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Teoria de la delincuencia y de la pena

Enviado por Gustavo Juan Proleon Ponce

Partes: 1, 2, 3
1. Introducción
2. La delincuencia
3. Teorías predominantes de la delincuencia
4. El delincuente
5. Teoría de la pena
6. Conclusiones
7. Las teorías de la pena y su aplicación en el Código Penal

Introducción
La delincuencia no es un fenómeno espontáneo. Siempre existen factores que la causan o la
desencadenan. La exacerbación delictiva puede considerarse como la expresión de un serio
y complicado malestar social con repercusiones en la ley penal. En todos los países del
mundo y en todas las épocas de la historia ha habido crímenes. La delincuencia es
una conducta exclusivamente humana que no se observa en otros seres vivos, en los que la
agresión se limita a la necesaria para alimentarse y defender a la especie y el territorio.
En las grandes ciudades del mundo entero las tasas de delincuencia han aumentado en
forma drástica; la violencia juvenil es un fenómeno corriente y cada vez más de ciudadanos,
especialmente mujeres y ancianos, se sienten inseguros.
¿Cómo se puede explicar este panorama tan sombrío? Hay dos factores que contribuirían a
esta situación. En primer lugar, no nos dimos cuenta a tiempo de las limitaciones de
la justicia penal tradicional (la policía, los tribunales, las cárceles) para responder a la
delincuencia. En segundo lugar, prestamos un apoyo mínimo a las medidas preventivas que
tienen por objeto reducir la cantidad de víctimas y de delincuentes atacando las causas
subyacentes de la delincuencia y la inseguridad.
Cada vez hay más consenso con respecto a que la seguridad pública tiene una gran
influencia en la calidad de vida y en el desarrollo económico y social de las comunidades.
Personas de todos los sectores de la sociedad, incluidos los más pobres de los centros
urbanos, están exigiendo más seguridad pública. La seguridad pública se debería considerar
un bien público, que todas las instituciones y la sociedad civil en general deberían instituir y
promover. Ya no puede dejarse en manos exclusivas de la policía y del sistema de justicia.
Para prevenir el delito será necesario formar una nueva alianza urbana con todos los
interesados directos.
El fenómeno de la delincuencia puede considerarse desde una perspectiva social y desde
otra jurídica. Desde el punto de vista jurídico se considera delincuente quien comete
una acción o una omisión contraria a la ley vigente. Desde un punto de vista social se puede
decir que el delincuente es quien comete actos dañosos para con uno mismo, para sus
semejantes o para los intereses morales y materiales de la sociedad.
Existen varias teorías que tratan de explicar y en cierto modo predecir la delincuencia
haciendo hincapié en sus causas y consecuencias (no todas) en la sociedad.
La primera teoría es la sociológica. La figura máxima de esta teoría es Durkheim. Este
sociólogo francés contribuyó eficazmente a la constitución de
la sociología como ciencia independiente. Su aportación a esta ciencia consistió en la
manera de enfocar el estudio de los hechos sociales como algo objetivo, independiente de
la conciencia individual.
La teoría sociológica interpreta la conducta delincuente como una respuesta normal ante
un ambiente malo. El factor desencadenante de las conductas delictivas es la misma
sociedad. Es decir, para acabar con la delincuencia y la criminalidad hay que hacer una
reforma social profunda del entorno. La teoría sociológica parte de que el delincuente se
hace y no nace, los rasgos constitutivos no son heredados, la experiencia es un factor que
juega en contra. Todos los ciudadanos pueden ser o delincuentes sangrientos o personas
ejemplares (esto va muy parejo al anarquismo ya que esta ideologíasostiene que todos
somos iguales y es la circunstancia la que nos modifica). Un ejemplo puede ser el mismo
joven que se desenvuelve en un medio hostil y se define como una persona violenta y
agresiva dado que su circunstancia es negativa. Sin embargo, la misma persona que crece y
es educado en los valores de la tolerancia y la comprensión podrá convertirse en alguien
generoso y que beneficie a la sociedad tanto como a sí mismo.
En suma, los delincuentes son miembros sanos que crecen en una comunidad enferma, en
una comunidad en la que el estilo de vida delictivo es más accesible y se aprende con más
facilidad que las normas de convivencia ética y social. Otra teoría es la que arguye que la
contestación es la causa principal de la delincuencia.
La relación reside en que un grupo de jóvenes contestan y se enfrentan a la sociedad en
forma de grupos y que se apartan o rechazan positivamente la moralidad de la mayoría. La
máxima figura de este movimiento es Albert Cohen. Defendía que la clase baja, sobretodo
la juventud, se encuentra en desventaja respecto al resto de los componentes de la sociedad.
Esto es por lo siguiente: su educación no está a la altura de la de los demás,
sus medioseconómicos son pobres y no tienen influencias familiares para poder aspirar con
cargos importantes. Si no pueden unirse a otras clases se enfrentan a ellas, conscientes de
su impotencia. Forman una subcultura para ridiculizar la cultura a la que no pueden
incorporarse y la convierten en una antítesisde esta cultura. La subcultura se caracteriza
por su rebeldía y agresividad. Y esto es lógico porque una característica común a las
personas violentas es su inseguridad, se juntan en pandillas o bandas juveniles para
protegerse. Manifiestan una actitud conjunta con desprecio a las autoridades que, según
ellos, les han rechazado. Esto significa que la conducta delictiva no responde a un afán de
lucro, muchos delincuentes corren grandes riesgos por objetos de escaso valor o por
cualquier gamberrada. Se explica este comportamiento antisocial con el placer maligno de
molestar a las personas que representan lo respetable. Una manera, en suma, de liberar su
frustración.
La teoría de la constitución física sostiene que algunas constituciones son más propensas al
delito que otras. Sheldon y Glueck fueron primero uno y luego otro quienes defendieron
esta postura. Sheldon aplicó su cuadro clasificador de los tipos somáticos al estudio de la
delincuencia. Según él había tres constituciones distintas:
 La endomórfica: las vísceras de la digestión están muy desarrolladas mientras que
las estructuras corporales no lo están. Los miembros son cortos y el abdomen prevalece
sobre el tórax. Son obesos en su mayoría.
 La mesomórfica: las estructuras corporales prevalecen, el tronco es largo y musculoso, el
tórax es superior al del abdomen en cuanto a volumen. En general el organismo es
robusto y regular en su estructura.
 La ectomórfica: aspecto delgado y flaco. Las piernas y brazos son alargados y delgados,
musculatura débil y hombros estrechos.
Sheldon obtuvo que entre los delincuentes de Boston prevalecieran los mesomórficos y
había pocos ectomórficos. Glueck comparó posteriormente 500 delincuentes de dos
correccionales de Massachussets y los resultados confirmaron las tésis de Sheldon: había
doble número de mesomórficos entre los delincuentes y los ectomórficos eran clara
minoría. Los delincuentes mesomórficos eran, ateniéndose a un estudio psicológico,
más activos, vitales y poco inhibidos y sumisos a la autoridad. Estos rasgos predisponían a
la agresividad y a la delincuencia. Los ectomórficos mostraron rasgos más pasivos sumisos
e inhibidas. No hay que olvidar, no obstante, que los ectomórficos también pertenecían al
grupo de delincuentes, por ello, no cabe afirmar que existe un determinismo rígido de tipo
constitucional.
Otra teoría es la behaviorista sobre los rasgos del criminal. Eysenck, el máximo exponente
de esta teoría, dijo haber aislado un grupo de rasgos de conducta asociados con la
delincuencia. Eysenck fue un psicólogo británico de origen alemán. Investigó sobre la teoría
de la personalidad y sobre el tratamiento de la neurosis.
Según él el rasgo más significativo que guarda relación con la delincuencia es la
extraversión. Los extrovertidos son sujetos expansivos, impulsivos y no inhibidos, amantes
de la aventura y de la acción. La introversión es propia de gente retraído y en general
opuesto en personalidad a los extrovertidos. Las sensaciones fuertes no son de su agrado y
llevan una vida ordenada.
Dice que cuando los individuos extrovertidos son inestables emocionales (con tendencia
neurótica) son más propensos a la delincuencia. El mismo rasgo en los introvertidos se
traduce en conformismo. Otros rasgos que pueden significar atracción hacia la delincuencia
son la torpeza psicomotriz y la escasa condicionabilidad.
La teoría psicoanalítica cree que por el contrario los rasgos distintivos más importantes
del carácter criminal son los adquiridos en la primera infancia. Acorde a esta teoría el
delincuente tiene un súper-ego muy débil e inconsistente. Esto origina individuos
caprichosos, incapaces de controlar sus instintos o necesidades. Los padres juegan un papel
fundamental en esta teoría, si dan excesiva libertad darán rienda suelta a sus deseos y a sus
impulsos. Una característica que no es mencionada e las demás teorías y sí en esta es que
aquellos sujetos cuyo súper-ego sea débil no presentaran síntomas de culpabilidad.
El hombre es responsable de sus actos: nace y se hace, pero también tiene la posibilidad de
transformarse a sí mismo y a su entorno y es totalmente consciente de ello.
CAPÍTULO 1

