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El papa Francisco ha pedido esta mañana, en su discurso a la Curia Romana,

que la misericordia sea la que guíe nuestros pasos, la que inspire nuestras
reformas, la que ilumine nuestras decisiones. Que sea el soporte maestro de
nuestro trabajo. Que sea la que nos enseñe cuándo hemos de ir adelante y
cuándo debemos dar un paso atrás. Que sea la que nos haga ver la pequeñez de
nuestros actos en el gran plan de salvación de Dios y en la majestuosidad y el
misterio de su obra.

Y para ayudar a entender esto, ha propuesto una bella oración, "comúnmente


atribuida al beato Óscar Arnulfo Romero, pero que fue pronunciada por
primera vez por el Cardenal John Dearden".

De vez en cuando, dar un paso atrás nos ayuda


a tomar una perspectiva mejor.

El Reino no sólo está más allá de nuestros esfuerzos,


sino incluso más allá de nuestra visión.

Durante nuestra vida, sólo realizamos una minúscula parte


de esa magnífica empresa que es la obra de Dios.

Nada de lo que hacemos está acabado,


lo que significa que el Reino está siempre ante nosotros.

Ninguna declaración dice todo lo que podría decirse.


Ninguna oración puede expresar plenamente nuestra fe.

Ninguna confesión trae la perfección, ninguna visita pastoral trae la


integridad.
Ningún programa realiza la misión de la Iglesia.

En ningún esquema de metas y objetivos se incluye todo.


Esto es lo que intentamos hacer:
plantamos semillas que un día crecerán;
regamos semillas ya plantadas,
sabiendo que son promesa de futuro.
Sentamos bases que necesitarán un mayor desarrollo.
Los efectos de la levadura que proporcionamos
van más allá de nuestras posibilidades.

No podemos hacerlo todo y, al darnos cuenta de ello, sentimos una cierta


liberación.
Ella nos capacita a hacer algo, y a hacerlo muy bien.

Puede que sea incompleto, pero es un principio,


un paso en el camino,
una ocasión para que entre la gracia del Señor y haga el resto.

Es posible que no veamos nunca los resultados finales,


pero esa es la diferencia entre el jefe de obras y el albañil.

Somos albañiles, no jefes de obra, ministros, no el Mesías.


Somos profetas de un futuro que no es nuestro.
Grupos de oración del Padre Pio, sábado 06/02/16

Haciendo referencia a los grupos de oración, el Pontífice ha querido recordar a


los presentes que la oración “no es una buena práctica para poner un poco de
paz en el corazón, ni tampoco un medio devoto para obtener de Dios lo que
nos hace falta”. Por esta razón, el Papa ha señalado que no hay que rezar
“para estar bien como si se tomara una aspirina”. No se reza para “obtener
eso” porque eso “es hacer un negocio” y “la oración es otra cosa”, ha
precisado.

La oración –ha indicado– es una obra de misericordia espiritual, que quiere


llevar todo al corazón de Dios. “Es un don de fe y de amor, una intercesión
que se necesita como el pan”, ha añadido. El Santo Padre ha asegurado que la
oración “es la fuerza más grande de la Iglesia, que no debemos dejar nunca”.
Y así evitar el riesgo de apoyarse en otras cosas, “medios, dinero, poder”,
porque si no la evangelización desaparece y la alegría se apaga.

Por otro lado, el papa Francisco ha animado a los grupos de oración presentes
a ser “centrales de misericordia”: centrales siempre abiertas y activas, que con
el poder humilde de la oración provean de la luz de Dios al mundo y la energía
del amor a la Iglesia.
Coincidiendo con el lanzamiento de la nueva campaña contra el hambre de
Manos Unidas, el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro Sierra, ha
escrito una carta en la que pide que todos se involucren en esta lucha y señala
que “el hambre no depende únicamente de las diversas situaciones geográficas
en las que estemos ni tampoco de las climatologías de los países en los que
habitan los hombres, ni siquiera de las circunstancias desfavorables que hacen
que las cosechas no sean abundantes como teníamos previsto”. “También el
hambre lo provoca el hombre mismo, con sus egoísmos, que tienen versiones
muy diferentes, como carencias en la organización social, rigidez de
estructuras económicas que muy a menudo están destinadas al lucro, e incluso
prácticas contra la vida humana; en sistemas ideológicos que reducen a la
persona, le recortan sus dimensiones esenciales, le privan de su dignidad
fundamental, la entienden como un instrumento más a su servicio”, añade.

