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La gonorrea es una infección de transmisión sexual (ITS) causada por una bacteria denominada Neisseria
gonorrhoeae, que afecta al tracto genital, la boca y el ano. Se contagia mediante el contacto sexual y
también se denomina “blenorragia” o “gonococia”.
La gonorrea puede ser un factor de riesgo de otras enfermedades si no se trata con inmediatez. Es una
infección muy común, especialmente en las personas jóvenes de 15 a 24 años.
Causas
La gonorrea es una enfermedad que se propaga por el contacto sexual, que en el caso de las mujeres
embarazadas, puede causar un parto prematuro o infecciones en la sangre, en las articulaciones o en los ojos
del recién nacido.
Las bacterias causantes de esta infección crecen en las zonas del cuerpo que se encuentran húmedas y
cálidas. En las mujeres, estas bacterias se pueden localizar en el aparato reproductor o incluso en los ojos.
Existe mayor probabilidad de contagio si:
No se usa condón en las relaciones sexuales, sobre todo, si se tienen múltiples compañeros sexuales.
Se mantienen relaciones sexuales con una persona contagiada.
Se consume alcohol o drogas en exceso (esto suele producirse en un número mínimo de casos).
Síntomas
Los síntomas de la gonorrea suelen aparecer de 2 a 5 días después de producirse la infección en el caso de las
mujeres, mientras que en los hombres suele llegar a tardar hasta un mes.
Es importante tener en cuenta que en algunos casos no se observan síntomas iniciales de la infección, de
hecho, cuatro de cada cinco mujeres y uno de cada diez hombres con gonorrea desconocen su diagnóstico.
Dolor abdominal.
Flujo vaginal amarillento.
Sangrado entre periodos menstruales.
Dolor al tener relaciones sexuales y al orinar.
Necesidad de orinar más frecuentemente.
Vómitos.
Hinchazón o sensibilidad en la vulva.
Fiebre.
Irregularidades en la menstruación.
Prevención
Las opciones para prevenir la gonorrea, según los especialistas, pueden ser:
Ya que muchas veces los síntomas tardan en aparecer se recomienda a las personas que están en riesgo que
se realicen análisis con frecuencia.
Los antibióticos son el mejor tratamiento para tratar la gonorrea aunque, a veces, algunas infecciones
resultan ser resistentes.Los antibióticos son el mejor tratamiento para tratar la gonorrea aunque, a veces,
algunas infecciones resultan ser resistentes.
Diagnóstico
La gonorrea puede diagnosticarse, generalmente de forma efectiva, a través del examen de una muestra de
tejido o secreción. Esta prueba se denomina tinción de Gram. Normalmente, puede detectarse teniendo
síntomas o no.
Anteriormente, para detectar la enfermedad, se realizaban cultivos (células que se generan en un plato en un
laboratorio) que probaban la existencia o no de gonorrea, aunque hoy en día ese método no es muy usual.
Actualmente, los exámenes de ADN son la vía más fiable para detectar la enfermedad. A través de pruebas,
como la de reacción en cadena de la polimerasa, se obtienen resultados de forma más rápida y concluyente.
Estos exámenes pueden realizarse con una simple muestra de orina del paciente y es más fácil de obtener
que las muestras genitales (cuello uterino, vagina, uretra, ano y garganta).
En casos muy reducidos se toma una muestra de líquido articular o sangre pero, independientemente del
examen que se realice, el diagnóstico está disponible en 72 horas.
Tratamientos
Los antibióticos son el mejor tratamiento para tratar la gonorrea aunque, a veces, algunas infecciones
resultan ser resistentes a este tipo de medicamentos, por lo que en algunos casos es más frecuente recetar
más de un antibiótico. Para el tratamiento en mujeres embarazadas, algunos antibióticos pueden ser
contraproducentes para la salud del bebé, por lo que se les suele recetar otro medicamento.
Los antibióticos pueden administrarse por vía oral o por una inyección en el hospital, aunque en este último
caso el paciente deberá seguir con el tratamiento en casa.
Los casos más graves, donde se produzca enfermedad pélvica pueden requerir hospitalización y que el
especialista le administre los antibióticos por vía intravenosa.
Después de ser tratado, el paciente necesitará una consulta de control 7 días después si sus síntomas
incluyen dolor articular, un sarpullido en la piel o dolor pélvico o abdominal.
Por último, es importante que los compañeros sexuales de las personas infectadas se examinen también y,
en caso de que sea necesario, cumplan el tratamiento.
Qué es la sifilis
La sífilis es una infección de transmisión sexual (ITS) causada por la bacteria espiroquetaTreponema
pallidum. Esta infección se manifiesta en la zona genital, los labios, la boca o el ano, entre otras
zonas, y puede producirse tanto en hombres como en mujeres.
En términos generales, se suele contagiar al mantener relaciones sexuales con una persona infectada o,
en el caso de los bebés, si su madre la tiene durante el embarazo.
Causas
La bacteria Treponema pallidum causa la infección al penetrar en la piel o en las membranas mucosas
con soluciones de continuidad que, por lo general, se localizan en los genitales.
Esta enfermedad puede ocurrir en cualquier zona del mundo, siendo más común que aparezca en
las zonas urbanas. En los últimos años está aumentando más rápidamente en los hombres
homosexuales.
La población con más riesgo de contraerla está entre los 15 y 25 años pero en la actualidad el
organismo humano no puede combatirla.
Síntomas
Los síntomas se dividen en 3 fases:
Primera fase
En la primera etapa de la enfermedad, aparece una llaga en la zona donde se originó el contagio, pero es
probable que existan más. En términos generales, esta llaga es dura, redonda e indolora y por esta última
característica suele pasar desapercibida para el paciente.
