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Dinámicas de psicología

En el campo psicológico e incluso en el dramatúrgico, es común escuchar hablar de


las denominadas “técnicas imaginativas”, como así también de las “técnicas
psicodramáticas”. La técnica de la “imaginación activa” constituye un método
junguiano por excelencia, y fue creada por Carl Jung como un medio o recurso
terapéutico que posibilita profundizar en la exploración del inconsciente.

La técnica fue utilizada por Jung desde el año 1916, y consiste básicamente en un
contacto e interacción dinámica de la consciencia del Yo/Ego con una serie de
imágenes psíquicas, en el plano imaginal, pero estando plenamente conscientes de
tal situación y entregándonos, desde un estado de apertura y receptividad mental,
a una verdadera experiencia vivencial-fenomenológica de dicho plano y de sus
imágenes simbólicas.

El desarrollo de la original técnica de la imaginación activa hizo posible que,


posteriormente, otros autores desarrollaran técnicas y recursos basados en
principios similares a la técnica de Jung. Entre las más conocidas pueden
mencionarse el “ensueño dirigido” de Robert Desoille, el “psicodrama” de Jakob
Levy Moreno, y la técnica de la “silla vacía” de Fritz Perls, quien fuera el creador de
la psicoterapia gestáltica.

Tal vez la más elemental de las definiciones de la imaginación activa es la dada por
el propio Jung (1948), en la que sostiene que se trata de un método para “llevar a
la conciencia los contenidos inconscientes”. Así, entonces, en principio, su propósito
es “tornar conscientes los contenidos del inconsciente” (Jung, 1940).

Por su parte, Daryl Sharp (1991) define a la imaginación activa como un método
que permite asimilar contenidos inconscientes (como ser sueños, fantasías,
imágenes simbólicas, etc.) a través de alguna forma de autoexpresión. De este
modo, según Sharp, el objetivo de la técnica de la imaginación activa es “dar una
voz a aspectos de la personalidad (especialmente al “ánima / ánimus” y a la
“sombra”) que normalmente no son escuchados, estableciendo así una línea de
comunicación entre la consciencia y el inconsciente”; agregando que: “aun cuando
los productos finales -dibujo, pintura, escritura, escultura, danza, música, etc.- no
sean interpretados, algo ocurre entre el autor y la obra que contribuye a una
transformación de la consciencia.” (Sharp, 1991). Es importante destacar aquí el
proceso de transformación de la consciencia al que hace referencia Sharp, ya que
toda transformación de la consciencia implica también, en mayor o menor grado,
una transformación del Yo, es decir, de una parte de la personalidad.

También Marie Louise von Franz, discípula de Carl Jung, explica la técnica de la
imaginación activa como un “dejar surgir del inconsciente, estando despierto,
emociones, sentimientos, fantasías, ideas obsesivas o imágenes oníricas, en una
actitud desprovista de atención crítica y abordando las imágenes interiores como si
se tratara de presencias objetivas” (von Franz, 1972), afirmando además que la
Imaginación Activa nos ayuda a comprender que “toda fantasía constituye un
auténtico proceso psíquico que nos asalta, convirtiéndonos en figura actuante y
paciente al mismo tiempo, en un drama interior” (von Franz, 1972).

Sin embargo, la actitud del sujeto frente a tal escenificación no debe ser la de un
simple observador pasivo, sino que debe actuar e interaccionar dinámicamente con
las imágenes psíquicas que emergen desde el inconsciente, pero no como si éstas
fueran sólo pura fantasía, sino como si fuesen reales.

Tampoco basta con una mera comprensión, descripción o abordaje intelectual-


racional de la experiencia, sino que se debe asumir una actitud y un compromiso
ético, moral y vivencial, de modo que entonces, según von Franz, “la corriente de
las imágenes interiores comienza a servir para la construcción de la totalidad
personal, es decir, para la Individuación y para establecer una seguridad íntima
capaz de resistir el asalto de los problemas exteriores e interiores” (von Franz,
1972).

