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Ma
AÑO 1
NÚMERO 1
La cosa misma, la cosa en sí misma, por fuera
de interpretaciones, vinculaciones o relaciones
que podamos establecer con la cosa, es la cosa.
La cosa misma. Cosa siempre fantaseada por
los estudiantes de letras. Desde ALALetra
–como agrupación de estudiantes de letras-
decidimos solamente impulsarlo para que la
cosa pueda materializarse. Se trata de abrir un
espacio que se irá consolidando, esto es sólo el
primer número, una pequeña tirada. Está
abierto a una sección para cartas de lectores,
columnas específicas, dibujos y cualquier tipo
de producción artística propia de los
estudiantes.
Este sencillo formato autogestionado que
consensuamos en llamar revista, tendrá el
precio del costo de la fotocopia -con excepción
de este primer número que es gratuito-. Por eso
sugerimos que envíen textos breves para que
más gente pueda publicar sin elevar demasiado
los costos.
Esperamos propuestas y textos, serán
bienvenidos.
Mayo 2014
Ajedrez
De María José Casasola
Con tan solo una mirada podía hacerlo sentir como si estuviese
en otro mundo, un lugar para ellos dos, el cual consistía en una
habitación bastante amplia, con pisos de madera y donde
solamente había una mesa y dos sillas. Sobre la mesa se
encontraba un tablero de ajedrez y todas las piezas preparadas
para el comienzo de la partida. Él era las blancas y ella las negras.
Siempre que jugaban ella ganaba. Todo tenía un significado.
Todo era un juego. Había que pensar con atención cual sería el
siguiente movimiento, debido a que una vez jugado, no había
vuelta atrás. No en el juego de la vida.
Sacudió un poco su cabeza, volviendo a la realidad, otra vez
había perdido más tiempo del necesario en aquellos
pensamientos, en aquella partida. Ahora el juego se había
trasladado a la realidad. Era algo tácito, pero los dos lo sabían. Al
final uno perdería. Uno caería.
Necesitaba prepararse. Era el turno de ella. Sabía muy bien que
tras ese movimiento sería un jaque. Llevaban dieciocho años
jugando el mismo juego de una forma muy reñida. Todo había
comenzado con la primera palabra que ella le dijo a él. -
Juguemos.- Y así es como fueron trascurriendo los años, jugando
y jugando, ya llevaba perdiendo bastante, necesitaba dar vuelta
la partida.
Sus amigos jamás habían comprendido con exactitud a que se
refería con todo ese tema del juego. Lo consideraban como un ida
y vuelta. Pero había más en ello. El simple hecho de caer,
significaba perderlo todo.
No sabía que la partida ya estaba ganada. Aunque hiciera
cualquier intento, en vano sería. Ella ganaría. La cuestión era
cómo. Pero unos días más tarde él lo supo y cayó de rodillas al
suelo con lágrimas en los ojos. Había caído. Perdido
absolutamente todo. Y el movimiento de ella solamente había
constado en pronunciar dos simples palabras.
-Me aburrí.-
Jaque mate.
ALBA
De Renzo Sanfilippo
Las aguas se habían calmado y quedaba esa sensación de silencio,
sensación puesto que el silencio no existe y basta apenas pensarlo para
darse cuenta de que incluso en la sumersión más profunda del sueño, las
voces nos persiguen incansablemente y entonces, una resignación que es
como una tregua para poder seguir viviendo, pero eso en caso de que
realmente sean importantes estas cosas. Lo que importa es hacer el intento
de captarlo, sí, captar esos momentos(como éste) en que las sensaciones
nos muestran otro camino, y tomarlo hasta que la fatalidad de las
obligaciones cotidianas, esa prisión que nos fueron tejiendo por los siglos de
los siglos, sea como el agua fría de la mañana un lunes antes de ir a trabajar.
Alba no me estaba mirando, dormía como un gatito enrollada en mi pecho y a
lo mejor, quién sabe, soñaba con grandes playas en donde el cielo y el mar se
confundían simétricamente y quedaba la arena esperando con su colchón de
sueños y de risas que tendamos allí otro tiempo, un tiempo sin relojes ni
oficinas, un tiempo en donde nada podría valer más que sonreír
estúpidamente luego de hacer el amor. Pero dormía, Alba dormía y creo que
lo que acabo de contar es apenas una pizca del sueño que tuve antes de
despertarme, hace un rato. Lo cierto es que la quiero tanto y, a veces, me
quedo como un tonto perdido en el aire porque en verdad no sé cómo
decírselo. Hace ya 15 años que estamos juntos y ella sigue siendo como los
dos golpecitos secos para destapar el mate amargo cebado con tanta
ternura, esa primera luz del día que entre un dulce: "despertate, Oso, ya puse
la pava" y otros susurros me anima a seguir adelante con mi vida, a
despertarme una vez más entre las cenizas de vidas muertas, nuevamente a
vivir con Alba que siempre ha sido luz, que siempre lo será porque esas
cosas no cambian.
