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BERNARD HERRMANN

Bernard Herrmann nació el 29 de junio de 1911 en la ciudad de Nueva York (EE.UU.) con el nombre
de Max Herrmann, que finalmente su padre cambió por el de Bernard. Hijo de inmigrantes judíos
rusos, Herrmann se vio avocado a la música gracias a la afición y voluntad de su padre, Abraham,
que llevaba asiduamente a sus hijos a la ópera y a todo tipo de conciertos. El hermano pequeño de
Herrmann, Louis, decidió orientar su carrera a continuar la profesión de su padre, óptico, mientras
que Bernard se decantó por el estudio y la práctica de la música, decisión que se vio seguramente
influida por un regalo que le hizo su padre cuando aún era muy joven: un violín.

Durante su época de estudiante en la Escuela Pública de Nueva York, Herrmann cultivó el gusto por
la lectura y a los trece años descubrió el que más tarde siempre afirmaría que fue el libro que le
hizo decidir su futuro profesional: Tratado de orquestación de Hector Berlioz. Fue compañero de
clase Jerome Moross durante su estancia en la DeWitt Clinton High School, en la que ingresó en
1927 para comenzar a formalizar sus estudios en música. Durante esa época, Herrmann entabló
relación con multitud de compositores americanos contemporáneos, como Copland o Gershwin,
de los que intentó aprender todo lo que pudo acerca de su profesión. Cuando en 1929
Norteamérica se veía sumida en la Gran Depresión, Herrmann estudiaba composición y dirección
en la Universidad de Nueva York, asistiendo como oyente a diversas clases en la prestigiosa escuela
Juilliard. En 1930 se unió al Young Composers Group, con Aaron Copland a la cabeza, y en 1933 ya
había dirigido en numerosas ocasiones a la New Chamber Orchestra, interpretando tanto
composiciones propias como ajenas.

Gracias a su talento y a la experiencia adquirida en esos años, Johnny Green, director musical de la
CBS Radio, lo contrató en 1934 como su asistente. Allí, Herrmann, al frente de la Orquesta
Sinfónica de la CBS, dirigió la música que él mismo elegía para los distintos programas, ganándose
el respeto de sus colaboradores y programando piezas originales que nunca antes habían sido
escuchadas en la radio. Así, en 1937 fue elegido para componer y dirigir la música del serial
radiofónico Columbia Workshop. A éste le siguió The Mercury Theatre on the Air, serie dramática,
también de la CBS Radio, que casualmente dirigía un jovencísimo Orson Welles. Su siguiente
colaboración en la radio fue la adaptación que Welles preparó del clásico literario de H.G.Wells La
Guerra de los Mundos, que causó gran conmoción en todo el país (se emitió la víspera de
Halloween y mucha gente creyó a pies juntillas lo que se les estaba contando, creándose una
involuntaria y risible situación de pánico en muchas ciudades) y les dio gran fama y prestigio a
ambos.

Su colaboración en La Guerra de los Mundos derivó en que Welles lo contratara para musicar la
que sería la primera película para ambos (Welles como director y Herrmann como compositor). La
cinta en cuestión no es otra que Ciudadano Kane (1941), film que marcó un antes y un después en
la historia del cine y que dió como resultado una de las mejores composiciones del músico. La
satisfacción lograda por ambos con este trabajo fue tal que, para su siguiente film, El Cuarto
Mandamiento (The Magnificent Ambersons), Welles no dudó ni un instante en volver a llamar a
Herrmann para que se hiciera cargo de la música. Sin embargo, el compositor vió su enorme ego
herido cuando comprobó cómo el estudio había mutilado su trabajo en la edición definitiva de la
película, por lo que ésta fue la última colaboración entre Herrmann y Welles, dos genios de
marcado carácter que estaban destinados a no entenderse.

