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BRECHAS DE SERVICIOS
CATEDRATICO:
ING. REYNOSO OSCANOA, JAVIER.
ALUMNO:
JOAQUÌN TÀCUNAN, LALESHKA CAROLINA.
CICLO:
10 MO.
SECCIÒN:
C – II.
2018 - I
BRECHAS SOCIALES
La idea de brecha alude a una separación o una abertura. Social, por su parte, es aquello
relacionado con la sociedad: la comunidad de individuos que interactúan entre sí y que
comparten una misma cultura.
Una brecha social, por lo tanto, supone la fractura de una sociedad. El grupo que está
atravesado por una brecha no es homogéneo, sino que entre sus integrantes existe una
determinada distancia en ciertos aspectos.
El concepto de brecha social está vinculado a la desigualdad social. Entre el conjunto de
personas que tienen casa propia, estudios universitarios y acceso a los servicios de salud,
y el conjunto de individuos que habitan en viviendas precarias, no tienen formación
académica y no cuentan con la posibilidad de tratarse en hospitales o clínicas, se registra
una grieta. Ese trecho que separa a ambos grupos puede entenderse como una brecha
social: el gobierno debe intentar eliminar esa brecha, mejorando las condiciones de vida
de los menos favorecidos y favoreciendo la equidad.
Numerosas son las causas que se encuentran detrás de la brecha social. No obstante,
entre las más significativas están algunas como estas:
La corrupción, que se traduce, sobre todo, en evasiones fiscales y paraísos
fiscales por parte de quienes se encuentran en las altas esferas. Una situación
esa que afecta a la economía del país.
La existencia de sistemas fiscales injustos que vienen a establecer que los que
menos tienen sigan teniendo que pagar más que los que poseen una economía
más boyante.
La privatización de los servicios públicos también es responsable de la citada
brecha, pues dificulta que personas que no cuentan con una economía sólida
puedan acceder a esos.
La distribución injusta de la tierra así como de la inversión de un país es otra de
las causas de la existencia y crecimiento de la brecha social.
Es posible medir la brecha social desde diferentes ángulos: puede calcularse según el
nivel de ingresos, la educación, la calidad del empleo o las características de la vivienda,
por citar algunas posibilidades. Cuando las brechas sociales son muy marcadas, es
habitual que se registren hechos de violencia con frecuencia, ya que la sociedad está
disgregada.
La reducción de las brechas sociales, en este marco, contribuye a la pacificación de la
sociedad y favorece el desarrollo de un proyecto inclusivo, donde todos los integrantes
de la comunidad se sientan parte del conjunto y trabajen con un fin en común.
Desnutrición
La desnutrición crónica infantil en el país bajó de 37,3 por ciento en 1991 a 18,1 por
ciento en el 2012, superándose la meta de 18,7 por ciento para el 2015. Sin embargo,
en el Perú todavía hay más de medio millón de niños menores de cinco años afectados
por la desnutrición.
En este caso, también se mantiene una amplia brecha entre los sectores urbano y rural.
Mientras a nivel urbano la desnutrición crónica infantil es 10,5 por ciento, en las zonas
rurales es 31,9 por ciento, y en regiones como Huancavelica supera el 50 por ciento.
Diversos expertos coinciden en que el país tiene los recursos necesarios para avanzar
más de lo conseguido hasta ahora en la reducción de la desnutrición crónica infantil y
que la meta de desnutrición cero es factible de ser alcanzada para el año 2021, o incluso
antes.
Mortalidad infantil
El informe destaca la reducción en el Perú de la mortalidad infantil (en niños menores
de un año) y de la mortalidad en los niños menores de cinco años por encima de las dos
terceras partes planteadas en los Objetivos del Milenio.
El informe de Naciones Unidas indica que entre 1991 y 2011, la mortalidad infantil bajó
en 69 por ciento, pasando de 55 por cada mil nacidos vivos a 17 por cada mil, superando
la meta de 18 muertes por mil nacidos vivos.
