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Originalmente, la etnohistoria fue definida como “la historia de los pueblos ágrafos
realizada a través de los testimonios ligados por otros pueblos”. Era la historia de la
gente sin historia.
El termino etnohistoria ha aparecido a principios del siglo XX, fue utilizado por
antropólogos, historiadores y arqueólogos norteamericanos para describir sus escritos
e investigaciones sobre la historia de los aborígenes del Nuevo Mundo.
En años más recientes la etnohistoria ha pasado de ser el estudio histórico de
cualquier pueblo no europeo, y su objeto es reconstruir la historia de los pueblos
indígenas, antes y después de su contacto con Europa, mediante la utilización de
fuentes arqueológicas, orales y documentales.
Axtell coloca a los pueblos indígenas americanos y africanos, antes y después de la
llegada de los europeos.
La etnohistoria es un campo interdisciplinario que estudia el comportamiento
humano en el pasado y está caracterizada por depender en primer lugar de
documentos. Se trataba de recuperar la historicidad de los pueblos indígenas
sometidos (americanos y africanos), olvidados tras el embate de la occidentalización.
La etnohistoria construyo su propia especificidad con la metodología de análisis de
fuentes a través de una práctica que combinaba perspectivas, modelos, técnicas e
información de la arqueología, la antropología y la historia.
Emic y etic en la etnohistoria
Emic y etic son las posturas que toma el investigador en relación a la interpretación de
la documentación.
1. Emic: las distinciones fenoménicas hechas de contrastes y discriminaciones
que los actores mismos consideran significativas.
2. Etic: distinciones fenoménicas consideradas adecuadas por la comunidad de
los observadores científicos. Quedan verificadas cuando varios observadores
independientes están de acuerdo.
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colectivismo tiene como foco de aplicación la comunidad rural (ayllu) y que reposa
sobre los vínculos primitivos de parentesco entre sus miembros.
Reagrupados en unidades más vastas, tribus o reinos de extensión variable, los ayllu
entraron con sus tradiciones y sus dinastías propias, en épocas diversas, en la
organización política formada por los incas a medida que progresaban sus conquistas.
Estas impusieron a la multiplicidad de ayllu un sistema centralizador que en la
mayoría de los casos respetaba las particularidades locales.
Existe ciertamente un “modelo” inca, una organización consciente y racionalizada de
la sociedad pero se trata de un plan ideal más que de una realidad. Partiendo de la
antigua organización de los ayllus, los incas proyectaron sus propias categorías e
intentaron armonizar las instituciones preincaicas con su esquema organizador. Es
evidente que no elaboraron el “modelo” como pura abstracción y que se inspiraron
en los principios de cooperación vigentes en las comunidades, aunque adaptándolos
en su propio beneficio.
Como consecuencia, no nos hallamos en presencia de una sociedad homogénea, sino
ante una superposición de, por lo menos, dos tipos de instituciones: se reorientan las
particularidades locales, pero no siempre resultan integradas dentro de la unidad
teórica del Imperio.
Reciprocidad y redistribución.
La producción.
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El Estado, por una parte y la comunidad rural por la otra imponen su huella a la
economía inca desde el nivel de la producción, en efecto, la ecología y la tecnología no
bastan para dar cuenta del proceso productivo, que superpone (al menos) dos
sistemas, que se definen no solo en términos geográficos, sino también en términos
sociales y cronológicos.
El análisis de las fuerzas productivas en el Imperio inca es inseparable del de las
relaciones de producción, geográficamente el Perú se nos aparece como un país de
contrastes: desde el nivel del mar hasta las más grandes alturas habitadas, une el
desierto desnudo y la selva frondosa, el calor permanente y la nieve eterna.
En este conjunto suelen distinguirse, para simplificar, tres zonas fundamentales: en el
oeste, la costa árida del Pacifico, en el centro, la sierra andina, fría y relativamente
seca, al este las colinas y llanuras de la selva tropical, húmedas y calientes.
La variedad de los suelos y de los climas asegura la diversidad de los recursos: maíz,
patata, quínoa, oca, crianza de las llamas etcétera, de ahí el carácter “vertical” de la
economía andina, que asocia los productos complementarios de parcelas de cultivo o
escalonadas en altitud. El altiplano dio nacimiento a la planta andina por definición: la
patata.