Entre esas dos obras, Herrmann compuso la banda sonora de otro film, All That Money Can Buy
(The Devil and Daniel Webster), que le reportó su primer y único (increíblemente) Oscar,
compitiendo consigo mismo y su Ciudadano Kane, y le garantizó un futuro prometedor en la
industria cinematográfica. Sin embargo, Herrmann volvió a la Orquesta Sinfónica de la CBS, donde
permaneció trabajando hasta que ésta se disolvió en 1951, creando multitud de piezas orquestales
como Aubade (1933), Sinfonietta for Strings (1935), Moby Dick (1938), Symphony (1941) y The
Fantasticks (1942). Aún así, Herrman continuó trabajando durante esos años para el cine gracias a
los contratos que el director musical del estudio 20th Century Fox, Alfred Newman, le iba
ofreciendo. De esta manera, Herrman fue contratado por Newman para realizar los scores de Jane
Eyre (1943), Concierto Macabro (1945), Anna y el Rey de Siam (1946), El Fantasma y la Señora Muir
(1947) y Ultimátum a la Tierra (1951). Más adelante, Herrmann colaboraría con el propio Newman
en Sinuhé, el Egipcio (The Egyptian), aunque esta colaboración se debió a problemas de agenda del
primero y no a un plan conjunto previsto y predeterminado entre ambos compositores.

Fue en 1955 cuando por fin comenzó uno de los binomios director-compositor más aclamados y
fructíferos de la historia del cine: Alfred Hitchcock y Bernard Herrmann. Hitchcock ya había
intentado trabajar anteriormente con Herrmann en los 40, concretamente en su cinta Recuerda
(Spellbound), que finalmente musicó Miklós Rózsa. Su primera película juntos fue Pero... ¿Quién
mató a Harry? y a partir de ahí, Herrman nos regaló una serie de obras inolvidables entre las que
destacan el trinomio formado por Vértigo, Con la Muerte en los Talones y Psicosis, consideradas
por muchos las tres mejores películas de Hitchcock y tres de los mejores scores de Herrmann.
Otros trabajos en los que estos dos personajes colaboraron juntos son El hombre que sabía
demasiado, segunda versión filmada por Hitchcock de la misma historia y en la que Herrmann
tiene un cameo como director de orquesta en el Royal Albert Hall de Londres, Marnie, la ladrona y
Los pájaros, que aunque no tiene banda sonora cuenta con el nombre de Bernard Herrmann entre
sus títulos de crédito como Director de Sonido y Efectos Sonoros. Se dice que fue la discrepancia
de opiniones entre los dos, ambos hombres de fuerte carácter, con respecto a esta película lo que
agrietó su relación profesional, dando como resultado su separación definitiva en 1966, cuando el
score de Herrmann para Cortina Rasgada fue rechazado por Hitchcock y el estudio, que buscaban
algo más "moderno" y acorde con los tiempos (finalmente fue John Addison quien realizó el score).

Pero Herrmann no se llevaba mal con todo el mundo. Alguien con quién pareció encajar y disfrutar
trabajando fue el creador de efectos especiales Ray Harryhausen, con quien colaboró entre otras
en Sinbad y la princesa, La isla misteriosa y Jason y los argonautas, creando espectaculares y
evocadores trabajos que se ajustaban a las imágenes a la perfección. Aunque menos conocidos,
Herrmann también realizó diversos trabajos para televisión, como los scores de las series En los
límites de la realidad (The Twilight Zone) y Alfred Hitchcock Presenta.

Herrmann ya se había ganado una nefasta reputación en Hollywood y el rechazo de su score para
Cortina Rasgada fue la gota que colmó el vaso. De esta manera, Herrmann decidió trasladarse a
Inglaterra, donde trabajaría con nuevos y prometedores directores que estaban comenzando por
aquella época, como Brian De Palma (Hermanas, Fascinación) y Martin Scorsese (Taxi Driver).
Precisamente, sólo un día después de finalizar las sesiones de grabación del score de Taxi Driver,
Bernard Herrmann falleció mientras dormía.

