-rural que
se presentan permanentemente en el entorno de los centros de
desarrollo político-industriales como son las ciudades, las que en
general imponen al campo la dinámica de ordenamiento y de
conformación regional. Las ciudades entendidas como centros rectores
del poder que dictaminan los usos del suelo y del espacio orientadas
por el poder del capital y del Estado político. En estudios de
planeación del territorio para actividades de producción agrícola,
así como en planes de desarrollo regional es de gran importancia que
el sociólogo rural haga uso de los sistemas de información geográfica
(SIG), con el objeto de conocer mejor sus comunidades y el espacio

2
Antrópico es un término que proviene del griego ἄνθρωπος cuya pronunciación es anthropos lo que significa “humano”,
es todo aquello que tiene que ver con los seres humanos y su posición en cuanto a lo natural, ya que engloba a todas
las modificaciones que sufre la naturaleza por causa de la acción humana.
ambiental que las contiene, y no solo estudiando el ámbito técnico y
productivo, sino humano.
Un grave problema es el de poder predecir adecuadamente cómo será el
futuro crecimiento de la población en una región y de qué manera sea
posible garantizarle condiciones de vida digna; con el uso de
técnicas de información demográfica y de la prospectiva planificadora
y social, es posible acercarse a los índices de crecimiento de esta y
plantear alternativas de ciudad sustentable. Un ejemplo lo constituye
el Modelo Futuro Alternativo del Valle Central de California, modelo
usado en la planeación con la finalidad de conservar el control del
agua, el control del crecimiento poblacional, la planeación del
transporte, el monitoreo de cosechas y el manejo de los recursos
forestales. Y en esta tarea la labor de los sociólogos rurales es
crucial, ya que tendrán que participar con el propósito, no solo de
explicar el pasado sino de crear el futuro.
El pasado está presente en nuestras comunidades, regiones y ciudades.
Hay escasez de estudios históricos que refieran sobre la conformación
de éstas, a pesar de la abundancia de datos, dispersos en archivos:
parroquiales, municipales, Archivo General Agrario y General de la
Nación, y además a la influencia en los estudios agrarios de la
visión de la sociología rural norteamericana que se tiende hacia el
aspecto descriptivo principalmente. En Estados Unidos esta se ha
convertido en ciencia especializada, que "se estudia con mapas y
diagramas, el desarrollo de servicios, los perímetros (service areas)
cubiertos en una aglomeración por el cartero, el médico, la escuela,
el centro comercial, el templo, etc. Incluso estudian
sociométricamente las visitas que las familias campesinas vecinas
intercambian los domingos". La sociología rural tiene, sin embargo,
su objeto propio: el análisis de las tradiciones locales, regionales
y nacionales aún vigentes. Ya que “La sociología rural estudia las
condiciones concretas de la vida campesina, los sistemas de cultivos
elaborados por la evolución histórica y que la agrobiología vuelve
parcialmente a considerar (alternación de cultivos, etc.)" Esta
incluye tres momentos que hay que tomar en cuenta:
a) comunidad vasta
b) comunidad del pueblo o rural
c) comunidad familiar. En donde el mundo campesino existe en
razón de características propias. El campesino aún tiene relevancia
en las sociedades actuales y en México está presente tal situación,
ya que no somos un país netamente urbano, aunque tengamos metrópolis
y grandes ciudades.
Se puede entender cómo las principales propuestas parten de que el
organismo rector del ordenamiento es la ciudad, y esta es una
realidad insoslayable, sin embargo, la búsqueda de una orientación de
lo rural hacia la ciudad deberá ser una tarea de la ruralidad
alternativa.
Una perspectiva de gran importancia se abre para la agricultura en
zonas urbanas, donde es posible hacer uso al máximo de la imaginación
y la tecnología, involucrando las instituciones y las políticas de
Estado en la producción agroalimentaria. La Agricultura Urbana,
integrada al ordenamiento territorial que repercuta en el espacio
vital de armonía para la comunidad.
Con una orientación hacia un eficiente espacio habitacional.
Entendiendo el espacio habitacional como el ámbito físico donde se
organizan los recursos materiales y administrativos que hacen posible
la residencia de una población humana.
Propiamente en el análisis del territorio debemos de involucrar una
metodología que contemple:
1. Estudios económicos
2. Organización social
3. Estudios de lo político
4. Estratificación y movilidad Social
5. Cambio estructural
6. Relación entre comunidad local y sociedad nacional
7. Estudios históricos
8. Planes ambientales