El clima de la puna permite la elaboración del chuño, patatas secadas
alternativamente con frio intenso y con sol, que se conserva durante muchos años.
Pues el maíz, el otro elemento esencial de la agricultura andina, tiene límites máximos
muy precisos, de frio y clima seco en las regiones calientes y húmedas de América
Central y fue introducido en los Andes siglos después de haberse domesticado la
patata.
Ahora bien, el Estado inca necesitaba abundantes reservas de víveres para mantener
su ejército y sus funcionarios, la patata habría podido suministrar seguramente este
excedente pero el maíz se conserva todavía mejor, por otra parte su prestigio casi
sagrado le predestinaba de alguna manera a alimentar los depósitos del Inca para ser
distribuido luego a título de don real.
Hay pues correlación entre la extensión de las superficies cultivadas de maíz y el
desarrollo del Estado, las herramientas individuales del campesino (pala de madera,
azadón provisto de una lámina de bronce) no se modificaron, pero la organización
política fuertemente caracterizada facilitaba la concentración de miles de tributarios
para realizar grandes obras.
Es cierto que las técnicas de irrigación y construcción de las terrazas existían también
antes de constituirse el Imperio inca, pero las instituciones estatales permitían pasar a
otra escala, los centenares de kilómetros de la red de irrigación y las montañas
verdaderamente esculpidas suscitan, aun hoy en día nuestra admiración.
En resumen la vida económica en el Imperio inca se define por la coexistencia de dos
sistemas de producción, el primero fundado sobre el cultivo de la patata (y la crianza
de las llamas) se desarrolla sobre el altiplano (puna) después de largos siglos de
adaptación al medio natural, este tipo autóctono de producción suministra a los indios
su alimentación básica, lo practican en el cuadro de la comunidad rural, el ayllu es un
sistema de subsistencia.
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El segundo fundado sobre el cultivo del maíz (originario de las regiones calientes) se
desarrolla en la zona media (quechua) más tardíamente gracias a una política de
grandes obras, es un sistema estatal, orientado hacia la creación de un excedente. El
Imperio inca no introdujo ninguna técnica nueva en los Andes, pero impuso formas
sociales y políticas al proceso de producción que modificaron su sentido y su escala,
integro los elementos preexistentes en una nueva estructura.
La propiedad.
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tercios iguales? Cobo plantea el problema sin resolverlo. En cuanto a Polo, éste
asegura que el dominio estatal era mucho más extenso que las tierras de las otras
dos categorías ; este juicio es seguramente válido para la región del Cuzco, pero
no para las otras provincias.
Hemos presentado el esquema clásico, tripartito, de la propiedad en el mundo
inca. Pero los hechos son más complejos; es indiscutible que existió también la
propiedad privada, individual. Con dos tipos de beneficiarios, por una parte, el
Inca y, por otra, los jefes locales y provinciales, es decir, los curacas.
Consideremos las tierras llamadas del Inca; entre ellas es preciso distinguir tres
categorías diferentes. Las tierras de la primera categoría se cultivan en común,
como hemos visto, por los miembros del ayllu, y su producto es almacenado para las
necesidades del Estado. Las tierras de la segunda categoría pertenecen
colectivamente a las panacas, es decir, a los linajes de origen real.
Por último, las tierras de la tercera categoría son propiedad del Inca en un
sentido individual.
Paralelamente, los curacas poseen tierras particulares. Es cierto que, según la
descripción clásica de la burocracia inca, los jefes locales se mantenían gracias a las
reservas de los graneros estatales. Pero Cobo, en su descripción, no menciona esta
costumbre. Y abundan los textos que atestiguan la existencia de campos
pertenecientes a los curacas y cultivados por los miembros de la comunidad. Sin
embargo, un pasaje de Cobo suscita un problema; allí declara que «ninguna
persona, noble o plebeya, poseía más tierra que la necesaria para la subsistencia
de su familia».
En realidad, la situación varía según las regiones y, sobre todo, según el rango del
curaca. Es más, según Santillán, es el curaca de la provincia quien, durante la
conquista inca, toma ciertos lotes de las comunidades para ofrecérselos al
emperador y al Sol. ¿Con qué derecho hacía esta donación el jefe local? ¿Es que
antes de la conquista inca detentaba un derecho absoluto sobre los terrenos de
las comunidades?.
