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CAPITULO 8 – EL ARTE CRISTIANO1

El surgimiento del cristianismo, en principio en el seno del judaísmo y luego como una
nueva religión, tuvo un gran impacto en la producción artística. Una vez que se constituyó
en la religión oficial del Imperio Romano, el cristianismo adoptó para su uso algunos
elementos formales e iconográficos del arte grecorromano, así como varias de sus técnicas
artísticas, pero dotándolas de un sentido simbólico nuevo que rompe con el arte antiguo y
prefigura lo que serán las características básicas del Arte Cristiano Medieval.

I – EL ARTE PALEOCRISTIANO
Se denomina arte paleocristiano al que se desarrolla en la primera etapa del cristianismo, en
los siglos que transcurren entre su aparición como hecho religioso-cultural, y su extensión
como religión dominante por todo el territorio ocupado por la tradición romana. Es en
definitiva el puente entre la Antigüedad Clásica y la Edad Media Cristiana, ya que para
poder aproximarnos a las dos manifestaciones artísticas claves del medioevo cristiano, esto
es: el templo basilical y la iconografía narrativa y simbólica, deberemos detenernos en los
aportes del arte paleocristiano, producido por las primeras comunidades cristianas a partir
1
Corresponde al libro de los profesores Mónica Salandrú y Fernando Rodríguez Compare, “La Historia y el
Arte, De los orígenes a Bizancio”, publicado por Editorial Monteverde, 2011.

1
de los siglos II y III. Este período no se cierra con la caída del Imperio Romano de
Occidente pues en Oriente se funde con el inicio del Arte Bizantino, y en Occidente
coexiste con el arte de los pueblos bárbaros hasta bien entrado el siglo VII.

Contexto histórico
En el marco de la crisis interna del Imperio a lo largo del siglo III, las prácticas de los
cultos orientales y las crecientes conversiones al cristianismo inquietaron a los grupos
dirigentes, que veían en ello un foco de segregación social y de subversión política.
Diocleciano, que gobernó entre el 284 y el 305, descentralizó la administración dividiendo
el Imperio y practicó una política religiosa de persecución a todos aquellos que se
apartaban del culto imperial. Tras su abdicación, se sucedieron los conflictos por el poder,
de los que resultó victorioso Constantino I en 312. La reconciliación con el cristianismo
formaba parte de su estrategia para gobernar. Esta religión, que se había extendido sobre
todo entre los pobres, ofrecía aquella fuerza mística que le faltaba al Imperio.
Probablemente Constantino legalizó el cristianismo (Edicto de Milán, año 313) en
mérito a lo arraigado que se encontraba entre los soldados del ejército y entre los
funcionarios de la administración imperial. Tras el edicto de tolerancia, prácticamente se
produjo su elevación al rango de religión oficial del Estado, pasando a operar como un
instrumento de refuerzo del poder imperial. Es el propio Constantino el que manda a
construir las primeras iglesias en Roma, en terrenos de propiedad estatal. Paralelamente
Constantino decidió hacer de Bizancio, antigua colonia griega a orillas del Bósforo, la
capital del Imperio en Oriente. Fue así que Constantinopla, la nueva gran rival de Roma,
fue inaugurada solemnemente en mayo del 330.

Arco de Constantino. Años 312 – 315. Sigue la estructura de un arco central con dos
arcos laterales menores y columnas adosadas entre éstos en las dos caras. Es original
en su decoración ya que reutiliza ocho esculturas de época trajana dispuestas en el
friso superior del arco sobre las columnas. También incorpora los ocho tondos en
relieve del arco de Adriano, el friso de Trajano y relieves aurelianos. Esta
reutilización de estatuas y relieves de emperadores anteriores evidencia que

2
Constantino se consideraba heredero de la tradición imperial. Los relieves sobre las
dos puertas menores sí son originales y presentan las características del arte del Bajo
Imperio: alejamiento del realismo en la composición, ausencia de profundidad y
ruptura de las proporciones clásicas de los personajes.

En cuanto al triunfo del cristianismo como religión oficial, el proceso lo completa Teodosio
I, quien así la declara en el 380 (Edicto de Tesalónica), y va todavía más allá condenando el
paganismo entre los años 391-392.
Por último, recordemos lo que señalábamos en la cronología del capítulo anterior: en el año
395 el emperador Teodosio I dividió el Imperio en dos partes: Occidente, con capital en
Roma, y Oriente, con capital en Constantinopla. Roma sobrevivirá hasta el año 476 en que
cae bajo el embate de los ostrogodos2, dividiéndose el Imperio Romano de Occidente en
diversos reinos bárbaros. El Imperio Romano de Oriente, luego Imperio Bizantino,
sobrevivirá hasta 1453, en que los turcos conquistan Constantinopla.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL ARTE PALEOCRISTIANO

El arte paleocristiano constituye un estilo que se entronca con las características formales y
con los temas del arte del Bajo Imperio Romano. Parte de ellos, pero los adecua a las
exigencias del culto cristiano, rompiendo con el sentido original en que fueron creados y
utilizados. Pero a su vez les introduce algunas características derivadas del arte oriental, no
olvidemos que los cristianos de Oriente eran predominantes a finales del siglo I y principios
del siglo II entre los cristianos de Roma.

La religión cristiana introduce un nuevo sentido al arte, cargándolo de símbolos, adquiridos


en la difusión primera del cristianismo operada en la zona oriental del Imperio. Se tornará
simple, estilizado, renunciando a la perspectiva y a la profundidad espacial, eliminando las
proporciones y los rasgos del cuerpo humano para acentuar los aspectos espirituales. El
fondo predomina sobre la forma y la expresividad se impone sobre el realismo clásico.

Los temas buscarán ser transmitidos con claridad y sencillez, las capas más bajas de la
sociedad son las primeras en irse sumando a la nueva religión. Por ello, este arte adquirirá
un carácter didáctico, particularidad que mantendrá por mucho tiempo el arte cristiano
europeo.

En la producción artística se distinguen claramente dos etapas. Hasta el edicto de


Constantino en el año 313 el arte cristiano se desarrolla en la clandestinidad, recluido en las
catacumbas de Roma, constituyendo la pintura mural su principal manifestación.

Con el impulso constructor del emperador y sus sucesores, cuando el cristianismo ya es la


religión del Imperio, el arte cristiano sale de las catacumbas para expresarse plenamente.
Ahora surge la necesidad y la oportunidad de desarrollar una arquitectura propia, crear sus
propios templos: surge así la basílica paleocristiana. Y las artes figurativas también se
modificarán ya que su rol será clave en la intencionalidad doctrinal.

2
Pueblo germánico desgajado de los godos, otrora federado de Roma, la invaden y derrotan en 476.

3
Primer período: el arte en las catacumbas
Corresponde al período comprendido entre finales del siglo II y el siglo III, caracterizado
por las persecuciones y la clandestinidad de las comunidades cristianas. Esta situación
explica la inexistencia de una arquitectura propiamente cristiana, siendo los lugares de
reunión las casas particulares de los cristianos más acomodados.
Sobresalen las catacumbas3 como el lugar de expresión del primer arte cristiano, no
tanto como lugar de reunión, que lo fue sólo excepcionalmente, sino como lugar de
enterramiento donde se celebraba el banquete fúnebre, tradición pagana redimensionada
por la importancia otorgada por el cristianismo a la vida después de la muerte. Sirvieron de
refugio frente a las persecuciones y el gran valor religioso lo adquieren por estar allí
depositados los restos de los mártires.
Las catacumbas consistían en cementerios excavados en canteras abandonadas, formados
por estrechas galerías (ambulacrum) con nichos longitudinales en las paredes para los
cadáveres (loculi), y donde a veces se formaban cámaras con lucernarios o tubos de
aireación (cubículo). Algunos nichos, sobre todo los destinados a los mártires, se
destacaban por medio de un arco (arcosolium) que simbolizaba el triunfo sobre la muerte,
emulando los arcos de triunfo de los emperadores romanos.

Catacumba de Calixto en Roma. Es una de las más famosas, se encuentra en la Vía


Appia Antica, su construcción se inició en la segunda mitad del siglo II ocupando una
extensión de 15 hectáreas, con una red de galerías de casi 20 kilómetros en diferentes
niveles. Recibió su nombre del diácono Calixto, designado a principios del siglo III por
el Papa Ceferino como administrador del cementerio. De ese modo, las catacumbas de
San Calixto se convirtieron en el cementerio oficial de la Iglesia de Roma.

3
No constituían lugares secretos, ya que Roma promovía lugares de enterramiento fuera de los límites de la
ciudad. Algunas eran paganas y sólo es posible distinguir las cristianas por la iconografía.

4
Desde el punto de vista arquitectónico, las catacumbas cristianas no son significativas. Es el
decorado de sus paredes, con pinturas al fresco de un fuerte carácter simbólico, lo que
las torna interesantes, y elocuentes sobre el origen de la iconografía cristiana.
Entre finales del siglo II y principios del III encontramos los ejemplos más antiguos de
pintura cristiana, en las catacumbas denominadas de Domitila y Priscila.
La demora en la aparición de las imágenes se supone que está relacionada con el carácter
doctrinal del cristianismo, fundamentado en el Antiguo Testamento, que reniega de la
imagen de la divinidad. La eclosión iconográfica, que se dio en forma simultánea en lugares
muy lejanos, se debió a una unificación de criterios vinculada a la necesidad de ayudarse
con formas plásticas para la consolidación del nuevo orden moral que implicaba el
cristianismo. Había entre los paganos, a los que se pretendía evangelizar, una actitud
bastante generalizada que deseaba ver en imágenes aquello que se les explicaba, ya que
formaba parte de sus raíces culturales la adoración y el conocimiento de sus dioses a través
de la manifestación artística.

Esta iconografía cristiana primitiva no es absolutamente original. En muchos casos recoge


imágenes ya usadas en la cultura clásica, pero resignificándolas. En otros, sí crea nuevas,
con el fin de extender la doctrina y explicar escenas y contenidos del Antiguo y del Nuevo
Testamento.
En los aspectos técnicos no estamos frente a una pintura muy elaborada, más bien
constituye una pobre sucesora de los trabajos del siglo I en Pompeya. Hay un predominio
de la línea frente a la pintura, los colores, sin gradación, no se utilizan como un elemento
realista sino para destacar la significación ideológica de la imagen. La pintura es plana y la
composición se caracteriza por figuras aisladas entre sí, en las que, para potenciar la
simbología, se rompe la proporción y se las jerarquiza. Se tiende al estereotipo y al
esquematismo, así como a la simetría. El tema busca ser expresado con claridad y sencillez,
omitiéndose detallismo y narración o descripción para que nada distrajera de la idea central:
el símbolo.

La función social del arte cristiano


“El nuevo ideal de vida cristiana cambia no las formas externas, sino la función social del
arte. Para la Antigüedad clásica la obra de arte tenía ante todo un sentido estético; para el
cristianismo, este sentido era extraestético. …La finalidad de educación moral es el rasgo
más típico de la concepción cristiana del arte. …Las figuras se hacen cada vez más aisladas
y guardan unas con otras una relación puramente ideal, no tendiente a la acción; se vuelven
cada vez más inmóviles y sin vida, y, al mismo tiempo, producen un efecto cada vez más
solemne, espiritualizado, alejado de la vida y de lo terrenal.
La mayoría de los medios artísticos empleados para lograr este efecto –ante todo la
reducción de la profundidad espacial, el dibujo plano y la frontalidad de las figuras, el
principio de economía y simplicidad en el dibujo- existían ya en el arte romano tardío; pero
es ahora cuando por vez primera se coaligan, convirtiéndose en los elementos de un “estilo”
propio. Antes aparecían únicamente aislados, buscaban una justificación basada en la
situación y se enfrentaban continuamente con las tradiciones y recuerdos naturalistas.
Ahora, en cambio, ha triunfado plenamente la tendencia que huye del mundo; todo se ha

5
convertido en forma rígida, desvitalizada, fría, pero, a la vez, en vida llena de intensidad,
esencialísima; es decir, muerte del antiguo hombre carnal y vida del nuevo hombre
espiritual.”

