Вы находитесь на странице: 1из 15

Documento

Título: Habemus Ley de Arbitraje Comercial Internacional


Autores: All, Paula M. - Rubaja, Nieve
Publicado en: LA LEY 03/09/2018, 03/09/2018, 5
Cita Online: AR/DOC/1715/2018

Sumario: I. Introducción.— II. Una normativa anhelada.— III. Estructura de la Ley de Arbitraje
Comercial Internacional. Algunos breves comentarios.— IV. A modo de conclusión.
I. Introducción
Arthur Schnitzler decía que "estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el
momento adecuado es la clave de la vida". La Ley de Arbitraje Comercial Internacional era algo esperado en la
Argentina por diferentes motivos legales, comerciales, económicos y políticos. Desde el sector académico y
profesional significaba la concreción de numerosas iniciativas que nunca habían podido realizarse plenamente a
nivel legislativo y que, en definitiva, redundan en el acceso a la justicia. La materialización de una normativa
específica sobre arbitraje comercial internacional no ha constituido una tarea exenta de obstáculos, debido a que
el tema involucra una diversidad de elementos, circunstancias e intereses que deben tenerse en cuenta al tiempo
de definir el tipo de reglamentación deseada.
El objeto del presente comentario no es analizar de manera pormenorizada el articulado de la ley, sino
brindar algunas consideraciones generales sobre aquélla, haciendo hincapié en ciertas directivas que se apartan
de las disposiciones propuestas por la Ley Modelo de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho
Mercantil Internacional (CNUDMI) sobre Arbitraje Comercial Internacional —que ha constituido la base
fundamental de la normativa argentina—.
Así como puede afirmarse que una de las notas caracterizantes del derecho internacional privado actual es
que los temas atinentes a la jurisdicción y a la cooperación internacional han desplazado en su interés a los
vinculados al derecho aplicable, también es cierto que, más allá de las críticas que puedan formularse, el
arbitraje ocupa un rol central en la resolución de las controversias comerciales internacionales. En esta línea, se
ha señalado que en el último cuarto de siglo se ha producido "un trasvase desde el litigio judicial al litigio
arbitral para un amplio espectro de disputas privadas, públicas y mixtas" y que "este hecho constituye una de las
manifestaciones del fenómeno de la privatización de la ejecución del derecho, la cual se desarrolla en paralelo
con la privatización de la elaboración del derecho comercial" (1).
La misma "realidad palpitante" del tráfico comercial internacional ha sido responsable de moldear al
arbitraje como medio de solución de controversias transfronterizas (2). En un momento histórico en el que la
previsibilidad, la seguridad, el reparto de riesgos y la celeridad son, entre otros, factores clave en una economía
de mercado, resulta casi una obviedad señalar el auge de este mecanismo heterocompositivo de solución de
conflictos y el crecimiento exponencial de casos solucionados a través de esta vía (3), a punto tal que se hable
de la eclosión y del éxito avasallador del arbitraje comercial internacional (4). En el escenario de las
transacciones comerciales internacionales, el arbitraje puede llegar a constituir una de las predicciones centrales
"frente a uno de los acontecimientos perturbadores más trascendentes que pueden conmover a un contrato
internacional: la aparición de una disputa o controversia no susceptible de solución mediante negociación,
conciliación o mediación" (5).
Poco a poco, y a pesar de la reticencia —cuando no hostilidad— de ciertos países, el arbitraje se ha ido
abriendo paso, ganando credibilidad y confianza en el mundo de los negocios internacionales (6), a punto tal
que ya no es percibido como una excepción tolerada al monopolio de la administración de justicia por parte del
Estado, sino como un instrumento necesario y pragmático de resolución de disputas (7). Como afirma Najurieta,
la relación entre la jurisdicción arbitral y la judicial "ha pasado de la tensión a la tolerancia y la cooperación"
(8). Se mire por donde se mire, aparece en escena con una fuerza increíble; basta considerar no sólo las
controversias derivadas de la práctica negocial internacional entre particulares, sino también —más allá de las
diferencias con el arbitraje comercial internacional— los litigios entre Estados y nacionales de otros Estados en
materia de inversiones (9), lo cual pone de relieve la vitalidad del proceso arbitral en las controversias
económicas (10).

© Thomson Reuters Información Legal 1


Documento

II. Una normativa anhelada


Hace casi 20 años Grigera Naón sostenía que la adopción por la Argentina de la Ley Modelo de la CNUDMI
o de sus principales soluciones tendría "el doble efecto de hacer más atrayente para partes extranjeras la
realización de arbitrajes en Argentina y disminuir obstáculos o desconfianzas que dificulten el reconocimiento y
ejecución en el exterior de acuerdos arbitrales localizados en el territorio argentino" (11). Unos años después,
Caivano señalaba también que resultaba aconsejable seguir la Ley Modelo, no sólo por cuanto su origen y su
metodología le habían dado generalizada aceptación, sino por el hecho de que si "la Argentina aspira a
convertirse en un centro de arbitraje internacional, sus normas deben estar en consonancia con las ideas que
imperan en el mundo comercial, ámbito donde se considera que la Ley Modelo es una eficiente base de
regulación del arbitraje" (12).
La Argentina ha dado un paso trascendente que marca una clara señal a favor del arbitraje comercial
internacional, debido a que no se contaba con una normativa específica sobre la materia, sumado al hecho de
que la legislación sobre arbitraje se encontraba contenida de manera fragmentaria en el Código Civil y
Comercial de la Nación (en adelante, Cód. Civ. y Com.) y en los Códigos Procesales (de la Nación —en
adelante, Cód. Proc. Civ. y Com.— y de cada una de las provincias), dada la estructura federal del sistema
argentino. Tan así es, que el Cód. Proc. Civ. y Com. y los Códigos Procesales provinciales tienen normas sobre
arbitraje y sobre reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras. Sin embargo, mientras el Cód. Proc. Civ.
y Com. —aunque de manera relacionada— regula en forma separada el reconocimiento y ejecución de laudos
arbitrales y de sentencias extranjeras, la mayoría de los Códigos Procesales de las provincias parecen referirse,
salvo excepciones, exclusivamente al reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras.
Cabe tener presente también que el Código Civil y Comercial incorpora una norma específica sobre acuerdo
de elección de foro en el art. 2605, permitiendo que las partes en controversias patrimoniales y de índole
internacional puedan someter sus controversias a arbitraje, excepto que exista jurisdicción argentina exclusiva o
que la prórroga esté prohibida por ley (caso de los contratos de consumo, p. ej.). Sin embargo, no cuenta con
ninguna otra disposición relativa al arbitraje internacional. Por otra parte, a nivel de fuente convencional, la
Argentina es parte de numerosos instrumentos internacionales vinculados a la temática arbitral.
Ahora bien, a pesar del posicionamiento argentino a favor del arbitraje, se presentaban dos aristas
destacables: de un lado, no existía una regulación específica para el arbitraje comercial internacional y las
disposiciones atinentes al tema se encontraban fragmentadas entre el Código Civil y Comercial y los diversos
códigos procesales provinciales; de otro, los instrumentos internacionales ratificados por el país, aun cuando
devenían aplicables, muchas veces no resultaban suficientes, por varios motivos, entre los que sobresale que el
contenido regulado estaba acotado a algunos temas específicos y no se refería a la totalidad del procedimiento
arbitral.
El 03/11/2016 el Poder Ejecutivo Nacional había elevado al Congreso de la Nación un proyecto de ley
(expte. 228/16) tendiente a incorporar los contenidos de la Ley Modelo al ordenamiento interno argentino. La
Cámara de Diputados aprobó el 04/07/2018 la ley 27.449 de Arbitraje Comercial Internacional, la cual ya
contaba con la aprobación de la Cámara de Senadores desde el 08/09/2017.
Tal como se señala en el Mensaje de Elevación 132, "el arbitraje se vislumbrará como un método para
solucionar controversias nacidas de las relaciones comerciales internacionales, sin desconocer que es un
instituto que merece ser reconocido por su propio método". El Proyecto responde "a la necesidad de dotar a la
Argentina de un marco normativo que resultara adecuado para favorecer la elección por las partes de Argentina
como sede de arbitrajes internacionales y que refleje la moderna concepción de esta forma de resolver
conflictos, en sintonía con las legislaciones de la región y de buena parte del mundo".
En el ámbito del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos —por intermedio de su Programa Nacional de
Coordinación General de Derecho Privado— se convocó a diferentes mesas de trabajo integradas por
especialistas en el ámbito público y privado. Fruto de ese trabajo, y con los aportes efectuados en la Plataforma
de Justicia 2020 (13), se consensuó la redacción y el texto final del Proyecto.
El Mensaje de Elevación pone de manifiesto que el Proyecto "con algunas adaptaciones que tienden a
brindar coherencia al régimen jurídico argentino, reproduce sustancialmente el texto de la Ley Modelo de
© Thomson Reuters Información Legal 2
Documento

