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Hipótesis de

usos y
gratificaciones

Teoría de la
Comunicación

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Hipótesis de usos y
gratificaciones
Es preciso que tengas en cuenta que los contenidos que se desarrollan a
continuación se encuentran entramados con los paradigmas vigentes.

La hipótesis de usos y gratificaciones, en una clara consonancia con los


abordajes funcionalistas, no se preocupa por los efectos de los medios, sino
por lo que estos representan para las personas, cuáles son las necesidades
de la audiencia que satisfacen. En este sentido, a principios de los 70 se
produce un desplazamiento de la pregunta respecto a qué les hacen los
medios a las personas para plantear qué hacen las personas con los medios,
es decir, qué uso hacen de ellos y para qué los consumen.

Wright, por ejemplo, en 1974 diferenciaba las funciones de las necesidades.


Las consideraba dos ingredientes diferentes, distintos y postulaba que podía
pensarse que la gratificación de necesidades que las personas encuentran
en los medios posee un carácter funcional. Esto significa que, para las
personas, los medios pueden considerarse una necesidad más que una
función.

¿Qué necesidades satisfacen? Presta atención a la respuesta. Katz, Blumler


y Gurevitch (como se citan en Wolf, 1987), desde su perspectiva o enfoque,
responden del siguiente modo:

1) Los medios masivos se utilizan para satisfacer necesidades específicas.

2) La audiencia inicia el proceso de comunicación masiva, seleccionando los


tipos de medio y contenidos de los medios para satisfacer sus
necesidades.

3) Además de los medios, existen otras fuentes de satisfacción de


necesidades individuales (la familia, los amigos, la comunicación
interpersonal, el tiempo libre, dormir y las drogas) y los medios masivos
compiten con ellas.

4) La audiencia puede hacer conscientes las necesidades que los medios


satisfacen.

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5) Se produce un alejamiento de las teorías de los efectos directos y se
superan las teorías de los efectos indirectos o limitados. Surgen de los
estudios de agenda setting que se abordarán en el punto 6.2.

Como puedes apreciar, existe una gran distancia en la manera de concebir


la audiencia y el proceso de comunicación si recuerdas la formulación inicial
de los estudios de comunicación que has estudiado.

Tabla 1: Comparación de viejas investigaciones con nuevas

Fuente: elaboración propia.

En síntesis: la audiencia utiliza los medios de comunicación para


determinado fin que satisfaga sus propias necesidades.

Para Mattelart y Mattelart (1997), la corriente de los usos y gratificaciones


es profundizada en la década del ochenta en su propia noción de lectura
negociada. Esto significa que el sentido y los efectos nacen de la interacción
de los textos (léase comunicaciones) y las funciones asumidas por las
audiencias. Las decodificaciones se realizan de acuerdo con la implicación de
la audiencia con la comunicación. El involucramiento de la audiencia con una
comunicación depende de la forma en la que las diferentes socioculturas
construyen la función del receptor, es decir, se producen diferentes
situaciones derivadas del contexto social de los sujetos.

Katz, Blumler y Gurevitch (como se citan en Wolf, 1987) enumeran una serie
de situaciones derivadas del contexto social de los sujetos, en las que los
medios aportan recursos para que el sujeto las enfrente.

Presta atención a este punto de manera especial, ya que el Trabajo Práctico


N.º 4 se vincula con estas cuestiones.

1) La situación social produce tensiones y conflictos que el consumo de los


mass media atenúa.

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2) La situación social crea la conciencia de determinados problemas que
exigen atención y la información sobre ellos puede buscarse en el medio.
3) La situación social ofrece escasas oportunidades reales de satisfacer
determinadas necesidades que procuren satisfacerse de forma delegada
con el medio.
4) La situación social crea determinados valores, cuya afirmación y cuyo
refuerzo son facilitados por las comunicaciones de masa.
5) La situación social proporciona y determina expectativas de familiaridad
con determinados mensajes que deben, por lo tanto, ser disfrutados
para sostener la pertenencia a grupos sociales de referencia.