Hauser, Arnold (1980) Historia social de la literatura y del arte Vol. 1. Ed. Guadarrama. Barcelona.

Señalaremos a continuación algunos de los ejemplos más representativos de las imágenes


que se convirtieron en símbolos (omitimos aquí las del Buen Pastor, de los Orantes, y del
Crismón, a las que nos referiremos particularmente en las ilustraciones que incorporamos):

- Pez: símbolo de Cristo, emblema y compendio de la fe cristiana.

- Paloma: simbolizaba el espíritu santo tal como descendió en el bautismo de Cristo,


también de pureza, o del alma en la paz divina, cuando porta un ramo de olivo en el
pico. En el arte grecorromano era un ave consagrada a Venus, mensajera del amor y
la voluptuosidad.

- Ancla: símbolo de la salvación, el que ha llegado a puerto, el alma que alcanzó la


eternidad.

- Vid: la sangre de Cristo.

- Pavo: símbolo de lo eterno, de la inmortalidad. También entre los romanos señalaba


la inmortalidad celeste.

- Cordero: Cristo como salvador por el sacrificio, también pureza, inocencia. Cuando
va a hombros de un pastor es la oveja perdida que el Buen Pastor lleva al redil.

- Noé en el arca: símbolo de la Iglesia y la salvación. También simbolizan la


salvación el sacrificio de Isaac, David frente a Goliat, Susana y los viejos, Daniel
entre los leones, Jonás y la ballena…

- Cristo-Pescador: es una alegoría del Bautismo, simboliza a Cristo pescador de almas


a través de las aguas del Bautismo.

También en el interior de las catacumbas se representaron temas de tradición pagana que


adquirieron un nuevo simbolismo. Señalemos sólo a vía de ejemplo los temas de Eros y
Psique y Orfeo y las fieras, ambos asimilados a Cristo y las almas; y Hércules y sus
hazañas para liberar a los hombres, simboliza la figura de Cristo como liberador y salvador.

Como síntesis señalemos que las representaciones buscaban reafirmar la confianza del
cristiano sobre su paso al más allá.

6
El Buen Pastor

El Buen Pastor, pintura mural en la catacumba de Calixto, Roma. Hacia el siglo III.

La imagen de Cristo-Pastor, un modesto personaje, vestido con túnica corta, que lleva una
oveja sobre sus espaldas, está tomada del repertorio pagano. Desde la más alta antigüedad,
tanto en el arte hitita como mesopotámico, se representaba a los portadores de ofrendas en
los sacrificios, ya sea llevando el carnero sobre sus espaldas o sujetando al animal delante
del pecho. En la Grecia arcaica, el Moscóforo de la Acrópolis recoge el mismo ritual, pero
su actitud será la que inspire al Buen Pastor cristiano: con el carnero en los hombros
reuniendo las cuatro patas del animal en sus manos.
Las ovejas perdidas (alegoría de las almas) son cuidadas y rescatadas por el Buen
Pastor, convirtiéndose así, éste, en su salvador.

El Buen Pastor, catacumba de Priscila, Roma. Principios del siglo III.

También en el arte romano pagano el pastor con corderos simbolizaba la filantropía. De ahí
que la temática del Buen Pastor fuera recurrente en esta etapa clandestina, por su
ambigüedad.

7
Sarcófago en mármol de mediados del siglo III. Museo del Louvre, París. La figura
del Buen Pastor domina los relieves de este imponente sarcófago: Cristo como guía y
protector de los fieles. Lo acompañan dos cabezas de león (fuerza, en este caso
espiritual) y una decoración a base de estrígiles. El estrígile era un instrumento en
forma de “S” que utilizaban los atletas y gladiadores para quitarse el sudor y la
suciedad de la piel. En el arte romano su uso es continuo como elemento decorativo en
los sepulcros, de ahí pasará al paleocristiano donde simboliza la “limpieza” (pureza)
del alma.

El orante

Orante en la catacumba de Priscila, Roma. Principios del siglo III.

Esta figura, mujer representada con los brazos abiertos, es el símbolo de la actitud de
oración hacia Dios, la plegaria que debe abrir al moribundo las puertas del cielo. Puede
significar también el alma que vive ya en la paz divina. Igual que en la imagen del Buen
Pastor, retoma una representación familiar a los romanos, ya que se emparenta con la

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personificación de la “pietas”, concepto romano que aludía a la reverencia y la piedad,
frecuentemente repetida en las monedas.
Este expresionismo de carácter simbólico y de origen orientalizante, se concreta
esencialmente en el rostro y sobre todo en la expresión de los ojos, muy marcados y
grandes.

Pinturas en el techo de un cubículo de la catacumba de San Pedro y San Marcelino en


Roma. Principios del siglo IV. En el centro, el Buen Pastor, alrededor la
representación de la historia de Jonás (salvado de la ballena), y varios orantes (que
recuerdan el papel que desempeña la oración en la redención).

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El Crismón
El Crismón era el anagrama (entendido este como símbolo o emblema constituido por
letras) de Cristo. Se formaba con dos letras del alfabeto griego, la X (ji) y la P(ro), juntas
Jristós, Cristo. Puesto en una tumba indicaba que el difunto era cristiano, de ahí que se
generalizara luego del Edicto de Milán. Luego se le agregó acompañarlo de Alfa y Omega,
primera y última letras del alfabeto griego, lo que simbolizaba que Cristo es el principio y
fin de todas las cosas.

Panel de un sarcófago romano. Museos Vaticanos, Roma. Se representa


simbólicamente la resurrección de Cristo mediante una cruz sobre la que se coloca un
crismón encerrado en una corona de laurel (victoria de Cristo sobre la muerte), a la
que acuden a picar dos aves (almas de los fieles que encuentran en Cristo su
“alimento” espiritual). Bajo la cruz se ubican los soldados que guardaban el sepulcro.

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CONEXIONES DESDE EL PRESENTE 1
Descubren lo que podría ser la imagen más antigua del apóstol San Pablo.

“Arqueólogos del Vaticano han descubierto usando tecnología láser lo que creen que es la
imagen más antigua de San Pablo Apóstol, que dataría de finales del siglo IV, en los muros
de una catacumba debajo de Roma.
El periódico del Vaticano Osservatore Romano, que reveló el descubrimiento el domingo
28 de junio de 2009, publicó una foto de un fresco con la cara de un hombre con una afilada
barba negra en un fondo rojo, dentro de un brillante halo amarillo. La frente está arrugada.
Expertos de la Comisión Pontificia para la Arqueología Sacra hicieron el descubrimiento el
19 de junio de 2009 en la Catacumba de Santa Tecla en Roma y la describen como “la más
antigua de la historia dedicada al culto del Apóstol”, según el periódico del Vaticano.
Este descubrimiento, que supuso quitar capas de arcilla y piedra caliza mediante láser, fue
anunciado el día antes de la fiesta religiosa en Roma de San Pedro y San Pablo. San Pedro
y San Pablo son recordados por los cristianos como los primeros misioneros. San Pablo,
que se convirtió en el camino a Damasco tras una visión de Jesús, llevó las Sagradas
Escrituras a los griegos y romanos y fue martirizado en Roma alrededor del año 65 d.C. Los
primeros cristianos en Roma enterraron a sus muertos en catacumbas cavadas en la roca
porosa de la ciudad y decoraron los muros interiores con imágenes devotas, con frecuencia
de estilo pompeyano.”

Fuente: www.eluniversal.com.mx/notas/607933.html

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Segundo período: el cristianismo triunfante
Con el Edicto de Milán, el arte cristiano trascenderá las catacumbas romanas, que pasarán a
ser simples lugares de peregrinación, para expresarse plenamente y consolidar una
arquitectura monumental, acompañada de un especial desarrollo de la escultura, la pintura y
en especial el mosaico. En este período (siglos IV a VI) el arte cristiano pasó de la alegoría
a la afirmación dogmática. Y no sólo en Roma, en la parte oriental del Imperio, la
entusiasta producción artística estaba preparando el camino para el esplendoroso arte
cristiano que surgiría en Bizancio.

Los principios de la arquitectura cristiana

A partir de la legalización, se necesitaron construcciones que se correspondieran con la


nueva posición social del cristianismo. Los modelos de los nuevos templos cristianos
fueron la basílica romana (edificio dedicado a la administración de justicia y a
transacciones comerciales), con algunas modificaciones; y las plantas centrales de los
templos, las termas y los mausoleos paganos sirvieron tanto para las iglesias-mausoleo
como para las iglesias bautismales, es decir, los baptisterios. Sobre los fundamentos de las
formas arquitectónicas existentes, el arte paleocristiano desarrolló sus tipos y soluciones
arquitectónicas. El templo cristiano, a diferencia de los templos clásicos, es a la vez morada
de dios, recinto para el culto y lugar de reunión para la comunidad cristiana.

La inspiración romana de la arquitectura cristiana primitiva

“Desde el comienzo mismo unas cuantas relaciones espaciales profundamente simbólicas


fueron adoptadas como punto de partida para la construcción de las iglesias; a saber, los
conceptos de “centro” y “recorrido”, es decir significados existenciales fundamentales que
recibieron una nueva interpretación cristiana. Además de estas características puede
señalarse una “interioridad” más general como propiedad distintiva de la arquitectura
cristiana. Ya hemos encontrado espacios centrales y longitudinales entre las
manifestaciones más representativas de la arquitectura romana. El espacio centralizado del
Panteón era al mismo tiempo un símbolo cósmico y una expresión de la nueva experiencia
vivida por el hombre como “actor” en el espacio. Del mismo modo, los espacios
longitudinales de las basílicas romanas tenían un doble significado debido al agregado del
motivo de recorrido que simbolizaba el carácter intencional de la acción humana.
Ambas formas fueron adoptadas por la arquitectura paleocristiana. En un comienzo la
iglesia propiamente dicha se basó en la basílica longitudinal, mientras que el espacio
centralizado se prefirió para el baptisterio, el mausoleo o el “martyrium”.

Norberg-Schulz, Christian (1990) Arquitectura occidental. Editorial Gustavo Gili. Barcelona.

La basílica cristiana aprovechó la estructura de la basílica romana en tanto edificio de


planta rectangular, con tres naves separadas (en algunos casos llegaron a cinco) y un ábside
semicircular, esta vez colocado en un extremo. Solían tener nártex (vestíbulo) y atrio a los

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pies del templo. La entrada se situaba al oeste a los efectos que el devoto al ingresar
siguiera un trayecto hacia el este, en dirección al ábside, punto cardinal al que se asociaba
con la resurrección y la luz (Jerusalén). La nave central se separaba de las laterales por
columnas, y al ser más alta permitía ventanas para la iluminación. Los techos eran planos,
de madera y a dos aguas en el exterior, en los muros se utilizaba el mármol y los mosaicos.
El nártex solía ser el espacio dedicado a los fieles que estaban preparándose para recibir el
bautismo, las naves eran ocupadas por fieles de pleno derecho y en el otro extremo se
encontraba el altar, lugar reservado al sacerdocio. Esta área, denominada presbiterio, venía
precedida por un gran arco de medio punto, que remataba la nave central, emulando los
arcos conmemorativos romanos, en clara alusión al triunfo de la iglesia. La mayor
aglomeración de personas en esta zona determinará, con el tiempo, el desarrollo de una
nave transversal denominada transepto. Una medida práctica derivará en un efecto
simbólico, ya que se ha formado una planta en forma de cruz, de brazos desiguales, es la
denominada cruz latina.