Arbitraje Comercial Internacional adoptado por la CNUDMI en el año 1985 con las enmiendas aprobadas en el
año 2006". Asimismo, señala que "la sanción de esta iniciativa legislativa pondrá a la República Argentina en el
elenco de países que ya han emprendido este camino de modernizar su legislación". Textos similares han sido
sancionados por los Congresos de países latinoamericanos como Brasil, Bolivia, Costa Rica, Chile, Ecuador,
Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela. No resulta
menor que se destaque en el citado Mensaje que "la incorporación de la Ley Modelo de la CNUDMI a nuestro
ordenamiento jurídico (...) ubicará al país dentro de los países respetuosos de la seguridad jurídica, lo que
permitirá, a su vez, a los inversores extranjeros contar con una herramienta fundamental con la que podrán, en
su caso, hacer valer sus derechos dando prioridad al principio de la autonomía de la voluntad". Por otra parte,
"la ausencia de normas diferenciadas para el arbitraje internacional obstaculiza el desarrollo del arbitraje, dado
que si bien en el arbitraje doméstico y en el internacional los objetivos son los mismos, las necesidades, la
organización y la estructura de los juicios arbitrales es muy diferente, atento a la complejidad de las operaciones
comerciales internacionales".
La aprobación de la Ley de Arbitraje Comercial Internacional constituye una inequívoca señal de apoyo para
que la Argentina sea sede de arbitrajes internacionales (14), al tiempo que el país se alinea con la mayoría de los
países del mundo y de Latinoamérica que cuentan con una normativa específica en la materia.
III. Estructura de la Ley de Arbitraje Comercial Internacional. Algunos breves comentarios
Metodológicamente, los 109 artículos de la ley están estructurados en diez títulos, que abarcan las
disposiciones generales (Tít. I), el acuerdo de arbitraje (Tít. II), la constitución del tribunal arbitral (Tít. III), la
competencia del tribunal arbitral (Tít. IV), las medidas cautelares y órdenes preliminares (Tít. V), la
sustanciación de las actuaciones arbitrales (Tít. VI), el pronunciamiento del laudo y terminación de las
actuaciones (Tít. VII), la impugnación del laudo (Tít. VIII), el reconocimiento y ejecución de los laudos (Tít.
IX), y otras disposiciones (Tít. X).
Corresponde prestar atención a ciertas particularidades que posee la normativa, en especial a aquellas
directivas que se apartan de las disposiciones propuestas por la Ley Modelo.
III.1. Disposiciones generales
III.1.a. Aplicación exclusiva de la ley
De acuerdo al art. 1º, la ley "se aplicará al arbitraje comercial internacional, y lo regirá en forma exclusiva,
sin perjuicio de cualquier tratado multilateral o bilateral vigente en la República Argentina".
La primera aclaración que debe formularse es que cuando se esté en presencia de un arbitraje internacional,
éste se regirá de manera exclusiva por las disposiciones de esta ley, no resultando aplicables las normas del Cód.
Proc. Civ. y Com. ni las de los Códigos Procesales provinciales. De esta forma se produce un efecto unificador
en la regulación del arbitraje comercial internacional en todo el territorio del país, lo cual constituye un avance
altamente significativo, más allá de que algunos autores puedan llegar a alegar que la ley avanza sobre el tema
procedimental reservado en sus facultades legislativas a las provincias. Tampoco es una cuestión menor que la
ley argentina derogue el art. 519 bis del Cód. Proc. Civ. y Com., ya que es la única disposición que se refiere al
arbitraje internacional en dicho Código; por otra parte, la ley también contempla el tema del reconocimiento y
ejecución de laudos arbitrales extranjeros.
La segunda aclaración se vincula con el hecho de que, tal como ya lo advertimos anteriormente, debe tenerse
en cuenta que existen varios instrumentos internacionales en materia de arbitraje internacional de los que
Argentina es parte. Así, los Tratados de Derecho Procesal Internacional de Montevideo de 1889 y de 1940, la
Convención de Nueva York de 1958 sobre Reconocimiento y Ejecución de Sentencias Arbitrales Extranjeras, la
Convención de Panamá de 1975 sobre Arbitraje Comercial Internacional (CIDIP I) y la Convención
Interamericana de Montevideo de 1978 sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias y Laudos Extranjeros
(CIDIP II). Fuera del ámbito de los foros de codificación universal (CNUDMI) y regional (Organización de los
Estados Americanos —OEA— a través de la CIDIP), también a nivel del Mercosur encontramos instrumentos
referidos especialmente al arbitraje, o que aluden a él de una manera más genérica. En esta línea, nuestro país es
parte del Protocolo de Las Leñas de 1992 de Cooperación y Asistencia Jurisdiccional en Materia Civil,

© Thomson Reuters Información Legal 3


Documento

Comercial, Laboral y Administrativa, del Protocolo de Buenos Aires de 1994 sobre Jurisdicción Internacional
en Materia Contractual, del Acuerdo sobre Arbitraje Comercial Internacional del Mercosur, y del Acuerdo sobre
Arbitraje Comercial Internacional del Mercosur, la República de Bolivia y la República de Chile.
Si nos apartamos del arbitraje comercial internacional y nos referimos al arbitraje de inversiones, la
Argentina aprobó por ley 24.353 el Convenio de Washington de 1965 sobre Arreglo de Diferencias Relativas a
Inversiones entre un Estado y Nacionales de otros Estados, siendo parte de una multiplicidad de tratados
bilaterales de protección recíproca de inversiones (15).
Como puede observarse, nuestro país ha mantenido una postura proclive a la admisión del arbitraje y al
reconocimiento y ejecución de los laudos arbitrales extranjeros en la normativa de derecho internacional privado
de fuente convencional. Es más, específicamente en el ámbito del foro de codificación regional de la OEA,
desde la primera CIDIP, celebrada en Panamá en 1975, el arbitraje se hizo presente "nada más y nada menos
que con la Convención Interamericana sobre Arbitraje Comercial Internacional" (16), vigente hoy en 19 países.
III.1.b. Ámbito de aplicación material. Calificación de los términos "comercial" e "internacional"
A los efectos del art. 1º de la ley, "se considerará que es comercial cualquier relación jurídica, contractual o
no contractual, de derecho privado o regida preponderantemente por él en el derecho argentino". De esta forma
la normativa incluye una calificación vasta de relación comercial, a punto tal que el mismo art. 6º complementa
lo estipulado en el art. 1º al disponer que "la interpretación será amplia y en caso de duda, deberá juzgarse que
se trata de una relación comercial".
No debe perderse de vista que la Convención de Nueva York permite que un Estado contratante que adopte
la reserva comercial decida por sí mismo qué debe entenderse por "comercial". En este sentido, la Argentina, al
tiempo de la ratificación, hizo uso de la reserva comercial. Así, el art. 2º de la ley 23.619 dispuso: "La República
Argentina declara que: A base de reciprocidad, aplicará la Convención al reconocimiento y a la ejecución de las
sentencias arbitrales dictadas en el territorio de otro Estado contratante únicamente. Declara, asimismo, que sólo
aplicará la Convención a los litigios surgidos de relaciones jurídicas, sean o no contractuales, consideradas
comerciales por su derecho interno (...)".
Debido a que en algunos países se adopta una definición restringida de lo que debe entenderse por relación
comercial, la Ley Modelo no define el término, aunque señala que debe darse una interpretación amplia a esta
expresión. De allí que el art. 6º de la Ley de Arbitraje complemente, tal como hemos señalado, el art. 1º.
Cabe precisar que, de acuerdo al art. 2º, las disposiciones de la Ley de Arbitraje, con excepción de los caps.
2 ("Acuerdo de arbitraje y demanda en cuanto al fondo ante un tribunal") y 3 ("Acuerdo de arbitraje y adopción
de medidas cautelares por el tribunal") del Título II, los caps. 4 ("Reconocimiento y ejecución de medidas
cautelares") y 5 ("Medidas cautelares dictadas por el tribunal") del Título V y los caps. 1 ("Reconocimiento y
ejecución") y 2 ("Motivos para denegar el reconocimiento") del Título IX, se aplicarán únicamente si la sede del
arbitraje se encuentra en el territorio de la República Argentina.
Diferenciar cuándo se está en presencia de un arbitraje interno y cuándo el arbitraje es internacional resulta
sustancial a los efectos de determinar el régimen aplicable a aquél. Sin embargo, no constituye una tarea sencilla
calificar al arbitraje y optar por un criterio objetivo de multinacionalidad o subjetivo donde las partes sean
capaces por su sola voluntad de internacionalizar el arbitraje. Así como no resulta fácil definir la
internacionalidad del contrato, lo mismo sucede con el arbitraje. No existe una calificación única de contrato
internacional y su definición varía en las distintas fuentes normativas, e incluso algunas de ellas no especifican
siquiera cuáles son los criterios para su determinación (17). Tal como lo ha señalado Grigera Naón, "la
internacionalidad de la relación jurídica estará dada, para la opinión preponderante, cuando los elementos
esenciales del contrato (lugares de celebración, de ejecución y domicilio de las partes al momento de la
celebración del contrato) se encuentran repartidos en más de un país" (18). Boggiano sostiene que es posible
afirmar que el contrato es internacional si existe una conexión real de celebración o de cumplimiento en el
extranjero (19).
El Código Civil y Comercial no brinda una calificación autárquica de relación jurídica internacional; sin
embargo, el art. 2594 señala lo siguiente: "Las normas jurídicas aplicables a situaciones vinculadas con varios