Tuve ganas de despertarla, y dudé al notar que ahora era como una
cachorrita arropada a mi piel. Sin embargo, tomé coraje y con el mayor de los
cuidados posibles me despegué con tristeza de Alba y bajé de la habitación
sin otra compañía que mi último cigarro. Luego de cruzar la puerta de
entrada, fui caminando con esa sensación de silencio y me fumé el último
pucho sentado en la arena, de frente al mar. Casi que me duermo de vuelta
antes de la llegada del amanecer, pero ahí estaba el primer mate cebado y el
beso en la mejilla, la sonrisa que nunca se borraba y menos ahora que el
silencio era música, que el cielo y el mar aun no se confundían
simétricamente porque llegaba a nosotros la primera luz del alba con sus
ritmos y colores anaranjados y ese momento valía por todo.
Alfonsina.
De Leonela Esteve Broun
Que tu cadencia silenciosa me acompañe,
como un susurro en mi oído,
que tu sabor salado se deshaga
en mi lengua entumecida
y reviva este corazón cansado
de tantas noches de despedidas.
Enero
De André Silvestri
Un pájaro aúlla en la ventana
una zamba de memoria sórdida
nunca lo creí posible…
él desespera incrédulo
inmerso en su tormento inmenso
de grandes moscas y mosquitos como nubes
carcomiéndolo todo a su alrededor
él oye por ahí que el nocturno cielo
se luce esplendido hoy
como delirio de náufrago
él no logra ver al nocturno
a medida que su aguja se arrastra
por la putrefacción
él solo busca en el suelo quizás un billete
para morir de una vez, otra vez y otra vez
a sabiendas de que ya no puede.
como delirio de náufrago
él no logra ver al nocturno
a medida que su aguja se arrastra
por la putrefacción
él solo busca en el suelo quizás un billete
para morir de una vez, otra vez y otra vez
a sabiendas de que ya no puede.
Sueño con una señorita
De André Silvestri
El avispero se azotaba en mi boca
por mi cama nadaban cucarachas
salté en el terror, desnudé aterrado
un reloj me rompió los dientes
me hice nido de gigantes moscas verdes
De la forma
De Alito Reinaldi
Sólo la fragilidad desde su forma,
imperceptible, forma gris.
La sangre gota que se quiebra,
el labio inmóvil,
la frontera de aire,
la saliva que se pierde.
Todo tiñéndose de sueño,
y el semen desbordado,
y esta hija,
y esta lágrima.
Todo tiñéndose de forma.
De la contemplación
De Alito Reinaldi
Así, ver detrás de la espuma,
de esa historia de humo
que desprende y se revuelve amorfa,
y sólo hallar un brillo de ébano,
desesperanza de guerra,
sólo el llanto,
sólo la sonrisa temerosa.
Ay!
Contemplar así
esa contradicción infatigable,
lo eterno en la palabra,
en el disfraz,
en lo vasto de ese mar
de máscaras atroces.
Ay!
Asistir,
como si de un deber se tratase,
al teatro mismo del descenso,
a la propia creación de lo mundano,
de la lejanía.
De Santiago Salemme
Como el arco de la vida,
armonizada por opuestos,
a todos nos llega su flecha,
flecha que abre muerte en el aire.
ENGAÑOS
De Edgardo García
Fue en Empalme Graneros donde se conocieron.
El pasaba a la tarde relojeando la ochava
con el ansia en el pecho y avivando en secreto
su romance prohibido con la piba que amaba.
Tras los muchos encuentros, la pareja de novios
se encontró con la férrea resistencia en los padres:
le impusieron a ella que viajara muy pronto
a vivir con los tíos, debiendo separarse.
Con la música pudo mejorar él su suerte,
fue cantante de cumbia hasta cuando la muerte
mutilara el camino del artista ascendente.
A Rosario regresa, divorciada hace un año.
Escuchando esa cumbia, sumergida en el llanto
hoy recuerda al cantante del conjunto Engaños.
En ti
De Cintia Elizabeth
Hoy me levante pensando en ti...
Como otras mañanas del pasado.
Y sin embargo,
quizás un poco en vano,
debo admitir que de a ratos te extraño...
Aunque seamos tan obstinados;
esa sensación de extrañar aquello que nunca pudo ser.