Estas llagas suelen durar entre 3 o 6 semanas en el cuerpo y se curan independientemente de que se
reciba el tratamiento o no, ya que, si aparecen estas llagas, es fundamental que el enfermo acuda al
especialista para evitar que la infección pase a la segunda etapa.
Segunda fase
En la fase secundaria son comunes las erupciones en la piel e incluso la aparición de llagas en la boca,
la vagina o el ano, también denominadas lesiones de la membrana mucosa.
Estas erupciones pueden aparecer cuando la llaga inicial se está curando o han pasado varias semanas
desde que desapareció y se caracterizan por un aspecto de punto duro, de color rojizo o marrón que se
localiza en la palma de las manos o en la planta de los pies.
Normalmente no causan picores y en muchas ocasiones son tan poco visibles que es probable que el
paciente no perciba que las tiene.
Otros síntomas de esta fase pueden ser: fiebre, inflamación de los ganglios linfáticos, pérdida parcial del
pelo, dolor de garganta y de cabeza, pérdida de peso o dolor muscular y fatiga.
Tercera fase
La fase latente y avanzada comienza cuando los síntomas anteriores han desaparecido y, en el caso de
no haber recibido tratamiento, es probable que el paciente siga estando infectado sin presentar ningún
síntoma.
Esta fase se desarrolla entre los 10 y 30 años después de haberse contagiado y sus síntomas más
comunes son: dificultad a la hora de coordinar los movimientos, parálisis en ciertas partes del cuerpo,
entumecimiento, demencia y ceguera.
Si la enfermedad está muy avanzada puede dañar órganos internos y causar la muerte.
Prevención
Para evitar contraer esta enfermedad, los especialistas recomiendan las siguientes medidas de
precaución:
No mantener relaciones sexuales con personas contagiadas.
Mantener relaciones con una pareja a la que le hayan realizado pruebas de la ITS y hayan
salido negativas.
Usar medidas de precaución a la hora de mantener relaciones sexuales: condones de látex, por ejemplo.
Lavarse las zonas genitales con frecuencia o realizarse una ducha vaginal después de mantener
relaciones sexuales no previene de la enfermedad, pero Sí disminuye el riesgo.
Tipos
La sífilis puede clasificarse en los siguientes tipos:
Sífilis primaria: Su síntoma principal es el chancro (ulceración con tendencia a extenderse y destruir los
tejidos vecinos). Es una lesión de carácter no doloroso que evoluciona de mancha a bulto.
Sífilis secundaria: En este tipo, se producen síntomas variados que generalmente se representan con
lesiones en la piel y que se encuentran en el tronco y las extremidades, además de las manos y las
plantas de los pies.
Sífilis latente: Es asintomática y se clasifica en sífilis latente precoz y sífilis latente tardía.
Sífilis terciaria: Se produce varios años después del contagio y puede producir lesiones granulomatosas
en todo el cuerpo o afectar al corazón y al sistema nervioso.
Sífilis congénita: Se trasmite de madres a hijos durante el embarazo y el parto. Cuando se produce el
nacimiento, la enfermedad es asintomática, pero si no se trata puede producir complicaciones en el niño.
Diagnóstico
El especialista realizará los siguientes exámenes para confirmar que el paciente tiene sífilis:
Examen del líquido de la úlcera.
Ecocardiografía (prueba que utiliza ondas sonoras para crear imágenes del corazón), angiografía
aórtica (procedimiento en el que se usa un tinte especial y rayos X para ver cómo fluye la sangre a través
de la aorta) y cateterismo cardiaco (procedimiento que consiste en pasar una sonda delgada y flexible
denominado catéter hasta el lado derecho o izquierdo del corazón.
Punción raquídea y un análisis del líquido cefalorraquídeo.
Exámenes de sangre para buscar la bacteria de la sífilis.
La sífilis es una infección de transmisión sexual (ITS) causada por una bacteria y puede producirse tanto
en hombres como en mujeres.
Tratamientos
La sífilis puede tratarse con antibióticos. La duración del tratamiento dependerá de la magnitud de la
enfermedad y de otros factores relacionados con la salud general del paciente.
Para tratar la enfermedad durante el embarazo, se suele administrar penicilina y en el caso de ser
alérgico, se procede a desensibilizar al paciente y posteriormente tratarlo con este fármaco.
Horas después de haber recibido el tratamiento en las etapas iniciales de la enfermedad, el paciente
puede experimentar una reacción denominada de Jarisch Herxheimer, ésta causa los siguientes
síntomas:
Escalofríos.
Dolores musculares y de cabeza.
Fiebre.
Sensación de indisposición general o malestar.
Dolores articulares.
Náuseas.
Sarpullido: área en la piel que está irritada o inflamada.
Estos síntomas generalmente suelen desaparecer al cabo de 24 horas y el especialista deberá hacer
exámenes sanguíneos de control a los 3, 6, 12 y 24 meses.
Descripción general
Síndrome del ovario poliquístico
El síndrome de ovario poliquístico es un trastorno hormonal frecuente en las mujeres en edad reproductiva. Las mujeres
con síndrome de ovario poliquístico pueden tener períodos menstruales con poca frecuencia o prolongados, o niveles
excesivos de hormona masculina (andrógeno). Se pueden formar varias acumulaciones pequeñas de líquido (folículos)
en los ovarios y estos podrían no liberar óvulos de forma regular.
Se desconoce la causa exacta del síndrome de ovario poliquístico. El diagnóstico y tratamiento tempranos junto con el
adelgazamiento pueden reducir el riesgo de tener complicaciones a largo plazo, como diabetes tipo 2 y enfermedades
cardíacas.
