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Autogestión del Aprendizaje

Primera Parte

Para establecer buenos métodos y técnicas para una correcta gestión del aprendizaje, es
necesaria la motivación. Ésta cumple el elemento motor que posibilitará un buen
desempeño en el educando. ¿Qué entendemos por motivación? (Lanzar pregunta a
estudiantes). Señalaremos como motivación aquellos intereses propios o agregados del
educando que le permiten hacer uso de sus cualidades y herramientas para superar
los obstáculos que se le presenten, y cumplir los objetivos propuestos.

Los objetivos los podemos dividir en dos:


● Largo plazo: laborales, de reconocimiento.
● Inmediatos: ganas de aprender, disfrutar lo que se hace, de hacerse de las
herramientas que le permitan desarrollarse en la vida.

1.- Elaborar una lista de al menos 3 objetivos, ya sea a largo o a corto plazo.

2.- En función de las respuestas, que se compartirán en plenaria, guiar la discusión hacia
las razones (7) que los llevaron a entrar al bachillerato. Reconocer la importancia de los
motivos labores, pero hacer énfasis en el significado de hacerlo por el proceso mismo.

3.- Después de discutir lo trabajado anteriormente, cuestionar respecto a su falta de


motivación. (¿A qué creen que se deba?). Una vez hecho esto, responder la siguiente
pregunta: ¿cómo puedo aumentar mi motivación para disfrutar más de estudiar mi
Preparatoria (considerando factores personales y externos)?

Segunda Parte

Los problemas de atención derivan principalmente de la falta de motivación. De tal forma


que la mejor manera de solucionar los problemas de concentración, se debe primero
resolver el asunto de la motivación. Pues, un alumno con interés aprenderá de forma
inmediata, o buscará la forma para hacerlo.

Sin embargo, el problema de la motivación es delicado. Por lo tanto, llevará algo de


tiempo tratarlo. Mientras tanto, vale la pena buscar técnicas y métodos para ejercitar la
atención. Poco a poco, aunque sea por hábito, lograremos ser más diestros. Se podrían
enumerar muchos ejercicios. Pero sólo mostraremos un par. ¡No olvidar que, como
ejercicios, es necesario practicarlos casi todos los días! Vemos:
● La forma más básica de lograr el hábito de la concentración es intentarlo.
Repítanse y esfuércense en hacerlo. Llévense a sí mismos hacia la tarea, hacia los
libros. No importa que fallen al principio. Se distraerán, pero conocerán el primer
paso de un estudio con atención.

● Observar el entorno y adecuarlo para el estudio:

○ Localizar un área cómoda. Que te permita estar en el texto, con la luz


adecuada. -Procurar que no sea demasiado cómoda- Jamás estar
acostados, al menos no en la mayoría de las ocasiones.

○ Identificar distractores: objetos visuales, sobretodo; redes sociales, etc.


Eliminar dichos elementos, para evitar la tentación.

○ Solucionar problemas personales. Es decir, la parte de nosotros que


utilizamos para el estudio es la mente. Si ésta se encuentra ocupada en
problemas, jamás se prestará para el aprendizaje. Se recomienda estudiar en
un momento del día en que estemos tranquilos. Si no es así, ni lo intenten.

● Tener ordenado lo que estudiarás. Si logras realizar lo anterior, pero no tienes ni idea
por dónde empezar, no servirá de nada. Ten un plan, simple. Selecciona los textos o
las actividades con las que trabajarás.

● Delimitar intervalos de estudio. Realizarlo por segmentos. Si se tiene un par de


horas para hacerlo, estudiar por 30 minutos y descansar 15. Procura respetar los
segmentos, sin pasarte en uno ni en otro.

● Dialoga con otros compañeros. Comparte tus dudas y lo que encontraste. Esto
retroalimenta lo ya visto y corrige posibles errores.

Ejercicio:

¿Por qué me distraigo más en una clase que en otra?