Basílica de San Pedro en Roma

a) reconstrucción ideal; b) planta; c) alzado. 1 – nave central; 2 – naves laterales; 3 –


ábside; 4 – transepto; 5 – nártex; y 6 – atrio.

En torno al año 320, Constantino dispuso la construcción de la Basílica de San Pedro en


Roma, en el lugar donde el apóstol fue martirizado y enterrado. Constituyó uno de los
modelos basilicales más imitados. Podemos hacernos una idea de cómo era por dibujos y
pinturas que han llegado hasta nosotros, ya que fue derribada por Bramante en 1506 para la
construcción de la actual Basílica Vaticana.
Tenía una planta rectangular dividida en cinco naves, la central más ancha y alta que las
laterales, lo que debía permitir la entrada de luz a través de ventanas abiertas en la parte alta
de los muros. Se separaba de las otras naves con columnas con arquitrabe mientras que las
naves laterales se separaban por arquerías. El transepto tenía la misma altura que la nave

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central y sobresalía por los lados de las naves laterales. Allí se encontraba la tumba de
Pedro, bajo un baldaquino y frente a ella se abría el ábside. El techo debió ser de madera, a
dos aguas.
“El plano de conjunto se desarrolla según un prolongado eje longitudinal donde todos los
elementos arquitectónicos parecían sucederse en una intensa y profunda perspectiva hacia
el único punto de mira: el altar. La basílica romana adquirió así un sentido dinámico,
novedoso, que antes no había conocido.”4

En el curso de los siglos IV y V fueron construidas varias basílicas en Roma, la mayoría


desaparecidas. Y también amplias regiones, tanto de Oriente como de Occidente, vieron
surgir estos nuevos templos cristianos. Entre los romanos nombremos la de San Juan de
Letrán, totalmente remodelada durante el Renacimiento, la de San Pedro del Vaticano,
derribada en el siglo XVI para ser totalmente reconstruida, la de San Pablo y la de Santa
María la Mayor que también sufrieron muchas reformas posteriores. Tal vez la de Santa
Sabina sea una de las mejor conservadas en su formato original. Constantino hizo erigir en
Belén la Iglesia de la Natividad, en el supuesto lugar del nacimiento de Cristo, y en
Jerusalén la Basílica del Santo Sepulcro. También se erigieron basílicas en Constantinopla
y en Rávena, pero éstas últimas fuertemente impregnadas de influencia bizantina.

Basílica de Santa Sabina

Exterior de la basílica de Santa Sabina. Roma. 422-432

La nota característica del exterior de esta basílica es su sobriedad constructiva. Se emplea el


mortero para las paredes que se recubren de ladrillo. Los muros exteriores son lisos y sin
ornamentos. El techo, de madera, es a dos aguas en la nave central y común en las laterales.
Las vigas del armazón del techo, se ocultan en el interior con tableros de madera

4
Velarde, Héctor (1956) Historia de la arquitectura. Fondo de Cultura Económica. México.

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horizontales lisos o casetonados. La gran diferencia con la basílica romana es la
desaparición de la bóveda (que no volverá a utilizarse hasta el siglo XI). La iglesia se
desarrolla en torno a un eje longitudinal, desde la entrada hasta el altar. Así, la “acción
humana”5 de los edificios romanos, se identifica con “el camino hacia Dios”.

Es una constante en estos modelos arquitectónicos el contraste tan acusado que se produce
entre los exteriores, tan sumarios y modestos, y los interiores, que suelen ser mucho más
suntuosos (característica que luego veremos también en la arquitectura bizantina).
El interior es un espacio magnífico, con columnas de mármol de orden corintio separando
las naves, y que fueron reaprovechadas de un edificio romano del siglo II.

La mayor altura de la nave central posibilita abrir numerosos vanos que otorgan gran
luminosidad al interior, utilizándose para cerrarlos placas traslúcidas de mica o alabastro.

5
Ver texto de Norberg-Schulz transcripto.

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Los baptisterios y tumbas monumentales (mausoleos) de esta primera arquitectura
cristiana presentan también vinculaciones con modelos romanos, pero adquirieron
caracteres particulares.
Los baptisterios son edificios de planta circular o poligonal 6 que agregan dinamismo a sus
modelos romanos con el sentido de circulación que generan unas galerías bajas, separadas
de la rotonda central por un anillo de columnas. También aquí, como en las basílicas, la
iluminación proviene de ventanas superiores ubicadas en la nave central, la cual se cubría
con una gran cúpula.
Estas estructuras se encontraban exentas pero próximas a las basílicas, ya que es el lugar
donde se bautizaba a los creyentes. En Oriente solían estar adosadas al templo.

Baptisterio Neoniano7. Rávena, fines del siglo V. En este caso la planta centralizada es
octogonal, con galerías circulares alrededor de la pila bautismal, que también es
octogonal. El revestimiento del exterior es de ladrillo con arquerías ciegas.

6
“El baptisterio octogonal cristiano fue descendiente directo de las termas o baños octogonales de las
antiguas villas romanas. La piscina era por lo regular octogonal y la estructura a su alrededor asumió esa
forma. Los baptisterios de los primeros años del cristianismo entrañaban la inmersión total del fiel, y la
transición de una piscina a un baptisterio fue fácil y natural.” Fleming, William (1996) Arte, Música e
Ideas. Ed. McGraw-Hill. México.
7
Neón, Obispo de Rávena.

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Los mausoleos tenían planta centralizada, aunque también se cuentan ejemplos de plantas
en cruz. El sepulcro es el centro. Si se dedica a un mártir (martyria o martyrium) el cuerpo
se encierra en una cripta sobre la que se construye un altar. Generalmente eran edificios
cubiertos por cúpulas.

Mausoleo de Santa Constanza

Exterior del Mausoleo de Santa Constanza. Roma. 350

Fue erigido por el emperador Constantino para albergar los restos de su hija Constanza que
era cristiana. Responde al modelo de planta centralizada y consta de un núcleo cubierto con
una cúpula. Alrededor se sitúa un deambulatorio que se comunica con este núcleo a través
de doce pares de columnas dobles, cubiertas por una bóveda anular.

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En el tambor de la cúpula, que se apoya sobre un volumen circular que contiene el
deambulatorio interior, se ubican ventanas, que aunque pequeñas, proporcionan
iluminación al centro, en tanto el resto permanece en penumbras. En el deambulatorio hay
pequeños nichos y la bóveda anular que lo cubre está decorada con los primeros mosaicos
cristianos que se conservan.

Planta y alzado de Santa Constanza

Como se observa en la planta, el edificio se estructuraba en tres círculos concéntricos: una


columnata exterior, hoy desaparecida; un segundo círculo delimitado por un muro aligerado
por numerosos nichos, cubierto por bóveda de cañón anular y separado del tercero por
columnas dobles; y un tercer circulo presidido por una cúpula que tenía en el centro el

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sarcófago de la princesa. El edificio, planteado como una rotonda, responde a una
concepción espacial diferente de la del Panteón romano. Si la cúpula de éste descansaba
sobre un cilindro macizo, la de Santa Constanza se erige sobre un anillo de columnas que
transmiten una sensación de ingravidez, más del gusto oriental que romano.

Rávena: punto de encuentro del mundo romano tardío de Honorio, el reino ostrogodo
de Teodorico y el mundo bizantino de Justiniano

Esta población, ubicada en la costa italiana del Adriático, se convirtió durante siglo y medio
en escenario de grandes dramas políticos, religiosos y artísticos. Rávena fue la sede de los
últimos emperadores romanos de Occidente (cuando Honorio abandona una Roma asediada
por los bárbaros en 402), luego la capital del reino bárbaro ostrogodo de Teodorico (sucesor
de Odoacro, quien liquidó al Imperio Romano de Occidente en 476) y el centro occidental
del Imperio Romano de Oriente en tiempos de Justiniano. Resultado de estos procesos
históricos, en Rávena se producía un conflicto de estilos artísticos al construir y embellecer
la ciudad gobernantes sucesivos, y hoy cuenta con la más espectacular representación de
edificios paleocristianos y bizantinos de todo el occidente europeo. Destaquemos entre los
paleocristianos el Baptisterio Neoniano y el Mausoleo de Gala Placidia.

Mausoleo de Gala Placidia

Construido en Rávena por orden de la princesa Gala Placidia (hermana del emperador
Honorio) entre los años 425 y 450, es uno de los edificios más representativos de la
arquitectura paleocristiana. Previsto como tumba de su esposo, su hermano y de ella misma,
estaba próximo a una iglesia que no se ha conservado.
Es la primera construcción cristiana occidental con planta de cruz griega, con cuatro
brazos iguales que se cruzan en el centro. Tiene sólo una ventana por lado, por lo que la

19
iluminación es muy escasa. Es un edificio muy pequeño realizado en ladrillo, como el resto
de las construcciones de Rávena, y muros decorados con arquerías ciegas, que además del
efecto de adorno que provoca el claroscuro de las oquedades, supone un refuerzo
importante en el soporte de las bóvedas de cañón de los brazos. La cúpula del centro se
apoya en pechinas, consistentes en cuatro triángulos esféricos cóncavos de mampostería,
que nacen de las esquinas rectangulares y que se curvan hacia adentro para formar la base
circular de la cúpula. Constituyen la transición entre la estructura rectangular de base y la
cúpula superior. 8 Los techos protectores de las bóvedas forman cuatro frontones
correspondientes a los cuatro brazos de la cruz, y el cuerpo central sobresale como una
ancha torre cuadrada con su tejado en punta.

Frente a la austeridad del exterior, la decoración del interior es muy lujosa. La técnica
utilizada es el mosaico, pero, a diferencia de su uso en el arte romano, en el arte
paleocristiano recubre muros y techos además de pavimentos.
“El interior está recubierto íntegramente de mosaicos, cuyo color azul intenso del fondo
homogeneiza las superficies, proporciona al espectador una sensación de dilatación
espacial hasta perder la noción real de los límites de las paredes. De esta manera, lo que

8
Los romanos habían colocado una cúpula, como en el caso del Panteón, sobre paredes cilíndricas. En esta
época la preocupación fue equilibrar las cúpulas sobre estructuras cuadradas u octogonales. Las pechinas fue
la solución para el caso de Gala Placidia, luego veremos cómo se emplea otra solución en San Vital.

20
visto desde el exterior parece una pequeña construcción, cuando se contempla desde el
interior, se convierte en un espacio irreal y espiritual. Si su exterior es sencillo, hecho de
volúmenes cúbicos y de ladrillo, el interior esconde un espacio hecho de superficies
curvas: cuatro bóvedas de cañón y una cúpula central recubiertas de mosaicos azulados.” 9

El cambio iconográfico

A partir del siglo IV, la decoración musivaria de la arquitectura del cristianismo triunfante,
revela un verdadero cambio iconográfico a través de representaciones triunfales de Cristo,
barbado, como un hombre mayor, a menudo entronizado y coronado, a veces entre
apóstoles, o rodeado de mártires, que sustituyen la fragilidad característica del Buen Pastor
de las catacumbas. La imagen del rey celestial parece haberse inspirado en la del emperador.
Y comienza a organizarse una jerarquía divina donde el orden es ese: luego de Cristo,
vendrán Pedro y Pablo, y luego los santos mártires. Aparece también el nimbo circulatorio
alrededor de la cabeza de Cristo y la aureola alrededor de su cuerpo.

