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Patrick Barlow
ACTO UNO
Obertura
HANNAY: Londres. 1935. Agosto. Regresé por tres meses a la madre patria
y, francamente, me pregunto por qué. Este clima me enferma, ni vale la pena
hablar de él, el hablar del hombre inglés ordinario también me enferma.
Había tenido suficiente de restaurantes, fiestas y carreras. Sin amigos para
salir, lo que porbablemente explique las cosas. Tommy Deloraine se casó
con una heredera rubia en Chicago, Hoppy Bynge se perdió entre los tesoros
de Canadá, Chips Carruthers voló en pedazos en Tanganyika. Quedé yo.
Richard Hannay. Treinta y siete años, el sonido del viento y yo, solos,
suficientemente hecho desde el asunto de Buluwayo para tener un prolijo
montón. No de los grandes, pero suficiente para mí. De vuelta en casa. Que,
si quieren saberlo, no era mi casa en absoluto. Solo un departamento
alquilado en West Center 1. Portland Place, en realidad… Y estaba aburrido.
Extremadamente aburrido. Nada mas que aburrido. Cansado. Cansado del
mundo y cansado de la vida, para ser honesto. Entonces, llamé a mi
corredor. No estaba. Me fui al club. Lleno de colonialistas inútiles. Tomé un
scotch con soda, agarré un diario de la tarde, lo dejé. Estaba lleno de
elecciones, y guerras y rumores de guerras. Y pensé, francamente, a quién
cuernos le importa? Qué importa todo eso? Qué pasa con todo el mundo?
Qué pasa conmigo? Nadie me extraña. Yo mismo no me extrañaría. Solo
podría, simplemente… (Vuelve a su scotch.) Y entonces pensé, vamos
Hannay, tenés que salir adelante, hombre! Encontrá algo que hacer, pedazo
de tarado! Algo trivial y poco inteligente. Algo profundamente carente de
objetivos. Algo… Ya sé! Un espectáculo teatral! Eso puede ser la solución!
(Música de vaudeville. Se enciende la línea de luces del proscenio.)
Música: tema de Mr. Memory. Aplauso cerrado. Dicky saluda. Bigote al estilo
cepillo de dientes. Saluda repetidamente. Hannay aparece en la sala. Se
ubica.
PRESENTADOR: Ocupen sus lugares, señoras y señores. Todos los días Mr.
Memory agrega a su memoria 50 nuevos sucesos y recuerda cada uno de
ellos! Sucesos de la historia y de la geografía, de los diarios y de
publicaciones científicas. Hay más suscesos en su cerebro de los que es
posible concebir! También voy a mencionar que, antes de retirarse, Mr.
Memory ha aceptado gentilmente dejar su cerebro entero al Museo Británico
con propósitos científicos. Graciasss.
ANNABELLA: Perdón?
MEMORY: Graciasss.
Aplauso cerrado.
PRESENTADOR: Próxima pregunta, por favor! Si señor! Hable mas alto, por
favor? (Señala un miembro del público.) Cómo se llamaba el caballo de
Napoleón? Cómo se llamaba el caballo de Napoleón?
MEMORY: Graciasss.
MEMORY: Graciasss.
Aplauso cerrado.
HANNAY: Yo digo.
HANNAY: Gracias.
ANNABELLA: Discúlpeme?
HANNAY: Sí?
PRESENTADOR: Juegue, hombre, juegue! Ese fue Mr. Memory! Vamos , Mr.
Memory!
ANNABELLA: Bleinz!
HANNAY: Bleinz?
ANNABELLA: BLEINZ!!!
HANNAY: AH, la persiana! Sí, por supuesto. Bleinz. Claro. (Baja una cortina
vertical enrrollable que vuelve ha subirse un par de veces, hasta que
consigue engancharla.) Le pido que me disculpe.
ANNABELLA: Lo ví en el palier.
HANNAY: Ah, claro. (Pausa.) Hola. Ahí está el teléfono. (Suena el teléfono.)
