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Título: La autonomía municipal


Autor: Ábalos, María Gabriela
Publicado en: SJA 20/08/2014, 20/08/2014, 178 -
Cita Online: AP/DOC/1009/2014
Sumario: I. Introducción.— II. Naturaleza del municipio en la Constitución Nacional.— III. El
constitucionalismo provincial y la autonomía municipal
I. INTRODUCCIÓN
Los avances de la autonomía municipal en los veinte años de vigencia de la reforma constitucional de 1994
son significativos. Sus comienzos datan del constitucionalismo provincial que fue pionero en el reconocimiento
de la autonomía local mucho antes que se incorporara en la Carta Magna nacional. Contribuyó también en este
proceso la perseverancia de la doctrina y la creciente jurisprudencia de los tribunales, sobre todo de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación a partir del fallo "Rivademar" en 1989 y luego de la reforma de 1994, como en
el caso "Ponce" de 2005 donde reafirmó autonomía municipal fortaleciendo su reconocimiento.
El análisis del camino ascendente de la autonomía municipal tiene como contraste los casos puntuales de
retraso como son los de las provincias de Mendoza, Santa Fe y Buenos Aires que, frente a las veinte restantes,
siguen dando muestras de ausencia de voluntad de ajustarse al texto constitucional nacional que manda
reconocer tal autonomía.
II. NATURALEZA DEL MUNICIPIO EN LA CONSTITUCIÓN NACIONAL
Los planteos en torno a la naturaleza de la institución municipal han sido frecuentes en nuestro derecho
público argentino, registrándose ciertas discrepancias entre los autores como así también distintas posturas
jurisprudenciales tanto durante la vigencia de la Constitución Nacional de 1853/60 como luego de la reforma de
1994 (1).
A.El texto de 1853/60 dedica sólo un párrafo para referirse al municipio como institución en el art. 5º, al
expresar que las Constituciones provinciales deben "... asegurar el régimen municipal ...", siendo una de las
condiciones para que el Gobierno federal les garantice el goce y ejercicio de sus instituciones. La redacción de
esta cláusula no ha podido ser más insondable y misteriosa, generando un verdadero "vía crucis" municipal: el
problema de su naturaleza jurídica, el cual lleva necesariamente al tema de la autonomía y de la autarquía (2),
que dividió a la doctrina nacional y dio lugar a distintas interpretaciones jurisprudenciales.
1. La mayoría de los autores argentinos teniendo en cuenta los antecedentes históricos de nuestro país y la
importancia del municipio como célula de la democracia, adhirieron a la tesis que considera que el art. 5º trae
aparejada la autonomía de esta institución. Desde autores como Dana Montaño, Greca, Korn Villafañe, Sánchez
Viamonte, Bernard, Zuccherino hasta los destacados municipalistas Hernández, Frías, Rosatti, entre otros.
Bidart Campos sostenía que la Constitución habla de "régimen" como equivalente a "régimen político" por lo
que expresa que "tenemos base más que suficiente para concebir al municipio como una entidad de derecho
público políticamente descentralizada y autónoma". Cita en apoyo de su tesis a Vélez Sarsfield, quien en el art.
33 del Código Civil incluyó a los municipios como personas jurídicas "de existencia necesaria"(3).
La postura contraria sustentada por Bielsa, Villegas Basavilbaso, Marienhoff, Fiorini, Diez y otros,
considera al municipio como una entidad autárquica territorial. En relación con la interpretación del art. 5º
Bielsa expresa que éste "...ha impuesto a las provincias el deber de asegurar el régimen municipal, y las
provincias al dictar las leyes orgánicas de municipalidades, han establecido no la autonomía municipal, sino y
más bien un régimen de descentralización administrativa que constituye la autarquía territorial..." (4).
Frente a estas dos posturas que podríamos calificar de extremas, nos encontramos con una intermedia que
sostiene que el art. 5º comentado no obliga a las provincias a asegurar un régimen municipal autónomo o
autárquico, sino que deja esta caracterización al arbitrio de la constitución o norma provincial. Participan de esta
opinión, entre otros, Joaquín V. González, Bianchi, Castorina de Tarquini (5).