La delincuencia
DEFINICIONES
Dicho en términos vulgares, carentes de rigor científico, infracción de cualquier obligación
social. Término empleado en los tribunales de menores de Estados Unidos para definir
los delitos de los menores sometidos a su jurisdicción. En la Criminología norteamericana
la distinción jurídicamente aceptada, entre acto criminal y acto delictivo va implícita en la
teoría de que sobre los jóvenes delincuentes no pesan las mismas consideraciones
responsabilistas que se supone actúan sobre los adultos. Jurídica y sociológicamente la
distinción estaría fundada en el reconocimiento de la necesidad de un trato diferencial con
respecto a los menores delincuentes.
En términos más precisos y generalmente recibidos, el término Delincuencia corresponde a
la calidad de delincuente, a la capacidad de delinquir y por ende a la infracción de deberes
jurídicamente establecidos, que dan lugar a la atribución de responsabilidad criminal y es
sancionada penalmente o sinónimo de criminalidad. Sociológica y estadísticamente,
conjunto de delitos, expresados en general o referidos a determinado criterio espacial,
temporal o categorial.
También se define como el conjunto de infracciones de fuerte incidencia social cometidas
contra el orden público. Esta definición permite distinguir entre delincuencia (cuyo estudio,
a partir de una definición dada de legalidad, considera la frecuencia y la naturaleza de los
delitos cometidos) y criminología (que considera la personalidad, las motivaciones y las
capacidades de reinserción del delincuente).
Evolución del concepto de infracción
Según Émile Durkheim, aunque la delincuencia parece ser un fenómeno inherente a
cualquier sociedad humana, el valor que se le atribuye depende de la naturaleza y de la
forma de organización de la sociedad en cuestión.
En un principio, la infracción fue valorada en función de criterios religiosos o mágicos, y la
transgresión de lo prohibido producía, por lo general, la exclusión de la sociedad, ya fuera
por muerte o por alejamiento, para el violador de la norma. Más tarde, la dominación
ejercida por las grandes religiones monoteístas (véase Monoteísmo) en sus respectivos
ámbitos derivó en materia de derecho y un acto se consideraba infracción cuando violaba
una prohibición expresa de los textos sagrados o de su interpretación.
La progresiva separación entre lo religioso y lo temporal, iniciada en la edad media, no
consiguió sin embargo hacer desaparecer el carácter religioso de la infracción. Esta visión
justificó, por ejemplo, el reconocimiento en diferentes épocas de la historia de la
responsabilidad penal de los niños e incluso de los animales. En el siglo XVII, en la mayor
parte de los países europeos, el derecho penal se basaba en el principio de la
responsabilidad individual, favoreciendo la aplicación de penas intimidantes de gran
severidad, como la rueda, el látigo o las galeras.
En el Siglo de las Luces se produjo una ruptura con lo anterior a través de la búsqueda de
una definición legal y universal de lo permitido y lo prohibido, con la idea de fundar una
"legalidad de delitos y de penas" según fue formulada por el italiano Cesare Beccaria en su
obra Ensayo sobre los delitos y las penas, publicada en 1764. Esta búsqueda se inscribía en
el marco de una nueva definición más general del hombre como ser social,
con derechos y obligaciones, que evolucionaba en una sociedad donde, sin tener que buscar
su legitimidad en la religión, podía cuestionarse la naturaleza de las infracciones y las
escalas de sanciones aplicables a todas las personas, cualquiera que fuera la calidad del
delincuente. Este principio fue retomado en la Declaración de los Derechos del hombre y
del ciudadano (1789), en cuyo artículo 7 puede leerse: La ley sólo puede establecer penas
estricta y evidentemente necesarias y nadie puede ser castigado salvo en virtud de una ley
establecida y promulgada anteriormente al delito y legalmente aplicable.
En el transcurso del siglo XIX se hizo hincapié en la vertiente social de la acción criminal y
se estudió el libre albedrío del delincuente, observando que resultaba posible modificar su
conducta a través de su educación y de las condiciones de vida. Estos trabajos abrieron el
camino a los estudios sobre la readaptación de las penas y la reinserción del delincuente.
Por su parte, la abolición de la pena capital (véase Pena de muerte) en numerosos países
supuso el abandono del valor "mágico" del castigo y, aunque la toma de conciencia del
delincuente sigue siendo uno de los objetivos del encarcelamiento, éste tiene como primera
finalidad la de ser eficaz en lo social.
Formas de Delincuencia
Las formas de la delincuencia son variadas y han ido cambiando en gran medida según los
periodos de la historia y los tipos de sociedad. Actualmente se observa un desarrollo general
de formas de delincuencia organizada basadas en el modelo de la mafia siciliana o de la
camorra napolitana, dedicadas principalmente al tráfico de drogas y de materias nucleares
(especialmente en Rusia) facilitado por la evolución de los medios de comunicación.
Los países occidentales tienen actualmente formas comunes de delincuencia, tanto en su
frecuencia como en el tipo de infracciones. El término genérico de delincuencia abarca
varios tipos básicos de comportamiento delictivo con criterios combinables: sin pretender
ser exhaustivos, puede citarse la delincuencia cotidiana o delincuencia menor,
la delincuencia juvenil, la delincuencia por imprudencia, el crimen organizado, la
delincuencia económica y financiera, los atentados a personas, que comprenden
básicamente los abusos sexuales, los atentados a las normas y al orden público y,
finalmente, elterrorismo. Cada una de estas categorías presenta características propias,
aunque a largo plazo se observa un crecimiento de la delincuencia económica y financiera y
de la delincuencia cotidiana con atentados a bienes y a personas, generalmente de gravedad
limitada.
Origen
El comportamiento delictivo comienza a menudo en los primeros años de
la adolescencia con pequeños hurtos y asaltos. En gran medida, esta delincuencia es de
carácter ocasional, es decir, que rara vez es premeditada y que puede surgir del deseo de
divertirse con los amigos. La mayoría de los jóvenes no pasa de ahí, pero algunos van más
allá y cometen delitos más graves. Del porcentaje relativamente numeroso de los
delincuentes ocasionales se destaca el porcentaje reducido de los que serán reincidentes.
Estos a menudo han pertenecido a bandas y, a través de un proceso de socialización, se han
habituado a un modo de vida criminal.
Un grupo muy reducido de delincuentes es responsable de una gran parte de delitos. Esto
es así, especialmente, en delitos tales como las violencias y robos con fuerza en las cosas en
los que se distingue un núcleo de reincidentes múltiples cuyas actividades delictivas no
guardan proporción con el número de individuos que los componen. Los delincuentes que
pertenecen a esta categoría son en general bien conocidos por los servicios sociales y las
fuerzas del orden desde su primera infancia. La manera más eficaz de prevenir el gran
número de delitos cometidos por estas personas es impedir que este tipo de delincuencia
consiga adeptos.
Cuanto más se permita perpetuar este tipo de conductas delictivas, más difícil será frenarlas
mediante medidas sociales o de intervención con fines preventivos. Por ello, resulta
decisivo impedir lo antes posible que los niños y adolescentes se dejen atraer por la
delincuencia grave. Para impedir que las normas de las bandas sustituyan a las de la
sociedad es importante romper esas bandas tan pronto como sea posible. La sociedad debe
reaccionar contra estas conductas erróneas en una fase precoz.
Desarrollo
Como podemos ver en el planteamiento de este problema son muchas las causas que
generan la delincuencia, tenemos que estudiarlas a fondo para llegar a un análisis completo
y así encontrar una buena solución a cada una y prestarles a cada causa atención para poder
eliminarlas desde la raíz. Debido a una mala educación por parte de los padres a los hijos,
estos pueden desviarse, irse del lado del libertinaje, no respetar la moralidad y la ética.
Causas de la delincuencia
La delincuencia forma parte integrante de nuestra sociedad y la mayor parte de los
delincuentes se comportan en lo esencial como el resto de la población. Una consecuencia
de esto es que la forma que adopte la existencia cotidiana -es decir, la sociedad en que
vivimos todos nosotros, criminales o no- será la que más influya en el desarrollo y pautas de
la delincuencia. La tarea de la lucha preventiva contra las causas y las condiciones de la
delincuencia y de los comportamientos socialmente indeseables compete a todas las
instituciones sociales.
La amplitud y la distribución de la delincuencia en una zona dependen en gran medida del
tipo de personas que residen o la frecuentan; lo que podríamos denominar genéricamente
"usuarios". En un medio rural, las personas que frecuentan una zona son a menudo las
mismas que la habitan, pero en un medio urbano el número de personas que frecuentan
una zona es mucho mayor que el número de habitantes. Por "usuarios" se entiende, pues,
además de los habitantes, a las personas que trabajan en una ciudad sin residir en ella. A
esas personas hay que añadir en tanto que personas que frecuentan una zona, a los turistas
nacionales y extranjeros, así como a los "amantes de las distracciones", es decir, quienes se
desplazan desde zonas periféricas de la ciudad en busca de distracción.
Existen determinados tipos de ciudades que tienen más "usuarios" que otras, por ejemplo,
las capitales, las ciudades industriales, las ciudades turísticas y las capitales regionales. Para
comprender los problemas de delincuencia y de inseguridad de las diferentes ciudades o
regiones, hay que hacerse una idea clara, no solo del número de habitantes, sino también de
quiénes son sus usuarios. Ello reviste una importancia decisiva cuando se trata de evaluar
las diferentes intervenciones posibles.
Las explicaciones relativas a las causas de la delincuencia buscan su origen en teorías que se
basan en el individuo, en las circunstancias que le rodean, o en una combinación de ambos
tipos de elementos. Sin embargo, las diferencias de orden cultural no son suficientemente
importantes para poder esperar que las causas "individuales" varíen en gran medida.
Cuando se estudia la delincuencia en las ciudades hay que tener en cuenta el aspecto