HANNAY: Sí?
ANNABELLA: Sí?
HANNAY: No?
ANNABELLA: Schmidt.
HANNAY: Schmidt?
ANNABELLA: Historia?
HANNAY: No fue usted la que disparó ese revólver en el teatro? Quiero decir,
no era un show genial, pero tampoco era tan malo.
Música.
Se vuelve hacia la ventana. Los dos payasos vuelven a entrar corriendo con
la lámpara de calle. Hannay se vuelve inmediatamente. Los payasos salen
corriendo.
ANNABELLA: Sin bromas, por favor, Sr. Hannay. Estos hombres son
capaces de cualquier cosa. Me está escuchando? Soy la única persona que
puede detenerlos. Si no son detenidos, tal vez sea solo cuestión de días, tal
vez horas antes que esta información “top secret” y altamente confidencial
esté fuera del país. Y cuando la tengan fuera del país, que Dios nos ayude a
todos!!! Le digo, Sr. Hannay, estos hombres actúan rápido! No sabe lo astuto
que es su jefe! Lo conozco muy bien!
HANNAY: Qué?
Están de pie, uno muy cerca del otro. Ella lo mira fijo, baja los párpados.
HANNAY: Richard.
ANNABELLA: Richard?
HANNAY: Sí?
ANNABELLA: Gracias.
HANNAY: Su arenque…
HANNAY: Sí?
HANNAY: Escocia?
ANNABELLA: Alt-na-Schellach.
ANNABELLA: Richard?
HANNAY: Annabella!?
HANNAY: Sí.
HANNAY: No, no. Fueron esos dos hombre que estána allá.
HANNAY: Está bien, está bien. Le voy a decir la verdad. Usted es casado?
LECHERO: Sí?
LECHERO: No!
LECHERO: De no creer!
LECHERO: No me lo diga!
HANNAY: Uno es el hermano. El otro es el marido!
LECHERO: (Mira las dos libras. Mira al público.) Dos libras! Son mías, no?
SRA. HIGGINS: Buenos días, Sr. Hannay! Cómo está usted? Qué hermosa
mañana, Sr. Hannay! Cómo está usted? Bueno, qué hermosa mañana es
ésta. Qué me dice de esta ola de calor? No teníamos una ola de calor como
ésta desde 1933!
Retira la tela que cubre a Annabella, la ve, queda paralizada. Lanza un grito,
aterrorizada. Transición a un silbido de tren ensordecedor. La compañía
arma el vagón de tren.
VENDEDOR 1: Bueno, hay que reconocer que son mucho más lindos de lo
que eran hace veinte años.
VENDEDOR 2: (Saca algo más.) Mire esta belleza! (Saca un corpiño blanco.
Todos lo miran mientras se balancea colgando frente a ellos.) Lo que todo
ojo fatigado debe ver!
VENDEDOR 2: La Cachó?
VENDEDOR 1: La cachó?
VENDEDOR 1: (Mira por la ventana. Frente a ella pasa un cartel que dice
“Halifax”.) En Halifax. (pasa un cartel que dice “Durham”.) Durham. (Pasa un
cartel que dice “Berwick-Upon-Tweed.) Berwick-Upon-Tweed. (Se escucha
un estruendo fuera de escena. Saca una caja de galletitas.) Una galletita? (El
mismo saca un galletita.)
HANNAY: Perdón.
HANNAY: Perdón.
El vendedor 1 se sienta.
VENDEDOR 2: Hola.
VENDEDOR 1: Hola.
VENDEDOR 1: Qué?
VENDEDOR 1: Bien.
VENDEDOR 2: Pagó 7 a 4.
HANNAY: Terrible.
VENDEDOR 1: Me sorprende!
HANNAY: Gracias.
VENDEDOR 2: (Pasa con dificultad entre las rodillas de los otros dos para
dejar el compartimento.) Disculpen. Perdón. Perdón.
HANNAY: Perdón.
VENDEDOR 2: Perdón.
