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o EL FACTOR AGRÍCOLA
El campesinado del siglo XVII recogía muy poca cosecha y, en ella, debía apartar tres
porciones: una entregaba a la Iglesia como pago de diezmos; otra entregaba al noble
que era el propietario de la tierra y la tercera parte debía darla al rey como pago de
impuestos; lo que le quedaba era mínimo, y estaba destinado al consumo.
Eso significaba que el campesino no podía vender sino sólo consumir lo que producía.
De esta forma, apenas tenía ingresos y su nivel de vida era muy bajo.
Esta falta de ingresos se debía al bajo rendimiento de las cosechas: lo normal era que
sólo se cosecharan cuatro granos de cereal por cada grano sembrado.
A partir de 1720, la situación cambia porque las cosechas comienzan a ser más
abundantes, debido a:
La introducción de nuevas plantas muy productivas, como el maíz. Procedente
de América, lo que permitiría aumentar el número de cabezas de ganado, esto
produce más estiércol y conlleva abundantes cosechas. Al mejorar los
rendimientos, el campesino puede ahorrar e invertir en adquisición de aperos
de labranza más moderna y de nuevo revierte en aumento de cosechas.
Por primera vez, en el siglo XVIII, el campesino europeo, después de pagar a
la Iglesia, al noble y al rey, queda con sobrante de dinero, que eleva su nivel
de vida. Terminan las grandes hambres, epidemias de peste características del
siglo XVII.
El aumento del poder adquisitivo del campesinado posibilitará un mayor
consumo e impulsa un desarrollo de la industria textil y del hierro.
Difusión de nuevos productos, como la patata.
Selección de semillas para mejorar la producción.
Utilización de trilladoras y sembradoras arrastradas por caballos.
La agricultura europea, que había permanecido estancada desde el
Renacimiento, experimentó una profunda renovación como consecuencia de la
aplicación de nuevos conocimientos científicos.
En otros países de la Europa oriental y meridional continuó practicándose
la agricultura tradicional y los cambios no fueron tan profundos, aunque
también aumentó considerablemente la producción en el norte y centro de Italia
y las huertas mediterráneas.
o EL FACTOR INDUSTRIAL
o EL FACTOR COMERCIAL
El comercio interior creció gracias a la desaparición de las aduanas internas y a la
mejora de los canales y caminos.
El comercio exterior estuvo controlado principalmente por los navegantes y
mercaderes británicos. Los principales productos que se comercializaban eran:
El trigo y el hierro del Báltico.
El café del mar Rojo y Brasil.
Las especias y el té de China.
Los metales de América del Sur.
El algodón de América del Norte.
La economía financiera adquirió mayor importancia. Se crearon
nuevos bancos nacionales, urbanos y provinciales, y aparecieron las sociedades
anónimas, que cotizaban en las bolsas, y las compañías de seguros marítimos, para
prevenir los riesgos de las mercancías contra los piratas y bandoleros, o las
calamidades naturales.
SIGLO XIX
o CONSECUENCIAS
Persistencia del latifundismo.
Aumento de las tierras cultivadas, dedicadas básicamente a cereales.
Estancamiento de la productividad, a causa de una política agraria
proteccionista.
Disminución de la ganadería, especialmente ovina.
Pérdida de ingresos de los municipios.
Perjuicios para la industria: el atraso agrícola impidió la creación de capitales
que se habrían podido invertir en las fábricas y privó de consumidores a las
industrias.
EL CAPITALISMO MONOPOLISTA
En la segunda mitad del siglo XIX se produjo en el marco de un nuevo ciclo de
expansión general y fue acompañado de un nuevo crecimiento de las fuerzas
productivas de varios países. De este modo, el capital se centralizó y la producción se
concentró al formarse el monopolio con el acuerdo y unión de capitalistas. Así, los
monopolios lograron determinar las condiciones de venta de gran parte de los
productos, fijando los precios y obteniendo por ende mayores ganancias.
Sin embargo, los monopolios, si bien tendieron a lograr un mayor o mejor control de
los mercados, no eliminaron por completo la lucha por la competencia, la cual ocurrió
tanto entre las mismas corporaciones monopolistas como entre las empresas que se
mantuvieron al margen de los carteles y de los trusts. Por el contrario, la hicieron más
violenta tanto a nivel de los mercados internos como de los internacionales.
En este escenario, los bancos jugaron un nuevo papel decisivo para la transformación
del capitalismo en un fenómeno que caracterizaría a la segunda parte del siglo XIX,
así como a la primera del siglo XX: el imperialismo.
SIGLO XX
A fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, EE.UU. rompe los esquemas de
fabricación y comercialización al desarrollar la producción en serie, que se basó en
grandes líneas de ensamblaje, y en el uso de piezas intercambiables. Con ello,
lograron producir en grandes lotes maquinarias, equipos y bienes de consumo durable
(artefactos domésticos y electrodomésticos) a bajo costo y accesibles a la gran
mayoría de los hogares en el mundo, es decir, la producción masiva de máquinas de
coser, de escribir, radios, teléfonos, línea blanca, etc. Esta innovación cambió la forma
de vida de la población en el mundo y los sistemas de comercialización, negociación y
transporte.
Luego, las grandes rutas comerciales se establecieron sin competencia entre los
países del norte, además de Australia y Nueva Zelandia en el hemisferio sur.
2. SEGUNDA ETAPA
En la segunda habla de la explicación de la existencia, la estrategia y la organización
de las empresas multinacionales, etapa que va desde 1970 hasta 1990.
En los años 70, la empresa multinacional fue el eje central en la agenda de los
negocios internacionales, analizando que los problemas de organización de la
empresa se basan principalmente en las tensiones y presiones externas. La teoría de
los recursos ha tenido un rol fundamental en la explicación de las empresas
multinacionales y sus estrategias. En adición a esto, se destaca la importancia de los
costos de transacción en los mercados internos y externos en el crecimiento de la
empresa.
3. TERCERA ETAPA
La tercera va desde 1980 hasta 2000 y trata de la internacionalización a la
globalización “nuevas formas de negocios internacionales”.
Respecto a la última etapa identificada por Buckley, desde los años 80 se reconoce el
papel de la economía global como influyente primordial en la agenda de los negocios
internacionales. En esta época, la competitividad fue el factor que llevó a transformar
la manera como las empresas podían enfrentar las demandas externas asumiendo la
evidencia de una extrema incertidumbre de las multinacionales en este ambiente. Es
en este punto donde Peter Buckley se arriesga a divulgar la posible necesidad de los
investigadores en negocios internacionales de descubrir una nueva “gran pregunta”, la
cual debería contener diferentes cuestiones, entre las que se encuentran la entrada de
grandes jugadores en la economía mundial, las diferentes formas de organización de
la empresa como característica de los distintos contextos culturales, la identificación
de tendencias a la (y lejos de) globalización y los desafíos para el capitalismo global.
CONCLUSION