Y el Inca ¿heredó después de la conquista ese derecho de los curacas? Si
admitimos tales hipótesis, la organización del Estado inca estaría calcada de la
vigente para la provincia preincaica .El curaca se encuentra en adelante desposeído
de su derecho eminente, pero conserva sus tierras familiares.
La existencia de chacras personales del Inca confirma este paralelismo.
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aquí se pone de manifiesto la importancia de los curacas. Ciertamente, todas las minas
pertenecen al Inca.
Pero, según Cobo, son los curacas quienes explotan los yacimientos situados en
su territorio, permitiéndoles su producto hacer dones al Inca. La explotación de los
metales preciosos señala así, en definitiva, un «control local más que un control
nacional».
La apropiación de los bienes en el Imperio, lejos de reducirse a una fórmula
simple, muestra entonces el entrecruzamiento de derechos diferentes. Para los
miembros del ayllu, derechos particulares sobre los bienes familiares ( campito,
casa, ganado) y derechos más amplios sobre la tierra y los rebaños de la
comunidad. Para los curacas, derechos particulares también sobre un patrimonio
fa- miliar y derechos superiores sobre la comunidad. Para el Inca, derechos
específicos sobre las tierras y rebaños llamados «del Inca», y derecho eminente
sobre todos los recursos del Imperio. Los de- tentadores de estos derechos están
ligados entre sí por vínculos complejos de reciprocidad. Pero, como hemos visto,
la reciprocidad no interviene solamente entre individuos iguales (los miembros del
ayllu), sino que también actúa en una jerarquía (dones del Inca superior, deberes
de los ayllus como retribución).En el Estado inca, el principio de reciprocidad sólo
adquiere su sentido asociado al concepto de redistribución, como lo muestra
también el sistema del tributo.
El tributo
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y el tributo al curaca. En efecto, para el campesino, las obligaciones son de los
tres tipos siguientes:
l) "El trabajo colectivo de la tierra. Los campos del Inca y de los curacas
sólo tienen valor si sus poseedores disponen de una fuerza de trabajo.
Esta fuerza les es suministrada, en principio, por el conjunto de la
comunidad: los miembros del ayllu van juntos a las tierras del Inca para
cultivarlas en común.
Lo mismo sucede con las tierras del curaca. Así se ponen al servicio del
Estado y de su aparato administrativo los vínculos de solidaridad de los
miembros del ayllu. El producto de los campos del Inca es almacenado en
los graneros locales o provinciales. Parece que curacas, por lo menos los
más importantes, poseían también sus graneros.
2) La mita, servicio personal y periódico. El Estado recluta un cierto número
de tributarios para el ejército y los grandes trabajos (construcción de
carreteras, puentes, templos, etc.),según las necesidades y durante un
tiempo limitado. Los miembros del ayllu, de acuerdo con las reglas de la
solidaridad, cultivan los campos de los tributarios ausentes. Los grandes
trabajos estatales suscitaron la admiración de los cronistas, y los
historiadores han insistido mucho sobre la mita cumplida en favor del Inca.
Pero también los curacas se beneficiaban de esta forma de tributo, bien
para sus necesidades domésticas, o bien para el cultivo de sus campos y el
cuidado de sus rebaños.
3) El tributo textil. Tejidos y ropas juegan un papel particular en el Estado
inca. De hecho, cada familia hila y teje para el Inca el importe del tributo,
que varía según las fuentes. Pero es siempre el Inca quien suministra la
materia prima para hacerla tratar: los tributarios no se ven gravados en el
producto de la comunidad, sino que aquí, igualmente, sólo deben su
fuerza de trabajo.
Las mismas relaciones se repiten entre los campesinos y los curacas; éstos
perciben igualmente productos textiles, también suministrando la materia
prima.
En resumen, el tributo se integra en el sistema de reciprocidad: los
campesinos cultivan la tierra del Inca a cambio del derecho a usar la
tierra comunitaria; por lo mismo, como contraprestación por el derecho a
disponer de la lana ( o algodón) de la comunidad, trabajan la lana del Inca.
Por otra parte, estos deberes no resultan solamente de las concepciones
acerca de la propiedad universal del Inca; éste, hijo del Sol, transmite
también a sus sujetos una protección divina, asegura el orden de la
sociedad y ofrece favores y recompensas.
