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Todos estos sectores, entre otros muchos mas, tienen una mercancía que consideran
es de su propiedad, pero además, consideran que es de su propiedad el mercado
directo de esa mercancía. Es así que el más fuerte controla el mercado,
calificando eufemísticamente su dominio y prevalencia sobre los demás como un
legítimo ejercicio de “libre mercado”.
Ha de suponerse , por otro lado, que todo comprador no debe tener mas limites para
desplazarse de una mercancía a otra, que el dinero disponible, la existencia de
otras mercancías, y sus propios criterios de calidad. Sobre esto quedan
pendientes las preguntas de “como se obtiene el dinero” y “como socialmente se
forman los criterios de calidad”. Entre otras respuestas interesantes,
encontraremos que en todo este juego el conocimiento es sumamente importante, pero
está complejamente predeterminado en gran medida por la infraestructura económica,
en su generación, en su acceso, y en su gestión.
Así mismo cuando hablamos de necesidades básicas, quien busca satisfacerla, compra
o adquiere satisfactores y no promesas. Las promesas no satisfacen nada y no
resuelven nada. Un titulo académico, por ejemplo, no es un valor en si, es más
bien una promesa que no llega siempre a ser garantía, de que quien lo posee tiene
informaciones, y probablemente los conocimientos indicados por el titulo. Estos se
construyen posteriormente si el medio y el esfuerzo propio en el desempeño laboral
lo han permitido.
También viene pautado por un contexto endógeno, marcado por un desorden extremo,
una inexistente visión de futuro sobre el desarrollo del país, y una extendida
complicidad social donde todos tapamos a todos.
En cuadro general así rápidamente presentado , cual es el problema que nos estamos
planteando: ¿Inadecuación del Profesional agropecuario al contexto? En realidad
se puede llegar a la conclusión de que para el contexto actual y el prometido con
el libre mercado, el profesional que abunda es suficientemente adecuado: es dócil,
acrítico e individualizado. No se necesita más.
Ahora bien. ¿Podemos hacer algo aun? ¿Que podemos hacer? ¿Es planteable aun la
posibilidad de la defensa del campo profesional como medio laboral? Cuales brechas
aun nos quedan?
Abramos el debate en todos los gremios de profesionales agropecuarios, o al menos
en la ANPA. También podemos quedarnos quietos y dóciles, acríticos y sumisos, pero
entonces no podremos quejarnos.