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América : Cahiers du CRICCAL

Contenidos implícitos en Decir sí de Griselda Gámbaro


Nora Parola-Leconte

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Parola-Leconte Nora. Contenidos implícitos en Decir sí de Griselda Gámbaro. In: América : Cahiers du CRICCAL, n°18 tome
2, 1997. Les Formes brèves de l'expression culturelle en Amérique Latine de 1850 à nos jours : Poésie, Théâtre, Chanson,
Chronique, Essai. pp. 461-468;

doi : https://doi.org/10.3406/ameri.1997.1282

https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_1997_num_18_2_1282

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CONTENIDOS IMPLICITOS EN DECIR SI
DE GRISELDA GÀMBARO

Decir si,1 de la dramaturga argentina Griselda Gambaro, es una


pieza corta de un acto. La misma rue escrita en 1974 pero se es-
trenô recién en el ciclo de Teatro Abierto 1981. Este fue un mo-
vimiento creado por un grupo de autores, directores y actores quienes, al
organizar una muestra de obras nationales contemporàneas, buscaban re-
cuperar para el teatro argentino un pûblico remiso hasta ese momento. El
éxito me total pues se cumpliô el objetivo estipulado : demostrar la vigen-
cia y la vitalidad del teatro argentino. Se presentaron asi veintiuna obras
breves, sin ningûn tipo de limitation ideolôgica o estética, a razôn de très
por dia. Nadie cobrô por su participation. A pesar de que la funciôn co-
menzaba a las 18.30, el sistema de abono se agotô una semana antes del
estreno ; los precios eran totalmente accesibles y se utilizaban para pagar
los detalles materiales de las representaciones. Exito rotundo, aclamado
por la critica y el pûblico, el evento que habïa comenzado el 28 de julio en
el Teatro del Picadero, me intemimpido bruscamente el 6 de agosto por un
incendio declarado accidentai, pero de évidente carâcter criminal. Diecisie-
te salas se ofrecieron espontâneamente para continuar el ciclo, lo que se
hizo en el Teatro Tabaris el 18 de agosto hasta la memorable fiesta con que
se cerrô esta etapa el 21 de septiembre.
Para ubicar al fenômeno de Teatro Abierto es importante hacer
referenda al momento histôrico. Como y a es sabido, desde 1976 ocupaba el
espacio politico en la Argentina el llamado Proceso de Reorganizaciôn
National, con las fuerzas armadas entronizadas en el poder. Son los anos os-
curos de la represiôn y de la arbitrariedad ; anos en que toda forma de pen-
samiento opositor es sofocada y muchas veces eliminada drâsticamente.
Mucha gente de teatro debe emigrar - entre ellos, Griselda Gambaro - en
su mayoria a Mexico y Espana, aunque otros ya lo habian hecho por figu-
rar en las listas negras de la ominosa Triple A, organization parapolicial
creada por José Lopez Rega entre 1975 y 1976. Los que quedaron tuvieron
que apelar a la metafora, al seudônimo y al disimulo constante. Teatro

1. Griselda Gambaro, « Decir si » en 7 dramaturgos argentinos. 7 piezas en un acto


représentais en el ciclo de Teatro Abierto 1981, Miguel Angel Giella, Peter Roster, Leandro
Urbina, eds. Ottawa, Girol Books, Inc., 1983. Todas las citas del présente estudio proven-
drân de dicha ediciôn.
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Abierto 81, segun el critico Osvaldo Pellettieri,1 sefiala el momento canôni-