Algunas anécdotas curiosas sobre Herrmann (nótese que todas tienen que ver con su peculiar
carácter) son:

Cuando era pequeño, sus familiares lo llamaban Max, que era el nombre que inicialmente iba a
tener. Esto lo fastidiaba sobremanera, ya que siempre afirmó odiar ese nombre.

Existe otro compositor llamado Bernard Herrmann de nacionalidad británica. Este hecho
molestaba bastante al Herrmann norteamericano, ya que durante el perido de su vida en el que
vivió en Inglaterra recibía por error numerosas cartas de fans del "otro Bernard Herrmann".

Son muchos los que afirman bromeando que uno de los ensayos de James McNeill Whistler, uno
de los autores favoritos de Herrmann en su juventud, fue realmente inspirador para el compositor
y ayudó a formar (o deformar) su carácter. El título de este ensayo no es otro que El gentil arte de
hacer enemigos.

A Herrmann nunca le gustó ser considerado un compositor de cine, profesión que despreciaba y
consideraba inferior o de clase baja. Él siempre se definió como un compositor que,
ocasionalmente, hacía trabajos para el cine. Paradójicamente, hoy en día es mucho más conocido
por sus trabajos para este medio que por sus otras obras.

Según la mayoría de sus amigos, Benny (como le llamaban) no era consciente de lo desagradable y
poco amigable que podía llegar a ser, sin embargo, todos coinciden en describir su carácter como
excéntrico, irritable e intolerante, aunque muchos piensan que, de no haber sido así, no habría
podido transmitir tanto con su música.

Bernard Herrmann fue un mago de la música cuyo peculiar carácter marcó profundamente su
carrera y le llevó a ganarse una mala reputación en los círculos donde se movía. Sin embargo,
gracias a su enorme talento fue capaz de mantenerse a flote durante toda su vida consiguiendo un
nivel altísimo en la mayoría de las composiciones que creaba. El lirismo con que están impregnadas
sus obras es todo un punto de referencia para muchos autores actuales y su dureza y formas
contundentes a la hora de transmitir tensión son envidiables. En la música de cine, por mucho que
a él mismo le pese, Herrmann es todo un referente de la llamada "época dorada" y las dos décadas
posteriores, siendo considerado hoy por hoy por muchos aficionados como el mejor y más grande
compositor de bandas sonoras de la historia. Herrmann emocionaba y sigue emocionando cada
vez que suena alguno de sus scores y eso es algo que jamás nadie podrá negar. Quizás la frase que
mejor se adapte a este gran compositor sea el siguiente juego de palabras usado en muchas
ocasiones para definirlo: Bernard Herrmann era un "genio"... con mucho "genio".

A continuación y para finalizar, se listan algunas de sus obras más representativas:

Taxi Driver (1976)

Obsession (1976)

It's Alive! (1974)

Sisters (1973)

Endless Night (1971)

The Road Builder (1971)

The Battle of Neretva (1969)

Twisted Nerve (1968)

La Mariée était en Noir (1967)

Torn Curtain (rejected) (1966)

Fahrenheit 451 (1966)

Joy in the Morning (1965)

Marnie (1964)

Jason and the Argonauts (1963)

The Alfred Hitchcock Hour (1962) Serie de TV (17 episodios)

Cape Fear (1961)

Tender Is the Night (1961)

Mysterious Island (1961)

Psycho (1960)

Journey to the Center of the Earth (1959)

The Twilight Zone (1959) Serie de TV

North by Northwest (1959)

Blue Denin (1959)


The Three Worlds of Gulliver (1959)

The 7th Voyage of Sinbad (1958)

The Naked and the Dead (1958)

Vertigo (1958)

Perry Mason (1957) Serie de TV

A Hatful of Rain (1957)

Williamsburg: The Story of a Patriot (1957)

The Wrong Man (1956)

The Man Who Knew Too Much (1956)

