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OCTUBRE 2010
Los equipos de grabación hoy son capaces de “captar” las mismas frecuencias
sonoras que las que es capaz el oído humano. Incluso, puede captar aquellas
“inaudibles” para las personas, por ejemplo el sonido de la tierra. Pensemos en
algo: si el sonido es el resultado de la vibración de los cuerpos en el espacio a
ciertas frecuencias, ¿ha pensado a qué frecuencia vibra la tierra? Un sonido
muy impactante que forma parte de un paisaje sonoro interesante es la
vibración del mar. Somos capaces de percibir ciertas frecuencias de la enorme
masa de agua que compone nuestro planeta, pero existen otras frecuencias
bajísimas, lentísimas, potentísmas…
En la exposición Poli-foneo se expuso poco paisaje sonoro como tal; creo que a
los realizadores les aburre el sonido por sí mismo: es más interesante el reto de
manipular frecuencias para crear piezas estremecedoras, pero ininteligibles. El
caso del paisaje sonoro, como tal, no tiene pretensión artística, sino más bien
historiográfica: momentos que no volverán a repetirse, pero que si quedan
grabados, se transforman en testimonio del tiempo.
Otro ejemplo estremecedor: una pieza guardada en el archivo sonoro del centro
de arte contemporáneo George Pompidou de Francia. Un hombre sale a escena
en un pequeño centro nocturno. La gente bebe, charla, los meseros pasan. El
hombre da las gracias por haber presenciado su show y para despedirse recita
un poema de Genet. Su voz se transforma en la de diez hombres diferentes.
URL: http://www.salaenespera.mx/2010/09/la-sonosfera-irrepetible-gabriela.html