En especial, la generosidad del Inca asegura el mantenimiento de los
campesinos viejos y enfermos, incapaces para el trabajo. En tiempos de
hambre, redistribuye a las comunidades las reservas de sus graneros. Los
campesinos tienen así el sentimiento de participar en el consumo de los
productos que entregan a título de tributo. El curaca desempeña a escala
reducida un papel análogo.
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De hecho, las obligaciones frente al Inca parecen una extensión de las
obligaciones frente al curaca, como si el Imperio se hubiese constituido
calcando sus instituciones sobre las instituciones preexistentes. En definitiva,
estamos en presencia de un doble sistema de dones y contradones, que
resume el esquema siguiente: Inca-Curaca-Ayllu.
Comprendemos entonces por qué prohíbe el Inca a sus súbditos que
abandonen las comunidades, salvo con expresa autorización; el tributo
pesa colectivamente sobre cada ayllu, se percibe bajo la supervisión de los
curacas y supone, en consecuencia, la estabilidad de la población tributaria.
De ahí un notable proceso dialéctico: el tributo permite en cierta medida
la circulación de los bienes a través del Imperio, pero al mismo tiempo
refuerza la inmovilidad social.
Por una parte, el sistema comunitario implica ya esta estabilidad; está
basado en las relaciones de parentesco, en la redistribución de las tierras,
y el miembro del ayllu ni siquiera imagina que puede romper los vínculos
de reciprocidad, que definen para él la vida social. Por otra parte, la
rotación de la mita, el trabajo colectivo sobre las tierras del Inca, situadas
de un modo inmutable en el territorio, vincula a los tributarios al ayllu
donde nacieron.
En definitiva, el tributo tiene una doble función: vincula la comunidad a un
conjunto más vasto, pero al mismo tiempo la aísla en su marco local y
consolida sus estructuras tradicionales.
Sin embargo, subsiste un problema planteado por el grupo social de los
yanas: ¿debemos considerarlos, con Cieza de León, como «servidores
perpetuos»?. Su condición parece hereditaria, mientras que la mita del
miembro del ayllu es sólo temporal. Las tareas que cumplen son diversas.
Sirven al Inca en sus palacios y sus templos. A veces se les confían cargos
administrativos importantes.
Son también los yanas quienes cultivan las tierras personales del Inca.
Por último, juegan un papel económico importante en la economía del
pastoreo; ciertamente, la mita de los miembros del ayllu asegura, entre
otras cosas, la custodia de los rebaños del Estado o del Sol, pero esta
tarea está también a cargo de servidores especializados.
La institución de los yanas se encuentra repetida al nivel de los curacas. Al
igual que el Inca, los curacas disponen de servidores perpetuos para los
trabajos domésticos o para el cuidado de los rebaños.
¿Cómo definir exactamente el estatuto de las yanas? Este problema
cuestiona la naturaleza misma de la sociedad inca; ¿podemos decir que se
trata de esclavos? En primer lugar, es necesaria una precisión cuantitativa;
su número es muy limitado. Por otra parte, el carácter hereditario de su
estatuto no se aplica de modo riguroso; entre los hijos del yana sólo uno
sucede al padre en su condición, mientras que los otros se reintegran,
sin duda, a su comunidad de origen.
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Por lo demás, aunque alimentados y vestidos por su señor, disponen de
ciertos bienes: casa, un pequeño terreno, quizá ganado. Parece, pues,
difícil asimilar el estatuto de los yanas al de esclavos.
La organización socio-política.
Dualismo y cuatriparticion.
La tripartición.
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representa un grupo mixto, constituido por los ayudantes o servidores de
los jefes, a la vez inca y no inca.
En Cuzco se combinan el dualismo y la tripartición; cada barrio se divide
en tres grupos, llamados Callana, Payan y Cayao, y cada uno de estos
grupos se subdivide en tres ceques , con arreglo a las mismas categorías.
Los ceques se definen a la vez social y espacialmente.
