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JAPÒN: EL PRINCIPAL INPULSOR A NIVEL

MUNDIAL A FAVOR DE LA CAZA DE


BALLENAS EN 2010
INDICE

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………… 3

Historia de la caza de ballenas en el mundo.……………………..…… 3

Japón y su incursión en la caza de cetáceos……………………………. 5


La importancia de conocer el rol de la ballena en el ciclo
biológico marino…………………………………………………..……… 6
CAPITULO I……..……………………………………………………..……… 7
Consecuencias de la caza indiscriminada de ballenas……….……..... 7
Santuarios balleneros: una posible solución al problema……..…....... 7
Acciones de Japón contra la prohibición y creación
de santuarios balleneros….…………………………………………..… 10
Los santuarios balleneros ¿son realmente la solución?................... 12
CAPITULO II…..……………………………………………..………..……. 13
Las consecuencias de la caza de ballenas…………………….……..... 13
¿Por qué decir NO a la caza de ballenas?…………………....…....... 15
Conclusiones……………….…………………………………………..… 17
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS…………………..………..……. 18
BIBLIOGRAFIA……………………………………………..………..……. 19

2
INTRODUCCIÒN
Historia de la caza de ballenas en el mundo

Las ballenas son mamíferos marinos especialmente adaptados a la vida


acuática, a tal extremo que no pueden vivir fuera de ella; pertenecen al
orden de los cetáceos (Cetácea) y son conocidas con el nombre vulgar de
"sopladores". Son tan grandes que entre ellos se encuentran los mayores
animales que existen en la actualidad.

Su piel no tiene pelo, y debajo de ella llevan capas de grasa que les
ayuda a conservar su temperatura constante, por lo que se les
considera como animales homeotermos. Aunque existen especies de
agua dulce, los cetáceos son predominantemente marinos.

La captura y caza de estos mamíferos marinos data desde los


orígenes de la humanidad. Los primeros humanos plasmaron en las
paredes de las cuevas a estos enormes animales; además, también
se han encontrado restos óseos de ballenas, lo que indica que fueron
cazadas para aprovechar su piel, grasa y carne.

El año de 1868, se considera como la fecha en la que se inició la caza


comercial de ballenas. Año en el cual, se equipó a los barcos con el
arsenal necesario para dar caza a estos mamíferos.

Hasta finales del siglo XIX sólo se capturaban en


la región septentrional del Atlántico y en el
Ártico. Al principio del presente siglo se
generalizó esta práctica, capturándose ballenas
en el Pacífico y en las aguas del hemisferio
austral.

Fue durante el siglo pasado, cuando la caza de


ballenas se consideró como una práctica
peligrosa y emocionante, inspirando
innumerables historias; entre ellas, una de las
obras clásicas más leídas, Moby Dick.

La ballena se desplaza grandes distancias para su reproducción,


hecho que se observa claramente en las "ballenas grises" ya que la
mayor parte del año viven en las heladas aguas del Mar de Bering
pero al comenzar el otoño, cuando los días empiezan a ser más
cortos en las altas latitudes, inician una fenomenal migración de 10
mil kilómetros, a velocidades de 6 a 8 nudos que las llevan hasta las
aguas del noroeste Mexicano. El recorrido se prolonga por 3 meses,

3
durante ese lapso las ballenas se enfrentan a una serie de
adversidades aunque su objetivo es firme y nada las hace retroceder.

Las primeras en hacer su viaje son las ballenas hembras que el año
anterior fueron fecundadas en las aguas bajacalifornianas. Están
ansiosas de llegar para dar a luz a sus hijos. Les siguen las hembras
jóvenes y los machos que encontrarán pareja.

Parten de las cercanías de la península de Kamchatka, bordean la


cadena de las islas Aleutianas, cruzan la inmensidad del Pacífico
septentrional y aparecen frente a las costas de Oregon y California
E.U.A. De ahí, sin detenerse, siguen un curso paralelo a la costa
hasta llegar a las lagunas de Baja California; sin embargo, algunas
pueden llegar al extremo meridional de la península, doblan el rocoso
Cabo San Lucas y se internan en el Golfo de California, en el que
terminan su largo viaje.

