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Introducción Teórica

1. LA TEMPERATURA DEL COLOR

Las cámaras digitales incorporan múltiples opciones hoy más que antes, que en las
viejas cámaras compactas de carrete, no veíamos ni por casualidad. La temperatura
de color no aparecía tampoco en estas y sin embargo, ha sido y es un aspecto muy
importante en el proceso fotográfico. Por fortuna, o por desgracia, casi nunca nos
habíamos preocupado por este detalle en el pasado. La simplicidad llevada al
extremo de nuestras viejas máquinas nos evitaba grandes complicaciones. El secreto:
hacíamos las fotos en la calle con la luz del sol, y con la luz del flash en los
interiores. ¿No queda claro? Pongámosle remedio.

Aunque pueda parecer mentira, no todas las fuentes luminosas producen la misma
luz. Es obvio que una fuente luminosa con un filtro de color cambia las propiedades
del haz de luz resultante, pero aunque no pongamos ese filtro, dos fuentes lumínicas
de naturaleza diferente que, al parecer, emiten luz blanca, producirían colores
diferentes al implacable ojo fotográfico de una cámara digital. En otras palabras,
tienen diferente temperatura de color. Observemos, sin ir más lejos, las farolas típicas
de carretera, que proyectan una luz anaranjada sobre el asfalto.
La conclusión es que si queremos obtener una imagen con colores reales, algo
tendremos que tocar en la cámara, y ese algo se llama: balance de blancos.

El principal problema que planteaba la


temperatura de color en los negativos
era que la cámara no podía distinguir si
la luz presente era blanca pura o no.

Los carretes se calibraban,


Fotografía Digital. Guía 4 10

generalmente, para la luz del día —cuya temperatura de color es idéntica a la luz de
flash- y para luz de lámparas de tungsteno —las que suelen existir en los estudios
fotográficos.

Las fotos que obteníamos con las


pequeñas compactas que empleábamos
antes apenas sí adolecían de problemas de
temperatura de color, ya que los carretes
empleados eran, en el 99% de los casos,
para luz diurna. Nuestras fotos las
hacíamos precisamente con esta luz en los
exteriores. Del mismo modo, si tirábamos
en interiores, nos servíamos de la luz del flash, que —como se ha indicado- es del
mismo color que la del Sol.

La llegada de las cámaras digitales cambió


el concepto de temperatura de color para
el usuario. Ahora es mucho mas fácil tomar
fotografías utilizando velocidades lentas y
altas sensibilidades, ya que no necesitamos
un rollo de alta sensibilidad para
experimentar, y además las nuevas
máquinas cuentan con la posibilidad de
seleccionar velocidades de obturación
lentas, es decir, parámetros que nos permiten obtener fotografías aceptables en
interiores sin necesidad de emplear el flash.
9 Fotografía Digital. Guía 4

Esto, que en principio es una ventaja, trae


consigo el problema de la temperatura de
color. Para fortuna de los fotógrafos, el
remedio ha evolucionado a la par que las
cámaras, y si antes la corrección de
temperatura requería un filtro específico,
ahora lo hace la cámara, bien sea
automáticamente, mediante un modo
prefijado, y hasta el propio usuario puede calibrarlo de forma totalmente manual.

Ajustes en la cámara

El modo automático de balance de blancos de las


cámaras digitales funciona de forma variable
dependiendo de la cámara. Algunos nos sacaran
de más de un apuro, mientras que otros sólo
servirán para estropear una imagen. Por esto, se
recomienda usar este sistema con mesura y sólo
cuando se conozcan bien sus resultados.
Aunque pueda parecer mentira, la cámara no
sabe distinguir colores, sino que genera las
diferentes tonalidades a partir de un “único
color”, el blanco.
Así, la cámara necesita saber qué es blanco para,
a partir de los datos recogidos, identificar el resto de tonalidades. Por este motivo, el
balance de blancos —indicarle a la cámara qué es blanco- se efectúa encuadrando
una superficie blanca que ocupe toda la escena —generalmente un folio-, con la
iluminación existente a la hora de tomar la foto. Bastará entonces con pulsar un
botón y el balance ya habrá culminado.
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Más allá del blanco

Aunque lo que se busca normalmente a la hora de utilizar el balance de blancos es,


obtener unos colores lo más reales posible, un buen ojo fotográfico aprenderá
rápidamente a apreciar situaciones en que una tonalidad diferente de la real puede
aportar a la escena un aura distinta, ya sea más fría o más calida.

Un ajuste para tungsteno con luz diurna


produce una fuerte dominante azul.
Usado con acierto, podremos obtener una
iluminación fría, típica de “luz de luna”, a
pleno sol.