2. También se advierten distintas etapas en la interpretación jurisprudencial del régimen municipal. La Corte
Suprema de Justicia de la Nación, en la mayor parte del siglo XX fue predominantemente favorable a la
interpretación autárquica de la naturaleza municipal. En el conocido caso "Ferrocarril del Sud c. Municipalidad
de La Plata sobre cobro de impuestos. Recurso extraordinario. Competencia", que data del 1 de junio de 1911 (6)
, la Corte Suprema se pronuncia en términos generales diciendo que las municipalidades "... no son más que
delegaciones de los poderes provinciales, circunscriptas a fines y límites administrativos, que la constitución ha
previsto como entidades del régimen provincial y sujetas a su propia legislación (art. 5º de la Constitución
Nacional), para lo cual ejercen también facultades impositivas y coextensivas en la parte de poder que para este
objeto le acuerden las constituciones y leyes provinciales". Más adelante, completando la idea dijo que "no son
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entidades autónomas, ni bases del gobierno representativo, republicano y federal" ("Labella de Corso, Gilda y
otros c. Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires", 1942) (7). Esta línea interpretativa fue sostenida en varios
fallos durante más de ochenta años, coexistiendo con las interrupciones del orden democrático que se
sucedieron en Argentina desde 1930 hasta el retorno a la legalidad institucional acaecido en 1983 (8).
Esta larga etapa fue recién abandonada en marzo de 1989, momento en que el Alto Tribunal receptó las
aspiraciones de diversos sectores doctrinarios así como también, los nuevos aires del constitucionalismo
provincial al resolver el caso "Rivademar, Ángela Martínez Galván de c. Municipalidad de Rosario"(9). En este
pronunciamiento, la Corte expresó en el Considerando 8), que si bien es cierto que no puede afirmarse en forma
uniforme para todo el territorio de la Nación la autonomía o la autarquía municipal debido a que diversas
constituciones provinciales han sostenido la autonomía, plena o semiplena, de esta institución, debe reconocerse
que los municipios poseen diversas características que los hacen incompatibles con la noción de autarquía. Por
ejemplo: su origen constitucional, su carácter de persona jurídica necesaria, su base sociológica dada por la
población comunal, la imposibilidad constitucional de su supresión y el carácter de legislación local de sus
ordenanzas, constituyen notas que no se dan en los entes autárquicos. En el Considerando 9) reiteró que esta
institución tiene existencia necesaria debiendo las leyes provinciales otorgarles las "atribuciones mínimas para
el desempeño de su cometido", por ser "organismos de gobierno de carácter esencial con un ámbito propio a
administrar" (Considerando 10). Este fallo es trascendente para la vida municipal puesto que si bien la Corte
Federal no se expide expresamente en favor de la autonomía, es contundente al precisar las marcadas diferencias
de los municipios con las entidades autárquicas, y al reafirma que tienen existencia necesaria y que las
provincias tienen que reconocerles las "atribuciones mínimas para el desempeño de su cometido"(10).
B. Por su parte, la reforma de la Constitución Nacional de 1994 introduce el nuevo art. 123 que viene a
completar al citado art. 5º, en relación con las condiciones que deben cumplir las Cartas provinciales para que el
Gobierno Federal garantice a cada provincia el goce y ejercicio de sus instituciones. Así las constituciones
provinciales deberán asegurar no solamente la administración de justicia, la educación primaria y el régimen
municipal sino que además éste deberá poseer autonomía en el orden institucional, político, administrativo,
económico y financiero, con la salvedad que le corresponderá a cada constitución de provincia reglar su alcance
y contenido.
1. Mucho se ha escrito sobre el significado de los términos empleados en este artículo; se advierte que la
Constitución Nacional solamente declara tal autonomía y enumera sus ámbitos característicos, pero no la define,
deja a cada provincia la facultad de delinear su contenido conforme con su propia realidad municipal. Sin
perjuicio de ello, es posible precisar el sentido de cada uno de estos órdenes de la siguiente forma: el
institucional: supone la facultad de dictarse su propia carta fundamental mediante una convención convocada al
efecto; el político: elegir a sus autoridades y regirse por ellas; el administrativo: la gestión y organización de los
intereses locales, servicios, obras, etc.; y el económico-financiero: organizar su sistema rentístico, administrar su
presupuesto, recursos propios, e inversión de ellos sin contralor de otro poder.
Cabe cuestionarse qué ocurriría si una provincia al reformar su texto luego de 1994 desconociese lo
dispuesto en torno a la autonomía municipal en el art. 123. Las respuestas se dividen. Coincidimos con los que
entienden que tal omisión tornaría inconstitucional a la reforma provincial, implicando un clara violación a la
prelación normativa que se impone desde el art. 31, con el art. 75, inc. 22 y demás normas de la Constitución
Nacional, y que suponen relaciones de supraordinación y de subordinación entre la Nación y las provincias (11).
Pero también podría dar lugar a la declaración de intervención federal, prevista en el art. 6º, a la provincia
incumplidora, con el objeto de anular las normas emanadas de su poder constituyente local y restablecer la
vigencia de la plena conformidad del ordenamiento local con la Ley Suprema de la Nación (12).
