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CLAUDE BERNARD ¿UN POPPERIANO?

“Si los hombres de ciencia son útiles a los filósofos y los filósofos a los hombres de ciencia, no
por eso el hombre de ciencia deja de ser libre y dueño de su casa, y por mi parte, pienso que los
hombres de ciencia hacen sus descubrimientos, sus teorías y su ciencia sin los filósofos”1

Claude Bernard

Hay quienes pretenden, al comparar a Bernard con Popper, Aureolar a este a partir de aquel. Con-
siderar a Bernard un popperiano, un idealista más, no es serio. Claude Bernard no va con la forma
de pensar de Popper por más que “coincidan" en algunos conceptos. Bernard (1813 – 1878). ¿Hu-
biese sido un poperiano? Pienso que no. Se hubiese inclinado por el materialismo dialéctico. Pero
para aquellos que buscan una analogía, una hibridación de sus ideas, como dicen, sólo lo hacen to-
mando de Bernard un aspecto con el que buscan la comparación, esto es, el deductivismo; evidente-
mente el otro aspecto, el inductivo, que tiene Bernard y que niega Popper, lo mencionan sólo para
negarlo y, es obvio que así sea. En las líneas que siguen vamos a ver que en el fondo nada tienen
que ver uno con el otro; mientras Bernard, era un materialista, un determinista; Popper, era un idea-
lista, un indeterminista y relativista. Veamos antes una semejanza entre Bernard y Mao Tsetung.

“… en la práctica me parece muy difícil justificar esta diferencia y separar netamente la


inducción de la deducción. Si el espíritu del experimentador procede de ordinario partiendo
de las observaciones particulares para remontar a principios o leyes o a proposiciones gene-
rales, procede también necesariamente partiendo de estas mismas proposiciones generales o
leyes para ir a hechos particulares que deduce lógicamente de esos principios. Solo que
cuando la certidumbre del principio no es absoluta, se trata siempre de una deducción provi-
soria que reclama la verificación experimental”2.

Claude Bernard

“En cuanto al orden que sigue el movimiento del conocimiento humano, el hombre parte
siempre del conocimiento de lo individual y particular para llegar gradualmente a conocer
lo general. Únicamente después de conocer la esencia particular de multitud de cosas, el
hombre puede pasar a la generalización y conocer la esencia común de las diversas cosas.
Luego de haber llegado a conocer dicha esencia común, el hombre se sirve de este conoci-
miento como guía para seguir adelante y estudiar distintas cosas concretas que no han sido
estudiadas todavía o que no lo han sido en profundidad, a fin de descubrir la esencia parti-
cular de cada una de ellas; solo así puede acrecentar, enriquecer y desarrollar su conoci-
miento de dicha esencia común y evitar que este conocimiento se marchite o fosilice. Estos
dos son los procesos del conocimiento: uno, de lo particular a lo general, y el otro, de lo ge-
neral a lo particular”3.
Mao Tsetung

Claude Bernard y Mao Tsetung, dos grandes, que en el quehacer cotidiano de la actividad produc-
tiva, en la teoría y en la práctica, llegaron a la conclusión: que así como la teoría no puede desligar-
se de la práctica y viceversa; así también, no lo puede hacer lo inductivo de lo deductivo y vicever-
sa, so pena de caer en el dogmatismo metafísico como Hume (empirista) y Popper (“racionalista”),
del cual ambos salieron para ir a parar al escepticismo y al irracionalismo, como veremos más ade-
lante, en otro artículo.

1
En oposición al idealismo –filosofía de estos dos personajes–; el materialismo dialéctico –filosofía
del marxismo–, coherente en todos los aspectos de la vida, mantiene indisolublemente unidos am-
bos aspectos de una misma contradicción. Así, lo hizo el médico fisiólogo, francés, Claude Bernard
y también el conductor del triunfo de la revolución china, Mao Tsetung. Bernard, no era un idealista
como pretenden hacer pasar los popperianos (C. Lorenzano, Alberto Cordero 3a, …). En nada son
comparables ambos filósofos. Bernard, lo deja bien claro en la cita (arriba) y lo complementa: “Los
principios o las teorías que sirven de base a una ciencia, cualquiera que sea, no han caído del cielo;
ha habido necesariamente que llegar a ello por un razonamiento investigativo, inductivo o interroga-
tivo, como se quiera llamar. Ha habido primeramente que observar alguna cosa que haya pasado,
dentro o fuera de nosotros”4.

El popperiano, C. Lorenzano; dice en su artículo Hipotético-Deductivo: “…que el método hipoté-


tico—deductivo fue explicitado por Claude Bernard usando incluso la misma terminología unos se-
senta años antes que Popper”. No dice que fue Popper el que uso la misma terminología, sino que
fue Bernard el que lo hizo sesenta años antes; lo dice como si quisiera ocultar el "plagio" de su
mentor.