co del sistema teatral abierto en Argentina en los anos sesenta. En suma, el
teatro como una forma de conocimiento destinado a una recreaciôn
complice, a un pûblico avisado que mediante la mirada oblicua del guino
participa de la crïtica trente a la acciôn y al discurso autoritario.
Es importante destacar la relaciôn existente entre Decir si y las
caracterîsticas que se atribuyen al micro relato, y por extension, en este caso,
a las obras teatrales breves. Puede hablarse de un desenlace algo
ambivalente o paradôjico, a veces irônico ; la participaciôn activa del lector - en
este caso la recepciôn del espectador - para completar su significado, el
cual puede apreciarse a varios nivelés ; la existencia de elementos que
apuntan a la sâtira, al humor negro, o al absurdo ; la importancia de un hu-
morismo escéptico al utilizar como recursos la paradoja, la ironîa y la
sâtira ; una évidente incongruencia que invita al re-examen ; la existencia de
un don de evocation que comparte con las cosas esbozadas y sin desa-
rrollo ; una clara asociaciôn con la parabola2. Esta definition es
fundamental ya que darâ las pautas del actual anâlisis. Solo una pieza brève permite
una gran diversidad de contenidos implicites ya que, por la misma
limitation de su duraciôn, debe poder emitir la mayor cantidad de significados
posible, ademâs de contar con la complicidad de un pûblico receptor que
pueda interpretar las dife rentes lecturas. En este caso es muy importante ya
que, ubicando la pieza en el contexto de Teatro Abierto, se trata de una
production realizada bajo la dictadura, por lo tanto objeto de censura.
Nuestro estudio se focalizarâ en el anâlisis de dichas caracteristicas asi
como en los contenidos implicites posibles de ser captados en la recepciôn.
Decir si pertenece al grupo de piezas consideradas como de la
primera época de Griselda Gambaro. Estéticamente esta ubicada dentro de la
corriente de neo-vanguardia, movimiento iniciado en los anos sesenta, del
cual la autora es uno de los principales exponentes. Dicha dramaturgia se
caracteriza por la utilizaciôn de técnicas del absurdo, asi como de
elementos grotescos. Se trata de una estética récurrente en Argentina durante pe-
riodos de crisis y bien defmida como fenômeno teatral por el « grotesco
criollo » de los anos veinte. La historia es simple : un hombre llega a una
peluqueria en el momento del cierre ; el peluquero, hombre adusto y taci-
turno apenas lo recibe. A través de gestes y médias palabras el peluquero
obliga al hombre a ocupar su lugar y él asume el de cliente. El resultado es
catastrôfico. El peluquero decide entonces ocupar nuevamente su papel pe-
ro en vez de afeitar al hombre, le corta la cabeza. Es una especie de juego
macabro de gate y raton donde la victima acepta ciegamente todas las
reglas del juego. La imposibilidad de decir « no » lleva a la tragedia. El tîtulo

1. Osvaldo Pellettieri, « Un microcosmo del pais », La Escena Latinoamericana 2, agosto


1989, p. 12.
2. Dolores M. Koch, « El micro-relato en Mexico : Torri, Arreola, Monterroso » en De la
crônica a la nueva narrativa mexicana, Merlin H. Forster, Julio Ortega, eds. Oaxaca,
Editorial Oasis, 1986, pp. 161-177.
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contiene suficiente contenido semântico como para descifrar la obra, a lo