© Thomson Reuters Información Legal 4


Documento

ordenamientos jurídicos nacionales se determinan por los tratados y convenciones internacionales vigentes de
aplicación en el caso y, en defecto de normas de fuente internacional, se aplican las normas de derecho
internacional privado argentino de fuente interna". Es decir que, más allá de establecer una prelación de fuentes,
alude a "situaciones vinculadas con varios ordenamientos jurídicos nacionales". El Cód. Civ. y Com. no define
qué debe entenderse por contrato internacional ni tampoco brinda una calificación autárquica de arbitraje
internacional cuando en el art. 2605 se refiere al acuerdo de elección de foro, permitiendo a las partes prorrogar
la jurisdicción a favor de árbitros en casos patrimoniales y de índole internacional.
Desde una perspectiva general, la doctrina argentina ha señalado que "la alegación de una de las partes
afirmando la existencia de una relación internacional sobre la base de conexiones objetivas con el extranjero,
basta para examinar esta alegación del caso internacional". "No basta la mera afirmación dogmática de las
partes, declarando que el caso es internacional, si no median aquellas circunstancias objetivas, jurisdiccionales o
sustanciales, que lo vinculen a diversos contextos jurídicos nacionales independientemente de la sola voluntad
de las partes, quienes pueden elegir el juez y el derecho aplicable a un caso internacional, pero no pueden
determinar subjetivamente la multinacionalidad del caso" (20).
Más allá de la discusión sobre la naturaleza contractual o jurisdiccional del arbitraje, cuando éste es
calificado de internacional porque tiene elementos que lo vinculan a más de un Estado y, por ende, pone en
contacto más de un ordenamiento jurídico (21), resultará preciso saber —entre otras cuestiones— cuál es la ley
que rige la capacidad de las partes, la arbitrabilidad de la materia, la validez o nulidad del acuerdo arbitral, el
procedimiento a seguir, el derecho aplicable al fondo de la controversia, así como lo atinente al reconocimiento
y ejecución del laudo arbitral.
No existe una única definición sobre el término "internacional" en el contexto del arbitraje comercial
internacional. Existen varios criterios que pueden tomarse en consideración: Así, el carácter de la controversia o
el vinculado a las partes (teniendo en cuenta su nacionalidad, su domicilio o el lugar de residencia habitual, la
sede central o el lugar del establecimiento principal en el caso de personas jurídicas). Algunas legislaciones
optan por uno u otro criterio, mientras que normativas como la Ley Modelo adoptan un enfoque combinado,
teniendo justamente en consideración la "inexistencia de una definición mundialmente acepada" (22).
Una de las principales cuestiones debatidas gira en torno al art. 3º, donde se determina en qué casos se está
en presencia de un arbitraje internacional; así, en la Ley de Arbitraje se establecen supuestos de
internacionalidad objetiva, habiéndose excluido en la versión aprobada la posibilidad de que las partes —de
manera subjetiva— hayan convenido expresamente que la cuestión objeto del acuerdo de arbitraje esté
relacionada con más de un Estado y eso califique al arbitraje como internacional. Dicho en otras palabras,
aunque la ley no lo diga expresamente, las partes no pueden determinar por sí la internacionalidad del arbitraje,
descartando la posibilidad de que un arbitraje nacional se transforme en internacional por la sola voluntad de las
partes. Por el contrario, la internacionalidad del arbitraje estará dada cuando se presenten ciertas circunstancias
que objetivamente lo internacionalicen.
De esta forma, la Ley de Arbitraje no incluye el inc. c), párr. 3º, del art. 1º de la Ley Modelo. Para la ley
argentina "el arbitraje es internacional si: a) las partes en un acuerdo de arbitraje tienen, al momento de la
celebración de ese acuerdo, sus establecimientos en Estados diferentes; o b) uno de los siguientes lugares está
situado fuera del Estado en el que las partes tienen sus establecimientos: I. El lugar del arbitraje, si éste se ha
determinado en el acuerdo de arbitraje o con arreglo al acuerdo de arbitraje. II. El lugar del cumplimiento de una
parte sustancial de las obligaciones de la relación comercial o el lugar con el cual el objeto del litigio tenga una
relación más estrecha".
III.1.c. Límites
La Ley de Arbitraje Comercial Internacional no afectará a ninguna otra ley argentina en virtud de la cual
determinadas controversias no sean susceptibles de arbitraje o se puedan someter a arbitraje únicamente de
conformidad con disposiciones que no sean las de la presente (art. 5º).
III.1.d. Otras definiciones, reglas de integración e interpretación
La ley, en su art. 7º, brinda calificaciones autárquicas de lo que debe entenderse por "arbitraje" (inc. a]),

© Thomson Reuters Información Legal 5


Documento

"tribunal arbitral" (inc. b]) y "tribunal" (inc. c]). A su vez, el inc. d) señala que "cuando una disposición de la
presente ley, excepto el cap. 1 del Título VII, deje a las partes la facultad de decidir libremente sobre un asunto,
esa facultad entraña la de autorizar a un tercero, incluida una institución, a que adopte esa decisión". Por su
parte, el inc. e) alude a que "cuando una disposición de la presente ley se refiera a un acuerdo que las partes
hayan celebrado o que puedan celebrar o cuando, en cualquier otra forma, se refiera a un acuerdo entre las
partes, se entenderán comprendidas en ese acuerdo todas las disposiciones del reglamento de arbitraje en él
mencionado", y el inc. f) dispone que "cuando una disposición de la presente ley, excepto el art. 75, inc. a), y el
art. 91, inc. a), se refiera a una demanda, se aplicará también a una reconvención, y cuando se refiera a una
contestación, se aplicará asimismo a la contestación a esa reconvención".
Si bien el cap. 2 lleva por título "Definiciones y reglas de interpretación", el art. 7º también se refiere a la
"integración". De manera tal que no sólo se hace referencia a la interpretación de las disposiciones normativas,
sino que, al agregar la labor de integración, también se prevé una respuesta para aquellas situaciones que no se
encuentran previstas específicamente en la ley, lo cual no constituye una cuestión menor, máxime si se toma en
consideración el hecho de que la ley argentina en el inc. 9º del art. 7º ha incorporado los términos "integración"
y el "carácter especial" de la legislación, en especial si se atiende al art. 2.A) de la Ley Modelo, que no los tiene.
La Ley de Arbitraje establece que "en la interpretación e integración de la presente ley habrán de tenerse en
cuenta su origen internacional, su carácter especial, la necesidad de promover la uniformidad en su aplicación
(23) y la observancia de la buena fe. Las cuestiones relativas a las materias que se rigen por esta ley que no
estén expresamente resueltas en ella se dirimirán de conformidad con los principios generales en que se basa la
presente ley".
Este tipo de redacción no resulta una novedad para el sistema argentino, ya que es similar a la contenida en
el art. 7º de la Convención de Viena de 1980 sobre Compraventa Internacional de Mercaderías (24), ratificada
por ley 22.765. Sin embargo, el art. 7º de la Convención de Viena diferencia entre interpretación e integración.
Si bien el párr. 1º del art. 7º sobre compraventa alude a la interpretación de las disposiciones de la Convención
en términos similares a los utilizados en el inc. 9º del art. 7º de la Ley de Arbitraje, para el tema de la
integración de lagunas, en el párr. 2º, dispone que "las cuestiones relativas a las materias que se rigen por la
presente Convención que no estén expresamente resueltas en ella se dirimirán de conformidad con los principios
generales en los que se basa la presente Convención o, a falta de tales principios, de conformidad con la ley
aplicable en virtud de las normas de derecho internacional privado".
Como se advierte del contraste de lectura entre ambas disposiciones, la Ley de Arbitraje sólo remite a los
principios generales en que los que se basa la ley, sin referir a las normas de derecho internacional privado. Esta
diferencia es clave, ya que en el caso de la Convención de Viena se establece que el juez, a falta de elección del
derecho aplicable por las partes, está sujeto a normas de derecho internacional privado de su propio sistema; sin
embargo, el árbitro no pertenece al sistema judicial de ningún país y, por ende, no se encuentra constreñido por
las normas de conflicto de ningún ordenamiento, salvo —claro está—, en el caso del arbitraje institucional, a las
reglas que fije el reglamento de la institución a la que pertenece.
III.1.e. Recepción de las comunicaciones escritas
El art. 8º de la ley prevé que "salvo acuerdo en contrario de las partes: a) se considerará recibida toda
comunicación escrita que haya sido entregada personalmente al destinatario o que haya sido entregada en su
establecimiento, residencia habitual o domicilio postal. En el supuesto de que no se descubra, tras una
indagación razonable, ninguno de esos lugares, se considerará recibida toda comunicación escrita que haya sido
enviada al último establecimiento, residencia habitual o domicilio postal conocido del destinatario por carta
certificada o cualquier otro medio que deje constancia del intento de entrega; b) la comunicación se considerará
recibida el día en que se haya realizado tal entrega".
Más allá de que llame la atención en términos jurídicos el vocablo "descubra" utilizado en la norma y de
que, en líneas generales, suele fijarse en los contratos internacionales un domicilio especial a los efectos de las
notificaciones, resulta sumamente interesante la solución que ofrece el inc. a) in fine del art. 8º si se lo contrasta
con el sistema de notificaciones en materia de casos internacionales a los que deben sujetarse los jueces. Es
decir, para el caso de que no resulte aplicable la Convención de La Haya sobre la Notificación o Traslado en el