The Man in the Gray Flannel Suit (1956)

The Trouble with Harry (1955)

The Kentuckian (1955)

Prince of Players (1954)

The Egyptian (1954)

Garden of Evil (1954)

The Egyptian (1954) (Compuesta en colaboración con Alfred Newman)

King of the Khyber Rifles (1953)

Beneath the 12-Mile Reef (1953)

White Witch Doctor (1953)

The Snows of Kilimanjaro (1952)

5 Fingers (1952)

The Day the Earth Stood Still (1951)

On Dangerous Ground (1950)

The Ghost and Mrs. Muir (1947)

Anna and the King of Siam (1946)

Hangover Square (1944)

Jane Eyre (1943)

The Magnificent Ambersons (1942)


All that Money Can Buy (The Devil and Daniel Webster) (1941)

Citizen Kane (1941)

Biografía

BERNARD HERRMANN es de entre los clásicos el compositor más valorado y el que más curiosidad
despierta entre los aficionados a la música cinematográfica. Sus contemporáneos se olvidaron
prácticamente de él, mientras que los críticos de la Academia de Hollywood apenas se acordaron
de sus obras posteriores a 1941. En cierto modo, su vida artística y la de Alfred Hitchcock eran
similares. Ambos habían sido descartados del Star-System que triunfaba. Olvidados y,
paradójicamente, elevados posteriormente al olimpo de los imprescindibles. Nadie como ellos
fueron capaces de crear sensaciones y transmitir atmósferas densas y misteriosas. PSYCHO sin las
notas de Herrmann no hubiese sido el mismo Psycho ni NORTH BY NORTHWEST ni MARNIE, ni
tantas otras.

Bernard Herrmann nació en Nueva York el 29 de junio de 1911 en el seno de una familia judía. A la
edad de 12 años ganó un primer premio por una canción. Por aquel entonces ya estaba claro que
su vocación por el pentagrama le llevaría a iniciar estudios en composición musical. A los 18 años
firmaba un ballet para un show de Broadway. Ello le animó para liderar una orquesta de cámara
que daba conciertos de compositores de la vanguardia clásica americana y europea.

Años más tarde cursó estudios en la Universidad de Nueva York y entre 1931 a 1932 dirigió la New
Chamber Orchestra de su ciudad natal y posteriormente, en diversas ocasiones, la Filarmónica de
Nueva York y la BBC Symphony.

Su vinculación a partir de 1933 a la Columbia Broadcasting System le permitió crear música de


fondo para documentales de radio y fue durante las sesiones radiofónicas de THE WAR OF THE
WORLDS cuando conoció a Orson Welles. De su amistad nace la colaboración para CITIZEN KANE
(1941) la primera partitura que escribió para el cine y que llegó a ser nominada por la Academia el
mismo año que conseguía su único Oscar por THE DEVIL AND DANIEL WEBSTER (1941). Su
inusitada madurez (si tenemos en cuenta que se trataba de óperas primas) llamó la atención de
directores y productores que lo introdujeron definitivamente en la composición cinematográfica.
De esa primera etapa dramático-romántica destacamos tres partituras además de las anteriores,
en ellas comprobamos al Herrmann lírico bajo temas de un corte romántico abrumador. Hay quien
lo describe tan fácil como romanticismo herrmanniano, es decir, el amor imposible elevado a su
máximo exponente. Esas tres partituras eran JANE EYRE (1944), ANNA AND THE KING OF SIAM
(1946) y THE GHOST AND MRS. MUIR (1947).
En efecto no es hasta 1947 cuando el compositor llega a su segunda madurez compositiva con THE
GHOST AND MRS. MUIR (1947). Se trataba de una melodía que fluía desde el interior a través de
un sentimiento romántico desgarrado que volvería a cultivar en sus obras futuras. Los temas
románticos de VERTIGO (1958), JANE EYRE (1944) o de THE SEVENTH VOYAGE OF SINBAD (1958)
transmiten una sensibilidad muy lejana a la usual. Bernard Herrmann no se limitó a explorar la
instrumentación clásica, introdujo el órgano para dar una sensación de profundidad en los temas
tenebrosos así como se adelantó en ANNA AND THE KING OF SIAM (1946) las escalas siamesas a
fin de forzar un clima sonoro oriental.