Las ballenas se refugian en los esteros y bahías de la región que


acogen a cientos de conjuntos de ballenas; primero entran los
machos jóvenes, seguidos por machos viejos y hembras, hasta el
final las hembras embarazadas; así permanecen desde fines de
diciembre hasta bien entrada la primavera, para dar a luz. Las
principales concentraciones de ballenas se localizan en la Laguna Ojo
de Liebre, en donde se reúnen de 2 a 3 mil ejemplares. Hecho esto,
emprenden el viaje de regreso al Mar de Bering.

Cuando el capitán Charles Melville Scammon, a bordo del bergantín


Boston, descubrió en 1855 a las ballenas grises en la laguna
actualmente llamada Ojo de Liebre por los mexicanos y laguna
Scammon por los norteamericanos, los balleneros supieron sacar
provecho de esa circunstancia, por lo que la ballena gris estuvo a
punto de extinguirse.

4
Sabedores del camino que seguían los animales, los balleneros se
situaban a lo largo de las costas de Oregon y California para darles
caza cuando estaban todavía en camino a la zona de reproducción y
no habían perdido peso por los rigores del viaje. Obviamente, el
resultado fue una marcada declinación en el número de animales:
capturados antes del parto, morían sin dejar descendencia. Así llegó
el momento, en 1940, en que se calculó que sólo quedaban unos 100
ejemplares en total.

Los científicos, alarmados, lograron convencer a los gobiernos de los


países balleneros de que llegaran a un acuerdo internacional para
prohibir por completo la caza de la ballena gris, medida que fue
aceptada; la veda ha tenido excelentes resultados. En 1985 se realizó
un censo aéreo que permitió destacar 1 340 ballenas al final de la
temporada, por lo que se calculó que varios miles más ya habían
regresado. Además, se observó que habían nacido 280 crías.

Japón y su incursión en la caza de cetáceos

La explotación ballenera japonesa que se originó en las costas del sur


del país, tuvo desde sus inicios una orientación diferente a la de las
naciones occidentales. Los pescadores, tras la capturar en redes,
matan y destazan al animal en la playa, con intención de aprovechar
al máximo, su carne, su grasa y sus huesos. Procesan prácticamente
todos los órganos de la ballena, desde la piel hasta el hígado y el
páncreas para obtener productos tan variados como fertilizantes,
glicerina, materias primas para la industria jabonera, hormonas,
componentes de zapatos y otras prendas. Algunas partes de la
ballena se emplean para preparar especialidades culinarias
tradicionales, como el tocino de ballena y el yamatoni, carne cocida
en salsa de soya.

Los industriales japoneses idearon


interesantes procedimientos para
aprovechar la carne y, en 1973, 6
empresas balleneras abastecieron a
la población japonesa con 122 mil
toneladas de carne. De ese total, 500
toneladas se destinaron a la venta
directa, 15 000 se emplearon en
almuerzos escolares y 46 500 fueron
procesadas en enlatadoras y
empacadoras.

Debido a la elevada cantidad de proteínas que contiene y al hecho de


que se vende completamente deshuesada, la carne de ballena es un
alimento prácticamente insustituible para los japoneses.

5
A principios del siglo XX la captura de ballenas se incrementó
rápidamente, llegando al máximo en 1962, con un total de 66 090
ballenas grandes de diferentes especies: primero fueron los rorcuales
de joroba, luego las ballenas azules, posteriormente las ballenas
árticas y ballenas de menor tamaño; esto hizo que la opinión pública
mundial propusiera la creación de un organismo que regulara la caza
de estos animales y así nació, la Comisión Internacional Ballenera.

Fue en 1982 cuando la CBI, lanza la primera moratoria internacional


sobre la caza indiscriminada de ballenas, puesto que el descenso
continuaba estrepitosamente. A pesar de ello, Japón decide iniciar al
margen de la CBI, su propia investigación para defender su caza
comercial de ballenas y Noruega se lanza a la caza y captura a pesar
de la moratoria, seguida por Islandia que anunciaba la caza de unos
500 ejemplares en aras de la investigación.

Japón comenzó entonces lo que el país denomina "captura de


ballenas para investigación científica" en 1987, utilizando un resquicio
que hasta entonces no había sido contemplado por los miembros de
la Comisión para proseguir con la pesca de estos mamíferos. El año
pasado, los nipones aumentaron la cuota de capturas con este fin
hasta 880 ballenas minke en el Océano Antártico, además de multitud
de otras especies de ballenas.

En la actualidad, Japón sigue utilizando esta escusa para dar caza a


cientos de ballenas todos los años.