Mosaico en el Mausoleo de Gala Placidia, Rávena. El Buen Pastor aparece


entronizado, con una corona de oro y vistiendo a la manera imperial, en contradicción
con la iconografía primitiva, pero todavía luce como un joven imberbe. La escena
tiende al naturalismo al insertar las figuras en un paisaje con perspectiva y el fondo
azul cielo.

9
http://cv.uoc.edu/~04_999_01_u07/percepcions/perc23a.html

21
Mosaico de la cúpula del Baptisterio Neoniano. Rávena. Representación del bautismo
de Cristo, manifestación expresa de la jerarquía celestial. La escena central se ubica
en la cima, situada en el eje vertical sobre la pila bautismal. Alrededor de esta escena
aparecen los apóstoles en procesión llevando la corona del mártir.
La figura de Juan el Bautista porta algo con que rocía a Cristo, sumergido en el río, y
una gran cruz. La paloma simboliza el espíritu santo. A la derecha un dios pagano
simboliza al río Jordán. Los apóstoles caminan unos hacia otros, siendo Pedro el eje
de todo el cortejo. No está representado el espacio y los detalles en el paisaje y en las
vestimentas tienden a la geometrización. De todos modos, había un nuevo interés por
mostrar el volumen de las figuras, los rasgos del cuerpo y el movimiento, los rostros
eran más expresivos, aunque lo importante eran las características simbólicas que
debían expresar el sentimiento espiritual.

Otro de los cambios ocurridos es que a partir del siglo IV ya aparecen en pinturas y
mosaicos escenas narrativas, a diferencia del hecho puntual y simbólico representado en
los siglos anteriores. La tarea de los artistas, imbuidos de la función didáctica de las
imágenes, debió condensar acciones complejas en una forma visual que permitiera
interpretarlas a distancia.
La pintura fue siendo sustituida paulatinamente por el mosaico, y con él tendieron a mostrar
la riqueza y suntuosidad de las iglesias y a magnificar las imágenes. Fundamentalmente, los

22
artistas tendieron a realzar la luz que incide sobre los mosaicos de las bóvedas. Los
elaboraron con teselas de vidrios rotos y colocados a niveles distintos para reflejar y
dispersar los rayos de luz. Los colores son más variados e intensos a medida que
avanzamos en el siglo V.

Mosaicos del Mausoleo de Gala Placidia, detalles. Todo el interior está recubierto de
murales de color azul intenso, provocando un ambiente irreal y espiritual. El brillo y
la intensidad de los colores demuestra el interés por la luz, en tanto el primer
elemento de la creación. Con ella se buscaba mostrar el paraíso. En la cúpula,
recubierta de mosaicos azulados, aparece una gran cruz dorada, envuelta de estrellas,
manifestando el triunfo del cristianismo.

La escultura cristiana: sarcófagos y estatuas

En la escultura paleocristiana fueron muy escasas las obras en bulto redondo. Si bien el
cristianismo, como vimos, se alejó de la norma judía que proscribía la imagen, ya que surge
en un medio saturado de imágenes, el grecorromano, hubo una gran resistencia a las
estatuas de gran tamaño, por su asociación con los cultos paganos. Los escasos ejemplos de
escultura exenta que llegan hasta nosotros suelen ser representaciones del Buen Pastor o
de Cristo- Maestro, es decir, en actitud de dirigirse al público.

23
El Buen Pastor. Mármol. Siglo IV. Museo Nazionale Romano. Roma. Personaje
tomado de la tradición escultórica pagana, con claras vinculaciones con el Moscóforo
del Arcaico Griego, representa a Cristo como un joven imberbe vestido con túnica
corta, que lleva un cordero sobre sus hombros y un morral, y simboliza, como ya
vimos, la idea de la salvación.

Cristo sedente. Mármol. Siglo IV. Museo Nazionale Romano. Roma. Representado al
modo de los filósofos griegos, con el rollo de la ley en una mano. Imberbe, de pelo
largo, sentado en la silla curul romana, lo que le otorga calidad de juez.

24
MODOS DE VER 1
La secularización de la imagen del Buen Pastor

“El hombre del cordero” de Pablo Picasso. 1943. Escultura en bronce ubicada en una
plaza de la ciudad de Vallauris, Francia. Su original, en yeso, se localiza en el Museo
Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid. Medidas: 225,5 cm x 78 x 78.

Esta obra, que forma parte de la producción escultórica del genial artista español, ha sido
siempre considerada una obra singular con respecto a todo lo que había venido haciendo
hasta ese momento.
De grandes dimensiones, representa a un cordero luchando por su libertad en los brazos de
un hombre que lo aprisiona. El tema de la libertad está representado en un animal
angustiado, retorcido, en manos de una persona inmóvil, rígida, estática, que la sujeta.
Obra compuesta en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, la fuerza del cordero que
lucha por escaparse y la fuerza del hombre que la sostiene firmemente para mantener el
control, hacen que esta escultura se convierta en un símbolo de la vida y de esperanza.
Picasso seculariza el símbolo cristiano para dar cuenta de la angustia existencial del hombre
contemporáneo acosado por la guerra. Hace de él un icono casi de fatalidad griega, que
acepta el sacrificio y el dolor pero con la esperanza de la paz completa, de la libertad, a la
que aferra y no permite que se le escabulla.
La creación de Picasso nos demuestra que este tema aún tiene vigencia en el siglo XX, pero
ya no como una alegoría a Jesús, ni con ese sentido simbólico del cristianismo, sino más
bien para mostrar la capacidad que tiene un hombre de sacrificar su vida por defender y
cuidar la vida, la paz, la libertad. Y el sacrificio tiene entonces que ver ahora con los
acontecimientos históricos y no con la trascendencia religiosa.

25
La interpretación que los distintos críticos e historiadores del arte han realizado de esta
pieza de Picasso, tiene en cuenta la tradición en la iconografía cristiana, y la conciben
dentro de la secularización propia de la modernidad y del arte contemporáneo. La
secularización configura la iconografía con un significado diferente, no lo elimina.

Las realizaciones más características de la escultura paleocristiana fueron los relieves de


sarcófagos, cuyo número aumenta ostensiblemente a partir de la legalización del
cristianismo. Los materiales más utilizados fueron mármol y pórfido.
A diferencia de los sarcófagos del siglo III que sólo nos ofrecían aspectos puntuales de la
doctrina cristiana, a partir del siglo IV, suelen ser muchos más abarcativos en cuanto a
temáticas doctrinales e incorporan, al igual que en el mosaico, ciclos narrativos.
Los relieves se desarrollan en dos frisos continuos superpuestos, que muchas veces
incorporan los retratos de matrimonios en el interior de una concha o un círculo. Los temas
se extraen tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
En la segunda mitad del siglo IV la iconografía cambiará. Adquiere gran importancia el
tema de la Pasión 10 . Muchas veces el centro del sarcófago lo ocupa la Cruz triunfal
coronada de flores, o bien el conjunto de apóstoles –la Iglesia- recibiendo la ley de manos
de Cristo, imagen muy frecuente para poner de manifiesto la raíz divina de la Iglesia.

ANÁLISIS DE OBRA 1
SARCÓFAGO DE JUNIO BASSO

Tipo de obra: Escultura

Título: Sarcófago de Junio Basso

10
Se denomina Pasión a los acontecimientos que incluyen el tormento y la muerte de Cristo.

26
Autor: Desconocido

Fecha: 359

Localización: Museos Vaticanos. Roma

Estilo: Paleocristiano, etapa postconstantiniana. Hay una herencia clásica en la profundidad


de las hornacinas, en la proporcionalidad de rostros y vestiduras. Pero el tratamiento sereno
de las actitudes, en escenas que reclamarían acción dramática, nos ubica en el estilo
paleocristiano de los años de Constantino y los inmediatos siguientes, en que se trata de
dirigir la atención hacia un significado simbólico más elevado que el de los
acontecimientos y personajes

Forma: Altorrelieve. 1,20 metros de alto por 2,45 metros de ancho

Método: Obra realizada en un solo bloque de mármol, exquisitamente esculpido, mediante


talla y pulimentado

Descripción general: Su cara frontal, la más importante, exhibe un relieve en dos niveles,
cada uno de los cuales se divide en cinco escenas separadas por columnas. Las escenas
mezclan pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento, con episodios relativos a la vida y la
Pasión de Cristo. En la fila superior, de izquierda a derecha, los paneles contienen las
siguientes escenas: el sacrificio de Isaac, la captura de Pedro, la entronización de Cristo
sobre la bóveda celeste entre Pedro y Pablo, Cristo con las leyes y Cristo ante Pilatos. En la
fila inferior: curación de Job el leproso, el pecado de Adán y Eva, la entrada de Cristo en
Jerusalén, Daniel y los leones y, por último, Pablo conducido al martirio.
Las poses que adoptan los personajes resultan serenas y dignas. La representación de Cristo
es la de un joven imberbe, por encima del sufrimiento o de la preocupación ante la muerte.
Hay referencias al mundo pagano en los desnudos, en los amorcillos 11 de los paneles
laterales que representan la vendimia, en el Cristo joven y sedente, y en la cabeza del dios
Urano que Cristo pisa como señal del triunfo de la nueva religión sobre el paganismo.

11
Figuras de pequeños cupidos muy usadas en el arte grecorromano, asociadas al ciclo de la vendimia, que
representaba las ideas de muerte y resurrección, por ello son tomados por el arte cristiano funerario.

27
Escenas centrales del sarcófago. Ambas están referidas a Cristo Rey, soberano del
universo. En el panel superior se halla entronizado encima de la personificación del
firmamento (triunfo del cristianismo sobre el paganismo), y abajo aparece como
monarca terreno, entrando triunfante en Jerusalén (el inicio de la Pasión). En la
escena superior Cristo porta un papiro, al modo de las representaciones de los
filósofos griegos, aludiendo a la nueva ley, y a su lado aparecen los apóstoles Pedro y
Pablo.

Análisis simbólico: La decoración del sarcófago pretende resumir los principios básicos de
la doctrina cristiana en su totalidad. Es uno de los primeros que introduce escenas de la
Pasión de Cristo. Y la selección temática ha sido interpretada como la característica de la
etapa de evangelización que está viviendo el cristianismo, poniendo el énfasis en la
naturaleza divina de Cristo más que la humana, así como en el triunfo del cristianismo y en
la idea de salvación. Adán y Eva patentizan el peso de la culpa, redimida por Cristo. La
elección de Job y Daniel transmiten el mensaje de la salvación.

28
Primera escena de la fila superior, el Sacrificio de Isaac. Además de ejemplo de
salvación, es la prefiguración, expuesta en el Antiguo Testamento, de la muerte
propiciatoria de Jesús.

Análisis sociológico: La inscripción del dintel afirma que Junio Basso era prefecto
(praefectus urbi) de la ciudad12 y que fue bautizado en su lecho de muerte; era un miembro
típico del sector social más adinerado de la sociedad romana. La gran calidad de la factura
del sarcófago nos indica la categoría del personaje enterrado.
Los artistas responsables de este sarcófago revelan una técnica mucho más desarrollada que
la expuesta en los sarcófagos de las catacumbas del siglo III. Claramente los talleres de
escultores que trabajaban al servicio del Imperio, lo siguen haciendo ahora pero en las
obras requeridas por la religión dominante.