El prelado lamenta que “hemos descentrado al hombre” y pone como ejemplo


“el modo de atender el hambre en el mundo”, ya que, “con mucha frecuencia,
la acción internacional para combatirla ignora el factor humano y, en cambio,
da prioridad a aspectos técnicos y socioeconómicos que, aunque son
importantes, solo responderán a las verdaderas necesidades del ser humano
cuando este esté en el centro”. “Para lograrlo nos tenemos que implicar más
todos y, con una fuerza especial, quienes tienen que tomar decisiones. Hemos
de valorar y decidir qué uso damos a la tierra porque, muchas veces, se está
orientando a otros objetivos que afectan al ambiente y se está volviendo
improductiva para alimentar al ser humano”, asevera.

En esta línea, monseñor Osoro cita la encíclica Populorum progressio del


beato Pablo VI y la reciente Laudato si’, en la que el papa Francisco recuerda
que las criaturas de este mundo tienen dueño y tienen “una sublime comunión
que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde” de las mismas. Acto
seguido, el arzobispo de Madrid asegura que el cartel de la campaña de Manos
Unidas de este año, que lleva por lema “Plántale cara al hambre: siembra”, “es
muy sugerente: un plato blanco bellísimo con una cuchara de madera llena de
tierra en la que nace una planta”. “Me hace recordar que no todos tienen ese
plato, ni siquiera una cuchara con tierra para sembrar y que dé frutos. El cartel
no pide platos. Reclama que todos los hombres tengan tierra para sembrar y
comer. Medios para que esas tierras produzcan. Semillas, agua, herramientas
para el trabajo. Después, ellos mismos harán sus platos y cucharas, con el
producto y valor de lo que plantan”, explica.
Como detalla el prelado, acabar con el hambre requiere “métodos y acciones
que permitan una explotación adecuada de los recursos” y “que se respete el
patrimonio de la casa común que es nuestra tierra, la que ha sido creada por
Dios, quien también nos creó a nosotros y todo lo que existe, y quien nos ha
dado la dignidad que tenemos todos los hombres, creados a su imagen y
semejanza”. “Con el cartel, entendemos muy bien el lema Plántale cara al
hambre: siembra. Sembremos y cultivemos la tierra para que todos los seres
humanos puedan alimentarse; sembremos de solidaridad la tierra; sembremos
de cultura del encuentro el corazón de todos los hombres; sembremos de
ternura, paz y amor, y renunciemos a la indiferencia”, abunda.

Finalmente, monseñor Osoro formula una serie de bienaventuranzas en las que


desgrana distintas formas de hacer este deseo realidad:

“1. Bienaventurados los que hablan y viven el desarrollo auténtico, entendido


como aquel que asegura una mejora integral en la calidad de vida humana.

2. Bienaventurados quienes ven con los ojos de Jesús el espacio donde


transcurre la existencia de las personas, los escenarios donde viven y actúan, y
dan las mismas respuestas que Él a quienes los habitan.

3. Bienaventurados quienes promueven el bien común, como es el respeto a la


persona con sus derechos inalienables a su desarrollo integral, aplicando el
principio de subsidiariedad en los grupos intermedios, entre los que destaca la
familia.

4. Bienaventurados quienes se toman en serio la siembra, sabiendo que los


países pobres necesitan de los ricos, teniendo estos como prioridad erradicar la
miseria.

5. Bienaventurados quienes alientan la mejoría agrícola de las regiones más


pobres, con inversiones, infraestructuras, organización de mercado, sistemas
de riego, técnicas agrícolas sostenibles, cooperativas, etc.

6. Bienaventurados quienes se hacen estas preguntas para un desarrollo


integral antes de emprender cualquier proyecto en favor de quienes pasan
hambre: ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿De qué manera? ¿Para
quién? ¿A qué costo? ¿Quién paga y cómo?
7. Bienaventurados quienes, pensando en el bien común, hacen posible que la
política y la economía en diálogo se coloquen al servicio de la vida y con
absoluta claridad al servicio de la vida humana.