Pirrón, y no Popper, fue el que dijo hace ochocientos años lo mismo que Popper: “Que siempre es
racional suspender el juicio”; o hace doscientos años lo mismo que Hume: “Que a partir de aquello
que se tiene experiencia no se puede inferir nada de aquello que no se tiene experiencia”. Son tesis
de Pirrón y de Hume, no de Popper que sigue, por cierto, el escepticismo de estos. Ahora dicen los
popperianos, que Bernard ha explicitado el H-D, lo mismo que Popper, hace sesenta años. ¿Qué?
¿Coincidencia? Pero el filósofo popperiano, va más allá, dice en “Dos racionalismos críticos: Clau-
de Bernard y Kart Popper”, dice: “Me propongo mostrar aquí que dicho método fue dado a conocer
por primera vez por Claude Bernard en 1865 –esto nadie lo cuestiona –, en términos casi idénticos a
los usados por Popper setenta años después”. Han pasado diez años con respecto a su artículo H-D.
El filósofo hace una comparación, que puede o no tener razón en la forma pero en el fondo no tiene
nada que ver y hasta podemos decir que no se ajusta a la realidad. Veamos.

Primero, con respecto a: comienzo del método: la idea a priori o hipótesis5:

Bernard: Popper:

“La idea experimental no es en absoluto “Sin embargo en mi opinión del asunto es


arbitraria, o puramente imaginativa; tiene que no existe, en absoluto, un método lógico
que apoyarse en la realidad objetiva, es de tener nuevas ideas, ni una reconstrucción
decir en la naturaleza”. lógica de este proceso. Puede expresarse mi
parecer diciendo que todo descubrimiento
contiene un “elemento irracional” o “una
intuición creadora” en el sentido de Bergson.

No se puede copiar y pegar arbitrariamente sin desmenuzar todo el capítulo en el cual Bernard ha-
bla de la idea a priori –en un concepto diferente al de Kant. Y, Bernard, lo deja explicito en una nota
al pie– y de la duda en el razonamiento experimental. El irracionalismo de Popper, es contagioso en
el sentido dañino, va más allá que el de sus discípulos Lakatos, Kuhn y Feyerabend. Dicho esto,
más que una terminología idéntica o casi idéntica (en este caso) que no tiene nada que ver hay entre
ambos filósofos una diferencia que es abismal; Bernard, parte de la realidad objetiva, de la naturale-
za y lo fundamente así:

1º.- “Todo hombre se forma ideas de primera intención sobre lo que ve y es llevado a interpretar
por anticipado los fenómenos de la naturaleza, antes de conocerlos por experiencias”. Y, líneas más

2
abajo continua. “El hombre advirtió entonces que no podía dictar leyes a la naturaleza, porque no
posee en si mismo el conocimiento y el “criterium” de las cosas exteriores, y comprendió que para
llegar a la verdad debe por el contrario estudiar las leyes de la naturaleza y someter sus ideas, si no
su razón a la experiencia, es decir, al “criterium” de los hechos”. He aquí un principio marxista.
¿Qué dicen los marxistas?, dicen. “la verdad no existe sin el hombre. Más su contenido no depende
del hombre. La verdad se extrae del mundo que rodea al hombre. No es el deseo de éste lo que de-
termina la verdad de sus manifestaciones y opiniones, sino su correspondencia con la realidad obje-
tiva, con lo que existe en el mundo independientemente del hombre. Por eso dice Lenin ‘que la ver-
dad objetiva no depende ni del hombre ni de la humanidad; con otras palabras, no depende del arbi-
trio de los hombres. El hombre no crea la verdad, sino que la refleja en consonancia con lo que exis-
te en la realidad objetiva’ ”.

“El sentimiento o la intuición da “Las ideas solo pueden alcanzarse por in-
lugar a la idea experimental o hipótesis” tuición, apoyada en algo así como una in-
troyección de los objetos de la experiencia”