El municipio aparece como un verdadero gobierno que integra el trípode con el orden Nacional y las
Provincias, cada uno en su esfera de competencia y con sus autoridades propias De ahí que, al fijar el "alcance y
contenido" de la autonomía municipal ninguna provincia podrá extremar las limitaciones que puedan llegar a
privar al municipio de un contenido mínimo en cada grado de autonomía ni extralimitarse de forma tal que se
dificulte el ejercicio de potestades nacionales o provinciales. En el cumplimiento de lo expresado surge
necesaria una buena coordinación de potestades que permita el crecimiento municipal en beneficio de la
provincia para el fortalecimiento nacional. Como es de competencia provincial encuadrar a sus respectivos
municipios dentro de los ámbitos de autonomía indicados pero reconociendo un mínimo en cada orden, es
constitucional que en una misma provincia coexistan municipios con un status de autonomía plena y otros con
una autonomía semiplena o relativa acorde con su propia realidad. Sin embargo, lo que no podrá la provincia es
desconocer la autonomía institucional a todos sus municipios pues estaría incumpliendo el mandato
constitucional ya que existiría un orden en el cual no se aseguraría un mínimo de autonomía.
2. Esta interpretación es reafirmada por la jurisprudencia del Alto Tribunal en varios pronunciamientos

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posteriores a la reforma. Merece especial tratamiento el caso "Ponce, Carlos Alberto c. Provincia de San Luis";
del 24 de febrero de 2005. Los temas analizados son varios (13) pero las consideraciones vertidas en el voto de la
mayoría sobre la autonomía municipal son medulares y ponen de manifiesto un decidido apoyo al
fortalecimiento de lo local.
Los miembros que votan mayoritariamente (Petracchi, Belluscio, Maqueda, Highton de Nolasco, Lorenzetti
—por su voto—), comparten los argumentos del Procurador y sostienen la inconstitucionalidad de las normas
provinciales atacadas como asimismo los actos que se fundaron en ellas, pues también han contribuido a
desarticular las bases de la organización funcional del municipio. Los principales argumentos esgrimidos son:
en primer lugar, que las disposiciones cuestionadas constituyen la asunción por parte de la autoridad provincial
de atribuciones que han sido asignadas exclusivamente a los ejecutivos municipales —como es convocar a
elecciones dentro de ese ámbito—, afectando seriamente la autonomía municipal al introducir una modificación
en ella de manera incompatible con el diseño constitucional. En segundo lugar, tal intromisión, de ser aceptada,
lesionaría la personalidad y las atribuciones del municipio, pues las autoridades constituidas deben respetar el
grado de autonomía asignado a los diferentes niveles de gobierno por el constituyente provincial. En tercer
lugar, si bien se reconoce la irrevisibilidad de los requisitos impuestos por la legislación provincial para la
elección de sus autoridades (14), no es aplicable cuando tales normas constituyen una clara violación de la
autonomía municipal, puesto que el precepto constitucional de asegurar la autonomía municipal no puede ser
desnaturalizado mediante una reglamentación provincial que produzca la caducidad de los mandatos
municipales.
III. EL CONSTITUCIONALISMO PROVINCIAL Y LA AUTONOMÍA MUNICIPAL
El constitucionalismo provincial ha efectuado un importante aporte al reconocimiento definitivo de la
autonomía municipal en el texto constitucional nacional, no solamente a través del movimiento reformador que
se inició en 1986 sino también a partir de los importantes precedentes constitucionales como fueron, por
ejemplo, la Constitución Santafesina de 1921 y la Cordobesa de 1923.
Los veintitrés textos constitucionales provinciales vigentes muestran una rica diversidad en el tratamiento de
los distintos aspectos de la autonomía municipal, brindando una respuesta propia, particular y concreta a sus
respectivas realidades (15). Ello convalida la concepción del municipio entendido como fruto del devenir
histórico, del desenvolvimiento tradicional de cada pueblo, que si bien viene impuesto por la propia naturaleza
del hombre, sus particularidades varían de una sociedad a otra. En relación con este trabajo se desarrollan los
aspectos relativos a la naturaleza del municipio.
A. En torno del aspecto institucional de la autonomía municipal es posible clasificar las Constituciones
provinciales teniendo en cuenta el momento en que han sido sancionadas, y los diferentes alcances y
significaciones atribuidos al término autonomía, en:
1. Autonomía municipal semiplena: se trata de constituciones que no reconocen la autonomía local en el
orden institucional, es decir, los municipios no poseen capacidad de dictarse su propia carta orgánica, sin
perjuicio de ostentar autonomía en los demás ámbitos como el político, el administrativo, el económico
financiero, aunque con matices. En este grupo podemos incluir a las Constituciones de Mendoza (1916) (16),
Santa Fe (1962) (17) y Buenos Aires (1994) (18), las cuales confieren al Poder Legislativo provincial la facultad
de dictar la ley orgánica que regirá a los municipios.