La importancia de conocer el rol de la ballena en el ciclo


biológico marino

La importancia de la investigación radica


no solo en hacer conciencia sobre el
deterioro moral que implica la caza de
ballenas, sino el efecto que esta práctica
provoca en la ecología del planeta. Un
estudio reciente, ubica a la ballena como
un importante elemento en el ciclo
biológico marino. La ballena es la
encargada de entregar el hierro
necesario para el florecimiento de las algas, de las cuales se alimenta
el krill. El krill es un pequeño crustáceo parecido al camarón. Los
expertos aseguraron que este pequeño animal es el responsable de
retirar del océano hasta ¡20 millones de toneladas de carbono por
año!, lo que equivale nada más ni nada menos que a las emisiones
anuales sumadas de 35 millones de automóviles.

6
CAPITULO I
Consecuencias de la caza indiscriminada de ballenas

Uno de los objetivos de la investigación, pretende hacer conciencia en


cada uno de los lectores acerca de los problemas asociados a la caza
indiscriminada de las ballenas, llevada a cabo por Japón.

El problema más significativo provocado por esta práctica, se refiere


al importante papel que desempeñan los cetáceos en el ciclo biológico
marino y que es de suma relevancia para la ecología del planeta.
Ignorar este hecho podría traer graves consecuencias para la vida en
el planeta Tierra.

Las ballenas se alimentan de krill, un crustáceo que vive en las


profundidades de los océanos. Los cetáceos, después de haberse
alimentado, llevan a cabo el proceso de digestión, durante el cual la
ballena libera una gran cantidad de hierro en el océano. Este hierro
sirve de fertilizante para las algas que habitan el fondo marino, que a
su vez sirven de alimento al
antes mencionado krill.

Como se mencionó
anteriormente, el krill es
esencial para la vida en el
planeta, ya que representa el
principal consumidor de
carbono del mundo. Con la
disminución en el número de
ballenas, también se ve una
marcada reducción en el
número de krill en los océanos.

El ciclo se ve afectado. Sin ballenas, no se produce hierro. Sin hierro,


las algas escasean. Sin algas, el krill no se alimenta y muere. Sin
krill, el dióxido de carbono que se libera a la atmósfera es mayor. El
aumento en las emisiones de CO2 contribuye al calentamiento global
en el planeta.

Santuarios balleneros: una posible solución al problema

La posible solución a este grave problema se encuentra en los


llamados Santuarios Balleneros. Estos lugares, son refugios que
protegen a las ballenas de la caza, y en los que pueden criar,
reproducirse, alimentarse y continuar su lenta recuperación después

7
de años de explotación. Los santuarios ofrecen importantes
oportunidades para la conservación de las ballenas y la investigación
científica no letal.

Actualmente existen diversos Santuarios Balleneros en el mundo,


pero los más conocidos son: el de Océano Indico y el de la zona
antártica, creados en 1979 y 1994 respectivamente. También existen
otros santuarios, menos conocidos, en Licuria, que abarca aguas
territoriales italianas y francesas.

La elección de las aguas antárticas como santuario no fue casual. Es


allí donde las ballenas, animales migratorios, se preparan para el
futuro alumbramiento de sus crías. En el transcurso de su ruta, se
detienen en las aguas polares para alimentarse de nutrientes para
luego viajar hacia aguas más cálidas donde darán a luz a sus crías.

Los santuarios también pueden ofrecer beneficios económicos.


Potencian el desarrollo del avistamiento de cetáceos, la única
actividad económica realmente sostenible dirigida a los cetáceos. No
somos los únicos a quienes gusta la idea: el avistamiento de cetáceos
es una industria floreciente, con más de 87 países implicados en la
contemplación de ballenas, que genera unos ingresos anuales en todo
el mundo de 1.000 millones de dólares americanos.

Numerosas naciones
costeras se han beneficiado
del desarrollo de las
operaciones de
avistamiento de cetáceos.
Por ejemplo, la República
Dominicana obtiene 5,2
millones de dólares de este
tipo de turismo, una
industria que se ha visto muy beneficiada por la creación del
Santuario Marino de rorcuales de Silver Bank.

En Australia, la última ballena fue capturada en Albany en 1978, y


desde entonces, esta ciudad ha transformado la antigua Estación
ballenera Cheynes Beach en un centro de avistamiento de cetáceos
de gran importancia que atrae a más de 1,3 millones de visitantes.