urbanístico. Las estructuras socioeconómicas pueden explicar igualmente la existencia de
diferencias dentro de una ciudad o de una región dada. Conviene también examinar la
función de la ciudad en la región, por ejemplo, como lugar de trabajo, lugar de aprendizaje,
lugar de distracción, etc.
Las grandes aglomeraciones urbanas constituyen un excelente campo de acción para la
delincuencia, tanto si se trata de procurarse bienes que tengan un valor comercial como de
encontrar salidas para venderlos. En una gran ciudad pueden encontrarse muchas
viviendas, muchos automóviles, muchos visitantes y muchas empresas. Hay un flujo
constante de personas y de acontecimientos. El ciudadano es más anónimo para su entorno
que en las zonas rurales.
La ciudad es también, hablando en sentido figurado, un buen "centro de reclutamiento"
para la delincuencia.
Existe una amplia categoría de personas marginales que, por diversas razones, toman el
camino de la ciudad.
Los inmigrantes ilegales pueden vivir con mayor anonimato que en la gran ciudad. En una
localidad rural es más fácil que sean descubiertos quienes se dedican a actividades
delictivas y los inmigrantes ilegales.
Aunque en criminología existen diversas teorías, el enfoque que se ha dado en llamar teoría
de la actividad rutinaria, afirma que son tres los elementos que influyen en la génesis del
acto delictivo:
 Un individuo con tendencias delictivas,
 Objetos interesantes para un acto delictivo,
 Ausencia de protección suficiente.
El acto criminal se produce cuando un individuo inclinado a la delincuencia entra en
contacto con un objeto interesante para un acto delictivo que carece de la protección
suficiente.
Prevenir la delincuencia implica actuar sobre cualquiera de los elementos mencionados.
Una prevención eficaz de la delincuencia no supone que se pueda o que se deba eliminar la
totalidad de dichos elementos.
El volumen y la forma que adopta la delincuencia vienen dados por la estructura de la
población. Los grupos presentes en determinadas zonas serán más propensos a la
delincuencia, mientras que en otras otros grupos tenderán a denunciar los delitos o estarán
expuestos en mayor grado a convertirse en víctimas de la delincuencia.
Urbanismo
En lo que concierne al urbanismo, la función más importante de la prevención de la
delincuencia se refiere a la presencia de una protección adecuada. Los debates sobre
protección adecuada se centran por lo general en soluciones técnicas, refiriéndose, por
ejemplo, a dispositivos de alarma y de vigilancia.
Sin embargo, el concepto de protección adecuada debe ampliarse también a otras
soluciones. Una casa que nunca está vacía corre menos riesgo de ser asaltada que una casa
que quede vacía periódicamente. El mismo razonamiento podría aplicarse a cualquier
entidad geográfica. Los "usuarios" de una ciudad (quienes residen, trabajan, visitan la
ciudad, van a divertirse, etc.) ejercen una vigilancia indirecta de la ciudad. De este modo,
constituyen una protección adecuada contra la mayoría de los tipos de delincuencia.
Además, hay razones de sobra para pensar que la composición de los usuarios de la ciudad
desempeña un importante papel en el efecto de la protección.
El urbanismo desempeña un importante papel cuando se trata de saber si las personas que
pertenecen a las diferentes categorías que frecuentan una ciudad constituyen un grupo
uniforme durante las veinticuatro horas.
Un barrio que acoge de día a gente que trabaja y que, por la noche, no es frecuentado más
que por noctámbulos no está protegido con la misma eficaciaque el barrio en que conviven
las diversas categorías (residentes, trabajadores, personas que buscan distracciones, etc.)
Mediante lugares de encuentro de carácter social donde los ciudadanos pueden reunirse se
refuerza el control social y, de ese modo, la sensación de seguridad en el ciudadano.
Para los urbanistas debe ser importante tratar de remediar aquellas situaciones
estructurales que generan inseguridad como, por ejemplo, la degradación urbana. Los
barrios deteriorados o degradados acogen a menudo a ciudadanos que padecen diversos
problemas. El desempleo, la pobreza, los malos tratos y la delincuencia son en ellos
fenómenos corrientes y la proporción de inmigrantes entre quienes residen en estas zonas
suele ser elevada.
Tanto en las nuevas construcciones como en la renovación de zonas deterioradas de la
ciudad es preciso tener en cuenta desde la fase de su concepción los aspectos de prevención
de la violencia. Esto se puede realizar mediante una estrecha colaboración entre las
autoridades responsables en materias urbanísticas, los propietarios de bienes inmobiliarios
y las autoridades encargadas de la seguridad de la comunidad.
En los Estados miembros de la Unión Europea hay diversos proyectos en curso para
estudiar y poner a prueba formas de urbanismo que tengan un efecto preventivo en la
delincuencia.
Seguridad y percepción de la seguridad
En lo que respecta a las actividades relacionadas con la seguridad, tanto en el ámbito
nacional, regional, local y en Europa, a escala de la unión, conviene señalar que puede
existir una diferencia entre seguridad objetiva y sensación de seguridad y el modo en que se
refleja en los medios de comunicación.
La sensación de seguridad no puede medirse de modo objetivo. Las experiencias vividas por
una persona, su situación vital personal y el tipo de interacción que elige tener con su
entorno influyen en la sensación de seguridad. Reviste una gran importancia que los
habitantes puedan identificarse con su ciudad.
En varias ciudades se trata de operar sobre los datos relativos a la inseguridad, y no
solamente sobre la delincuencia. Se ha podido constatar una discrepancia considerable
entre esos datos en relación con determinadas situaciones en las que la gente experimenta
una sensación de inseguridad y a la inversa. Ha quedado demostrado en algunos estudios
nacionales que las personas menos expuestas a la delincuencia son aquellas que se
inquietan más de verse eventualmente afectadas por ella, y que las categorías que son
víctimas de la delincuencia -en gran medida los jóvenes- sienten escasa inquietud.
Prevenir la sensación de inseguridad es algo completamente distinto que prevenir la
delincuencia. Se trabaja también sobre la necesidad que existe en el ser humano de sentir
que puede confiar en las instancias encargadas de asegurar y de hacer que se perciba la
seguridad. Una reacción negativa de esas instancias respecto al ciudadano contribuye a
dañar gravemente el sentimiento de comodidad y de confianza. Existen ejemplos de cursos
de formación en este ámbito destinado al personal de la policía.
Estructuralmente, la delincuencia visible y los desórdenes públicos son las modalidades que
más afectan a la percepción de la seguridad. Los delitos y desórdenes públicos que son
visibles en el contexto urbano y afectan aparentemente a una minoría de una manera
aleatoria -por ejemplo, las agresiones sexuales, las agresiones con robo a personas en la vía
pública- son fenómenos criminales que influyen fuertemente en la sensación de seguridad.
Incluso los ruidos, gritos y actitudes agresivas y amenazantes, así como los asaltos influyen
negativamente en la sensación de seguridad.
Los delitos "invisibles" (como la violencia doméstica) y los delitos respecto a los cuales una
persona puede controlar el riesgo que corre (la violencia entre personas que se conocen)
rara vez se perciben como algo amenazador para la comunidad. Este hecho resulta
paradójico puesto que este tipo de delitos (en especial, la violencia doméstica), a pesar de su
invisibilidad y de la falta de conocimiento por parte de la comunidad, representan un gran
problema social.
Una de las razones de que se perciba la seguridad de este modo es quizá el hecho de que,
para los medios de comunicación, por ejemplo, la violencia absurda y aleatoria de la calle
tiene más interés, desde el punto de vista informativo, que las tragedias ordinarias que se
producen en las familias. Cuando los medios tratan de una manera repetida un
determinado tipo de delincuencia, tienden a exagerar el riesgo de encontrarse con
comportamientos criminales. El tratamiento que den los medios a esas noticias puede
afectar a la sensación de seguridad de tal manera que la percepción no corresponda al
riesgo de seguridad objetivo. Los medios de comunicación no sólo describen la realidad,
sino que tratan también de mostrar en qué clima social se producen. Pero al hacerlo,
influyen en el contexto que tratan de describir. De este modo la prensa en todas sus formas
contribuye a la vez sobre el modo en que se presentan los hechos e influye en el contexto
social.
En la sensación de seguridad e inquietud repercuten también otros factores aparte de la
delincuencia. Es evidente que todas las instituciones sociales influyen también en la
percepción fundamental de la seguridad por parte del individuo. El hecho de saber que
cuando se ha sufrido la humillación que implica siempre un acto delictivo se puede obtener
una reparación económica o moral repercute en el sentimiento de la propia seguridad. El
saber que el culpable será juzgado por su acto criminal puede tener un efecto terapéutico
para la víctima y, de ese modo, atenuar posteriormente la inquietud. Una compensación
financiera ayudará a la víctima a seguir adelante con más facilidad impidiendo que se suma
en la inquietud. El acceso rápido y seguro a una asistencia y a cuidados profesionales y
apropiados cuando se ha sido víctima de un acto delictivo, reviste también una gran
importancia en relación con la sensación fundamental de seguridad. Del mismo modo, es
importante procurar que cuando se hayan producido daños, asaltos o actos de vandalismo,
por ejemplo, se limpien las pintadas dejadas en las paredes y se reparen los cristales rotos.
Esto es importante para el sentimiento de seguridad de las personas.
Se ha podido constatar que la delincuencia organizada y transnacional influye menos en la
percepción de la seguridad que la delincuencia ordinaria que se produce en un entorno
inmediato.
En determinados casos, la percepción de inseguridad es falsa, dado que no existe un riesgo
proporcional de verse afectado por actos delictivos. El hecho de que el ciudadano perciba
una inseguridad representa algo negativo en nuestra sociedad, y por ello conviene no pasar
por alto este factor. Por tanto, en las intervenciones destinadas a mejorar la seguridad de
