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Para desarrollar el tema que nos ocupa te propongo que anotes rápidamente cuáles
son las preguntas que uno se hace cuando piensa formular objetivos ... Creemos que vamos a
coincidir en las siguientes:
¿Para qué?
¿Con qué fin?
¿Qué quiero lograr?
¿Qué queremos conseguir?
...
¿Por qué es importante saber cuáles son los objetivos de la materia que enseñamos,
del departamento al que pertenecemos, de la institución en la que trabajamos, etc.?...
FUNCIÓN
CLARIFICADORA
a) Clarificación semántica: se trata de especificar qué se quiere lograr, cuáles son las
características distintivas de lo que se desea conseguir. Por ejemplo, vos podés proponerte
que los alumnos desarrollen el “juicio crítico” o que “aprendan a trabajar
cooperativamente”. Bien, ¿qué entendés por “juicio crítico” y por “trabajo cooperativo”?. Tal
vez, tus alumnos, tus colegas o los padres asignen un significado distinto al tuyo. Por lo
tanto, es conveniente dejar en claro cuáles son las pautas de conducta que se podrán
considerar como indicadoras de los aprendizajes deseados, ya que nuestra tarea está
estrechamente relacionada con la atención de necesidades sociales.
b) Clarificación práctica: supone responder a la siguiente cuestión “¿qué hay que hacer
para lograr esa cualidad o estado”?, en otras palabras, ¿cómo voy a enseñar?. Aquí se
prefigura el estilo de enseñanza, las estrategias a implementar para lograr el fin deseado.
Explicitación, es decir, formular los objetivos de manera que puedan ser comprendidos
por los interesados (alumnos, padres, directivos, etc.).
MARCO DE
REFERENCIA
Ahora bien, ¿de dónde surgen los objetivos educacionales?. En términos generales,
podemos señalar tres fuentes objetivos:
FUENTES
La naturaleza del contenido, es una fuente de los objetivos porque cada asignatura
proviene de uno o más campos disciplinarios, que se caracterizan por poseer un cúmulo
de información que se elabora y se transmite a través de un lenguaje particular, y
además, un método de investigación o estrategias para producir ese conocimiento
(Taba, H., 1983). Por lo tanto, la información, los procedimientos para procesarla y
utilizarla, las actitudes, valores y normas implicados en cada campo disciplinar aportan
elementos diferentes a la formación de los estudiantes. Los objetivos, en consecuencia,
variarán según sea la naturaleza de los aprendizajes a desarrollar en cada caso.
Las necesidades espirituales, están relacionadas con las anteriores, aluden a las
necesidades esencialmente humanas, que se traducen en interrogantes que a lo largo
de la historia el hombre ha intentado responder: su origen y del universo, el devenir de
ambos y el sentido de la propia existencia. En los productos culturales (arte, ciencia,
religión, etc.) encontramos las diversas respuestas que los seres humanos han dado y
darán a estas cuestiones.
Las necesidades físicas, también se relacionan con las etapas del desarrollo de la
personalidad, ya que somos una totalidad y aprendemos con todo nuestro cuerpo,
nuestra mente y nuestras emociones. Incluyen necesidades que surgen del crecimiento
y la maduración del organismo.
CONCEPCIONES Y MODELOS
EN TORNO A LA DEFINICIÓN DE LAS
INTENCIONALIDADES EDUCATIVAS
Existen distintas opciones respecto de la forma de explicitar las intenciones educativas y los
presupuestos en que se asientan. Nosotros vamos a abordar dos alternativas: los objetivos y
los principios de procedimientos.
LOS OBJETIVOS
En esta caracterización están los tres rasgos que identifican lo que al hablar de objetivos
significa en educación:un resultado,intencional y predeterminado,expresado en
términos de lo que los estudiantes deben aprender” (Blanco, N., 1994, 206). ¿De
dónde proviene esta concepción de las intencionalidades educativas?
Las acciones son orientadas por la eficacia y eficiencia. La primera significa alcanzar un
alto nivel de logro de los objetivos previamente fijados, y la segunda, que tales objetivos se
logren con un buen aprovechamiento de los recursos disponibles.
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La definición minuciosa del resultado o producto es imprescindible para determinar qué y
cómo se realizarán las acciones.
Todo modelo tecnológico necesita pautas e instrumentos precisos para la evaluación del
proceso y el producto. La evaluación es una fuente principal para obtener información que
permita realizar el feed-back (retroalimentación) requerido.
Para ilustrar el último de los postulados transcribimos el esquema de Zabalza (1989, p. 96):
A B
Para lograr esta direccionalidad de las acciones los objetivos – al igual que los
demás componentes curriculares -, deben definirse en sucesivos niveles de generalidad para
orientar paso a paso la secuencia a seguir por el docente en la instrucción. Esto es así porque
subyace la idea de que la suma de las conductas simples (que cada objetivo define), da por
resultado un aprendizaje complejo (Díaz Barriga, 1985, p.64).
