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Los rituales eran muy importantes por la civilización Azteca. La religión era
omnipresente en la vida de los Aztecas porque creían que eran el pueblo elegido
y que tenían que cumplir con una misión para construir un mundo ideal. Así, cada
mes comportaba una o varias fiestas.
Prácticas rituales
CIVILIZACIÓN MAYA
Los rituales se
celebraban en espacios
sagrados como templos,
pirámides, patios, plazas
y juegos de pelota que
las más de las veces
simbolizaban un
microcosmos. También
se celebraban en un
espacio sagrado que el
sacerdote adivino llamado chilam determinaba a través del cálculo de los ciclos
temporales y del movimiento de los astros, el espacio y el momento en que se
celebrará la ceremonia que constituía una irrupción en el tiempo sagrado, en el
de los orígenes.
El contacto con lo sagrado implicaba peligro, de ahí la necesidad de asumir
medidas protectoras, que se centraban en la purificación de todo aquello que
fuera a estar en contacto con el ritual.
CIVILIZACIÓN INCA
Debido a su escaso número por muchos años se creyó que los incas no
hacían sacrificios humanos, siendo recién en la última década del siglo XX que se
encuentran restos de este tipo. «Capac cocha» era la regular ceremonia inca de
ofrendas, y dentro de ésta en alguna ocasión ocurría el sacrificio humano,
generalmente de niños de la nobleza que eran sedados en el ritual. Estos
sacrificios no tenían cortes corporales y tras el ritual los cuerpos sin vida eran
momificados.
La más pintoresca de las fiestas del Sol, era la de Citoc Raymi (incremento
gradual del Sol), que se celebraba en junio, dedicándole nueve días al
ceremonial. En los tres días previos al evento se celebraba un riguroso fasto
durante los cuales no se podía encender ningún fuego. El cuarto día, el Inca,
acompañado por la masa del pueblo, se dirigía desde la gran plaza de Cuzco a
aclamar al Sol naciente, al que esperaban en silencio. Cuando aparecía, ellos le
saludaban con un alegre tumulto, y en procesión se dirigían al Templo dorado del
sol, donde sacrificaban llamas y se encendía un nuevo fuego.
CAPAC RAYMI o Celebración españolizada
De las cuatro direcciones del estado Inca algunos poblados enviaban uno o
más niños al Cuzco, los que eran elegidos por su excepcional belleza y
perfección física libre de todo defecto, por lo general hijos de caciques y con el fin
de realizar alianzas en estos ritos. Los niños eran símbolos de pureza ante los
dioses, y a las nenas se las criaba en la Casa de las Vírgenes del Sol, donde
vivían desde los ochos años de edad hasta el momento del sacrificio.
La criatura era vestida con la mejor ropa, le daban de beber chicha (alcohol
de maíz), y una vez dormida era depositada en un pozo bajo la tierra, junto a un
rico ajuar.
Según la creencia Inca, los niños ofrendados no morían, sino que se reunían
con sus antepasados, quienes observaban las aldeas desde las cumbres de las
altas montañas. Las ofrendas humanas se realizaban solo en las huacas o
adoratorios más importantes del Tawantinsuyu.