VENDEDOR 1: Perdón.
HANNAY: Perdón.
Hannay se congela.
VENDEDOR 2: Escuche ésta, que es muy buena! Había una mujer joven, de
Hungría…
VENDEDOR 1: Perdón.
VENDEDOR 2: Perdón. Está apurado!
El tren hace un sonido estruendoso. Entran en un túnel. Los ruidos del tren
se hacen más fuertes. Las luces de escena parpadean. Hannay se tambalea
ahora en el pasillo del tren entre las luces que se prenden y se apagan. El
vendedor 1 se convierte en el policía 1. Revisa compartimentos imaginarios.
POLICIA 1: Disculpen, por favor. Perdón por la molestia. Han visto a este
hombre? Su nombre es Richard Hannay.
Hannay ve a los dos policías que vienen hacia él. Mira desesperadamente
hacia un lado, luego hacia el otro. Simultáneamente, una mágica luz azul se
enciende en el compartimento contiguo. Se puede ver a Pamela por primera
vez. Es hermosa hasta cortar el aliento, lleva puesto un pequeño top negro y
una fantástica falda ajustada. Se quita los anteojos. Se pasa la mano por el
cabello y mira hacia fuera por la ventana. Hannay se da vuelta. La ve. Se
queda mirándola. Música romántica. Los dos policía se acercan cada vez
mas. Repentinamente, Hannay irrumpe en el compartimento de Pamela y la
toma entre sus brazos.
El policía 2 también sale fuera del tren. Consigue abrir la misma puerta para
volver a entrar al tren. También él sale de escena corriendo. Hannay salta
sobre el techo del tren. Su abrigo flamea. El policía 2 sube al techo detrás de
él. Su capa flamea.
Pamela tira del cable. Los frenos se activan, el tren se sacude. El policía 2 se
queda con el abrigo de Hannay en la mano. El humo inunda la escena. Las
luces bajan hasta el apagón.
Se encienden las luces. Helo ahí: el Puente Forth (hecho con tres escaleras).
Se ve magnificiente en medio de la niebla y la luz azulada. Sonido del viento
y de cables de acero crujientes. Coros etéreos flotan en medio del viento.
Hannay aparece sobre el puente, colgando por su vida. Pamela continúa en
la ventana.
Los dos policías suben por las escaleras a ambos lados de Hannay. Se
arrastran hacia él. Lo alcanzan y tratan de agarrarlo. Hannay se cuelga
desesperadamente hacia los escalones. Ve ambos policías que vienen hacia
él. Mira hacia abajo. Mira hacia los lados. Mira hacia abajo. Mira hacia el
público. Suspira.
HANNAY: Hola.
GRANJERO: Al Inglés.
HANNAY: Al inglés?
GRANJERO: Un profesor, creo. El profesor Jordan.
HANNAY: Muy bien! Bueno… muchas gracias. Voy… voy a probar allí.
HANNAY: No?
HANNAY: Hecho.
GRANJERO: Mi esposa!
MARGARET: Sí.
HANNAY: Perdón?
El granjero sale.
HANNAY: Gracias.
MARGARET: Ah, debería verlo! Debería ver Sauchiehall Street los sábados a
la noche con todas sus tiendas finas y los tranvías, y las luces. Y los cines y
toda la gente. (Recordando con nostalgia.) Hoy es sábado a la noche.
HANNAY: John?
MARGARET: Bueno… es cierto que todas las mujeres se pintan las uñas de
los pies?
HANNAY: Algunas.
HANNAY: Sí!
HANNAY: Ciertamente!
MARGARET: Casi.
MARGARET: Amén.
MARGARET: Yo le muestro.
GRANJERO: La policía!!!
HANNAY: Mi abrigo?
MARGARET: Aunque esté oscuro en las colinas, con eso, lo van a ver igual.
Mejor póngase éste! (Toma un sobretodo que está detrás de la puerta.)
HANNAY: Es de su esposo!