2.2.2. La nueva ruralidad en las teorías de ordenamiento territorial.

De acuerdo a la nueva concepción de la ruralidad que reconoce lo


rural desde el punto de vista de su complejidad, se hace entonces
necesaria la construcción de un nuevo enfoque de desarrollo.
En tal sentido, Manzanal, M. (2006) afirma que en la actual
construcción de un análisis crítico acerca del proceso de desarrollo
rural se hace imperante adoptar una perspectiva multidisciplinaria
que incluya al menos a la economía, sociología, geografía,
antropología, etc.
En este contexto es que toma cuerpo el concepto de Desarrollo
Territorial Rural, el cual busca enfocar en el territorio los ejes
articuladores del desarrollo, los cuales anteriormente se enfocaban
casi exclusivamente a nivel de los aspectos productivos y económicos.
Es decir, se intenta fortalecer las políticas centradas en los
lugares superando las visiones sectoriales e intentando dar cuenta de
la mulidimensionalidad de los espacios rurales. (Sepúlveda, S., 2001)
En esta concepción de desarrollo, se parte de la premisa de
considerar al territorio (lo local) como el producto una construcción
social, por lo tanto, compleja. Construido por los grupos sociales a
través del tiempo, a la medida y a la manera de sus tradiciones
culturales y necesidades, de acuerdo a una base de recursos
naturales, determinadas formas de producción, consumo e intercambio y
una red de Instituciones y formas de organización que le dan forma.
Con esta concepción, el enfoque territorial (como política
territorial) debe ser capaz de integrar dentro de sus estrategias a
las nuevas funciones que, a la luz del contexto actual, adquiere lo
rural, más allá de seguir conteniendo las tradicionalmente
consideradas. (Según Pérez, E. 2001) algunas de estas nuevas
funciones pueden resumirse en:
-Equilibrio territorial, para contrarrestar los efectos del
despoblamiento que ha sido por las políticas orientadas a la
concentración urbana.
-Equilibrio ecológico en cuanto a espacios conservadores de
ecosistemas y a la producción de paisajes abiertos y naturales.
-Producción de agua limpia y conservación de sus fuentes.
-Espacios para actividades de esparcimiento y recreo al aire libre
que, cada vez más, son demandados por los habitantes urbanos.
-Usos agrarios no alimentarios
-Sumideros de contaminantes del aire, agua y suelo.

En busca del equilibrio territorial.


La ordenación territorial se justifica desde su propio contenido
conceptual, como método planificado de ataque y prevención de los
problemas generados por los desequilibrios territoriales, la
ocupación y uso desordenado del territorio, y las externalidades3 que
provoca el crecimiento espontáneo económico, respecto de los cuales
los mecanismos de mercado resultan insuficientes. Se basa en la
noción de “sistema” al ser el territorio un sistema también, que
requiere mecanismos de control y regulación; y justamente estas
funciones corresponden al sistema de planificación y gestión
involucradas en el proceso de ordenamiento territorial. (Massiris,
2002).
La primera de las estrategias aplicadas fue la de planificación de
cuencas hidrográficas, iniciada desde principios de la década de los
40’s, siguiendo el modelo del Tennessee Valley Authority (TVA) en
Estados Unidos, De Mattos (1986). En este sentido han sido varios los
casos como los proyectos de desarrollo regional llevados a cabo por
la Comisión del Valle de San Francisco en Brasil en el año 1948, la
Comisión Nacional del Río Negro, en Uruguay; la Comisión del Grijalva
en el año 1951 en México y la Corporación del Valle del Cauca
(Colombia, 1954), entre otras más. Asimismo, varias estrategias de
desarrollo regional estuvieron relacionadas a políticas de reducir
las diferencias regionales, la implementación de polos de desarrollo
o crecimiento y las políticas de desarrollo rural integrado, por
nombrar solo algunas. Una de las definiciones de ordenamiento
territorial más aceptados y utilizados es el proporcionado por la
Carta Europea de la Ordenación del Territorio (Bruselas, 1993), en la
que se establece que la ordenación del territorio es la expresión
espacial de la política económica, social, cultural y ecológica de
toda la sociedad, concebida en un enfoque global, cuyo objetivo es el

3
Un ejemplo de una externalidad negativa es en la producción de energía nuclear trae beneficios para el generador de la
electricidad, pero trae impactos negativos sobre el medio ambiente con la creación de desechos radioactivos que son
perniciosos para la sociedad. Otro ejemplo puede ser que el uso del automóvil en centros de ciudad que puede ser
ventajoso para el usuario, pero trae impactos negativos para la sociedad, en atascos y en impactos medio ambientales
negativos. Ejemplo de una externalidad positiva puede ser el apicultor que trae benéficos a los agricultores locales que
necesitan la labor de las abejas para el desarrollo de su cosecha. Otro ejemplo positivo puede ser si mi vecino arregla su
casa y la pinta para que quede mejor a su coste y esta labor beneficia el valor total del barrio para todos. Un ejemplo similar
sería cuando un vecino quiere una valla entre los dos vecinos y la paga. Como esta nueva valla beneficia a los dos, el
segundo vecino recibe una externalidad positiva sin haberla pagado.
desarrollo equilibrado de las regiones y la organización física del
espacio siguiendo un concepto rector. Pero también es una disciplina
científica y una técnica administrativa porque tiende a ejercer una
acción voluntaria de intervención en los diferentes aspectos que
involucra un modelo de organización territorial.
En función de estos escenarios se definen los planes de desarrollo
territorial, priorizando siempre una coordinación vertical,
horizontal y temporal. Es decir, el ordenamiento territorial es
concebido como un proceso planificado, multidimensional, prospectivo
y democrático: Planificado El ordenamiento territorial se expresa a
través de planes, que conforman su principal instrumento. Estos
planes deben ser flexibles, de modo que puedan modificarse a partir
de las situaciones que se presentan y los inconvenientes que sean
necesarios cambiar. Además, deben tener continuidad temporal, es
decir que independientemente de los cambios de gobiernos, los planes
se pongan en marcha para el cual fueron definidos.
Multidimensional al momento de formular un plan es necesario evaluar
las características sociales, económicas, ambientales, políticas y
culturales; analizadas de manera integral y holística, como
estructuras territoriales que cambian con el tiempo y con el espacio.
Por lo tanto, entran en juego diversos elementos y condicionantes en
muy diversas escalas y/o niveles.
Prospectivo Esta cualidad se debe al hecho de que los planes de
Ordenamiento Territorial son diseñados y orientados en el largo plazo
y en el interés por la elaboración de escenarios futuros, hacia los
cuales se orienta la política ordenadora.
Democrático en todo proceso de ordenación territorial, los fines
últimos se vinculan directamente con el bienestar y sostenibilidad de
la población, por lo tanto, la población al ser el principal objeto
(sujeto), debe ser parte fundamental en el proceso de ordenamiento.
La ordenación anticipativa y estratégica aparece como aquella que
desea conciliar la economía de mercado con los nuevos roles del
Estado, concertando acciones y con las jurisdicciones territoriales.
Se dice anticipativa debido a que establece escenarios alternativos
de futuro como marco de referencia, es de consenso, acuerdo y
compromiso entre los actores y jurisdicciones, de reflexión, de
acción y trata de convertirse en un marco de referencia para la
gobernabilidad del territorio. Dada la ordenación del territorio como
un proceso holístico que se plasma en el espacio e involucra factores
naturales y humanos, los fines pueden ser muchos y variados,
dependiendo de la complejidad del territorio. Como ejemplo podemos
citar:

• Reducir la elevada concentración de población, recursos y


oportunidades de desarrollo.
• Mejorar la localización de las actividades económicas como
agricultura, ganadería, industria, energía, etc.
• Organizar las zonas rurales con sus correspondientes actividades
agropecuarias, forestales, turísticas, etc.
• Alentar las inversiones respetando las características ambientales
y priorizando la equidad social.
• Disminuir las desigualdades sociales y económicas.
• Localizar los asentamientos poblacionales con sus correspondientes
áreas de cobertura de los servicios y equipamientos.
• Delimitar las zonas con riesgos naturales y de protección de flora
y fauna.
• Reducir la degradación natural del territorio.
• Fortalecer la competitividad de regiones aprovechando las
potencialidades y reduciendo las desventajas.
• Priorizar la relación armónica entre la sociedad y la naturaleza en
la interrelación entre lo intersectorial y lo interjurisdiccional.

La participación activa de los grupos de interés en los casos de


ordenamiento territorial y desarrollo rural se destacan por:

1. Socializar las conclusiones del diagnóstico territorial para


iniciar una reflexión conjunta Políticos-Técnicos-Comunidad sobre
la organización y ordenamiento del territorio local;

2. Determinar criterios y opiniones sobre diferentes escenarios del


desarrollo territorial para insertar una idea de dirección del
proceso territorial (hacia dónde queremos avanzar) como base para
la planificación de actividades y ordenación del territorio;

3. Identificar acciones consensuadas que serán necesarias para


alcanzar los escenarios planteados, para poder crear
posteriormente un banco de proyectos necesarios, que sean
realizables y se puedan atender con presupuestos reales.

4. Rescatar la experiencia de participación social.

5. La necesidad de planificar las áreas rurales.

En el contexto actual de fuerte interdependencia entre los


territorios resulta muy difícil establecer los límites y una
modalidad única de vida rural. A grandes rasgos, éstos podrían
subdividirse en:

-aquellos que tienen una interdependencia muy fuerte con las áreas
urbanas (agriculturas periurbanas) y como consecuencia de ello, sus
funciones se encuentran mediatizadas por las exigencias del mercado
urbano: áreas rurales para aprovisionamiento de mercados urbanos,
turismo, viviendas secundarias, depósitos de residuos urbanos, etc.
-el espacio rural clásico, con bajas densidades de población, bajo
nivel de valor agregado por unidad de superficie, baja proporción de
suelo urbanizado, predominio de usos del suelo extensivos y con
muchas oportunidades, con escasas alternativas de trabajo y de
desarrollo para su población. Esta última condición puede llevar al
declive demográfico (envejecimiento, etc.)
En ambos casos se trata de territorios vulnerables: el primero
expuesto a los cambios operados en las ciudades y sus demandas de
espacio; y el segundo expuesto a los factores naturales, la sutilidad
de los mercados y su propia tendencia a obtener productos de baja
diversificación y valor agregado.
Así, se establece una cierta diferenciación espacial entre regiones,
la cual contigua con disparidades que tienden a minar la estabilidad
del sistema territorial en el mediano y largo plazo. (Sepúlveda,
2001, p. 31) afirma que “la diferenciación espacial y los tipos de
enlaces entre regiones se hacen evidentes por medio de tres
características del sistema socioeconómico y político institucional:

-concentración geográfica de las actividades económicas y de la


población en unas pocas unidades territoriales y en centros urbanos
que tienden a transformarse en megalópolis
-centralización, en estas unidades territoriales, del sistema
institucional responsable por los procesos de toma de decisiones
-disparidades externas en el nivel de las condiciones de vida entre
la población localizada en estas unidades territoriales y la que
habita en otros espacios territoriales.