8. Bienaventurados quienes promueven que no bastan las ciencias empíricas


para explicar completamente la vida, el conjunto de la realidad, pues sostener
lo contrario hace desaparecer la sensibilidad estética y la capacidad de la razón
para percibir el sentido y la finalidad”.

CONTINUADORES DE SU MISIÓN

Hermanos, la fuerza de Jesús es su Palabra, su mayor poder: la buena Noticia.


Jesús no dice que ama; Jesús ayuda. Jesús no predica desde la autoridad
humana sino desde el servicio. Oremos.

Jesús, queremos ser continuadores de tu misión.

Que la Iglesia no olvide su misión: liberar al ser humano de todo lo que le


deshumaniza y esta misión se realiza con el espíritu, con el estilo y con las
armas de Jesús.

Jesús, queremos ser continuadores de tu misión.

Que los creyentes vivamos como Jesús: sembrando esperanza, sirviendo a


quien nos necesita, curando a quien sufre, felicitándonos la vida
mutuamente.

Jesús, queremos ser continuadores de tu misión.

Que los que viven con dificultades nos encuentren dispuestos a echarles una
mano, que vivamos con un corazón solidario, delicado y cariñoso con los
demás.

Jesús, queremos ser continuadores de tu misión.

Que durante este verano, las fiestas patronales de nuestros pueblos y


ciudades sean una oportunidad para estrechar los lazos vecinales e ir creando
espacios solidarios que favorezcan la vida de los más desfavorecidos.
Jesús, queremos ser continuadores de tu misión.

Que nuestros mayores, enfermos, todos los que viven con dificultades, no se
sientan solos, aislados u olvidados de nuestras comunidades parroquiales.

Jesús, queremos ser continuadores de tu misión.

Padre, en este tiempo de descanso despierta nuestro corazón a la solidaridad,


para que seamos capaces de ayudarnos en el día a día y así sea éste un tiempo
agradable y saludable para todos. Te damos las gracias porque nos cuidas y
nos quieres en tu hijo Jesús.

Vicky Irigaray
Palabras de Yusra Mardini
Ante el inminente peligro, Yusra Mardini y su hermana Sarah, que también
es nadadora, tuvieron que huir y como miles de refugiados llegaron a
Estambul para cruzar en un bote destartalado hacia Grecia. A medio camino el
motor se detuvo y el agua comenzó a filtrar en la embarcación en la que había
unas 20 personas. El miedo y la desesperación se apoderaron de muchos
tripulantes que no sabían nadar y fue en ese momento en que las hermanas
Mardini tomaron una dramática decisión: lanzarse al mar para salvar a la
tripulación.
Yusra y su hermana nadaron durante tres horas y media guiando con unas
cuerdas el bote. Lograron cruzar el Mediterráneo hasta alcanzar las costas
griegas de Lesbos y salvaron a todos los refugiados. Aquel episodio ocurrió
hace un año exactamente, en agosto del 2015. "Habría sido vergonzoso si la
gente de nuestro bote se hubiera ahogado. Había gente que no sabía nadar y no
iba a quedarme sentada quejándome de que me iba a ahogar. Si lo iba a hacer,
al menos lo haría sintiéndome orgullosa y de mí y de mi hermana", relató.
Luego de su valiente hazaña, llegaron a Alemania y obtuvieron refugio.
Gracias a una beca del Comité Olímpico Internacional, Yusra pudo seguir
entrenando y cumplir el sueño de participar por primera vez en unos Juegos
Olímpicos en los 100 metros mariposa y los 100 metros libres. "Es
verdaderamente un honor para mí estar aquí en Río 2016", dijo Yusra Mardini
en Brasil. "Será por mi país, por Alemania y por el Comité Olímpico
Internacional, ya que ellos me dieron todo el apoyo necesario para hacer esto
posible", explicó, sin perder nunca su hermosa sonrisa.