El número de personas que realizan turismo de observación de


cetáceos tiene un crecimiento promedio de 12% anual desde 1991.
Durante el mismo periodo, las ganancias totales dejadas por esta
actividad han crecido un promedio de 18.6% anualmente.1

Casi el 86% de los países miembros de la CBI cuentan actualmente


con una industria de turismo de observación de cetáceos, incluyendo

8
aquellos que realizan o apoyan la caza comercial. Alrededor de
7,731,885 personas viajan anualmente a países miembros de la CBI
que realizan turismo de observación, gastando un total de 780
millones de dólares.2

La forma más usual de realizar turismo de observación es en


embarcaciones marinas (72%). Más de 2.5 millones de personas
realizan observación desde tierra (28%).3

El turismo de observación de cetáceos en Japón ha crecido


mundialmente más aceleradamente que en otras naciones. Hasta
1998, alrededor de 102,785 personas viajaron a Japón para realizar
turismo de observación de ballenas, dejando ganancias estimadas en
33 millones de dólares.4

Los océanos, o más aún, el impacto humano sobre los océanos, han
cambiado dramáticamente durante el medio siglo transcurrido desde
que las ballenas están protegidas. Entre las amenazas ambientales
conocidas para las ballenas destacan el cambio climático global, la
contaminación, la sobrepesca, el debilitamiento de la capa de ozono,
el ruido provocado por dispositivos de sonar, y las colisiones con
embarcaciones. La pesca a
escala industrial supone una
amenaza para la disponibilidad
de alimento de las ballenas y un
riesgo físic al quedar
enganchadas éstas en las redes
de pesca.

La creación de estos santuarios


no está relacionada sólo con la
magnitud de la pesca, sino
también con la contaminación
del medio marino. Los mares
reciben en forma constante desechos generados en tierra,
especialmente de aguas residuales cargadas de contaminantes
químicos y de desechos procedentes de la agricultura, la industria, de
productos radioactivos y la actividad doméstica. La contaminación
tiende a agravarse en los lugares próximos a las zonas
industrializadas.

Un hecho importante que hay que tener en cuenta es el reciente


accidente petrolero que tiene lugar en costas de Estados Unidos y que
ha contribuido a que muchas especies marinas estén muriendo.

La investigación científica es otra razón importante para que el


número de santuarios balleneros aumente. La extinción de especies
animales es uno de los síntomas más preocupantes del deterioro

9
ambiental en el mundo, ya que constituye un proceso irreversible que
nos priva para siempre de un material genético único e irremplazable
del que tal vez ni siquiera sepamos aún qué aplicaciones prácticas
podrá tener en beneficio de la misma humanidad que los destruye.

La caza de ballenas tiene un impacto muy negativo en el


avistamiento de ballenas. Cuando Islandia reinició su caza, las
reservas para el avistamiento de cetáceos
cayeron un 90 por ciento. La Asociación de
Avistamiento de Cetáceos de Islandia culpó
de ello a la industria ballenera del país,
pidiendo el cese de dicha actividad. Los
planes para una caza ballenera a gran escala
quedaron congelados y la industria del
avistamiento de cetáceos comenzó a
recuperarse.

Acciones de Japón contra la prohibición y creación de


santuarios balleneros

En respuesta a la creciente oposición a la caza de ballenas y creación


de santuarios balleneros, Japón ha comenzado a una ofensiva
pública, con la que trata de convencer al pueblo nipón de la
importancia cultural y económica de la caza de ballenas.

Otro argumento que este país utiliza para justificar la caza de estos
mamíferos, se apoya en el hecho que dichos animales comen
demasiado pescado y por lo tanto amenazan las pesquerías. Dicho
argumento no tiene fundamento científico y no ha sido probado.

Japón también declara que la principal razón por la que la caza de


ballenas se realiza en su país, es la investigación científica, así es
como el profesor Kasuya afirma: "El Instituto de Investigación de
Cetáceos argumenta que la investigación letal es el único método
válido para la recopilación de datos necesarios. Pero esto no es
cierto, ya que examinando muestras de biopsias, éstas revelan la
cantidad de grasa o la tasa reproductora, y el análisis de heces ofrece
información sobre la dieta alimenticia de las ballenas."5

A pesar de las objeciones de otros miembros de la CBI, Japón lanzó


un programa de investigación de ballenas a largo plazo sobre la
Antártica en 1987. Este programa de investigación es conocido como
programa JARPA (Japan Research Program in Antarctica).