Así en primer lugar, se debe hacer referencia al Desequilibrio


territorial dado por la excesiva concentración de población en unas
pocas áreas, mientras que en otras se evidencia desiertos de
población, y las diferencias en cuanto al acceso a servicios e
infraestructuras (educación, salud, red vial, etc.)
La falta de servicios, equipamientos e infraestructura son algunos de
los elementos fundamentales que deben ser afrontados en toda política
de desarrollo rural. La inaccesibilidad, la falta de conectividad
entre los centros poblados del sistema territorial, la escasez de
oferta de servicios y equipamientos en calidad y cantidad, configuran
elementos que, sumados a una actividad económica errática, propician
la expulsión de población de las zonas rurales, al percibir un gran
contraste entre su calidad de vida y la de los centros urbanos.
En segundo lugar, los impactos ecológicos y paisajísticos debidos a
la localización e incompatible con el medio.
La gestión ambiental es intrínseca e indisociable al ordenamiento
territorial, ya que constituye un elemento preventivo de aquella: la
mala localización de una actividad Medio Rural en declive
Efectos/Problemas Medio Urbano denso, Déficit de equipamientos e
infraestructuras Movimiento pendular Residencia-trabajo, Deterioro de
paisajes y ecosistemas, Pérdida de cultura y tradición, Degradación
del patrimonio edificado, Aislamiento Inseguridad, Declive Defecto de
actividad, Despoblamiento, Abandono de usos Población escasa y
dispersa, Falta de vigilancia, Falta de vías y medios Colapso,
Intensificación de actividad, Superpoblación, Mezcla y superposición
de uso, Falta de contactos, Anonimato Congestión de vías nociva para
el medio que sólo admite medidas correctivas muy costosas, difíciles
y muy poco eficaces.
La gestión ambiental tiene como finalidad prever y localizar las
actividades después de una evaluación de los ecosistemas y paisajes.
Esto permite que la compatibilidad de un territorio sea aceptado
controlando la forma en que se ejerce: los procesos de producción,
las materias primas que utiliza, los residuos que produce y su
destino, etc.
En tercer lugar, el despilfarro de recursos naturales, tanto por la
sobreexplotación como por la falta de actividad.

2.3 La nueva ruralidad y el desarrollo rural.

La Nueva Ruralidad
En la actualidad conviven dentro de las áreas rurales
latinoamericanas diferentes realidades socio-productivas, lo que los
especialistas han dado en llamar rasgos de la antigua y de la nueva
ruralidad. División que intenta resaltar los cambios socioproductivos
y los procesos de diferenciación territorial que en los últimos años
han tenido lugar en las áreas rurales. Los orígenes del concepto
nueva ruralidad están asociados a los procesos ocurridos en las zonas
rurales europeas, donde son mucho más evidentes los procesos
característicos que la definen. En Latinoamérica, en cambio, la
superposición y convivencia de ambas situaciones hace más difícil
establecer una división taxativa. De todos modos, la ruralidad
tradicional podría definirse de acuerdo a algunas de sus
características más relevantes:

-Población abocada exclusivamente a la actividad agropecuaria.


-Homogeneidad de las estructuras sociales.
-Territorios con baja densidad poblacional, despoblamiento disperso y
aislado con bajas condiciones de bienestar y de accesibilidad a
servicios e infraestructuras.
-Analfabetismo y escasa escolaridad.
-Homogeneidad en sus pautas culturales: lenguaje, creencias,
tradiciones, etc. En cambio, en el contexto actual la nueva
ruralidad (en oposición a la ruralidad tradicional) puede
caracterizarse según (Gómez, E. 2001, Año 5-Vol 1 -Número 6 ISSN:
1852-0006) de acuerdo a tres aspectos:

-Territorial: determinado por el cambio en la valorización de los


espacios rurales, determinado una mayor demanda por el consumo de
dichos espacios, y el consecuente aumento de los conflictos de usos.
-Ocupacional: mediante el cambio en el peso relativo de las
actividades primarias en pos de las secundarias y terciarias y en
las nuevas formas de relación laboral.
-Cultural: los estilos de vida propiamente rurales están siendo
transformados por los valores de la modernidad.
Así, hoy podría decirse que las nuevas visiones de lo rural
trascienden lo netamente agropecuario y superan la visión de
aislamiento, tendiendo a fortalecer los vínculos hacia lo urbano en
cuanto no sólo a la provisión de alimentos, sino también de bienes y
servicios como la oferta de recursos naturales, espacios de ocio,
etc. Es decir, que la simpleza y homogeneidad atribuida a la
ruralidad tradicional está dando paso a un escenario de mayor
complejidad, más interconectado y más dinámico.