Aunque su temática preferida era la romántica su notoriedad internacional, no obstante, vino a


través de sus composiciones para el género de misterio. Sus trabajos para Alfred Hitchcock
alcanzaron la cima en VERTIGO (1958) la banda sonora que mejor define al Herrmann de la época
dorada. Siguiendo esta misma estela temática en 1959 compone otra de sus obras más recordadas,
NORTH BY NORTHWEST (1959), un film de suspense que contó con una obertura magistral y un
desarrollo estructurado en temas cortos. Siguieron en pocos años PSYCHO (1960) y sus
inmortalizados golpes de cuchillo y CAPE FEAR (1962) dirigida ésta última por J.L. Thompson. Con
MARNIE (1964) el mago de la música de suspense cerró su colaboración con el mago del suspense.
Los rumores se refieren a las discrepancias de Herrmann con Alfred Hitchcock a raíz de la
«partitura» de THE BIRDS (1963). De hecho el film no contó en su puesta en escena con música
alguna, aunque Bernard Herrmann aparecía como supervisor de sonido. Este intuyó una burla por
parte de Hitchcock, pero siguió colaborando con el maestro inglés en MARNIE (1964). Ahora bien,
con TORN CURTAIN (1966) su amistad se perdió definitivamente. Hitchcock rechazó la partitura
porque carecía de canciones pop y Herrmann se negó en redondo a cercenar su composición con
canciones del momento. Recordemos que su experiencia en JOURNEY TO THE CENTER OF THE
EARTH (1959) fue duramente criticada por el compositor.

Finiquitada su relación con Alfred Hitchcock Herrmann encuentra en François Truffaut un nuevo
valedor. En 1966 el director francés rueda su film fetiche, FAHRENHEIT 451, en la nueva línea de la
ciencia ficción y en 1968 buscó expresamente a Herrmann para que diera música a THE BRIDE
WORE BLACK (1968), un film bajo la influencia de Alfred Hitchcock y que tuvo en la partitura el
recuerdo más vivo. De hecho, la crítica considera esta composición de Herrmann como la más
hichcockiana, aunque fuese escrita para François Truffaut.

La filmografía de Bernard Herrmann aun nos depara sorpresas como una sinfonía convertida en
partitura, THE 3 WORLDS OF GULLIVER (1960). Sin duda, llama la atención una música que en poco
se adaptaba a las exigencias de Jack Sher y a las propias del concepto descriptivo de Herrmann
pero que nos aproximan a su otra faceta compositiva, la clásica, para la cual compuso una ópera,
cantatas y sinfonías.

Bernard Herrmann tenía un repertorio muy variado. Además del género romántico caracterizado
quizás por THE GHOST AND MRS. MUIR (1947), JANE EYRE (1944) y ANNA AND THE KING OF SIAM
(1946) Bernard Herrmann dio música a géneros tan dispares como el de aventuras —THE SNOWS
OF KILIMANJARO (1952), JOURNEY TO THE CENTER OF THE EARTH (1959)—, ciencia ficción —THE
DAY THE EARTH STOOD STILL (1951)—, históricas —THE EGYPTIAN (1954), KING OF THE KHYBER
RIFLES (1953), WILLIAMSBURG: A STORY OF A PATRIOT (1956)—, westerns —THE KENTUCKIAN
(1955)— o drama —PRINCE OF PLAYERS (1955)—.