En respuesta a la oposición internacional al programa, el primer


ministro Japonés Yasuhirio Nakasome ordenó a la Secretaría de Pesca
"reconsiderar su plan de llevar a cabo la investigación ballenera en la
Antártica... y reducir el número de ballenas que planea cazar"6 Sin

10
embargo, en 2005, Japón informa un significativo aumento de su
cacería.

Una de las razones más importantes por las que la caza de ballenas
se realiza aún en santuarios balleneros protegidos es por las
decisiones que la CBI toma, particularmente desde las últimas tres
reuniones, cada vez derivan menos del conocimiento científico, y más
es el dinero el que finalmente determina la distribución de los votos,
provocando una creciente polarización ideológica demostrado perder
progresivamente su capacidad para regular esta actividad, pudiendo
ser violada sin consecuencia alguna. Japón ha aprovechado estas
oportunidades para comprar votos dentro de la Comisión y así
regularizar de nueva cuenta la caza de los mamíferos.

Japón y Noruega han violado los acuerdos internacionales y cazan


ballenas en un claro desafío a la moratoria impuesta por la Comisión
Ballenera Internacional y las recomendaciones del Comité Científico.
Incluso es posible encontrar en mercados del Japón, carne de
especies de ballenas que están seriamente amenazadas.

A pesar de la moratoria, Japón, Noruega e Islandia, cazan cerca de


1500 ballenas cada año, principalmente ballenas Minke, Balaenoptera
acutorostrata, ballenas de Bryde, Balaenoptera edeni, y cachalotes
Physeter macrocephalus.

En 2005, Japón informó de su intención de aumentar el número de


ballenas que caza en la antártica cada año.

En 1994 la CBI designó el Santuario Ballenero Austral, un área


circumpolar alrededor de la Antártica que incluye la mayoría de las
aguas al sur. Esta
zona se designó
como un paraíso
seguro donde la
caza comercial no
es permitida,
debido a que es
utilizada por
muchas ballenas
como zona de
alimentación. La
CBI también
promulgó una
resolución pidiendo
a los países miembros abstenerse de obtener permisos especiales
para la caza científica en el Santuario Ballenero Austral. Japón
presentó una objeción formal a la creación del Santuario y desde
entonces ha expandido su programa de caza científica en el área.

11
Los santuarios balleneros ¿son realmente la solución?

Aunque se expuso anteriormente el grado en el que los Santuarios


balleneros son importantes para la preservación de las ballenas, la
acciones llevadas por Japón ponen en evidencia la falta de acciones
para que la prohibición de esta práctica se cumpla.

Japón, no solo no respeta la moratoria en contra de la caza de


ballenas, sino que infringe las leyes pescando a los mamíferos
protegidos dentro de las áreas comprendidas por los santuarios
balleneros.

Entonces, ¿los santuarios balleneros son realmente la solución? La


respuesta es sí, pero la falta de leyes con fundamentos o con graves
grietas en su implementación ha ocasionado que Japón aproveche
para continuar la caza de ballenas.

12
CAPITULO II
Las consecuencias de la caza de ballenas

La caza indiscriminada de ballenas a puesto en la lista roja a


aproximadamente a 81 especies estudiadas, de las cuales:

 En peligro crítico: 2 especies


 En peligro: 7 especies
 Vulnerable: 5 especies
 Riesgo bajo: 28 especies
o Dependientes de conservación: 14
o Casi Amenazado: 1
o Preocupación menor: 13
 Datos insuficientes: 39 especies

Entre las especies en peligro, se encuentran la Ballena Boba, la


Ballena Sei, el Rorcual Boreal, el Rorcual de Rudolphi, el Rorcual
Norteño, la Ballena Azul, el Rorcual Azul, entre otras.

La actividad de caza
ballenera, produjo
un impacto difícil de
cuantificar. Los
datos de cacería
fueron otorgados
por los mismos
capitanes de
embarcaciones,
alterando estos
datos según su
conveniencia.
Adicionalmente, las
ballenas eran clasificadas no por un criterio biológico sino por uno
comercial. Así, los tamaños poblacionales previos a la caza industrial
y también los actuales, a pesar de la colaboración investigadores de
campo, corresponden a estimaciones que pueden contener errores.
Sin embargo, la tabla ilustra la magnitud del impacto de esta
actividad.