Se trata de líneas imaginarias que divergen del centro de Cuzco y sobre las
cuales se disponen un cierto número de lugares sagrados o huacas (montañas,
fuentes, grutas, ídolos, etc.) cuyo culto se asigna a ciertos grupos sociales. En
total, Cuzco comprende dos mitades (Hanan Cuzco y Hurin Cuzco), cuatro
cuadrantes o barrios ( Chinchaysuyu, Collasuyu, Antisuyu, Cuntisuyu) y
doce grupos de tres ceques cuatro grupos Callana, cuatro grupos Payany
cuatro grupos Cayao.
El orden jerárquico de la tripartición se proyecta sobre la organización
dualista y cuatripartita (que comprende ya una jerarquía con una mitad
superior y otra mitad inferior).
La organización decimal.
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Consideremos el derecho de condenar a muerte; sólo lo tiene el
gobernador de provincia; los otros curacas únicamente pueden sentenciar a
este pena con su asentimiento o no.
Además, los poderes de los jefes locales se recortan unos a otros: un
curaca de rango superior controla la administración de un curaca de rango
inferior. Esa constante supervisión de los miembros de la jerarquía, así
como el predominio del gobernador provincial nombrado por el Inca, son
datos que abogan en favor de la tesis de una extrema centralización.
Añadamos que la organización decimal viene servida por funcionarios
emanados directamente del Inca; éste envía tokoyrikok, inspectores«que ven
todo», para supervisar a los curacas, verificar las cuentas e informarse de los
delitos. Y es probable que los gobernadores dispongan de un personal análogo
para controlar a los jefes de rango inferior.
Desde esta perspectiva puede interpretarse la institución de los mitimaes: en
las regiones a las que son transferidos, dependen directamente del
gobernador y siguen siendo distintos por su lengua, sus ropas y sus
costumbres; su función consiste en supervisar las poblaciones conquistadas
y evitar toda rebelión.
Pero, a la inversa, ¿por qué ese control permanente, ese temor
rebeliones, si no es a causa del mantenimiento de las disparidades dentro del
Imperio y como reflejo de la importancia de los curacas en la esfera local?
Ciertamente, el poder de éstos se redujo. Pero es preciso no olvidar un
elemento esencial de su fuerza: el carácter hereditario del cargo.
La sucesión adopta formas variables según los lugares: o bien el curaca elige
como sucesor a aquél de sus hijos que le encuentra más apto para
desempeñar tal cargo, o bien la sucesión recae en un hermano del curaca y
luego, de nuevo, como en el caso precedente, en un hijo de éste. Pero el poder
local se perpetúa, siempre, dentro de sólidos linajes.
Por otra parte, la naturaleza misma del tributo restringe la fuerza
teóricamente ilimitada del Inca. En efecto, las tierras estatales poseen
límites determinados, y si bien el emperador recibe el producto de su
cosecha, no está en su poder aumentarla; sólo puede decidir las modalidades
de su consumo.
El sistema de la mita parece más elástico, y el Inca decide con mayor
facilidad el número de hombres que le servirán directamente cada año; pero
es preciso proveer de alimentos y útiles de trabajo a los trabajadores, y
las posibilidades dependen de las reservas acumuladas en los graneros
del Estado .Ahora bien, el tributo se recauda siempre por mediación del
curaca. Por tanto, aunque la centralización inca parezca incontestable como
modelo o proyecto, su alcance real resulta más limitado.
En definitiva, hay una especie de equilibrio entre poderes locales y
centralización estatal. No conviene tampoco interpretar sistemáticamente las
relaciones del Inca con los curacas en términos de conflicto; aquí juegan
también los principios de reciprocidad y redistribución.
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La visión del mundo.
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en el sentido de las agujas de un reloj para la primera mitad del año y en
sentido inverso para la segunda mitad, de tal manera que las dos últimas
estaciones reflejan las dos primeras como en un espejo.
Al definir indio o indígena es imprescindible establecer su ubicación dentro del contexto más
amplio de la sociedad global de la que forma parte.
Cualquier intento para arribar a esta definición con un solo criterio, se considera insuficiente.
Por ejemplo el uso de indicadores biológicos está conectado a una concepción de indio en
términos raciales. Resulta obsoleto dada la amplitud de la miscigenación ocurrida entre
poblaciones muy diversas, lo que hace que en América todos resultemos mestizos.El criterio
lingüístico es el más usado para las estimaciones censales de la población indígena, pero el uso
de lenguas aborígenes no resulta un indicador suficiente. En general, en todos los países hay
un sector de indios que no hablan la lengua aborigen, así como un número de hablantes de
esas lenguas que no son definidos como indígenas. La cultura, fue el criterio más favorecido
para basar en él la definición de indígena. Pero no se intenta definir cuál es la cultura indígena;
se la establece por contraste con la cultura dominante.