Síntomas
Los signos y síntomas del síndrome de ovario poliquístico se manifiestan en el primer período menstrual durante la
pubertad. En ocasiones, el síndrome de ovario poliquístico se manifiesta más tarde, por ejemplo, en respuesta a un
aumento de peso importante.
Los signos y síntomas del síndrome de ovario poliquístico varían. El diagnóstico del síndrome de ovario poliquístico se
realiza cuando tienes, al menos, dos de estos signos:
Períodos menstruales irregulares. Los ciclos menstruales excepcionales, irregulares o prolongados son el signo
más frecuente del síndrome de ovario poliquístico. Por ejemplo, podrías tener menos de nueve períodos por año,
más de 35 días entre períodos o períodos anormalmente intensos.
Exceso de andrógeno. Los niveles elevados de la hormona masculina pueden provocar signos físicos, como
exceso de vello facial y corporal (hirsutismo), y, en ocasiones, acné grave y calvicie de patrón masculino.
Ovarios poliquísticos. Los ovarios podrían estar dilatados y contener folículos alrededor de los óvulos. En
consecuencia, podrían no funcionar correctamente.
Los signos y síntomas del síndrome de ovario poliquístico suelen ser más graves si eres obesa.
Cuándo consultar al médico
Consulta con el médico si tienes inquietudes sobre tus períodos menstruales, si tienes esterilidad o si tienes signos de
andrógeno en exceso, como empeoramiento del hirsutismo, acné y calvicie de patrón masculino.
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Causas
Se desconoce la causa exacta del síndrome de ovario poliquístico. Algunos factores que podrían contribuir son:
Exceso de insulina. La insulina es la hormona que se produce en el páncreas y que permite que las células usen el
azúcar, la principal fuente de energía del cuerpo. Si las células se vuelven resistentes a la acción de la insulina, los
niveles de azúcar en sangre pueden elevarse y el cuerpo podría producir más insulina. El exceso de insulina puede
aumentar la producción de andrógeno, lo que provoca dificultades en la ovulación.
Poca inflamación. Este término se utiliza para describir la producción de sustancias por parte de los glóbulos
blancos para combatir la infección. Las investigaciones demostraron que las mujeres con síndrome de ovario
poliquístico tienen un tipo de poca inflamación que estimula los ovarios poliquísticos para que produzcan
andrógenos, lo cual puede provocar problemas del corazón y de los vasos sanguíneos.
Factor hereditario. La investigación sugiere que determinados genes podrían estar vinculados con el síndrome de
ovario poliquístico.
Exceso de andrógeno. Los ovarios producen niveles anormalmente altos de andrógeno, lo cual deriva en
hirsutismo y acné.
Complicaciones
Las complicaciones del síndrome de ovario poliquístico pueden comprender:
Esterilidad
Diabetes gestacional o presión arterial alta causada por el embarazo
Aborto espontáneo o nacimiento prematuro
Esteatohepatitis no alcohólica, una inflamación hepática grave causada por la acumulación de grasa en el hígado
Síndrome metabólico, un grupo de afecciones que comprende presión arterial alta, nivel de azúcar en sangre alto
y niveles anormales de colesterol o de triglicéridos que aumenta considerablemente el riesgo de tener
enfermedades cardíacas
Diabetes tipo 2 o prediabetes
Apnea del sueño
Depresión, ansiedad y trastornos de la alimentación
Sangrado uterino anormal
Cáncer del revestimiento del útero (cáncer de endometrio)
La obesidad está relacionada con el síndrome de ovario poliquístico y puede empeorar las complicaciones del trastorno.
Cómo se diagnostica
Con el fin de detectar el síndrome del ovario poliquístico, el médico realiza un examen físico. Esta prueba incluye un
examen pélvico, revisión del peso, índice de masa corporal (IMC) y medición del abdomen. Además, el médico
repasará el historial médico de la mujer para ver si padece una de las afecciones más comunes en mujeres que padecen
ovarios poliquísticos. Entre otros, diabetes,hipertensión arterial, colesterol alto, amento de peso y obesidad.
Si el médico lo cree conveniente, puede llevar a cabo análisis de sangre. Este análisis permite verificar los niveles
hormonales y analizar la intolerancia a la glucosa y la resistencia a la insulina. Por último, el médico también puede
realizar una ecografía vaginal o una laparoscopia pélvica, para examinar con más detenimiento la zona de los ovarios.
En algunos casos, se observa también un cambio en las secreciones vaginales, que pueden
tornarse blanquecinas y densas.
Algunas infecciones no producen síntomas en las pacientes pero, es importante que, a la mínima sensación de
malestar o presencia de las manifestaciones anteriormente mencionadas, se acuda al especialista para comprobar si
es vaginitis o alguna patología similar.
Prevención
El primer requerimiento que la paciente debe tener en cuenta a la hora de prevenir este tipo de enfermedades
es mantener la zona genital limpia y seca, además de evitar polvos o aerosoles a la hora de limpiar la región.
Además, los especialistas recomiendan utilizar ropa holgada y ropa interior de algodón en lugar de tejidos sintéticos
ya que, ambas medidas, permiten una mayor entrada de aire a los genitales y una disminución, por tanto, de la
humedad.
En cuanto a las relaciones sexuales, se recomienda mantenerlas con precaución, es decir,
empleando preservativos y así poder evitar contraer o propagar enfermedades.
Tipos
Los tipos principales en los que se diferencia la vaginitis son:
Vaginosis bacteriana: este tipo se engloba dentro de las infecciones de transmisión sexual, producida por una
cantidad excesiva de bacterias que cambian el equilibrio normal de las bacterias en la vagina.
Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, es una patología que surge de forma
frecuente en mujeres de entre 15 y 44 años.