Profundizando mas la visión sociológica de la ruralidad, que surge en


Europa y tiene un desarrollo más acabado en Estados Unidos a mediados
del siglo XX, destaca por un lado, la relación directa entre lo rural
y lo agrícola y, por otro, ubica lo rural como una categoría residual
en los albores de la industrialización. Al cambiar las exigencias que
en América Latina el sector industrial se impuso a lo rural, y
considerando el regreso de la dinámica económica globalizadora que ha
modificado la estructura productiva y su base material en los últimos
treinta años, es menester considerar también las nuevas exigencias y
formas de vinculación entre ambos espacios. La Nueva Ruralidad se
propone el estudio precisamente de esa nueva relación y sus efectos
en el territorio rural: efectos socioeconómicos de la emigración en
las comunidades; pobreza; estrategias productivas; diversificación,
gestión sustentable de recursos naturales y la adquisición de
capacidades para la colocación de productos al mercado y movimientos
sociales cuyo principal reclamo es la autonomía.
La vigencia de la noción de lo rural como opuesto a lo urbano comenzó
a cuestionarse, dando lugar a explicaciones que atienden la
complejidad de una relación caracterizada por la creciente pérdida de
importancia de la agricultura como motor del dinamismo de los
espacios rurales y por una desagrarización del medio rural y la
consecuente migración y envejecimiento de su población. Algunos
estudios observan que “el escenario de eficiencia productiva y de
competitividad afecta a las diferentes actividades productivas y a
los sistemas locales incrementando su vulnerabilidad”.
Los pequeños campesinos son los mayores afectados: sienten que el
mercado les exige productos de calidad, competencia sin alteración
del medio ambiente y constituirse en dinamizadores del desarrollo
local equilibrando equidad, eficiencia y sostenibilidad. A la vez
nuevas demandas del mundo urbano potencian las posibilidades del
mundo rural en tanto alternativa turística y residencial, impulsando
la revisión de los patrones de uso y consumo del medio rural e
introduciendo nuevos actores preocupados y decidiendo sobre el futuro
del medio rural, ya no concebido entonces como espacio agrario sino
como un territorio integrado con recursos, identidad y participación
activa en su desarrollo.
La expulsión de medianos y pequeños productores del sector, las
continuas migraciones campo-ciudad; la creciente orientación de la
producción agropecuaria hacia los mercados, la articulación de los
productores agrarios a complejos agroindustriales en los que
predominan las decisiones de núcleos de poder a grandes empresas
trasnacionales acompañando la creciente concentración de la tierra
relacionada con el capital financiero y agroindustrial.
El uso del concepto nueva ruralidad adquiere dimensiones diferentes
en Europa y América Latina, a pesar de estar atravesadas por las
dinámicas que impone el capitalismo actual. La relación entre lo
rural y lo urbano, en tanto revalorización o no de las
potencialidades de lo rural más allá de mero proveedor de alimentos,
la presencia o no del Estado, en tanto garante y protector de
aquellas actividades agrarias tradicionales y no competitivas que se
desarrollan dentro de sus territorios y las posibilidades de
negociación y/o resistencias de los pequeños propietarios e indígenas
frente al Estado y a las multinacionales, marcan las particularidades
de cada caso.
La interpretación de esos fenómenos marca una línea que separa a los
teóricos de la Nueva Ruralidad. Por un lado, están quienes ven los
efectos de la globalización en el territorio rural como una
agudización de la crisis, en términos de desestructuración de las
relaciones sociales en las comunidades por el efecto del
individualismo, profundización de la pobreza, explotación,
degradación ambiental, proletarización y ven a la pluriactividad como
una estrategia de supervivencia y resistencia, “una forma de
aferrarse a la tierra y evitar su proletarización, ya que solamente
los campesinos más ricos, son una minoría, han sido capaces de usar
esta diversificación como una estrategia de acumulación”.
Las actividades en las sociedades rurales son mucho más complejas que
las visiones que la producción agropecuaria, bajo el marco de la
globalización del capital. La vida rural, tradicionalmente asociada
con la actividad agropecuaria, abriga ahora una diversidad de
actividades y relaciones sociales que vinculan estrechamente las
aldeas campesinas con los centros urbanos y la actividad industrial.
La importancia del espacio rural se incrementa y también se
transforma por el papel que juegan actualmente las comunidades
indígenas y campesinas en la gestión sustentable de los recursos
naturales, no solamente porque ellas se encuentran en zonas de
importancia natural estratégica sino por el conocimiento que han
adquirido a través de generaciones de su entorno y las innovaciones
que en cuanto a formas de producir surgen en ellas con la
colaboración de facilitadores de tecnología como ONGs, asociaciones
civiles e instituciones de investigación. Es precisamente el análisis
de la coevaluación de las sociedades rurales no capitalistas con la
naturaleza lo que la Economía Ecológica necesita incorporar a su
cuerpo teórico para generar alternativas.
Es posible establecer una separación de las condiciones que enfrentan
los diferentes espacios rurales clasificando sus opciones en cuanto a
empleo y producción. Por un lado, el creciente interés de los Estados
por llevar inversión extranjera y tecnología industrial a la
producción agrícola ha generado una dinámica de producción como
extensión del sistema de producción capitalista, proletarizando
algunas de las zonas en las que se ha desarrollado esa dinámica
productiva.
Si partimos de la perspectiva oficial podemos dar cuenta de que
existen cada vez mayores segmentos de población rural excluidas de
toda posibilidad de integración al mercado de trabajo capitalista, la
distribución del ingreso no ha cambiado o aún ha empeorada; incluso
cuando en el caso de México ha existido una tendencia al incremento
de la pobreza en zonas urbanas mayor que en las rurales, el acceso a
la educación y a servicios que debería de existir por parte de los
gobiernos federales y locales es en extremo limitada en las
comunidades indígenas y campesinas. La novedad rural que surge al
mismo tiempo como una alternativa es la generación de estrategias por
parte de las comunidades indígenas y campesinas de progreso autónomo.
No consisten en la adopción de los modelos de desarrollo del sistema
dominante que no derivan en una adhesión a la sobrepoblación
fluctuante, latente ni estancada en el mercado de trabajo. Por eso,
se puede empezar a repensar este sector de la sociedad compuesto de
nuevos sujetos sociales, capaces de construir sus propios modelos de
desarrollo. Esto hace necesaria una especificación, no se arguye que
la sociedad rural en su conjunto se encuentren en dicha dinámica,
pero se reconocen los aportes de las comunidades que se encuentran
generando alternativas.
La Nueva Ruralidad provee una visión distinta del núcleo del sector
rural, las comunidades campesinas e indígenas, donde están el
surgimiento nuevas modalidades económicas ecológicas, autogestivas,
auto-organizativas, y autonómicas de una gran cantidad de comunidades
que actualmente presentan una combinación entre métodos tradicionales
con innovaciones técnicas que posibilitan una mejora en sus términos
de intercambio y por tanto, un incremento en su nivel de vida
entendido en los propios términos de las comunidades. Al centro de
esta visión está el reconocimiento de una cosmovisión que exige la
cooperación entre comunidades que genera redes para fortalecer una
economía que se encuentra inmersa en la totalidad de las relaciones
sociales conducentes a un equilibrio entre la actividad humana y la
natural. Las estrategias productivas de muchas comunidades indígenas
y campesinas gozan del reconocimiento internacional, debido al manejo
sustentable de los recursos naturales, como es el caso de las
Empresas Comunitarias Forestales. Anteriormente se consideraban
atrasadas y sin posibilidades de subsistir en un sistema donde se
privilegia la acumulación de capital y la generación de ganancias.
Estas estrategias van tomando mayor relevancia conforme se evidencia
el significado de la perdida de ecosistemas.
Los principales productos que se comercian por esta vía son
agrícolas, generados por pequeñas unidades productoras entrelazadas
para asegurar volúmenes comercialmente viables, las cuales,
participan en un mercado solidario organizado por instituciones del
Comercio Justo en Europa y en otras partes. Al trasladarse a la
esfera de la circulación, su venta permite a las comunidades obtener
un excedente económico que es utilizado tanto para la reposición y
ampliación de sus medios de producción como para el mejoramiento de
condiciones de vida de la comunidad.
Elementos como la diversificación productiva, uso creativo de
recursos naturales y la participación local en la planeación e
implementación de técnicas productivas, además de la
autodeterminación, son fundamentales para entender la existencia de
una relación económica diferente entre ciertos espacios rurales y el
sistema capitalista. Los sistemas de producción y reproducción social
de los pequeños productores, unidades familiares campesinas y
comunidades se están transformando y han originado una nueva
estructura de Actividades No-proletarias Generadoras de Excedentes.
Estas actividades son posibles por una combinación de factores que
van desde las cuestiones de equidad de género, la sustentabilidad del
medio ambiente, la generación de redes entre comunidades hasta la
ampliación de canales de comercialización.