© Thomson Reuters Información Legal 6


Documento

Extranjero de Documentos Judiciales y Extrajudiciales en Materia Civil o Comercial del 15/11/1965 por no
resultar "conocido" el domicilio, en nuestro derecho internacional privado de fuente interna esta situación no se
encuentra resuelta. Como los aspectos procesales se rigen por la lex fori del tribunal, cuando resulte aplicable el
Cód. Proc. Civ. y Com. resulta factible recurrir al sistema de notificación por edictos, el cual se considera
excepcional. Sin embargo, debe tenerse presente que la jurisprudencia argentina no se muestra proclive a
admitir este tipo de notificaciones. Así, en forma reciente, la sala F de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Comercial, en autos "Federación Arg. de Asoc. de Anestesia Analgesia y Rean. c. Choice Live Ltd. s/ ordinario"
(expte. COM 13394/2014), de fecha 29/05/2018, en un caso donde se intentaba notificar infructuosamente una
sentencia de condena al demandado rebelde en el Reino Unido, el actor solicitó al tribunal que se notificara por
edictos. El tribunal sostuvo que "ciertamente, pese a la acreditación del fracaso de la diligencia cursada no es
factible eximir a la parte del cumplimiento de la notificación de la sentencia desde que se trata de un requisito
inexcusable, aun para el rebelde (art. 62, Cód. Proc. Civ. y Com.; cfr. esta sala, 20/02/2018, 'Kompel, Sergio N.
c. Kruger, Lawrence s/ ordinario', expte. COM 26616/2013). (...) Con tal propósito, se encuentra procedente que
sea el accionante quien arbitre los medios necesarios para procurar la notificación pertinente".
Otro dato a tener en consideración es que el art. 9º de la Ley de Arbitraje dispone expresamente que "las
partes podrán convenir que se realicen notificaciones mediante comunicaciones electrónicas".
III.1.f. Renuncia al derecho a objetar
El art. 11 de la ley argentina señala que "se considerará que la parte que prosiga el arbitraje conociendo que
no se ha cumplido alguna disposición de la presente ley de la que las partes puedan apartarse o algún requisito
del acuerdo de arbitraje y no exprese su objeción dentro de los 20 días siguientes, ha renunciado a su derecho a
objetar". De esta forma, la Ley de Arbitraje en el art. 11 completa la previsión de la Ley Modelo, fijando un
plazo de 20 días para que exprese su objeción.
III.2. Acuerdo de arbitraje
El arbitraje descansa sobre la validez y eficacia del acuerdo arbitral, el cual produce para las partes una
obligación contractual pura de someterse al juicio de árbitros y de estar y pasar por la decisión que recaiga y, a
su vez, crea una competencia —de efectos similares a la judicial pero diferente en su origen—, que es la
posibilidad para los árbitros de dictar una decisión con efectos vinculantes para las partes.
En nuestro país, la naturaleza jurisdiccional del arbitraje ha sido reconocida por la Corte Suprema de Justicia
de la Nación desde el siglo XIX en el caso "Bruce c. De las Carreras", de 1880, y ha sido ratificada en casos en
los que se han resuelto conflictos de competencia entre la justicia judicial y la arbitral. Así, por ejemplo, la
Corte ha señalado que "aun cuando el arbitraje sea un procedimiento de solución de controversias de origen
contractual, es jurisdiccional por su función y por la especial eficacia que el derecho otorga a sus efectos, por lo
que las tareas que realizan los árbitros no guardan relación con las ejercidas por abogados y procuradores que
defienden los intereses individuales de las partes" (CS, 01/11/1988, "SA La Nación y otra c. SA La Razón
Editorial EFICyA"; CS, 10/11/1988, "Nidera Argentina SA c. Elena G. Rodríguez Álvarez de Canale"). Se ha
considerado a los árbitros como verdaderos jueces privados, designados convencionalmente por las partes, que
aunque carecen del poder de imperium para exigir coactivamente el cumplimiento de sus sentencias, muestran
pronunciamientos con una cierta autonomía de poder que les permite asegurar, en gran parte, su espontáneo o
voluntario acatamiento. En esta línea, en su voto en disidencia en el caso "Color SA c. Max Factor Sucursal
Argentina s/ laudo arbitral s/ pedido de nulidad de laudo", del 17/11/1994, Boggiano sostuvo que "debe tenerse
presente que el arbitraje importa la prórroga o la sustracción voluntaria de la jurisdicción que ordinariamente
tendrían los tribunales del Poder Judicial, que es transferida a jueces particulares que substanciarán y decidirán
las contiendas que se sometan a su consideración"; asimismo, aludió a los árbitros como "jueces particulares que
sustanciarán y decidirán las contiendas que se les sometan", manifestando que "esa administración privada de
justicia no es ajena a cierto control judicial, que no puede ser suprimido totalmente"; entre otros (25).
Del acuerdo arbitral también se deriva un efecto negativo, ya que niega competencia a los jueces y
tribunales estatales. En presencia de un acuerdo válido de arbitraje, el juez que pudiera tener competencia
judicial en ese asunto debe dejar de conocer y remitir a las partes a arbitraje (26).
III.2.a. Definición, forma y tiempo del acuerdo arbitral
© Thomson Reuters Información Legal 7
Documento