Candidiasis vaginal: provocada por una infección producida por el hongo candida albicans.
Tricomoniasis: infección de transmisión sexual causada por un parásito protozoario denominado trichomonas
vaginalis. Los síntomas de esta patología son muy variables y, en algunos casos, los hombres y las mujeres que la
padecen no saben que están infectados.
Vaginitis por clamidia: causada por la chlamidia trachomatis, es una infección que, en algunos casos, no produce
síntomas, pero puede causar una enfermedad inflamatoria pélvica.
Vaginitis gonocócica: la infección se produce por el microorganismo neisseria gonorrhoeae, también conocido
como gonococo. Este tipo de vaginitis puede producir sangrado después de mantener relaciones sexuales o en el
flujo vaginal.
Vaginitis viral: son causa de esta infección virus como el herpes simple o el papilomavirus humano.
Diagnóstico
En el caso de que al paciente ya le hayan diagnosticado esta patología y conozca los síntomas, debe acudir al
especialista cuando se presenten las primeras manifestaciones de la enfermedad.
Para diagnosticar la afección, primero, se realiza un examen pélvico que mostrará si existen áreas rojas y sensibles
en las zonas de la vulva o la vagina.
Después, se realizará un examen del flujo vaginal bajo el microscopio y, de esta manera, determinar si hay
presencia de infección vaginal o proliferación de hongos o bacterias. En algunos casos, el cultivo puede proporcionar
información sobre cuál es el microorganismo concreto que está causando la infección.
En el caso de que no existan signos de infección, el procedimiento que se llevará a cabo será un examen del tejido y
del área que se encuentra irritada en la vulva.
Tratamientos
El tratamiento de esta afección dependerá de cuál es la causa que la ha provocado y puede comprender fármacoss,
cremas o geles antimicrobianos que se introducen en la zona vaginal.
Si la causa es una baja producción de estrógenos, se recetará una crema de estrógenos y, en el caso de que la
infección esté provocada por una reacción alérgica, el tratamiento incluirá antihistamínicos.
Aunque los síntomas desaparezcan, el tratamiento debe seguir aplicándose para evitar una nueva proliferación de las
bacterias.
Por tanto, para tratar la infección, el especialista realizará exámenes y cultivos para determinar cuál es el
microorganismo causante y aplicar un tratamiento específico.
Incidencia
Este tipo de cáncer es más frecuente en mujeres entre los 40 y los 55 años de edad. En la actualidad,
es el sexto cáncer más frecuente en España, por detrás del de mama, pulmón, colorrectal,
endometrio y ovario. De hecho, tal y como explica la oncóloga Isabel Bover, de la Sociedad
Española de Oncología Médica (SEOM), este tipo supone el 3,7 por ciento de todos los cánceres
femeninos, aunque su incidencia varía según la provincia.
“Las de menor incidencia son Navarra y Zaragoza con 4 o 5 casos por cada 100.000 habitantes”,
afirma Bover. “La provincia con mayor incidencia es Baleares (concretamente Mallorca) con 13,6
casos por cada 100.000 habitantes”.
Las razones que explican que haya esta variación entre provincias se debe a las diferencias
socioculturales de la población, como los hábitos sexuales, las dificultades para desarrollar
programas de cribado o el mayor o menos número de parejas de la mujer.
A nivel mundial, las áreas con mayor mortalidad recaen en Latinoamérica, África y el Sudeste
Asiático.
Causas
Existen algunos factores de riesgo que están relacionados con la incidencia del cáncer de cuello de
útero. El más importante que participa en el desarrollo de lesiones premalignas es la infección por
papilomavirus o virus del papiloma humano (VPH). Tal y como señalan desde SEOM, el VPH
está presente en el 99 por ciento de los casos de cáncer de cérvix.
El VPH se transmite de persona a persona mediante las relaciones sexuales y el riesgo de infección
aumenta si la actividad sexual comienza a edades tempranas, la mujer tiene muchos compañeros
sexuales, o mantiene relaciones con un hombre que ha tenido muchas parejas, y mantiene una
relación sexual con un hombre que tiene verrugas en el pene.
“La mayoría de las infecciones por VPH se resuelven espontáneamente”, afirma Bover. “Se
desconocen los motivos por los que sólo algunas infecciones progresan a alteraciones malignas”.
El riesgo aumenta entre el final de la adolescencia y la mitad de los 30 años. Con 40 años la
posibilidad de desarrollarlo sigue existiendo por lo que desde la sociedad recomiendan continuar con
las citologías y chequeos para la detección precoz.
Otros factores que podrían causar este tipo de cáncer son:
El consumo de tabaco: Las mujeres que fuman tienen dos veces más posibilidades de desarrollar el
cáncer que las no fumadoras.
La promiscuidad sexual: Las mujeres con muchas parejas sexuales o que mantengan relaciones
sexuales con un hombre que ha tenido muchas parejas sexuales tienen más riesgo.
Edad precoz de inicio de relaciones sexuales.
Mujeres que tienen el sistema inmunológico debilitado por el uso de medicamentos utilizados en
otras patologías, así como el tratamiento para el VIH u otros tipos de cáncer.
Mujeres con herpes genital.
Utilizar anticonceptivos orales aumenta las probabilidades de desarrollar cáncer de cuello de útero.
Síntomas
Casi todas las mujeres no tienen síntomas en los primeros estadios de este tipo de cáncer. La
oncóloga Isabel Bover indica que los síntomas no aparecen hasta que el cáncer se ha extendido a
otros tejidos y órganos.
Las manifestaciones que puede tener la mujer son:
Manchas de sangre o sangrado leve entre las menstruaciones o después de la misma.
Dolor al mantener relaciones sexuales.