Esta variedad de temas repercutió en la aportación instrumental. En THE DAY THE EARTH STOOD
STILL (1955) se muestra como un precursor de la música electrónica. En THE GARDEN OF EVIL
(1954) buscó el efecto étnico mexicano, así como en KING OF THE KHYBER RIFLES (1953) nos
introducía en el exotismo hindú.

Sus últimos trabajos para el cine dejaban entrever al compositor de los años cincuentas y sesentas
pero con un interés por la renovación, así es como escuchamos FAHRENHEIT 451 (1966), SISTERS
(1972), I'M ALIVE (1974). Estas dos últimas encuadradas en el género del terror. TAXI DRIVER
(1975) es su última aportación al cine. Para este film fetiche de Martin Scorsese Bernard Herrmann
abandonó todo su sustrato musical y dio mayor realce al jazz y al blues para reforzar el sentido
urbano del film.

Bernard Herrmann murió en Nueva York el 25 de diciembre de 1975.

Orquesta Filarmónica de Los Ángeles

Esa-Pekka Salonen, director

El vídeo recoge la interpretación de dos fragmentos de música de cine, el primero de ellos


procedente de la banda sonora de "Vértigo", film de Alfred Hitchcock (1958); el segundo, de "La
casa en la sombra", de Nicholas Ray (1950). En ambos casos la música es obra del compositor
Bernard Herrmann, nacido el 29 de junio de 1911 en la ciudad de Nueva York (EEUU) con el
nombre de Max, que finalmente su padre cambiaría por el de Bernard.

Hijo de inmigrantes judíos rusos, Herrmann se orientó hacia la música debido a la afición y la
voluntad de su padre, Abraham, que llevaba asiduamente a sus hijos a la ópera y a todo tipo de
conciertos. El hermano pequeño de Herrmann, Louis, decidió continuar la profesión paterna
-óptico-, mientras que Bernard se decantaría por el estudio y la práctica de la música,
probablemente influido por un regalo que le hizo su padre cuando aún era muy joven: un violín.

Durante sus estudios en la Escuela Pública de Nueva York, Herrmann cultivó la lectura,
descubriendo a los trece años la obra de la que más tarde siempre afirmaría que fue la que le
empujó a decidir su futuro profesional: el "Tratado de orquestación" de Hector Berlioz. En su
estancia en la DeWitt Clinton High School, en la que ingresaría en 1927 a fin de comenzar sus
estudios musicales, fue compañero de Jerome Moross. En esa época Herrmann entabló relación
con muchos compositores americanos contemporáneos, como Copland o Gershwin, de los que
intentó aprender todo lo que pudo acerca de su profesión.

En 1929 sobrevino la Gran Depresión. Por entonces Herrmann estudiaba composición y dirección
de orquesta en la Universidad de Nueva York, asistiendo como oyente a diversas clases en la
prestigiosa Juilliard School. En 1930 se unió al Young Composers Group, con Aaron Copland a la
cabeza, y en 1933 ya había dirigido en numerosas ocasiones a la New Chamber Orchestra,
interpretando tanto composiciones propias como ajenas.

Gracias a su talento y a la experiencia adquirida en esos años, Johnny Green, director musical de la
CBS Radio, lo contrató en 1934 como su asistente. Allí, Herrmann, al frente de la Orquesta
Sinfónica de la CBS, dirigía la música que él mismo seleccionaba para los distintos programas,
ganándose el respeto de sus colaboradores a la vez que programaba piezas originales, nunca antes
escuchadas en la radio. Así, en 1937 fue elegido para componer y dirigir la música del serial
radiofónico Columbia Workshop. A éste le siguió The Mercury Theatre on the Air, serie dramática,
también de la CBS Radio, que casualmente dirigía un jovencísimo Orson Welles. Su siguiente
colaboración en la radio fue la adaptación que Welles preparó del clásico literario de H.G.Wells "La
Guerra de los Mundos", que causó gran conmoción en todo el país (se emitió la víspera de
Halloween y mucha gente creyó a pies juntillas lo que se les estaba contando, creándose una
involuntaria y risible situación de pánico en muchas ciudades), lo que les daría gran fama y
prestigio a ambos.