A diferencia del art. 7.1 de la "Opción I" y del art. 7º de la "Opción II" de la Ley Modelo, la ley argentina no
incorpora una definición del acuerdo de arbitraje como la existente en el art. 7º de la Ley Modelo de la
CNUDMI.
En relación con la forma del acuerdo arbitral, la Ley Modelo, en su enmienda de 2006, introduce dos
opciones entre las cuales los Estados interesados en seguir sus proposiciones pueden optar. La Opción I del art.
7º de la Ley Modelo mantiene la necesidad de que el acuerdo arbitral sea escrito (art. 7.2), aclarando que se
entenderá que el acuerdo de arbitraje es escrito cuando quede constancia de su contenido en forma, ya sea que el
propio acuerdo arbitral o el contrato que los contiene hayan sido concluidos verbalmente, mediante la ejecución
de ciertos actos o por cualquier otro medio (art. 7.3), inclusive por medios electrónicos, siempre que la
información contenida en ellos sea accesible para ulteriores usos. Por su parte, la Opción II del art. 7º define
simplemente el acuerdo de arbitraje como un acuerdo entre las partes para someter a arbitraje todas las
controversias o cierto tipo de disputas que hayan surgido o que puedan surgir entre ellas respecto de una
relación jurídica determinada, ya sea ésta de carácter contractual o extracontractual.
La ley argentina se aparta del art. 7.3 de la Ley Modelo, estableciendo en el art. 15 que "el acuerdo de
arbitraje deberá constar por escrito. Se entenderá que el acuerdo de arbitraje es escrito cuando quede constancia
de su contenido en cualquier forma". De esta forma se elimina la parte que establece que "el acuerdo de arbitraje
o contrato se haya concertado verbalmente, mediante la ejecución de ciertos actos o por cualquier otro medio".
La exigencia de formalidad escrita también aparece receptada en el art. 4º del Protocolo de Buenos Aires
sobre Jurisdicción Internacional en Materia Contractual y, asimismo, en el art. 6.1 del Acuerdo sobre Arbitraje
Comercial Internacional del Mercosur.
La Ley de Arbitraje, tal como lo hace la Ley Modelo, regula el acuerdo arbitral de manera genérica, no
refiriéndose al momento en que aquél se formaliza. De tal forma, no existe limitación en cuanto al tiempo de
concertar el acuerdo.
III.2.b. Extensión del acuerdo arbitral a partes no signatarias del mismo
Si bien el arbitraje nace de un acuerdo de partes y, por tanto, obliga a quienes han firmado el convenio
arbitral que otorga jurisdicción a los árbitros, cabe preguntarse si resulta factible extender las consecuencias del
acuerdo arbitral a partes no signatarias de aquél (27).
La ley argentina no hace referencia a la extensión del acuerdo arbitral a quienes no han firmado el acuerdo,
tal como lo hace el art. 14 del decreto legislativo peruano 1071/2008 (28), "que rompe con el principio básico
conforme el cual el arbitraje es estrictamente voluntario, implica que, dadas ciertas circunstancias de hecho
particulares, es posible considerar que alguien ha expresado su conformidad a someterse a arbitraje, aun en
ausencia de una expresa y formal aceptación. Priorizando la realidad por sobre la forma o la mera apariencia"
(29).
III.3. Constitución del tribunal arbitral
III.3.a. Nombramiento de árbitros
Si bien el art. 24 de la Ley de Arbitraje es similar al art. 11.2 de la Ley Modelo, se agrega un párrafo
estableciendo que "es nula la cláusula que confiere a una parte una situación privilegiada en cuanto a la
designación de los árbitros". También el art. 25 de la ley argentina se aparta parcialmente del art. 11.4 de la Ley
Modelo.
III.3.b. Motivos de recusación
La Ley de Arbitraje incorpora en el art. 28 dos causales no taxativas de recusación, con lo cual amplía los
motivos del art. 12 de la Ley Modelo.
III.4. Competencia del tribunal arbitral
III.4.a. Principio Kompetenz-Kompetenz y separabilidad del acuerdo arbitral
La Ley de Arbitraje consagra el indiscutido principio Kompetenz-Kompetenz en el párr. 1° del art. 35, al
señalar que "El tribunal arbitral estará facultado para decidir acerca de su propia competencia, incluso sobre las
excepciones relativas a la existencia o a la validez del acuerdo de arbitraje".

© Thomson Reuters Información Legal 8


Documento

La mayoría de las leyes y de los reglamentos de arbitraje suelen incluir también el principio de la
separabilidad, autonomía o independencia del acuerdo arbitral. Así, el párr. 2° del art. 35 dispone: "A ese efecto,
una cláusula compromisoria que forme parte de un contrato se considerará como un acuerdo independiente de
las demás estipulaciones del contrato. La decisión del tribunal arbitral de que el contrato es nulo no entrañará
ipso jure la nulidad de la cláusula compromisoria". De esta forma, se evita que la nulidad del contrato implique
automáticamente la nulidad del acuerdo arbitral y que, por tanto, los árbitros se vean impedidos de sus
facultades para resolver la cuestión, garantizando de esta forma que cualquier planteo que una parte efectúe
sobre la inexistencia o nulidad del acuerdo arbitral no lleve a paralizar el procedimiento arbitral (30). La Ley de
Arbitraje alude a "cláusula compromisoria"; quizás hubiese sido deseable que refiriera a "cláusula arbitral" lisa
y llanamente.
En la práctica, el principio de Kompetenz-Kompetenz y el de separabilidad funcionan de manera
complementaria, dado que los planteos se suelen efectuar de manera conjunta (31).
En el plano convencional, el Acuerdo sobre Arbitraje Internacional del Mercosur dispone que "la
convención arbitral es autónoma respecto del contrato base. La inexistencia o invalidez de éste no implica la
nulidad de la convención arbitral" (art. 7º), agregando que "las cuestiones relativas a la existencia y validez de la
convención arbitral serán resueltas por el tribunal arbitral, de oficio o a solicitud de partes" (art. 8º).
III.5. Medidas cautelares y órdenes preliminares
Tanto las medidas cautelares como las órdenes preliminares constituyen herramientas imprescindibles para
la eficacia de un procedimiento arbitral (32). La Ley de Arbitraje se refiere a ellas en el Título V, regulándolas
en cinco capítulos.
III.6. Sustanciación de las actuaciones arbitrales
Más allá de que el Título VI regula una multiplicidad de temas, consideramos necesario remarcar que, a
diferencia de la Ley Modelo, que alude en su art. 20 al "lugar del arbitraje", la ley argentina se refiere a "sede
del arbitraje". El art. 65 dispone que "Las partes podrán determinar libremente la sede del arbitraje. En caso de
no haber acuerdo al respecto, el tribunal arbitral determinará la sede del arbitraje, atendidas las circunstancias
del caso, inclusive las conveniencias de las partes". Sin perjuicio de esto, el tribunal arbitral podrá, salvo
acuerdo en contrario de las partes, reunirse en cualquier lugar que estime apropiado para celebrar deliberaciones
entre sus miembros, para oír a los testigos, a los peritos o a las partes, o para examinar mercancías u otros bienes
o documentos (art. 66).
III.7. Pronunciamiento del laudo y terminación de las actuaciones
III.7.a. Normas aplicables al fondo del litigio
Se ha señalado que el comercio internacional constituye la piedra filosofal del mundo moderno y, en ese
contexto, el contrato y el acuerdo arbitral son dos de los mejores instrumentos de la mundialización en el plano
jurídico (33), al punto de afirmarse que el arbitraje internacional constituye el monumento procesal de la lex
mercatoria (34).
El art. 79 de la Ley de Arbitraje reproduce en forma textual el art. 28.1 de la Ley Modelo, disponiendo: "El
tribunal arbitral decidirá el litigio de conformidad con las normas de derecho elegidas por las partes como
aplicables al fondo del litigio. Se entenderá que toda indicación del derecho u ordenamiento jurídico de un
Estado determinado se refiere, a menos que se exprese lo contrario, al derecho sustantivo de ese Estado y no a
sus normas de conflicto de leyes". Esta norma guarda coherencia con lo previsto en el Cód. Civ. y Com. en
relación con el derecho aplicable a los contratos internacionales (primera frase del art. 2651) y con la exclusión
del reenvío (art. 2596).
Sin embargo, el art. 80 de la ley argentina se aparta del art. 28.2 de la Ley Modelo. Mientras que la Ley
Modelo señala que "si las partes no indican la ley aplicable, el tribunal arbitral aplicará la ley que determinen las
normas de conflicto de leyes que estime aplicables", el art. 80 es claro al disponer que "si las partes no indican
la ley aplicable, el tribunal arbitral aplicará las reglas de derecho que estime apropiadas". La disposición de la
ley argentina va en sintonía con el art. 21 del Reglamento de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional,
que estipula que "a falta de acuerdo de las partes, el tribunal arbitral aplicará las normas jurídicas que considere