Tener un sangrado menstrual más largo y abundante de lo normal.
Sangrar después del coito o durante el examen pélvico en la consulta del ginecólogo.
Aumento de la secreción vaginal.
Sangrar después de la menopausia.
La especialista señala que cuando aparecen estos síntomas, y aunque se parezcan a otros de
patologías no tan graves, conviene que acuda al médico para comunicárselo con la mayor brevedad
posible.
Prevención
Prevenir este tipo de cáncer es posible a través de la detección precoz de alteraciones celulares en la
citología y administrando la vacuna contra el VPH.
En la actualidad hay dos formas comercializadas de la vacuna:
Gardasil previene la aparición de displasias cervicales de alto grado, carcinomas cervicales, lesiones
displásicas vulvares y vaginales de alto grado y verrugas genitales causadas por los tipos de VPH 6,
11, 16 y 18. Estos dos últimos tipos de VPH causan el 70 por ciento de las muertes por este tumor.
Esta vacuna se dirige a niñas y mujeres de entre 9 y 26 años siendo cien por cien eficaz en aquellas
que no hayan mantenido relaciones sexuales y que, por tanto, no hayan estado expuestas al virus.
La Agencia Europea de Medicamentos (EMEA) estableció que su uso estaba contraindicado en el
caso de pacientes con síndrome coronario agudo, como angina o infarto de miocardio. Tampoco
está recomendada en personas con enfermedad cardiaca isquémica y/o enfermedad arterial periférica,
y su combinación con insulina debe darse sólo en casos excepcionales.
“Esta vacuna se administra mediante tres inyecciones intramusculares en un periodo de seis meses.
La necesidad de revacunación dependerá de los resultados de los estudios que se están realizando en
la actualidad”, señala Bover. “Existen datos que indican que la inmunidad contra el VPH dura un
mínimo de 3 a 5 años”.
Cervarix está igualmente indicada para la prevención de las lesiones premalignas del cuello de útero
y del cáncer de cérvix, relacionados causalmente con los tipos 16 y 18 de VPH y ofrece además
protección cruzada frente a los tipos 31, 33 y 45. Induce niveles de anticuerpos en un orden de
magnitud mayor que los encontrados tras una infección natural en mujeres de hasta 55 años, aunque
el nivel de anticuerpos en sangre es mayor en los intervalos de edad de entre 10 y 14 años.
Entre sus particularidades, presenta un innovador sistema adyuvante AS04, que confiere gran
potencia y duración a la inmunización. Consta, al igual que Gardasil, de tres dosis, adquiridas en la
farmacia.
Tipos
Dependiendo del origen del tumor existen dos tipos de cáncer de cérvix:
Carcinoma epidermoide: Localizado en el ectrocérvix y el fondo de la vagina. Este tipo se da en el
85 por ciento de los casos.
Adenocarcinoma: Se origina en las células situadas en el canal cervical, en el interior del cuello del
útero. Aparece en el 15 por ciento de las situaciones.
Diagnóstico
Las pruebas de Papanicolaou (Pap) pueden detectar de forma exacta y poco costosahasta un 90
por ciento de los cánceres de cérvix, incluso antes de que aparezcan los síntomas. En consecuencia,
el número de muertes por esta enfermedad se ha reducido en más del 50 por ciento.
Es recomendable que las mujeres se hagan su primera Pap cuando comienzan a ser sexualmente
activas o a partir de los 18 años y que lo repitan sucesivamente una vez al año. Si los resultados son
normales durante 3 años consecutivos, entonces la prueba puede espaciarse y realizarla cada 2 o 3
años, siempre que no se cambie el hábito de vida. Si todas las mujeres se sometieran a la Pap de
forma periódica podrían eliminarse las muertes causadas por esta clase de cáncer. Sin embargo, casi
el 40 por ciento de las mujeres de los países desarrollados no se hace la prueba regularmente.
Si se encuentra una masa, una úlcera u otra formación sospechosa sobre el cuello uterino durante una
exploración pélvica, o si los resultados de las Pap indican una anomalía o cáncer, se debe realizar una
biopsia (extracción de una muestra de tejido para examinarla al microscopio).
La muestra de tejido se obtiene durante una colposcopia, intervención terapéutica en la que se usa un
tubo de visualización con una lente de aumento (colposcopio) para examinar el cuello interno del
útero minuciosamente y escoger el lugar idóneo de la biopsia.
Se realizan dos clases de biopsia: la biopsia en sacabocados, en la que se extrae una diminuta
porción del cuello uterino que se selecciona visualmente con el colposcopio, y el legrado
endocervical, en el que se raspa el tejido del canal del cuello inaccesible visualmente. Ambos
procedimientos son un poco dolorosos y producen una pequeña hemorragia, aunque juntos suelen
proporcionar suficiente tejido para que el patólogo establezca un diagnóstico.
Si éste no resulta claro, se realiza una conización, en la que se extrae una mayor porción de tejido.
Por lo general, esta biopsia se realiza mediante escisión electroquirúrgica en la propia consulta del
médico.
Una vez que se ha establecido el diagnóstico, se deben determinar el tamaño y la localización exacta
del cáncer (es decir, se realiza un estadiaje). El proceso se inicia con una exploración física de la
pelvis y varias pruebas (cistoscopia, radiografía de tórax, pielografía intravenosa, sigmoidoscopia)
para determinar si el cáncer cervical se ha extendido a otras estructuras circundantes o a partes más
distantes del cuerpo. Asimismo, pueden realizarse otras pruebas, como una tomografía
computarizada, un enema con papilla de bario y radiografías de huesos e hígado, dependiendo de las
características de cada caso.
