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Universidad Del Valle

Lic. En Historia

Alvaro José Otero Marín 1146053

Colonia en Colombia

La “esclavitud” como espacio para la construcción de identidad

“Paradójicamente, el choque brutal provocado por la trata entre millones de africanos,


amerindios y europeos en América y el Caribe generó un diálogo inter-cultural y la aparición
de nuevas formas de culturas, aunque fuera en la violencia y el dolor extremos” (UNESCO.
1997 P. 5)

La esclavitud dentro del marco de relaciones de tipo colonial que se estableció entre la
península Ibérica y “las indias”, suele ser un tema que suscita acalorados debates y en muchas
ocasiones pruritos y nostalgias autoctonistas que llenan de espesas brumas la posibilidad de
dilucidar este fenómeno como un acontecimiento histórico de vital importancia en los
procesos de formación de Europa y América, y concomitante con esto, como una dimensión
social en “indias” que a la postre posibilitaría una mixtura cultural (mestizaje) y social que
signaría el transcurrir futuro y construcción de las posteriores repúblicas.

Lo anterior supone, como tesis fundamental, que la esclavitud puede ser pensada como una
dimensión social que posibilitó la constitución de una cotidianidad y por lo tanto de
dinámicas identitarias en evidentemente conexión con las restricciones legales, las
condiciones de vida, las relaciones con “los naturales” y todo el entramado de dinámicas
culturales que fueron forjándose en el amalgamamiento de los patrones Ibéricos, Africanos
y “Nativos” que a su vez se subdividen y poseen una multiplicidad de matices que posibilitan
y al mismo tiempo ponen de manifiesto el carácter fragmentado de la sociedad colonial.

Para tal efecto, se dispondrá de algunas definiciones de los conceptos ineludibles como:
“cotidianidad” y “esclavitud”, a la par de una breve contextualización de esta ultima lo cual
permitirá introducir algunas perspectivas teóricas respecto del tema que servirán de insumos
epistemológicos para sostener la tesis que se propuso anteriormente.

El primer concepto que es imprescindible definir en el momento de abordar esta temática, es


el de “esclavo” para proponer algunas líneas generales que permitan conceptualizar de
manera clara la esclavitud y la cotidianidad puesto que el mundo colonial evidencia una
fuerte imbricación de ambos conceptos.

“A diferencia de la palabra esclavo, del latín vulgar sclavus y éste del alemán slave; el
termino esclavitud es una palabra en castellano que proviene del Latín culto servitus, que
sirvió también para definir al siervo que trabajaba en el feudo de la Edad Media” (Hurtado,
2006. P. 133) lo que de alguna manera evidencia que las jornadas de conquista y de ahí en
adelante las posteriores etapas de colonización y concreción de la esclavitud tienen en sí
mismas una dualidad en tanto que muestran un carácter medieval, pero al mismo tiempo,
dichas estructuras coloniales y lo que estas significaron en términos económicos serian uno
de los “dinamizadores” de procesos económicos que ya se venían dando en Europa y que
pretenderían precisamente el desmonte de la estructuras de corte “feudal”, teniendo en cuenta
la osadía que la utilización de estos conceptos significan en el entorno colonial al que se
asiste en este trabajo.

“El esclavismo, es únicamente el estado del esclavo dentro de un régimen económico-social


en el que un hombre llega a ser propiedad de otro. En dicho régimen el hombre esclavo no
se ve como una persona con sus derechos y deberes pues es parte del sistema” (Hurtado,
2006. P. 133), esta definición nos propone al esclavizado en un marco legal que lo despoja
de su personalidad jurídica, lo cual representa una cosificación del hombre en todos los
ámbitos de su manifestación como individuo por ejemplo: en lo sexual, lo religioso, la
música, el lenguaje etc.