Con la aparición de la política indigenista la condición del indio resultaba una cuestión de
grado. Resultaba ser el sector más explotado, caracterizado como rustico, retrasados, en
definitiva una indianidad que se debía eliminar.
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La categoría indio es una categoría supra étnica que no denota contenido especifico de los
grupos que abarca, pero si una particular relación entre ellos y otros sectores del sistema que
denota la condición de COLONIZADO y hace referencia a la relación colonial.
Antes del descubrimiento europeo, no había concepto alguno que calificara de manera
uniforme a toda la población del continente. Había una gran diversidad interna, que es
anulada desde el comienzo del proceso de conquista, la poblaciones prehispánicas se van a
convertir en un ser plural y uniforme: el indio/los indios. Se conforman así dos polos
antagónicos: dominador-dominado; superior-inferior; verdadero-erróneo. La colonia disloca el
orden previo, estructurando uno nuevo y jerárquico, que descansa en la explotación del indio.
La colonia necesitaba una capa social que cumpliera con determinadas tareas
(administrativas, servicios, o de mediación), los mestizos van a ocupar esos puestos. Esto junto
con un la aculturación que se ejerce provocando el desarraigo de estos hacia el sector
colonizado. De este modo, a los mestizos se les dio un estatuto social diferente al del
colonizado, y en este sentido no sería ya un enlace, un puente, entre colonizadores y
colonizados, sino un segmento (que responde a necesidades especificas del sector dominante).
Otra es la condición del negro. Forma la segunda categoría del mundo colonizado con el indio.
Fuerza de trabajo complementaria a la de la masa colonizada; se le destina a tareas diferentes
—en general, a empresas coloniales que no tenían equivalente en las culturas prehispánicas—;
se le adjudica un estatuto inferior al del indio; es el esclavo que se adquiere por compra.
La invención del indio significa un rompimiento total con el pasado precolombino. El indio nace
en ese momento, y con él nace la cultura indígena. Las culturas aborígenes, se modifican para
ajustarse a la situación que las iguala dentro del sistema: la de culturas colonizadas; Al mismo
tiempo las unidades étnicas mayores se fragmentan y reorganizan en sociedades locales que
responden a la estructura de dominio colonial. La sociedad colonial es dual en su estructura
básica y plural en el sector colonizado.
La quiebra del Imperio colonial en América debía colocar al indio en una nueva situación. Los
indios continuaron como una categoría social que denotaba al sector dominado bajo formas
coloniales, ahora en el seno de países políticamente independientes.La independencia y la
formación de naciones buscaron expansión territorial. Actitud de conquista hacia esos indios
que ocupaban las tierras. Al indio hubo que dominarlo, cristianizarlo.
Indios y etnias
Indio o indígena es una categoría analítica (permite entender la posición que ocupa ese sector
de la población dentro de un sistema social mayor), que define al grupo sometido a una
relación de dominio colonial. Esta categoría implica necesariamente a su opuesta: colonizados.
El indio es un polo de una relación dialéctica. El indio no existe por sí mismo sino como una
parte de una dicotomía contradictoria cuya superación —la liberación del colonizado—
significa la desaparición del propio indio.
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La etnia resulta ser una categoría de orden más descriptivo que analítico. Se define por una
continuidad en su trayectoria histórica más que por una relación de dominio. La liberación del
colonizado significaba la desaparición del indio, pero esto no implicaba la supresión de las
identidades étnicas, y abre la posibilidad para que vuelvan a tomar en sus manos el hilo de su
historia y se conviertan de nuevo en conductoras de su propio destino.
- Estas tierras habían tenido un desarrollo de complejos procesos civilizatorios con culturas
concretas.
- Los fenómenos sociales que son comunes a varias sociedades más o menos próximas entre sí
(Mauss) en las cuales la proximidad podía provenir tanto del contacto prolongado como de un
origen común.