Su colaboración en "La Guerra de los Mundos" supuso que Welles lo contratara para poner música
a la que sería la primera película para ambos: "Ciudadano Kane" (1941), film que marcó un antes y
un después en la historia del cine y que goza de una de las mejores composiciones de Herrmann.
La satisfacción lograda por ambos con este trabajo fue tal que, para su siguiente film, "El Cuarto
Mandamiento" (The Magnificent Ambersons), Welles no dudó ni un instante en volver a llamar a
Herrmann para que se hiciera cargo de la banda sonora. Sin embargo, el compositor vió su enorme
ego herido cuando comprobó cómo el estudio había mutilado su trabajo en la edición definitiva de
la película, por lo que ésta fue la última colaboración entre Herrmann y Welles, dos genios de
marcado carácter que estaban condenados a no entenderse.

Entre esas dos obras, Herrmann compuso la banda sonora de otro film, "All That Money Can Buy
(The Devil and Daniel Webster)", que le reportó su primer y único (increíblemente) Oscar,
compitiendo consigo mismo y su "Ciudadano Kane", lo que le garantizó un futuro prometedor en la
industria cinematográfica. Sin embargo, Herrmann volvió a la Orquesta Sinfónica de la CBS, donde
permaneció trabajando hasta que ésta se disolvió en 1951, estrenando multitud de piezas
orquestales como "Aubade" (1933), "Sinfonietta for Strings" (1935), "Moby Dick" (1938),
"Symphony" (1941) y "The Fantastics" (1942). Aún así, Herrman continuó trabajando durante esos
años para el cine gracias a los contratos que Alfred Newman, director musical del estudio 20th
Century Fox, le iba ofreciendo. Herrman fue contratado por Newman para realizar la música de
"Jane Eyre" (1943), "Concierto Macabro" (1945), "Ana y el Rey de Siam" (1946), "El Fantasma y la
Señora Muir" (1947) y "Ultimátum a la Tierra" (1951). Más adelante Herrmann colaboraría con el
propio Newman en "Sinuhé, el Egipcio", aunque esta colaboración se debió a problemas de agenda
del primero y no a un plan conjunto previsto y predeterminado entre ambos compositores.

Sería en 1955 cuando comenzara por fin uno de los binomios director-compositor más aclamados
y fructíferos de la historia del cine: Alfred Hitchcock y Bernard Herrmann. Hitchcock ya había
intentado trabajar anteriormente con Herrmann en los 40, concretamente en su cinta "Recuerda",
a la que finalmente puso musica Miklós Rózsa. Su primera colaboración sería "Pero... ¿Quién mató
a Harry?" y a partir de ahí, Herrman compuso una serie de obras inolvidables, entre las que
destacan el trinomio formado por "Vértigo", "Con la Muerte en los Talones" y "Psicosis",
consideradas por muchos las tres mejores películas de Hitchcock y, así mismo, tres de las mejores
partituras de Herrmann. Otros trabajos en los que estos dos personajes colaboraron
estrechamente fueron "El hombre que sabía demasiado", segunda versión filmada por Hitchcock
de la misma historia, "Marnie, la ladrona" y "Los pájaros", que aunque no tiene banda sonora
cuenta con el nombre de Bernard Herrmann entre sus títulos de crédito como Director de Sonido y
Efectos Sonoros. Se dice que fue la discrepancia de opiniones entre los dos, ambos poseedores de
un fuerte carácter, con respecto a esta película lo que agrietó su relación profesional, lo que tuvo
como resultado su separación definitiva en 1966, cuando la partitura de Herrmann para "Cortina
Rasgada" fue rechazada por Hitchcock y el estudio, que buscaban algo más "moderno" y acorde
con los tiempos (finalmente fue John Addison quien realizó el trabajo).