Tratamientos
Según la oncóloga Isabel Bover, la elección del tratamiento dependerá del tamaño del tumor, de la
localización, del estado del paciente y de si quiere tener hijos.
Las opciones actuales son la cirugía y la radioterapia y, en algunas ocasiones, la quimioterapia. “La
decisión sobre el tratamiento suele decidirse por consenso entre especialistas (ginecólogo,
radioterapeuta y oncólogo médico)”, señala Bover. “La cirugía y la radioterapia son tratamientos
locales que sólo afectan al área del tumor, mientras que la quimioterapia afecta a todo el cuerpo”.
Cirugía
Dependiendo del estadio de la enfermedad y de la extensión del tumor el especialista puede extirpar
sólo el tejido maligno, el cuello cervical completo, el útero (preservando o no los ovarios y las
trompas) y los ganglios linfáticos regionales.
Los tipos de cirugía que se pueden realizar según especifican desde SEOM son:
Conización: Este método es una biopsia en cono que se realiza si el cáncer es microinvasivo.
Cervicectomía radical o traquelectomía: Esta cirugía se utiliza para extirpar el cuello uterino y
dejar intacto el útero pero diseccionando de los ganglios linfáticos pélvicos. Puede utilizarse en
mujeres jóvenes que desean preservar la fertilidad y siempre que sea posible, según el tamaño del
tumor. Este procedimiento ha logrado aceptación como alternativa a la histerectomía en estas
situaciones.
Histerectomía: Puede ser simple (sólo se extrae el útero y el cuello uterino) o radical (incluye la
extirpación del útero y cuello uterino, parte superior de la vagina, el tejido el tejido que rodea al
cuello del útero y los ganglios linfáticos pélvicos). En los casos en los que se extirpen las trompas de
Falopio y los ovarios (opcional, según la edad de la paciente) se realizará de modo simultáneo a la
histerectomía.
Exenteración pélvica: Se extirpa el útero, vagina, colon inferior, el recto y/o la vejiga, si el cáncer se
ha diseminado a estos órganos tras la radioterapia.
Radioterapia
La radioterapia puede utilizarse sola, como tratamiento único antes de la cirugía o en combinación de
quimioterapia.
Este tipo de tratamiento puede tener efectos secundarios en la mujer y dependen de la dosis y de la
parte del cuerpo donde se administre. Los más comunes son cansancio, piel seca o enrojecida,
pérdida de apetito, náuseas, vómitos, molestias urinarias y diarrea. Estos efectos suelen desaparecer
una vez que el tratamiento ha finalizado.
“Durante el tratamiento es aconsejable evitar las relaciones sexuales que se pueden reanudar
transcurridas unas semanas desde que ha finalizado el tratamiento”, especifica Bover.
Quimioterapia
Suele administrarse para eliminar las células malignas por vía intravenosa para que se traslade al
torrente sanguíneo con la finalidad de destruir las células que pudieran quedar tras la cirugía o
radioterapia.
Los efectos secundarios más comunes son náuseas, vómitos, diarrea, fatiga, pérdida de apetito,
leucocitos o hemoglobina bajos, sangrado o hematomas, adormecimiento o cosquilleo en manos y
pies, dolor de cabeza, pérdida del cabello y oscurecimiento de la piel y las uñas. Estos síntomas no
aparecen de forma simultánea y suelen desaparecer al finalizar la terapia.
Otros posibles efectos son que la paciente puede tener imposibilidad para quedarse embarazada y
menopausia prematura.
Tratamiento en mujeres embarazadas
En estas situaciones conviene estudiar empezar el tratamiento una vez que ha nacido el bebé.
Desde SEOM indican que el tratamiento del tumor y el momento para efectuarlo dependerá del
estadio de la enfermedad, la fase del embarazo y los deseos de la futura madre.
Otros datos
Pronóstico
Gracias al aumento de los cribados y del comienzo del tratamiento en las fases tempranas del cáncer,
la mortalidad se ha reducido mucho en los últimos cincuenta años en los países desarrollados.
En la actualidad la supervivencia a cinco años en todos los estadios del cáncer es del 71 por
ciento y si se detecta en una fase temprana tiene una supervivencia a cinco años del 92 por ciento.
Vida sexual de la mujer
Este tipo de tumor aparece en mujeres relativamente jóvenes por lo que puede afectar a la vida
sexual y a la fertilidad por lo que el tratamiento de la disfunción sexual deberá abarcar tanto el
aspecto físico y psicológico, tal y como señala la oncóloga Isabel Bover.
La endometriosis es un trastorno a menudo doloroso en el que tejido que normalmente reviste el interior del
útero (el endometrio) crece fuera del útero. En general, la endometriosis afecta a los ovarios, las trompas de
Falopio y el tejido que reviste la pelvis. Rara vez, el tejido endometrial se expande más allá de los órganos
pélvicos.
Cuando hay endometriosis, el tejido endometrial fuera de lugar continúa actuando como lo haría
normalmente: se engrosa, se descompone y sangra con cada ciclo menstrual. Como este tejido que está
fuera de su lugar habitual no tiene manera de salir del cuerpo, queda atrapado. Cuando la endometriosis
afecta a los ovarios, pueden formarse quistes que llamamos endometriomas. El tejido circundante puede
irritarse y, en última instancia, puede desarrollar tejido cicatricial y adhesiones (bandas anormales de tejido
fibroso que puede hacer que los tejidos pélvicos y los órganos se adhieran unos a otros).
La endometriosis provoca dolor (a veces intenso), sobre todo durante el período menstrual. También pueden
generarse problemas de fecundidad. Por suerte, existen tratamientos eficaces.
Síntomas
El primer síntoma de la endometriosis es el dolor pélvico, a menudo asociado con el período menstrual.