2.- Cuando Popper se refiere a cómo se le ocurre una nueva idea a una persona, lo relega para la psi-
cología empírica, su arrogancia lo lleva a decir que para el análisis lógico del conocimiento científi-
co, no tiene importancia. Tanto en la primera como en la segunda tesis de Popper (columna de la de-
recha) son referencias a Bergson, y a Einstein que “habla de un modo parecido –Popper se refiere a
Bergson– de la búsqueda de aquellas leyes sumamente universales… a partir de las cuales puede
obtenerse una imagen del mundo por pura deducción. No existe una senda lógica –dice– que enca-
mine a estas…leyes. Sólo pueden alcanzarse por la intuición apoyada en algo así como una intro-
yección (‘Einfühlung’) de los objetos de la experiencia”. Es más M.M. Rosental, con respecto a este
punto, dice que Einstein atribuye mucha influencia a la fantasía creadora la cual, apoyándose en
axiomas matemáticos6, se lanza en busca de teorías generalizadoras capaces de explicar los hechos.
Por otra parte, no se cansa de subrayar que la experiencia, los datos experimentales, también en este
caso siguen siendo los “jueces omnímodos” y supremos de la teoría”. Y hace una nota al pie, dice:
“Ver A. Einstein, Mein Weltbild, pág. 239. Es de notar que Einstein entendía equivocadamente
como objetivo de la ciencia el llegar a descubrir por vía intelectiva ciertos principios teoréticos fun-
damentales, de los que luego se debía partir para explicar e inferir, mediante la deducción, los co-
rrespondientes hechos y datos experimentales”7. Tienen razón Rosental y Weltbild ¿Qué no es sino
partir de axiomas matemáticos para generalizar y deducir hechos? ¿Einstein otro popperiano? Eins-
tein buscaba la generalización en los hechos pero como la inducción no era confiable acudió a un
axioma matemático para ello.

Bernard lo explícita siendo muy claro, y dice: “La intuición o sentimiento engendra la idea o hi-
pótesis experimental, es decir, la interpretación anticipada de los fenómenos de la naturaleza”.
Para completar líneas después: “La hipótesis experimental, en una palabra, debe estar fundada
siempre en una observación anterior”. El subrayado es del autor de este artículo. Pero, no sólo esto
sino que Claude Bernard pone bien claro su dialéctica materialista en el principio de causalidad –
cuestión que Popper niega al igual que niega la inducción–, cuando dice: “Las ideas experimentales
no son innatas. Ellas no surgen espontáneamente, les es necesaria una ocasión o un excitante exte-
rior, […]. Para tener una primera idea de las cosas es preciso ver estas cosas; para tener una idea so-
bre el fenómeno de la naturaleza, es preciso, primeramente observarlo. El espíritu del hombre no
puede concebir un efecto sin causa, de suerte que la vista de un fenómeno despierta siempre en él
una idea de causalidad. Todo el conocimiento humano se limita a remontar de los efectos observa-
dos a sus causas. A consecuencia de una observación, una idea relativa a la causa del fenómeno ob-
servado se presenta en el espíritu, después se introduce esta idea anticipada en un razonamiento en
virtud del cual se hacen experiencias para controlarla” 8. Es que acaso esto se parece, o como dicen
los popperianos es casi idéntico, a lo que propone Popper que niega el inductivismo como parte del

3
método científico, que niega la categoría de causalidad entre la causa y su efecto. Nuevamente, esto
que expresó Claude Bernard, en el siglo XIX en realidad creen, los popperianos que en el fondo es
casi idéntico a lo que explícita Popper en su H–D. Algunos popperianos si leen concienzudamente a
Claude Bernard, cambiarán de opinión o se harán materialistas dialécticos o lo que es lo mismo,
marxistas, porque esto si que tiene en el fondo mucho de Marx y poco o nada de Popper.

A los popperianos en mención hay que explicarles que eso que dijo Bernard y que Popper coinci-
de con él, es cierto relativamente en las formas pero no en lo sustancial, la diferencia está en que
Bernard, al partir de la observación del hecho, individual, para llegar al concepto de la universali-
dad, de la hipótesis, ley, parte de la realidad objetiva, de la naturaleza. Bernard, va de lo singular a
lo general a lo universal. Y parte, de esta universalidad, para llegar al hecho singular o a la particu -
laridad a través de la observación experimental, es en este proceso que la idea puede surgir de la in-
tuición, pero aclarando, que hasta esta intuición, fantasía, sueño… tienen su origen en la realidad
objetiva, en la naturaleza. Y Bernard es nítido en esto, cuando dice: “Pero el método experimental
(se esta refiriendo al proceso deductivo de lo universal a lo singular), tiene por objeto transformar
esta concepción a priori (aquí se refiere a la universalidad que ha surgido de la singularidad del he-
cho, de lo que se ha visto, a priori con respecto a lo experimental, es decir la idea surgida del hecho)
–y continua– fundada en una intuición o en un sentimiento vago de las cosas, en una interpretación
a posteriori establecida sobre el estudio experimental de las cosas”. Es así como surgen las nuevas
ideas. Por eso dice Bernard, “Lo único que es preciso señalar por el momento, es que la idea experi-
mental no es arbitraria ni puramente imaginaria; debe tener siempre un punto de apoyo en la reali-
dad observada, es decir, en la naturaleza”. Ver el ejemplo que sigue y más abajo el ejemplo del sul-
fato ferroso surgida del hierro.

