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“AÑO DEL DIÁLOGO Y RECONCILIACIÓN NACIONAL”

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

Titulo:

Características comportamentales y delictivas de la conducta antisocial y disocial de


la personalidad

Autor:

Escajadillo Marchan, Fedra

Zapata Romero, Jackson

Curso y ciclo:

Psicología Jurídica - “8vo ciclo”

Docente tutor:

León Oyola, Peter Mauricio

TUMBES_PERÚ

2018

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RESPONSABLES:
Escajadillo Marchán, Fedra
Zapata Romero, Jackson

TEMA: Características comportamentales y delictivas de la conducta antisocial y


disocial de la personalidad

FINALIDAD: Investigación orientada a la preparación para los estudios de la


carrera universitaria, basado en la metodología y conocimientos sobre los aspectos
psicoéticos, empleando como fuente la bibliografía y como método la búsqueda y el
análisis bibliográfico.

Tumbes; 2018

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Contenido

INTRODUCCION ..............................................................................................................4

CAPITULO I ......................................................................................................................5

1.1. CONDUCTA ANTISOCIAL ..................................................................................5

1.2. TRASTORNO DISOCIAL. .................................................................................6

CAPITULO II .....................................................................................................................7

2.1. CARACTERISTICAS CONDUCTA ANTISOCIAL .........................................7

2.2. CARACTERISTICAS TRASTORNO DISOCIAL ............................................7

2.3. APROXIMACION LEGAL ................................................................................8

CONCLUSIONES ............................................................................................................10

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS .............................................................................11

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INTRODUCCION

La personalidad antisocial corresponde al trastorno antisocial de la personalidad (TAP)

expuesto en el DSM-IV-TR. Sus criterios diagnósticos se basan en conductas

antisociales que subyacen al fracaso para adaptarse a las normas sociales, la

deshonestidad, la impulsividad o incapacidad para planificar el futuro, la irritabilidad

y agresividad, la despreocupación por su seguridad y la de otros, la irresponsabilidad y

la falta de remordimientos. El TAP suele tener un desarrollo temprano expresado como

un trastorno disocial antes de los 15 años. Este trastorno está muy relacionado con la

criminalidad. Se confunde a menudo con la psicopatía, pero se diferencian en que

mientras este trastorno tiene más que ver con la personalidad, el TAP tiene un enfoque

más conductual. Se ha encontrado algún correlato biológico del TAP, pero lo que más

parece influir es el ambiente y las variables sociodemográficas. El tratamiento no suele

tener éxito, por lo que se plantea la prevención temprana como solución al trastorno.

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CAPITULO I

1.1. CONDUCTA ANTISOCIAL

De acuerdo con Kazdin y Buela-Casal (2006) el concepto conducta antisocial hace

referencia a una amplia gama de actividades tales como agresiones físicas, agresiones

verbales, hurtos, vandalismos, mentiras, huidas de casa, agresión a la propiedad…

conductas distintas respecto a contenido, apariencia, severidad e implicaciones. Esta

peculiaridad de la conducta antisocial provoca inevitablemente que su terminología y

definición sea un asunto complejo.

Como el término conducta antisocial, la agresividad no cuenta con una definición única

y universalmente aceptada. Así, para Buss (1961) la agresividad debe entenderse como

“una respuesta consistente en proporcionar un estímulo nocivo a otro organismo”. De

acuerdo con Bandura (1973) es “una conducta perjudicial y destructiva que

socialmente está definida como agresiva”. O, en palabras de Serrano (1997) como

“conductas emitidas intencionalmente por uno o varios sujetos que puedan causar daño,

ya sea éste físico o psicológico” englobando dicho término conductas como pegar a

otros, burlarse de ellos, ofenderlos o utilizar palabras inadecuadas para llamar a los

demás.

En la actualidad, en la última versión publicada de este manual, el DSM-IV-TR (APA,

2000), son cuatro los diagnósticos recogidos que se asocian a los comportamientos

antisociales: el trastorno disocial, el trastorno negativista desafiante, el trastorno de

comportamiento perturbador no especificado y el trastorno antisocial de la personalidad.

Este conjunto de trastornos han sido comúnmente conocidos como trastornos de

conductas y confundidos terminológicamente con la conducta antisocial

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1.2. TRASTORNO DISOCIAL.

El Trastorno Disocial forma parte de lo que el DSM IV-TR (APA, 2000) específica

como uno de los trastornos de aparición en la infancia y la adolescencia, y se encuentra

en el subgrupo de los trastornos de la conducta perturbadora junto con el Trastorno por

Déficit Atencional con Hiperactividad (TDAH), el Trastorno Negativista Desafiante y

el Trastorno de Comportamiento Perturbador No Especificado. Su principal rasgo lo

constituye el ser un "un patrón de comportamiento persistente y repetitivo en el que se

violan los derechos básicos de los otros o importantes normas sociales adecuadas a la edad

del sujeto" (criterio A). Se trata de una desviación cualitativa y cuantitativamente más

pronunciada que la simple "maldad infantil" o "rebeldía adolescente". Por lo general

implica la participación consciente por parte del niño o adolescente en actos que

involucran un conflicto con la normativa social o con los códigos de convivencia

implícitos en las relaciones en sociedad.