Esto naturalmente se adecuaría a las necesidades e imperativos económicos e ideológicos


propios de las relaciones coloniales que se pretende describir, aun si, se intenta proponer que
ninguna institución o dinámica social como lo es la esclavitud se aplica en la realidad de
manera “exacta” con relación a las disposiciones legales, en este caso de la corona española,
puesto que el objeto (esclavizado) mismo de la esclavitud

constituye en sí mismo una particularidad y una singularidad especifica que hacen del
esclavismo un fenómeno dinámico y que pese a su rigidez fue un nicho de continuos sucesos
que subvertían, mimetizaban y reconfiguraban la organización y los valores que intentaban
instituirse en la sociedad colonial.

En el caso del concepto “cotidianidad” y en pro de esclarecer la relación entre esta y la


esclavitud como dimensión social en donde se sucede la vida del esclavizado, nos ceñimos a
lo concluido por Christian Lalive D'epinay respecto del tema desde una perspectiva socio-
histórica cuando dice

La observación de las prácticas y la escucha de los relatos nos enseñan que la vida cotidiana
es mucho más rica en hechos y en acontecimientos de lo que pretende ese discurso erudito
que la reducen a lo rutinario, a lo repetitivo y a lo a-histórico. Por el contrario, la vida
cotidiana se caracteriza como el lugar de negociaciones del acontecimiento por los humanos
y así, como el lugar del acondicionamiento de la existencia por la construcción siempre
renovada del interfaz de la naturaleza y de la cultura. (Lalive. 2008. P. 29)

La conclusión anterior pensada desde la esclavitud nos revela esta última como uno de los
espacios en donde necesariamente se constituyó la cotidianidad del negro esclavizado, lo
cual, como se propuso en un inicio, dio lugar a una síntesis cultural que heredó elementos
tanto ibéricos como africanos y nativos. De ahí que “ni prejuicios, ni leyes, ni costumbres,
pudieron detener la síntesis a que obligó la dialéctica de unas relaciones humanas que se
establecieron por la necesidad del modelo económico y por la imposibilidad del aislamiento
en compartimientos estancos de sus actores principales” (UNESCO.1997. P.17)
Es posible entonces otorgar un papel más protagónico a los esclavizados dentro de la
sociedad colonial en tanto forjadores de la cultura y al mismo tiempo visualizarlos con un rol
creativo con relación a la generación de nuevos procesos de adaptación y resistencia
utilizando las contradicciones del sistema en su provecho o elegir su propio destino aun en
su esclavitud.

Según Mejías (2007) los esclavos lograron constituirse en sujetos en tanto que sostuvieron
interacciones con el poder instituido y sus consecuentes practicas de dominación, en dicha
interacción, en no pocas ocasiones se evidenciaron en conductas de transgresión de lo
establecido que permiten hablar de la constitución de sujetos, en cuanto ellas afirmaron o
reconfiguraron, las practicas de dominación y las categorías identitarias.

Los archivos coloniales revelan una perspectiva de la historia bastante conveniente para los
ibéricos, puesto que, y es de fácil comprensión, la historia la escriben quienes detentan el
poder, pero, aun así, es “entre líneas” como puede leerse para encontrar el papel del
esclavizado no solo cuando éste transgredió las normas establecidas de manera frontal, como
es el caso del cimarronaje, del que hablaremos más adelante, sino también cuando por medio
de las vías legales exigió lo que legítimamente estaba dispuesto en cuanto a su trato y
administración.

Lo anterior se torna importante en tanto que las exigencias de los esclavizados a sus amos
generó, aunque no siempre, reivindicaciones importantes dándoles un lugar eminentemente
activo en la construcción de las relaciones esclavizado-amo. Del mismo modo, muchos
esclavos lograron su manumisión por el servicio prestado a sus amos lo cual se sale de los
marcos estrictamente legales y refleja un poco algunas maleabilidades del sistema.