© Thomson Reuters Información Legal 9


Documento

apropiadas". De esta forma se abre la posibilidad de que si las partes nada dicen, el árbitro no se vea obligado a
acudir a las normas de conflicto que estime aplicables, sino que resulte libre de aplicar las reglas de derecho que
estime apropiadas, abriéndose de esta forma y sin ambages la puerta a la aplicación del soft law (35).
De acuerdo al art. 82 de la Ley de Arbitraje, "en todos los casos, el tribunal arbitral decidirá con arreglo a las
estipulaciones del contrato y tendrá en cuenta los usos mercantiles". Si se compara esta norma con el art. 28.4 de
la Ley Modelo, puede observarse que en el art. 82 se ha eliminado la expresión "aplicables al caso" en
referencia a los usos mercantiles.
Con respecto a la utilización del soft law en el arbitraje, no debe perderse de vista que el juego de la
autonomía de la voluntad, la creciente utilización del arbitraje y las ansias de la societas mercatorum o business
community de aumentar el campo regulatorio no estatal nos muestran, especialmente desde los finales del siglo
XX, una febril actividad de las instituciones gremiales y científicas elaborando nuevos catálogos de reglas que
no conllevan coactividad, pero sí tienen la pretensión de adquirirla. Tal atributo se alcanza, en principio,
mediante la incorporación concreta de las aludidas reglas a los negocios individuales y su utilización por los
tribunales arbitrales para resolver controversias comerciales. Incluso, ante la perspectiva de determinadas
normas de soft law, aprobadas por foros codificadores pero preparadas técnicamente por actores privados,
vuelve a tener vigencia aquella pregunta que Galgano se formulaba sobre las "fuentes extralegislativas". En esta
línea, el mencionado autor señalaba: "Podrá no gustarles a quienes, como nosotros, por otra parte, hemos sido
educados en la idea de la estatalidad del derecho, en la ecuación derecho igual a ley; y menos podrá gustarles a
quienes confían en la formación democrática del derecho, elaborado por fuentes legislativas. Pero tal ecuación
se ha roto por las normas de los Códigos rituales (...) que, para el arbitraje sustituyen la expresión 'ley aplicable'
por 'derecho aplicable', que puede ser un derecho producido por fuentes extralegislativas" (36).
III.8. Impugnación del laudo
III.8.a. Petición de nulidad
El Título VIII refiere a la impugnación del laudo y en un capítulo único regula la petición de nulidad (arts.
98-101). En el derecho comparado, la mayoría de las legislaciones sólo contemplan el recurso de nulidad contra
el laudo (37) y han dejado sin efecto el recurso de apelación judicial, justamente para limitar los alcances del
control judicial sobre los laudos. Entre las pocas leyes que prevén el recurso de apelación pueden diferenciarse
dos grupos: de un lado, los que admiten el recurso salvo que hubiese sido renunciado y, de otro, los que lo
autorizan a condición de que se hubiese pactado de manera expresa. En el primer grupo puede situarse el Cód.
Proc. Civ. y Com., por ejemplo, mientras que en el segundo se encuentran Bélgica e Italia (38).
El Cód. Proc. Civ. y Com. establece que contra el laudo de los árbitros iuris caben los mismos recursos que
contra las sentencias judiciales, siempre que no hayan sido renunciados en el compromiso (art. 758). La regla es
la libre recurribilidad, salvo pacto en contrario. Incluso puede estipularse una multa a cargo de quien pretenda
recurrir como requisito de admisibilidad del recurso (art. 741, inc. 4º) (39). Esta solución es adoptada también
por los Códigos Procesales de provincias como Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe. Por el contrario, en el caso
del laudo de amigables componedores el sistema es inverso y los laudos no serán recurribles, con la excepción
del recurso de nulidad (art. 771, Cód. Proc. Civ. y Com.). Ya hace tiempo Caivano había señalado que, a su
juicio, "la regla debería ser la inversa de la que nuestro actual Cód. Proc. Civ. y Com. estatuye para el arbitraje
de derecho: los laudos deberían ser inapelables, salvo pacto expreso en contrario" (40). Incluso Noodt Taquela
ha precisado que en aquellas legislaciones que admiten el recurso de apelación, la gran mayoría de los
reglamentos de instituciones arbitrales contemplan la renuncia de las partes a tal recurso y, en la generalidad de
los arbitrajes ad hoc, son las partes quienes en el acuerdo arbitral incorporan una renuncia expresa (41).
La ley argentina importa un cambio sumamente trascendente en relación con la cuestión recursiva, al
disponer en su art. 98 que "contra un laudo arbitral sólo podrá recurrirse ante un tribunal mediante una petición
de nulidad". De esta forma se deja establecido de manera expresa que el único recurso contemplado contra el
laudo es el de nulidad.
El art. 99 dispone que el tribunal indicado en el art. 13 (es decir, la Cámara de Apelaciones con competencia
en lo comercial de la sede del arbitraje) sólo podrá anular el laudo cuando se cumplan las condiciones allí
establecidas. De la lectura del art. 99 puede apreciarse que las causales de nulidad se dividen en dos grupos
© Thomson Reuters Información Legal 10
Documento

(siguiendo lo establecido por la Ley Modelo): por una parte, aquellas invocadas por una parte y que ésta debe
probar y, por otra, aquellas que el propio juez compruebe.
El art. 100 de la ley argentina se aparta del art. 34.3 de la Ley Modelo en cuanto al plazo, reduciendo a 30
días el término para solicitar la anulación del laudo.
III.8.b. Renuncia al recurso de nulidad
La ley argentina de Arbitraje no se refiere al tema de la renuncia al recurso de nulidad. En este sentido, cabe
recordar que el décret francés 2011-48 portant réforme du droit de l´arbitrage de fecha 13/01/2011, ha otorgado
la posibilidad de renunciar al recurso de nulidad a las partes en los arbitrajes internacionales con sede en
Francia, cuyos tribunales arbitrales se hayan constituido con posterioridad al 01/05/2011, resultando indiferente
la nacionalidad o el domicilio de las partes. La posibilidad de renunciar a la acción de anulación refuerza el
carácter no territorial del arbitraje, donde lo relevante no es si el laudo es conforme con la ley del lugar donde se
dictó, sino si lo es con la ley del lugar de ejecución (42).
En España, por ejemplo, el pacto de renuncia a la acción de anulación no está expresamente permitido, pero
tampoco se encuentra prohibido por la legislación vigente, más allá de las limitaciones generales a la autonomía
privada de la voluntad (la ley, la moral y el orden público) y a la exclusión de la ley aplicable y la renuncia de
derechos.
III.9. Reconocimiento y ejecución del laudo
III.9.a. Reconocimiento y ejecución
A diferencia del art. 35.2 de la Ley Modelo, el art. 103 de la ley argentina es más rígido al requerir para el
trámite de reconocimiento y ejecución el laudo original o copia "debidamente certificada del mismo". Si el
laudo no estuviera redactado en español, el tribunal podrá solicitar a la parte que presente una traducción del
laudo a ese idioma.
III.9.b. Motivos para denegar el reconocimiento o la ejecución
El art. 104 de la Ley de Arbitraje establece las causales para denegar el reconocimiento o la ejecución de un
laudo arbitral, cualquiera que sea el país en que se haya dictado. Tal como sucede con la crítica efectuada sobre
la formulación multilateral de la gran mayoría de las normas de jurisdicción internacional contenidas en el Cód.
Civ. y Com. (43), en el caso del art. 104 de la Ley de Arbitraje ocurre algo similar en relación con la técnica
legislativa. El legislador argentino establece las normas para los jueces argentinos, de manera tal que cuando en
el apart. A) del art. 104 señala que sólo se podrá denegar el reconocimiento o la ejecución de un laudo arbitral,
cualquiera que sea el país en que se haya dictado, a instancia de la parte contra la cual se invoca, cuando esta
parte pruebe "ante el tribunal competente del país en que se pide el reconocimiento o la ejecución", en realidad
se está refiriendo al tribunal competente "argentino", ya que fuera del país las previsiones de la Ley de Arbitraje
no surten efecto.
III.9.c. Regla de interpretación del párr. 2º del art. II de la Convención de Nueva York, del 10/06/1958
El art. 106 dispone que el párr. 2º del art. II de la Convención de Nueva York de 1958 deberá ser
interpretado y aplicado teniendo en cuenta que las circunstancias allí descriptas no son exhaustivas. El párr. 2º
señala que la expresión "acuerdo por escrito" denotará una cláusula compromisoria incluida en un contrato o un
compromiso, firmados por las partes o contenidos en un canje de cartas o telegramas. Lo que la ley argentina
establece en el art. 106 es que la enumeración de estos últimos supuestos no es exhaustiva.
III.10. Otras disposiciones
III.10.a. Derogación del art. 519 bis del Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación
Dispone el art. 107 que se deroga el art. 519 bis del Cód. Proc. Civ. y Com. El art. 519 bis señalaba que los
laudos pronunciados por tribunales arbitrales extranjeros "podrán ser ejecutados siempre que: 1) se cumplieren
los recaudos del art. 517, en lo pertinente y, en su caso, la prórroga de jurisdicción hubiese sido admisible en los
términos del art. 1º. 2) Las cuestiones que hayan constituido el objeto del compromiso no se encuentren
excluidas del arbitraje conforme a lo establecido por el art. 737".
La segunda parte del art. 107 establece que "las previsiones del cap. 1 del Título I de la ley no obstarán a la
aplicación del art. 2605 del Cód. Civ. y Com." (acuerdo de elección de foro).
© Thomson Reuters Información Legal 11
Documento

