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División académica:
Procesos Industriales
ING. En Mantenimiento
Industrial
Protocolo de Operación y
Mantenimiento
Ing. Ricardo Devezé García
ALUMNO:
Raúl Antonio García Hernández (#10).
1° B
Turno Vespertino
Septiembre-diciembre 2016
Por tanto, toda empresa o institución, necesita además de una buena planificación
estratégica, que oriente hacia esos objetivos finales, una adecuada política de Gestión del
Riesgo, que debe de integrarse dentro de la mencionada planificación estratégica. el
Método Mosler o Penta, es uno de los más utilizados en el ámbito de la seguridad, cuyo
objeto es la identificación, análisis y evaluación de los factores que pueden influir en que
un riesgo llegue a manifestarse.
El método en cuestión tiene un carácter secuencial divido en cuatro fases, apoyándose cada
una de ellas en la fase precedente:
1ª Fase: Definición del Riesgo: En esta fase se realiza la identificación del riesgo. Es decir,
definimos cuál es el riesgo en concreto que vamos a estudiar. Es conveniente preparar una
“Ficha o Cuadro del Riesgo” donde se recoja el riesgo propiamente dicho, su localización,
cuál es el bien objeto de nuestra protección y cuál es el daño que puede sufrir si el riesgo
llega a materializarse.
2ª Fase: Análisis del Riesgo: Es la fase más compleja del proceso. En ella se analiza el
riesgo siguiendo una serie de criterios, que se cuantifican en base a una escala numérica del
1 al 5, de ahí que el Método Mosler sea también conocido como método Penta. Estos
criterios son:
– Función (F): se cuantifican las consecuencias negativas o daños que pueden alterar la
actividad.
– Extensión (E): se cuantifica el alcance de los daños, según su amplitud, desde un nivel
local hasta internacional.
3ª Fase: Evaluación del Riesgo: En esta fase, con los datos numéricos obtenidos en la
anterior, se cuantifica el riesgo que se está estudiando. Mediante la relación de dos
conceptos: Carácter del Riesgo (C) y la Probabilidad (P), obtenemos un valor numérico
resultante conocido como Riesgo Estimado (ER).
4ª Fase: Clasificación del Riesgo: con el valor del Riesgo Estimado (ER) y mediante su
comparación con una tabla de Criterio de Valoración del Riesgo obtenemos una valoración
final del mismo, que va desde Muy Bajo a Elevado. De esta forma habremos clasificado el
riesgo y dispondremos del indicador específico que nos ayude a decidir, si es necesario
adoptar medidas correctoras que minimicen ese riesgo o si por el contrario puede ser
asumido por la empresa.
Metodología
El método tiene cuatro fases y es de tipo secuencial, apoyándose cada una de las fases en
los datos obtenidos en la fase que le preceden.
Esta fase tiene por objeto, una vez definidos los riesgos, la determinación y cálculo de los
criterios que posteriormente nos darán la evaluación del riesgo. El procedimiento a seguir
consiste en:
I D C PR ER
Inundaciones 4 2 2 2 2 2 8 4 12 4 48 Bajo
Tormenta/rayos 2 2 3 2 2 3 4 6 10 6 60 Bajo
Nieves/heladas 3 1 1 2 3 2 3 2 5 4 20 Bajo
Granizo 2 2 1 2 3 2 4 2 6 6 36 Bajo
Viento 2 1 2 2 4 3 2 4 6 12 72 Bajo
Valor “ER” Clase de Riesgo
1 – 200 BAJO
200 – 600 MEDIO
A partir de 600 ALTO
Valoración y resultados
Atentado/Agresión 3 2 3 3 2 3 6 9 15 6 90 Bajo
Secuestro 4 3 4 4 1 3 12 16 28 3 84 Bajo
Sabotaje/Manipulac. 3 2 3 2 2 3 6 6 12 6 72 Bajo
Valoración y resultados.
Este método tiene como particularidad, el abandono de las ponderaciones igualitarias de sus
factores, como ocurría en el “método Mosler”, al tiempo que introduce procedimientos
cuantitativos y consecuentemente se aleja de las influencias subjetivas que podían influir en
exceso en el método anterior. Las distintas fases del método son:
Tiene por finalidad la identificación del riesgo, delimitando su objeto y alcance, para
diferenciarlo de otros riesgos. El procedimiento a seguir es el mismo que empleamos en el
método Mosler y se basa en la identificación de los elementos característicos del riesgo,
como son el bien y el daño.
