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CONCEPTO
La corrosión es un fenómeno puede provocar desde fracturas, hasta fugas en tanques,
disminución de la resistencia mecánica de las piezas,... son por tanto muchos los efectos
debidos a los ataques del fenómeno de corrosión. Aun así, lo peor de todo es que si no se
previenen y se combaten estos fenómenos, la seguridad de las personas se verá
permanentemente afectada. Desde el punto de vista industrial, que resulta ser el sector más
afectado por la corrosión.
Pérdidas indirectas: Todas las derivadas de los fallos debidos a los ataques de
corrosión. Las principales son las paradas de producción provocadas por los fallos
producidos y las responsabilidades civiles y penales a causa de posibles accidentes.
En general, los costes producidos por la corrosión oscilan entorno al 4% del P.I.B. de los
países industrializados. Muchos de estos gastos podrían evitarse con un mayor y mejor uso de
los conocimientos y técnicas que hoy en día están disponibles. Ya en 1971, se presentó el
informe Hoar, donde se indicaba que los sectores más afectados eran el transporte, la marina y
la construcción puesto que eran los que están más expuestos al fuerte impacto de la intemperie
y el agua de mar sobre la corrosión en los metales. Los costes del sector ingeniería no son tan
altos aunque es de destacar el ahorro potencial más que considerable, que se produciría, si se
emplearan eficazmente las técnicas para combatir el fenómeno de la corrosión.
Existen diversos factores que afectan la corrosión, como puede ser la salinidad, la
temperatura, contenido de oxígeno, azufre, cloruros, etc. La zona del buque más afectada por
la corrosión será la zona de salpicaduras, ya que se encuentra cubierta intermitentemente por
una fina capa de agua y está expuesta al oxígeno ambiental.
Ahora que sabemos que la corrosión nos afectará queramos o no, tenemos que tratar
de buscar soluciones, y para ello contamos con diversos sistemas de mantenimiento entre los
que destacan:
Pinturas antifouling: estas pinturas evitan que moluscos, algas, y otras sustancias se
peguen al casco. Estos organismos hacen que la velocidad del buque disminuya y que la
navegación pierda suavidad. Estas pinturas años atrás eran muy efectivas, pero se
descubrió que contaban con sustancias nocivas, por lo que se han modificado con
componentes más amables para la conservación marina manteniendo su eficacia.
Protección catódica por ánodos de sacrificio: consiste en producir una corriente
galvánica a través del contacto de dos metales distintos por medio del agua, siendo el
casco del buque el cátodo y disponiendo varios ánodos de sacrificio a lo largo del
buque. Los ánodos son piezas de metal que al tener un mayor potencial electronegativo
se disuelven antes que el casco, siendo la mayoría de zinc, aluminio o magnesio.
Protección catódica por corriente impresa: el hierro como metal tiene un potencial
negativo de -600 mV, por lo que al sumergirse en el medio marino tiene a oxidarse. Se ha
comprobado que al llegar a -800 mV esta transferencia de electrones se detiene, paralizando su
degradación. Si colocásemos una corriente suficientemente negativa al casco, este se convertiría
por si solo en un ánodo respecto al medio que lo rodea, minimizando así el daño.
Como ya hemos comentado, la corrosión es un hándicap que nos acecha diariamente, (en
torno a un 3% del PIB se utiliza para enfrentarse a ella) por lo que no conviene bajar la
guardia, y saber que sin un buen mantenimiento nos terminará ganando la batalla.