que se le agrega la description escenogrâfica initial y posterior.
Los objetos de escenario propuestos por las didascalias (un espejo,
un sillon giratorio, utensilios de afeitar, pelo cortado por el suelo) repre-
sentan una peluqueria conventional. No obstante, la actitud del Peluquero
ante la llegada del cliente (no saludarlo, darle la espalda para mirar por la
ventana) constituye el primer indicio de ruptura con los côdigos de com-
portamiento socialmente aceptados. La ruptura fatal se establece con la
inversion de papeles : el verdadero peluquero actua como cliente y el cliente
simula ser peluquero. El cliente es el que char la, canta, busca adular y
complacer, el que nunca manda, el que jamâs tiene razôn.
Frente al enigmâtico mutismo del Peluquero, el Hombre asume todo
el peso del discurso verbal : asi, en un quasi-monôlogo, busca « construir »
el diâlogo y recurre para ello a distintas estrategias lingfiisticas. Responde a
preguntas que él mismo hipotetiza e intenta, a través de continuas rectifi-
caciones de su propio discurso, verbalizar acertadamente el presunto pen-
samiento de su interlocutor. Al no recibir respuesta, la palabra del cliente -
cada vez mâs desconcertado - se torna, entonces, errâtica e incohérente.
De manera particular, la utilization de côdigos diferentes transgrede
las formas convencionales de toda interaction conversational. El
Peluquero compensa con el silencio la verborragia del cliente y se comunica, casi
exclusivamente, a través de signos no linguîsticos (deixis gesruales, expre-
siones faciales significativas, etc.) y de signos paralinguisticos (entonaciôn,
intensidad, ritmo, timbre), minuciosamente especificado por la autora en
las didascalias. El Hombre, por su parte, decodifica, aterrado, los silen-
cios, los gestos, las miradas y las vagas palabras del Peluquero, como ôr-
denes a las que obedece sin rebelarse. Asi, limpia el sillon, junta los pelos
del piso, desempana el espejo y termina afeitando y cortândole el cabello al
propio peluquero. El cliente, convencido de que su indisimulable falta de
destreza provocarâ la ira de este, culmina « confesando », aceptando la res-
ponsabilidad de una supuesta culpa. El Peluquero, aparentemente indigna-
do, le propone - siempre por medio de una gestualidad inquiétante -
invertir la situation. Invita al hombre a sentarse en el sillon pero, en vez de
afeitarlo, lo degûella con un râpido y certero tajo. Luego se quita la peluca
y la arroja sobre el cadaver del cliente.
Los personajes se presentan en una relaciôn jerarquizada que se
instaura desde el comienzo, antes de que se inicie el diâlogo : en primer lugar
por el aspecto fi'sico de los personajes, en segundo por las actitudes (el
peluquero en vez de atender al cliente se pone a mirar por la ventana) y en
tercero por las didascalias que establecen desde un comienzo la anomalia
de la situation. El siguiente ejemplo ilustra ampliamente el caso :

El Peluquero espéra su ultimo cliente del dîa, hojea una revista sen-
tado en el sillon. Es un hombre grande, taciturno, de gestos lentos.
Tiene una mirada cargada pero inescrutable. No saber lo que hay de-
trâs de esta mirada es lo que desconcierta. No levanta nunca la voz,
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que es triste, arrastrada. Entra Hombre, es de aspecto muy tîmido e


inseguro.
Hombre - Buenas tardes.
Peluquero - (Levanta los ojos de la revista, lo mira.
Después de un rato.) ... tardes... (No se mueve)
Hombre - (Intenta una sonrisa, que no obtiene la menor respuesta.
Mira su reloj furtivamente. Espéra. El Peluquero arroja la revista
sobre la mesa, se levanta, como con furia contenida. Pero en lugar de
ocuparse de su cliente, se acerca a la ventana y dândole la espalda,
mira hacia afuera. Hombre, conciliador.) Se nublô. (Espéra. Una
pausa.) Hace calor. (Ninguna respuesta. Se afloja el nudo de la cor-
bata, levemente nervioso. El Peluquero se vuelve, lo mira, adusto.
El Hombre pierde seguridad.) No tanto... (Sin acercarse, estira el
cuello hasta la ventana) Esta despejado. Mm... mejor. Me
equivoque. (El Peluquero lo mira, inescrutable, inmôvil. Hombre.) Que-
ria... (Una pausa. Se lleva la mano a la cabeza con un gesto desvaî-
do.) Si... si no es tarde... (El Peluquero lo mira sin contestai". Luego
le da la espalda y mira otra vez por la ventana. Hombre, ansioso)
i Se nublô ?