Como puede advertirse estas cartas han sido sancionadas en distintas épocas, así la de Mendoza es la más
antigua del país en vigencia, siguiéndole la de Santa Fe data del período que se inicia luego de la reforma
nacional de 1957; y la de Buenos Aires, es posterior a la nacional de 1994. Merece una especial reflexión ésta
última, ya que, pese a sancionarse luego de la reforma de 1994, mantiene en cuanto al régimen municipal lo
expresado por la Constitución de 1934 (arts. 190 al 197) como si nada se hubiera legislado en el orden nacional.
Losa ha expresado que estas disposiciones aparecen como estancadas en el tiempo, como si los convencionales
provinciales no hubiesen leído el art. 123 nuevo y sus consecuencias. Y agrega, que esta falta de adecuación a la
Ley Suprema tornaría inconstitucional la reforma bonaerense ya que, como recuerda, el art. 31 de nuestra Ley
Fundamental sigue vigente y por ende la preación normativa que de él se desprende no puede ser desconocida
(19). Además de la tacha de inconstitucionalidad que merece, sería susceptible de una intervención federal pues
se advierte la clara omisión en el cumplimiento de las condiciones impuestas por el art. 5º de la Carta Nacional,
que en torno del régimen municipal se amplía con el art. 123 en relación a la autonomía.
En estos tres casos es imperioso que las provincias respectivas pongan en marcha los procedimientos de
reforma constitucional (total o parcial o bien de enmienda o reforma de un solo artículo, como contempla la
provincia de Mendoza) (20) para adecuar sus respectivos regímenes municipales a las exigencias autonómicas,
so pena de ser pasibles de las señaladas sanciones (declaración de inconstitucionalidad e intervención federal).

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2. Autonomía municipal condicionada, limitada o restringida: en estos casos se reconoce la autonomía


institucional de los municipios pero con distintos condicionamientos ligados al Poder Legislativo provincial. En
este grupo figuran las Constituciones de Neuquén (1957/94/06), Chubut (1994) (21) y Salta (1986/98). Especial
es el caso de la de Tucumán (2006) que supedita el dictado de la Carta Orgánica a la convocatoria a
convencionales constituyente que hará el Poder Legislativo provincial.
La primera dispone que los Municipios de primera categoría dictarán sus respectivas cartas orgánicas (art.
275) pero establece que dichas cartas y sus reformas posteriores serán remitidas a la Legislatura, la que podrá
formular observaciones en un plazo no mayor de noventa (90) días de tomado estado parlamentario, las que
serán comunicadas a la Convención Municipal. Esta podrá rectificar el texto original en el término de treinta
(30) días. Vencidos tales plazos sin que medie pronunciamiento, queda sancionado el texto original (art. 276).
La Constitución de Salta (art. 174) condiciona la eficacia de las cartas municipales y de sus reformas a la
aprobación de la Legislatura a los efectos de su compatibilización, quien tiene como plazo máximo el de ciento
veinte días, transcurrido el cual quedarán automáticamente aprobadas. En cambio, la de Chubut (art. 231)
solamente somete la primera carta orgánica que dicte la convención municipal a la aprobación o rechazo de la
Legislatura, quien no podrá introducir enmiendas. Especial es la de Tucumán (2006) que dispone en su art. 132
que el dictado de la Carta Orgánica se hará mediante una Convención convocada por el Intendente en virtud de
una norma dictada por la Legislatura provincial, lo que, a la fecha no se ha concretado tornando ilusoria la
autonomía municipal.
Estas disposiciones son altamente critables ya que en nuestro ordenamiento jurídico, el único contralor al
ejercicio de este poder local, es el que le cabe al Poder Judicial a través de la declaración de
inconstitucionalidad. No estamos de acuerdo con que se le atribuya al poder legislativo las potestades
descriptas, ya que las consecuencias pueden ser nefastas para la autonomía municipal que puede sucumbir frente
a intereses político partidarios coyunturales. Estas provincias deben poner en marcha los mecanismos de
reforma de sus constituciones (ya sea total o parcial o bien el mecanismo de enmienda o reforma de un artículo
o de dos, como está previsto en la Constitución de Chubut, art. 271) para eliminar estos tipos de controles
políticos so pena de incumplir el mandato autonómico que viene del art. 123 de la CN.