Es importante, luego, que los contenidos del inconsciente que se presentan en el


campo de acción del Yo/Ego bajo la forma de imágenes simbólicas, puedan ser
plasmados a través de algún tipo de forma estructural concreta, como ser el dibujo,
la escultura, la danza, la composición musical, la pintura, poemas, escritos, diálogos
u otras expresiones literarias, etc.; otorgándoles en cada caso rasgos y
características particulares, y que aunque no se correspondan fielmente con la
imagen original, tienen su génesis en ella, conservando también sus vinculaciones
y derivaciones simbólicas con respecto a la misma. La imaginación activa tiene así
por finalidad establecer un contacto entre el Yo y la realidad del inconsciente, de
modo que se pueda producir -a decir de Jung- un “diálogo” entre ambas instancias.
Las imágenes simbólicas que intervienen en dicho diálogo y a lo largo del guión
imaginal son, por lo general, la expresión de los arquetipos.

Conversación 1 a 0

Objetivo: Escucha activa y comunicación interpersonal

Duración: 15 minutos

Tal y como concluye una investigación realizada por Albert Mehrabian, en una
conversación cara a cara el componente verbal solamente representa un 35%. Por
tanto, más del 65% es comunicación no verbal, es decir, la comunicación de
nuestras emociones, la postura corporal, el contacto visual o los gestos. Esta
actividad pretende desarrollar la escucha activa y mejorar la comunicación
interpersonal.

Para llevarla a cabo, es necesario colocar una fila de sillas en forma de círculo.
Delante de cada silla hay que colocar otra silla, de manera que los participantes se
sienten uno delante de otro. La idea es que cada participante permanezca sentado
durante dos minutos y luego pase a la siguiente silla.
En esos dos minutos que están sentados, primero habla uno de los dos participantes
que está sentado de frente, mientras el otro escucha de forma activa, es decir,
prestando atención al lenguaje no verbal (emociones, gestos, etc.). Después de un
minuto, los roles se cambian y el otro habla mientras su compañero le escucha de
forma activa. Pasados los dos minutos, cada participante se cambia de silla.
Lógicamente, un miembro de la pareja irá en una dirección y el otro en otra.

La rueda de la vida

Objetivo: Autoconocimiento

Duración: 20 minutos

La rueda de la vida es una herramienta muy utilizada en coaching, pues permite que
conozcamos nuestros deseos o necesidades. Nos da la posibilidad de tener una
visión clara y plasmada en papel sobre qué aspectos consideramos importantes en
nuestra vida y queremos trabajar. Ahora bien, la ruda de la vida es una técnica
flexible que puede adaptarse a la situación que más nos interese. Por ejemplo, para
nuestro desarrollo personal o bien para buscar trabajo y saber qué competencias
necesitamos trabajar.

Para llevar a cabo esta dinámica entregamos una hoja de papel que contiene un
círculo con espacio para escribir las variables que deseamos trabajar. Estos
espacios serán rellenados por los participantes. Por ejemplo, si se trabaja la
felicidad, los participantes deben apuntar los aspectos que consideran más
importantes: pareja, amistades, trabajo, ocio, etc. Después éste evalúa del uno al
diez cada aspecto para saber en qué momento considera que se encuentra.

Con esta herramienta la persona se hace más consciente de las áreas que necesita
trabajar para lograr una vida más plena, y es posible diseñar los acciones
necesarias para cada punto que ha elegido. Por ejemplo, si el participante piensa
que su relación de pareja está en un número bajo, puede diseñar distintas
estrategias para mejorarla: comunicación, pasar más tiempo juntos. etcétera. Esta
actividad es idónea para adolescentes y adultos.
TÉCNICA LA SILLA CALIENTE

TÉCNICA O DINÁMICA: Técnica.


CLASIFICACIÓN: Interacción y comunicación.
PROPÓSITO: Que los alumnos expresen y manifiesten sus sentimientos
positivos a los demás y fomentar la autoestima.
PARTCIPANTES: Toda la clase.
RECURSO: Una silla, hojas y bolígrafos
TIEMPO: 25 min.

DESARROLLO:
1.- Se selecciona a un miembro del grupo para que se siente en la “silla
caliente”. Los demás miembros del grupo, tras un tiempo de
reflexión, escribirán todos los sentimientos positivos que tienen hacia esa
persona. Se hará hincapié en que todo lo que se diga sea auténtico y sincero y
que sólo se digan aspectos positivos del otro.
2.- Uno a uno cada participante se colocará cara a cara con el que está sentado
en la silla caliente y le expresará en voz alta lo que ha escrito en el papel. Se
podrá repetir las cualidades o sentimientos que ya hayan sido expresados por
otros miembros del grupo ya que esto actúa como refuerzo en la imagen de la
persona.
3.- Después de haber concluido con la participación de los alumnos en "la silla
caliente" se le deberán hacer las siguientes preguntas a quienes hayan pasado:

¿Qué sintió al expresarle esas cualidades o sentimientos?