Bernard parte de las tripas, del hígado del animal de experimentación, en este caso, del conejo,
para descubrir cómo se forma el glucógeno: "Se creía que el azúcar provenía exclusivamente de la
absorción directa de los alimentos, pero Claude Bernard observó que durante el ayuno hay más azú-
car en la sangre que sale del hígado que en la que entra, por lo tanto el hígado fabrica azúcar y lo
vierte a la sangre, noción fecunda que es la base de nuestros conocimientos sobre el metabolismo de
los hidratos de carbono. Hoy sabemos que el hígado es el formador de la glucosa de la sangre en el
estado normal y en las diabetes e hiperglucemias. Lavando a un hígado recién extraído del animal,
se le priva del azúcar que contiene, pero al cabo de poco tiempo vuelve a aparecer. Hay pues en el
hígado una substancia que engendra la glucosa y que Claudia Bernard descubrió y denominó glucó-
geno animal, demostrando así que los animales pueden formar polisacáridos a partir de azúcar, y
que por lo tanto son pasibles en ellos las funciones de síntesis que en aquel entonces se creían priva-
tivas de los vegetales".

Segundo, respecto a : Sobre el papel de la inducción y la deducción en ciencias9:

Claude Bernard, científico eminente, dicen los popperianos que discrepa con esta posición, refi-
riéndose al inductivismo –que va de enunciados singulares a enunciados generales– ¿Discrepa Ber-
nard con el inductivismo? Aunque ya lo hemos dicho, y con reiteración arriba, vamos a insistir por-
que Bernard lo explicita en diferentes formas: “Las dos formas del razonamiento, investigativo (in-
ductivo) y demostrativo (deductivo), pertenecen a todas las ciencias posibles, porque en todas las
ciencias hay cosas que no se saben y otras que se saben o que se creen saber”. En ningún párrafo si-
quiera insinúa tal discrepancia. Pero el filósofo C. Lorenzano, va más allá, dice después de expresar
una idea de Bernard, que ni siquiera entrecomilla, dice, después de defender el deductivismo, dice
[…] que la inducción es una ilusión 10. Afirma que es una ilusión y para ello se fundamenta en una
idea de Bernard que dice: “De suerte que cuando creemos ir de un caso particular a un principio, es
decir inducir, deducimos realmente”. El señor Lorenzano refiriéndose a esta la escribe así: “…inclu-

4
so aunque el hombre de ciencia cree estar haciendo una inducción, el uso implícito de hipótesis ge-
nerales hace que en realidad este haciendo deducciones. …”. No es lo mismo Bernard parte de lo
singular para llegar a lo universal y en el proceso de repetir tantas veces un hecho, un fenómeno, se
produce el salto de lo singular a lo universal. A esto se refiere que a tanto inducir, deduce. Cuestión
que tergiversa el popperiano que pretende hacer ver como que Bernard está deduciendo. ¡No! Clau-
de Bernard se refiere, está, en el primer escalón del conocimiento de lo particular a lo universal. Y,
una vez allí establece hipótesis deduciendo –hay una confusión en esto que los marxistas deben es-
tar alertas porque pretenden arrastrar al materialismo dialéctico al enfrentamiento entre los dos as-
pectos de la contradicción en lugar de hacerlos idénticos, que se interpenetran e interrelacionan–.
Por eso él dice creemos. El uso de hipótesis implica una siguiente deducción, es decir estariamos en
el segundo peldaño del proceso del conocimiento.

Bernard, no era un superficial ni un insensato como para decir una cosa y líneas o párrafos des-
pués decir lo contrario o desdecirse. Vamos a explicar este embrollo en el que ha metido Popper a
sus seguidores y más adelante cómo es que su irracionalismo se impuso en el siglo pasado y sigue
en la mente de algunos filósofos y lectores en la actualidad.

“En la región de Kursk, en la URSS, se observó un fenómeno curioso: la aguja imanada de la brú-
jula se comportaba allí de manera desacostumbraba. Este hecho sirvió de base a los hombres de
ciencia para llegar a la conclusión de que en el subsuelo de la región citada había, por lo visto, gran-
des criaderos de mineral de hierro que “embrollaban” las indicaciones de la brújula. La prospección
geológica confirmó tal conclusión. De manera análoga se descubrió también la existencia de mine-
ral de hierro en la región de Kusternái. Se observó cada vez que los aviones aparecían sobre esta re-
gión del Kazajtan, la aguja imanada se desviaba de la dirección Norte-Sur. “Ahí debe haber mineral
de hierro” dedujeron los geólogos. Y así resultó.