Tercera Parte
Se dice que la memoria es una herramienta para el aprendizaje. Esto es un problema, ya
que compromete al aprendizaje con elementos repetitivos. (¿Qué entienden por
memoria?). Sin embargo, la actual pedagogía descarta por completo la memorización
como un elemento que nos apoye a aprender. Se le considera, de hecho, como un
resultado del buen aprendizaje. Podemos partir del dicho “lo que bien se aprende, no se
olvida”. De tal forma que podríamos preguntarnos, ¿qué es aprender bien? (Hacia los
alumnos).

El ejemplo más confuso es en las matemáticas. Pareciera que esta disciplina exige, casi por
completo, memorización. Se memorizan reglas, fórmulas, etc. No obstante, ¿de verdad se
trata de memorizar la fórmula y después aplicarla? Un matemático no pierde su tiempo con
eso. Al matemático le interesa entender el razonamiento: por qué si hago eso pasa esto.
Se trata de comprender la lógica de las matemáticas. Así, tu mente podrá acceder a la
resolución de ecuaciones con mayor seguridad y facilidad. Tomará la fórmula y la sabrá
utilizar sin problema alguno. De hacerlo en repetidas ocasiones y con tanta soltura, la
fórmula quedará en tu cabeza.

Sin embargo, es importante resaltar que la memorización no forma parte del aprendizaje.
Otro ejemplo es en el estudio de la historia: no importan las fechas precisas. Importa
conocer el acontecimiento, qué pasó, cómo y por qué. Se habrá aprendido historia una vez
que entendamos el hecho histórico en sus elementos, y no cuando lo pongamos en una
línea del tiempo.

En síntesis, lo que importa es el método. Eso que responde a la pregunta: ¿cómo se


aprende? Hay diversos métodos que nos ayudarán al correcto aprendizaje. Algunos de ellos
son:

1. Lectura atenta: cuando se lee, no se deben sólo repetir las palabras del texto en tu
mente; hay que buscar cosas, por ejemplo: ideas principales, conceptos y preguntas
claves. Una forma de saber qué quiere decir un texto es observar el título y rastrear
en la lectura toda idea que haga referencia a ello. Verbigracia el título “La
memorización como método del aprendizaje”. En este título hay tres conceptos
clave: memorización, método y aprendizaje, todos coordinados por el primero. De
modo que se buscará en la lectura las ideas que hagan referencia a la
memorización.

2. Anotaciones: tomar notas le permite a tu cerebro evitar la memorización, esa


retención innecesaria que sólo te estorba para seguir leyendo. Anota y no te
preocupes de si se te olvidan las palabras exactas. Se trata de entender el sentido
del texto, que te quedes con una idea general. Esa idea general te ayudará a darle
sentido a tus notas.

3. Realizar esquemas: éstos permiten organizar la información para aquellos que sean
más visuales. Y también permite encontrar la estructura de un texto, y organizar las
ideas conforme se van desarrollando.

4. Socialización de la información: punto más importante y más fructífero. Compartir


las ideas obtenidas de un texto y el diálogo derivado de ello nutre tu aprendizaje;
refuerzas, transformas, nutres. No todos leerán igual, no todos verán lo mismo, pero
si se comparte, todos podrán entender el texto por entero. Hay que perder el miedo
a esto, y generarlo como un hábito.

Ejercicio:

Sentados todos en un semicírculo, se colocará a un estudiante frente a todos. Se le pedirá


que dirija la resolución de una actividad. (¿Cómo se debe resolver?). Socializará la
información. Tratará de poner orden, mediante la cooperación. (Poner ejemplo).

Cuarta parte

Existen tres tipos de canales de aprendizaje para un ser humano. Sólo uno predomina en
cada sujeto. Es importante identificar cuál es el propio, para de esa forma orientar las
estrategias de estudio hacia ese canal. Los canales son:

★ Visual: su medio son los ojos. A este tipo de personas les ayuda a concentrarse todo
lo relacionado con soporte visual: texto, esquemas, videos, dibujos, etc. A ellos les
conviene buscar videos interactivos, documentales y esquemas realizados por otros.

★ Auditivo: su medio son las palabras. A este tipo de alumnos les beneficia la
explicación oral. También les funcionan los videos.

★ Kinestésico: la interacción es su medio. A este tipo de personas les beneficia el


moverse y jugar. Este tipo de ejercicios les permite abrir su concentración en aquel
entorno de aprendizaje.

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