los ciudadanos, es importante tomar en consideración el factor de la seguridad tal como es
percibida.
FAMILIA
La educación que los padres les den a sus hijos así como la atención que les pongan juegan
un papel muy importante en este problema social ya que puede suceder que aunque haya
una familia relativamente unida, las preocupaciones y ocupaciones de los padres hacen que
dejen a los hijos con muchos ratos libres y una libertad que muchas veces hace que pierdan
la vergüenza y se vuelve libertinaje.
El niño que ve a sus padres disputar entre sí, juzga a la sociedad en su conjunto sobre el
mismo modelo y llega a creer que el también debe defender violentamente su punto de
vista. Más importante como causa social es la llamada subcultura delincuente. Aunque sus
detractores dicen que esta hipótesis carece de evidencia experimental, hay comunidades,
barrios y colonias en donde niños y jóvenes saben que para pertenecer al grupo y formar
parte de su comunidad necesitan pasar algunos ritos de iniciación, entre los que se
encuentran robar, asaltar o quizá cometer una violación. La falta demedición requiere de
estudios, sí, mas no de desestimar lo que obviamente es un factor de formación de
conductas y conceptos sociales.
Todos saben hasta qué punto las malas lecturas y el mal cine pueden desviar a los jóvenes
del camino. El cine ejerce una verdadera fascinación, sobre todo para los que asisten a él
varias veces a la semana, esto basta para falsear su sentido de la realidad. Los filmes
peligrosos son los que representan las manifestaciones de malos rasgos del carácter,
especialmente cuando la acción se desenvuelve en medio del lujo y la vida fácil.
Los adolescentes que se han hecho culpables de delitos graves asisten a más de seis sesiones
por mes, lo cual no quiere decir que el cine sea el único responsable de la delincuencia
juvenil.
En la familia, los dos factores que con más frecuencia se asocian al desarrollo de violencia
es tener familiares directos que también sean violentos y/o que abusen de sustancias. Un
entorno familiar disruptivo potencia las predisposiciones congénitas que algunos
individuos tienen frente a la violencia (i.e. síndrome de alcohol fetal) y por sí mismo
produce individuos que perciben a la violencia como un recurso para hacer valer derechos
dentro de la familia. La severidad excesiva demuestra que cuando los padres son muy
exigentes o estropean al niño a fuerza de quererlo hacer perfecto, o hacen nacer la rebeldía
en vez de favorecer la honradez y la delincuencia. Y así vemos a estas víctimas de
la disciplina fría o brutal como aprovechen la primera ocasión favorable para liberarse de
toda tutela y hacer lo que les da la gana.
Hay padres demasiados débiles. La disciplina personal, especialmente el poder de
retenerse, de actuar o de privarse de una cosa deseada, debe ser inculcado al niño en el
curso de los dos primeros años de su existencia.
MORALIDAD
Moralidad deriva de la palabra latina moralis; Quiere decir "costumbre, maneras o pautas
de conducta que se conforman a las normas del grupo".
En toda edad, se juzga al individuo por el grado en que se aproxima a las normas del grupo;
la mayor o menor conformidad hace que se lo tilde de "moral" o "inmoral". Las expectativas
del grupo están definidas en sus reglas y leyes; ambas de basan en las costumbres que
prevalecen en el grupo.
Si el adolescente se conforma a las reglas y leyes de la sociedad, el medio lo considera una
persona moral. Incluso cuando está en desacuerdo con tales prescripciones, a menudo se
adecua a ellas porque se da cuenta que es la actitud más cuerda.
La persona inmoral es aquella que deja de conformarse a las costumbres, reglas y leyes del
grupo porque no está de acuerdo con los estándares de este o porque se siente poco
obligada a su respecto. Principios de la transición a la moralidad adulta.
Para alcanzar la moralidad adulta se requiere de dos hechos esenciales: primero, el
adolescente debe cambiar las actitudes y valores que componen sus conceptos morales de
manera que satisfagan las exigencias más maduras de una sociedad adulta. Y segundo, él
mismo, debe asumir el control de su conducta.
Cambios en los conceptos morales
De sus padres, de los adolescentes y de otras personas revestidas de autoridad el niño
aprende lo que se considera correcto y lo que se tiene por incorrecto. Los adultos
interpretan para él los códigos morales de la comunidad y le aplican castigos cuando los
viola. Los principales cimientos de los códigos morales se echan en el hogar, si bien
la escuela y la iglesia también contribuyen.
No importa cómo se forman los códigos morales del niño - en el hogar, la escuela, en la
iglesia o en los cursos dominicales -, ellos no son adecuados para satisfacer las necesidades
más maduras del adolescente.
Deben ser revisados para conformarse a los códigos que guían las vidas de los miembros
adultos de la comunidad. Esto es especialmente cierto en lo que respecta a los códigos
morales que tienen fundamentos religiosos. Por ejemplo: el niño aprendió que Dios lo
observa y le dice que hacer y qué no hacer, y que luego lo recompensa si obedece sus
directivas y lo castigó si las desobedece, ya no aceptara este concepto cuando comience a
dudar de sus creencias religiosas infantiles.
Clases de cambio
Los conceptos morales de la infancia deben modificarse de muchas maneras para adecuarse
a las necesidades del adolescente. Entre otras cosas, se espera que el joven generalice sus
primeros conceptos.
La generalización de conceptos morales específicos y su incorporación a
un código practicable de uso en cualquier situación es un proceso gradual que continua
durante los años de la adolescencia.
Cuando el adolescente evalúa diferentes clases de conducta en función de conceptos
morales, es probable que para él algunos tipos sean menos desagradables que otros. Las
cosas que eran malas en sus días infantiles ya no lo son tanto. Ahora atribuyen grados de
importancia a diferentesacciones; algunas de las cosas, que cuando era niño, aprendió a ver
como incorrectas, las ve ahora con mayor tolerancia.
Finalmente, los conceptos morales deben cambiar si han de adecuarse a las necesidades
adolescentes en el sentido de que debe haber una mayor preocupación por los motivos que
impulsan a una acción. Los niños tienden a considerar un acto como bueno o malo sin tener
en cuenta a qué razón obedece. Ejemplo: Si creen que mentir es reprobable condenan todas
las mentiras y se niegan a reconocer que en ciertas ocasiones podría justificarse no decir la
verdad.
Control interno de la conducta
El adolescente debe asumir el control de su propia conducta de modo tal que la disciplina
externa ya no sea necesaria. Este cambio redunda en beneficios del individuo y también
beneficia al grupo social. Cuando llegue al estado adulto, el adolescente será considerado
responsable de sus actos; Ya no contara con padres y docentes para que le digan que hacer y
qué no hacer. Habrá de decidir por sí mismo y luego actuar de conformidad con su decisión.
El Individuo Violento
En los individuos violentos vemos la interacción de los trastornos descritos. Por ejemplo, en
los delincuentes crónicos se encuentran varios o todos los siguientes rasgos.
 1. Socialización pobre como niños: pocos amigos, no los conservaban, sin ligas afectivas
profundas, etc.
 2. Poco supervisados o maltratados por sus padres: los dejaban solos, a su libre albedrío,
y cuando estaban presentes, los maltrataban.
 3. Buscan sensaciones en forma continua: desde chicos son "niños problema," y los
mecanismos de control social no tienen gran influencia sobre ellos.
 4. Manejan prejuicios como base de su repertorio: "todos los
blancos/negros/mujeres/hombres son así".
 5. Abusan del alcohol.
 6. Nunca han estado seriamente involucrados en una religión principal.
 7. Carecen de remordimientos, o aprenden a elaborar la culpa y así evitarlos.
 8. Evitan asumir la responsabilidad de sus actos: construyendo casi siempre una
pantalla o justificación que suele ser exitosa para librarlos.
Efectos de la Violencia
La violencia tiene un efecto muy dañino en las sociedades, dado que éstas dependen de la
presunción de que los demás se comportarán en una forma decente y confiable. Conforme
crece el crimen, hay que sustituir la cooperación por la coerción, y de este modo, la primera
víctima es la libertad. No sólo eso, sino que la comunidad en sí se vuelven menos atractivos,
y deja de ofrecer estímulos para permanecer en ella.
Además, la violencia genera desesperanza, la que alimenta un círculo vicioso difícil de
romper: a más violencia, más desesperanza, y con ésta, aumenta la violencia.
Y a pesar de su asombrosa frecuencia, la comprensión, estudio y prevención de la violencia
se dificulta por ser un problema eminentemente social.
La crisis es, ante todo un periodo de inseguridad, una encrucijada que pone al sujeto en la
necesidad de decidirse para una dirección u otra.
El adolescente vive esta crisis que empieza con una serie de conflictos, con los padres. No
soporta más que se le trate como a un niño, que no se le tenga confianza, que no se le
dé dinero y libertad. No soporta, sobre todo, que se le controlen sus amistades, sus lecturas,
sus diversiones, su tiempo libre.
Los padres que quieren prolongar su niñez con actitudes educativas hiperprotectoras y
paternalistas, se encuentran frente a una resistencia. En realidad, se ponen en contra de
una exigencia de espacio libre. El adolescente siente que tiene que tomar él las decisiones
sobre su porvenir. La fuerza que le impide esta libertad aumenta su rebeldía que terminará
por romper las relaciones de sumisión y dependencia.
Estos adolescentes, a los que no se ayuda a superar un tipo de vida hedonista y se les
abandona a sí mismos cuando todavía son incapaces de auto controlarse, un día, al
enfrentarse con la seriedad de la vida, serán incapaces de aceptar autoridades o tendrán
tendencias irracionales hacia los demás, y obraran como si no existieran normas morales.
Función de la disciplina en el desarrollo moral
Disciplina quiere decir enseñanza o instrucción, y su principal objeto es enseñar al
individuo a conformarse a las expectativas sociales hasta un grado razonable. Además, le
enseña que el mundo responde a sus acciones personales de una manera ordenada, que
ciertos comportamientos siempre son seguidos de castigos y que otros son elogiados por la
sociedad.
La disciplina ayuda a los adolescentes a controlarse y dirigirse con el objeto de tomar
decisiones prudentes.
Partes: 1, 2, 3