Datos recientes obtenidos mediante muestras de ADN reflejan que el


impacto de la caza comercial de ballenas puede ser incluso peor de lo
que se pensaba. La mayoría de las estimaciones en relación al
volumen de la población histórica de ballenas provienen de datos
antiguos, y son probablemente muy imprecisos, según el biólogo

13
marino Steve Palumbi de la Estación Marina de la Universidad de
Stanford en California, EE UU.

En 2003, Palumbi y sus colegas utilizaron muestras de ADN con el fin


de calcular si la población de ballenas yubartas podría haber
alcanzado la cantidad de 1,5 millones antes del inicio de la caza
comercial de ballenas en el siglo XIX. Esta cantidad hace pequeña la
cifra de 100.000 ejemplares aceptada previamente por la CBI según
los registros balleneros del siglo XIX. Actualmente existen solamente
unas 20.000 yubartas.

Los delegados japoneses presentes en la Comisión Ballenera


Internacional (CBI) usan constantemente la referencia a la estimación
de la población de rorcuales aliblancos de 760.000. Pero esta cifra fue
corregida por la CBI en el año 2.000 porque investigaciones recientes
encontraron menos ejemplares que las antiguas. Las nuevas
estimaciones son la mitad de las antiguas en todas las áreas que han
sido reinvestigadas.

Otro impacto importante provocado por las matanzas de ballenas a lo


largo de la historia, es el calentamiento global del planeta y la
reducción del hielo en los casquetes polares.

Según un estudio realizado por el científico de origen indio Víctor


Smetacek. Este experto, miembro del instituto alemán de
investigación Polar Alfred Wegener, sostiene que la drástica reducción
de las poblaciones de estos grandes cetáceos alteró el ecosistema
marino y disminuyó la capacidad del océano para la absorción del
dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, lo que contribuyó al
aumento de la temperatura global.

El científico explicó que


la disminución de krill,
crustáceo del que se
alimentan las ballenas
y otras especies, en el
Antártico se debe tanto
al calentamiento global
como a la disminución
de la población de
ballenas azules. Una
población que a lo
largo del siglo XX pasó de 300.000 a 700 ejemplares, y que, cuando
estaba intacta, suponía una biomasa de 40 millones de toneladas, la
misma que mil millones de seres humanos.

Los grandes cetáceos consumían 150 millones de toneladas de krill y


reciclaban el hierro, manteniendo niveles de producción biológica

14
mucho más elevados que los actuales y fertilizando el medio marino.
"Y un océano fertilizado reduce el CO2 en la atmósfera", dijo
Smetacek.

Al desaparecer las ballenas, el océano ve reducida su capacidad de


secuestrar C02 "enlazando así los efectos de la caza excesiva de
ballenas con la progresión del calentamiento global. Hoy el plancton
oceánico es anémico, tiene falta de hierro", precisó el investigador,
que está convencido de que "si se añadiera hierro al océano se
recuperaría la población de ballenas y se contribuiría a reducir el
calentamiento".

¿Por qué decir NO a la caza de ballenas?

Muchas son las razones por las que decir NO a la caza ballenera es de
gran importancia, no solo para el bienestar de estos mamíferos sino
también para la humanidad.

En primer lugar, pertenecen a un ciclo biológico marino muy


importante, el cual contribuye a la disminución en el calentamiento
global del planeta.

Otro punto importante es la


economía, muchos países se
ven beneficiados con el
Whalewatching.

El acelerado crecimiento
global del turismo de
observación de cetáceos
(WW) demuestra que la
explotación benigna de los
cetáceos, es económica y
ecológicamente más
sustentable que la caza
ballenera.

El 85% de los países


miembros de la CBI (o sus
territorios), ofrecen turismo
de observación de cetáceos.
El 86% de todas las
actividades de WW se
realizan en países miembros
de la CBI, y sigue
aumentando. Treinta y tres

15
países, y tres colonias territoriales, que ofrecen servicios de
Whalewatching, se suman a la lista anterior, constituyendo sólo el
14% de todas las actividades de turismo de observación de cetáceos.

Otra razón de peso para detener la caza de ballenas, es el


descubrimiento de lo peligroso que puede ser consumir la carne de
estos mamíferos marinos.