12
En la Roma de Constantino el prefecto de la ciudad era una autoridad civil, con rango senaturial, cuyo
cometido era la administración de los asuntos correspondientes a esa ciudad, en este caso, Roma.

29
II – EL ARTE BIZANTINO

El arte bizantino y su desarrollo están ligados a los sucesos ocurridos a partir de 476, con la
caída del Imperio de Occidente, en que Constantinopla acrecienta su poder político, al
tiempo que se erige como la heredera natural del legado artístico de Grecia y de Roma. La
situación geográfica de esta ciudad, en las puertas de Asia, su alejamiento del mundo
romano occidental, que se disgregó a partir de la presión de las invasiones bárbaras, su
contacto estrecho y continuo con los reinos orientales, influyen en la gestación de un arte
esplendoroso, crisol de lo occidental y de lo oriental.
La estética desarrollada en Constantinopla a partir del siglo VI estableció una continuidad
con el arte imperial paleocristiano, pero fuertemente enraizada en el mundo helenístico.
Sin embargo se va a imponer la tendencia a preferir las imágenes simbólicas sobre las
narrativas, las figuras frontales instaladas en fondos que desaparecen, la desmaterialización
de las figuras que pierden todo volumen y sólo conservan alguna idealización en los rostros,
la imagen se convirtió en mensaje.
En lo arquitectónico, el arte bizantino significó el triunfo absoluto de las plantas
centralizadas y de la cúpula. Las novedades en los apoyos de las grandes bóvedas
introducen la ilusión de un espacio inmaterial, transfigurado por la luz.
La escultura se torna absolutamente secundaria y se imponen el mosaico, la pintura mural,
la miniatura, en definitiva todo lo que podríamos denominar “las artes del color”. Se buscó
el efecto deslumbrante y se introdujo, además de la pintura mural, la pintura de imágenes
en soportes portables, los “íconos”, que ocuparán un lugar muy destacado en el arte
bizantino.
Fue también un arte propagandístico: de la grandeza del emperador y del poder de la iglesia
cristiana.
Por último, estudiar el arte bizantino es adentrarnos ya rotundamente en el análisis del arte
de la Edad Media, en una de sus áreas geográficas: el Oriente.

30
Mosaico en la Iglesia de Santa Sofía, Estambul. Virgen flanqueada por los
emperadores Justiniano, que le ofrenda la Iglesia, y Constantino, que le presenta la
ciudad de Constantinopla.

Los rasgos del arte bizantino


“En primer lugar, fue esencialmente un arte cristiano, dedicado al servicio de la Iglesia y a
la ilustración y expresión de la fe, y, en mayor o menor grado, controlado por las leyes
eclesiásticas. En segundo lugar, prevaleció un cierto grado de abstracción por el cual la
base rítmica o espiritual de una composición revestía mayor importancia que el parecido
con la naturaleza. No obstante, se trataba de un arte figurativo deudor de los motivos y las
ideas de la antigüedad, una herencia clásica que nunca se perdió de vista, a pesar de la
penetración oriental de otras ideas nuevas y distintas. En tercer lugar, fue un arte complejo
y elaborado en el cual el significado profundo subyacía a la forma, y no un arte primitivo
basado sobre todo en la atracción del color o las cualidades intuitivas del diseño. Sin
embargo, este movimiento artístico ocupó un período tan largo de tiempo y un área tan
extensa, que es de una naturaleza y una factura muy diversa.
Las obras más selectas y elegantes y las más conseguidas técnicamente, se asociaban con la
capital bizantina: Constantinopla. …Sin embargo, hubo también otros grandes
centros. …En Alejandría, Antioquia, Jerusalén y otros lugares de Oriente la producción se
disparó durante el primer período y continuó hasta que los musulmanes invadieron Siria,
Palestina y Egipto a mediados del siglo VII. ”

Rice, David Talbot (2000) El arte de la Época Bizantina. Ediciones Destino. Barcelona.

Contexto histórico – artístico


El Imperio Romano de Oriente, devenido luego en Imperio Bizantino, tuvo su capital en
Constantinopla13, ciudad, que como ya dijimos, fue fundada por Constantino en 330, sobre
la antigua Bizancio. Su historia se extiende hasta el siglo XV, 1453, en que cae bajo el
poder de los turcos otomanos.
Bajo el gobierno de Justiniano I (527-565), Bizancio llegó a su apogeo. Intentó recomponer
la unidad perdida del Imperio, atacó a los vándalos en el norte de África, recaló en la costa
mediterránea del reino visigodo, tomó Roma y luego Rávena, del poder ostrogodo.
Constantinopla se convirtió en la capital de un vasto imperio que iba desde España hasta
Siria y su emperador fue uno de los mecenas más grandes de la antigüedad. Bajo su reinado
se construyeron iglesias como Santa Sofía, Santa Irene, San Sergio y San Baco Apóstoles,
todas en Constantinopla; San Vitale y San Apolinar in Classe en Rávena, y muchas otras en
diversas regiones del Oriente. Tradicionalmente se considera que la época de Justiniano

13
Actual Estambul, Turquía.

31
inaugura una Primera Época de Oro del arte bizantino, que se extenderá hasta el siglo IX.
Es una etapa de formación, donde se configuran sus características esenciales.

Representación de Justiniano I. Detalle de Mosaicos de la Iglesia de San Vital de


Rávena. Siglo VI.

A la muerte de Justiniano se perdieron vastas regiones, fundamentalmente en el


Mediterráneo, y en el siglo VII, con la expansión del Islam, el Imperio se redujo
sensiblemente al perder las regiones de Siria, Palestina y Egipto. A lo largo de estos siglos,
Bizancio recuperará el idioma y la identidad griega, mientras que mantendrá la tradición
romana en el Derecho y la administración.
Otro de los acontecimientos importantes a destacar en este contexto, es el cisma religioso
que separó a Roma de Constantinopla. En tiempos de Constantino, el obispo de Roma (que
derivaba su autoridad de San Pedro) era la cabeza de la Iglesia cristiana (Papa). Esta
preeminencia fue impugnada por el Patriarca de Constantinopla, rivalidades jerárquicas,
polémicas teológicas, acusaciones de herejía y excomuniones, acabaron con las
posibilidades de una Iglesia universal. En el siglo XI se consolidó la división del mundo
cristiano en una Iglesia occidental, la Católica, y otra oriental u Ortodoxa.
Una de las controversias que alimentaron el distanciamiento se conoce como la “lucha
iconoclasta” o “guerra de las imágenes”. En el siglo VIII una corriente iconoclasta
bizantina propiciaba la destrucción de la iconografía cristiana relativa a Cristo, la Virgen
María y los apóstoles. El emperador bizantino, León III se declaró a favor de esta postura,
mientras que un grupo importante de opositores contó con el apoyo de Roma. Con muchos
avatares, este conflicto se prolongó por prácticamente un siglo y mezcló asuntos religiosos
y políticos en un imperio fuertemente presionado en sus fronteras. Y afectó obviamente al

32
arte ya que, durante un siglo, las imágenes estuvieron prohibidas. El movimiento
iconoclasta fue derrotado definitivamente en 843.

La guerra de las imágenes


“Tanto en Oriente como en Occidente, durante la Alta Edad Media, el monje fue el
principal instrumento de cristianización del mundo rural, que, en esta época, acogía a la
mayor parte de la población. Uno de los elementos que caracterizan a la mentalidad
campesina ha sido, en todas las épocas, la resistencia al cambio (paganus significa
campesino) y, por tanto, los procesos de sustitución de sus creencias se han producido
siempre de manera lenta y gradual. Por ello, para atraer a los campesinos hacia la Iglesia,
los monjes aprovecharon algunos elementos visuales de las antiguas creencias,
revistiéndolos con un significado cristiano. Fue así como se reutilizaron en parte la
iconografía y las advocaciones de los viejos dioses y diosas para encarnar a los santos y a la
Virgen. Sus retratos imaginarios, los iconos, que se hallaban en los monasterios,
constituyeron el incentivo para que éstos se convirtieran en centros de peregrinación y, por
tanto, en un elemento de intervención sobre el mundo campesino. Sin embargo, esta
práctica chocaba con la actitud de la Iglesia secular, con el patriarca de Constantinopla y el
emperador a la cabeza, que defendían un pensamiento religioso más abstracto en el que se
veía a las imágenes como síntoma y estímulo de idolatría.”

Rodríguez Ruíz, Delfín y otros (1998) Historia del Arte. 2° Bachillerato. Ediciones Akal. Madrid.

Finalizado este período de luchas, aunque no con el mismo esplendor en monumentos que
había caracterizado a la etapa precedente, se inaugura, a mediados del siglo IX, una
Segunda Edad de Oro en el arte, que perdura hasta principios del siglo XIII, cuando
Constantinopla es conquistada por los cruzados. 14 Es una etapa de madurez, en que se
consolidan los aspectos formales y espirituales del arte bizantino, al restablecerse el culto
de las imágenes. También se difunde su estética hacia la cuenca del Danubio, resultado de
la evangelización de los pueblos eslavos llevada adelante por los monjes ortodoxos.
En el siglo XI, los turcos ocuparon parte de Asia Menor, mientras las últimas posesiones
bizantinas de Occidente (en el sur de Italia) pasaban a poder de los normandos. A partir del
siglo XIII se inicia la tercera y última etapa histórico – artística, de decadencia y
desintegración territorial. Prácticamente el Imperio quedó reducido a los Balcanes y Grecia,
y así se sostuvo hasta 1453.
Por último señalemos que el Imperio Bizantino fue un imperio cristiano, fuertemente
centralizado y burocratizado. La alianza entre poder imperial y poder eclesiástico
constituyó una de sus características, desarrollándose lo que se conoce como
“cesaropapismo”, esto es, la intervención del monarca en asuntos religiosos.

14
Las Cruzadas fueron expediciones de corte militar sostenidas por motivos religiosos, llevadas a cabo por la
Europa latina cristiana con el fin de restablecer el control cristiano en Tierra Santa, que estaba bajo el dominio
musulmán.

33
La arquitectura bizantina
Las más imponentes obras arquitectónicas bizantinas datan del siglo VI, durante la época de
Justiniano y la primera Edad de Oro del arte bizantino. Y es la iglesia la producción
fundamental, en el contexto del denominado “cesaropapismo” que convierte al emperador
en la máxima autoridad eclesiástica, lo que deriva en una arquitectura religiosa pero al
servicio del emperador.
Los materiales y las técnicas empleadas marcan una continuidad con la arquitectura romana.
También son romanos el sentido monumental de sus construcciones y la utilización de
bóvedas y cúpulas.
El mortero, revestido de piedra y ladrillo en el exterior y de mosaicos en el interior, fue el
material más utilizado. Las plantas fueron básicamente centralizadas (aunque también se
utilizó la basilical, pero también con tendencia a la centralización), ya que el principal
aporte de la arquitectura bizantina viene dado por la novedosa concepción del espacio. Se
busca generar la sensación de amplitud, y para ello recurrirán al empleo sistemático de la
cubierta abovedada, fundamentalmente la cúpula sobre pechinas. Estas estructuras,
triángulos esféricos en los ángulos, hacen posible pasar de la superficie cuadrada de la
planta a la circular de la cúpula. También contribuye a la ampliación de los interiores el
agregado de una tribuna en altura y dos capillas laterales en la cabecera, flanqueando el
ábside central.
Estas bóvedas semiesféricas se construían con hiladas concéntricas de ladrillo, a modo de
coronas de radio decreciente, reforzadas exteriormente con mortero, y eran concebidas
como una imagen simbólica del cosmos divino.
A todo esto se añade una decoración rica en los interiores, el efecto sorpresa es
característico de la arquitectura bizantina: exteriores muy pobres en apariencia en contraste
con el interior.