3. Autonomía municipal plena: se reconoce autonomía en todos los ámbitos enumerados en el art. 123. En
este grupo podemos incluir a las dieciséis constituciones restantes, es decir las de Misiones (1958/64), San Juan
(1986), La Rioja (1986/98/02), Jujuy (1986), San Luis (1987), Córdoba (1987/01) (22), Catamarca (1988), Río
Negro (1988), Formosa (1991/03), Tierra del Fuego (1991) (23), Corrientes (1993/2007) (24), La Pampa (1994),
Chaco (1994), Santa Cruz (1994/98), Santiago del Estero (1986/97/2005) y Entre Ríos (2008), las cuales
reconocen a algunos municipios, en general a los denominados de "primera categoría", la facultad de dictar su
propia carta orgánica, sin perjuicio, de reglar también la autonomía en los demás órdenes (político,
administrativo, económico financiero).
Sobre el tratamiento de la autonomía institucional es posible distinguir aquellas constituciones que precisan
los requisitos o condiciones básicas a los cuales deberá ajustarse la carta orgánica que se sancionen: como el
sistema representativo, republicano, democrático, participativo; la forma de elección de sus autoridades; la
existencia de órganos de control municipales; mecanismos de democracia semidirecta, iniciativa, consulta
popular, etc. (25). Mientras que otras sólo expresan que las cartas municipales se deberán ajustar a los principios
contenidos en la Constitución provincial (26), o bien utilizan la fórmula genérica de sin más limitaciones que las
establecidas en esta Constitución (27).
B. En torno al territorio y la población, las provincias de Mendoza, Buenos Aires y La Rioja mantienen la
figura de municipio-departamento o municipio-partido que comprenden áreas urbanas y rurales. Mientras que,
la mayor parte de las demás constituciones provinciales se inclinan por el modelo de municipio-ciudad que
abarca solamente lo urbano, distinguiendo a su vez en categorías de municipios, con importantes matices en lo
que se refiere a la fijación del número de habitantes que determina cada una.
Por ejemplo, para la Constitución de San Juan será municipio con plena autonomía el que tenga más de 30
mil habitantes; para la de San Luis, más de 25 mil; para la de Santiago del Estero, más de 20 mil; para la de
Salta, más de 10 mil, etc.. Mientras que se reconoce como municipio a toda población de más de 2 mil
habitantes en la Constitución de Córdoba, pero podrán dictar sus cartas orgánicas aquellas que la ley reconozca
como ciudades, y las de menos de 2 mil habitantes constituyen comunas. En el caso de Neuquén, más de 500
habitantes constituye un municipio y los de más de 5 mil serán de primera categoría, los de menos de 5 mil pero
con más de 1.500 serán de segunda y los de menos de ese número pero más de 500 serán de tercera categoría.
Se observa una amplísima gama de alternativas en lo que hace a la población dentro de la tendencia clara a la
organización territorial como municipio-ciudad.

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En estrecha vinculación, la población municipal sirve para la categorización de los municipios, se reconocen
mayores grados de autonomía a los centros más poblados, denominados generalmente de "primera categoría",
distinguiéndolos de los de "segunda" y "tercera categoría". Por ejemplo poseen plena autonomía en todos los
ámbitos (institucional, político, administrativo, económico y financiero) en la Constitución de San Juan, las
ciudades que tienen más de 30 mil habitantes; en las de Santiago del Estero, y Chaco, las de más de 20 mil, etc.
En cambio, se observa la ausencia del aspecto institucional en los municipios denominados de "segunda" y
"tercera" categoría que son, por ejemplo, en la Constitución de Santiago del Estero, las ciudades de menos de 20
mil y más de 9 mil, y las de menos de tal cifra respectivamente. Esta carta provincial presenta como nota
peculiar que enumera a las distintas ciudades que integran cada categoría. Otras como la de San Luis distinguen
entre las ciudades de más de 25 mil y más de 1500, pero sin utilizar la terminología vista. Por su parte, la de
Córdoba tampoco emplea la palabra categoría, sino que habla de "municipio" y "comuna". En el caso de la
Constitución de Formosa, aparecen las "municipalidades" y las "comisiones de fomento". Situación diferente se
observa en la Carta Magna de Chubut, en la que se deja en manos del poder legislativo provincial la
determinación de las categorías y la delimitación territorial de las municipalidades, comisiones de fomento y
comunas rurales (art. 225), sin embargo la misma Constitución agrega que tienen municipalidades las
poblaciones en cuyo ejido urbano hay más de quinientos (500) inscriptos en el padrón municipal de electores y
tienen comisiones de fomento las poblaciones en cuyo ejido hay más de doscientos (200) inscriptos en el mismo
padrón. En cambio, la de La Rioja no establece ningún tipo de categorías, es decir que todos los municipios en
esa provincia tienen autonomía sin distinción indicándose que el ejido municipal coincidirá con los límites del
departamento.
