Вы находитесь на странице: 1из 3

Aguacero e` mayo déjalo caer (bis)/

Mañana cuando me vaya/ ¿Quién se acordará de mi? (bis)/


Solamente la tinaja/ por el agua que bebí…
Totó La Momposina.

PUNTO DE VISTA

SANTA MARTA CON ESTRÉS HÍDRICO


Por Ricardo Villa Sánchez
Redes sociales: @rvillasanchez

La recuperación de las rondas de los ríos en Santa Marta, requiere levantar una
nueva ciudad, que en el pasado no se planeó pero que con la adición y revisión
del Plan de Ordenamiento Territorial, se puede soñar. La acción del hombre y
demás consecuencias del cambio climático, han sido los elementos catalizadores:
construcciones irregulares en zonas de alto riesgo, falta de cultura ciudadana en
el manejo de basuras y escombros, con vertimientos líquidos y sólidos a sus
aguas; ocupación de los cerros, contaminación, desforestación, derribo de
algunos cerros, quemas, desbandada de aves, masacres de flora y fauna,
calentamiento global; consumo de sustancias, ‘cambuches’ de habitantes de calle,
corrupción, escasez de agua, enfermedades producto del poco saneamiento,
sedimentación de cuencas, invasión del espacio público, impactos sociales,
degradación, toxicidad, entre otros.

La Santa Marta, naturalmente mágica, en medio de fuertes aguaceros, sufre de


estrés hídrico. Riesgo de sequías, falta de suministros suficientes, deterioro de la
calidad del agua y mella de los recursos presupuestales para afrontar la situación.
Sin embargo, con lo poco que se tiene, se ha hecho mucho, pero, todavía falta. Se
ha avanzado en obras públicas para el saneamiento básico, de acueducto y
alcantarillado. Se recuperó para la ciudad el manejo del agua frente a empresas
que quebraron la prestación del servicio en el pasado reciente y están
investigadas, en la tristemente célebre Operación Lezo; remember, otro
Odebrecht. La ciudadanía se ha puesto las botas en operaciones aisladas de
limpieza de las rondas. La ciudad despierta frente a este grave fenómeno social y
problema ecológico. A pesar de que la competencia no es sólo del Distrito, sino
que el manejo de rondas hidráulicas, sería del sistema ambiental, que administran
las Corporaciones Autónomas Regionales, en este caso, Corpamag; así ahora se
mire de otra forma, son décadas de desidia y de carencia de voluntad política. Por
ejemplo, la solución, que llaman definitiva, al problema estructural de la bendita
agua en Santa Marta, parte de una inversión de alrededor de 3,5 billones de pesos
–casi lo mismo que le van a aumentar al gasto militar en el nuevo presupuesto
nacional- y aún no está financiado. Muchos piden guerra, cuando se necesita
preservar la vida.

Como bien se declara en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es necesario


realizar inversiones adecuadas en infraestructura, proporcionar instalaciones
sanitarias y fomentar prácticas de higiene en todos los niveles. Es pertinente
recuperar y proteger los ecosistemas de agua, sin embargo, contrarrestar la falta
de conciencia sobre la conservación, protección y restauración de sus
ecosistemas, en los actores claves y, sobre todo, en la población, va más allá de la
voluntad de un gobierno local. Requiere del concurso de todos. De la
sensibilización a la población, del diálogo social y compromiso de actores claves,
de políticas públicas eficaces, de respuestas realizables.

Nuestros ríos y quebradas deberían ser reserva natural de usos sostenibles en la


ciudad y contemplarse un Plan Integral de prevención, cuidado y mitigación de
sus afectaciones. En el marco de la conmemoración del quinto centenario de
Santa Marta, es decir, de cara al 2025 y hacia adelante, es vital lograr la gestión
social sustentable de estos riesgos, que dan cuenta de la realidad del cambio
climático. Lo que nos lleva a reordenar el territorio alrededor del agua para que,
como lo establecen las metas de desarrollo sostenible, a través del uso eficiente
de los recursos hídricos, aumentar el reciclado y la reutilización, sin riesgos, de
las aguas servidas; asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento
de agua dulce, así como el eficaz tratamiento de aguas residuales; la gestión
integrada de los recursos hídricos; la protección y restablecimiento de los
ecosistemas relacionados con el agua y la ampliación de la cooperación nación-
región e internacional, tal como el apoyo -como el que alguna vez ofreció
la Universidad Politécnica de Valencia-, para la recuperación del río manzanares,
y para el fortalecimiento de capacidad en actividades y programas relativos al
agua y el saneamiento, como los de captación de agua, desalinización, uso
eficiente de los recursos hídricos, tratamiento de aguas residuales, reciclado y
tecnologías de reutilización, navegabilidad, en síntesis, un nuevo paradigma para
el desarrollo humano sostenible de Santa Marta.

La pregunta crucial sería: ¿A nuestros ríos qué los reemplazaría? Es la vida. Es la


biodiversidad. Es nuestra memoria. Es el poder del agua. Son los alimentos. Es
nuestra supervivencia. Nuestros afluentes de agua no están muertos pero están
agonizando por graves amenazas y vulnerabilidades fruto de la acción del
hombre; ojo, aún estamos a tiempo para avanzar en el desarrollo humano
sostenible, para adaptarnos a los cambios y para que la gente participe e incida de
la solución a este grave problema. Santa Marta debería ser una ciudad surcada
por sus ríos y el mar caribe, como canales de transporte, de pesca y de
abastecimiento de agua en su segunda modernidad. No nos de miedo, unámonos
en el propósito noble de salvarlos o, por lo menos, para evitar desastres
anunciados.

Santa Marta, 8 de octubre de 2018.

Fuente: https://goo.gl/wbwG23

Вам также может понравиться