¿Has descubierto cualidades que no conocías de ti?

OBSERVACIONES:
*Mantener orden en el grupo.

* Esta técnica nos servirá para conocer y descubrir las cualidades que cada uno de
los alumnos presenta.
La Silla Vacía

Esta técnica es muy utilizada tanto en el psicodrama individual como en el grupal,


aplicándose con múltiples variantes.

En su manejo original, el director coloca una silla frente al Protagonista y le solicita


que imagine sentado en ella a uno de los personajes de la historia que ha relatado
en la sesión y que es motivo de la puesta en escena. Luego le pide que le hable
como si dicho personaje estuviera sentado en la silla y le exprese los pensamientos,
emociones y sentimientos que le provoca, sean positivos o negativos. El director
puede colocar dos sillas, para que el Protagonista y el personaje estén sentados
“frente a frente” y, eventualmente, sea más fácil efectuar un cambio de roles, de
modo que el Protagonista ocupe el lugar del personaje y así pueda decir lo que éste
siente y piensa de aquél.

Al decir de Rojas Bermúdez (1984), se trata de una especie de “test proyectivo


psicodramático”, ya que todos los contenidos puestos en escena son parte del
mundo interno del Protagonista. En este sentido, el Director puede solicitar que en
la silla vacía el Protagonista “siente” cualquier personaje, sea real o imaginario, o
aún un atributo de sí mismo, o hasta una etapa de la vida, por ejemplo “la niñez” o
“la adolescencia”, etc.

En estos casos la inversión de roles en la silla vacía permite la confrontación del


paciente con su conflicto, asumiendo alternativamente sus distintos componentes.

Una variante de la técnica consiste en colocar una serie de sillas en línea o en


círculo, cada una de ellas representando un acontecimiento encadenado o una
etapa vital, incluso el futuro. El Protagonista dialoga con cada una de las sillas
vacías y responde desde ellas.

Otras variantes incorporan diferentes técnicas psicodramáticas como el doble o el


espejo (con la introducción de un Yo auxiliar), el soliloquio y las imágenes reales y
simbólicas.
Esta técnica puede ser utilizada como parte del caldeamiento ”específico para el rol”
en el contexto dramático, o como parte de la dramatización en sí misma y en
respuesta a las hipótesis dramática y terapéutica del Director.

El origen de esta técnica es parte de una larga discusión entre las escuelas de
psicodrama y los terapeutas gestálticos.

Vivenciando los mundos internos:

la imaginación activa y su relación con el proceso

de individuación y el desarrollo de la personalidad

Autor: Dr. Daniel Wilhelm

En el campo psicológico e incluso en el dramatúrgico, es común escuchar


hablar de las denominadas “técnicas imaginativas”, como así también de las
“técnicas psicodramáticas”. La técnica de la “imaginación activa” constituye un
método junguiano por excelencia, y fue creada por Carl Jung como un medio o
recurso terapéutico que posibilita profundizar en la exploración del inconsciente.

La técnica fue utilizada por Jung desde el año 1916, y consiste básicamente
en un contacto e interacción dinámica de la consciencia del Yo/Ego con una serie
de imágenes psíquicas, en el plano imaginal, pero estando plenamente conscientes
de tal situación y entregándonos, desde un estado de apertura y receptividad
mental, a una verdadera experiencia vivencial-fenomenológica de dicho plano y de
sus imágenes simbólicas.

El desarrollo de la original técnica de la imaginación activa hizo posible que,


posteriormente, otros autores desarrollaran técnicas y recursos basados en
principios similares a la técnica de Jung. Entre las más conocidas pueden
mencionarse el “ensueño dirigido” de Robert Desoille, el “psicodrama” de Jakob
Levy Moreno, y la técnica de la “silla vacía” de Fritz Perls, quien fuera el creador de
la psicoterapia gestáltica.
Tal vez la más elemental de las definiciones de la imaginación activa es la
dada por el propio Jung (1948), en la que sostiene que se trata de un método para
“llevar a la conciencia los contenidos inconscientes”. Así, entonces, en principio, su
propósito es “tornar conscientes los contenidos del inconsciente” (Jung, 1940).