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Comentarios

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Transmisión de la a
La Delincuencia. Teorías sociales y
jurídicas

La delincuencia y sus teorías.

El fenómeno de la delincuencia puede considerarse desde una perspectiva social y desde


otra jurídica.

Desde el punto de vista jurídico se considera delincuente quien “comete una acción o una
omisión contraria a la ley vigente”.

Desde un punto de vista social se puede decir que el delincuente es quien comete “actos
dañosos” para con uno mismo, para sus semejantes o para los intereses morales y
materiales de la sociedad.

Existen varias teorías que tratan de explicar y en cierto modo predecir la delincuencia
haciendo hincapié en sus causas y consecuencias (no todas) en la sociedad.

La primera teoría es la sociológica. La figura máxima de esta teoría es Durkheim. Este


sociólogo francés contribuyó eficazmente a la constitución de la sociología como ciencia
independiente. Su aportación a esta ciencia consistió en la manera de enfocar el estudio de
los hechos sociales como algo objetivo, independiente de la conciencia individual. La teoría
sociológica interpreta la conducta delincuente como una respuesta “normal” ante un
ambiente malo. El factor desencadenante de las conductas delictivas es la misma sociedad.
Es decir, para acabar con la delincuencia y la criminalidad hay que hacer una reforma social
profunda del entorno. La teoría sociológica parte de que el delincuente se hace y no nace,
los rasgos constitutivos no son heredados, la experiencia es un factor que juega en contra.
Todos los ciudadanos pueden ser o delincuentes sangrientos o personas ejemplares (esto
va muy parejo al anarquismo ya que esta ideología sostiene que todos somos iguales y es
la circunstancia la que nos modifica). Un ejemplo puede ser el mismo joven que se
desenvuelve en un medio hóstil y se define como una persona violenta y agresiva dado que
su circunstancia es negativa. Sin embargo, la misma persona que crece y es educado en
los valores de la tolerancia y la comprensión podrá convertirse en alguien generoso y que
beneficie a la sociedad tanto como a sí mismo.

En suma, los delincuentes son miembros sanos que crecen en una comunidad enferma, en
una comunidad en la que el estilo de vida delictivo es más accesible y se aprende con más
facilidad que las normas de convivencia ética y sociales.

Otra teoría es la que arguye que la contestación es la causa principal de la delincuencia.


La relación reside en que un grupo de jóvenes “contestan” y se enfrentan a la sociedad en
forma de grupos y que “se apartan o rechazan positivamente la moralidad de la mayoría”.
La máxima figura de este movimiento es Albert Cohen (famoso por aquel 68). Defendía que
la clase baja, sobretodo la juventud, se encuentra en desventaja respecto al resto de los
componentes de la sociedad. Esto es por lo siguiente: su educación no está a la altura de la
de los demás, sus medios económicos son pobres y no tienen influencias familiares para
poder aspirar con cargos importantes. Si no pueden unirse a otras clases se enfrentan a
ellas, conscientes de su impotencia. Forman una subcultura para ridiculizar la cultura a la
que no pueden incorporarse y la convierten en una antítesis de esta cultura. La subcultura
se caracteriza por su rebeldía y agresividad. Y esto es lógico porque una característica
común a las personas violentas es su inseguridad, se juntan en pandillas o bandas juveniles
para protegerse. Manifiestan una actitud conjunta con desprecio a las autoridades que,
según ellos, les han rechazado. Esto significa que la conducta delictiva no responde a un
afán de lucro, muchos delincuentes corren grandes riesgos por objetos de escaso valor o
por cualquier gamberrada. Se explica este comportamiento antisocial con el placer maligno
de molestar a las personas que representan lo respetable. Una manera, en suma, de liberar
su frustración.

La teoría de la constitución física sostiene que algunas constituciones son más prospensas
al delito que otras. Sheldon y Glueck fueron primero uno y luego otro quienes defendieron
esta postura. Sheldon aplicó su cuadro clasificador de los tipos somáticos al estudio de la
delincuencia. Según él había tres constituciones distintas:

 la endomórfica: las vísceras de la digestión están muy desarrolladas mientras que las
estructuras corporales no lo están. Los miembros son cortos y el abdomen prevalece sobre el
tórax. Son obesos en su mayoría.

 la mesomórfica: las estructuras corporales prevalecen, el tronco es largo y musculoso, el tórax


es superior al del abdomen en cuanto a volumen. En general el organismo es robusto y regular
en su estructura.

 la ectomórfica: aspecto delgado y flaco. Las piernas y brazos son alargados y delgados,
musculatura débil y hombros estrechos.

Sheldon obtuvo que entre los delincuentes de Boston prevalecían los mesomórficos y había
pocos ectomórficos. Glueck comparó posteriormente 500 delincuentes de dos
correccionales de Massachussets y los resultados confirmaron las tésis de Sheldon: había
doble número de mesomórficos entre los delincuentes y los ectomórficos eran clara minoría.
Los delincuentes mesomórficos eran, ateniéndose a un estudio psicológico, “más activos,
vitales y poco inhibidos y sumisos a la autoridad”. Estos rasgos predisponían a la agresividad
y a la delincuencia. Los ectomórficos mostraron rasgos más pasivos sumisos e inhibidas.

No hay que olvidar, no obstante, que los ectomórficos también pertenecían al grupo de
delincuentes, por ello, no cabe afirmar que existe un determinismo rígido de tipo
constitucional.

Otra teoría es la behavionista sobre los rasgos del criminal. Eysenck, el máximo exponente
de esta teoría, dijo haber aislado un grupo de rasgos de conducta asociados con la
delincuencia. Eysenck fue un psicólogo británico de origen alemán. Investigó sobre la teoría
de la personalidad y sobre el tratamiento de la neurosis. Según él el rasgo más significativo
que guarda relación con la delincuencia es la extraversión. Los extrovertidos son sujetos
expansivos, impulsivos y no inhibidos, amantes de la aventura y de la acción. La introversión
es propia de gente retraído y en general opuesto en personalidad a los extrovertidos. Las
sensaciones fuertes no son de su agrado y llevan una vida ordenada.

Dice que cuando los individuos extrovertidos son inestables emocionales (con tendencia
neurótica) son más prospensos a la delincuencia. El mismo rasgo en los introvertidos se
traduce en conformismo. Otros rasgos que pueden significar atracción hacia la delincuencia
son la torpeza psicomotriz y la escasa condicionabilidad.

La teoría psicoanalítica cree que por el contrario los rasgos distintivos más importantes del
carácter criminal son los adquiridos en la primera infancia. Acorde a esta teoría el
delincuente tiene un super-ego muy débil e inconsistente. Esto origina individuos
caprichosos, incapaces de controlar sus instintos o necesidades. Los padres juegan un
papel fundamental en esta teoría, si dan excesiva libertad darán rienda suelta a sus deseos
y a sus impulsos. Una característica que no es mencionada e las demás teorías y sí en esta
es que aquellos sujetos cuyo super-ego sea débil no presentaran síntomas de culpabilidad.
Conclusión.

Las teorías con las que más me identifico son las teorías sociológica, de contestación social
y la psicoanalítica.

Es cierto que un ambiente negativo influye grandemente en los delincuentes (pero no


absolutamente porque si no la mayoría de la gente pobre serían ladrones, además mucha
gente educada en una buena familia y con buenos puestos terminan corrompiéndose), que
la rebeldía provoca a un adolescente creerse poseedores de la verdad absoluta (pero
adolescentes y contestatarios hemos sido todos y no nos hemos convertido en delincuentes)
y no menos cierto es que la familia juega un papel muy grande en nuestros miedos,
frustraciones o seguridad y alegrías.