Otra vez, aunque las metas se han cumplido como promedio nacional, las brechas entre
la población urbana y rural es amplia. Mientras en las zonas urbanas la mortalidad
infantil es 14 por mil nacidos vivos, en las zonas rurales se eleva a 22 niños por cada mil
nacidos vivos.
En el caso de la mortalidad en niños menores de cinco años, ésta bajó, entre 1991 y
2011, en 73 por ciento, pasando de 55 por mil nacidos vivos a 21 por mil, cifra que está
por debajo de la meta para el 2015, que era 25 por mil. Sin embargo, a nivel rural la
mortalidad en niños menores de cinco años llega a 29 por mil, mientras en la zona
urbana es 17 por mil.
Agua y saneamiento
En el caso de la cobertura de agua potable y saneamiento, el país ha cumplido el objetivo
de reducir el porcentaje de personas sin acceso a estos servicios básicos a la mitad. El
informe de Nacionales Unidas indica que entre 1993 y 2011 el porcentaje de personas
sin acceso a agua potable se ha reducido, como promedio nacional, de 41,1 por ciento
a 17,7 por ciento, mientras que en el caso de personas sin acceso a servicio de
saneamiento la reducción ha sido de 51 por ciento a 22 por ciento.
Según últimos datos del INEI al primer semestre de 2013, la falta de acceso a agua
potable a nivel urbano es 9,1 por ciento y en las zonas rurales es 47,4 por ciento,
de ese rango de edad es 7,6 por ciento, mientras en los hombres es 2,4 por ciento;
solamente el 15,9 por ciento de las mujeres que viven en las áreas rurales logran
terminar a la edad correspondiente la educación secundaria.
En cuanto al acceso universal al tratamiento del VIH/SIDA, a pesar de haber aumentado,
al año 2011 solamente el 60 por ciento de los que padecen esta enfermedad tiene
acceso a un tratamiento.
CONCLUSIONES
Para lograr la inclusión y el desarrollo, hay que cerrar las brechas de acceso a servicios
básicos y la infraestructura en todas las zonas del país.
¿Qué quiere decir esto? Que nadie se quede sin acceso a lo esencial. Que vivir en el
medio rural, hablar un idioma distinto al castellano, tener padres sin dinero o con baja
escolaridad no sean una razón para no tener agua segura, buena atención de salud,
educación de calidad o para no tener electricidad.
Cerrar las brechas exige mejorar el acceso a los servicios y, sobre todo, implica acceder
a todo el paquete de servicios a la vez.
Para que el Perú sea un país menos desigual, necesitamos cerrar, digamos acortar, las
brechas entre lo urbano y lo rural.
El acceso a servicios en lo rural tiene que avanzar más rápido, no solo para mejorar, sino
para alcanzar los niveles de las zonas urbanas. Lo urbano, a pesar de estar mejor
atendido, tiene aún brechas que reducir.
En el 2010, según la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), el 58.5% de la población
urbana accedía a agua de la red pública, desagüe (red pública o pozo séptico),
electricidad y telefonía, todo junto.
Al mismo paquete de servicios solo accedía el 11.4% de la población rural. Claro, allí es
más difícil, más caro, más lejos; pero igual son peruanos que tienen que tener los
servicios básicos (por eso se llaman básicos). La brecha entre ambos era de 47 puntos
porcentuales.
Las cosas han mejorado. En lo urbano, al 2014, el 66.3% accedía al paquete completo de
servicios; mientras que el 24.3% accedía a lo mismo, en la zona rural. La población rural
con acceso al paquete mínimo se ha incrementado más del doble.
Mejoramos. Se ha ampliado el acceso al paquete de servicios básicos, se avanzó más
rápido en las zonas rurales y la brecha se redujo a 42 puntos. Pero falta. Hay que seguir
invirtiendo para que más peruanos tengan lo básico, para incluir y crecer.
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