- Las sociedades sin estratificación social rígida soportaron con mayor integridad los embates
de la situación colonial, debido a que su baja magnitud poblacional no era del interés de los
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colonizadores y su inhospitalidad y marginalidad de sus territorios, de difícil acceso. Por su
naturaleza de carencia de grupos de poder, no había a quien dominar y asegurarse el control
del resto, por lo que la ausencia de asociaciones de dominación vertical fue su resistencia.
- La homogeneización social fue tendencial y no total. La identidad del "indio" no fue la única
que asumieron los dominados y surgió una cultura de resistencia, que se demostró con
estallidos insurreccionales y demostró el mantenimiento de las tradiciones propias a pesar de
la subordinación cultural.
- Los sectores emergentes advirtieron que la revolución no los beneficiaba, seguían siendo
vasallos.
- Los estatutos jurídicos del orden colonial amparaban las propiedades comunales indígenas.
La nueva clase patriarca vio esto como un obstáculo para la consolidación de su poder,
inaugurando el orden neocolonial.
- Existían territorios poblados por masas heterogéneas, cuestión incompatible con la idea
decimonónica de nación, que buscaba erradicar diferencias para constituir colectividades
homogéneas, que buscaban construir "comunidades nacionales". La nueva clase nacional
buscó generar espacios culturales definidos a su imagen y semejanza. Se entendía al concepto
de civilización como importación de producción material y simbólica proveniente de países
centrales, invalidando la elaboración propia.
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- Las sociedades multiétnicas se configuraron como estados uninacionales que no
reconocieron su diversidad interna.
- En América Latina hay "ansiedad identitaria" que pretende ingerir a las identidades incluidas
dentro de su hegemonía
- La búsqueda por ofrecer una imagen unitaria de la colectividad estatal genero la construcción
de estereotipos de supuestas identidades nacionales, lo que muestra un intento de imponer
un modelo de identificación, un acto de hegemonía que discrimina al distinto al modelo
propuesto, sin reconocer las múltiples ciudadanías y una represión de la pluralidad.
Las demandas autonómicas se han constituido en parte del discurso contestatario indio.
Autónomo significa auto gobernarse, es sinónimo de autodeterminación. Un derecho humano
fundamental, el derecho a la existencia, ya que un pueblo que carece de autodeterminación,
carece de existencia como tal.
Los pueblos nativos fueron actores sin palabra y poco aceptados a pesar de su búsqueda por
hacerse escuchar, y se pretendió tomar decisiones desde el estado por ellos. No ha habido
dialogo, sino dominación. Prevalecieron las relaciones asimétricas
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Simbaña, Floresmilo: Plurinacionalidad y derechos colectivos - El caso ecuatoriano.
- Desde la constitución de los Estados, la cultura fue el elemento de distinción de unos pueblos
y estados con otros. Hay una separación del "estado de naturaleza" gracias a la cultura.
- Modernos estados: albergan en su interior a varios pueblos con distintas culturas. Cuando
una hegemoniza el poder, la cultura emerge como un factor que puede suscitar conflictos.
- La cultura como factor de conflicto adquiere nuevas características con la llegada del
capitalismo y el liberalismo, que pretendieron declarar superado el "problema cultural",
declarando las demás formas muertas o arcaicas y mostrándose como universal.
- América Latina: Inicios con la conquista europea, y continuación con la independencia del
dominio europeo y la instauración de los estados nacionales, el problema cultural se agudiza.
Los gobernantes nacionales adoptan el capitalismo y el liberalismo más conservador, y
declaran a todos los estados independientes y a los habitantes ciudadanos libres, cerrando
toda diferenciación propia de un continente plural.
- Cuando llegaron los españoles a Tahuantinsuyo, sus habitantes vivían un avanzado proceso
de unificación nacional basado en la comunidad bajo la hegemonía inca.
- Dos reformas agrarias: 1964 y 1975, como respuesta de los sectores dominantes nacionales
para tranquilizar la insurrección campesina que buscaban repartir cierta parte de las tierras
pero sin afectar la propiedad privada y el sistema de explotación rural. Se liquido el régimen de
hacienda, convirtiendo a los campesinos en pequeños propietarios y se articulo el sector
agrario al mercado internacional, concretando la modernización capitalista.
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- La oligarquía retuvo las mejores tierras y las tierras repartidas entre los campesinos fueron
las pertenecientes al Estado o a las congregaciones religiosas.