Iglesia de San Apolinar in Classe

Iglesia de San Apolinar in Classe, Rávena. Siglo VI (El nártex y el campanario fueron
incorporados en el siglo IX)

34
Classe era el antiguo puerto de Rávena. Esta Iglesia, construida con planta basilical,
conserva aún el eje longitudinal de tradición paleocristiana. Plantea un contraste fuerte
entre un modesto exterior y un interior muy ornamentado, ya que su máxima riqueza radica
en los mosaicos de ábsides y muros.

Como todas las basílicas de la época, consta de tres naves, separadas entre sí por una fila de
doce columnas, que sostienen los arcos de medio punto.

Esta es la pequeña bóveda del ábside. La figura humana de Cristo aparece reemplazada por
un círculo luminoso y una gran Cruz dentro de él; a sus costados, entre nubes, se
encuentran los profetas Moisés y Elías. La imagen orante de San Apolinar (primer obispo
cristiano de Rávena) aparece rodeada también de doce ovejas, pues de acuerdo a la
tradición, este santo fue discípulo de San Pedro y sus seguidores lo consideraban uno más
entre los apóstoles. Entre las ventanas que iluminan el ábside se aprecian las figuras de
cuatro obispos de Rávena. En los laterales, sobre un fondo de oro, se ven dos Ángeles
ataviados con ricas vestiduras.

35
Iglesia de San Vital

Iglesia de San Vital. Vista aérea. Rávena. Siglo VI.

Esta Iglesia ya presenta la planta centralizada, preferida por los bizantinos, con una gran
cúpula central que se sostiene sobre pilares y columnas.

36
La planta central, octogonal, estaba precedida por un nártex y un atrio. El nártex se alarga
por dos lados del octógono. Tras los dos lados del octógono y el límite del nártex o pórtico
se configuran dos espacios triangulares a cuyos lados se apoyan las dos torres escaleras que
servirán para acceder tanto a la parte superior del pórtico como a la tribuna de la parte
superior. Posee un profundo presbiterio y ábside, aunque en realidad se trata de un espacio
interior único, sabiamente organizado con la ayuda de apoyos, pilares y columnas, entre la
sala central octogonal y el deambulatorio (por encima de él es que se ubica la tribuna).
Unos amplios vanos abiertos aseguran la comunicación entre estas dos partes del edificio.

Espacio interior, vista de la tribuna. Se establecen proporciones esbeltas con altos


pilares que acentúan la verticalidad. En la base de la cúpula, un tambor con
ventanales iluminan el espacio central.

37
Mosaico de Justiniano. Representa la ceremonia de consagración de la iglesia (que
nunca tuvo lugar en realidad). Todos los personajes importantes están perfectamente
individualizados y son reconocibles por sus retratos.

Este mosaico está en un panel situado en una de las paredes del ábside. En la otra se
representa a su esposa Teodora. El fondo dorado de los mosaicos supone la concepción
abstracta del espacio en el que se insertan las figuras de la pareja imperial, cuyas cabezas
aparecen rodeadas por el nimbo de los santos como afirmación de que detentan el poder
“por la gracia de Dios”; en el mismo sentido, como símbolo de autoridad divina, hay que
entender la cuidadosa representación de las joyas, y no como simple ostentación de riqueza.

38
ANÁLISIS DE OBRA 215
IGLESIA DE SANTA SOFÍA

Tipo de obra: Arquitectura

Título: Iglesia de Santa Sofía, en época de Bizancio: “Hagia Sofia” o Iglesia de la Sabiduría
Divina.
Autor y fecha: Fue construida del 532 al 537. La planificación constructiva estuvo a cargo
de Antemio de Tralles como teórico e Isidoro de Mileto como ingeniero. También se
agrega el nombre de Isidoro el Joven, sobrino de Isidoro de Mileto, porque es en realidad el
que confecciona la cúpula definitiva en el año 568, al derribarse la primera con los
terremotos del 553 y el 557.

Localización: Constantinopla, capital del Imperio Bizantino, actual Estambul, Turquía

Estilo: Arquitectura bizantina de la Primera Edad de Oro que se extendió entre los siglos VI
y IX

Forma: Obra arquitectónica con planta centralizada de cruz griega inscrita y cúpula central,
de unos 32 metros de diámetro y a 55 metros del suelo, apoyada sobre pechinas.

15
Buena parte de los elementos presentes en este análisis fueron tomados del trabajo monográfico de
Martínez Buenaga, Ignacio, “Iglesia de Santa Sofía”, en http://www.artecreha.com/Miradas_CREHA/santa-
sofia-estambul-s-vi.html

39
Planta de Santa Sofía

Método: La obra recoge la tradición constructiva y los avances técnicos de la arquitectura


romana, aunque el trazado de la planta resulta una síntesis de tradición occidental y
orientalizante. Su dibujo basilical de tres naves es de tradición occidental, pero su
centralización del espacio resulta de tradición oriental. Esta mezcla se consigue
configurando una planta de tres naves aunque inscrita en una planta de cruz griega, y por
otra parte utilizando la cúpula como refuerzo del efecto centralizador.
Para contrarrestar el peso de la cúpula, ésta descansa sobre dos grandes exedras o medias
cúpulas, una en la parte de la cabecera y la otra a los pies, y estas dos, a su vez, descansan
sobre otras dos pequeñas exedras o cupulines cada una, abiertas en los ángulos. De esta
forma se consigue asentar un sistema original, novedoso y extraordinariamente dinámico de
soportes encadenados para la inmensa cúpula. Además, la cúpula se apoya en cuatro
grandes pilares centrales que, a su vez, transmiten el peso de la cubierta por medio de arcos
transversales hacia contrafuertes externos, de considerables dimensiones y apariencia.

40
Descripción general: Este diseño en el interior consigue generar una inigualable concepción
espacial, en que la cúpula es la principal protagonista de todo el entramado arquitectónico.
Su efecto es más espectacular que la del Panteón (a pesar de que la de éste es más grande).
Se sostiene sobre cuatro pechinas y su apariencia es como si estuviera “suspendida en el
aire”. Carece de tambor, por el mencionado sistema de soportes, y tiene abiertas numerosas
ventanas en la base de la cúpula, lo que influye decisivamente en el efecto lumínico de
Santa Sofía. También hay ventanas en las exedras mayores y menores y en los muros
laterales. A esto hay que añadir el uso de mármoles de colores en los pilares principales que
mitigan su gruesa volumetría. La riqueza de los mosaicos en bóvedas y muros, colocados
donde se disponían las lámparas y antorchas, conseguían tintineos y reverberaciones
lumínicas de un brillo prodigioso.
La sensación de amplitud se logra espectacularmente y la constante combinación de
entrantes y salientes dilatan el espacio y lo tornan dinámico.
En el exterior destaca el rítmico juego de volúmenes escalonados, que se precipitan como
en cascada desde la cúpula principal a las exedras mayores, a las exedras menores y
finalmente a las pequeñas capillas del nivel inferior. Un aspecto más pesado adquieren en
cambio los contrafuertes exteriores que reciben los empujes principales.

41
Capitel de columna de la tribuna. El capitel bizantino es muy particular, tiene forma
de pirámide truncada invertida decorada con motivos florales o figurados, y aparece
el cimacio, moldura que se sitúa por encima, dando paso al arco. En esta obra se
aprecia la herencia del helenismo. Bizancio sintetizó muchas influencias orientales en
el arte del período helenístico, la estilización geométrica con gran sentido de la
simetría de este capitel es una prueba de ello.

Análisis simbólico: Dentro de la concepción de la arquitectura como un efecto del


cesaropapismo, Santa Sofía se concibe no como una basílica para el pueblo, sino como la
gran basílica del emperador Justiniano, construida junto a su Palacio y con todo el
esplendor de la Corte. Esta inscrita dentro de un amplio programa constructivo que inicia el
emperador luego de una violenta insurrección sufrida en el año 532 que destruyó buena
parte de la ciudad, incluida la anterior iglesia de Santa Sofía. Por lo tanto la construcción de
la nueva es el símbolo del poder reconquistado y de la nueva era del imperio de Justiniano.
Desde el punto de vista religioso, el inmenso ámbito que creaba la bóveda por encima de
los fieles quería representar un único Dios y una única fe para toda la humanidad. Y en ese
interior, los pensamientos mundanos de los fieles debían desaparecer para que el alma se
elevara hacia el cielo y hacia Dios, representado en esa cúpula.
La Iglesia pretendía convertirse en el centro de toda la cristiandad, custodiaba las reliquias
más extraordinarias del cristianismo primitivo: restos de la cruz, la losa donde se había
depositado el cuerpo de Cristo, entre otras.

Análisis sociológico: Constituye la obra cumbre del arte bizantino y sin duda una de las
más importantes de la Historia de la arquitectura.
La toma de Constantinopla por los turcos en 1453, convirtió a Santa Sofía en una mezquita.
Se elevaron minaretes en su exterior, se reorientó el templo, quedando el ábside relegado a
un segundo plano, y su ornamentación interior afectó los mosaicos primitivos, que
desaparecieron y aún cuando hoy se encuentran parcialmente restaurados, se ven
empobrecidos con respecto a su esplendor original. Fueron recubiertos con una capa de
yeso que los disimulaba a los ojos de los musulmanes, ya que el Islam prohíbe la
representación humana.
Hoy no es ni iglesia cristiana ni mezquita musulmana, es un museo que visitan a diario
miles de turistas buscando disfrutar su arquitectura, regocijarse con sus mosaicos, o, para
los cristianos, participar de un acercamiento a Dios en una obra humana.

*Nota: sobre los mosaicos, ver en la siguiente sección de este capítulo, dedicada al mosaico
bizantino, análisis particular de los de Santa Sofía.

42
MODOS DE VER 2
En Montevideo, en lo alto del Cerrito de la Victoria sobre la calle Norberto Ortíz, se
encuentra el Santuario Nacional del Sagrado Corazón de Jesús, templo construido por la
Iglesia Católica, en su parte sustancial, entre 1926 y 1938.

A finales del siglo XIX ya se había adoptado la decisión con respecto a su emplazamiento,
aunque recién en 1902 se procedió a la compra del terreno. En 1920 la Sociedad de
Arquitectos del Uruguay llama a un concurso internacional del que resulta ganador el
proyecto presentado por el sacerdote italiano Ernesto Vespignani. Los realizadores fueron
los arquitectos Elzeario Boix y Horacio Terra Arocena. Si bien en 1938 se habilitó toda la
planta, recién en 1946 quedan prontas la cúpula y las torres. Pero en realidad la
construcción nunca quedó terminada y con el correr del tiempo se ha ido deteriorando,
siendo sus refacciones absolutamente insuficientes. Actualmente hay en curso un proceso
de restauración a través de un convenio entre el Ministerio de Transporte y Obras Públicas
y la Arquidiócesis de Montevideo.