Hoy la podremos ver como la abanderada del equipo olímpico de 10


Refugiados que competirá en Río 2016. "Voy a hacer que se sientan
orgullosos. Quiero representar a todos los refugiados porque quiero mostrar al
mundo que, tras el dolor, tras la tormenta, llega la calma. Quiero inspirarles a
hacer algo bueno en sus vidas, que no se rindan a la hora de perseguir sus
sueños y que hagan lo que les dicte su corazón. Incluso si es imposible,
incluso si no tienen las condiciones necesarias para lograrlo, nunca se sabe
qué pasará y hay que seguir intentándolo. Quizás tengas una oportunidad
como yo la tuve. O quizás tú construyas tu propia oportunidad", concluyó.
ORACION DEL ESTUDIANTE AL INICIO DEL CURSO

Bueno, Señor Jesús, aquí estamos otra vez. Clases seleccionadas y horario
planificado, se presenta ante mí otro año académico. Te doy las gracias por la oportunidad
de recibir una educación, por la posibilidad de estudiar, un privilegio vedado para muchos
en este mundo. Te doy gracias por las capacidades físicas e intelectuales que facilitarán mi
aprendizaje.

Por favor, ayúdame a dar lo mejor de mí, sobre todo a hacerlo mejor que el año
pasado.

Ayúdame a ser riguroso y atento en mis estudios, que no ignore ni pase nada
importante por alto.

Ayúdame a mantener mis prioridades en orden, para que mis esfuerzos no se


distraigan en cotilleos frívolos ni en actividades objetables, que mis intenciones no se
pierdan en el raudal de eventos y compromisos sociales.

Ayúdame a ser generoso/a con otros que también estudian, que les ofrezca mi ayuda
allá donde pueda servir y que permita aceptar la ayuda de los demás cuando yo tenga
problemas.

Más para leer: 3 santos que probablemente tenían dificultades de aprendizaje

Ayúdame a recordar que algunos de tus santos/as tuvieron dificultades con sus
estudios, ayúdame a recordar que puedo apelar a ellos –san José Cupertino; santa
Bernardita Soubirous; venerable Solanus Casey– para que me asistan con sus oraciones de
intercesión; para que ante toda dificultad, pueda estar preparado/a y alerta para reconocer su
auxilio.

Que recuerde durante todo el año que mi ángel de la guarda, tus santos y tu
Santísima Madre están siempre conmigo, siempre listos para auxiliarme con sus oraciones.

Que recuerde también que, en los momentos de auténtico temor o aprensión,


siempre puedo depositar estas dificultades en las profundidades de tu Sagrado Corazón; que
la ansiedad no me abrume.

Así como pongo en práctica los dones que he recibido de Dios Padre, ruego porque
mi voz esté siempre dispuesta a dar gloria, alabanza y verdadera gratitud a tu Santo
Nombre. Amén.
Señor Jesús, son tantos los que sufren
en el mundo de hoy
y tan pocos los que saben
olvidar su dolor.
Yo quiero ser luz
que refleje tu lámpara
y levadura buena
que te esponje las almas

.
Te doy gracias Señor Jesús
porque has resucitado
y mataste en mi alma
la angustia del pecado.

Si me pides la vida,
quiero darla contento,
si no quieres que muera,
quiero vivir sonriendo.

Quiero reír,
Quiero soñar,
Quiero darles a todos
La alegría de amar.“

San Alberto Hurtado


Señor Jesús, porque Tu lo dices, queremos ir mar adentro
y echar nuestras redes confiándote la pesca;
Porque Tu lo dices y tu Palabra es verdadera,
por más que de momento parezca que no sea;
Por que Tu lo dices y allí donde señalas
no admites al amor ya más cautelas;
Porque Tu lo dices y al decirlo tu esperanza entregas,
esa que es tuya, del Padre y en el Espíritu nuestra…;
Porque Tu lo dices y la iniciativa renuevas,
para que donde hubo fracaso, tu gracia sea ahora fiesta;
Porque Tu lo dices y mar adentro nos llevas.

Mar adentro a tu manera, no a la nuestra tan costera…


Mar adentro, donde puedas mostrar allí tu gesta.
Mar adentro de tantas preguntas y urgencias
para volver en la barca con tu sola respuesta.

Mar adentro para echar la red de vuelta


y esperar el milagro con la misma paciencia.
Amén

Javier Albisu S.J

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