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HACIENDA LAS GUACAS

La Hacienda turística Las Guacas, cuenta con una casona colonial que data desde
el año 1.535 siendo sus propietarios entre otros, los Mosquera, el Virrey Juan
Sámano, la familia payanesa Muñoz y el antioqueño Hernando Restrepo. También
allí nació el célebre guerrillero indígena Páez Manuel Quintín Lame en las
caballerizas de la misma quien se caracterizó por las famosas contiendas
partidistas.
El Payanes. (2012). Popayán en vacaciones, desde turismo ecológico y religioso
hasta deportes extremos. Recuperado de:
https://elpayanes.wordpress.com/2012/03/25/popayan-en-vacaciones-desde-
turismo-ecologico-y-religioso-hasta-deportes-extremos/

En 1956 el departamento del Cauca cede 1.515.228 m2 de la hacienda las Guacas


a la Nación- Ministerio de Justicia para la construcción de una penitenciaria y en
1957 se inició la construcción de la obra; en 1960 se realizó la inauguración de la
Penitenciaria, bajo la Dirección del señor Capitán Carlos E. Dupont 1961.
INPEC (2010). EPAMSCAS Popayán. Recuperado de:
http://www.inpec.gov.co/institucion/organizacion/establecimientos-
penitenciarios/regional-occidente/epamscas-popayan

HACIENDA CALIBIO
La hacienda Calibío, que en lengua indígena significa Río Blanco, es una de las
construcciones sobrevivientes de los latifundios de finales del siglo 18.
La casa se terminó de construir en 1793 y se mantiene sin grandes intervenciones
arquitectónicas, "salvo refuerzos a las maderas originales y los baños, aunque aún
se conservan los de la época", cuenta José Simmonds, actual propietario, a quien
los lugareños conocen como 'el Mister'.
Él asegura que la casa fue levantada por don Marcelino Mosquera y Figueroa, tío
de Tomás Cipriano de Mosquera.
La historia de esta finca está relacionada con la Independencia. Fue aquí, en enero
de 1814, cuando se produjo la batalla de Calibío, parte de la campaña libertadora
del sur dirigida por Antonio Nariño.

Para la edificación de todo este conjunto arquitectónico, verdadero monumento al


equilibrio de las proporciones majestuosas y al entorno que lo circuye –donde
convivieron amos y esclavos- se reunieron alarifes, canteros, maestros de obra,
ebanistas, torneros que a la par con los siervos trabajaron largos años con toda
clase de materiales y herramientas de entonces. Era la edad de oro y por ende de
magnificencia en la construcción cuando en el Popayán colonial las familias
emulaban levantando mansiones, conventos, monasterios y templos
enriqueciéndolos con imaginería y joyas sacras.
De los Mosquera la hacienda pasa por herencia a los descendientes de Julio
Arboleda, quien fuera casado con una hija de D. Rafael Mosquera. A su turno, Sofía
Arboleda, su hija, la vendió a Ignacio Muñoz C., quien a fines del siglo pasado la
cedió en venta a Don Leonidas Pardo. Por cierto, Don Ignacio, para reconciliarse,
construyó, no una, sino tres casas campestres a imagen y semejanza de la de
Calibío: Belalcázar, de los Valencia, Cauca de los Doria y la Ladera, en las
cercanías de Popayán. De la viudad de Don Leonidas, Doña Carmen Pino de Pardo,
a los Pardo, lego al yerno Don Carlos M. Simmonds y finalmente a los Simmonds
Pardo.
Es así como durante otro siglo más esta herencia colonial ha sido conservada con
afecto por los descendientes, original e intacta hasta su semidestrucción por el
terremoto del Jueves Santo de 1983, que asoló a la “Ciudad Fecunda”. Fieles a una
constante histórica, Calibío como Popayán corren en la actualidad triste suerte,
unidas por igual destino, sufrimiento y esperanza.

Agudelo, M. (2012). Hacienda Calibio. Recuperado de:


http://haciendacalibiopopayan.blogspot.com/

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