MARGARET: El de los domingos. Pero es tan negro que nunca lo van a ver!
MARGARET: Margaret.
HANNAY: Adios, Margaret. (Se besan.) Nunca voy a olvidar lo que ha hecho
por mí!!! (Se besan nuevamente con mayor intensidad. Ella se rinde,
apasionada. Luego se separa de él.)
PILOTOS 1 y 2: Aaaaahhhhhh!!!
SRA. JORDAN: LA Srta. Annabella Schmidt? Pase, por favor, Sr. Hammond.
SRA. JORDAN: Estamos tomando algo con unos amigos para celebrar el
cumpleaños de mi hija Hilary. (Hace girar la puerta. Ambos pasan a través de
ella.) Por aquí, Sr. Hammond. Una cantidad de buenas relaciones de mi
esposo, incluyendo al Sheriff del Condado! (Hace girar la puerta
nuevamente. La sostiene para él.) Pase por aquí, por favor. Gracias. (Ambos
atraviesan la puerta.) Mas tarde organizaremos un evento de tiro. Tal vez
quiera participar con nosotros?
HANNAY: Gracias.
La Sra. Jordan hage girar la puerta una vez más. Ahora estamos en:
HANNAY: No se preocupe.
HANNAY: Yo no lo hice.
PROFESOR: Por supuesto que usted no lo hizo, Sr. Hannay… Supongo que
ahora es seguro llamarlo por su verdadero nombre?
PROFESOR: Bueno. Pero cuénteme por qué ha hecho todo este camino
hasta Escocia solo para contármelo?
HANNAY: Gracias.
PROFESOR: (Al cenicero.) Gracias. (Se vuelve a Hannay.) Le dijo ella qué
aspecto tenía este agente extranjero?
HANNAY: No hubo tiempo, pero, me dijo una cosa. Le faltaba una parte del
dedo meñique.
PROFESOR: Sí. Me temo que sí. (Hannay está petrificado frente al revolver.)
Sr. Hannay, me ha puesto usted en una posición muy difícil. Mi mejor amigo
es el Sheriff del Condado. Debe darse cuenta que toda mi existencia debería
ser disfrazada si se supiera que no soy –cómo decirlo- que no soy lo que
parezco. Pero lo que lo hace doblemente importante que no pueda dejarlo ir
es que estoy a punto de transmitir fuera del país una información de vital
importancia. Sí, ya la tengo. Me temo que la pobre Annabella habría estado
lejos demasiado tarde. Así que, Sr. Hannay, solo parece haber una opción.
(Deja de apuntarle.)
SRA. JORDAN: (Entra. Toma el revolver. Impasible.) Voy a servir la cena
directamente, querido. El sheriff tiene que retirarse a las tres. El Sr.
Hammond se queda?
PROFESOR: No creo, querida. (La Sra. Jordan se retira.) A menos que, por
supuesto… (Mira fijo a Hannay.) decida unirse a nosotros.
PROFESOR: Hágala!
PROFESOR: Ach! Es usted tan imbécil como ella! Annabella Schmidt!!! Con
todas esas nociones sentimentales tan pasadas de moda. Sus pretensiones
de estatura moral! Pensé por un momento que usted sería… Pero no, es
patético, pusilánime, de mente estrecha… (Saca su revolver y dispara sobre
Hannay.)
HANNAY: (Se lleva las manos al corazón. Se ve shockeado.) Hijo de…! (Se
deploma en el suelo. El profesor se inclina sobre él de manera que Hannay
queda completamente debajo.)
SEGUNDO ACTO
Obertura
MARGARET: En tu abrigo?
MARGARET: Se lo di al hombre.
GRANJERO: Al hombre?
MARGARET: Sí!
SHERIFF: Muy bien Sr. Hannay! Mire usted! Quién hubiera pensado que un
libro de salmos iba a poder parar… (Sostiene en la mano una bala de plata.
Se la arroja.)… una bala! Aún así, no me sorprende. Algunos de esos himnos
son terriblemente pesados de cantar! Y pensar que no hace más de media
hora que yo mismo estaba tomando el champagne del villano!