Las necesidades que los mass media satisfacen, según Katz, Gurevitch y Haas
(como se citan en Wolf, 1987), son cinco:

1) Necesidades cognitivas: de información, conocimiento y comprensión


del mundo que rodea.
2) Necesidades afectivas-estéticas: experiencias placenteras, emotivas,
estéticas.
3) Necesidades integradoras a nivel de la personalidad: autoestima,
seguridad, confianza, estabilidad emocional, incremento de la
credibilidad y el estatus.
4) Necesidades integradoras a nivel social: afiliación, pertenencia a grupos,
contactos interpersonales.
5) Necesidades de evasión: relajación de las tensiones y conflictos,
diversión.

Al margen de ello, la sola exposición al medio, independientemente de su


contenido, satisface una o más necesidades.

Por otro lado, y como lo han advertido algunos autores, cada medio satisface
de diferente manera cada una de las necesidades del individuo y esto puede
variar en cuanto al sexo, edad, o clase social.

Más recientemente, Denis McQuail (1983) elaboró una tipología de


gratificaciones que obtienen las personas por utilizar los medios que no se
aparta sustancialmente de la anterior:

1) Información sobre las circunstancias y acontecimientos significativos


del entorno inmediato, de la sociedad y del mundo: buscar consejo
sobre cuestiones prácticas, opiniones y decisiones; satisfacer la
curiosidad y el interés general; aprendizaje y autoeducación, y ganar
sensación de seguridad a través del conocimiento.

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2) Identidad personal: encontrar una confirmación de los valores
personales y modelos de conducta; identificarse con otras personas
valoradas en los medios de comunicación, y ganar en clarividencia
sobre sí mismo.

3) Integración e interacción social: ganar en clarividencia sobre las


circunstancias de los demás (empatía social), identificarse con los
demás y desarrollar el sentimiento de pertenencia; encontrar una
base para la conversación y la interacción social; disponer de un
sucedáneo de la compañía auténtica; ayuda para desempeñar roles
sociales, y facilitar al individuo sus relaciones con la familia, los
amigos y la sociedad.

4) Entretenimiento: escapar o alejarse de los problemas; descanso;


conseguirán placer intrínsecamente cultural o estético; ocupar el
tiempo libre; liberación emocional, y estimulación sexual (McQuail,
1983).

Una serie de advertencias conviene hacer: no sería fecundo realizar un


inventario general de necesidades para satisfacer eventualmente por los
medios, debido a que las necesidades no son de orden biológico, sino
cultural, por lo cual depende de cada sociedad y época. Finalmente, no es
suficientemente convincente que las personas sean conscientes de las
necesidades que el medio satisface y que puedan dar cuenta de ello. Esto
supondría la concepción, diametralmente opuesta a los primeros estudios
de comunicación, de un receptor completamente racional, racionalidad a la
que sería posible acceder. En todo caso, se trataría de interpretaciones y
deducciones que el investigador realiza a partir de las expresiones más o
menos vagas de los sujetos bajo estudio, lo que además implica presuponer
que lo que la gente expresa de su consumo de los medios no es
necesariamente lo que realmente hace.

Un ejemplo: para Samir Gharib (1986), en Egipto la vida se detenía a la hora


de la telenovela. La televisión ejercía una influencia profunda que imponía
su omnipresencia. Una preponderancia semejante debe tener una
multiplicidad de causas: económicas, políticas y culturales. ¿Verdad? La
telenovela desencadenaba en Egipto un ritual increíble y esto se potenciaba
durante el mes de ramadán (mes de ayuno) porque la población estaba más
disponible que durante el resto del año y porque las actividades culturales
públicas, como el cine o el teatro, se interrumpían y se prohibían los
espectáculos de baile en clubes nocturnos o teatros. Al margen del caso
especial del mes de ramadán, la novela es el plato fuerte cotidiano de los
programas. Las dos cadenas principales presentan dos novelas, una egipcia
y otra extranjera. Todo esto forma parte la vida y de las referencias

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habituales de la gente. Para fijar la hora de una cita, puede decirse, por
ejemplo, después de la novela árabe y el interlocutor entenderá.