Resulta poco claro qué papel juega uno y otro dentro de la persona, intervienen a su vez
factores biológicos, pero lo evidente es que no se puede eludir la responsabilidad y escurrir
el bulto escudado por estas teorías.

El hombre es responsable de sus actos: nace y se hace, pero también tiene la posibilidad
de transformarse a sí mismo y a su entorno y es totalmente consciente de ello.

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 Aborto
 Acoso sexual laboral con raíces latinas
 Actividades: Primera experiencia en investigación
 Adicciones
 Agentes socializadores

La delincuencia juvenil comprende, desde un punto de vista jurídico, a aquellos jóvenes


mayores de 14 años y menores de 18 que realizan conductas tipificadas como delitos en el
Código Penal, si bien su responsabilidad es exigida por Ley de Responsabilidad Penal del
Menor. En España, la delincuencia juvenil ha descendido levemente desde el año 2010. La
mayor parte de esta delincuencia es cometida por varones, siendo el robo con fuerza en
las cosas el delito más frecuente. Además, se exponen en este trabajo teorías explicativas
del fenómeno (la Teoría integradora del potencial antisocial cognitivo de Farrington, la
Taxonomía de Terrie Moffitt y el Modelo del Triple Riesgo Delictivo de Santiago Redondo),
los factores de riesgo y de protección, características diferenciales entre la delincuencia
juvenil masculina y la femenina y, por último, la influencia de los medios de comunicación
en la percepción que tiene la sociedad sobre la delincuencia juvenil.
La mayoría de los sistemas jurídicos, utilizan órganos judiciales ad hoc, como
los tribunales de menores, prevén determinadas especialidades procesales para su
enjuiciamiento y cuentan con medios coercitivos específicos para su represión, como
los centros juveniles de detención.
Los delitos juveniles suelen recibir gran atención de los medios de comunicación y
políticos. Esto es así porque el nivel y los tipos de crímenes juveniles pueden ser utilizados
por los analistas y los medios como un indicador del estado general de la moral y el orden
público en un país y, en consecuencia, pueden ser fuente de alarma y de pánico moral.
Como la mayoría de los tipos de delitos, los crímenes cometidos por jóvenes se han
incrementado desde mediados del siglo XX. Existen múltiples teorías sobre las causas de
los crímenes juveniles, considerados especialmente importantes dentro de la criminología.
Esto es así, porque el número de crímenes cometidos crece enormemente entre los quince
y los veinticinco años. En segundo lugar, cualquier teoría sobre las causas de la
delincuencia deberá considerar los crímenes juveniles, ya que los criminales adultos
probablemente habrán tenido un comienzo en la delincuencia cuando eran jóvenes.
Por otra parte, otro posible origen de la delincuencia juvenil son problemas como
la esquizofrenia, trastornos conductistas/mentales, estrés postraumático, trastorno de
conducta o trastorno bipolar.

Índice

 1Teorías de la delincuencia juvenil


o 1.1Teoría de la elección racional
o 1.2Teoría social de la desorganización
o 1.3Teoría de la tensión
o 1.4Teoría de subculturas
o 1.5Teoría de asociación diferenciada
o 1.6Teoría del etiquetado
 2Perspectivas psicológicas de la delincuencia juvenil
o 2.1Teoría del aprendizaje social
o 2.2Teoría ecológica
 3Factores de riesgo
o 3.1Trastornos mentales
 4Prevención de la delincuencia
 5Intervenciones psicológicas
 6Consecuencias para la sociedad
o 6.1Trastornos mentales no tratados
 7Delincuencia juvenil en América Latina
o 7.1Chile
o 7.2Perú
 8Véase también
 9Notas y referencias
 10Enlaces externos

Teorías de la delincuencia juvenil[editar]


Teoría de la elección racional[editar]
La criminología clásica considera que las causas del crimen tienen principalmente su
origen en el propio delincuente, más que en su entorno externo. Para los clasicistas, lo que
motiva a los delincuentes es el propio interés racional, y se remarca la importancia de la
decisión libre y de la responsabilidad personal. La teoría de la elección racional es el
ejemplo más claro de este planteamiento.

Teoría social de la desorganización[editar]


Los planteamientos positivistas actuales generalmente se centran en la cultura, lo que
produciría la ruptura de las relaciones de familia y con la comunidad, de los valores y con
un mayor individualismo. Estudios demuestran que solamente un 16 por ciento de los
niños harán algo malo, al contrario que un 26 por ciento de los adultos hará algo ilegal.

Teoría de la tensión[editar]
La teoría de la tensión se asocia principalmente al trabajo de Robert Merton. Merton creía
que en la sociedad hay trayectorias institucionalizadas hacia el éxito. La teoría de la
tensión sostiene que el crimen es causado por la dificultad que tienen los que viven en
pobreza para alcanzar por medios legítimos metas socialmente valoradas. Para aquellos
que, por ejemplo, no consiguen logros educativos es más difícil alcanzar la riqueza y el
estatus social asegurado por un empleo bien pagado, y por tanto, es más probable que
utilicen medios criminales para obtener estas metas. Merton sugiere cinco adaptaciones a
este dilema:

1. Innovación: individuos que aceptan metas socialmente aprobadas, pero no


necesariamente los medios socialmente aprobados.
2. Retirada: los que rechazan metas socialmente aprobadas y los medios para
adquirirlos.
3. Ritualismo: los que compran en un sistema de medios socialmente aprobados,
pero pierden de vista las metas. Merton creía que los consumidores de droga
están en esta categoría.
4. Conformidad: los que se ajustan a los medios y a las metas del sistema.
5. Rebelión: gente que niega metas y medios socialmente aprobados creando un
nuevo sistema de metas y de medios aceptables.
Una dificultad con la teoría de la tensión es que no explica por qué los niños de familias
con ingresos bajos tendrían un mal desempeño educativo en un primer momento. Indicar
el hecho de que mucho crimen juvenil no tiene una motivación económica. La teoría de la
tensión no logra explicar el delito violento, el tipo de crimen juvenil que causa la mayor
ansiedad al público.

Teoría de subculturas[editar]
Se relaciona con la teoría de la tensión. La dificultad de la juventud para alcanzar objetivos
y un status socialmente reconocido produce grupos de gente joven que
forman subculturas delincuentes y desviadas del buen camino, que tienen sus propios
valores y normas. Dentro de estos grupos el comportamiento criminal puede ser valorado
realmente, aumentando el estatus de un joven. La noción de subculturas delincuentes es
relevante para los crímenes que no están motivados económicamente. Los miembros
masculinos de las bandas pueden discutir para tener sus propios valores, tales como
respeto por la habilidad para luchar y por el atrevimiento. Sin embargo no está claro por
qué los hace diferentes de los jóvenes normales "no-violadores de la ley". Además no hay
una explicación de porqué la gente incapaz de alcanzar metas socialmente reconocidas
debe elegir necesariamente sustitutos criminales. Las teorías de subculturas también han
sido criticadas por haber mantenido una distinción demasiado grande entre lo que es
"normal" y lo que es un comportamiento "desviado". Hay también dudas sobre si la gente
joven rechaza conscientemente los valores generalmente aceptados.

Teoría de asociación diferenciada[editar]


La teoría de la asociación diferenciada trata de los jóvenes en un contexto de grupo, y mira
cómo la presión de los compañeros y la existencia de bandas puede conducir al crimen.
Sugiere que los jóvenes son impulsados a cometer crímenes por compañeros
delincuentes, de los que aprenden destrezas criminales.

Teoría del etiquetado[editar]


Artículo principal: Teoría del etiquetado

La teoría del etiquetado indica que una vez que han etiquetado a la gente joven como
criminal, es más probable que delinca. La idea es que una vez que se ha etiquetado a un
joven como diferente, este puede aceptar el papel y es más probable unirse a otros que
han sido etiquetados del mismo modo. Los teóricos del etiquetado dice que existe una
mayor probabilidad que los niños masculinos de familias pobres sean etiquetados como
diferentes, y esto se puede explicar parcialmente porqué existen más delincuentes
masculinos jóvenes de clase baja.

Perspectivas psicológicas de la delincuencia


juvenil[editar]
Teoría del aprendizaje social[editar]
Ronald Akers postula, desde el aprendizaje social, una teoría para explicar las conductas
delictivas. Supera la teoría de Bandura (condicionamiento vicario), la teoría
de Skinner(condicionamiento operante) y la teoría de la asociación diferencial
de Sutherland: «La conducta antisocial se desarrolla sobre la base de una serie de
procesos que incluyen el modelado o imitación de la conducta de otros, el refuerzo
diferencial, y la evaluación que realizan los otros significativos de las conductas como
buenas o malas».1 Son importantes los grupos del entorno por la significación que pueden
adquirir para el individuo (grupos de pares o familia). Los grupos no solo son modelos de
conducta sino además de catalogación y establecimiento de normas y valores. La
conducta como producto final es el resultado de que se han encontrado más refuerzos que
castigos al producirla comparada a su vez con otras conductas.

