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XXIV domingo del Tiempo Ordinario

El evangelio empieza narrando que Jesús se dirigió a Cesarea de de la dinastía de David fueron atribuyendo al mesías esperado cualidades

Filipo. En el trayecto, Jesús pregunta a los discípulos: «¿Quién dice la cada vez más maravillosas. En contra de lo que cabría esperar, Jesús

gente que soy yo?». Hasta este momento, el evangelio de Mc ha ido prohíbe terminantemente decir eso a nadie: el destino del Hijo del Hombre

planteando el enigma de quién es Jesús. Ahora, cuando llegamos al centro es padecer mucho, ser rechazado por las autoridades políticas, religiosas e

del evangelio de Mc, Jesús aborda la cuestión capital: ¿quién es él?. intelectuales, morir y resucitar.

Para la gente, Jesús no es un personaje real, sino un muerto que ha Pedro se escandaliza. Se lleva a Jesús aparte y lo increpa. Jesús

vuelto a la vida, se trate de Juan Bautista, Elías, o de otro profeta. Resulta reacciona con enorme dureza. Para Jesús, el mundo futuro es como un

interesante que el pueblo vea a Jesús en la línea de los antiguos profetas. hotel de cinco estrellas; el mundo presente, una choza asquerosa situada

En ello pueden influir muchos aspectos: su poder (como en los casos de en el entorno más degradado imaginable. Todos podemos salir de la choza

Moisés, Elías y Eliseo), su actuación pública, su lenguaje claro y directo. y alojarnos en el hotel. Pero el camino es duro, empinado, difícil. Jesús se

Si la pregunta la hubiera formulado Jesús en nuestros días, ¿cuál habría ofrece a ir delante, y deja en nuestras manos la decisión: el que se aferre a

sido el resultado? la choza, en ella morirá; el que la abandone y lo siga, tendrá un durísimo

Jesús quiere saber si sus discípulos comparten esta mentalidad o camino, pero disfrutará del hotel.

tienen una idea distinta. Pedro responde: «Tú eres el Mesías». ¿Qué El evangelio de hoy no puede leerse como simple recuerdo de algo

significaba este título? En el Antiguo Testamento se refiere generalmente el pasado. La pregunta de Jesús se sigue dirigiendo a cada uno de

al rey de Israel; un personaje que se concebía elegido por Dios, adoptado nosotros, y debemos pensar detenidamente la respuesta. No basta recurrir

por él como hijo, pero normal y corriente. Sin embargo, la monarquía al catecismo ni al Credo. Tiene que ser una respuesta personal, sentida.

desapareció en el siglo VI a.C., y los grupos que esperaban la restauración

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