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No traducimos Corpus Iuris Civilis como Cuerpo del derecho civil romano.
Por que nos llevaría a pensar que el ius civilis (derecho del ciudadano
romano) regulaba solo las relaciones patrimoniales de los romanos, como
el Derecho Civil actual. El ius civilis también regulaba los delitos, como se
muestra en el libro IX del Codex repetitae praelectionis, que está dedicado
al Derecho criminal, o los libros XLV, XLVI, XLVII, XLVIII, XLIX, L de la Digesta
sive pandectae que también contienen normas sobre delitos públicos y
privados y las penas. Por esto traducimos Corpus Iuris Civilis, comoCuerpo
De Derecho Del Ciudadano Romano.
Conclusión
El Corpus Iuris Civilis es una obra que vio la luz por primera vez entre los años
527 y 565, cuando Justiniano, en su afán de formalizar el ordenamiento
jurídico del Imperio, llevó a cabo la mayor recopilación del Derecho
romano de la época. Esta acción fue el resultado de un proceso que venía
desarrollándose desde el gobierno de Constantino (306 – 337 d. C.), debido
a que “la práctica (de los emperadores) llevó a un uso indiscriminado y
generalizado de los rescriptos, (por lo que Constantino) afirmó que estos no
podían contradecir el ius, el cual solo podía ser derogado por razones de
equidad y en casos concretos por el emperador asumiendo en forma
exclusiva la atribución de examinar la interpretación interpuesta entre la
equidad y el derecho”. En otras palabras, el emperador Constantino dio el
primer paso para declarar la superioridad del derecho sobre la casuística
jurídica, lo cual llevó a que los juristas romanos se vieran obligados a acudir
permanentemente a los edicta o leges generales, es decir, a las normas de
contenido general y abstracto dictadas por el emperador, para dirimir
cuestiones jurídicas.
Este proceso fue llevado aún más lejos por los emperadores Valentiniano III
y Teodosio II, quienes afirmaron que no todas las disposiciones imperiales
tenían la misma importancia “toda vez que los rescripta y los decreta no
debían considerarse derecho general (iura generalia), sino aplicables al
asunto que resolvían, teniendo valor general solo los edictos o leges
generales, rótulo que también cobijó a las orationes dirigidas al senado”.
En este sentido, cada vez más se iba formalizando qué era y qué no era
derecho, dando al ordenamiento jurídico del Imperio mayor estabilidad.
Sin embargo, este proceso no culminó sino hasta la época de Justiniano y
la recopilación del Corpus Iuris Civilis4, formado por cinco recopilaciones: el
Codex, el Digesto, las Institutas, el Codex Iustinianeus y las Novelas.