Teoría ecológica[editar]
Belsky, en 1980, aplicó y adaptó el modelo ecológico de Bronfenbrenner para estudiar el
abuso infantil. Dentro del nivel microsistema ubicó a la familia; en el exosistema al
vecindario, el trabajo, y las relaciones informales; finalmente, en el macrosistema, a los
valores culturales y los sistemas de creencias. El modelo de estudio fue tomado por
investigadores para aplicarlo a la realidad delincuencial juvenil mexicana. Se demostró que
el contexto cultural sí afectaba la forma en la que los jóvenes se relacionaban entre sí
dentro de sus vecindarios y sus escuelas. Las relaciones vecinales también influían en sus
relaciones familiares que, a su vez, afectaban en la conducta delictiva del menor. Se
encontró que la cultura y subcultura, los factores familiares y el grado de integración en la
sociedad eran variables significativas para explicar el desarrollo de las conductas
desviadas en los jóvenes adolescentes.2 También se aplicó el modelo de investigación de
Belsky en un estudio correlacional en el Perú. Se quería comprobar si los adolescentes
que presentaban disfunciones a nivel, micro, exo y macrosistema desarrollarían una
conducta antisocial y delictiva. Las conclusiones de los resultados mostraron que, a nivel
del microsistema, la variable “abandono familiar de los padres” era un factor de riesgo para
el origen de conductas desviadas. En cuanto al exosistema, se encontró que las variables
“escuela” y “ambiente de barrio” desfavorables podían generar las mismas conductas,
tales como robos y formación de pandillas delictivas. Finalmente, en el nivel macrosistema,
se encontró que a mayores creencias y valores distorsionados respecto a la violencia y la
ley existen más posibilidades de que se desarrollen conductas delictivas.3 La Organización
Mundial de la Salud, en su Informe Mundial sobre la violencia y la salud de 2002, utilizó el
modelo ecológico para estudiar la naturaleza multifacética de la violencia.3

Factores de riesgo[editar]
Sin perder generalidad, considerando el caso de las bandas en Estados Unidos,4 los
expertos han identificado un gran número de factores de riesgo que estadísticamente
aparecen vinculados a la adhesión a pandillas y actividades delictivas. Estos factores de
riesgo abarcan las diferentes dimensiones de la vida de un joven y por lo general se
agrupan en cinco categorías (dominios del desarrollo social):

 Individuo.- Sus formas de ocio (TV, videojuegos, Internet) pueden fomentar la violencia
y la agresividad, la incomunicación y la pérdida de relaciones sociales. El consumismo
o la diversión van desplazando al esfuerzo.

 Familia.- Las normas de disciplina y la relación con los padres juegan un papel vital en
el comportamiento social (en este caso, antisocial) del menor. Tan perjudicial puede
ser una actitud demasiado laxa y falta de interés de los progenitores como una actitud
autoritaria que merme la comunicación.5
 Escuela.- El bajo rendimiento y el fracaso escolar favorecen la delincuencia. La
colaboración entre el centro y los progenitores es básica.

 Amistades.- El contacto con “malas influencias” aumenta el riesgo, aunque el menor


proceda de un ambiente socializado. Los jóvenes tienden a imitar las conductas más
cercanas.

 Vecindario ó comunidad.- Víctimas de la discriminación social y excluidos de las


decisiones importantes, muchos jóvenes carecen de planes o proyectos de vida, y son
considerados incapaces de adaptarse al medio social, por lo cual toman la
delincuencia como alternativa de supervivencia. El fácil acceso a las drogas, la falta de
oportunidades de empleo, salud, educación y espacios para la cultura y el deporte.
(Howell y Griffiths, 2016).6
Es importante destacar, sin embargo, que estos estudios han demostrado que no hay un
único factor de riesgo responsable; más bien, es la acumulación de múltiples factores de
riesgo a través de múltiples categorías los que aumentan en gran medida la probabilidad
de actividades delictivas. Por lo tanto, la delincuencia no es atribuible a un solo factor de
riesgo, ya que algunos jóvenes expuestos al factor de riesgo no lo cumplen y otros jóvenes
sin el factor de riesgo si se ven inmersos en estos comportamientos.
La delincuencia juvenil es un comportamiento precursor de la pertenencia a pandillas.
Dicho de otro modo, prácticamente todos los jóvenes que se unen a una pandilla
evidencian haber participado en actos delictivos con anterioridad. Los estudios también
muestran que los antecedentes de la participación en pandillas empiezan a entrar en juego
mucho antes de llegar a la edad típica para unirse a una pandilla. Para los jóvenes de
mayor riesgo, un patrón clave que se repite parece comenzar en edades de 3-4 años, con
la aparición de problemas de conducta, seguido por el fracaso en la escuela primaria a
edades de 6-12 años; el inicio en la delincuencia en torno a 12 años de edad; unión a
pandillas en torno a las edades de 13-15; y delincuencia crónica, seria y violenta, en
adelante desde mediados de la adolescencia (Howell y Egley, 2005).7

Trastornos mentales[editar]
Los trastornos mentales normalmente se desarrollan en la niñez y se manifiestan
generalmente durante la vida adolescente. (Holmes y otros: 2001 p.183) Un cierto
comportamiento juvenil se atribuye al trastorno diagnosticable conocido como trastorno de
conducta. De acuerdo con el DSM-IV-TR códigos 312.xx (donde xx varía de acuerdo con
el subtipo específico) los adolescentes que tienen trastornos de conducta también
muestran una carencia de empatía y una despreocupación por las normas sociales. El
DSM es el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales publicado por la
Asociación Psiquiátrica Americana y referenciado a menudo por Psiquiatras para
diagnosticar trastornos mentales. Los delincuentes juveniles que reinciden en el sistema
de justicia penal a veces se les diagnostica trastornos de conducta porque muestran una
indiferencia continuada sobre su seguridad y la de otros y de sus pertenencias.
Una vez que el joven continúa teniendo los mismos patrones de comportamiento y llega a
los dieciocho, entonces está en peligro de diagnóstico con un trastorno antisocial de la
personalidad y es mucho más propenso a convertirse en un criminal serio .8Uno de los
elementos principales usado en el diagnóstico de un adulto con Trastorno antisocial de la
personalidad consiste en presentar un historial documentado de trastorno de conducta
antes de los 15 años. Estos dos trastornos de personalidad son análogos en su
comportamiento errático y agresivo.
Esta es la razón por la que delincuentes juveniles habituales diagnosticados con trastorno
de conducta es probable que muestren signos de Trastorno antisocial de la personalidad
en la madurez. Una vez que los adolescentes alcazan la madurez, su comportamiento
social inaceptable se ha convertido en un estilo de vida y se convierten en criminales de
carrera.
Los criminales de carrera comienzan con un comportamiento antisocial antes de entrar en
la escuela de grado y son versátiles en el sentido que se enganchan a un arsenal de
comportamientos destructivos, delinquen a unas tasas muy altas, y es menos probable que
paren de delinquir mientras van envejeciendo.”
La investigación cuantitativa relativa a Estados Unidos fue hecha hace bastante tiempo,
sobre 9.945 delincuentes masculinos juveniles entre edades de 10 y 18 en los años 70. La
cohorte longitudinal de nacimientos fue utilizada para examinar la tendencia de un
pequeño porcentaje de los criminales de carrera que explicaron el porcentaje más grande
de la actividad criminal. La tendencia mostró un nuevo fenómeno entre los delincuentes
habituales. Para este estudio los delincuentes habituales eran jóvenes que tuvieron más
de cinco detenciones de la policía.9 El fenómeno indicó que solamente el 6% de la
juventud estaba dentro de la definición de delincuente habitual pero que era responsable
del 52% de la delincuencia dentro de todo el estudio.9 El mismo 6% de delincuentes
crónicos explicaron el 71% de los asesinatos y el 69% de los asaltos con agravante.9 Este
fenómeno fue investigado más adelante entre una población adulta en 1977 y dio lugar a
resultados similares. El S.A. Mednick hizo una cohorte de nacimientos de 30.000 varones y
encontró que el 1% de los varones eran responsables de más de la mitad de la actividad
criminal. El comportamiento criminal habitual de jóvenes descubierto es similar al de los
adultos. Los delincuentes habituales “harán “una carrera” de malas decisiones y mal
comportamiento y terminarán probablemente, más pronto o más tarde, muertos o en
prisión”.8 Estos delincuentes juveniles necesitan tratamiento porque tienen una
predisposición negativa y una alta propensión a continuar cometiendo crímenes.8

Prevención de la delincuencia[editar]
La prevención de la delincuencia es el término general empleado para todos los esfuerzos
encaminados a evitar que la juventud participe en actividades criminales o antisociales.
Cada vez más, los gobiernos están reconociendo la importancia de asignar recursos para
la prevención de la delincuencia. A menudo es difícil que los estados proporcionen los
recursos financieros necesarios para la adecuada prevención, las organizaciones y las
comunidades. Por todo esto los gobiernos trabajan en colaboración para la prevención.
Con el desarrollo de la delincuencia en la juventud, influenciada por numerosos factores,
perspectivas de esfuerzos en la prevención son comprensibles. Entre los servicios para la
prevención se incluyen actividades tales como educación y tratamiento del abuso de
sustancias estupefacientes, asesoramiento de la familia, tutoría y protección de la
juventud, educación parental, ayuda educativa e intervención social.
Un factor preventivo podría ser el tratar de erradicar la violencia en los medios de
comunicación. Actualmente la violencia se asoma en todos los programas, no solo en
películas o series, incluso en los horarios dedicados a los niños. La violencia se convierte
en algo habitual desde la infancia. Según Schneider, esa "familiaridad" de los niños con la
violencia "puede provocar comportamientos violentos y delictivos cuando son adolescentes
y adultos". La impresionabilidad y la capacidad emocional de reaccionar a la violencia
disminuye y la agresividad se acepta como una pauta de comportamiento. Aunque es
complicado eliminar la violencia en los medios de comunicación, los padres deberían de
controlar la situación y establecer y hacer que se cumplan las reglas establecidas.10

