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Los 30 años de democracia transcurridos desde 1983 estuvieron atravesados por

diversas crisis económicas que alteraron los indicadores sociales del país. Sin
embargo, sólo la crisis de 2001 caló hondo en el mercado laboral y provocó las peores
cifras de desocupación de la historia argentina. Aquí, un repaso de
los indicadores de empleo en los últimos 30 años.

Desempleo y trabajo no registrado

Raúl Alfonsín asumió la Presidencia del país en diciembre de 1983. En ese


entonces, la desocupación alcanzaba al 3,9% de la población económicamente
activa, la tasa más baja de los últimos 30 años.

“Los datos de pobreza y desempleo del final de la dictadura terminan siendo


favorables. En 1980 ya se había producido una recomposición de la mayoría de los
indicadores sociales. Sin embargo, el legado que dejó ese período en materia
económica y social es una degradación que aún no se ha podido revertir”, explicó
Javier Lindenboim, director del Centro de Estudios de Población, Empleo y
Desarrollo (CEPED) e investigador del Conicet.

“No había tanto desempleo pero había manifestaciones de subocupación, creció la


informalidad laboral y se vio una caída muy fuerte de la productividad”, agregó Luis
Beccaria, investigador docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento y
profesor titular de Economía laboral en la Universidad de Buenos Aires, en
referencia al gobierno de Alfonsín.

En el caso del trabajo no registrado, las cifras de los primeros años de la


democracia también son las más bajas hasta la actualidad. En 1985(primer año
con estadísticas), el porcentaje de trabajadores en esta condición era del 25% en el
Gran Buenos Aires. Alfonsín dejó el gobierno en julio de 1989, en medio de una
crisis de hiperinflación. Por esos días, la desocupación alcanzó el 8,1% y el trabajo
en negro rondaba el 32 por ciento.

Ya con Carlos Menem en la Presidencia, la Argentina llegó por primera vez a los
dos dígitos en su tasa de desocupación. El pico se alcanzó en mayo de 1995, cuando
la tasa de desempleo se ubicó en el 18,4 por ciento. Durante la década del ‘90 “es
posible identificar cuatro etapas con comportamientos claramente disímiles”,
sostiene un trabajo de Roxana Maurizio, doctora en Economía y especialista en
mercado de trabajo.
La primera etapa, que se extiende hasta 1994, “estuvo caracterizada por elevadas
tasas de crecimiento económico que sólo se tradujeron en una débil creación de
empleo, con un menor dinamismo que el que experimentó la fuerza de trabajo por
lo que la desocupación creció”. La segunda etapa “se inicia con la recesión de mitad
de la década asociada a la crisis de México, la cual empeoró severamente las
condiciones generales del mercado de trabajo”. La tercera, entre 1996 y 1998,
“la economía se recuperó y esta vez la creación de empleo acompañó más el
crecimiento del producto”; y la cuarta, a mediados de 1998, con el comienzo de la
“fase recesiva que generó un impulso adicional sobre la tendencia creciente del
desempleo” y que derivó en la crisis de 2001.

Otra característica de los años ‘90 es la desindustrialización. “Casi todo el aumento


del desempleo de los primeros años de la década del ‘90 es equivalente a la pérdida de
empleo de la industria manufacturera”, ejemplificó Beccaria.

Fernando De la Rúa dejó el gobierno en diciembre de 2001 con una tasa


de desocupación del 18% y el trabajo informal superior al 38 por ciento. En los años
siguientes, luego de llegar al 21,5%, el desempleo comenzó a bajar. No ocurrió lo
mismo con el trabajo en negro, que en el tercer trimestre de 2003 llegó al 49,5% de
los trabajadores, el pico histórico.

Desde 2007, el desempleo se ubicó en torno al 7%, con un mínimo de 6,7% en 2011 y
un máximo de 9,1% durante la crisis de 2009. El empleo informal, pese a lograr
una reducción en la última década, se estancó en un porcentaje cercano al 35%
desde 2009.

Salario real

El salario medido en términos reales muestra variaciones recurrentes en los 30


años de democracia. Las dos caídas más pronunciadas se produjeron en 1989 y
2001. “Si uno mira los datos, se ve una escalera creciente hasta la primera mitad de
la década del ‘70 y una escalera esencialmente descendiente desde los ‘70 para acá”,
explicó Lindenboim.
Hasta 2010, el salario real ya se había recuperado de la situación posterior a la
crisis de 2001 y del momento anterior a la devaluación. “El salario se recuperó
rápido y ya superó al momento previo a 2001 y al de los primeros años de la década
del ‘90. El pico, sin embargo, sigue siendo 1994”, describió Beccaria. Para
Lindenboim, desde 2003 hay “una recuperación o recomposición de uno de los
pozos más pronunciados de caída del salario real, y los mayores aumentos
corresponden al período 2003-2007”.

Empleo público

La participación de los trabajadores estatales sobre el empleo total también fue


variando a lo largo de estos 30 años. La década del ‘80 tuvo una alta tasa de empleo
público, que se redujo considerablemente en los ‘90, “por influencia de las
privatizaciones”, explicó Nuria Susmel, economista de la Fundación de
Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). En la última década el
empleo estatal volvió a mostrar cifras similares a la década del ‘80.

El gráfico presentado a continuación incluye a trabajadores formales e informales


y a empleados de empresas públicas.

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