Bernard Hermann junto a Alfred Hitchcock

Pero Herrmann no se llevaba mal con todo el mundo. Alguien con quién pareció encajar y disfrutar
trabajando fue el creador de efectos especiales Ray Harryhausen, con quien colaboró entre otras
películas en "Simbad y la princesa", "La isla misteriosa" y "Jasón y los argonautas", creando
espectaculares y evocadores trabajos que se ajustaban a la perfección a las imágenes. Aunque
menos conocidas, Herrmann también realizó diversas obras para televisión, como las series "En los
límites de la realidad" (The Twilight Zone) y "Alfred Hitchcock Presenta".

Herrmann ya se había ganado una nefasta reputación en Hollywood y el rechazo de su música para
"Cortina Rasgada" fue la gota que colmó el vaso. De esta manera, Herrmann decidió trasladarse a
Inglaterra, donde trabajaría con nuevos y prometedores directores que estaban comenzando su
carrera por aquella época, como Brian De Palma ("Hermanas", "Fascinación") y Martin Scorsese
("Taxi Driver"). Precisamente, sólo un día después de finalizar las sesiones de grabación de la
banda sonora de "Taxi Driver", Bernard Herrmann falleció mientras dormía.

Algunas anécdotas curiosas sobre Herrmann (nótese que todas tienen que ver con su peculiar
carácter) son:

- Cuando era pequeño, sus familiares lo llamaban Max, que era el nombre que en un principio iba a
ser el suyo. Esto lo mortificaba sobremanera, ya que siempre afirmó odiar ese nombre.

- Existe otro compositor llamado Bernard Herrmann de nacionalidad británica. Este hecho
molestaba bastante al Herrmann norteamericano, ya que durante el perido de su vida en el que
vivió en Inglaterra recibía por error numerosas cartas de fans del "otro Bernard Herrmann".

- Son muchos los que afirman bromeando que un ensayo de James McNeill Whistler, autor favorito
de Herrmann en su juventud, fue sumamente inspirador para el compositor y tuvo gran impacto
en cuanto a formar (o deformar) su carácter. El título de este ensayo no es otro que "El gentil arte
de hacer enemigos".

- A Herrmann nunca le gustó ser considerado un compositor de cine, profesión que despreciaba y
consideraba inferior o de clase baja. Él siempre se definió como un compositor que,
ocasionalmente, hacía trabajos para el cine. Paradójicamente, en la actualidad es mucho más
conocido por sus trabajos para este medio que por el resto de sus obras.

- Según la mayoría de sus amigos, Benny (como le llamaban) no era consciente de lo desagradable
y poco amigable que podía llegar a ser. Sin embargo, todos coincidían en describir su carácter
como excéntrico, irritable e intolerante, aunque muchos pensaban que, de no haber sido así, no
habría podido transmitir tanto con su música.

Bernard Herrmann fue un mago de la música. Su peculiar carácter marcó profundamente su


carrera y le llevó a ganarse una mala reputación en los círculos donde se movía. Sin embargo,
gracias a su enorme talento, fue capaz de mantenerse a flote durante toda su vida profesional,
logrando un nivel altísimo en la mayoría de sus trabajos. El lirismo con que están impregnadas sus
obras es todo un punto de referencia para los autores actuales. Su dureza y las formas
contundentes que empleaba a la hora de transmitir tensión son envidiables. En la música de cine,
por mucho que a él mismo le pese, Herrmann es todo un referente de la llamada "época dorada" y
las dos décadas posteriores, estando considerado hoy por hoy como el mejor y más grande
compositor de bandas sonoras de la historia. Herrmann emocionaba y sigue emocionando cada
vez que suena alguno de sus temas y eso es algo que jamás nadie podrá negar. Quizá la frase que
mejor se adapte a este gran compositor sea el siguiente juego de palabras, empleado en muchas
ocasiones para definirlo: Bernard Herrmann era un "genio"... con mucho "genio"

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