La superioridad de uno sobre el otro résulta évidente. Se repite un


modelo actancial tipico en la dramaturgia de Griselda Gambaro : un perso-
naje inofensivo Uega a un lugar aparentemente tranquilo donde se prosigue
a su destruction gratuita. En este caso las humillaciones no son tan
importantes pero el despojamiento es vital, mejor dicho, mortal : el cliente-vïc-
tima pierde nada menos que la cabeza. Toda la pieza esta basada en la in-
congruencia y el absurdo, lo cual invita a reflexionar. El desenlace es ines-
perado, absurdo, violento. i Merecido quizas ? Esa ultima pregunta,
inevitable en el espectador, es la que provoca la reflexion.
Lo grotesco se produce en la identificaciôn problemâtica y simultâ-
nea de dos elementos : lo cômico y lo aterrorizante. Provoca risa y males-
tar al mismo tiempo. Este efecto lo causan los desatinados comentarios que
emite el Hombre. Es una especie de cadena de enredos que lo ponen en si-
tuaciones cada vez mâs embarazosas. Tanta comica torpeza remite ademâs
a las técnicas que el teatro del absurdo tomô de las peliculas comicas del
cine mudo como Keystone Cops, Charlie Chaplin y Buster Keaton. Por
ejemplo, primero el Peluquero le pide/ordena que lo afeite :

Hombre - ... después de todo, afeitar, i ehi ? i Que habilidad se ne-


cesita ? j Hasta los imbéciles se afeitan ! Ninguna habilidad especial,
i Hay cada animal que es pelu... ! (Se interrompe. El Peluquero lo
mira, tétrico.) Pero no. Hay que tener pulso, mano firme, mirada
penetran... te para ver... los pelos... Los que se enroscan, me los sa-
co con una pincita. (El Peluquero suspira profundamente.) ; Voy,
voy ! No sea impatiente. (Le enjabona la cara.) Asi. Nunca vi a un
tipo tan impaciente como usted. Es reventante. (Se da cuenta de lo
que ha dicho, rectifîca.) No, usted es un reventante dinàmico.
Reventante para los demâs. A mi no... No me afecta. Yo lo compren-

1. Gambaro, 1983, pp. 185-186.


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do. La acciôn es la sal de la vida y la vida es la action y . . . (Le tiem-


bla la mano, le mete la brocha enjabonada en la boca. Lentamente, el
Peluquero toma un extremo del pano y se limpia. Lo mira)...1

A pesar de haber llegado hasta cortarlo con la navaja, el Hombre no


detiene el juego. El Peluquero continua dominândolo con los gestos ; de la
barba le pide que pase a cortarle el pelo. El otro busca mil excusas para no
hacerlo, pero no tiene éxito ; el gran poder ejercido sobre él es imposible
de explicar. Su gran confusion aumenta : « Usted manda, j El cliente siem-
pre manda ! Aunque el cliente... soy... (Mirada del Peluquero.) es usted...
(Corta espantosamente. Quiere arreglar el asunto, pero lo empeora, cada
vez mâs...) »2. La actitud del Hombre casi no varia, de sus pequenos ata-
ques de rebeldia pasa inmediatamente a una actitud servil y complaciente.
A pesar de ser un desastre el corte, el Peluquero parece inmutable, no se
enfurece. Se detiene, observa el « mamarracho » y termina por senalarle el
sillon al Hombre, en guisa de orden. Aunque amenazante, toda la acciôn
continua en un tono de comedia de « quid pro quo ».
Estas situaciones cômico-dramâticas, tipicas del grotesco, se repiten
hasta lograr un punto de tension maxima donde el desenlace fatal es casi
imaginable. Se espéra un acto de este tipo aunque no tan brutal. La imagen
final es todavia mâs inquiétante. El Peluquero, luego de haber cumplido su
tarea de deguelle : « suspira larga, bondadosamente, cansado...Abre la re-
vista, comienza a silbar dulcemente ».3. El corolario muestra una caracte-
ristica muy gambariana, la de « una dulce bondad » que atempera las cruel-
dades.
Durante toda la pieza se juega constantemente entre el « ser » y el
« parecer ». Esto se da a très nivelés : espacio (objetos del escenario),
actitud de los personajes (discordancia con su funciôn) y el lenguaje (frases
de doble interpretation). Para comenzar, la peluquerïa parece ser un lugar
para cortarse el pelo pero es un lugar de tortura y crimen ; el peluquero
parece ser un peluquero pero es un verdugo ; el cliente, que toma en un
momento el papel del peluquero, résulta ser la victima ; el pelo es una pe-
luca. A nivel del lenguaje, se observa, por ejemplo :

(El Peluquero, que cortô su sonrisa bruscamente, escruta el sillon.