El tipo de inicio infantil supone que alguno de los comportamientos disociales

aparezca antes de los 10 años de edad, entre los 5 o 6 años generalmente. El tipo de

inicio adolescente se da cuando no se han presentado características de

comportamiento disocial antes de los 10 años. El inicio precoz del trastorno disocial

ofrece un peor pronóstico del desarrollo de este trastorno y un mayor riesgo de derivar

en un trastorno antisocial de la personalidad en edad adulta, así como otros trastornos

del estado de ánimo, somatomorfos, de ansiedad y por consumo de sustancias. El inicio

adolescente supone un mejor pronóstico y aquellos que lo sufren desde este periodo

vital, así como los individuos que han presentado sintomatología leve, tienen una

mayor probabilidad de adaptarse social y laboralmente en la vida adulta.

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CAPITULO II

2.1. CARACTERISTICAS CONDUCTA ANTISOCIAL

 Incapacidad de cumplir las normas sociales y respetar las normas. Lo

que suele dar lugar a arrestos.

 Tendencia a la mentira y la falsedad. Mienten repetidamente, usan alias,

estafan a los demás para el propio beneficio o el propio placer.

 Impulsividad o incapacidad de hacer planes.

 Irritabilidad y agresividad, que se muestran repetidamente como peleas

físicas o agresiones.

 Conductas temerarias que implican indiferencia por la seguridad de uno

mismo o los demás.

 Irresponsabilidad consistente, dificultad para mantener un empleo o

cumplir las obligaciones financieras.

 Falta de remordimiento, indiferencia hacia el sufrimiento de los demás y

racionalizar el haber herido, maltratado o robado a otra persona.

2.2. CARACTERISTICAS TRASTORNO DISOCIAL

 Presentan muy poca empatía: no se preocupan por los sentimientos o

bienestar de los demás.

 Percibe las intenciones de los demás como agresivas u hostiles.

 Baja autoestima, intolerancia a la frustración, arrebatos emocionales,

imprudencia.

 Inicio temprano en actividades sexuales, fumar, beber alcohol, y

consumo de otros tóxicos. Lo que empeora el funcionamiento del organismo.


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 Suele asociarse con el trastorno por déficit de atención con

hiperactividad, aprendizaje, relacionados con sustancias, ansiedad o trastornos

del estado de ánimo.

 Puede ser un trastorno secundario a otro trastorno mental.

 Puede evolucionar a un trastorno antisocial de la personalidad.

 Alta prevalencia de ideación suicida, tentativa suicida y suicidio

consumado

2.3. APROXIMACION LEGAL

Desde la aproximación legal y/o forense, la conducta antisocial suele englobarse bajo

etiquetas y categorías como crimen, delito o delincuente.

De hecho, estas categorías son elementos especialmente protagonistas dentro de la

criminología, la cual se centra principalmente en el estudio de las conductas

antisociales.

Bajo esta aproximación, el delito se concibe como aquel acto que viola la laye penal

de una sociedad determinada. De este modo, el delincuente resulta esa persona que el

sistema de justicia ha procesado y culpado por la comisión de un delito.

El relativismo histórico-cultural emerge también en este tipo de aproximaciones como

elemento estrechamente relacionado con la definición de lo delictivo.

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Las leyes y las normas institucionalizadas que protegen determinados bienes jurídicos

se ven sujetas a múltiples variaciones en el tiempo y en el espacio en función de las

ideologías gubernamentales.

En este sentido, la relatividad que caracteriza los ordenamientos legales da lugar a que

tanto los delitos como las conductas antisociales se conviertan en una realidad

cambiante y multiforme.

Este hecho contribuye aún más a dificultar la conceptualización de comportamiento

antisocial. Lejos de constituir una categoría natural o prefijada, lo delictivo responde a

complejos procesos de producción sociopolítica y se convierte en un fenómeno cuyo

contenido se puede especificar únicamente en función del contexto jurídico en el que

se produce.

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CONCLUSIONES

El trastorno antisocial se caracteriza por la indiferencia hacia los derechos de los demás

y la violación de estos. El diagnóstico no se puede dar hasta que la persona cumple los

18 años. Y sólo se puede diagnosticar si algunos de los síntomas han aparecido antes

de los 15 años. Antes de los 18 se diagnostica trastorno disocial. Que como veremos,

no es exactamente lo mismo que el TPA pero tiene mucha relación.

Para poder diagnosticar a una persona bajo estos criterios debe tener como mínimo 18

años (Criterio B) y haber presentado síntomas de un trastorno disocial antes de los 15

años (Criterio C). Se detallarán los síntomas del trastorno disocial más adelante. Cabe

añadir que en el trastorno disocial del CIE-10, el equivalente al TAP del DSM-IV-TR,

no se considera obligatorio, aunque sí de peso, que se haya dado un trastorno antisocial

en la infancia o juventud (Caballo y cols., 2011).

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 American Psychiatric Association (Ed.) (2002). Diagnostic and statistical


manual of mental disorders: DSM-IV-TR®. American Psychiatric Pub.
 López Miguel, M. J., Núñez Gaitán, M. C. (2009). Psicopatía versus trastorno
antisocial de la personalidad. Revista Española de Investigación
Criminológica, 7, pp. 1-17.
 Millon, T. & Davis, R. D. (1998). Trastornos de la personalidad. Más allá del
DSM-IV®. Barcelona: Masson S.A.

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