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¿Herederos de las crisis?

Por Fausto Herrera N.

“La verdad es incontrovertible; la malicia puede atacarla,


la ignorancia puede burlarse, pero al final la
verdad esta ahí.”
Winston Churchill

Una de las aristas fundamentales dentro de la estrategia política del oficialismo y de


la oposición para “descorreizar” el país es la económica ya que por un lado, es
necesario desmitificar el manejo técnico y eficiente del tema por parte del gobierno
anterior; y por otro, hay que reducir y encapsular el debate a un grupo de supuestos
“expertos” con clara orientación neoliberal, que siempre se opusieron a las medidas
adoptadas por el gobierno liderado por el ex presidente, Rafael Correa.

Prácticamente, desde el inicio del mandato de Lenín Moreno (2017-2021) se buscó


posicionar en la opinión pública dos ideas centrales; por un lado, que en materia
económica la “mesa no estaba servida” como lo anunció Correa antes de dejar el
poder; y por otro, la de que nuestro país está “sobreendeudado”.

Sin embargo, la realidad superó ambas nociones ya que el Ecuador es el único país
en el mundo que -pese a una “crisis”- creció al 2,4% y estuvo tan “sobreendeudado”
que paradójicamente el gobierno de Lenín Moreno consiguió créditos por USD
15.000 millones de dólares en los últimos 16 meses.

Ante el evidente agotamiento de este discurso, las dos ideas fueron rápidamente
reemplazadas por otras de igual envergadura y escandalosa resonancia. Una, los
problemas económicos actuales son “heredados” y; dos, los resultados de las
medidas que el gobierno de Moreno implementa para solucionarlos son
consecuencias de las políticas económicas adoptadas por el régimen anterior.

Los supuestos expertos ahora se concentran en un foro económico, cuya trinchera


con más niveles de influencia es la Corporación de Estudios para el Desarrollo
(CORDES) que incluso llegó a utilizar un twitter de mi autoría para escribir un
artículo de opinión
Este simple mensaje sirvió para ser citado directamente en la columna de opinión
de este consorcio “La fragilidad de las reservas internacionales un problema
heredado que el Gobierno sigue sin afrontar”.

CORDES que es una organización con clara cercanía a “brillantes” expresidentes


de la República, representantes de la Democracia Popular (DP) y que en el ejercicio
de su gestión condujeron al país a dos crisis históricas como la sucretización de la
deuda privada 1983 y el feriado bancario de 1999, sostiene y argumenta que la baja
de reservas es responsabilidad de las políticas implementadas por el gobierno
anterior y que por tanto, en mi calidad de ex ministro de Finanzas de Rafael Correa
me involucran ya sea por supuesto desconocimiento o abierta mala fe, aseguran.

CORDES sostiene que como ministro yo habría dejado pre-vendido el petróleo y


con grandes atrasos en los pagos a las empresas privadas, razón por la que este
gobierno no ha podido beneficiarse del superávit generado por el incremento del
precio del crudo ya que esos recursos se destinaron a pagar esas obligaciones,
afectando las reservas internacionales de nuestro país.

CORDES minimiza las consecuencias del terremoto del 2016, y -asumiendo el rol
de los “grandes” analistas “técnicos” que combaten las políticas económicas
“populistas”- citan los “verdaderos” problemas estructurales de la economía, que
serían las auténticas explicaciones de la caída de las reservas internacionales como
la falta de competitividad, la falta del inversión extranjera directa, la inyección de
liquidez por el Banco Central del Ecuador (BCE), el alto costo del endeudamiento.

Quiero aclarar mi supuesto “desconocimiento y mi mala fe" como maliciosamente


escribe CORDES sobre mi preocupación acerca de las reservas internacionales.

Las reservas internacionales son el resultado de la Balanza de Pagos del país, de


la cual uno de sus principales componentes es la balanza comercial. En los últimos
16 meses, la balanza comercial petrolera registró un superávit adicional de
aproximadamente USD 1.500 millones, producto del incremento del precio del
Petróleo; es decir, las reservas internacionales se incrementaron en este mismo
monto por este concepto.

No obstante, también en ese mismo período, el gobierno actual canceló USD 300
millones por los repagos de las pre-ventas de petróleo, y además pagó otros USD
150 millones adicionales en atrasos a las empresas privadas de servicios petroleros,
por lo que en este tiempo el sector petrolero aportó en términos netos con USD
1.050 millones a las reservas internacionales.

