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MAÍZ MORADO

La falta de una norma técnica que señale los estándares de calidad en el proceso
de producción y que indique la forma de consumo, pondría en riesgo el
crecimiento en las exportaciones de maíz morado.
En el Perú se consume el maíz como bebida. Sin embargo, otros países lo
importan para uso industrial por lo cual se requiere una norma que pueda regular
todo el proceso: producción, la venta y la utilización.

La escasa organización de los productores como la entrega del producto a


tiempo, la dispersión en las zonas de producción, falta de promoción y apoyo del
gobierno, efecto del cambio climático en las cosechas como aparición de plagas,
cambios en las etapas de cultivo, relaves mineros pueden afectar la agricultura
del país y en la salud de las personas

Poco conocido, no se cuenta con una oferta desarrollada, falta de infraestructura


que permita una mejor movilización del maíz morado a los puntos de venta y una
mejor protección ante las heladas.

No cuenta con una cadena integrada por lo tanto hace que el poder de
negociación de los proveedores de bienes y servicios sea de moderada a alta.
Esta situación hace de la industria del maíz peruano poco competitiva
(Humanchumo, 2013).
Ello contrasta con los países que lideran la industria del maíz a nivel mundial,
como los Estados Unidos y Argentina, que tienen asociaciones que agrupan a
todos los participantes de la cadena de valor, que les permiten tener una
económica de escala y mayor poder de negociación. Para estos casos, el poder
de negociación de los proveedores es bajo a medio.

La mayor amenaza de sustituto de la industria del maíz morado que, hasta el


2022, tiene prohibida la producción e ingreso de semillas transgénica se puede
dar precisamente por el maíz transgénico. Al ser genéticamente modificado,
tiene un menor costo de producción, mayor rendimiento y es una semilla que no
se daña fácilmente ante un evento adverso. En este sentido, para un comprador
que busca precios bajos, es una oferta atractiva. También, se pueden considerar
como sustitutos de menor amenaza a la papa y los cereales, como el trigo y el
arroz.

Las principales falencias de la industria del maíz en el Perú es que en un 90%


pertenece a una agricultura familiar con áreas menores de cinco hectáreas que
se encuentran atomizadas.
Por ello, existe poca integración con el mercado, tiene escasez de activos,
escaso acceso a los insumos o servicios agrarios y depende de los acopiadores,
lo cual se refleja en una baja productividad.

En la industria del maíz morado, existe informalidad y la educación es básica, lo


cual no permite que se desarrolle una gestión integral del negocio. Por ende, el
productor tiene limitado acceso al sistema financiero y no le permite adquirir
tecnología, ni desarrollar procesos eficientes. Sin embargo, se cuenta con un
ecosistema privilegiado, ubicación geográfica estratégica para la exportación y
una alta variedad de maíces, que brinda los factores adecuados para potenciar
la industria del maíz.

Dentro de la comercialización del maíz morado, el principal problema es la


informalidad, que genera distorsiones en los precios. Esto se da porque los
acopiadores se buscan incrementar su margen a través de la evasión de
impuestos, principalmente al no pagar el Impuesto General de Ventas (IGV).

Es decir que buscan obtener un ahorro de 18%. Manejan el precio en base a las
compensaciones que puedan obtener como producto de la evasión tributaria en
que incurren, es decir que al no pagar el IGV por los productos que compran
tienen un ahorro considerable que le representa una utilidad ilegal (MINAGRI,
2003).
Es difícil determinar una tasa única de rentabilidad para todos los agricultores de
maíz. Si bien el precio está entre S/ 3 y S/ 6, dependiendo de la variedad y del
año, el costo es difícil de establecer. Esto se debe a que depende de muchísimas

variables, como la extensión del cultivo, la calidad del suelo, la cantidad de lluvia,
la mano de obra disponible para cada agricultor, entre otras.

La ganancia de los pequeños agricultores es muy poca y empieza a ser rentable


a partir de dos hectáreas, y más si se combina con acopio y venta, como hacen
las grandes empresas. Pero debe recordarse que el 90% de las unidades
productoras son pequeñas, usualmente familiares, donde no hay un control de
costos ni siquiera llevan registros contables (A. Sumar, comunicación personal,
19 de setiembre, 2017)

http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/bitstream/handle/123456789/11635/ARIAS_
KIYAMU_PLANEAMIENTO_MAIZ.pdf?sequence=1

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