2.3.1. La planificación como instrumento de desarrollo rural.

El origen y fundamento de la planificación estratégica no es algo


novedoso, ya que se hizo uso de ella en la antigua Grecia y China con
fines bélicos, aunque sea en las dos últimas décadas cuando se ha
utilizado como metodología aplicada en la planificación territorial
urbana y en el mundo empresarial. Su aplicación a la planificación
rural es más reciente y se ciñe a la última década del siglo XX. La
mayoría de los conceptos e instrumentos de la Planificación
Estratégica han sido extraídos de la práctica empresarial; la cual a
su vez se nutrió de las experiencias aportadas por el ámbito militar.
La planificación estratégica, independientemente del ámbito en el que
se aplique (empresarial, urbano o rural), dispone de un cuerpo
teórico de definiciones, metodología e instrumentos de análisis que
permiten la aplicación de los principios estratégicos a cualquier
ámbito. La definición más aceptada puede relacionarse con la
siguiente: “modo sistemático de gestionar el cambio, con el propósito
de lograr mejoras en cuanto a competitividad frente al exterior o
entorno, reorientar su actividad productiva y obtener un mayor
beneficio de cara al futuro” (Fernández Güell, 1997).
Este proceso da lugar a la formulación de una serie de Estrategias
para que un determinado ámbito pueda abordar su desarrollo futuro, en
términos de crecimiento, teniendo presentes los puntos fuertes y
débiles, así como los retos y oportunidades.
La Planificación Estratégica Rural se centra en los cambios
estructurales que sufre el medio rural, por lo que se requiere una
redefinición de dichos ámbitos. El Plan Estratégico, entendido como
producto se manifiesta, por lo general en un documento que contiene
una declaración de misión, objetivos y una serie de acciones
concretas; con la correspondiente asignación de recursos para su
ejecución.
Independientemente del ámbito territorial al que se aplique, queda
definida por varios aspectos que hemos de tener presentes:
* Identificación de puntos fuertes y débiles (Fortalezas y
Debilidades -FODA).
* Detección de amenazas y oportunidades (-FODA).
* Participación de los agentes sociales locales.
* Diseño de estrategias o acciones clave.
* Asignación de recursos para la ejecución de dichas acciones.

En el proceso metodológico tradicional de la planificación


estratégica pueden distinguirse una serie de fases:

FASE DE ANÁLISIS
* Análisis Externo (Identificación de riesgos y oportunidades)
* Análisis Interno (Identificación de puntos fuertes y débiles)
* Especificación de la misión (objetivos y metas)
* Análisis de Posicionamiento – Diagnóstico. (permite sintetizar los
resultados de la visión estratégica sobre el futuro modelo de
desarrollo de la zona e identificar posibles Estrategias).
* Identificación de temas críticos (aspectos de la zona que necesitan
de una urgente intervención).

FASE DE PLANIFICACIÓN
* Identificación de Estrategias Alternativas (fundamentadas en el
Diagnóstico)
* Selección de Estrategias (concretadas en Ejes Estratégicos,
Proyectos y Acciones concretas),

FASE DE IMPLANTACIÓN
* Ejecución y desarrollo de las Estrategias (Proyectos y Actuaciones.