IV. A modo de conclusión


Planificar, diseñar y construir una reglamentación normativa en materia de arbitraje internacional supone un
notable desafío. Al igual que en otros temas internacionales, en esa construcción "la tensión entre la necesidad
de una certeza legal, previsibilidad y uniformidad, por un lado, y el deseo de unas soluciones flexibles,
equitativas e individualizadas, por otro, es tan antigua como el derecho mismo". Sin embargo, como afirma
Symeonides —refiriéndose a los cambios jurídicos en general—, toda regla preformulada, ya sea de carácter
legal o jurisprudencial, no importa con cuánto cuidado o sabiduría haya sido redactada, puede, a causa de su
generalidad o de su especificidad, producir resultados que sean contrarios a los dones para los que la regla
jurídica se ha formulado (44).
El sistema está construyéndose de a poco. El Cód. Civ. y Com. puso algunos mojones: desde la
incorporación del art. 2605 con el acuerdo de elección de foro (excluyendo a los contratos de consumo), hasta la
admisión expresa de la autonomía de la voluntad para elegir el derecho aplicable a los contratos. La Ley de
Arbitraje avanza en ese sentido cubriendo no sólo un vacío que se reclamaba en el país, produciendo una
unificación de la regulación a nivel nacional, sino también incorporando —en su gran mayoría— los grandes
lineamientos de la Ley Modelo, lo cual produce una armonización en este campo.
Resulta necesario analizar en la Argentina el arbitraje internacional en contexto, lo cual implica ampliar la
mirada y los parámetros de estudio, hacer conexiones con materiales, ideas y factores que pertenecen al mundo
de lo legal y de lo social, lo económico y lo cultural, entendiendo que el arbitraje internacional va también unido
al derecho de acceso a la justicia y que en la construcción del sistema normativo que regula los casos
internacionales existe una multiplicidad de preguntas relevantes, muchas de las cuales tienen respuestas y
muchas otras que aún continúan siendo todo un desafío a futuro. Tal vez la aplicación práctica de esta ley traiga
algunas respuestas.
Las cosas en un país no cambian automáticamente por el hecho de tener una nueva ley. Sin embargo, como
decía la escritora y política francesa Françoise Giroud, "nunca creí que pudiéramos transformar el mundo, pero
creo que todos los días se pueden transformar las cosas". Después de muchos años y de innumerables esfuerzos,
la Ley de Arbitraje Comercial Internacional es una realidad para la Argentina. Los desafíos a futuro serán
muchos y de diversa índole, pero, como bien sostenía Eduardo Galeano, "al fin y al cabo, somos lo que hacemos
para cambiar lo que somos".
(1) FERNÁNDEZ ARROYO, D. P., "El auge del arbitraje frente al debate sobre su legitimidad", en Curso
del Comité Jurídico Interamericano—, Organización de los Estados Americanos, 2014, p. 262, disponible en
http://www.oas.org/es/sla/ddi/docs/publicaciones_digital_XLI_curso_derecho_internacional_2014_Diego_P_Fe
rnandez_Arroyo.pdf. El autor señala que "este trasvase determina indudablemente un momento clave en la
historia del derecho y de las relaciones comerciales", citando a TERCIER, P., "La légitimité de l'arbitrage",
Revue de l'arbitrage, 2011, ps. 653-654.
(2) Ver CAIVANO, R., "El arbitraje y los procesos de integración (su futuro en el Mercosur)", JA 1996-II-
783/784; CREMADES, B. M., "La relación contractual", en CREMADES, B. M., Panorámica española del
arbitraje comercial internacional, Ed. Marcial Pons, Madrid, 1979, p. 14, y CAIVANO, R., "La fenomenal
evolución del arbitraje... en el resto del mundo", ED del 17/05/2013, nro. 13.240. Como bien pone de relieve
Caivano, "una persona que hubiese vivido sólo hasta la primera mitad del siglo XX quedaría absorta frente a la
transformación que el instituto del arbitraje ha sufrido desde entonces. Principios y reglas impensadas en esa
época son hoy universalmente aceptados; países cuya cultura o tradición jurídica hacían poco imaginable la
adopción del arbitraje han incorporado a sus ordenamientos las tradiciones más modernas en la materia; criterios
que parecían inconmovibles han cedido paso a conceptos diametralmente opuestos. En muchos casos, ello
obedeció al advenimiento de una concepción distinta del arbitraje y del rol de los tribunales judiciales, pero en
otros, la evolución no ha sido sino la caída de dogmas seculares cuya racionalidad nunca había sido
debidamente puesta a prueba".
(3) UZAL, M. E., "Solución de controversias en el comercio internacional", Ed. Ad-Hoc, Buenos Aires,
1992, ps. 52 y ss.
(4) ESPLUGUES MOTA, C., "Sobre algunos desarrollos recientes del arbitraje comercial internacional en
© Thomson Reuters Información Legal 12
Documento

Europa", en BARONA VILAR, S. (coord.), Arbitraje y justicia en el siglo XXI, Ed. Thomson Civitas,
Pamplona, 2007, p. 178.
(5) GRIGERA NAÓN, H. A., "Arbitraje comercial internacional en el mundo actual", JA 1996-III-701.
(6) Ver RIVERA, J. C., "Arbitraje y poder judicial. Los prejuicios de los jueces respecto del arbitraje",
Revista internacional de arbitraje, 2006, ps. 193 y ss.
(7) Acerca de su naturaleza y función, ver GRIGERA NAÓN, H. A., "Choice of law problems in
international commercial arbitration", Recueil des Cours, t. 289, 2001.
(8) NAJURIETA, M. S., "Relaciones entre el arbitraje comercial internacional y tribunales estatales",
RDCO 244-657, 2010.
(9) Ver, entre otros, TAWIL, G. S., "El Estado y el arbitraje. Primera aproximación", Revista Argentina de
la Administración Pública, nro. 350, 2007, ps. 157 y ss. y "Los Tratados de promoción y protección recíproca de
inversiones. La responsabilidad del Estado y el arbitraje internacional", LA LEY, 2000-D, ps. 1106 y ss.
(10) BURDEAU, G., "Nouvelles perspectives pour l'arbitrage dans le contentieux économique intéressant
les États", Revue de l'arbitrage, nro. 1, 1995, ps. 3-4 y p. 37.
(11) Ver GRIGERA NAÓN, H., "La Ley Modelo sobre Arbitraje Comercial Internacional y el derecho
argentino", LA LEY, 1989-A, 1021 y ss., Cita Online: AR/DOC/10165/2001.
(12) Ver CAIVANO, R. J., "Argentina necesita mejorar su legislación sobre arbitraje", LA LEY, 1994-A,
994.
(13) El objetivo del Programa Justicia 2020 es "que la justicia se transforme en un actor principal de la vida
de los argentinos y permita la resolución de conflictos en forma independiente, rápida y segura mediante el
fortalecimiento integral del sistema judicial" (https://www.justicia2020.gob.ar/).
(14) Ver CAIVANO, R. J., "La sede del arbitraje", ED del 06/04/2017, disponible en
http://www.elderecho.com.ar/includes/pdf/diarios/2017/04/06042017.pdf.
(15) ALL, P. M., "Casos de arbitraje CIADI en materia de inversiones extranjeras en los cuales el Estado
argentino es parte", DeCITA, nro. 1, 2004, ps. 385-392.
(16) Ver FERNÁNDEZ ARROYO, D. P., "Derecho internacional privado americano. Evolución y
perspectivas", UAS - Porrúa, México, 2003, 2ª ed., ps. 103 y ss.
(17) Ver LORENZO IDIARTE, G. A., "¿Cuándo un contrato es internacional? Análisis desde la
perspectiva regional", en Liber Amicorum Jürgen Samtleben, Ed. Max- Planck Institut für Ausländisches und
Internationales Privatrecht - FCU, Montevideo, 2002, ps. 105-132.
(18) Ver GRIGERA NAÓN, H., "El Estado y el arbitraje con particulares", Revista Jurídica de Buenos
Aires, t. II-III, 1989, ps. 127 ss.
(19) BOGGIANO, A., "Derecho internacional privado", Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, 1991, 3ª ed., t.
II, ps. 372-373.
(20) BOGGIANO, A., "Derecho internacional privado", cit., t. I, ps. 3-5. Ver JNCom. Nº 13, 13/07/1976,
"Cistern SRL c. José Piccardo SAIC".
(21) Téngase presente que el art. I.1 de la Convención de Nueva York de 1958 califica como sentencia
arbitral extranjera la dictada "en el territorio de un Estado distinto de aquel en que se pide el reconocimiento y la
ejecución de dichas sentencias".
(22) Ver REDFERN, A. - HUNTER, M. - BLACKABY, N. - PARTASIDES, C., "Teoría y práctica del
arbitraje comercial internacional", Ed. La Ley, Buenos Aires, 2007, 4ª ed., ps. 73-79.
(23) Fernández Arroyo, aludiendo a que el arbitraje se ha reivindicado como un verdadero ordenamiento
jurídico, señala que "un ordenamiento jurídico que seriamente pretenda ser considerado como tal no puede
permitirse que las decisiones que él produce parezcan productos aislados de sujetos caprichosos o arbitrarios en
lugar del resultado de auténticos órganos de decisión. La legitimidad está allí profundamente comprometida. En
principio, los tribunales arbitrales no están formalmente compelidos a seguir el precedente. Sin embargo, no hay
regla alguna que les prohíba hacerlo (...). La inclusión en la versión 2006 de la Ley Modelo de la CNUDMI del

