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Cerebro – Mente – Conciencia

DR. ANTONIO ALZINA FORTEZA


INTRODUCCIÓN
A medida que la ciencia avanza en sus descubrimientos o redescubrimientos, se hace más
notable el papel del cerebro en sus relaciones con las facultades mentales y con ese tiempo-
espacio llamado conciencia, que sigue siendo un maravilloso enigma a descifrar.

En primer lugar, queremos destacar las diferencias que vamos a establecer en este trabajo
entre estos tres conceptos, cerebro, mente y conciencia, aunque habitualmente, y por
desconocimiento o comodidad, se suelen emplear como sinónimos.

El cerebro es el soporte físico a través del cual se objetivan las funciones de la mente, y se
expresan, según los casos, diferentes grados y profundidades de conciencia.
La mente es la capacidad de pensar, razonar, ordenar ideas, crear relaciones entre ellas,
concebir cosas, ver con y más allá de los sentimientos.
La conciencia es el amplio campo de acción en el que se mueve la mente, aunque también
intervienen las impresiones y percepciones físicas, las emociones, las intuiciones, el mundo
de la imaginación y las experiencias metafísicas. Es todo un universo que se apoya en la
materia, pero se amplía hasta planos inconcebibles.
Los tres conceptos van unidos tanto como lo está la materia a la idea y al espíritu, o en otras
palabras, la materia a la energía y al alma, relacionándose en diferentes grados de sutileza y
amplitud de acción.
APROXIMACIÓN AL CEREBRO
El cerebro es el órgano más complejo del cuerpo humano. Tiene unos treinta billones de
células llamadas “neuronas”, y cada neurona es como una computadora en miniatura,
aunque mucho más perfecta que cualquiera de las que conocemos en la actualidad.
Considerando la cantidad de conexiones que se produce entre las neuronas, obtendríamos,
en capacidad, todos los textos contenidos de todas las bibliotecas que hay actualmente en el
mundo.
La capacidad de cómputo del cerebro, tomando la sinapsis como un código binario de
información, sería del orden de los 100 millones de megabits.
El cerebro se convierte en el receptáculo de la mente, entendiendo que la mente puede
percibir tanto el cuerpo al que pertenece como el mundo circundante en el que se
manifiesta.
Sin embargo, y pese a su gran capacidad, el cerebro es nada más que un órgano material,
perfecto en su estructura y función, pero reducido en comparación a otros aspectos del
hombre, se llamen como se prefiera: energía o alma, porque ningún científico puede dejar
de reconocer que el solo funcionamiento de las neuronas es insuficiente para explicar las
posibilidades de expansión que tiene el ser humano.
Como dijera alguien:
… ¡Gracias, Señor, por mi cerebro!… Entre todos los científicos del mundo no han podido
hacer ni siquiera uno de mis cabellos…
ALGO SOBRE LA MENTE
Es curioso encontrarnos habitualmente con definiciones tales como que la mente es la
potencia intelectual del alma.
De este modo, el potencial intelectual se relaciona más con el alma que con el cerebro.

No se trata, pues, de buscar una mayor cantidad de circunvalaciones ni de centros


cerebrales, sino una mayor amplitud en el alma.

También se relaciona la mente con otras facultades superiores, como el propósito y la


voluntad. Así entendido, si dependiera del órgano cerebral, todos los seres humanos
tendríamos la misma claridad de propósitos y la misma voluntad para realizarlos. Pero, sin
embargo, no es así.
Cuando la mente se une a la voluntad, supera su apoyo físico cerebral, y se eleva hacia
mayores opciones en múltiples ámbitos.

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