De clara influencia bizantina, presenta una planta centralizada en forma de cruz con una
gran cúpula central y dos semi cúpulas, que corresponden una al Presbiterio y otra al Coro,
planteando claros contrastes volumétricos. La nave longitudinal queda algo prolongada con
respecto a la transversal por esa combinación de cúpula y semicúpulas, presentando un
efecto similar a la solución arquitectónica de Santa Sofía. La cúpula mayor marca un gran
espacio en el centro, y, nuevamente al igual que Santa Sofía, tiene abiertas varias ventanas
en su base y también en las semicúpulas, lo que le otorga un particular efecto lumínico.

Exteriormente también puede apreciarse la inspiración bizantina, al agregarse alrededor de


la cúpula cuatro torres. Pero su revestimiento en ladrillos la torna muy original y la
emparenta con el Occidente europeo.

43
En este ejemplo local vemos cómo la particular arquitectura de Bizancio sigue estando
presente, aún en tiempos y lugares tan distantes.

Interior del Santuario del Cerrito de la Victoria. Cúpula y semi cúpula.

Los mosaicos

Los mosaicos bizantinos sean tal vez una de las manifestaciones más conocidas de su arte.
Son herederos del mosaico paleocristiano, como a su vez éste lo era del romano, con la
diferencia sustancial que fue usado, más que para pavimentos, que era el fin principal de los
romanos, para recubrir muros y techos, y también pavimentos, claro.
Su uso será recurrente tanto con fines políticos, como estéticos. En cuanto a lo señalado en
primer término, porque su riqueza es signo del poder imperial. Y con respecto a lo segundo,
es un elemento idóneo de transmisión del simbolismo de la luz como reflejo de Dios.
Su solución plástica responde a la tendencia idealizante de la época, muy vinculada al
sentido religioso y espiritual, que es lo que se trata de representar, de allí que se aleje de
propuestas realistas.
La representación es simbólica, por tanto estará signada por el antinaturalismo, la
idealización expresiva, la rigidez, el hieratismo y la esquematización. Además de
distinguirse por una gran elegancia y refinamiento así como el lujo en los materiales.
La iconografía musivaria es básicamente religiosa, y también de temáticas vinculadas con
el cesaropapismo imperante. Los nuevos tipos iconográficos siguen un programa prefijado
44
en las diferentes partes del templo: el Pantocrátor (Cristo en majestad bendiciendo) en la
cúpula, el Tetramorfos (los cuatro evangelistas) en las pechinas, la Virgen en el ábside, los
santos y temas evangélicos en los muros de las naves. Otro tema muy repetido fue la Deesis
(Cristo con la Virgen y San Juan Bautista), pero hubo una gran variedad de registros
iconográficos.

Mosaico de Teodora y su séquito

Mosaico de Teodora y su séquito. Iglesia de San Vital en Rávena. 547

La emperatriz Teodora, esposa de Justiniano, tuvo un papel muy importante en la corte y en


las decisiones políticas tomadas en su época, así como en el acopio de leyes que protegían
ampliamente los derechos de la mujer. Todo esto absolutamente inusual, en un mundo
donde la mujer estaba totalmente relegada en todos los ámbitos. Este mosaico está situado
próximo al del emperador y su séquito, y no nos extraña entonces, que se la represente en
igualdad de condiciones: en el mismo lugar, las paredes laterales del ábside de la Iglesia, y
con la misma idealización que parece alejarla de la realidad tangible.

45
Contribuyen a ello una serie de convencionalismos característicos del mosaico bizantino:
isocefalia, frontalidad, pies en “V”, horror vacuii, movimientos reiterativos en todos los
personajes; hieratismo y rostros indefinidos en el séquito; colores planos, impenetrabilidad
de los rostros, mayor canon de Teodora, como símbolo de autoridad y de importancia
personal en la corte, y ausencia de movimiento, como si se hubieran petrificado las figuras.
Hay un intento de desmaterializar las figuras en un intento de representar lo sagrado. De
todos modos, hay un esfuerzo realista en los retratos de los personajes.
Caracteriza al conjunto solemnidad y suntuosidad.

En el caso del retrato de Teodora, hay más lujo y ostentación, más variedad cromática e
interés por representar la moda orientalizante: ropas coloridas, joyas abundantes. El rostro
es plano pero sus ojos muy abiertos brindan expresividad.16

16
Ver Martínez Buenaga, Ignacio, “Mosaico de Teodora”, en www.artecreha.com

46
Los mosaicos de Santa Sofía de Constantinopla: Fueron realizados con posterioridad a la
construcción de la Iglesia, entre los siglos IX y XII. Aunque seriamente dañados, han
aportado información de primera mano sobre las técnicas de instalación. A los muros se les
sobreponían tres capas de mortero. La primera capa era una mezcla de cal, arena y polvo de
ladrillo, que se aplicaba en las paredes para lograr una superficie lisa, la segunda capa, que
tenía un espesor de 1,25 a 5 cm, era una combinación de cal, arena y paja finamente
triturada, a la que se le marcaban profundas estrías para darle mayor adherencia a la última
capa, que se conformaba de polvo de mármol y yeso finamente molido. En esta capa se
dispone el dibujo y se colocaban las teselas de color siguiendo el diseño elegido. La
superficie del mosaico no era absolutamente plana, sino que se le daba una formación
irregular, con el fin de que las teselas al no encontrarse en la misma posición, reflejasen la
luz de forma distinta, lo que proporcionaba una mayor luminosidad al mosaico.17

Mosaico de la Virgen con el Niño localizado en el ábside oriental. Es el mosaico


figurativo más antiguo que se conserva y fue inaugurado en el año 867, con motivo del
triunfo de la ortodoxia sobre la iconoclasia. Este tipo de representación, conocida
como theotokos (virgen como madre de dios), junto a muchas otras, propias de la
iconografía bizantina, servirá de modelo al arte cristiano occidental de la Edad Media.

17
Ver Vega, Manuel, “El mosaico”, en www.imperiobizantino.com

47
Mosaico situado en la tribuna sur de Santa Sofía, realizado hacia 1118, corresponde a
la Segunda Edad de Oro en el arte bizantino. Representa a la pareja de emperadores
Juan II e Irene flanqueando a la Virgen con el Niño. La imagen de la Virgen refleja
perfectamente las características del icono bizantino (que veremos a continuación).
Hay hieratismo, recurso utilizado para trasmitir su carácter divino. Perfiles marcados,
simetría en la composición, esquematización de algunos detalles y clara simplificación
formal. El niño tiene ya cierto aire distante con respecto a la madre, lo que con el
correr del tiempo transformará la imagen del theotokos en theotronos, cuando la
Virgen sólo asuma un papel secundario como simple asiento de Dios. Ya porta el niño
el rollo de las leyes en una mano y un gesto de bendición en la otra, formulación
iconográfica (Cristo como Pantocrator), que será habitual en toda la Edad Media. El
uso del azul potencia los fondos dorados que rodean el icono de la Theotokos,
otorgándole a todo el mosaico el lujo y la riqueza característicos en el arte bizantino.

El icono bizantino
El icono en Bizancio (pintura de la divinidad o santos) era mucho más que una simple
pintura. Pues más que una representación, eran la divinidad misma hecha materia. Esta
mentalidad tendrá mucho que ver con su creación, su contemplación, siendo incluso la
causa de la “guerra de las imágenes” a la que ya referimos, que duró más de un siglo.
El icono bizantino es una pintura sacra sobre una estructura portátil, de madera o metal,
cualquiera que sea la técnica de la pintura: colores colocados sobre una preparación de
enyesado, cubos de mosaicos, esmaltes…

48
Ya desde el siglo VI, eran objetos de culto, como las reliquias. El icono era (es, porque se
siguen realizando y venerando en el mundo cristiano ortodoxo actual) el espejo en el que se
refleja el mundo visible, es existencialmente idéntico a su modelo, a pesar de ser diferente
en su esencia. Venerar un icono es identificarse con él y recibir su gracia.
Todo esto llevaba a que sólo podían ser pintados por monjes o personas sumamente
cercanas a la divinidad, y debidamente preparadas para la tarea.
Como lo individual tiene escasa importancia, las fórmulas y técnicas evolucionarán poco a
través de los siglos. Esto crea una representación poco naturalista, frontal, hierática,
simbólica.
Quizá lo más característico de ellos sea su fondo dorado, hecho con delgadísimas laminillas
de oro denominadas pan de oro que se pegan sobre el soporte. Con ellas el paisaje natural
se elimina, sustituyéndose por una luminosidad difusa que tanta influencia tendrá sobre la
pintura gótica occidental, que lo utilizará hasta que el Renacimiento redescubra el paisaje.
El icono sufrió un gran embate a partir del siglo VIII al imponerse en todo el Imperio
Bizantino el criterio iconoclasta con el que se pretendía evitar el culto a las imágenes, por el
peligro a la idolatría y a la ostentación de las parroquias. Los iconos adquirían entre la
gente una fuerza sobrenatural, capaz de provocar por sí solos todo tipo de milagros, por eso
se convertían en objetos valiosísimos que propiciaban la riqueza al cubrirlos las gentes con
metales y piedras preciosas.
La derogación de la prohibición en el año 843 aseguró la continuidad histórica de su
producción hasta el presente.

Icono ruso del siglo XII representando a San Gabriel. Escuela de Novgorod. En el año
988 el príncipe de Kiev, Vladimir, se convierte al Cristianismo Ortodoxo y ordena a
toda la nación rusa seguir su ejemplo. Las iglesias se multiplicaron. Los rusos, como
los bizantinos, las adornaron con frescos, mosaicos e iconos. Los artistas rusos
aprendieron de Constantinopla y, a pesar de sus particularismos, respetaron el canon
bizantino.

49
Simbología de los colores18
Los colores, producto de la descomposición de la luz, tienen en iconografía un lenguaje
propio y son portadores de un lenguaje místico, trascendente.
Al hablar sobre los colores en los iconos, es necesario hacerlo sobre su luz, pues en ellos la
luz no proviene de un lugar específico como sucede en la pintura occidental, sino que las
figuras están inmersas en la luz.

El Dorado. El hombre, desde sus orígenes ha admirado la dorada luz del sol, presumiendo
que provenía de la Divinidad, pues en la naturaleza no es posible encontrar este color. En
los iconos todos los fondos están cubiertos de este color, el que se logra aplicando hojas de
oro, el que es bruñido hasta lograr su máximo brillo. En la iconografía bizantina representa
la luz de Dios, por lo tanto cualquier figura representada en ellos está llena de la luz Divina.

El Blanco no es propiamente un color, sino la suma de todos ellos. Es la luz misma. Es el


color de la “Vida Nueva”. En el icono de la Resurrección, la túnica de Cristo es de ese
color. Los primeros cristianos al bautizarse, portaban vestiduras blancas como símbolo de
su nacimiento a la nueva vida trascendente.

El Negro es la ausencia de luz, la carencia total de color. Representa la nada, el caos, la


muerte, pues sin luz la vida deja de existir. De este color son los condenados y los
demonios en el icono del “Juicio Final” pues para ellos la Vida Eterna se ha extinguido.

El Rojo ha sido utilizado en los mantos y túnicas de Cristo y los mártires. Simboliza la
sangre del sacrificio, así como también el amor, pues el amor es la causa principal del
sacrificio. Al contrario del blanco que simboliza lo intangible, el rojo es un color netamente
humano.

El Púrpura quedó reservado exclusivamente para el emperador, por lo tanto en los iconos
representa el poder imperial. Es utilizado sólo en el Pantocrátor y en el Thetokos,
significando que Cristo y por extensión su madre, detentan el poder divino. Como Cristo es
también el Sumo Sacerdote de la Iglesia, simboliza el Sacerdocio.

