Вы находитесь на странице: 1из 4

LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL: ¿LA ERA DE LA MUJER O EL TRIUNFO DE LA DIFERENCIA

SEXUAL?

Fracoise Thébaud

El autor comienza planteando que primeramente, en los periodos posteriores a la Gran


Guerra (GG), esta había potenciado el proceso de emancipación de las mujeres, pero se
plantea que esta idea pertenece al periodo en sí y que la memoria posterior siempre tiene
como figura conservada a héroes y combatientes hombres en campo de batalla. Y, las
figuras que si se conservan son figuras pasivas como la viuda sufriente, además, en
algunos casos, la madre que maldice la guerra.

Thébaud plantea que es la historia social la que no desconoce el rol de la mujer en la


guerra, especialmente el caso de la mujer trabajadora de la guerra, pero que el verdadero
impulso de esta temática llega con los movimientos feministas de los 60s y 70s. El hecho
de mostrar que la guerra no fue una empresa exclusivamente masculina, abre las
posibilidades a mostrar nuevos oficios y responsabilidades para las mujeres: como jefas
del hogar, municioneras (munitionnettes), conductoras de tranvía e incluso auxiliares del
ejército (p.32)

Luego, el autor abre las posturas a algunas que muestran que en realidad la guerra no
había contribuido al proceso emancipador y que solo consolidó los roles sexuales de la
mujer previos a la GG, como el madre-ama de casa. Esto lo muestran a través de una
relectura crítica de las fuentes y el carácter provisional o superficial de los cambios
planteados. Desde esta postura (historiadores años 80), la guerra bloqueó el movimiento
de emancipación de las mujeres, al reafirmar la identidad masculina, que, antes del
proceso bélico se encontraba en crisis.

El autor ya no pretende entender si la GG afectó a los sexos, sino que de qué manera
este proceso redefine, real y simbólicamente, la relación masculino-femenino. Para partir
esta nueva premisa, el autor comienza por definir gender (género), como principio de
organización, incluso arma de guerra, de tal modo que tanto su construcción como
destrucción constituyen un frente de lucha para los Estados, los grupos y los individuos.

Movilización de hombres, movilización de mujeres


Escenario pre-estallido de la GG: En Francia, las feministas se marchan de vacaciones tras
la gran manifestación sufragista del 5 de julio en honor de Condorcet, movimiento que en
su diversidad, pasa por una edad de oro, y, espera obtener la igualdad política (julio 1914).
En Gran Bretaña, rol de la mujer se ha modificado, debido al impulso de un movimiento
feminista radical que se enfrenta a la ideología victoriana de las esferas separadas (pública
y privada) y de la doble moral sexual. Es movimiento es la Women’s Social an Political
Union (WSPU), nacida en 1903, este adopta las estrategias el tipo de estrategias de
propaganda socialista y logra convertir al voto en una problemática fundamental en
Inglaterra y en otros sitios, se las conocía como “militan womens”, las “suffragettes”, o
incluso como “las furias criminales de Londres”.

El autor plantea que 1914 podría haber sido el año de las mujeres, pero 1914 es el año de
la guerra, que vuelve a poner a cada sexo en su lugar.

La movilización de hombres fortalece los sentimientos familiares y da vida al mito del


hombre protector de la madre patria y de los suyos (p.35), reestructurando de esta
manera de los roles de género “habituales”. El autor plantea que, en ese momento es
preferible escuchar los sollozos de las mujeres que sus aclamaciones. En el caso francés,
servir se convierte en la consigna de las francesas reconfortar a los soldados en las
cantinas, a cuidar a los heridos en los hospitales auxiliares en la Cruz Roja, o a alimentar a
los indigentes. Se propone el ejemplo de el Queen’s work for women fund, asociación en
donde el taller de ropa blanca es el símbolo de esta actividad caritativa, que propone a las
mujeres necesitadas un trabajo de costura, actividad tradicionalmente femenina, a
cambio de comida, y a veces, pequeñas cantidades e dinero. (p.36)

Las feministas se unen a esta fiebre patriótica del servicio y suspenden sus
reivindicaciones para cumplir, mejor incluso que el resto de la población femenina, con los
deberes de las mujeres y así demostrar su responsabilidad; en una revista de Gran Bretaña
se escribe: “Mujeres, vuestro país os necesita… Mostrémonos dignas de la ciudadanía, se
atienda o no a nuestras reclamaciones” (p.36) y en otra: “Mientras dure la prueba por la
que está pasando nuestro país, no se permitirá a nadie a hablar de sus derechos: respecto
a él, solo tenemos deberes” (Ídem). Los estados en conflicto se conforman con el rol
pasivo de espera de parte de la población femenina, y se alegran de que las feministas se
unan a la causa nacional, pero más allá de esto, rechazan ñas propuestas femeninas de
servicio, que veces, proponen el alistamiento militar de las mujeres.