Cualquier análisis serio y objetivo utiliza datos e información concreta, sin embargo
CORDES no lo hizo o deliberadamente minimizó el aporte real del 1% del PIB a las
reservas internacionales que la mejora del precio del petróleo produce y sacó
conclusiones no ajustadas a la realidad, recurriendo a generalizaciones sin sustento
que solo obedecen a los objetivos políticos que está defendiendo.
Otro punto importante del sesgo en el análisis de CORDES es la omisión, deliberada
o no, de que en estos 16 meses, la producción de petróleo ha caído en 9,3 millones
de barriles, ocasionando que nuestro país pierda aproximadamente USD 530
millones de dólares en este período.

De acuerdo al estudio realizado por CEPAL y Senplades, el terremoto del 2016


afectó en 210 millones de dólares a la balanza comercial (0,21% del PIB) y este
mismo informe consideró que si nos se aplicaban políticas activas el terremoto
afectaría en 0,7% el PIB. Esperaría que el análisis que realizó CORDES para
señalar que el terremoto no tuvo efectos en la generación de divisas no tenga la
misma “calidad” que la de su análisis sobre el superávit petrolero.

En su análisis, CORDES omitió deliberadamente referirse al pago que el Ecuador


tuvo que realizar a la empresa Occidental y que directamente afectó a las reservas
internacionales en el período de gobierno del presidente Correa, por un valor de
USD 1.100 millones (1,1% del PIB), siendo uno de las obligaciones arbitrales más
onerosas que se ha pagado en el mundo y que al Ecuador le tocó honrar en tan solo
6 meses en un momento en el que el petróleo se encontraba a 20 dólares el barril,
al tiempo que la economía soportaba los peores “shocks” externos desde que se
tiene información estadística.

Como “expertos” económicos sentados en la comodidad de un escritorio y sin la


presión que demanda un cargo público al servicio de la gente, siempre es muy fácil
afirmar que un déficit de cuenta corriente puede ser compensado con un superávit
de cuenta de capitales. Sin embargo, cuando se ocupa otra posición es muy
diferente ya que se debe tomar decisiones y trabajar para conseguir financiamiento
en beneficio de todo un país.

CORDES omite detalles que a su parecer no son significativos, como por ejemplo
que nadie le presta a un país petrolero que no tenía rentabilidad petrolera, que tiene
una deuda de cortísimo plazo de USD 1.100 millones por un laudo arbitral y que
además está en recesión.

Finalmente, dos puntos relevantes que han afectado a la reservas internacionales y


la económica en general en lo que va de este gobierno. Tanto el oficialismo como
la Contraloría General del Estado desprestigiaron y bloquearon varios instrumentos
de financiamiento interno y externo, lo que ocasionó que el gobierno utilice
agresivamente el financiamiento de los mercados de bonos internacionales, que a
su vez provocó en parte que la tasa promedio a la que se endeuda al país se
incremente en 0,8%; es decir, el país está pagando USD 300 millones de intereses
más cada año en deuda externa. El segundo punto es que el gobierno no controló
las importaciones, las cuales crecieron agresivamente en estos 16 meses debido a
la apreciación del dólar y a la falta de política comercial activa.

En conclusión, las reservas internacionales son producto de una baja producción


petrolera, falta de control de importaciones y subida innecesaria del costo de la
deuda pública, acciones todas de responsabilidad del actual gobierno.
A la luz de los hechos, la estrategia de descrédito al gobierno anterior va perdiendo
sustento cuando los herederos políticos y analistas “expertos” defienden una política
económica recesiva y empobrecedora como la actual, con el fin de recuperar parte
de sus prebendas ilegítimas que les fueron arrebatadas democráticamente la
década pasada.

Hoy con este primer artículo, después de 21 meses que deje de ser ministro de
finanzas, he decidido comenzar a aportar con mi opinión basada en datos y
circunstancias reales, ya que considero que como exfuncionario público no solo
estoy en la obligación moral de aclarar mi trabajo, sino que también debo dejar en
claro que lo que suceda en los próximos meses, será producto de la falta de una
política económica coherente con la realidad del país, especialmente con la que
enfrentan los sectores más humildes.

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