- Surge con la conducción política y la hegemonía cultural de la clase terrateniente, con una
tardía inserción en el mercado mundial vía exportación de productos, lo que consolida un
nuevo sector social económicamente poderoso: los agroexportadores costeños.
- El Ecuador nace sin una integración económica nacional, sin un territorio definido, sin una
cultura nacional consolidada y con una población dispersa y enfrentada.
- Nace como una expresión de una sola Nación: la mestiza, pero con bases históricas indígenas
y coloniales hispanas. Las formulas no correspondían a la realidad social compleja...
- Infinidad de formulas de solución: desde las que intentaban asimilar a las poblaciones
indígenas al proyecto hegemónico hasta las que buscaban borrarlas.
- Lucha contra tal proyecto, con mucha resistencia y movilización. El levantamiento indígena de
1990 es la condensación de todo el proceso de constitución de un nuevo sujeto social.
- La presencia del indio en el escenario nacional muestra la problemática estructural del Estado
- Los grupos dominantes pensaron que los indios eran usados por grupos de extrema
izquierda, ya que veían a los pueblos indígenas como inferiores e incapaces.
CONTENIDO DE LA PLURINACIONALIDAD
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1. Redefinir la división geográfica política y el territorio nacional (que obedecía a criterios
centralistas basados en el sistema de hacienda, desconociendo realidades sociales y culturales
existentes y dividiendo pueblos originarios)
- 1998: Asamblea Constituyente con una nueva Carta Constitucional. Las propuestas del MI
fueron reconocidas en alguna medida en lo relativo a pluriculturalidad, multietnicidad y
derechos colectivos, aunque democratización económica y política fueron rechazadas.
1. Primer momento: Lucha de resistencia contra el capitalismo sobre el campo. Lucha por la
tenencia de la tierra y mejores condiciones de vida que unifica a nivel nacional el movimiento
indígena. Encuentro con la izquierda ecuatoriana. Proceso y luchas cerrado en los años 70.
ECUARUNARI, en 1975, suma a lo anterior las nuevas propuestas y realidades de los pueblos
indígenas. Hay una combinación de lucha política con el debate teórico desde sus propios
cuadros, teóricos y dirigenciales, que permiten ganar autonomía y generar un proyecto político
propio, además de un encuentro del pensamiento de los pueblos indígenas con las corrientes
de pensamiento crítico. Hay cuatro puntos vertebrantes:
1. Ruptura democrática con el actual Estado uninacional y construcción de uno plural que
permitía la participación de los pueblos indígenas y la sociedad en general.
2. Lucha contra desigualdades e injusticias económicas para superar todo tipo de
explotación.
3. Transformación de las bases del racismo y la segregación, construyendo una sociedad
basada en la tolerancia, la horizontalidad y la interculturalidad.
4. La autonomía de los pueblos.
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- Los Estados nacionales implicaron la inclusión de varias entidades socio-culturales bajo un
mismo marco y una organización jerárquica.
- Hacia fines del siglo XIX y principios del XX, bajo la autodeterminación, muchas naciones, en
condición de colonias, luchan por sus derechos al autogobierno.
- Los pueblos indígenas se sirven de este derecho para demandar su condición de pueblo y
sujeto del derecho de la autodeterminación.
- Primer obstáculo: Declaratoria del convenio 107 sobre Poblaciones Indígenas y Tribales de la
OIT en 1957, ya que considera a los indígenas como ciudadanos individuales de un estado,
reconociendo derechos individuales pero negando derechos colectivos y culturales.
- Convenio 169 de la OIT: Primer instrumento formal internacional que reconoce la condición
de pueblos a los indígenas y su derecho de desarrollarse en consonancia con su identidad y
realidad, y la obligación de los gobiernos de respetar y promover esa realidad.
Watchtel, Nathan-Murra, V.
Watchtel analizaría en profundidad la organización del estado inca, mientras que Murra se
enfoca en el control del máximo de pisos ecológicos, es decir en cómo se repartía la cantidad
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de población en los distintos estratos de las comunidades que se formaban al interior del gran
imperio.
Este trabajo de Murra, sirve como un sostén, una primera guía para comprender luego la
organización de los incas descripta en mayor profundidad por Watchtel
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