Por su parte, Daryl Sharp (1991) define a la imaginación activa como un


método que permite asimilar contenidos inconscientes (como ser sueños, fantasías,
imágenes simbólicas, etc.) a través de alguna forma de autoexpresión. De este
modo, según Sharp, el objetivo de la técnica de la imaginación activa es “dar una
voz a aspectos de la personalidad (especialmente al “ánima / ánimus” y a la
“sombra”) que normalmente no son escuchados, estableciendo así una línea de
comunicación entre la consciencia y el inconsciente”; agregando que: “aun cuando
los productos finales -dibujo, pintura, escritura, escultura, danza, música, etc.- no
sean interpretados, algo ocurre entre el autor y la obra que contribuye a una
transformación de la consciencia.” (Sharp, 1991). Es importante destacar aquí el
proceso de transformación de la consciencia al que hace referencia Sharp, ya que
toda transformación de la consciencia implica también, en mayor o menor grado,
una transformación del Yo, es decir, de una parte, de la personalidad.

También Marie Louise von Franz, discípula de Carl Jung, explica la técnica
de la imaginación activa como un “dejar surgir del inconsciente, estando despierto,
emociones, sentimientos, fantasías, ideas obsesivas o imágenes oníricas, en una
actitud desprovista de atención crítica y abordando las imágenes interiores como si
se tratara de presencias objetivas” (von Franz, 1972), afirmando además que la
Imaginación Activa nos ayuda a comprender que “toda fantasía constituye un
auténtico proceso psíquico que nos asalta, convirtiéndonos en figura actuante y
paciente al mismo tiempo, en un drama interior” (von Franz, 1972).

Sin embargo, la actitud del sujeto frente a tal escenificación no debe ser la
de un simple observador pasivo, sino que debe actuar e interaccionar
dinámicamente con las imágenes psíquicas que emergen desde el inconsciente,
pero no como si éstas fueran sólo pura fantasía, sino como si fuesen reales.
Tampoco basta con una mera comprensión, descripción o abordaje
intelectual-racional de la experiencia, sino que se debe asumir una actitud y un
compromiso ético, moral y vivencial, de modo que entonces, según Von Franz, “la
corriente de las imágenes interiores comienza a servir para la construcción de la
totalidad personal, es decir, para la Individuación y para establecer una seguridad
íntima capaz de resistir el asalto de los problemas exteriores e interiores” (Von
Franz, 1972).

Es importante, luego, que los contenidos del inconsciente que se presentan


en el campo de acción del Yo/Ego bajo la forma de imágenes simbólicas, puedan
ser plasmados a través de algún tipo de forma estructural concreta, como ser el
dibujo, la escultura, la danza, la composición musical, la pintura, poemas, escritos,
diálogos u otras expresiones literarias, etc.; otorgándoles en cada caso rasgos y
características particulares, y que aunque no se correspondan fielmente con la
imagen original, tienen su génesis en ella, conservando también sus vinculaciones
y derivaciones simbólicas con respecto a la misma. La imaginación activa tiene así
por finalidad establecer un contacto entre el Yo y la realidad del inconsciente, de
modo que se pueda producir -a decir de Jung- un “diálogo” entre ambas instancias.
Las imágenes simbólicas que intervienen en dicho diálogo y a lo largo del guion
imaginal son, por lo general, la expresión de los arquetipos.

UN ANTIFAZ PSICOLÓGICO

Jung postula que el complejo de la Mascara o “Persona”, es el resultado de la


interacción entre el individuo y el ambiente en el cual se desempeña. Básicamente,
el conflicto de la Máscara está entre el ser o el parecer y por otra parte entre la
aceptación o el rechazo. El psiquiatra suizo la define “como la máscara de la psique
colectiva”. Es un complejo funcional que es erguido por razones de adaptación al
medio. Es una forma sutil de aparentar individualidad.