“Es decir sin las indicaciones de los órganos de los sentidos, a nadie se le hubiera ocurrido pensar
que la región de Kursk y Kazajstán ocultaban tan apreciado tesoro. Sin embargo, aunque se llegó a
esa conclusión tomando como base las indicaciones de los sentidos no fue hecha por los propios
sentidos. Estos pueden percibir todo lo que se ve, se oye, etc., de modo directo. Pero los científicos
no vieron el mineral de hierro, sino el extraño “comportamiento” de la aguja imanada, es decir, lo
que está en la superficie de los fenómenos. Y el mineral de hierro como sabemos, se haya oculto en
la tierra a gran profundidad.

“Fue preciso un grande y complejo trabajo de la inteligencia, de la razón de los científicos para
extraer de los hechos citados la correspondiente conclusión. Por tanto, con ayuda del pensamiento,
el hombre saca conclusiones acerca de la esencia de los nexos internos, es decir, de las leyes de de-
sarrollo de los fenómenos. En tanto que las sensaciones vinculan directamente al hombre con las co-
sas existentes, el pensamiento refleja el mundo exterior de manera indirecta. Esto significa que las
conclusiones tienen por base datos indirectos”.

Estos son, hechos, no como dice el filósofo C. Lorenzano, ilusiones. En ambos ejemplos queda
explícitamente reconocido el papel que desempeña la inducción; el paso de lo singular a lo general,
y, el de lo general a lo singular, la deducción. A partir del hierro cuantas hipótesis y teorías se han
realizado al respecto a nivel de la industria siderurgia, la industria farmacéutica, etc. Para de lo ge-
neral volver a lo singular y, por ejemplo obtener el sulfato ferroso para tratar la anemia y seguir de-
sarrollando más hipótesis y teorías para obtener una molécula de hierro que sea más inocua y más
tolerante para tratar esta patología. Así, pues, la inducción y la deducción (como unidad de los con-
trarios) van unidas como método del conocimiento científico. En ese sentido Bernard y Mao Tse-

5
tung han sido coherentes. Y los científicos vienen aplicando este método como lo hizo el Fisiólogo,
investigador, Claude Bernard.

“Los hechos son el aíre que respiran los científicos, los hombres de ciencia y estos hechos los
proporcionan las sensaciones, los órganos de los sentidos”. Pero así como Aristóteles se inclinaba
por el deductivismo y dejaba a un lado el inductivismo; así Popper hizo lo mismo negándolo. Bacon
lo defendía rechazando el deductivismo. Bernard decía refiriéndose a Bacon: “Bacon es un gran ge-
nio, y la idea de su gran restauración de las ciencias una idea sublime; nos sentimos seducidos y
arrastrados a pesar nuestro por la lectura del Novum Organum y del Augmentum scientiarum. Per-
manecemos en una especie de fascinación ante esta amalgama de luces científicas revestidas de las
formas poéticas más elevadas. Bacon ha sentido la esterilidad de la escolástica; ha comprendido
bien y presentido toda la importancia de la experiencia para el porvenir de las ciencias. Sin embar-
go, Bacon no era un hombre de ciencia y no comprendió el mecanismo del método experimental.
Bastaría citar para probarlo, los ensayos desgraciados que hiciera. Bacon recomienda huir de las hi-
pótesis y de las teorías; hemos visto, sin embargo, que son los auxiliares del método, indispensables
como los andamiajes son necesarios para construir una casa. Bacon ha tenido, como ocurre siempre,
admiradores ciegos y detractores. Sin ponerme ni de un lado ni de otro, diré que reconociendo el ge-
nio de Bacon, no creo, tal como lo creía J. de Maistre, que haya dotado a la inteligencia humana de
un nuevo instrumento, y me parece, como a de Rémusat, que la inducción no difiere del silogismo.
Por otra parte, creo que los grandes experimentadores han aparecido antes que los preceptos de la
experimentación, de igual modo que los grandes oradores han precedido a los tratados de retórica.
En consecuencia no me parece que esté permitido decir, aún hablando de Bacon, que haya inventa-
do el método experimental, método que Galileo y Torricelli practicaran tan admirablemente y del
que Bacon nunca pudo servirse”. De la misma manera, el irracionalista, Popper y sus discípulos que
niegan el inductivismo, llamando dogmáticos y metafísicos a los marxistas, para ellos van las mis-
mas palabras de Claude Bernard a Bacon.