HANNAY: Un espía!
SHERIFF: Un espía! Bueno, es una lección para todos nosotros! Muy bien,
Sr. Hannay!
HANNAY: No, gracias! Mire, no quiero apurarlo ni nada por el estilo, pero no
deberíamos hacer algo al respecto? Este es un asunto muy serio. Si no lo
fuera, no hubiese venido yo mismo a ponerme en sus manos con un cargo
de homicidio pesando sobre mí?
SHERIFF: Así es! Usted piensa que disfruto pasando mi tiempo con un
asesino!!!?
HANNAY: Asesino???
INSPECTOR: Quédese quieto, Señor, por favor. (Saca las esposas de uno de
sus bolsillos y solo alcanza a colocar una en una de las muñecas de
Hannay.)
Música de persecución.
Hannay corre por las calles. Las sombras de los policías aparecen
continuamente. Movimiento de los haces de luz de las linternas. Lo
persiguen. Hannay corre. Las sombras de los policías se hacen cada vez
mas altas y mas grandes. Van envolviendo gradualmente toda la escena.
Hannay está arrinconado. Se escucha repentinamente la música de gaitas y
tambores de una típica banda marcial escocesa. Los dos payasos, con el
uniforme típico escocés, transportan a ambos lados del cuerpo muñecos de
idéntica talla y vestimenta. Marchan a través del escenario. Hannay se
esconde detrás de la banda, mirando con ansiedad hacia todos lados para
ubicar a sus perseguidores. Hannay y la banda dejan el escenario. Luces.
Hannay regresa al escenario iluminado, corriendo y sin aliento.
HANNAY: Disculpe.
HANNAY: Hola.
HANNAY: Perdón?
PAMELA: Adios.
HANNAY: Está bien, solo escuche, por favor! Hay un secreto enormemente
importante…
HANNAY: … que está siendo sacado fuera de este país por un agente
secreto diabólicamente brillante! No puedo hacer nada por mí mismo gracias
a este estúpido detective! Pero si usted llama inmediatamente por teléfono a
Scotland Yard y les cuenta todo esto…
PAMELA: El qué?
HANNAY: Hola.
PESADO 1: Qué?
PESADO 1: (Le grita a las ovejas.) Fuera del camino, bestias malditas!
Vamos a tener que sacarlas. Vení!
PESADO 2: No va a ser fácil con esta niebla. Mirá como baja de golpe.
(Efecto de niebla.) Como si viniera de ninguna parte.
PESADO 1: Bueno, no hay nada que hacer! Dale, bajá del auto!
PAMELA: Pero, qué se cree que está haciendo? Sáqueme esta esposa!!!
Los dos pesados se abren camino a través de la niebla en medio del balido
de las ovejas.
PAMELA: Ahhh…
PAMELA: No particularmente.
PESADO 1: Se fueron?
HANNAY: Vamos!
Uno de los payasos yace tirado frente a ellos. Viste un impermeable de goma
y un sombrero. Es un pantano.
HANNAY: (Tira por medio de las esposas.) Dije que vamos! (La saca del
pantano… Ruido de chapoteo.)
PAMELA: Ay!
HANNAY: Sí, va a pasar. Vamos. (la arrastra a través de la grieta. Ella grita.)
PAMELA: No voy a cruzar ese… ese… (Espera que terminen los payasos.) …
riachuelo!
HANNAY: Nunca dije que fuera fácil, Pamela, querida! Aquí vamos!
PAMELA: Auch!
PAMELA: Puede dejar de silbar, por favor!? Esos policías lo van a atrapar en
cuanto se haga de día.
El payaso 2 sale. Camina hacia atrás con estilo. Se quita el sombrero, los
mira y sale. Hannay suspira aliviado una vez que se va.
PAMELA: Le parece?
HANNAY: Salud.
PAMELA: Gracias.