¿Cómo?
FINES
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
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Siguiendo a Cesar Birzea (1982), podemos clasificar los objetivos según el nivel de
generalidad de los mismos, tal como lo demuestra el esquema de la página 6.
Las FINALIDADES expresan los lineamientos generales que orientan todo un sistema
educativo y se encuentran explicitadas en las leyes, por ejemplo: en la Constitución de la
Nación, las Constituciones Provinciales, la Ley Federa de Educación, etc.
Las METAS son las orientaciones referidas a los distintos niveles de enseñanza: inicial,
primario, secundario, terciario y universitario.
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NATURALEZA NATURALEZA DE NATURALEZA
DEL HOMBRE LA SOCIEDAD DEL SABER
FINALIDADES
Orientaciones generales de los
sistemas educativos
METAS
Tipos de alumnos
OBJETIVOS GENERALES
Dominios y tipos de
modificaciones educativas
SELECCIÓN ORGANIZACIÓN
OBJETIVOS ESPECIALES
Materias y tipos de contenido
OBJETIVOS OPERATIVIZADOS
Situaciones de aprendizaje y
evaluación
ACTUACIÓN COMPETENCIA
Actividades pedagógicas
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En los objetivos operativos reconocemos las siguientes características:
2. Describen lo que los alumnos serán capaces de hacer una vez finalizada una experiencia
instructiva (puede abarcar una o más actividades).
6. Hay que indicar el criterio de evaluación o el margen de error permitido para decidir si
el objetivo ha sido logrado.
8. Por lo general, los objetivos operativos son homogéneos, o sea, comunes a todo el grupo
de alumnos que realizan el curso, programa, etc.
a. La acción que el alumno será capaz de efectuar al alcanzar el objetivo. Debe ser
observable para garantizar la objetividad de la evaluación, por eso es conveniente usar
verbos que no den lugar a múltiples interpretaciones ni que sean ambiguos. Para
ejemplificar, transcribimos el cuadro comparativo de Zabalza (1989, p. 99):
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b. Descripción de las condiciones bajo las cuales el estudiante va a ejecutar la acción (con
qué materiales, durante cuánto tiempo, qué contenidos, etc.)
- “Dado un corte seccional del suelo, el estudiante será capaz de identificar las capas como
suelo, subsuelo o capas de rocas”.
Acción: “identificar”
Condiciones: “corte seccional del suelo”
Criterio: no es necesario indicarlo porque ya se encuentra implícito en el objetivo, es decir,
sería redundante aclarar que para considerar el objetivo logrado, el alumno tiene que identificar
todas las capas del suelo.
- “El alumno será capaz de definir y dar al menos dos ejemplos de cada uno de los siguientes
términos: precio, mercado, descuento, precio neto”.
Hasta aquí hemos descripto las principales caractarísticas de los objetivos como una de
las concepciones o modelos en que se expresan las intencionalidades educativas. Esta
concepción responde al enfoque tecnicista de la didáctica y el curriculum, el cual ha sido
objeto de críticas tanto respecto de sus supuestos como de las consecuencias pedagógicas de
los objetivos operativos o terminales. Mencionaremos las más relevantes:
El eficientismo y el utilitarismo subyacentes al modelo tecnicista actúan como
fundamentos de una concepción de aprendizaje reduccionista (aprendizaje como resultados
observables): "Esta conceptualización distorsiona al mismo aprendizaje, por pretender
entenderlo únicamente con una lógica empírica, en la que el teórico se niega a afirmar algo
sobre el aprendizaje, en tanto no sea susceptible de ser experimentado". (Díaz Barriga, A.;
1985, p. 64).
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de que el alumno haya aprendido, puesto que la conducta externa puede ser el resultado
de otros factores no tenidos en cuenta, o no representar una adquisición real por tratarse
de un automatismo o memorización mecánica para tener éxito en el momento de la
evaluación.
Respecto del contenido, los postulados conductistas del aprendizaje y
positivistas/pragmatistas del conocimiento llevan a la fragmentación del objeto de
estudio: "En esta perspectiva, el alumno pierde de vista la totalidad del fenómeno a
estudiar y únicamente se dedica a retener y manejar fragmentos de información, sin que
encuentre el significado que originariamente tiene el hecho en la totalidad del fenómeno"
(Díaz Barriga, A.; 1985, p. 67). La naturaleza de las materias escolares determinan el tipo
de objetivos a formular. No todas las asignaturas requieren definir operativamente los
objetivos a lograr como en el caso de las áreas artísticas.