Un estudio realizado por tres instituciones científicas durante 1999,


sugiere que más de la mitad de la carne de cetáceos (ballena,
delfines y marsopas), vendida en Japón está altamente contaminada
y no es apropiada para el consumo humano. También se descubrió
que un cuarto de la carne de cetáceos vendida en Japón, está mal
etiquetada. El estudio sugiere que los consumidores Japoneses de
carne de cetáceos tienen un 50% de probabilidades de ingerir carne
altamente contaminada, y una probabilidad de 1:4 de ingerir
productos mal etiquetados.

Los niveles de mercurio en


algunos productos
provenientes ballena son
particularmente preocupantes.
El gobierno japonés establece
un límite máximo de consumo
humano de mercurio en 0.4
ppm (partes por millón). El
estudio mostró que las
concentraciones de mercurio
en más de un tercio (21/61)
de las muestras excedían
estos niveles máximos de consumo. El contenido de mercurio
registrado en una de las muestras vendidas en el pueblo de Nachi
Katsuura, fue de 203.75 ppm. Si una persona de 50 kilos ingiriera
esta muestra, estaría consumiendo el 10% de una dosis mortal de
mercurio y probablemente sufriría fuertes síntomas de diarrea y
problemas digestivos.

Aproximadamente 2000 toneladas de carne y grasa de animales


provenientes de las especies más contaminadas de cetáceos están
siendo consumidas por el pueblo japonés año tras año. Las
consecuencias de mezclar, sustituir y mal etiquetar esta carne deben
alertar al consumidor, quien no debería confiar en la descripción de
las etiquetas para identificar cuáles productos de cetáceos son
seguros de consumir.

En consecuencia, la carne de cetáceos es altamente peligrosa y


consumirla tendría graves consecuencias, esta es una prueba más de
que la caza de ballenas es injustificada y dañina.

16
Conclusiones

Japón se establece como el principal cazador de ballenas en el


mundo. A pesar de su falta de argumentos y razones para continuar
con esta denigrante práctica, el país sigue matando a estos animales
con la escusa de que su economía si vería gravemente afectada.

A pesar de la importancia que tienen estos animales para el planeta,


las acciones tomadas no son suficientes. Aún con el establecimiento
de Santuarios balleneros y leyes moratorias que intentan proteger a
estos magníficos mamíferos marinos, Japón parece no estar bajo las
leyes de nadie y continúa en su persecución.

Los santuarios balleneros que tienen la oportunidad de ofrecer


turismo de observación, han demostrado que son una fuente, incluso
más cuantiosa que la que proporciona la caza letal de ballenas en
Japón.

Las consecuencias de la caza de cetáceos, así como también los


daños provocados por la actividad humana como la contaminación y
otras prácticas, han repercutido en el numero de ballenas existentes
y han puesto en peligro de extinción a multitud de especies, han
contribuido al calentamiento global e incluso han puesto en peligro la
vida del ser humano.

Se calcula que la caza de ballenas podría durar 10 años más si se


aprueba el nuevo acuerdo sobre su caza comercial. Pese a las
presiones de grupos ecologistas y algunos países como Australia para
vetar completamente la caza de ballenas, los intereses de países
como Japón o Noruega están primando.

Lo único positivo es que por fin se está hablando de números


concretos en las negociaciones. Y esos números representarían la
salvación de entre 4.000 y 18.000 ballenas en los próximos 10 años.

La moratoria de la caza comercial de ballenas comenzó en 1986 y


supuso un impacto muy positivo sobre las poblaciones de cetáceos.
Pero esta normativa tenía muchas lagunas y ha permitido que se
cacen más de 35.000 ejemplares.

Esta nueva propuesta para una nueva moratoria es el resultado de


dos años de largas negociaciones que ahora será estudiada por los 88
países miembros de la Comisión Ballenera Internacional que se
reunirán el próximo mes de junio en Marruecos para aprobarlo.

17
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1, 2, 3, 4

http://www.angelfire.com/tn/tiempos/ecologia/texto09.html

http://oceans.greenpeace.org/es/our-oceans/la-caza-de-
ballenas/antarctic-whaling

http://www.leviathanchile.org/conservacion_whaling_scw.htm

18
BIBLIOGRAFIA

http://genjutsu.es/2008/02/08/caza-de-ballenas-en-japon/

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/03/15/ciencia/126865100
9.html

Carwardine, Mark. "Ballenas, delfines y marsopas". Ediciones


Omega, 1995.

http://es.wikipedia.org/wiki/Caza_de_ballenas

http://www.leviathanchile.org/turismo.htm

http://www.leviathanchile.org/conservacion_whaling_impact.htm

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