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No deberíamos ignorar las ideas provenientes de los cerebros en desarrollo

de los adolescentes.
Los adolescentes pueden trabajar en progresar, pero ellos ayudan a la
sociedad a evolucionar.
Cuando los estudiantes de la Secundaria Stoneman Douglas iniciaron clases el 14
de febrero, parecía ser un día de san Valentín como cualquier otro. Pero a las 2:30
p.m., estaba claro que sería un día que viviría en la infamia. Nikolas Cruz, de 19
años de edad quien fue expulsado de Stoneman Douglas el año pasado, asesino a
17 estudiantes e hirió a 14 más, convirtiéndolo en uno de los tiroteos escolares más
mortales en la historia americana.
En dos cortas semanas transcurridas desde entonces, muchos adolescentes
sobrevivientes han hablado en contra de la violencia armada en periódicos
nacionales, noticias de televisión, y han organizado protestas y reuniones
legislativas para luchar por un control de armas estricto en los Estados Unidos.
Mientras muchos han hablado en apoyo de su esfuerzo, desde figuras políticas a
celebridades como Ellen DeGeneres, otros han tenido problemas no solo con el
mensaje de los sobrevivientes, sino también con la noción de que tienen derecho
de decir cualquier cosa.
Los estudiantes de la Secundaria Stoneman Douglas han sido llamados inmaduros,
irrespetuosos y excesivamente emocionales; sus motivaciones han sido
cuestionadas, al igual que la claridad de su pensamiento. Un tweet de 2008, de la
portavoz de la NRA Dana Loesch que decía “los adolescentes me molestan”
recirculado después de sus interacciones con los sobrevivientes del combate
Stoneman Douglas y sus partidarios. Para muchos, los estudiantes son muy jóvenes
para opinar sobre el tiroteo que afecto dramáticamente sus vidas.
Pero Nicolás Allen, un experto en el desarrollo de adolescentes de la universidad
de Oregón, dice que no se justifica una desestimación general de los adolescentes
basada únicamente en su edad o el desarrollo cognitivo percibido. Además,
nuestras razones para hacerlo probablemente no se basen en la ciencia, sino en
una interpretación errónea de las investigaciones recientes sobre el desarrollo
emocional y cognitivo de los adolescentes.
La adolescencia, actualmente está definida por la Organización Mundial de la Salud
entre las edades de 10 a 19 años, a menudo se dice que es un concepto bastante
nuevo. La palabra misma apareció por primera vez en ingles en la década de 1450,
pero solo ganó fuerzas a principio del siglo XX. Sin embargo, diferentes culturas han
marcado la transición de la infancia a la edad adulta, a menudo presagiada por un
período de intensa reflexión y aprendizaje, durante miles de años. Bar mitzvahs y
quinceañeras son dos ejemplos comunes. "Incluso en las sociedades antiguas y
tradicionales, había una sensación de que hay un período en el que no eres un niño
y todavía no eres un adulto", dice Allen. "Hay varios procesos asociados con esa
transición, que a menudo tienen que ver con el aprendizaje de las habilidades
necesarias para navegar en el mundo de los adultos".
Más recientemente, los científicos han comenzado a identificar marcadores
empíricos y biológicos de la adolescencia. Físicamente, el cuerpo humano
experimenta cambios increíbles en la adolescencia, gracias al inicio de la pubertad.
La pubertad y las hormonas de carrera que la acompañan también provocan
enormes cambios en el desarrollo cognitivo, social y sexual. Los adolescentes, por
ejemplo, se sienten cansados más tarde en la noche que los niños o adultos. Y,
como es sabido, su corteza prefrontal, la parte del cerebro vinculada al
funcionamiento ejecutivo, se considera incompleta hasta los 25 años.
En 2011, la noción de una corteza prefrontal inmadura se abrió paso en la
conciencia popular cuando David Dobbs público su artículo acerca de lo cerebros
adolescentes para National Geografic. En su artículo, Dobbs hablo como sus hijos
adolescentes eran inteligentes y apasionados, pero también imprudentes y
propensos a error. La historia (y muchas otras sobre el mismo tema) se matizo en
su manejo del desarrollo adolescente y su variación individual. Pero lo que atrapo a
las personas fue la idea de que los adolescentes no estaban completamente
desarrollados, o completamente racionales, hasta los 25 años cuando la corteza
frontal estaba creciendo.
Desde este punto de vista, es más fácil ver por que las personas quieren despedir
a los adolescentes supervivientes de disparos en masa: son casi 10 años de más
jóvenes que la edad adulta “real”. Pero los expertos en desarrollo adolescente dicen
que es una versión demasiado simplista de la historia.