Sin perjuicio de reconocer ciertas ventajas a uno u otro sistema, como la inmediatez en la prestación de
servicios y en la satisfacción de las necesidades locales del municipio-ciudad frente a la integración de lo
urbano y lo rural en el municipio-partido o departamento, no puede indicarse en abstracto cuál sería la mejor
organización local, sino que por el contrario, teniendo en cuenta que el municipio aglutina elementos históricos,
políticos, sociológicos determinados y propios de una sociedad local, la respuesta también debe ser concreta y
precisa.
(1) Sobre las distintas posiciones doctrinarias y jurisprudenciales ver María Gabriela Ábalos; "Municipio y
poder tributario local. Análisis doctrinario y jurisprudencial. Derecho tributario nacional, provincial y
municipal"; Ed. Ad-Hoc; Bs. As.; dic. 2007, también "El régimen municipal en el derecho público provincial:
principales aspectos"; en Dardo Pérez Guilhou y otros; "Derecho Público provincial y municipal"; tomo I; 2da.
edic. actualizada; Ed. La Ley; Bs. As.; sept. 2003; págs. 317/345, y "Evolución jurisprudencial de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en torno al régimen municipal"; en "Visiones de una Constitución";
Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales; Bs. As.; abril de 2004; págs. 155/189.
(2) Horacio D. Rosatti, "El federalismo en la reforma"; en Horacio D. Rosatti, Rodolfo C. Barra, Alberto M.
García Lema, Héctor Masnatta, Enrique Paixao, Humberto Quiroga Lavié, "La reforma de la Constitución", Ed.
Rubinzal-Culzoni, Bs.As., 1994, pág. 218. Del mismo autor "Tratado de Derecho Municipal"; 3ra. Ed., Ed.
Rubinzal-Culzoni; Bs. As.; 2006. También puede verse el comentario de Iván Darío Tenaglia; "Elementos de
Derecho Municipal Argentino"; tomo I; Editorial Universitaria de La Plata; La Plata; 1997; págs. 217 y ss.
(3) Germán Bidart Campos; "Tratado Elemental de Derecho Constitucional"; tomo I; Ed. Ediar; Bs. As.;
1989; pág. 165. También Hernández se pronuncia en favor de la autonomía municipal a partir del art. 5 por
considerar que esta interpretación es "...acorde con el espíritu de nuestra Constitución Nacional, con su sistema
de valores y creencias que exaltan lo republicano, lo democrático y la forma federal del Estado, que requiere
lógicamente la existencia de municipios autónomos en provincias autónomas, porque el mismo principio
político y social es el que informa a ambos órdenes de gobierno..." (Antonio M. Hernández; "Derecho
Municipal"; tomo I; 2da. Ed.; Depalma; Bs. As.; 1997; pág. 394, también "Federalismo, autonomía municipal y
ciudad de Buenos Aires en la reforma constitucional de 1994"; Ed. Depalma; Bs. As.; 1997).
(4) Rafael Bielsa, "Principios de régimen municipal"; Ed. Lajouane, Bs. As.; 1930; pág. 52. Ver también,
Miguel Marienhoff; "La supuesta autonomía municipal" en LL.1990-B-1012.
(5) Por su parte, Uslenghi propone hablar de la "autonomía municipal" como un género distinto de la
"autonomía provincial" debido al carácter eminentemente político del municipio "...que supera lo estrictamente
administrativo, proyectándose en una esfera más amplia, que es la del "gobierno" comunal". (Alejandro
Uslenghi; "La naturaleza jurídica del municipio según la Corte Suprema" en Revista de Derecho
Administrativo; nro.3; Ed. Depalma; Bs. As.; 1989; pág. 133).
(6) Fallos 114-282. (A. Bermejo- N. González del Solar- M.P. Daract- D.E. Palacio- L. López Cabanillas).
(7) Fallos 194:111. (Sagarna, Nazar Anchorena, Ramos Mejía).

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(8) Ver el análisis de los principales precedentes jurisprudenciales en María Gabriela Ábalos,
"Interpretación jurisprudencial de la autonomía municipal"; en Suplemento de Derecho Constitucional, Ed. El
Derecho, febrero de 2013. También en "Estudios de Derecho Constitucional"; Instituto de Derecho
Constitucional, Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires; Ed. La Ley; abril de 2013,
págs. 1/36.
(9) Ver en LL. 1989-C-47 con nota de Alberto B. Bianchi; "La Corte Suprema ha extendido carta de
autonomía a las municipalidades", y en ED. 133-1989-536 con nota de Daniel E. Herrendorf; "Los municipios
en la vida administrativa y política", pág. 537, y con nota de Germán J. Bidart Campos; "Semántica y onticidad:
normas y realidad en torno de los municipios provinciales"; pág. 538.