HANNAY: (La mira. La lluvia comienza a caer.) Si, me parece que esa es la
clase de hombre que soy.
PAMELA: Que Dios guarde a su mujer! Eso es todo lo que puedo decir!
Los dos payasos aparecen como el Sr. y la Sra. McGarrigle. Traen un hogar
de leña, dos cajas de madera para el mostrador de la recepción que se ven
como guardarropas. Sobre el mostrador está el timbre y el libro para el
registro de huéspedes.
SRA. MCGARRIGLE: Toda esa lluvia y ese viento soplando sobre el valle! No
quisiera estar fuera esta noche!
HANNAY: (Off.) Holaaa!
SRA. MCGARRIGLE: Ay, pobrecitos! Mirá, Willy. Hay una pareja de jóvenes
afuera. Pasen, señor, pasen! Ay, la chica está empapada! Pobrecitos!
HANNAY: Perdón?
SRA. MCGARRIGLE: Déjeme ver. Déjeme ver. (Pasa las páginas del libro
rápidamente.) Bueno… (Mira a su esposo. Los mira a ellos. Alegre.) Solo nos
queda una habitación. Con una sola cama matrimonial. (Pamela se paraliza.)
Le preocupa?
PAMELA: No.
HANNAY: Exactamente.
Pamela termina.
HANNAY: Perdón?
PAMELA: Mire! Si piensa que voy a pasar toda la noche con usted en esta
habitación…
PAMELA: Qué?
PAMELA: Sí.
HANNAY: Querida.
PAMELA: Querido.
Todos se paralizan.
PAMELA: Perdón?
HANNAY: Lo único que nos hace falta es que se pesque una pulmonía!
Puede sacársela, no me interesa!
PAMELA: Gracias. (Se sirven.) Lo que me voy a sacar, son los zapatos. (Se
quita los zapatos, la mano de Hannay esposada a la de ella. Piensa.) Y las
medias.
HANNAY: Tome.
PAMELA: Gracias.
PAMELA: Gracias.
PAMELA: Quiero que sepa que lo odio! (Trata de darle la espalda para las
esposas la obligan a permanecer como está.) Ay!
HANNAY: Perdón.
HANNAY: Ahí está otra vez! No puedo sacarme esa maldita canción de la
cabeza. Quisiera saber dónde la escuché? (Bosteza ruidosamente.) Sabe
cuándo dormí por última vez en una cama? El sábado a la noche. Desde
entonces solo he dormido un par de horas.
PAMELA: En serio?
HANNAY: Solo piense que, en algunos años, podrá llevar a sus nietos al
museo de Madame Tussaud y señalarme.
Aparecen los dos pesados en la recepción del hotel. Uno murmura con
urgencia en el teléfono. Pamela está inmóvil en las sombras.
PESADO 1: Así es, Sra. Jordan. La chica lo trajo hasta nosotros. Pensaba
que éramos detectives. Tuvimos que llevarla a ella también. Me temo que los
perdimos a los dos. Sí, supongo que ya le debe haber contado todo el
asunto a ella. (Pamela escucha con los ojos fuera de órbita.) Bueno, no hubo
nada que pudiésemos… (traga saliva.) Si, me temo que… absolutamente
señora… así es, señora. Por favor, quédese tranquila, eso mismo es lo que
vamos a hacer. A primera hora, sí… absolutamente… dispondremos de
ambos en cuanto los encontremos. Ciertamente, señora. No, señora, no
volverán a molestarnos. (Pamela suspira alarmada.) Adiós!
PESADO 1: Lo está. Aunque era muy peligroso con Hannay y esa chica
perdidos. Ya está preparando todo lo de los 39 escalones.
PESADO 2: Gracias.
SR. MCGARRIGLE: Sí, ahora que lo menciona, hay una pareja joven…
SRA. MCGARRIGLE: Y usted!!! Quien quiera que sea! Le voy a pedir que se
retire de mi casa! Andar despertando a la gente a esta hora de la noche. No
tiene una cama donde ir a acostarse?