Intervenciones psicológicas[editar]
Las estrategias que tienen mayor aceptación y éxito son las intervenciones o tratamientos
en los que se busca la prevención, ya que se trabaja con los factores de riesgo de las
conductas antisociales. Es decir, se centran directamente en las causas del problema para
evitar la reincidencia de las conductas delictivas. Para ello, los psicólogos trabajan con
especialistas de las áreas de victimología, criminología, sociología, educación, trabajo
social y derecho. Los tratamientos psicológicos tienen el objetivo de disminuir los factores
de riesgo relacionados con conductas delictivas y consisten en intervenciones
psicoeducativas que van dirigidas a delincuentes convictos y jóvenes en riesgo de
delinquir. Andrews y Bonta tienen un programa en el que se hace alusión a cuatro grandes
factores de riesgo para la delincuencia juvenil:

1. las cogniciones antisociales


2. las redes y vínculos prodelictivos,
3. la historia individual de comportamiento antisocial y
4. los rasgos y factores de personalidad antisocial.
Las habilidades o competencias que se deben reforzar en delincuentes juveniles se
concretan en cuatro grupos:

1. desarrollo de habilidades tales como hábitos de comunicación, responsabilidad


familiar, motivación de logro por medio de condicionamientos operantes de
refuerzo y castigo para moldear o extinguir determinadas conductas del individuo.
2. desarrollo moral y desarrollo de pensamiento para la resolución cognitiva de
problemas interpersonales, en donde se le enseña al sujeto a reconocer y
entender un problema, identificar emociones asociadas a este, crear opiniones,
ver las consecuencias y buscar y escoger posibles soluciones para aplicarla. En
caso del desarrollo moral, se aplican técnicas y niveles de desarrollo moral de
Piaget y Kohlberg.
3. control de la ira y regulación emocional, ya que la ira y el descontrol emocional son
los principales motivos de conductas violentas y delictivas. Se intenta entrenar al
sujeto en tres aspectos: habilidades para el manejo de situaciones, interpretación
adecuada en la interacción social y evitación de exasperación emotiva.
4. prevención de recaídas utilizando la generalización de los logros terapéuticos
obtenidos. Para ello, se puede aplicar la técnica psicológica de generalización y
mantenimiento, donde se utilizan programas de reforzamiento intermitente,
entrenamiento de habilidades en diversas situaciones con inclusión de personas
cercanas al individuo, uso de consecuencias y autocontrol.11

Consecuencias para la sociedad[editar]


La primera consecuencia de la delincuencia juvenil es la pérdida de la escala de valores,
seguida de la violencia en la calle, trayendo consigo el temor de la población por el
incremento de estos grupos.
Otras consecuencias son los daños físicos, tanto por las heridas o la muerte de personas
atacadas por los delincuentes, dando lugar a nuevas víctimas como son la familia, que a
su vez acarrean consecuencias psicológicas. Generalmente la sociedad se preocupa más
por la prevención, castigo y rehabilitación del delincuente que por atender a las personas
agredidas; es importante tratar a los delincuentes pero también lo es tratar a las víctimas.
Una consecuencia positiva para la sociedad es el fomento de centros para la lucha y
prevención contra delitos y adicciones, así como instituciones que brindan apoyo
psicológico a familias, las cuales son el primer núcleo donde se puede terminar con la
delincuencia.

Trastornos mentales no tratados[editar]


Una vez que el delincuente juvenil alcanza la madurez es probable que continúe
mostrando comportamientos de desadaptación y que aumente su riesgo de ser procesado
a través del sistema de justicia penal como delincuente adulto. Debido al pequeño
porcentaje de delincuentes adultos y juveniles habituales que contribuyen en alto
porcentaje a los delitos violentos (es decir, asesinato y asalto con agravantes) el sistema
de justicia penal debe supervisar esa pequeña población de criminales profesionales en un
esfuerzo para prevenir la proliferación de delincuentes violentos serios.
Si los trastornos mentales tales como el trastorno de conducta no se diagnostican y no se
tratan el delincuente juvenil tiene el potencial creciente de desarrollar un trastorno
antisocial de la personalidad y continuar más adelante su vida como un criminal
profesional. La mayoría de delincuentes violentos exhibe rasgos del trastorno antisocial de
la personalidad y los muestran antes de los 15 años. El trastorno antisocial de la
personalidad es un diagnóstico común para un asesino en serie. Los autores Álvarez y
Bachman encontraron que una similitud entre los asesinos en serie eran sus anteriores
convicciones criminales. En este caso el trastorno de conducta se puede convertir en un
elemento probable para el asesino en serie si no se diagnostica y se trata antes de que se
convierta completamente en la edad adulta en un trastorno antisocial de la personalidad.
El trastorno de conducta y el trastorno antisocial de la personalidad se categorizan como
trastornos de personalidad con definiciones extremadamente similares en DSM-IV-TR y
según lo explicado arriba en trastornos mentales. Algunas de las características comunes
incluyen el incumplimiento constante de normas sociales, el comportamiento agresivo
hacia la gente, y una desvinculación de la emoción de la empatía. Estos rasgos son
también comunes entre los asesinos en serie y si los comportamientos de desadaptación
no se tratan tienen el potencial de crear a una persona que fantasea con matar a varias
víctimas y después satisfacer su impulsividad cuando ya no son capaces de reprimirse.

Delincuencia juvenil en América Latina[editar]


Chile[editar]
Desde fines del siglo XX han aumentado las cifras del número de jóvenes que realizan
conductas delictivas.12 En agosto del año 2000 se promulgó el Nuevo Código de los Niños
y Adolescentes cuya vigencia está desde junio de 2001 hasta la actualidad. En aquel
código se proponen derechos, deberes y obligaciones de los niños y adolescentes que se
deben tener en cuenta cuando suceden problemas de índoles penales y jurídicos.13 El tipo
de legislación del sistema legal peruano no considera a los menores de 18 años como
delincuentes; sino, solo como infractores.14
El pandillaje es una de las formas más comunes en la que se hace presente la
delincuencia juvenil. La población que lo conforma son, mayormente, jóvenes que viven en
espacios urbanos marginales. Las acciones violentas de los jóvenes son una reacción de
su descontento hacia precarias condiciones materiales de vida, la desigualdad social, la
falta de oportunidades y la tradición política autoritaria que establece relaciones de
subordinación antes que de integración y diálogo.14

Perú[editar]
Los datos registrados acerca de la situación de los centros de Detención de menores
infractores de la ley penal o Centros juveniles del Perú del 2007 y 2012 fueron publicados
por la Defensoría del Pueblo. De acuerdo a ello, se señala que funcionan nueve centros
juveniles a nivel nacional. Además, en el año 2007 y 2012 los Centros Juveniles estuvieron
conformados, en su mayoría, por varones siendo, respectivamente, un 95.9% y un 96.8%
de la población frente a un 4.10% y 3.2% de la población femenina.12
La edad de los menores infractores debería oscilar entre los 14 y 17 años. En el año 2012
se encontró población mayor de edad dentro de los centros juveniles. Los jóvenes de 18
años representan el 20.3% de la población. Los de 19, 20 y 21 años llegan a ser el 9.7%
de la población. Los jóvenes de 16 años representan el 32.9 % y los de 17 años
representan el 24.3% del total de la población.14 Los porcentajes de población menor de 18
años en los Centros de detención calculados de acuerdo al motivo de su ingreso
demuestran que a diferencia del 2007, en el 2012 la conducta delictiva contra el patrimonio
tuvo un aumento del 13.7%. En el 2007 el porcentaje de la población era del 46.7% y
aumentó a 60.1% en el 2012.
El ingreso por tráfico ilícito de drogas, también ascendió de 3.3% en el 2007 a 6.4% en el
2012. Los demás motivos de ingreso que son: actos antisociales contra el cuerpo y la
salud, contra la libertad sexual, el pandillaje, el terrorismo y otros han descendido, ya que
en el 2007 las cifras eran, respectivamente, 16.6%, 28.1%, 3.3%, 2.2%, 0.1% y 3.2% y en
el 2012 descendieron, respectivamente, a 10.9%, 18.9%, 1.0%, 0% y 2.6%.12

Véase también[editar]
 Anomia (ciencias sociales)
 Comunidad terapéutica
 Delito
 Educador social
 Intolerancia (sociología)
 Norma social
 Pandilla o Mara
 Socialización
 Sociología de la desviación
 Teoría del delito
 Trastorno antisocial de la personalidad
 Tribunal de menores
 Vandalismo

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