Hombre lo imita. Impulsivamente, toma uno de los trapos sucios y
limpia el asiento. El Peluquero se inclina y observa el respaldo,
adusto. Hombre lo mira, sigue luego la direction de la mirada. Con
otro rapto, impulsivo, limpia el respaldo. Contento) Ya esta. A mi
no me molesta... (El Peluquero lo mira, inescrutable. Se desconcier-
ta) Dar una mano... Para eso estamos, i no ?4

1. Gambaro, 1983, p. 190.


2. Gambaro, 1983, p. 192.
3. Gambaro, 1983, p. 194.
4. Gambaro, 1983, pp. 186-187.
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Esta situation se situa en un micro-mundo (una peluquerîa, dos per-


sonajes) pero, de toda evidencia, la problemâtica que ahî se plantea tras-
ciende lo particular : la oscilaciôn constante entre el « ser » y el « parecer »
lleva a que el espectador se cuestione lo siguiente : i dônde se ubica la rea-
lidad ? y i por que todo se falsea o confunde en ese incesante juego ?
Porque hay alguien - un hombre (el cliente), un pueblo (los argentinos) que
todo lo aceptan como posible; como admisible.
La falta de seguridad del cliente - todo lo que dice esta auto-rectifi-
cado - corrobora la teorïa anterior. No tiene opinion definida sobre nada.
Lo ûnico que puede hacer es « adaptarse » a las circimstancias, actitud que
puede ser identificarse con la manera de ser argentina : inmigrantes que,
ante todo, quieren adaptarse para sobrevivir. Adaptarse aqui quiere decir
sumisiôn, falta de discrimination, aceptaciôn de cualquier cosa. Résulta in-
teresante senalar que la peluquerîa esta vacia, que el cliente-vïctima esta
solo frente a su verdugo. Esta solo porque llegô tarde (transgresiôn de nor-
mas sociales), porque évita encontrarse con otra gente (individualismo),
porque su relaciôn de sumisiôn frente al dominador, su obediencia ciega a
las ôrdenes arbitrarias es un secreto entre él y su verdugo. No hay testigos.
l Se hubiese humillado de la misma manera de estar présentes otros
clientes ? En tal caso, cabe preguntarse si todos hubiesen obedecido o juntos
hubiesen tenido la fuerza de decir « no ». Segûn le cuenta al Peluquero,
solo una vez se opuso a hacer algo, cuando era nino :

Una vez, de chico, todos cruzaban un charco, un charco maloliente,


verde, y yo no quise. \ Yo no !, dije. \ Que lo crucen los imbéciles !
Peluquero (triste) : i Se cayô ?
Hombre : i Y ? No... Me tiraron, porque... (se encoge de hombre)
les dio ... bronca que yo no quisiera... arriesgarme. (Se reanima)
Asi que... i por que no ? Cruzar el charco o...1

Se opuso pero, segûn él, para no correr riesgos. Esta explicaciôn es


lo que le anima a cortarle el pelo al Peluquero.
Los contenidos implicitos se vuelven entonces cada vez mâs explîci-
tos. Los personajes se invisten de papeles que van asumiendo y afirmando
a través de una relaciôn interpersonal en donde no hay violencia y, sin
embargo, se instaura la sumisiôn. Para ello habria que tener en cuenta los dis-
tintos procedimientos de la manipulation (« hacer-hacer algo a alguien »)
que se logra estableciendo una relaciôn jerarquizada en donde un destina-
dor ejerce sobre un destinatario la tentaciôn, la seducciôn o la
intimidation. En el caso de la obra se trata de intimidation pero lo interesante es
tener en cuenta que tipo de intimidation : salvo al final, se puede decir que
no se ejerce la violencia, que todo se establece por medio de sugerencias,
miradas, inflexiones de voz que nunca llegan a subir de tono. El peluquero
se pone « levemente » nervioso (no furioso), mira « inescrutablemente »,
incluso se lo define como « triste » y/o « cansado ». Sin embargo es per-