(10) En otros pronunciamientos de este Tribunal emitidos con anterioridad a la reforma de 1994, (como por
ejemplo, "Promenade S.R.L. c. Municipalidad de San Isidro s/rec.extraord." ED. 1989, 134-148;
"Municipalidad de Rosario c. Provincia de Santa Fe s/ord." ED.1991, 144-293; "Universidad Nacional de
Bue­nos Aires c/Estado Nacional (PEN) s/inconst.de decreto" ED.1991, 142-582), se mantienen los
lineamientos interpretativos señalados. Ver al respecto de María Gabriela Ábalos, "Interpretación
jurisprudencial de la autonomía municipal"; ob. cit.
(11) En este sentido, Losa señala refiriéndose a la Constitución de la Provincia de Buenos Aires que,
reformada con posterioridad a la reforma nacional, no incluye la autonomía municipal que, "... la falta de
adecuación a la ley suprema torna inconstitucional la reforma bonaerense pues se ha asumido una actitud
omisiva para ciento veintisiete municipios de la mayor provincia argentina, con las consecuencias y efectos que
ello implica y vulnerando la Constitución Nacional". (en LL. 1995-A-727). También comparte esta solución
entre otros, Vanossi quien explica que "... frente a un apartamiento de tal relación de supra — y subordinación
(entre Nación y Provincia), cuando la infracción proviene del poder subordinado —que es el poder
constituyente local— cabe, en consecuencia la declaración de inconstitucionalidad de las normas provinciales
infractoras de la supremacía federal (con efecto de inaplicabilidad en el caso concreto)" (conf. Jorge Reinaldo
A. Vanossi; "Teoría Constitucional"; 2da. ed.; Ed. Depalma; Bs. As.; 2000; pág. 459; ver también la 3era
edición; La Ley, 2013).
(12) Agrega Vanossi que, "... el instituto excepcional de la "intervención federal" puede llegar a ser el
instrumento necesario y adecuado para obtener dentro del cauce institucional el reacomodamiento o reubicación
del poder constituyente local dentro de los límites fijados por el poder constituyente nacional. (Jorge R.
Vanossi; "Teoría Constitucional"; ob. cit.; pág. 459).
(13) Ver el comentario de María Gabriela Ábalos; "La Corte Suprema, su jurisdicción constitucional frente
a la autonomía municipal y otros temas trascendentes"; en Asociación Argentina de Derecho Constitucional;
Debates de Actualidad; año XX, nro. 195, Mayo — Noviembre 2005; Sta. Fe; 2005; pág. 74. También de
Antonio M. Hernández; "La Corte Suprema, garante de la autonomía municipal"; en Asociación Argentina de
Derecho Constitucional; Debates de Actualidad; año XX, nro. 195; ob. cit.; pág. 146 y de Walter F. Carnota;
"Dos intendentes y una Corte Suprema"; en La Ley; 1 de marzo de 2005; pág. 1.
(14) Fallos: 314:1163.
(15) Ver de María Gabriela Ábalos; "El régimen municipal en el derecho público provincial: principales
aspectos"; en Dardo Pérez Guilhou y otros; "Derecho Público provincial y municipal"; tomo I; 2da. edic.
actualizada; Ed. La Ley; Bs. As.; sept. 2003; págs. 317/345.
(16) Ver de María Gabriela Ábalos; "Municipio y participación política. Análisis histórico, normativo y
jurisprudencial"; Ed. de la Universidad Nacional de Cuyo Ediunc; Mza.; 2006; "Reforma constitucional en
Mendoza: la hora de la autonomía municipal"; en Revista La Ley Gran Cuyo, año 17, nro. 03, abril de 2012,
págs. 231/238; "La autonomía municipal en Mendoza: una cuenta pendiente"; en "Diez años de Derecho
Público en la Argentina"; Revista de Derecho Público; 2013-I; Ed. Rubinzal Culzoni; Santa Fe, 2013; págs. 427
a 454; "El régimen municipal y la reforma de la Constitución de Mendoza"; en Revista Global — Apuntes
Jurídicos; nro. 5 año 4; Consejo Latinoamericano de Estudiosos de Derecho Internacional y Comparado
(COLADIC); Mza.; setiembre de 2001; págs. 269/298. También publicado en la Revista "Recinto abierto",
edición especial de la H. Cámara de Diputados de Mendoza, 2001, "Visión crítica de la Constitución de
Mendoza. Ideas para su próxima reforma"; en Revista de la Escuela de Gobierno y Administración, Ministerio
Secretaría General de la Gobernación, Subsecretaría de Gestión Pública"; Gobierno de Mendoza; 2011, págs.
