Вы находитесь на странице: 1из 1

Amada mía:

Señora mía veros entre tanta gente no me ha, dejado disfrutar de vuestra belleza, mi coraçón llora
porque vos se ha negado en regalarme una pequeña mirada, ahora coraçón poco a poco desfallece
de tristeza, estoy muy seguro de que sin vuestras miradas podría morir, ¡oh mi señora! Si algún mal
he provocado para que vos me castiguéis de esta forma porque todas mis hazañas han sido
ofrendadas para vos, mi bella dama es vuestra imagen la que no he podido sacaros de mi cabeça, me
ha sido imposible quitar tan majestuosa imagen de mí ser.

Señora mía compadezcáis de este caballero que por vuestra virtud daría la vida ante cualquier
desdicha, sacadme del sufrimiento, acabaos con la gran miseria que alberga esta alma, os ruego que
acabéis con mi infortunio. Enemiga que vos se habéis vuelto de mi coraçón, para tenerlo en pena, os
súplico que levantéis tan horrible castigo el cual azota mi alma, no temáis de mí, pues, me es
imposible dañarla lo único que quiero de vos es hablarle de mis tristezas, de las hazañas que por
vuestro honor he logrado y de lo feliz que vos me haría si aceptáis.

Vos podríais darme la más grande dicha, puesto que me encantaría que vos concedieras unos
minutos de vuestro valioso tiempo para poder admiraos detenidamente y poco a poco deciros todo
lo que me encanta de vos, si vos me lo permitieseis, lo podríamos hacer tranquilamente, podría
prometeros mí entera discreción para que vos pueda disfrutar de mis palabras, aquellas que saldrán
de vuestro coraçón, de mí compañía y de la magnífica platica que tendréis conmigo. Puedo
imaginar todos los secretos que esconde vuestra delicada boca, y sé que podréis guardaros un
secreto más. Si pudiera pedir un deseo seria poseer mi cuerpo y llenarte de dicha.

Dicha que no tengáis que contar a nadie, porque vuestro castillo se esconden espías. Dama mía
tengáis cuidado de que nadie os vea a nuestra platica, ya que, en secreto debe permanecer, si alguien
dijese algo de vuestro encuentro, terribles cosas pasaría.

Os espero en la fuente, aquella que se encuentra en el jardín del castillo, anhelo el verla mi amada
señora.

Вам также может понравиться