Un caso que ejemplifica la flexibilidades del sistema colonial, es el consignado por Jorge
Orlado Melo quien en su Reportaje de la Historia de Colombia retrata la realidades de 5 siglos
mediante documentos y relatos de testigos presenciales de los hechos, en este caso, nos
resulta útil un fragmento extractado de una carta de los religiosos dominicos del capítulo de
Cartagena que resienten la presencia de sectores indignos en los oficios de carácter clerical
con fecha del 10 de junio de 1585 dirigida a la corona:

Y a este gusto son tantos los que andan tras el sacerdocio, que no hay más dificultad que
quererlo, ni quedan negros, hijo de negro y negra de Guinea, porque aquí le

habemos tenidos el tal por cura, y que yendo todas las ordenes en publicas procesiones,
ayuntamientos y entierros va el dicho cura negro, de padre y madre negros, actualmente
usando su oficio y, lo que no se puede decir sin lagrimas, mulatos, hijos de blanco y negra o
de blanco y mulata, mestizos, hijos de pecado, hijos de españoles e indias fuera de todo
matrimonio, inhábiles por derecho. Estos tales son lo que este Nuevo Mundo está lleno y al
presente son los que ocupan dichas nuestras doctrinas y estos son los que se anteponen a los
muy antiguos y buenos religiosos (Melo. 1989. P. 140)

Ahora bien, como lo deja ver este breve testimonio, el control y la sujeción de la población
negra, y todos los otros participantes de la sociedad colonial que “no pertenecían”, en un
sentido teórico, a la estructura dominante (mulatos, zambos etc.) tuvo filtraciones e
intersticios sociales que permitieron a los “subordinados” una participación importante en la
construcción de la sociedad colonial al mismo tiempo que ejercían su condición de individuo.

Del mismo modo, salta a la vista la importancia de la cuestión del mestizaje en términos
raciales y las razones de inhabilidad legal producto de este que los religiosos dominicos
subrayan enérgicamente como una de sus razones fundamentales para protestar lo cual va en
consonancia con la tesis que se propuso inicialmente en donde las instituciones no se aplican
tal cual están formuladas legalmente.

Los esclavizados no siempre recurrieron a las “flexibilidades” del esquema colonial, sino
que, usualmente, transgredieron frontalmente lo establecido. Desde la perspectiva de quienes
detentaban el poder esto significó insubordinaciones que complejizaron el funcionamiento
de la sociedad, y es también ahí, en ese espacio en donde el negro propuso su ser “como
sujeto”, no solo en el sentido de resistir a la autoridad sino en el de generar dinámicas sociales
que aunque pretendían desligarse del marco geográfico y político de dominación al mismo
tiempo se tornaron factores sociales pertenecientes al mundo colonial.

Hay muchos ejemplos de esclavos que no fueron completamente sumisos y obedientes


trastocando la honra de sus amos, ya sea exigiendo carta de libertad o papel de venta a costa
de difamación de su dignidad, en otros casos fugándose, andando de “vagos” o robándolos
“dichas prácticas condujeron, por una parte, a la afirmación o a la reconfiguración de las
relaciones de poder; y, por otra, a la elaboración de nuevas pautas de identificación” (Mejías,
2007. P. 131)

La fuga y la constitución de palenques, que se conoce como “cimarronaje” fue quizá una de
las prácticas que expresan de manera más patente la expresión “transgresión frontal” del
orden colonial, “el palenque consistía en unas 15 o 20 chozas hechas de barro y carrizo, que
acababan conformando un asentamiento disperso oculto entre la vegetación. Los caminos
que conducían al mismo eran sembrados de trampas con estacas afiladas, además de las
incursiones para sembrar ganado, pólvora y armas” (Chocano, 2000. P. 179)

Este caso se ejemplifica mediante los aportes del diario de viaje de Fray Joseph Palacios de
la Vega entre los indios y negros en la provincia de Cartagena en el Nuevo reino de Granada
(1781-1788) en donde se consigna lo que se conoce como un Autto de Obedecimiento en el
que se expresan las acciones a tomar frente a la constitución de palenques y rochelas