La Máscara es más bien la expresión colectiva dirigida por la dinámica del


inconsciente transpersonal y no es consciente. Jung expresa que la Máscara son
las apariencias y “que en ciertas ocasiones acompañan al individuo toda su vida”.
Tras la Máscara se oculta un problema de identidad ya que las circunstancias
internas -externas del individuo no coinciden, y se torna evidente que existe un
problema de carencia de autenticidad.

Se usa la Máscara para esconder, defender y proteger la intimidad ya sea de


manera consciente o inconsciente. Esta tiene la tarea de defender al individuo como
un escudo protector en la vida social. La Máscara es un ideal consciente forjado de
la imagen con la cual el individuo se presenta ante su grupo de referencia o en
sociedad en general.

La Máscara se expresa a través de palabras como, por ejemplo: “Quiero que me


acepten, tengo que ocultar, tengo que sonreír aunque sienta ansiedad o tensión,
deseo que me reconozcan, que me amen, que me tengan en cuenta, cuando las
circunstancias de mi vida son adversas, tengo que aparentar lo contrario, al mal
tiempo buena cara”.

El libreto de la Máscara es que hay que mostrarse y actuar como los demás desean.
Se cree que si se muestra lo verdadero de uno mismo se corre el riesgo de no ser
bien evaluado, de ser rechazado o de no ser querido. Algunas de las frases típicas
que usa la Máscara para convencerse de estas conductas son: “Me van a respetar,
aceptar y amar por las apariencias, lo importante es verse bien, nunca hay que
mostrarse como uno es, hay que aparentar, disimular”.

El lado negativo de este complejo es la falsedad y la superficialidad. Hay confusión


en lo que uno realmente es y en lo que se quiere aparentar, asimismo existe
distorsión entre la realidad interna y la externa.

Existe escasa o nula capacidad de autoanálisis o cuestionamiento a respecto de


estas mismas conductas. Además, presenta excesiva dependencia de objetos
externos. La Máscara se ve con frecuencia en personas sugestionables,
superficiales, inseguras y con dificultades para establecer vínculos afectivos
verdaderos. ( Se detecta este complejo en individuos obsesionados por estar a la
última moda en todos los ámbitos de la vida).
Sin embargo, la Máscara tiene su lado positivo y es un paliativo para ciertos roces
que suelen surgir en la vida social. A través de ella es posible establecer nexos y es
un importante factor de adaptación social. Ayuda a vivir de manera grata, creando
ambientes de alegría y de distracción. La Máscara nos enseña que la apariencia no
es el parámetro por el cual somos aceptados o rechazados. Que ser es diferente de
parecer, que para evolucionar como seres humanos debemos ser auténticos y que
no necesitamos depender del afecto o aprobación de los demás para ser nosotros
mismos.

La Máscara es un papel que está asociado a la psique colectiva y que todos en


mayor o menor grado a veces la usamos para convivir en una sociedad civilizada al
mantener normas de buena educación. Es obvio, que el postulado de Jung sobre la
Máscara se evidencia en los casos en que el complejo pasa a dominar al individuo
y éste vive en función de la opinión ajena, desconociendo sus propios sentimientos
y emociones.

De acuerdo con esta teoría junguiana vivir en aras de los demás, desconociendo
las propias necesidades es el camino seguro para engendrar una neurosis.

Máscara: (del árabe máscjara, bufón). Figura a veces ridícula, hecha de cartón u
otra materia, conque una persona se cubre el rostro para no ser reconocida.
Diccionario RAE.

Bibliografía. Obras de C.G. Jung; Arquetipos del Inconsciente Colectivo. Ed. Paidós 1978, Bs. Aires.
Energética Psíquica y Esencia del Sueño. Ed. Paidós. Bs. . Aires, 1976. Teoría del Psicoanálisis. Ed.
Nacional, México, Ed. Apolo. Barcelona. España,1935 y Ed. Plaza y Janés,1980. Psicología y
Simbólica del Arquetipo. Ed Paidós,Bs. Aires1977. Psicología de la Transferencia. Ed. Paidós.Bs.
Aires, 1978. Der Inhalt der Psychose. Deuticke, Viena, 1914. Gesammelte Werke. Rascher,
Zurich,1959. Aion. Rascher, Zurich, 1951. *Rosa Anwandter Analista de sueños. Autora de los libros
“ Los Sueños Espejo del Alma” y “El Verdadero Sueño Americano”. Directora del Centro de Estudios
Oníricos de Chile

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