En el caso de Francia, incluso se constituye la ley de asignación de mujer de movilizado


(dar dinero a la mujer del hombre que combate), no con el propósito de asegurar la
subsistencia de las familias francesas, sino para levantar la moral del soldado que
transfiere así al Estado- padre las funciones de sostén material inherentes al padre de
familia; con esto se refiere a que al ir el hombre a la guerra, el cuidado y soporte
económico de la familia pasa a manos del estado y nunca a manos de la mujer.

Movilizaciones femeninas
Hacia los años 1915-1916, gran parte de la población masculina esta en el campo de
batalla, y los países en conflicto, como Gran Bretaña instauran el servicio militar, tras dos
años de alistamientos voluntarios. Así como también se crea una necesidad de artillería y
municiones, en donde cada país necesita un órgano estatal para este propósito. Francia
crea la subsecretaría de Estado para la artillería y municiones, mientras que Gran Bretaña
el Ministerio de artillería de municiones, se es necesario levantar una industria de guerra
que multiplicará obreros y producción.

En el caso francés, país de gran actividad femenina (7.7 millones de mujeres trabajan), el
punto de trabajo femenino se concentra en las grandes ciudades, en donde las mujeres
acuden desde los cuatro puntos cardinales atraídas por los altos salarios a realzar las
tareas más diversificadas al igual que en toda la industria. Pero a su vez se plantea que la
movilización de mujeres francesas es limitada, y que el mundo del trabajo no está
invadido por el trabajo femenino.

Sin embargo no se paraliza ninguna actividad como lo fue en el caso de Alemania, en


donde la movilización femenina significó llevar al extremo la escasez de mano de obra. Si
bien es cierto que existió una movilización de alemanas con destino a la industria de la
guerra, en un primer momento es débil y espontánea; pero que luego, en la segunda
mitad de la guerra, se centraliza y se intensifica, al momento en que el país adopta una
organización militar de la economía, en donde el trabajo femenino se considera
indispensable para la victoria del país. En 1916, las principales industrias de armamento
habían aislado a las mujeres del trabajo obrero al establecer un servicio auxiliar
obligatorio para hombres de 17 a 60 años; pero esta decisión es desaconsejada por las
autoridades civiles y feministas, que propusieron una movilización a cargo de las mujeres
y una política social específica (p.40).

No cabe duda que esta movilización significó un crecimiento absoluto y relativo del
empleo femenino en la metalurgia, electricidad y química, pero este crecimiento redunda
en detrimento de los sectores femeninos, totalmente sacrificados a una Alemania (no hay
que perder de vista la base patriota que conllevaba) sometida al bloqueo. Además,
muchas veces el hecho de ingresar en la industria de la guerra, significó una movilidad
incompatible con las cargas de la familia, rol primordial tradicional para la mujer. La
economía de penuria, que se instala a partir de 1915, constituyó el nudo central de la
experiencia femenina de Alemania, llevando consigo, una sobrecarga de trabajo
doméstico que devora las energías y limita la atracción que ejerce el salario. Las
asignaciones familiares que se le daban a los soldados, también juegan en detrimento de
las movilizaciones femeninas, ya que, si bien la política social de guerra asegura al soldado
la protección de su familia por parte del estado, impide la regularización del mercado del
trabajo de trabajo.

En el caso inglés, es necesario mencionar primeramente la concesión dada a los


sindicatos de otorgar un certificado del trabajo que eximía del servicio militar, por lo que
se acepta el principio de “dilution” el cual va enfocado a el cambio de obreros cualificados
movilizados por trabajadores semicualificados o sin cualificación alguna., así como
también al principio de “substitution”, el que permitía en ambos casos, el ingreso de las
mujeres en trabajos que hasta ese momento se habían conservado principalmente como
“Men’s Jobs” (trabajos de onvre). En este país, más hostil al trabajo femenino que Francia,
se ve un ascenso de la mujeres al trabajo, incluso sin contar a las empleada domésticas, ni
a la mayor parte de las trabajadoras a domicilio o pequeños talleres. Estos fenómenos son
posibles gracias a la sobrexplotación de trabajo de las adolecentes, a una transferencia de
mano de obra de origen doméstico y de oficios tradicionales y al ingreso o reingreso de
mujeres casadas y madres al mundo del trabajo. (p.41)

En el caso británico se crea un cuerpo auxiliar del ejército, el Women’s Army Auxiliary
Corps (WAAC) comprendiendo 40.000 miembros femeninos, en donde 8.500 están el
extranjero, comprendiendo la dificultad de esta época, tanto en hombres como en
mujeres para imaginar a una mujer soldado. Sin embargo, esta iniciativa no logró
neutralizar las críticas, que acusaban a las mujeres de deshonrar el uniforme del rey,
bañado en la sangre de los soldados de renegar de su sexo y de “copiar” a los hombres en
una parodia de mal gusto.

Вам также может понравиться