1. Gambaro, 1983, p. 189.


CONTENIDOS IMPLfCITOS EN DECIR St DE G. GÂMBARO 467

suasivo, domina, impone las reglas, lo que invita a preguntamos el cômo y


el por que. Se trata de un caso de consentimiento de la dominaciôn que en
su proceso de instauraciôn no pasa por la violencia sino que desemboca en
la violencia. Lo degûella, implicando en el contexto politico las desapari-
ciones y las torturas. Todo eso como consecuencia final y no como punto
de partida. Esto es muy importante para establecer un paralelismo con la
situation del pais. Es en ultima instancia una explicaciôn de la situation :
si los militares tomaron el poder, si se crearon grupos « para », si se de-
sencadenô la violencia que costô 30 000 desaparecidos, tue porque durante
muchos anos anteriores los argentinos no reaccionaron, lo aceptaron todo a
condiciôn de que los dejaran « tranquilos », porque no tuvieron conciencia
de « pueblo » y actuaron como « individuos », etc. i Por que el cliente obe-
dece al peluquero ? i Por que hace lo que le pide aûn sabiendo que no le
corresponde y que no tiene aptitudes ? Es posible que lo haga creyendo que
de esa manera lograrâ que el peluquero finalmente lo atienda como
cliente ; creyendo que a través de la sumisiôn restablecerâ el equilibrio. Résulta
ademâs significativo el hecho de que el cliente se instala anîmicamente en
la situation de dependencia porque ha cometido una pequena infraction :
ha llegado tarde. En este caso, como en el de todo argentino generalmente
al borde de la infraction - grande o pequena - se pone en marcha el meca-
nismo de « salir adelante », « ser vivo », « conseguir lo que se quiere ».
Existe en el caso de la obra, como en el del contexto en que esta inscrita
(Argentina), una desmedida, una paradoja grotesca pero real entre lo que
se quiere y lo que se obtiene.
Decir si se encuadra ampliamente en la temâtica opresor-oprimido.
El victimario logra lo que persigue sin que su victima se oponga, a pesar
de poseer esta la facultad de hacerlo. Ambos parecen complices de esta pa-
sividad y complacencia. Griselda Gambaro continua con uno de sus
principales derroteros, denunciar la actitud de victima, cuyo comportamiento
es cada vez mâs însoportable y su castigo mâs severo.
Tal como se ha podido constater, esta pieza podria inscribirse en la
categorîa de parabola politica, en cuanto denuncia de una postura frente a
la vida asociada con el concepto de « argentinidad ». Para lograr la
interpretation de estos contenidos implîcitos se necesita - retomando entonces
la definiciôn de forma brève - un pûblico complice, en este caso el espec-
tador de Teatro Abierto, que sepa descifrar a través de un humorismo re-
velador y una évidente incongruencia, la verdad esbozada, llevândolo a
una re-examinaciôn de su actitud frente a su vida cotidiana. Cabe destacar
que en 1981 comienzan las primeras manifestaciones contra el gobierno,
que desgraciadamente conducen a que los militares declaren la guerra de
las Malvinas. Pero el pûblico ya estaba listo para recibir esta pieza y, como
se acaba de constatar, tanto estética como ideolôgicamente la dramaturga
cumple con su objetivo, despertar las conciencias frente a la sumisiôn
individual y colectiva ; frente a la aceptaciôn pasiva de la(s) dictadura(s)
militar(es).
468 Nora Parola-Leconte

Esta interpretaciôn y posible recepciôn no impide, sin embargo, que


se logren otras multiples lecturas de Dedr si ni que su representaciôn se
circunscriba solamente a âmbitos donde la poblaciôn viva situaciones
nationales limites. Se han realizado ya multiples puestas en escena, en pafses
tan dispares como Polonia o Estados Unidos, y el éxito logrado acredita de
su universalidad. El mensaje esta dirigido al HOMBRE.

Nora PAROLA-LECONTE

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