6/11; "Propuesta para el régimen municipal mendocino"; en Revista de la Escuela de Gobierno y
Administración, nro. 4, año 2, Ministerio Secretaría General de la Gobernación, Subsecretaría de Gestión
Pública"; Gobierno de Mendoza; 2011, págs. 26/31. Antonio M. Hernández; "Temas de derecho municipal
mendocino"; Ed. Municipalidad de Mendoza; Mza.; 1990. También Jorge Manuel Rovillard; "El municipio

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mendocino: un gobierno con tres poderes"; en La Ley Gran Cuyo; año 4; nro. 4; agosto de 1999; págs. 494 y ss.
(17) La Constitución de Santa Fe de 1921, receptando en buena medida las enseñanzas de Lisandro de la
Torre, incorporó el sistema de autonomía municipal aplicable a los centros urbanos de más de 25.000
habitantes, y conforme a ello, las convenciones municipales de las ciudades de Rosario y Santa Fe sancionaron
sus respectivas cartas.
(18) Sobre la Constitución de la Provincia de Buenos Aires puede verse entre otros Alberto Aramouni;
"Derecho Municipal"; Ed. Némesis; Bs. As.; 2000.
(19) Néstor Osvaldo Losa, "Reformas constitucionales y municipios", Boletín La Ley, 30/01/1995; ob. cit..
Del mismo autor, "Reforma Constitucional y municipio", en Asociación Argentina de Derecho Constitucional,
"Comentarios a la Reforma Constitucional", Compañía Impresora Argentina, Bs. As., 1995, pág. 114. También
Castagno afirmar que siendo la Constitucional Nacional la ley suprema de la Nación, la Constitución de la
Provincia de Buenos Aires debió inexcusablemente incluir las normas pertinentes al régimen municipal,
conforme a lo dispuesto por el nuevo art.123. (Antonio Castagno, "Reformas a la Constitución Nacional: el
régimen municipal en la Provincia de Buenos Aires", en Asociación Argentina de Derecho Constitucional,
"Comentarios a la Reforma Constitucional", Compañía Impresora Argentina, Bs. As., 1995, pág. 445).
(20) En efecto en los arts. 223 y ss de la Constitución de Mendoza está previsto el mecanismo de reforma
de un solo artículo o enmienda, lo que permitiría adecuar el texto constitucional a los mandatos del art. 123
nacional, intertanto se concretara una reforma integral del régimen municipal mendocino. (Ver de María
Gabriela Ábalos, "La autonomía municipal en Mendoza: una cuenta pendiente"; en "Diez años de Derecho
Público en la Argentina"; Revista de Derecho Público; 2013-I; Ed. Rubinzal-Culzoni; Santa Fe, 2013; págs. 427
a 454).
(21) Sobre esta constitución puede verse José Raúl Heredia; "La reforma de la provincia de Chubut";
Centro de Estudio e Investigaciones Patagónicas; Ed. El Copista; Córdoba; 1995.
(22) Ver la obra colectiva dirigida por Pedro José Frías y otros; "La Constitución de Córdoba comentada";
Ed. La ley; Bs. As.; 2000; en especial el trabajo de Antonio M. Hernández; "Municipalidades y comunas"; pág.
177.
(23) Sobre esta Constitución ver Silvia N. Cohn; "Constitución de la Provincia de Tierra de Fuego.
Concordada. Anotada y comentada"; Ed. Abeledo-Perrot; Bs. As.; 1994.
(24) Ver respecto a la constitución de 1993, el comentario de Mario A.R. Midón; "Crónica de la Reforma
Constitucional de Corrientes"; Ediciones del Centro; Corrientes; 1993.
(25) Tales como: a. El sistema representativo, republicano, democrático, participativo. (Córdoba, art. 183,
San Luis, art. 254, San Juan, art. 242. Catamarca, art. 247, Santa Cruz, art. 145, Río Negro, art. 228, etc.), b. La
forma de elección de sus autoridades. (Córdoba, art. 183, San Luis, art. 254, San Juan, art. 242, Catamarca, art.
247, Santa Cruz, art. 145, Río Negro, art. 228, etc.). c. La existencia de órganos de control, como el Tribunal de
Cuentas municipal. (Córdoba, art. 183, San Juan, art. 242, Santa Cruz, art. 145, Río Negro, art. 228, etc.), d.
Mecanismos de democracia semidirecta, iniciativa, consulta popular, etc. (Córdoba, art. 183, Catamarca, art.
247, Santiago del Estero, art. 221, Santa Cruz, art. 145, Río Negro, art. 228, etc.).
(26) Misiones, art. 170.
(27) Jujuy, art. 188, Chaco, art. 185. Además algunas Constituciones también tienen previsto lo referido a la
elección de convencionales municipales (Corrientes, art. 216, La Rioja, art. 154, Chaco, art. 185, etc.).

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