Es cierto que todos estos ajustes pueden


efectuarse a posteriori con diversos
programas de retoque fotográfico, pero lo que muchas veces necesitaremos es
obtener resultados directamente con la cámara. Para lograrlos, nada más adecuado
que experimentar con los diferentes modos de blancos que nos ofrece la cámara o
con la misma opción manual, ya sea por cuestiones de tiempo o por escasos
conocimientos de retoque.

1. Empleando un balance de blancos para luz diurna con iluminación de


tungsteno obtenemos un ambiente cálido y sosegado que reforzará la
composición.

2. Un balance blancos optimizado (que en este caso se ajustó para la luz del
flash que se empleó en la toma) puede dar realismo a la imagen, pero la foto
obtenida no pasará de ser una típica toma de catálogo.
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Las diferentes combinaciones que se generan


entre una fuente de luz determinada y una
temperatura de color que no se corresponde
con ella origina distintas tonalidades que
pueden variar desde el naranja hasta el
verde, pasando por azules o rosas.

La mayoría de los profesionales conocen la


frustración que supone ver que una copia
impresa no coincide exactamente con la
imagen mostrada en el monitor. Establecer
un régimen de trabajo que gestione
correctamente el color y produzca los resultados esperados es una tarea importante y
compleja.

2. BALANCE DE BLANCOS

Balance de blancos es un nombre dado a un


sistema de corrección del color para compensar
las diferentes condiciones de luz. Normalmente
nuestros ojos compensan las diferentes
condiciones de iluminación, pero cuando se trata
de una cámara digital, esta tiene que encontrar el
"punto blanco" (asumir que un objeto blanco debe
parecer blanco) para corregir otro color lanzado
por la misma luz.
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La mayoría de las cámaras digitales ofrece el balance de blancos automático, esto


significa que la cámara mira el color global de la imagen y calcula el mejor ajuste
para el tema, sin embargo, estos sistemas se engañan a menudo (sobre todo si
tomamos una fotografía dominada por un color, digamos el verde).

La mayoría de las cámaras digitales


permiten elegir diferentes opciones
para cada tipo de situación (nublado,
flash, sombra, sol, incandescente,
fluorescente, etc.).

Algunos proveedores modernos permiten también un "blanco prefijado" o


“personalizado” qué simplemente es medir un punto blanco de una hoja de papel
blanca o tarjeta (o la pared cercana), la cámara grabará esa temperatura de color y lo
usará para corregir todas las imágenes hasta que usted lo restablezca. Cada tipo de
luz también puede representarse por una temperatura del color numérica, aquí están
las temperaturas del color de condiciones de la iluminación típicas:

Temperaturas del Color por luz:


Incandescente 2500K - 3500K

Crepúsculo 4000K

Fluorescente 4000K - 4800K

Luz del sol 4800K - 5400K

La luz del día 5400K nublada - 6200K


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El color de la luz reflejada por un objeto depende del color de la fuente de


iluminación. El cerebro humano es capaz de detectar y compensar tales cambios de
color, lo que hace que un objeto blanco parezca blanco para los humanos tanto si
están en la sombra, a la luz del sol o en el interior con una luz incandescente.

La temperatura de color:

A todos nos sensaciona el color y cada uno tiene sus propias ideas sobre antipatías o
simpatías, gusto o desagrado sobre aquel o este color, pero de manera general, todos
percibimos una reacción física ante la sensación que produce un color, como la de
frío en una habitación pintada de azul o la de calor en otra pintada de rojo.

En la psicología de los
colores están basadas
ciertas relaciones de
estos con formas
geométricas y símbolos.
Los colores cálidos se
consideran como
estimulantes, alegres y
hasta excitantes y los
fríos como tranquilos,
sedantes y en algunos
casos deprimentes.

El amarillo es el color
que se relaciona con el sol y significa luz radiante, alegría y estimulo. El rojo esta
relacionado con el fuego y sugiere calor y excitación.
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El azul, color del cielo y el agua es serenidad, infinito y frialdad. El naranja, mezcla
de amarillo y rojo, tiene las cualidades de estos, aunque en menor grado. El verde,
color de los prados húmedos, es fresco, tranquilo y reconfortante. El violeta es
madurez, y en un matiz claro expresa delicadeza.
En estos seis colores básicos se comprenden toda la enorme variedad de matices que
pueden ser obtenidos por las mezclas entre ellos y también por la de cada uno con
blanco y negro; cada una de estas variaciones participa del carácter los colores de
que proceden, aunque con predominio de aquel que intervenga en mayor
proporción. El blanco es pureza y candor; el negro, tristeza y duelo; el gris,
resignación; el pardo; madurez; el oro, riqueza y opulencia; y la plata, nobleza y
distinción.

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