El Azul. Todas las antiguas culturas lo relacionaron con la divinidad. Es natural que en
Bizancio fuese establecido como el color propio de Dios y de las personas a las cuales les
transmite su santidad.

18
Ver Vega, Manuel, “Simbología del icono bizantino”, en www.imperiobizantino.com

50
La pintura bizantina
Si bien se utilizó para decorar los interiores junto con los mosaicos, ocupó un papel
secundario totalmente. Recién comenzó a sustituir al mosaico en la Tercera Edad, donde
sobresalen los conjuntos de iglesias rupestres de Capadocia, en Asia Menor.
La técnica es al fresco, y las temáticas y convencionalismos, son los mismos que para
mosaicos e iconos. Tuvo gran influencia en Novgorod y Moscú, escuelas que destacaron en
pintura al fresco.
Más tardíamente, sobresalen las escuelas cretenses y venecianas.

Pintura al fresco en el ábside de la Iglesia Oscura (Karanlink Kilise) de Göreme,


Capadocia, Turquía. Fines del siglo XII, principios del siglo XIII. El tema es la Deesis:
la Virgen y San Juan Bautista flanqueando a Cristo y rogándole por la salvación de la
humanidad. Cristo está representado como un emperador bizantino, sentado en su
trono y recibiendo la postración de dos personajes.

Escultura
La plástica escultórica bizantina supuso la culminación del arte paleocristiano, manteniendo
sus técnicas y estética de progresivo alejamiento de las formas clásicas. Predominó la
rigidez, la repetición de modelos estereotipados, hubo preferencia en el bajorrelieve sobre
las obras de bulto redondo, y lo más característico fue el uso del marfil en pequeñas piezas.
51
Luego de la lucha de las imágenes, desaparece casi la figura humana de la escultura exenta.
Destacan los capiteles ornamentales y también los sarcófagos.
Pero las obras más importantes fueron las de pequeño porte: dípticos y cajas, talladas
generalmente en marfil con minucioso trabajo.

Políptico Barberini. Marfil, 34,2 x 26,8 x 2,8 cm. Principios del siglo VI, procede de
Constantinopla. Museo del Louvre, París.
En el centro el emperador (Zenón, Anastasio o Justiniano) domina un brioso corcel
como signo de fuerza y buen gobierno. Clava la lanza en el suelo celebrando una
victoria, mientras un extranjero (caracterizado con el gorro frigio) toca con una mano
el arma como signo de acatamiento y con la otra aclama al emperador. Una niké
corona al basileus, mientras la Abundancia le toca el pie. Desde la izquierda un
soldado trae otra niké (trae la victoria) al monarca, imagen que se repetiría
especularmente en el panel derecho, hoy perdido. En el panel inferior más extranjeros
de todo el orbe traen todo tipo de productos como regalo o tributo.
En el panel superior una imagen de Cristo representado joven y apolíneo es sostenida
por ángeles, bendice al emperador y su imperio con el gesto bizantino, mientras
sostiene un bastón que termina en una cruz potenzada (signo de Cristo y la difusión de
su fe por las cuatro direcciones del mundo). A los lados de Cristo se representa el sol y
la luna: toda la escena es eterna, atemporal, ocurre “por los siglos de los siglos”.19

19
Tomado de www.arssummum.net

52
A modo de cierre, señalemos que la Iglesia Ortodoxa extendió la cristianización por el
mundo eslavo, difundiendo su arte por los pueblos balcánicos y ruso.
La cultura bizantina también se hizo presente en Occidente a través de los intensos
contactos comerciales que mantuvo con la República de Venecia. La Iglesia de San Marcos,
construida entre los siglos XI y XV mezcló aportes occidentales y orientales, con aspectos
decorativos y de cúpulas, inequívocamente bizantinos.
La influencia bizantina se refuerza a partir de las Cruzadas, de forma tal que la Europa
románica (siglos XI al XIII) es tributaria de todo un bagaje iconográfico y técnico generado
en Bizancio.

“El arte bizantino fue uno de los grandes artes que el mundo ha conocido, adoptando la
cúpula y asociándola a la basílica cristiana transformada, creó una arquitectura nueva.
Ha revelado la magia del color; sus esmaltes, sus mosaicos, sus manuscritos iluminados,
sus telas historiadas fueron maravillas que durante siglos encantaron y consolaron a los
hombres.”20

CONEXIONES DESDE EL PRESENTE 2


El Museo Bizantino de Atenas

Fundado en 1914, es el único museo europeo dedicado de manera exclusiva al arte


bizantino. Tiene una importantísima colección que incluye íconos, esculturas, piezas
arquitectónicas, manuscritos, pinturas murales, mosaicos, tallas en madera y muchos otros
objetos tales como cerámicas, monedas de oro, joyas y textiles. Las piezas, que son casi

20
Reelaborado de Autores Varios (1950) Historia General del Arte. Tomo I. Editorial Flammarion. Paris.

53
quince mil, repasan producciones artísticas de Bizancio, y posteriores pero de estilo
bizantino, que van desde el siglo IV hasta el siglo XIX. Provienen no sólo de Grecia sino
también de otras áreas por las que se extendió el Imperio Bizantino: Asia Menor, Mar
Negro, Egipto y África del Norte, Rumania.
Está ubicado en una antigua casona cuyos ambientes fueron decorados siguiendo el estilo
de las iglesias griegas de diferentes épocas.

Museo Bizantino de Atenas, una de las salas.

Icono bizantino. La resurrección de Lázaro. 21,5 x 24 cm. Siglo XII. Museo Bizantino
de Atenas.

54
GLOSARIO

Alegoría: Representación simbólica de ideas abstractas por medio de figuras, grupos de


éstas o atributos.

Baldaquino: Pabellón que cubre el altar.

Baptisterio: Edificio generalmente de planta circular o poligonal, próximo a un templo y


generalmente pequeño, donde se administraba el bautismo.

Basileus: Título imperial que utilizaban los soberanos bizantinos desde el año 630.

Bóveda anular: Bóveda de cañón cuya directriz no es recta sino circular. Se utilizó para
cubrir girolas o deambulatorios.

Cimacio: Ábaco.

Crucero: Lugar de una iglesia en el que se cruzan el transepto y la nave principal.

Cruz griega: La formada por los dos brazos iguales, con cruce en el centro.

Cruz latina: La formada por dos brazos desiguales, quedando uno más largo que el otro.

Deambulatorio: En las iglesias, espacio transitable situado detrás del presbiterio que da
ingreso a otras capillas situadas en el ábside.

Díptico: Cuadro o bajorrelieve formado con dos tableros que se cierran por un costado,
como las tapas de un libro.

Dogma: Fundamento o puntos capitales de una religión.

Estereotipo: Imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter
inmutable.

Expresionismo: Tendencia estética que propugna la expresión sincera aún a costa del
equilibrio formal.

Frigio: Gorro utilizado por los frigios, pueblo de Asia Menor. Por extensión, extranjeros
(para el caso de su simbolismo en el Políptico Barberini)

Icono: Representación religiosa, generalmente en tabla, con técnica bizantina, usada en las
iglesias cristianas orientales.

Iconoclasia: Doctrina de los iconoclastas.


55
Iconoclasta: Aquel que negaba el culto a las imágenes, las destruía y perseguía a quienes
las veneraban.

Isocefalia: En la representación, las figuras están con sus cabezas a la misma altura.

Mártir: Aquel que padece muerte en defensa de la religión cristina (es el sentido en que se
usó en este capítulo)

Mausoleo: Sepulcro magnífico y suntuoso.

Martyrium: Tumba o mausoleo donde se rinde culto a mártires allí enterrados.

Musivaria: Arte y técnica del mosaico.

Nártex: Atrio o vestíbulo situado a la entrada de las iglesias paleocristianas y bizantinas.

Niké: En la mitología grecorromana, divinidad portadora de la victoria.

Paganos: Idólatras y/o politeístas, especialmente los griegos y los romanos según los
cristianos. En forma más amplia, infiel no bautizado.

Pantocrátor: En el arte bizantino, representación de Cristo sentado, bendiciendo.

Paramento: Cada una de las dos caras de una pared.

Pechina: Cada uno de los cuatro triángulos esféricos que sirven para pasar del cuadrado del
crucero al círculo de la cúpula que sostienen.

Peregrinar: Ir a un santuario por devoción o por voto.

Pórfido: Roca compacta y dura, formada por una sustancia amorfa, ordinariamente de color
oscuro y con cristales de feldespato y cuarzo.

Presbiterio: Área del altar mayor hasta el pie de las gradas por donde se sube a él, que
regularmente suele estar cercada con una reja o barandilla.

Secularizar: Hacer secular lo que era eclesiástico.

Tambor: Elemento constructivo cilíndrico que sirve de base a una cúpula a fin de dar a ésta
mayor realce; generalmente con ventanillas u otro tipo de abertura para iluminar el interior
del edificio.

Transepto: Nave transversal de una iglesia que corta en ángulo recto la nave principal del
edificio. Consta de dos brazos que se extienden a ambos lados del crucero, que es la
intersección de la nave central y del transepto, y que suelen sobresalir de la anchura de las
naves.
56
Tetramorfos: Conjunto de los símbolos de los cuatro Evangelistas según el Apocalipsis.

Tondo: Adorno circulare rehundido en un paramento.

Tribuna: Ventana o balcón que hay en algunas iglesias, y desde donde se podía asistir a las
celebraciones litúrgicas.

57
ACTIVIDADES
1) Realiza una selección de 3 edificios romanos, con fotos exteriores e interiores,
donde puedas indicar los aspectos espaciales señalados por Norberg-Schulz en el
texto denominado “La inspiración romana de la arquitectura cristiana primitiva”,
que se transcribe en este capítulo. Luego haz lo mismo con 3 edificios
paleocristianos, fotos incluidas, y establece los elementos concordantes. Puedes
realizar el trabajo en un formato de Presentación Power Point.

2)

Cúpula del Baptisterio de los Arrianos. Rávena, siglo VI. Mosaico de teselas
policromadas.

Observa la imagen precedente y, a partir de ella:


- busca información sobre este Baptisterio y quienes fueron los “arrianos”
- profundiza tus conocimientos con respecto a la técnica del mosaico, en particular en
esta etapa del arte
- realiza una descripción temática, simbólica y formal de la obra
- compara con el mosaico del Baptisterio Neoniano, estableciendo semejanzas y
diferencias, tomando como base la descripción que realizaste anteriormente

3) Conforma un grupo con 2 o 3 de tus compañeros a los efectos de realizar una salida
didáctica a la Iglesia Ortodoxa Griega “San Nicolás”, ubicada en el barrio “El
Prado” de Montevideo, calle 19 de Abril Nro. 3366 (deberás averiguar días y
horarios de visita, no olvides que no es un museo, es un ámbito religioso para la
comunidad helénica ortodoxa de nuestro país). Una vez allí, recórrela y comenta:
- ¿Qué aspectos de su estructura arquitectónica pueden estar ligados con la
arquitectura bizantina?

58
- ¿Cómo describirías el mosaico que se encuentra en su interior, y cuya foto te
estamos mostrando? Utiliza aspectos tales como tema, uso del color y su simbología,
luz, forma de representación de las figuras.
- ¿Qué otros aspectos de la decoración de la Iglesia te hacen suponer que está
inspirada en el arte bizantino?

59

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