Otra limitación importante de este modelo es, tal como lo señala Díaz Barriga (1985), la
creencia de que existe un momento en el que se producen determinados aprendizajes.
Además, "... el aprendizaje no responde a la lógica del 'tener', tanto en su sentido
gramatical, como en su sentido de acumulación. El aprendizaje se explica,
fundamentalmente, bajo una lógica del construir, esto es, el conocimiento no se copia, no
se reproduce, sino que se construye, en el sentido piagetiano del término, o se conquista,
en el sentido bachelardiano."
En relación con lo anterior, los objetivos operativos son homogéneos, en el sentido de que
los resultados prescriptos son los mismos para todos los estudiantes que realicen un curso,
un programa, etc.; lo cual puede llevar a pasar por alto logros personales de acuerdo al
particular punto de partida de cada alumno en un proceso instructivo, según sus
aprendizajes y experiencias previos, sus características individuales, etc.La interacción en
clase es compleja y dinámica y los productos de la misma son múltiples, por lo tanto, la
posibilidad de predecir los resultados es limitada y no tan precisa como lo supone
el enfoque tecnicista.
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La traducción de las intencionalidades en forma de resultados de aprendizaje de los
estudiantes es considerada por la Pedagogía por Objetivos y el enfoque tecnicista del
curriculum como el único modo válido y racional de interpretarlas. Sin embargo, no es el único
modo ni el mejor.
Existen otras propuestas, como la de Richard Peters (citado por Blanco, 1994, p. 225),
para quien “el término educación no es un concepto del que se pueda echar mano para definir
una actividad concreta, sino para delinear criterios a los que tiene que ceñirse toda una familia
de actividades. Unos criterios que pertenecen a dos grupos distintos: resultados y
procedimientos. Ambos forman parte de las actividades educativas, pero no se puede
caracterizar a los segundos diciendo simplemente que son los medios eficaces para alcanzar
determinado fin”. Recordemos que la educación es una acción intencional, orientada por
ciertos fines que marcan o sugieren la dirección de las actividades educativas. En su realización,
estas actividades –que son procesos- se regirán unos determinados criterios; y es a esos
criterios respecto a los cuales se concreta una actividad a lo que Richard Peters denomina
principios de procedimientos (Blanco, 1994, ibídem). Los principios de
procedimiento constituyen principios de enseñanza, que al mismo tiempo definen el fin
educativo y establecen criterios de actuación y decisión. A través de los principios de
procedimiento se explicitan y justifican las decisiones sobre el proceso didáctico: las estrategias
de enseñanza, las experiencias de aprendizaje, el tratamiento de los contenidos. Se
formulan en términos de propósitos del docente, de su intervención que propicia
determinado tipo de aprendizajes y no otros. Pueden expresarse tanto en forma positiva
como negativa. A veces resulta más sencillo y más clarificador señalar qué no queremos, cómo
creemos que no deben ocurrir las cosas. En suma y para sintetizar, los principios de
procedimiento describen procesos, no resultados, como lo hacen los objetivos operativos.
Dan cuenta del punto de partida desde donde se plantea la enseñanza. Para
ejemplificar cómo los principios de procedimiento actúan a modo de sugerencias con relación al
desarrollo curricular, transcribimos los Principios orientadores de un proyecto didáctico de
Ciencias Sociales en los E.E. U.U para alumnos de 10-12 años, dirigido por J. Bruner (Citado por
Zabalza, 1989,p.114):
El concepto de eficacia que preside las decisiones en el modelo tecnicista cambia, tal
como podemos observar en el siguiente esquema:
EFICACIA
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MODELO TECNICISTA MODELO PROCESUAL-CRÍTICO
Cada uno de los modelos de objtivos tratados es más pertinente para algunas áreas
del contenido que otras. Por ejemplo, para las materias referidas a destrezas y habilidades
psicomotoras (ed. física, oficios, etc.) los objetivos operativos son los más adecuados, no en
cambio para las áreas humanístico-artísticas. Pero, lo más importante es que ambos enfoques
son complementarios. En un caso se especifican los resultados (objetivos operativos), y en el
otro se clarifica el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje (principios de
procedimiento).
Con relación a los objetivos en tanto descripción de los resultados de aprendizaje, vale
la pena aclarar que su utilización es importante en la enseñanza sistemática, aunque ello no
implica que para su formulación se deba respetar puntualmente los requisitos antes señalados.
BIBLIOGRAFÍA
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- GAGNÉ, R. y BRIGGS, L. (1990). La planificación de la enseñanza ; (10ª. Reimp.). México,
Trillas.
- TABA, H. (1983). Elaboración del currículo; (6ª ed.). Buenos Aires, Troquel.
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