No es posible dedicarse sólo a recopilar datos, al respecto, Iván Pávlov, decía en una carta a los
jóvenes soviéticos: “No os convirtáis en archiveros de hechos. Intentad penetrar en el secreto de su
surgimiento. Buscad con tenacidad las leyes que lo rigen”. Así quienes niegan el inductivismo van a
caer en el escepticismo como Hume. De la misma manera, Popper que optó por el deductivismo fue
a caer al mismo pozo, y, ambos, al irracionalismo.

En este mismo punto el señor Lorenzano agrega refiriéndose a Bernard: En su exposición niega la
inducción como forma de inferencia válida, cuando dice: “Resumiré diciendo que a mi me parece
que sólo hay una forma de razonamiento, la deducción mediante el silogismo”. Y párrafo a parte
añade: “Un corte tan tajante en el problema de la inducción, una solución tan radical sólo vuelve a
encontrarse nuevamente en la obra de Popper, quien afirma: “Ahora Bien, en mi opinión, no existe
nada que puede llamarse inducción”.

Si, así dicen Bernard y Popper, pero no es lo mismo y lo explicaremos para desmentir la opinión
del señor Lorenzano. Previamente, ahondaremos un poco más lo que dice Bernard:
“… en la práctica me parece muy difícil justificar esta diferencia y separar netamente la induc-
ción de la deducción. Si el espíritu del experimentador procede de ordinario partiendo de las obser-
vaciones particulares para remontar a principios o leyes o a proposiciones generales, procede tam-
bién necesariamente partiendo de estas mismas proposiciones generales o leyes para ir a hechos par-
ticulares que deduce lógicamente de esos principios. Solo que cuando la certidumbre del principio
no es absoluta, se trata siempre de una deducción provisoria que reclama la verificación experimen-
tal. Todas las variedades aparentes del razonamiento no residen más que en la naturaleza del tema
que se trata y en su mayor y menor complejidad. Pero en todos estos casos, el espíritu del hombre
funciona siempre, igualmente, por silogismos; no podría conducirse en otra forma”. (Lo subrayado

6
es del autor de este artículo).

Estoy completamente de acuerdo desde el inicio hasta el fin y remarco aún más con lo que plan-
tea el señor Lorenzano, con respecto al silogismo. Es qué para el señor Lorenzano, Bernard, puede
decir: “… en la práctica me parece muy difícil justificar esta diferencia y separar netamente la in-
ducción de la deducción. …” y dentro del mismo párrafo “…el espíritu del hombre funciona siem-
pre, igualmente, por silogismos; no podría conducirse en otra forma” y que lo dice de otra manera
como transcribe el señor Lorenzano: “Resumiré diciendo que a mi me parece que sólo hay una for-
ma de razonamiento, la deducción mediante el silogismo”.

Cómo se explica, esto, ver fig. Si el señor Lorenzano, piensa que el silogismo es patrimonio del
deductivismo, al respecto la historia de la filosofía testimonia el silogismo inductivo, que Aristóte-
les se refiere a él como silogismo dialéctico y Alan F. Chalmers hace referencia a él en el inductivis-
mo ingenuo en su libro ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Dicho esto. Bernard, hace la distinción y
lo reitera hasta la saciedad; “… la idea que se nos ocurre a la vista… y que surgió en nosotros a
propósito de un caso particular, encierra siempre implícitamente y en cierto modo a pesar nuestro
un principio al que queremos referir el hecho particular. De suerte que cuando creemos ir de un caso
particular a un principio, es decir inducir, deducimos realmente” Lenin decía: “De la contemplación
viva al pensamiento abstracto y de él a la práctica: tal es el camino dialéctico de la verdad, del cono-
cimiento de la realidad objetiva”. Así, es pues, Bernard no niega la inducción, no existe en su obra
nada que diga que niega la inducción, que el señor Lorenzano haya interpretado esta tesis de Ber-
nard “Resumiré diciendo que a mi me parece que sólo hay una forma de razonamiento, la deducción
mediante el silogismo”, es un error de interpretación o de mala fe, quisiera pensar que es lo primero.
Pero, al margen de ello hay que ver que la aplicación de la dialéctica en relación a la materia cuando
dice: “…cuando creemos ir de un caso particular a un principio, es decir inducir, deducimos real-
mente…” y lo explica líneas después en el mismo párrafo: “A medida que acumulamos los hechos,
nuestros principios devienen de más en más generales, entonces adquirimos la costumbre de que de-
ducimos”. Esto Que dice Bernard tiene que ver con la ley de la transformación de los cambios
cuantitativos en cualitativos que está estrechamente unida a la ley de la contradicción; cuando los
dos aspectos de una misma contradicción de cualquier objeto o fenómeno se agudizan hasta llegar
al punto que resulta imposible conservar esa unidad se destruye y se produce el salto, la transforma-
ción de la cantidad en calidad. De lo concreto a lo abstracto es decir de lo singular a lo universal y
de allí nuevamente a lo singular. Así lo vio Claude Bernard; cuestión que no comprenden los idea-
listas y entre ellos el idealista Popper porque para comprenderlo hay que ser coherentes y él no lo
era, al igual que no lo son los popperianos ni los empiristas.

