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Se mencionaba en los artículos anteriores que, en la segunda mitad del siglo XX, la
producción y la dispersión de plaguicidas por los diferentes entornos del planeta fueron
muy abundantes. Las primeras proclamas contra el uso exagerado de esos
compuestos químicos, basadas en el descenso de las poblaciones de aves silvestres,
-detectado especialmente en águilas y halcones-, comenzaron en los EE UU con la
publicación de “La primavera silenciosa” de Rachel Carson (1962). A partir de los años
70 las voces de alarma contra el uso abusivo de los plaguicidas se fueron extendiendo
por otros países hasta que, ya en el año 1985, algunos organismos internacionales
comenzaron a trabajar en lo que se denominó "La Campaña contra la Docena Sucia".
Los COPs son sustancias químicas altamente estables, que pueden permanecer en el
Medio Ambiente por años o décadas antes de que se destruyan, circulan globalmente
por el planeta Tierra a través de un proceso conocido como “efecto saltamontes.” La
liberación de cualquier compuesto tipo COPs en un lugar del mundo puede, a través
del un proceso repetitivo de evaporación y depósito, ser transportado a través de la
atmósfera a regiones muy lejanas de la fuente emisora.
CONVENIO de ESTOCOLMO
El Parlamento Europeo tuvo que ceder ante nuestro país para poder sacar adelante la
prohibición de la "docena sucia". La cámara europea se vió obligada a permitir a
España la producción de DDT hasta el año 2014 para que la propuesta quedara
aprobada por unanimidad. En este momento España es el único país de la UE que
continúa produciendo DDT, no como producto comercial, sino como producto
intermedio para la fabricación de otro insecticida “dicofol”. Esta actividad se realiza en
una planta de la empresa Montecinca situada en Monzón (Huesca). La planta es una
de las primeras productoras mundiales de dicofol, una sustancia que sólo se produce
en España, Brasil, China, India e Israel. La responsable de la campaña de Tóxicos de
Greenpeace declaraba en fechas pasadas: “En Greenpeace lamentamos que el
Gobierno no sea capaz de parar la producción de un plaguicida para el que hay otras
alternativas más seguras. La permisión de vertidos de DDT (un potente disruptor
hormonal, cuyo uso se ha eliminado prácticamente de todos los países del mundo) al
río Cinca, indica el escaso grado de preocupación por el medio ambiente y por la salud
de un país, de sus ciudadanos y del planeta".
Los efectos del dicofol sobre humanos incluyen, entre otros, cáncer, daños al sistema
nervioso, interferencia con la capacidad reproductiva - tanto de los humanos como de
otras muchas especies - disminución en el desarrollo intelectual de los niños y
debilitamiento del sistema inmunológico.