Aunque muchas mujeres tienen calambres durante su período menstrual, las mujeres con endometriosis
suelen describir un dolor menstrual que es mucho peor que el habitual. También tienden a informar que el
dolor aumenta con el tiempo.
Entre los signos y síntomas frecuentes de la endometriosis podemos mencionar los siguientes:
Períodos dolorosos (dismenorrea). Los dolores pélvicos y los calambres pueden comenzar antes que
el período y extenderse durante varios días del período. También podrías tener dolor en la parte baja de
la espalda y en el abdomen.
Relaciones sexuales dolorosas. Cuando se tiene endometriosis, es habitual sentir dolor durante o
después de las relaciones sexuales.
Dolor durante la evacuación intestinal o la micción. Lo más probable es que presentes estos
síntomas durante el período menstrual.
Sangrado excesivo. Es posible que, en ocasiones, tengas períodos muy abundantes (menorragia) o
sangrado entre un período y otro (menometrorragia).
Esterilidad. La endometriosis suele detectarse en las mujeres que buscan tratamiento para la
esterilidad.
Otros síntomas. También es posible que sientas cansancio y tengas diarrea, estreñimiento, gases o
náuseas, en especial durante los períodos menstruales.
La intensidad del dolor no es, necesariamente, un indicador confiable de la gravedad de la afección. Algunas
mujeres con endometriosis leve tienen dolores intensos, mientras que otras con endometriosis avanzada
tienen poco o ningún dolor.
A veces, la endometriosis se confunde con otras afecciones que también provocan dolor pélvico, como la
enfermedad inflamatoria pélvica o los quistes ováricos. También se la puede confundir con el síndrome del
intestino irritable (SII), una afección que provoca episodios de diarrea, estreñimiento y calambres
abdominales. El SII puede sumarse a la endometriosis, lo cual complica el diagnóstico.
Causas
Aunque la causa exacta de la endometriosis se desconoce, entre las explicaciones posibles se incluyen las
siguientes:
Transformación de las células embrionarias. Las hormonas como el estrógeno pueden transformar
las células embrionarias (células en las primeras etapas del desarrollo) en implantes celulares
endometriales durante la pubertad.
Implantación en la cicatriz de una cirugía. Después de una cirugía, como una histerectomía o una
cesárea, las células endometriales pueden adherirse a la incisión quirúrgica.
Transporte de las células endometriales. El sistema de vasos sanguíneos o líquido del tejido
(sistema linfático) puede transportar células endometriales a otras partes del cuerpo.
Trastorno del sistema inmunitario. Es posible que un problema con el sistema inmunitario impida al
organismo reconocer y destruir el tejido endometrial que esté creciendo fuera del útero.
Factores de riesgo
Son varios los factores que te llevan a tener mayor riesgo de desarrollar endometriosis, entre ellos:
Tener niveles altos de estrógeno en el organismo o una exposición mayor al estrógeno que produce tu
organismo durante toda la vida
Consumir alcohol
Cualquier afección médica que impida el pasaje normal del flujo menstrual hacia fuera del cuerpo
Anormalidades en el útero
La endometriosis suele desarrollarse varios años después de comenzar con la menstruación (menarca). Los
signos y síntomas de la endometriosis cesan en forma temporaria con el embarazo y terminan en forma
permanente con la menopausia, a menos que estés tomando estrógenos.
Complicaciones
Fertilización e implantación
Infertilidad
La complicación más importante de la endometriosis son las alteraciones en la fecundidad. Alrededor de un
tercio a la mitad de las mujeres con endometriosis tienen dificultades para quedar embarazadas.
Para que esto suceda, los ovarios deben liberar un óvulo que viaje a través de la trompa de Falopio más
cercana, que sea fecundado por un espermatozoide y que se fije a la pared del útero para comenzar a
desarrollarse. La endometriosis puede obstruir la trompa e impedir que el óvulo y el espermatozoide se unan.
Sin embargo, la afección también parece afectar la fecundidad en formas menos directas, como dañando el
espermatozoide o el óvulo.
Aun así, muchas mujeres con endometriosis de leve a moderada todavía pueden concebir y llevar el
embarazo a término. A veces lo médicos aconsejan a las mujeres con endometriosis que no se demoren en
tener hijos porque la afección puede empeorar con el tiempo.
Cáncer de ovarios
En las mujeres con endometriosis, el cáncer de ovarios se presenta con una frecuencia mayor a la esperada.
No obstante, en principio, el riesgo general de desarrollar cáncer de ovarios a lo largo de la vida es bajo.
Algunos estudios sugieren que la endometriosis aumenta ese riesgo, pero las probabilidades siguen siendo
relativamente bajas. Aunque rara vez ocurre, hay otro tipo de cáncer (adenocarcinoma asociado con la
endometriosis) que puede desarrollarse más adelante en la vida de las mujeres con endometriosis.
¿Qué es la clamidia?
La clamidia es una enfermedad de transmisión sexual común. Es causada por la bacteria Chlamydia
trachomatis. Puede infectar a hombres y mujeres. Las mujeres pueden contraer clamidia en el cuello del
útero, el recto o la garganta. Los hombres pueden contraer clamidia en la uretra (el interior del pene), el
recto o la garganta.
¿Cómo se contrae la clamidia?
Usted puede contraer clamidia durante el sexo oral, vaginal o anal con alguien que tiene la infección.
Una mujer también puede transmitir clamidia a su bebé durante el parto.
Si usted tuvo clamidia y fue tratado en el pasado, puede re-infectarse si tiene relaciones sexuales sin
protección con alguien infectado.
Los bebés nacidos de madres infectadas con clamidia pueden contraer infecciones a los ojos y
neumonía. También puede ser más probable que el bebé nazca antes de tiempo.