Pero más aún, cuando Claude Bernard dice “… que solo hay una forma de razonamiento, ...”
no esta negando el inductivismo y eso ya lo hemos mencionado arriba cuando dice: “Las dos for-
mas del razonamiento, investigativo (inductivo) y demostrativo (deductivo), pertenecen a todas
las ciencias posibles, porque en todas las ciencias hay cosas que no se saben y otras que se saben o
que se creen saber” y lo reitera: “Los principios o las teorías que sirven de base a una ciencia, cual-
quiera que sea, no han caído del cielo; ha habido necesariamente que llegar a ello por un razo-
namiento investigativo, inductivo o interrogativo, como se quiera llamar. Ha habido primeramen-
te que observar alguna cosa que haya pasado, dentro o fuera de nosotros”. Lo subrayado es del autor
de este artículo. Claude Bernard dice que solo hay una forma de razonamiento el deductivismo
como bien lo expresa el señor Lorenzano. No dice que niega el inductivismo es más como podemos
apreciar en las referencias, líneas arriba en este mismo párrafo, considera también al inductivismo
como una forma de razonamiento. En apariencia pareciera que Bernard se desdice; pero no, cada as-
pecto, tanto el inductivo como el deductivo, tiene su razonamiento lógico.

El discípulo de Popper no se da cuenta que esta cayendo en contradicción con Bernard no con Po-
pper al que sigue a pie juntillas. Bernard, era un investigador profundamente dialéctico, lo manifies-

7
ta con reiteración como hemos visto en esta cita que acabamos de mencionar pero si el señor Loren-
zano no lo tiene claro, Bernard dice: “De todo esto concluiré que la inducción y la deducción perte-
necen a todas las ciencias. No creo que la inducción y la deducción constituyan realmente dos for-
mas de razonamiento esencialmente distintas”.

Popper y los poperianos cojen la nabaja de Ockham y ¡crashhhh!

EU

inductivismo deductivismo
(empirismo) (racionalismo)

ES

materialismo dialéctico
(marxismo)

Ahora, podemos concluir de la forma como empezamos este artículo, haciendo alusión a Claude
Bernard y Mao Tsetung, en la medida que ambos comparten puntos de vistas marxistas-leninistas en
cuanto a la teoría del conocimiento. La posición de ambos es clara al afirmar que las ideas no son
innatas ni caen del cielo, que provienen de la realidad objetiva que se refleja en el cerebro del hom-
bre a través de los sentidos. Cada quien lo explica a su manera, Bernard a través de la observación y
la experiencia11, Mao de la práctica social que se da en la sociedad 12. Establecen dos peldaños uno
tras de otro sin los cuales no sería posible subir ni bajar. El primer peldaño de lo singular a lo uni-
versal,
8
el inductivismo; y el segundo peldaño de lo universal a lo singular, el deductivismo. Sin el primero
no sería posible escalar el siguiente. Para Bernard, el hombre parte de la observación y la experien-
cia para generar ideas las cuales siguen un proceso: primero, es la observación pasiva como la em-
pleada por el hombre primitivo hace 40 mil años. Una observación contemplativa, simple, que se
presenta por si mismo ante los órganos de los sentidos. El hombre abre los ojo y no puede dejar de
ver lo que tiene frente a él, por ejemplo. Esa observación se vuelve activa cuando al reflejarse en el
cerebro el pensamiento va encontrando en ella algunas características; es decir, el espíritu reacciona
ante dicho estímulo y se activa. A saber, esa observación pasiva, espontánea, al azar, que se presenta
sin ninguna idea preconcebida, a priori, al repetirse genera en el espíritu una inquietud y de esa idea
fortuita, al azar surge una idea activa. Veamos un ejemplo, en determinado país surge una extraña
enfermedad con síntomas y signos abigarrados y los médicos pasan de ella como una enfermedad
banal digamos, una gripe; a los días este enfermo muere. Al poco tiempo se presenta otro, otro y
otro... Los médicos prestan atención y empiezan a observar a los pacientes, el entorno, circunstan-
cias, relaciones, etc., buscando una conexión… Esa observación pasiva se ha transformado en ob-
servación activa. Es así también como han surgido los diferentes instrumentos para poder abordar y
ver lo que esta oculto en todas las actividades de la vida, en medicina por ejemplo: las radiografiás,
el microscopio… Con la observación de muchos casos se determina una experiencia la cual Ber-
nard las considera también pasiva y activa […]. Pero para Popper y los popperianos no existe la ob-
servación, las ideas para estos surgen de la nada, las inventan en su cabeza de la nada, es por ello
que niegan el inductivismo, pues claro, como van a llegar a este si no existe la observación. Bernard
y Mao coinciden, bien nítido y claro queda en las referencias al inicio de este artículo. Pero Mao lo
especifica más aún, al igual que Bernard, dice que las ideas no caen del cielo, que no son innatas
que estas surgen de la práctica social, de la actividad del hombre en la sociedad. Para Mao y lo mar-
xistas el ser establece el pensamiento, en otras palabras la materia al reflejarse, a través de los órga-
nos de los sentidos, en el cerebro determina el pensamiento. A los idealistas dogmáticos, sean estos
empiristas o racionalistas, no les entra en su mente que la realidad objetiva, la materia, se transfor-
me en algo abstracto como es el conocimiento. Para ellos y también para algunos marxistas es in-
comprensible y niegan la teoría del conocimiento marxista del materialismo dialéctico. Conocer el
proceso del conocimiento marxista del paso del conocimiento sensorial al racional y de este nueva-
mente al sensorial es algo que todo marxista debe tener claro de lo contrario por más que pregonen
su marxismo, marxismo-leninismo-maoísmo, serán unos auténticos idealista y dogmáticos; raciona-
listas unos, empíricos otros; pero no serán, de ningún modo marxistas.