Te proponemos una serie de preguntas a modo de reflexión sobre el ejemplo


de Gharib, desde las consideraciones enumeradas por Katz, Blumler y
Gurevitch (como se citan en Wolf, 1987) en relación con situaciones
derivadas del contexto social de los sujetos.

 La TV, ¿atenuaba la situación social de Egipto?


 ¿Qué satisfacciones buscaba la sociedad?
 La telenovela, ¿satisfacía valores?
 La telenovela, ¿creaba o satisfacía expectativas? ¿De qué tipo?
¿Cognitivas, afectivo-estéticas, integradoras a nivel individual o social,
de evasión?

Para responder a estas preguntas, hubiera sido necesario hacer estudios y


Gharib señala que nadie se ha aventurado a analizar las causas, apoyándose
en una metodología rigurosa, en datos cifrados, en comparaciones con otras
sociedades del mismo tipo que la propia. Es posible que se prefiera no tratar
de saber, pero lo que se sabe, porque nadie se atrevería a negarlo, es esta
verdad descarnada: la televisión ocupaba un lugar esencial de la
conversación tanto en la oficina como en el hogar o en la calle y, por si fuera
poco, los periódicos también daban un espacio importante a esta. Es
probable que la televisión sea, a la vez, efecto y causa de los
comportamientos vacilantes de una sociedad desgarrada, carente de
referencias fidedignas y en plena transformación, como ocurre hoy en día
con numerosas sociedades del sur. Ahora bien, si la televisión aparece a
veces en un contexto así, como un navío sin timón, es porque no existe en
el seno de la sociedad ninguna fuerza capaz de conducirla en una dirección
precisa o de imprimirle una orientación coherente.

Esto podría haber sido un estudio muy interesante y esclarecedor sobre la


sociedad y la cultura egipcia, como se ha señalado en el concepto
precedente que se retoma en forma de pregunta: el involucramiento de la
audiencia, ¿depende de la forma en la que la sociedad y la cultura construyen
la función del receptor, es decir, se producen diferentes situaciones derivadas
del contexto social de los sujetos?

Para Mattelart (1997), la recepción del individuo-consumidor ocupa un lugar


central en la concepción de sociedad porque no se trata de cualquier
consumidor, sino de un consumidor que elige, que hace elecciones y para él
un estudio comparativo sobre las interpretaciones diferenciadas que
efectúan los consumidores en su contexto ayuda a atenuar la cuestión del
poder de la comunicación que tanto obsesionó a los primeros estudios
sistemáticos sobre comunicación.

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Con estos conceptos, a nuestro criterio, Mattelart y Mattelart reflexionan de
alguna manera relativizando la posición de Katz, Blumler y Gurevitch (como
se citan en Wolf, 1987) al afirmar de un modo un tanto simplista que el poder
del sentido está en manos del consumidor e invalida las cuestiones
absolutas, tanto de las determinaciones sociales y económicas del consumo
individual como de la producción y el consumo nacional de programas y
películas. Si, además, dicen Mattelart y Mattelart, se realizan valoraciones
sobre las capacidades de resistencia de las audiencias, se puede restar
importancia a los imperativos del conocimiento del consumidor. Como
puedes interpretar, Mattelart y Mattelart, al relativizar, se abren a las
nuevas perspectivas ya citadas y que te recordamos: trabajar con los efectos
significativos, visibles, y con comportamentales que se manifiestan en
cuanto reacción a un estímulo, los que son valorables.

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Referencias
Gharib, S. (1986). Surrealism in Egypt and plastic arts. Cairo, EG: Ministry of
Culture, Foreign Cultural Relations

Mattelart, A., y Mattelart, M. (1997). Historia de las teorías de la


comunicación. Barcelona, ES: Paidós.

McQuail, D. (1983). Introducción a la Teoría de la Comunicación de Masa.


Barcelona, ES: Paidós Ibérica.

Wolf, M. (1987). El estudio de los efectos a largo plazo. En autor, La


investigación de la comunicación de masas. Barcelona, ES: Paidós.

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