© Thomson Reuters Información Legal 13


Documento

art. 2º, que hace referencia a la 'necesidad de promover la uniformidad' en la interpretación de esta ley, podría
ser considerada como un mandato en esta dirección. Nótese, sin embargo, que la norma se dirige más a los
tribunales nacionales que a los tribunales arbitrales. Su intención principal es evitar el recurso automático al
derecho procesal nacional". Ver FERNÁNDEZ ARROYO, D. P., "El auge del arbitraje...", cit., p. 272, esp. nota
37.
(24) Ver, entre otros, GARRO, A. M. - ZUPPI, A. L., "Compraventa internacional de mercaderías", Ed. La
Rocca, Buenos Aires, 1990; AUDIT, B., "La compraventa internacional de mercaderías", Ed. Zavalía, Buenos
Aires, 1994; CALVO CARAVACA, B., "Art. 7º", en DÍEZ PICAZO Y PONCE DE LEÓN, L. (dir.), La
compraventa internacional de mercaderías. Comentario de la Convención de Viena, Ed. Civitas, Madrid, 1998;
OVIEDO ALBÁN, J., "El carácter internacional y la interpretación uniforme de la Convención de Naciones
Unidas sobre Compraventa Internacional de Mercaderías", Boletín Mexicano de Derecho Comparado, nro. 133,
vol. 45, 2012, disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0041-
86332012000100009.
(25) Ver, al respecto, UZAL, M. E., "Situación del arbitraje comercial internacional en Argentina", 2014,
disponible en
http://www.oas.org/es/sla/ddi/docs/arbitraje_comercial_talleres_seminarios_actividades_St_Lucia_2014_presen
taciones_UZAL.pdf.
(26) Ver, entre otros, DAVID, E., "L'arbitrage dans le commerce international", Ed. Económica, París,
1982, ps. 290-291; FOUCHARD, Ph., "L'arbitrage commercial international", Ed. Dalloz, París, 1965, ps. 67 y
ss.; OPETTIT, B., "Teoría del arbitraje", trad. de E. Silva Romero - F. Mantilla Espinoza - J. J. Caicedo
Demoulin, Ed. Legis, Bogotá, 2006, ps. 26 y ss.; GAILLARD, E., "Teoría jurídica del arbitraje", Ed. CEDEP -
La Ley Paraguaya, Asunción, 2010; ARTUCH IRIBERRI, E., "El convenio arbitral en el arbitraje comercial
internacional", Ed. Eurolex, Madrid, 1997, ps. 45 y ss.; CALVO CARAVACA, A. L. - FERNÁNDEZ DE LA
GÁNDARA, L., "El arbitraje comercial internacional", Ed. Tecnos, Madrid, 1989, ps. 19-22.
(27) Ver CAIVANO, R. J., "Arbitraje y grupos de sociedades. Extensión de los efectos de un acuerdo
arbitral a quien no ha sido signatario", Lima Arbitration, nro. 1, 2006, disponible en:
http://www.limaarbitration.net/LAR1/roque_j_caivano.pdf. Asimismo, ver DIMOLITSA, Antonias, "La
extensión de la cláusula compromisoria a los no signatarios", en GAILLARD, E. - FERNÁNDEZ ARROYO, D.
P. (eds.), Cuestiones claves del arbitraje internacional, Ed. Universidad del Rosario - Centro de Estudios de
Derecho, Economía y Política, Bogotá, 2013, ps. 78-79.
(28) Art. 14: "El convenio arbitral se extiende a aquellos cuyo consentimiento de someterse a arbitraje,
según la buena fe, se determina por su participación activa y de manera determinante en la negociación,
celebración, ejecución o terminación del contrato que comprende el convenio arbitral o al que el convenio esté
relacionado. Se extiende también a quienes pretendan derivar derechos o beneficios del contrato, según sus
términos".
(29) Ver CANTUARIAS, F. - CAIVANO, R., "La nueva Ley de Arbitraje peruana: un nuevo salto a la
modernidad", Revista Peruana de Arbitraje, nro. 7, 2008, ps. 54 y ss., esp. ps. 60-61.
(30) CAIVANO, R. J., "Control judicial en el arbitraje", Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2011, p. 42.
(31) CAIVANO, R. J., "Control judicial en el arbitraje", cit., p. 42, nota 123.
(32) Ver, entre otros, CAIVANO, R. J., "Medidas cautelares en el arbitraje", JA 1998-IV-47 y ss., y
BARONA VILAR, S., "Medidas cautelares en el arbitraje", Ed. Civitas, Madrid, 2006, ps. 78-79.
(33) Ver LEBOULANGER, P., "Rapport introductif", Revue de l'arbitrage, 2003, nro. 3, ps. 619 y 621.
(34) Ver MORENO RODRÍGUEZ, J. A., "Derecho aplicable y arbitraje internacional", Ed. CEDEP -
Intercontinental Editora, Asunción, 2013, ps. 28 y ss.
(35) Ver KAUFMANN-KOHLER, G., "La codificación y la normatividad del soft law en el arbitraje
internacional", en FERNÁNDEZ ARROYO, D. P. - MORENO-RODRÍGUEZ, J. A. (dirs.), ¿Cómo se codifica
hoy el derecho comercial internacional?,, Ed. La Ley, Asunción, 2010, esp. p. 108.
(36) GALGANO, F., "Los caracteres de la juridicidad en la era de la globalización", en: SILVA, J. A.

© Thomson Reuters Información Legal 14


Documento

(coord.), Estudios sobre la lex mercatoria. Una realidad internacional, UNAM, México, 2006, disponible en:
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=2201.
(37) Así, p. ej., Alemania, Austria, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Corea, Ecuador, El Salvador,
España, Francia, Guatemala, Holanda, Honduras, Japón, Malasia, México, Nicaragua, Nueva Zelanda, Panamá,
Paraguay, Perú, Suiza, Túnez, Uruguay y Venezuela. Ver, al respecto, CAIVANO, R. J., "Control judicial en el
arbitraje", cit., ps. 280-281.
(38) CAIVANO, R. J., "Control judicial en el arbitraje", cit., p. 281.
(39) Ver RIVERA, J. C., "Recursos contra los laudos arbitrales", disponible en
http://www.rivera.com.ar/sites/default/files/rivera_recursos_contra_el_laudo_arbitral2.pdf.
(40) CAIVANO, R. J., "Control judicial en el arbitraje", cit., p. 291.
(41) Ver NOODT TAQUELA, M. B., "El arbitraje internacional en Argentina", DeCITA, nro. 2, 2004, ps.
314 ss.
(42) Ver GAILLARD, L. - DE LAPASSE, P., "Le nouveau droit de l'arbitrage interne et international",
Études et Commentaries / Chroniques, nro. 3, 2011, ps. 175 y ss.
(43) Ver FERNÁNDEZ ARROYO, D. P., "Jurisdicción internacional", en: RIVERA, J. C. MEDINA, G.,
Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2014, t. VI, ps. 801-803.
(44) Ver SYMEONIDES, S. C. C., "The american choice- of-law revolution in the Courts: today and
tomorrow", Recueil des Cours, t. 298, 2002, ps. 9-448, esp. p. 406.

© Thomson Reuters Información Legal 15

Вам также может понравиться