Esta fase tiene por objeto la determinación de los criterios que posteriormente evaluaremos
en la siguiente fase. Los criterios a ponderar serán los siguientes:
Mediremos el número de veces que puede presentarse el riesgo analizado, por consiguiente,
es un criterio muy unido a la vulnerabilidad que presenta el bien a sufrir daños como
consecuencia del riesgo estudiado.
Este criterio atiende a las veces que puede presentarse el agente dañino y a la intensidad
que puede actuar durante estos ataques, ya sea por permanecer mucho tiempo en contacto
con el bien o por la agresividad del agente dañino, aunque permanezca poco tiempo en
contacto.
c) “C” Criterio de consecuencias.
a) Evaluación de la probabilidad.
A la probabilidad le asignaremos un parámetro que será mayor que cero y menor o igual
que diez, de acuerdo con la tabla de probabilidades que más abajo se señala.
b) Evaluación de la Exposición.
De acuerdo con el concepto de exposición ponderaremos entre cero y diez este parámetro
según la tabla que detallamos a continuación:
La consecuencia será ponderada ente cero y cien, graduando esta valoración según
corresponda a la magnitud económica de los daños y costos potenciales. Este método la
pondera con un peso diez veces superior que el asignado a la probabilidad o a la
exposición.
Este valor de coste no es aleatorio, sino que tiene que estar fijado en función del daño
financiero que va a suponer a la Empresa, asumir sus consecuencias: indemnizaciones y
reparaciones básicamente, sin perjuicio de otros daños puedan existir como pérdida de
oportunidades, daños en la imagen de proveedores, entidades financieras…
Vamos a tomar como referencia del daño irreparable la cuantía a partir de la cual no se
podría hacer frente en un ejercicio económico al flujo presupuestario para atenderlo.
Entenderemos que este límite va a estar fijado por la excepcionalidad que marca, por
ejemplo; dentro de uno de los aspectos de las Administraciones locales se establece según
la Ley Reguladora de las Haciendas Locales para acudir a operaciones de préstamo para
financiar modificaciones de gasto corriente, el cinco por ciento del recurso por operaciones
corrientes de la entidad que se encuentra aproximadamente en seis millones de euros.
No obstante, debe ser a consecuencia del contexto donde se establece la gestión de estos
riesgos quien determine donde se cifra esta cuantía.
* Las cantidades expuestas son un ejemplo de cantidades las cuales podrían suponer el daño
financiero a la Empresa y como consecuencia de ello los correspondientes daños.
Una vez ponderados y valorados los tres criterios citados, el nivel del riesgo “R”, nos viene
dado por la expresión:
R=PxExC
4ª fase – Clasificación del riesgo.
Acciones correctoras.
En cada caso conviene analizar detenidamente las acciones a tomar y que serían las
siguientes:
Podríamos pensar, en un principio, que cuanto menor sea el valor de “R” tanto mejor sería
para nuestra administración, pero no es así, dado que disminución del nivel de riesgo tiene
un coste que viene determinado por el coste de los medios “CM” empleados.
Además de este coste, otro factor relevante a tener en cuenta es el factor de corrección
“FC”, que mide la disminución del nivel de riesgo “R” que tiene lugar al entrar en acción
los medios empleados.
Para ayudarnos a tomar una decisión sobre la optimación de los recursos empleados, su
coste y el grado de corrección del riesgo, se emplea la fórmula de justificación “J”, donde:
J = R / (CM x FC)
Según la siguiente tabla para la cuantificación del coste de los medios. Para ellos se debe de
partir de la valoración del esfuerzo económico que supone la implantación de las medidas.
En este sentido va a depender de las circunstancias concretas económicas en las cuales se
encuentra la Empresa, en el caso actual sin apenas margen de maniobra para aportar
recursos para medidas que supongan gasto corriente. Si bien la situación es mejor cuando
supongan inversión. A su vez se puede definir este uno por ciento al presupuesto de gastos
de cada departamento para concretar las medidas específicas.