Por reunida la Superior comisión del Exmo. Sr. Virrey de estte Nuebo Reino de Granada por
la que se me franquea la suficiente facultad para sacar de las innumerables rochelas y
palenques que encierran orillas de el Sn. George, todo Cauca, Nechí y Porce con sus
inmediaciones a dhas verttientes para que sacando con los seguros necesarios aquellas genttes
los remitta a las Justticias de aquellas jurisdicciones dedonde se hallasen pa. que por esttas
se les impongan los castigos condignos a sus delittos (Palacios. 1781-1788)

La constitución de palenques significó un obstáculo y una preocupación importante en el


ámbito colonial al punto de generar acciones legales, como lo muestra Fray Joseph, para
contrarrestar sus efectos y llevar a cabo los castigos necesarios, pero aun teniendo en cuenta
el fragmento del diario, debe aclararse que, aunque es cierto que el
cimarronaje dinamizó la sociedad colonial, muchos palenques mantuvieron relaciones de
carácter comercial con capataces de haciendas y con pequeños mercaderes, incluso hubo
casos en los que la fuga no fue total sino que se daba por espacios de tiempo que permitían
al esclavizado negociar algunas reivindicaciones para sí.

La importancia del cimarronaje no solo radica en su utilidad como vía de transgresión de la


norma sino también como reafirmación de identidad mediante la síntesis cultural, la novedad
y la permanencia al ponerse en marcha también dentro del palenque relaciones de poder y de
orden entre sus integrantes, además de eso la posibilidad de expresión de concepciones
religiosas autóctonas, la siembra de productos específicos (mandioca) todo esto con el fin de
hacer frente a un terreno y un sistema colonial hostil.

Algunas percepciones finales

La inserción del esclavizado negro en América fue sin duda un acontecimiento que marcaria
desde todos lo ángulos la constitución de las colonias ibéricas, no solo en el sentido
económico con relación a la explotación de recursos naturales, sino también en el ámbito
social desde la cotidianidad al proveer “insumos” culturales, acciones dentro del marco legal
y transgresiones del mismo que matizaron la sociedad colonial y que al mismo tiempo
proveyeron espacios de construcción de identidad y de individuación con respecto del
ejercicio del poder.

Lo anterior revela una especie de desconocimiento del papel histórico de las comunidades
esclavizadas al concebirlas como receptores pasivos de la implantación de instituciones lo
que evidentemente contradice a lo sucedido en la práctica cotidiana a la que aun que puede
accederse de forma parcial y “entre líneas” provee elementos de juicios suficientes para
revaluar análisis demasiados rígidos y proponer la visibilización de algunos aspectos que
aportan a la compresión del fenómeno colonial.

Lista de referencias

* Chocano Mena M. (2000). La América Colonial (1942-1763), cultura y vida cotidiana,


España. Editorial Síntesis.

* Hurtado Gálvez, J. M. (2006). Esclavitud y esclavismo durante la Nueva España. Nómadas,


13, 132-159. enero-junio.

* Lalive D'epinay, C. (2008). La vida cotidiana: Construcción de un concepto sociológico y


antropológico. Sociedad Hoy, Sin mes, 9-31.

* Mejías Navarrete, E. (2007). La esclavitud domestica en sus prácticas: los esclavos y su


constitución en personas. Chile 1750-1820. Fronteras de la historia, 12, 119-150.

* UNESCO. (1997) La Ruta Del Esclavo. Francia, División de Proyectos Interculturales.

Fuentes Primarias
* Melo Orlando. (1989). Reportaje de la historia de Colombia 158 documentos y relatos de
testigos presenciales sobre hechos ocurridos en 5 siglos, Bogotá. Editorial Planeta.

* Fray Joseph Palacios de la Vega. Diario de viaje: entre los indios y negros de la provincia
de Cartagena en el Nuevo Reino de Granada, 1787-1788/ Autto De Obedecimiento.

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