HANNAY: Cuál es la idea? Cómo hizo para sacarse esto? Por qué no
escapó?
PAMELA: Lo hice. Pero, justo cuando estaba yéndome… Descubrí que usted
estaba diciendo la verdad. Entonces, pensé que debía quedarme.
PAMELA: Esos dos policías estuvieron aquí anoche. Los del auto. Los
escuché hablando por teléfono. No son policías.
PAMELA: Cuándo?
PAMELA: Dijeron un montón de cosas… sobre, eh… ah, sí… sobre los 39
escalones…
HANNAY: Qué?
PAMELA: Qué?
PAMELA: Espere. Ah, sí… Había algo mas. Alguien está preocupado y tiene
todo listo. Y… y… ah, sí! Ya sé! Van a recoger a alguien en el Lonon
Palladium,
PAMELA: Qué?
PAMELA: Mmmm.
PAMELA: Qué?
PAMELA: Quién?
PAMELA: Perdón?
HANNAY: Sí.
HANNAY: Cómo?
HANNAY: Dónde?
Ahora están realmente cerca. Hannay está a punto de besarla. Cierra y abre
los ojos repentinamente.
PAMELA: Qué?
PAMELA: Perdón…
PAMELA: Perdón!
HANNAY: No, no hay! No hay nada que pueda hacer! Por qué no los detuvo?
Por qué no los detuvo, por el amor de Dios?
PAMELA: No lo sé!!!
PAMELA: Bueno… si se están yendo del país, está bien, no? Solo hay que
dejar que se vayan!
HANNAY: Hay que dejar que se vayan! Cómo vamos a dejar que se vayan?
Estoy acusado de homicidio! La única manera de limpiar mi nombre es
dejando estos espías al descubierto!
PAMELA: Ahí está otra vez, se da cuenta! Egoísta, egoísta, egoísta! Bruto,
horrible, sin corazón, egoísta!
PAMELA: No sé!!!
HANNAY: (Va hacia la puerta.) Bueno, muchas gracias por su ayuda! Adios!!!
HANNAY: Adios!!!
HANNAY: No lo espero!!!
Las luces se encienden sobre Pamela, que habla por teléfono dentro de una
cabina. Habla con urgencia.
PAMELA: Hola, sí. Scotland Yard? Es acerca de… de Richard Hannay. Sí, eso
es. El hombre buscado por homicidio! Necesito hablar con el comisionado
en jefe, por favor… Hola, hola?.. Tio Bob, sos vos?... Sí, sí, fue al London
Palladium.
Suenan dos timbres. Hannay aparece en el palco. Está sin aliento y mira
hacia atrás.
ACOMODADORA: Hola! Hola! Qué hace acá este policía tan simpático?
El payaso 2 desaparece.
PAMELA: Hola.
PAMELA: Pero no hay nada que usted pueda hacer! Estuve en Scotland
Yard!
PAMELA: El es inocente!
DETECTIVE: Rápido! Blqueen todas las salidas! Bloqueen todas las salidas!
HANNAY: (Que salta al escenario.) Sí, Mr. Memory. Qué son los 39
escalones? Vamos, hombre!
HANNAY: (Que usa la soga para trepar al palco.) Abajo, Pamela! Abajo!
(Trepa por la soga y trata de ser el escudo de Pamela.) No lo voy a permitir!
El Profesor le apunta a Hannay.
Música de bailarinas.
HANNAY: Cuál era la fórmula secreta que estaba por sacar del país?
HANNAY: Bueno…
PAMELA: Sí.
HANNAY: Quiere…?
PAMELA: Qué?
Se miran.
PAMELA: Sí.
PAMELA: Sí.
PAMELA: Adios.
HANNAY: Aquí estamos, entonces. Me temo que éste soy yo. Richard
Hannay y la triste historia de mi vida. (Con una mirada genuinamente infeliz.)
Irreclamable.
Entra Pamela con una botella de champagne. Hablan los dos juntos.
FIN