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Bibliografía
1.- Claude Bernard: Introducción al estudio de la medicina experimental.
2.- Idem.
3.- Mao Tsetung: Sobre la contradicción: tomo II obras completas.
3a.- Alberto Cordero: video:¿Popper 70 años antes? La epistemología del Dr. Claude Bernard
https://www.youtube.com/watch?v=VX6oPpU_3nQ
4.- Claude Bernard: Introducción al estudio de la medicina experimental.
5.- César Lorenzano: Dos racionalismos críticos: Claude Bernard y Karl Popper: La idea a priori o hipótesis
6.- Muchos han sostenido que lo que forma la mente del hombre son las matemáticas, ya no se puede pensar así.
La lógica otros. Ni la matemática ni la lógica son sistemas que forman la mente del hombre.
Es la filosofía, proceso del conocimiento a través de distintas etapas y modos de producción. Ocupándose de las leyes
que rigen el desarrollo del hombre Lenin llegó a establecer que la filosofía era una necesidad eminentemente política.
“el meollo de la ideología es la filosofía”. Lenin se abocó a estudiar todo el proceso de la filosofía desde el punto de
vista marxista. Estudió la ciencia de la lógica de Hegel.
7.- Rosental: Principios de lógica dialéctica: dice: Cuando Einstein afirma que no existe ningún método inductivo que
lleve a conceptos y principios fundamentales de la ciencia moderna, sostiene, en el fondo, el mismo principio relativo a
la complejidad y a la inagotabilidad de los principios de cognición. Como ya hemos señalado, Einstein atribuye mucha
influencia a la fantasía creadora la cual apoyándose en axiomas matemáticos, se lanza en busca de teorías
generalizadoras capaces de explicar los hechos. Por otra parte, no se cansa de subrayar que la experiencia, los datos
experimentales, también en este caso siguen siendo los “jueces omnímodos” y supremos de la teoría. Aquí cita a Mein
Wetbild que dice: Es de notar que Einstein entendía equivocadamente como objetivo de la ciencia el llegar a descubrir
por vía intelectiva ciertos principios teoréticos fundamentales, de los que luego se debía partir para explicar o inferir,
mediante la deducción, los correspondientes hechos y datos experimentales.
8.- Todo hombre se forma ideas, de primera intención, sobre lo que ve, y es llevado a interpretar por anticipado los
fenómenos de la naturaleza, antes de conocerlos por experiencia.
9.- César Lorenzano: Dos racionalismos críticos: Claude Bernard y Karl Popper: papel de la inducción y la deducción
en ciencias.
10.- César Lorenzano: Dos racionalismos críticos: Claude Bernard y Karl Popper: papel de la inducción y deducción en
ciencias.
11.- Claude Bernard: Introducción al estudio de la medicina experimental: parte primera: del razonamiento
experimental: capítulo primero: de la observación y de la experiencia.
12.- Textos escogidos de Mao Tsetung: ediciones en lenguas extranjeras Pekín 1976: ¿de dónde provienen las ideas
correctas? Mayo de 1963.

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