Por un lado, todos se desarrollan a una velocidad diferente, haciendo que el mágico
numero 25 sea más reductivo. “Algunos adolescentes asumen roles de adultos
realmente a finales de la adolescencia, otros no asumen roles adultos hasta los 30
años,” él dice. “Hablar de los adolescentes es mejor pensando en estos procesos,
que, pensando en la edad cronológica, que es un marcador mucho menos
importante a esta edad.” Y las personas también cambian dramáticamente en el
transcurso de un solo día. (Como cualquiera con su propio adolescente sabe, los
adolescentes en particular son capaces de rangos asombrosos). Si bien pueden
actuar tontamente en un momento, pueden presentarse cono un ser iluminado al
siguiente.
Allen dice que esto tiene que ver con la flexibilidad cerebral que es un sello distintivo
de la adolescencia. Los jóvenes, muestran estudios empíricos de todas las
tendencias, luchan contra las decisiones tomadas en el calor del momento. Es por
eso por lo que Allen cree que los jóvenes deben de tener leyes estrictas para
disuadirlos y protegerlos, de tomar decisiones impulsivas, como conducir ebrio o
tener relaciones sin protección. Pero cuando se toman decisiones con tiempo para
reflexionar, la evidencia sugiere que las habilidades de un adolescente pueden
encontrarse a la par de un adulto completamente desarrollado. “Cuando se trata de
toma de decisiones como el voto y activismo político, estas son decisiones a las que
las personas acuden en base a la información y reflexión,” dice Allen. “Y la evidencia
podría sugerir que la mayoría de los jóvenes de 16 años son igualmente de buenos
como los adultos al tomar decisiones”.
No todo lo que dice o hace un adolescente será inteligente o bueno. (Lo mismo debe
notarse, también es cierto para los adultos.) Debemos hacer nuestro mejor esfuerzo
para proteger a los jóvenes de aquellos que pueden aprovecharse sus lapsos
ocasionales en juicio. Pero podemos y debemos escuchar a los adolescentes y
hablar con ellos acerca de sus percepciones del mundo. “Muy a menudo, pensamos
en los adolescentes desde una perspectiva de padres,” dice Allen. “Lo que estamos
haciendo a menudo es hablar sobres las formas en que los adolescentes molestan
a los padres y luego tratar de explicar con algún tipo de propiedad de inmadurez.”
Pero la evidencia muestra que los jóvenes no son pequeños adultos a la deriva,
están en una etapa de desarrollo única, y adecuada para las demandas peculiares
de la adolescencia.
Los expertos coinciden ampliamente de acuerdo con que hay tres etapas claves en
la adolescencia. Primero viene la pubertad, que en su mayoría se manifiesta por sus
cambios físicos. Esta es seguida por la llamada media adolescencia, donde los
jóvenes empiezan a desarrollar la autorregulación y aprovechar sus emociones.
Esto podría caracterizarse como la fase salvaje, donde el sexo, drogas y las
aproximaciones de rock n’ roll entran en juego. La tercera y ultima etapa, la adultez
emergente, está marcada por jóvenes tratando de encontrar un lugar en el mundo
de los adultos. Donde recientemente estaban experimentando con sobresalir, ahora
están experimentando con encajar.
En todas estas etapas, la experimentación es clave para el éxito de un adolescente,
para bien o para mal. Los adolescentes pueden cometer errores peligrosos, pero
mas a menudo sus actos rebeldes son en realidad bastante saludables. “Un
adolescente necesita experimentar y tomar riesgos y probar diferentes cosas,” dice
Allen. “De lo contrario, se convertirán en una copia al carbón de sus padres. Esta
idea puede sonarles bien a los padres al primer paso; si su hijo es igual que usted,
no necesitará demasiadas reglas del hogar, pero también significa que su hijo nunca
crece realmente. Ser capaz de tomar sus propias decisiones es el verdadero sello
distintivo de la edad adulta. Simplemente resulta que es necesario cometer errores
(y con suerte aprender de ellos) en el camino.
Está claro que la mayoría de los adolescentes tienen mucho que aprender sobre el
mundo y la forma en que encajan. Pero Allen dice que el mundo tiene mucho que
aprender de los adolescentes, lo quieran admitir o no. "Lo que los adolescentes
aportan a una situación es la capacidad de innovación y pensamiento nuevo y la
experimentación", él dice. "Eso es absolutamente crítico para la cultura. Si no
tenemos eso, entonces la cultura sigue siendo la misma ".
En lugar de ignorar a los adolescentes la próxima vez que defiendan lo que creen
que es correcto, debemos presionarlos para que piensen críticamente y rectifiquen
sus opiniones frente a los hechos. Pero nosotros, a su vez, debemos permitirnos
ser transformados por su visión de un mundo diferente y, con suerte, mejor.

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