Clase de griego
De Florencia Giusti
Salí un viernes a la noche de la clase de griego
vi la luna con una neblina gris .
Vuelvo a mi casa,
me acuerdo de que me invitaste a cenar,
va a ser muy difícil
no contarte de dónde vengo,
es una estrategia para
hacerte pensar que soy interesante.
Quiero estar en otro lugar,
corriendo hacia un cuarto oscuro.
Pienso en el espacio abierto
y cerrado de mi paladar
cuando pronuncio
la a ,
la e ,
La o.
Estudiar griego no es para mí
camino el pasillo de la facultad,
un trayecto insoportable.
Me siento
liberada,
desde la salida
hasta mi casa.
De Gabriel Lovera
Puertas que se cierran
hielos que se derriten
focos que se queman
libros que se acaban
trenes que se pierden
sueños interrumpidos
lentes que se rayan,
vos
en brazos de otro.
yo.
Cosas
que ya no tienen arreglo.
De Gabriel Lovera
En un instante
la luz golpeó
el vidrio,
el espejo,
la cinta sensible.
Creen,
que ciertas formas de mirar,
crean.
Las cosas que se hacen
presentes
en un instante,
esperan ser reveladas.
Un instante congelado
es una burla momentánea
al devenir.
Pronto,
habrá que inventar
para recordar.
Lo minúsculo
De Lucía Desuque
Descubrirme tan sola
en un mundo enormemente
pequeño
confuso
difuso.
La mancha
Noche en tinta
Cuenco volcado sobre mi hoja
Ingenua proteiforme.
Sentir.
El placer de estar triste.
El dolor no cesa.
7
Y ella que
Noparadehablardecosas.
8
Siempre
Siempre tuviste problemas de sueño.
Desde chiquito.
Desde que yo estaba embarazada.
Siempre.
Una casa rodeada de criados para atender la soledad de su persona. Venir a tener
tanto y no querer compartirlo con nadie solo habla peor del ser patético al que
vengo a pedirle empleo.
Y hacerme esperar acá, entre la tierra blanda de la construcción de una pileta,
también irrisoriamente desproporcional para su soledad. ¿Pero para que puede
querer tanto si este tipo esta tan solo?
Estos pibes sin alma y sin sueño laburando de sol a sol para satisfacer los lujos de
este parásito. Las injusticias de la vida.
Estos pibes a los que no confiaría ni una tijera, manipulando palas brillosas
manchadas con la tierra húmeda de un verano con mangueras mal aprovechado.
Esta tierra húmeda, esas palas brillosas, estos pibes sin alma y nadie para
preguntar por el paradero del cuerpo.
Zonceras
De Federico Areste
Un martes 13 a las 21.30,
una reunión de consorcio,
unas campanas de un templo órfico devenido en boliche celestial,
la tristeza de una moza que juega a las escondidas atrás de un delantal,
un perro atado que quiere correr,
un semáforo en rojo que se ríe de la emoción al ser traspasado por una vida que está
[llegando,
las hojas del otoño que se desgastan cada vez que se apoya un lápiz en un papel,
una paloma encandilada,
un borracho perdido,
un útero sometido que quiere romper con la crucifixión y quiere volar,
un cronómetro del mundial del 86`sin pilas,
el silbato de un réferi trabajado por los años,
este café sin azúcar,
unos barriletes de Boca tapados con tierra de los 90`.
tu cuadro que se abraza fuerte a la remera de San Lorenzo y no la suelta nunca.
Me pienso, pienso en el progreso que se vuelve reaccionario,
pienso en todas las luchas que confluyen en mi cuerpo,
pienso en toda esa sangre derramada que se chorrea con mi tinta egoísta y cómoda.
¿Que sería de los hombres sin las letras y las guerras?
¿Qué hubiese sido de mí sin los guisos de mondongo que me regalo mi abuelo?
¿Qué sería de mí sin mis contradicciones inmortales?
Te lo juro que no existe el olvido.
Tiresias
De Victoria Lucero
Benditos tus ojos que
De la ceguera van llenos
Pues nombran
en vano
Realidades que a los míos son ajenas
Profeso en el aire
El espontáneo humor
Y el espontáneo sabor
De esos minutos de
Vida que ya se fueron
Aunque lamentablemente
Aún no han pasado
Lo intenso ha desaparecido
De vez en cuando
Vuelve como un monstruo enorme
Y feo
A tirarme de los pies bajo las sábanas
Las sábanas revueltas
Revuelven también
El tiempo muerto de la rutina diaria
Levantarse es ajeno
Dormir también lo es
Todo es ajeno al final
Nos han robado todo
Y Sin embargo
la curiosa Luna
Me habla al oído
Se ríe de mí