La clamidia no tratada también puede aumentar sus probabilidades de contraer o transmitir el VIH/SIDA.
¿Qué es el herpes?
Herpes es el nombre de un grupo de virus que causa dolorosas ampollas y llagas. Los virus más comunes son:
Herpes zoster: causa varicela y herpes zóster
Virus del herpes simple (VHS) tipo 1 y tipo 2: causa herpes labial o ampollas febriles alrededor de la
boca y dolor en los genitales (órganos sexuales).
El herpes genital es una infección de transmisión sexual (ITS). Una vez que se contrae la infección, se tiene el
virus para toda la vida.
Ladillas (Pediculosis)
Definición: Las ladillas son insectos (6 patas) que infectan las
zonas con vello del pubis. Aunque su nombre sea Phthirus pubis
también pueden afectar otras zonas como el vello axilar y las
cejas.
Causa: El nombre del piojo que infecta el vello púbico se llama
Phthirus pubis. La infección por este piojo es más frecuente en
los adolescentes y es contagiado primordialmente en las
relaciones sexuales aunque podría también contagiarse por la
ropa (probarse ropa interior o bañadores en tiendas), sábanas o
tazas de water contaminadas. Es importante mencionar que al
encontrarse esta infección en el pubis, el preservativo no confiere
ningún tipo de protección.
Factores de riesgo: comparte los factores de riesgo de la mayoría de enfermedades de
transmisión sexual.
1. Adolescencia con vida sexual activa
2. Contacto con persona infectada
3. Parejas sexuales múltiples
4. Compartir ropa interior o cama con alguien infectado
Síntomas: Las ladillas dan como síntoma primordial picor o prurito en la zona comprometida
(esencialmente la zona cubierta por vello en el pubis) que suele empeorar por las noches.
Además se puede ver una reacción cutánea en la zona infectada, de color grisáceo azulado. En
ocasiones se pueden ver los huevos de estos parásitos (liendres) y los piojos adultos. Pueden
haber lesiones por el rascado o debido a las picaduras por parte de los piojos. Preocupa la sobre
infección de la piel por las lesiones de rascado llegando a verse casos con lesiones de impétigo.
Diagnóstico: La exploración de las zonas comprometidas ponen en evidencia las liendres
(huevos ovalados color gris claro) adheridas a los tallos del vello y los piojos adultos. Además se
pueden ver las lesiones de rascado. Vistos bajo el microscopio estos piojos tienen la forma muy
similar a los cangrejos (es así como se les denomina en inglés, “crabs”).
El embarazo ectópico es lo que sucede cuando el embarazo avanza fuera del útero, generalmente, en las
trompas de Falopio. Es poco frecuente, pero grave, y debe ser tratado.
El sistema reproductor de la mujer cuenta con dos glándulas secretoras de leche, ubicadas
en el tórax, y que permiten una nutrición sana para el bebé durante los primeros meses de
su vida. A diferencia del hombre, la mujer no fabrica sus células sexuales, al nacer ya tiene
alrededor de 400 mil ovocitos (óvulos inmaduros), que son almacenados en unos folículos
similares a unos sacos. Alrededor de 400 madurarán durante la vida fértil de la mujer, que
se inicia durante la pubertad y concluye en la menopausia.
Vagina: es un tubo muscular elástico que hace que se comunique el útero con el exterior.
Está ubicada entre la uretra y el recto y termina en un orificio alrededor de los labios
mayores. Es un conducto que une la vulva con los órganos genitales internos.
Útero: es un órgano musculoso y hueco que está en la parte inferior del vientre. Tiene tres
capas que son el endometrio, músculos lisos y tejido elástico. También lo conocemos como
matriz, es el órgano de la gestación y está situado entre la vagina y las trompas de Falopio.
Trompas de Falopio: conectan el útero con los ovarios. Su estructura es similar a los tubos
que comunican el útero con la parte interior del abdomen. Su función es guiar al óvulo
desde el ovario hasta el útero.
Ovarios: son como del tamaño de las almendras. Están en la zona de la pelvis (uno a cada
lado del útero). Su función es producir un óvulo cada 28 días (dependiendo del ciclo de la
menstruación).
ÓRGANOS DEL SISTEMA REPRODUCTOR FEMENINO
El sistema reproductor de la mujer cuenta con dos glándulas secretoras de leche, ubicadas
en el tórax, y que permiten una nutrición sana para el bebé durante los primeros meses de
su vida. A diferencia del hombre, la mujer no fabrica sus células sexuales, al nacer ya tiene
alrededor de 400 mil ovocitos (óvulos inmaduros), que son almacenados en unos folículos
similares a unos sacos. Alrededor de 400 madurarán durante la vida fértil de la mujer, que
se inicia durante la pubertad y concluye en la menopausia.
Vagina: es un tubo muscular elástico que hace que se comunique el útero con el exterior.
Está ubicada entre la uretra y el recto y termina en un orificio alrededor de los labios
mayores. Es un conducto que une la vulva con los órganos genitales internos.
Útero: es un órgano musculoso y hueco que está en la parte inferior del vientre. Tiene tres
capas que son el endometrio, músculos lisos y tejido elástico. También lo conocemos como
matriz, es el órgano de la gestación y está situado entre la vagina y las trompas de Falopio.
Trompas de Falopio: conectan el útero con los ovarios. Su estructura es similar a los tubos
que comunican el útero con la parte interior del abdomen. Su función es guiar al óvulo
desde el ovario hasta el útero.
Ovarios: son como del tamaño de las almendras. Están en la zona de la pelvis (uno a cada
lado del útero). Su función es producir un óvulo cada 28 días (dependiendo del ciclo de la
menstruación).