FASE DE REVISIÓN ESTRATÉGICA


* Determinación del horizonte temporal
* Evaluación de resultados

Enfoques de Desarrollo Rural en América Latina

Lograr el desarrollo del medio rural no ha sido, ni es tarea fácil,


ya que el objetivo de desarrollo ha variado según el modelo vigente
en cada etapa y cada espacio. Las ideas sobre el desarrollo rural se
han basado en dos vertientes de pensamiento. Uno, referido a los
aspectos conceptuales, el otro a los aspectos asociados a la práctica
del desarrollo rural por parte de las agencias de desarrollo.
En el plano conceptual, en América Latina el desarrollo rural ha
tenido casi desde siempre una importante orientación de lucha contra
la pobreza, pero difícilmente ha llegado a formar parte de una
estrategia nacional de construcción de sociedad y desarrollo. En
cuanto a la implementación concreta (práctica) por el contrario la
mayoría de las veces han aparecido medidas parciales y discontinuas
que no llegaron a ser sostenibles como forma de aproximación a la
situación de exclusión social y económica de los pobres rurales, lo
que explica su aparición y desaparición en función de ciclos
ideológicos, políticos y económicos en un contexto de creciente
globalización y liberalización.
Como consecuencia de estas oscilaciones, se originaron cambios en los
principales actores del desarrollo rural en América Latina,
alternándose según los períodos las agencias de desarrollo, los
gobiernos y las organizaciones no gubernamentales. Ello explica que
durante los años 60 y 70 se evidenciara una próspera etapa de nuevas
formas de analizar lo agrario y rural en América latina, proveniente
de las universidades y centros de investigación, y sobre todo de la
CEPAL que llegó a crear un cuerpo de doctrina y pensamiento propio en
materia de desarrollo, mientras que los años 80 y parte de los 90,
ese fuerte interés por el campo se desvaneció y por lo tanto no se
registraron más que unas pocas excepciones. (Boisier, 2001).

2.3.2 Políticas, planes y programas gubernamentales y privados de


apoyo como detonante del desarrollo rural.

Política de desarrollo rural


El objetivo general en este campo es el mejoramiento sostenido de la
calidad de vida de la población rural de bajos ingresos procurando
asegurar, al mismo tiempo, una efectiva y eficiente contribución de
la economía rural al proceso de desarrollo nacional. Para ello se
apoya el desarrollo de las economías campesinas y otros sectores de
menores ingresos de las áreas rurales a través de diversas
combinaciones de esfuerzos de acuerdo a las circunstancias
específicas de cada comunidad local.
Campos de Actividad
El Banco, mediante operaciones de financiamiento y cooperación
técnica, colabora con los países en su búsqueda de soluciones
apropiadas de desarrollo rural ajustadas a las circunstancias
concretas de cada momento y lugar, con énfasis especial en tres
campos complementarios de actividad:
1. El fortalecimiento de la capacidad nacional para identificar y
preparar mejores programas y proyectos, incluyendo el apoyo a la
formulación de medidas que mejoren el entorno general para el
desarrollo rural y un esfuerzo para relacionar más productivamente la
capacidad analítica y de investigación de la región con la búsqueda y
elaboración de soluciones operativas.
2. La movilización de los esfuerzos de la población rural, lo cual
implica estimular su participación en la adopción de decisiones,
actividades de organización, capacitación y educación rural,
comunicación social, incluyendo cuando corresponda, el desarrollo de
formas asociativas de gestión económica que permitan abordar
soluciones socioeconómicamente viables.
3. Financiamiento de programas y proyectos que contribuyan a la
capitalización y dinamización de la economía rural y que actúen sobre
los mecanismos de retención y reinversión de excedentes de origen
rural, incluyendo el apoyo a poblados que cumplan funciones de
centros de servicios y mercadeo. En este sentido, el Banco otorga
préstamos para:
a) Proyectos productivos rurales para productores de bajos ingresos.
Su objetivo es contribuir al aumento de la producción e ingreso
del pequeño productor rural, asignando recursos para atacar a
través de una sola actividad una limitante específica que impide u
obstaculiza su desarrollo.
b) Proyectos de desarrollo agropecuario integrado. Son aquellos
destinados a resolver más de una restricción productiva y/o de
infraestructura económica. Su conceptualización contempla el
financiamiento de más de un componente sectorial, incluyendo entre
los beneficiarios directos a productores de bajos ingresos con
potencial para expandir su producción. Dentro de esta
categorización caben, entre otros, proyectos de inversión
simultánea en campos como crédito, asistencia técnica, mercadeo,
apertura de caminos, energía, etc.
c) Proyectos de desarrollo rural integrado. Con este tipo de
proyectos se atacan coordinadamente limitantes de naturaleza
productiva, de infraestructura económica y de servicios sociales.
Su conceptualización requiere la especificación de diversos
objetivos directos y contempla el financiamiento de dos o más
componentes sectoriales. Por su naturaleza, considera entre los
beneficiarios a la población rural de áreas marginadas procurando
desarrollar su potencial productivo y buscando su mejor forma de
incorporación a las actividades socioeconómicas del país.
d) Proyectos de infraestructura social. Se refieren a proyectos que
procuran mejorar las condiciones sociales y organizativas de las
comunidades rurales de menores ingresos, como ser proyectos de
salud, saneamiento, educación rural, organización comunitaria,
capacitación, etc.

Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 (es ejemplo o actualizar)


El Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 establece una estrategia
clara y viable para avanzar en la transformación de México sobre
bases sólidas, realistas y, sobre todo, responsables.

Está estructurado en cinco ejes rectores:


1. Estado de Derecho y seguridad.
2. Economía competitiva y generadora de empleos.
3. Igualdad de oportunidades.
4. Sustentabilidad ambiental.
5. Democracia efectiva y política exterior responsable.

Este Plan asume como premisa básica la búsqueda del Desarrollo Humano
Sustentable; esto es, del proceso permanente de ampliación de
capacidades y libertades que permita a todos los mexicanos tener una
vida digna sin comprometer el patrimonio de las generaciones futuras.
Hoy tenemos la oportunidad histórica de impulsar el Desarrollo Humano
Sustentable como motor de la transformación de México en el largo
plazo y, al mismo tiempo, como un instrumento para que los mexicanos
mejoren sus condiciones de vida.
La elaboración de este Plan estuvo sustentado en gran medida en la
perspectiva del futuro que queremos los mexicanos a la vuelta de 23
años, de acuerdo con lo establecido en el proyecto Visión México
2030.
Los objetivos nacionales, las estrategias generales y las prioridades
de desarrollo plasmados en este Plan han sido diseñados de manera
congruente con las propuestas vertidas en el ejercicio de
prospectiva.
Visión 2030 es una apuesta común por un Desarrollo Humano
Sustentable, una descripción del México deseable y posible por encima
de las diferencias. La imagen del país en el que deseamos vivir
dentro de 23 años da sentido y contenido a las acciones que como
gobierno y como sociedad emprendemos a partir de ahora.
Pretende fomentar un cambio de actitud frente al porvenir y detonar
un ejercicio de planeación y prospectiva que amplíe nuestros
horizontes de desarrollo.
Se trata de un referente, una guía, un anhelo compartido y a la vez
un punto de partida para alcanzar el desarrollo integral de la
nación. Existe el firme propósito de que los logros que consigamos
los mexicanos en los próximos seis años nos acerquen al país que
queremos heredar a las nuevas generaciones.

Conclusiones
El concepto de desarrollo ha evolucionado desde lo cuantitativo (y
monetario) que imperaba en la década de los sesenta para considerar
aspectos cualitativos; hoy día el concepto de desarrollo sostenible
se entiende como un desarrollo sensato, es decir, equilibrado entre
lo ecológico, lo social y lo ambiental. A nivel individual se
interpreta en términos de calidad de vida, lo que implica tres
dimensiones: la renta, las condiciones de vida y trabajo y la calidad
ambiental. Por ello resulta necesario identificar nuevos indicadores
para evaluar la calidad de vida. Esta parece que es equiparable en el
medio rural y el urbano, aunque las “luces de la ciudad” deslumbran
al individuo, lo que, unido a otras cuestiones, hace que siga
existiendo un grave desequilibrio territorial entre el campo y las
ciudades. Por ello parece recomendable prestigiar las formas de vida
rurales.
El medio rural produce externalidades positivas, es decir, beneficios
para el conjunto de la sociedad y por los que no percibe compensación
económica ni de ningún otro tipo: es de justicia poner en marcha
sistemas de compensación que contribuyan al desarrollo rural.
Durante los últimos años el desarrollo de la sociedad se ha extendido
de tal manera que la relación de las grandes ciudades con campos
agrícolas o territorio rural es de tal importancia que es imposible
separar el territorio urbano y el rural.
Principalmente los alimentos como las frutas y verduras, así como
trigos son alimentos de los cuales se abastece la sociedad a nivel
general y de esta manera las grandes empresas pueden exportar y
abastecerse del producto necesario.
Las grandes empresas que se han establecido en las ciudades son las
principales causantes del desarrollo tanto en carreteras como en la
extensión de producción ya que para ellos es importante contar con
rutas de transporte accesibles y rápidas para el manejo de la
mercancía de un lugar a otro.
Para cualquier ciudad es importante la inversión en el campo agrícola
ya que la materia prima que de ahí surge es el principal factor
económico tanto de las empresas como las del país, de igual manera
esto ayuda a la economía social y el mejoramiento tanto de salud y
educativo.

Bibliografía
http://www.iadb.org/es/acerca-del-bid/politica-de-desarrollo-
rural,6229.html
http://www.sagarpa.gob.mx/ganaderia/Publicaciones/Lists/Otros/Attachm
ents/1/PND_0712.pdf
http://www.fonaes.gob.mx/doctos/pdf/transparencia/DiagnosticoPFES/PRO
GRAMAS_GUBERNAMENTALES_DIAGNOSTICO_INAES.pdf
http://www.eumed.net/libros-gratis/2015/1489/ruralidad.htm
AGRICULTURA URBANA Y DESARROLLO LOCAL EN LA REGIÓN ORIENTE DEL ESTADO
DE MEXICO
Lic. Martín Pérez, Lic. Liliana Fernández, Lic. Federico Alegre
Planificación en territorios rurales 2009
Dra. RESURRECCIÓN GARCÍA INIESTA LA PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA EN EL
MEDIO RURAL Y SU APLICACIÓN EN EL ALTO ALMANZORA (ALMERÍA)
Universidad de Almería.
https://polis.revues.org/8846
http://www.scielo.org.mx/pdf/eunam/v3n8/v3n8a5.pdf

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